Se trata de la revista oficial del Festival de Cine de San Sebastián.
Esto se dice de Sara en la portada:
Sara Montiel guapa, deslumbrante y triunfadora en las pantallas del mundo entero, tenía este año el propósito de asistir a nuestro Festival. Importantes compromisos internacionales le impiden su deseo. Sara Montiel ante la imposibilidad de hacerlo personalmente, saluda a todos los asistentes a este importante certamen cinematográfico.
EL RECORTE CCCXVI
La revista Lecturas, en su número de 18 de Marzo de 1.966, narraba un suceso protagonizado por Sara durante el rodaje de "La mujer perdida".
EL CALOR Y EL CANSANCIO TUVIERON LA CULPA
EL DESMAYO DE
SARA MONTIEL
EN UNOS ESTUDIOS MADRILEÑOS PROVOCÓ LAS MÁS DIVERSAS
NOTICIAS
Sin embargo, la famosa actriz lamenta sinceramente
que no fueran ciertos los rumores que circulaban
Días atrás, el
equipo artístico y técnico que interviene en el rodaje de “La mujer perdida”,
tuvo que suspender sus trabajos, porque la estrella del film, Sara Montiel,
sufrió un repentino desmayo que la dejó sin sentido y que obligó a ofrecerle
los primeros cuidados y, cuando se comprobó que no era nada serio, enviarla a
su casa, para que durante un par de días tuviera una cura de absoluto reposo.
Naturalmente, en torno a una figura tan famosa, surgió rápidamente un rumor,
que no era descabellado: el incidente era debido a que Sara Montiel, al cabo de
dos años de matrimonio, se encontraba en estado de buena esperanza, provocando
uno de esos “clups” tan frecuentes en mujeres en dicha condición…
Sara me recibe
en su camerino de los Estudios apenas repuesta del susto, y me enseña una
estufa, de butano.
-Como
ésta había catorce o quince en el “plató”, ya que, como la acción se desarrolla
con esa ropa del novecientos, brazos al aire y grandes escotes, había que
mantener un clima cálido, no ya por mí solamente, sino por las veinte chicas
del “ballet” la comparsería, etc. Y se consiguió, tanto, que hacía más calor
que en una playa durante el verano… A esto se añade el que producen los focos,
y el cansancio natural de muchas horas de rodaje, porque estamos trabajando a
marchas forzadas, se explica todo. Además, mira.
Y Sara me hace
comprobar el corsé de ballenas que, para conseguir la cintura de “avispa”
clásica a principios de siglo, tiene que soportar.
-¡Si
casi no puedo respirar!
-Entonces, esos
rumores de que había bebé a la vista…
-Desgraciadamente,
falsos, porque tanto José Vicente como yo estamos ya deseando tener un hijo,
cosa que esperamos llegue, naturalmente, porque somos jóvenes y estamos
enamorados.
Sinceramente,
creo que Sara se muestra hoy verdaderamente humana, sin poses de estrella,
charlando con espontaneidad y lamentando ciertamente que esa esperanza no se
haya visto realizada.
-De
haber sido así, en la vida de la actriz hubiera tenido repercusión, pero mucho
más en la de la mujer.
-Sara, ¿qué te
satisface más, a lo largo de estos años de carrera?
-Profesionalmente,
el haber tenido ocasión de hacer millonaria a más de una persona.
-Tú también lo
eres.
-¡No
faltaba más!
En breve –quizá
cuando estas líneas se publiquen-, Sara se encontrará en Nápoles o Roma, donde
finalizarán las últimas tomas de “La mujer perdida”, un film en el que, como
siempre, la estrella pone muchas ilusiones.
-Pero son muchos
cuplés, mucho melodramatismo… ¿Cuándo veremos a Sara Montiel en un papel que
verdaderamente ponga a prueba sus cualidades, evidentes, de gran actriz?
-Hay
muchas personas a mi alrededor encargadas de elegir mis guiones, que yo suelo
aceptar fiada en su experiencia. Además, yo hago un cine distinto, para un
público especial, y con un taquillaje… también especial, que también importa. Y
mis películas se proyectan en Rusia y Japón.
-A propósito de
Rusia, ¿qué hay de ese viaje?
-Lo
emprenderé en breve, y será muy distinto al que hice como viaje de boda, porque
aquí voy, profesionalmente, a actuar cara al público, en la televisión y en la
presentación de algunas películas mías.
-Ya lo conoces.
¿Qué opinas del público ruso?
-Lo
encuentro agradable y pasional, un poco parecido al español.
-¿Qué te vas a
traer de allí?
-Hombre,
no sé… Alguna pielecita y algún recuerdo típico.
A pesar del
susto recibido días atrás, incluso con peligro de intoxicación, Sara tiene en
su camerino una estufa de butano, a la que se acerca sin miedo.
-El
único martirio que tienen para mí los “platós” es que el calor me produce mucha
sed, y no me dejan que beba ni gota de agua ni de nada, por temor a echar
grasas…
Pero ahora no
tiene Sara, de grasa, ni un gramo sobrante. Está bellísima y tan impresionante
como se puede advertir en las fotografías.
CAMPOS TEJÓN.
LA FOTO CCCXVI
Sara Montiel en una escena de "La mujer perdida".
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