AVENTURAS DE UNA CHICA DE LA PRENSA EN LA VUELTA
CICLISTA A ESPAÑA
Las muchachas
que suelen hacernos el honor de salir por esos mundos, pluma en ristre, a la
caza de interviews, temas para reportaje y otras menudencias del oficio, deben
ser, necesariamente, jóvenes y agraciadas. Yo ignoro el porqué; pero es lo
cierto que si hablamos de una chica que cultiva esta profesión, por la misma
razón de subsistencia que nosotros, pensamos siempre en el tipo deportivo y
moderno que las propias películas nos muestran. Exista o no, Hollywood lo ha
creado así.
En España hay lo
menos media docena de señoritas reporteros, algunas de las cuales alternan su
periodismo, vario y audaz, con literatura de altos vuelos y poesía. En
ocasiones, la mujer tiene mayores posibilidades de triunfo, por un más fácil
acceso a la intimidad de los sujetos –sobre todo las artistas de cine o teatro-
motivo de una encuesta. En la diaria lucha callejera, ellas, por el contrario,
poseen muchos menos medios. Aun así, saben defenderse muy bien.
Teníamos gran
curiosidad por comprobar cómo resultaba sobre el lienzo de plata un tipo de
muchacha española periodista. Ahí está. Y precisamente es una película de ritmo
excepcionalmente ágil y argumento de interés general, pese al tema.
“Por el Gran
Premio”, este es el título, recoge, en lo que tiene de anecdótico y popular, la
aventura del aspirante a campeón en una prueba ciclista. Sirve de fondo a la
trama un escenario diverso y enorme: el de España: el mismo de la gran
competición de primavera. Resulta doblemente divertido el que, al lado del
interés que suscitan los contratiempos y los triunfos del joven capitán del
equipo aspirante, está el que proporciona la periodista que, que ha jugado
todo, y el corazón entre otras cosas, a una sola carta.
A Sara Montiel,
la deliciosa estrella que tan rápida carrera accesional lleva, le ha
correspondido esta difícil interpretación. Con ella aparecen Manolo Morán, más
gracioso que nunca; la gran Paola Bárbara, magistral siempre, y Raúl Cancio,
que une a su simpatía proverbial una excelente calidad de actor.
Como digo, Sara
Montiel encarna a una atrevida periodista que sigue a los participantes en la
carrera a través de España. Múltiples accidentes ocurren en el curso de su
misión como “enviado especial” de un gran rotativo. Al cabo, Sarita –es decir,
Dolores en la película- resulta victoriosa.
Por algunos
fotogramas podía adivinarse ya el entusiasmo con que la linda estrella
representaba su papel. Sin embargo, hemos querido conocer de sus labios la
impresión que le ha producido el desempeño –siquiera bajo el aire y la luz de
quimera de unos estudios de cine- de este trabajo nuestro de todos los días.
Sara Montiel
acaba de ser víctima, cuando la encontramos, de un accidente de oficio. A lo
que parece, uno de los momentos más duros por que pasa el capitán del equipo
que aparece en “Por el Gran Premio”, es el de una carrera a través de una
terrible tormenta. Dolores, que acompaña a los corredores, sufre también los
caprichos atmosféricos. Hela aquí, embutida en un grueso “sweter” y ciñendo a
su delicado cuello una bufanda de contrabandista del Pirineo.
-¿Quieres
decirnos –preguntamos- qué es lo que más te gusta de nuestra profesión?
-¡At
chiss…!
-No comprendo
bien…
-Pues…
¡at-chiss…!
-¡Jesús! –dice
alguien.
Y ahora nos
damos cuenta de que Sarita ha pescado un resfriado regular. Por fin, habla.
-Lo
que más me gusta es eso de enterarme de todo antes que los demás. Pero dime una
cosa: ¿vosotros trabajáis siempre?
-Sí.
-¿Aunque
diluvie?
-Sí, hija, sí.
Como los serenos y como los bomberos, aunque diluvie y aunque nos achicharre el
sol…
-Hay
otra cosa que tengo curiosidad por saber: cuando viene alguien y me pregunta
cosas y las anoto en un bloc, yo lo observo distraídamente y no veo nunca más
que garabatos. ¿Escribís algo entonces o es para despistar?
-El buen
periodista, según rezan los manuales, ha de tener una memoria privilegiada. No
debe anotar nada jamás. Y menos en presencia del interviewado, porque se coloca
a la defensiva. Pero, en ocasiones, anotamos, registramos, exactos. Por
ejemplo, ahora…
Y Sara Montiel
se precipita sobre nuestras cuartillas. Y apenas tenemos tiempos de hurtarlas a
sus manos. Lee en voz alta: “Ligeramente
despeinada. Se muerde la uña del meñique izquierdo; algo coja. Estigmas de
criminal descritos por Lombroso…” Sarita da un alarido.
-Esto
es intolerable. ¡Cómo te atreves a escribir estos insultos!...
-Perdona, hija;
pero no has leído bien. No se trata de ti, sino de María Jiménez y Jiménez,
convicta de haber asesinado a cinco personas, y a quien he interrogado esta
mañana en la Cárcel de Mujeres. Lo tuyo es lo de la página siguiente…
Sarita Montiel
quiere balbucir unas excusas. Sin embargo, suena la voz cansada de siempre:
-¡”Por el Gran Premio”, 42 primera…!
Y se va
corriendo.
J. Sobrarbe
LA FOTO CCCL
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