viernes, 8 de noviembre de 2019

CARTELERA TURIA - del 27 de mayo al 2 de junio de 1.974 - España


DE LA COPLA AL CUPLÉ
El absurdo camino del “musical” español
“Hasta 1939 no hay cine español, ni natural, ni espiritual, ni técnicamente. En 1929 y en 1934 da sus primeros pasos. En 1939 pudo echar a andar, pero se frustra la creación de una industria, así como la posibilidad de un cine político. Continúan las castañuelas y el smoking…” El fragmentomento extraído de la “Historia de Cien Palabras del Cine Español”, de García Escudero, condensa admirablemente algunas de las etapas más significativas por las que ha atravesado nuestro cine. Las “Castañuelas” aludidas forman parte esencial de esas etapas. Tan antiguas como las primeras películas (Raquel Meller debutó en la pantalla en 1919 con un título simbólico: “La gitana”), han configurado siempre nuestra personal concepción de lo “musical” en el cine, algo que nunca llegó a reunir un mínimo de condiciones aceptables con respecto al género tal como, por ejemplo, lo entendemos al hablar de cualquier comedia musical americana (a saber: conjunción de una serie de elementos: la fusión espontánea de imagen, música y danza que, asimiladas en un ritmo común, un drama o una comedia realista). Salvo contadas excepciones, el auténtico musical ha aparecido reñido con el cine español. Y no por falta de bailes y canciones en sus películas donde, al contrario, a menudo estamos temiendo que eso ocurra por vaya-usted-a-saber-el-motivo, sino por la falta de espontaneidad y convicción narrativas, elementos que hacen el secreto de las obras profundamente populares; y por la escasa imaginación y dinamismo con que se han abordado este tipo de cintas. Sus artífices –productores, directores, estrellas-, al atisbar un filón tras una película de éxito (entre los casos más recientes: “El último cuplé”, “Un rayo de luz”, “Un beso en el puerto”…, y sus respectivas secuencias), se han lanzado a explotarlo con los ojos puestos únicamente en la taquilla… por el camino menos complicado. Como de costumbre, el film que inicia la serie no es el peor: “La Verbena de la Paloma” (v. 1935), de B. Perojo; o “Morena Clara” (v. 1936), de Florián Rey, constituyeron, dentro de su primitivismo, una buena muestra de cine intuitivo que supo compaginar un fino sentido cinematográfico junto al folklore popular. Pero el ejemplo del primero no lo siguieron Sáenz de Heredia en su remake 1963, el cual erró al creer que la trasposición de una zarzuela a nuestros días era una ligera cuestión de faldas cortas e insertos “rock”; ni Orduña en su intento de resucitar el “género chico” vía TVE. En cuanto al segundo, del tamdem F. Rey-I. Argentina no encontramos su huella para nada en la enorme lista de films “de castañuelas” que han llovido desde entonces.
La “españolada” (término genérico que sirve para designar lo mismo una cinta de bandoleros y gitanas que “ruiseñores” y tablaos) ha contado con la presencia y el aprovechamiento de cuantas figuras del baile y la canción –incluso del deporte y el toreo- aspiraron a la fama a través de la cámara. Sin embargo, y pese a la proliferación de tonadilleras y artistas “de tronío”, de niños-prodigio canoros y de cantantes seudopop, difícilmente ha surgido una estrella de verdadera magnitud como lo fue Imperio Argentina en los años 30, exceptuando los tres pilares de las gitanas de otrora (el tanto-monta Paca, Lola y Carmen, emblemas de la marca Suevia Films-Cesáreo González), y el mito en derribo de Saritísima (si hemos de remitir a su reciente espectáculo y sus imposibles picardías de “Cinco almohadas para una noche”, cuyo estreno ha motivado este trabajo), heredera póstuma del Imperio Cifesa.
Una exaltación a los valores “hispánicos”, genuinos de la raza, y una temática inamovible aplicable a cualquier frente, ya fuese el baturro como el andaluz, jugando invariablemente con el ínfimo nivel cultural del público, recreadas idiotamente por una pléyade de directores, cuyo mérito consiste en trabajar muy rápido, completan los rasgos fundamentales del “musical” español, subgénero al que iremos desglosando por períodos en un próximo número.- Juan de Mata.
Portada: Sara Montiel en “El último cuplé” (1957), inicio de una “operación nostalgia” que, desde la radio y el cine a la televisión, ha llenado tres lustros de cultura española.


EL RECORTE CCCXXVI 
Hablar de cine, antes o después, es hablar de Sara Montiel. Ella mima homenajeó su propio cine y a todo el género con el doble LP "Sara Montiel... de Cine". Así hablaba de él en Suplemento Semanal, con fecha 18 de febrero de 1.990. 

RETORNO AL MUNDO DISCOGRÁFICO CON UN HOMENAJE AL CINE
SARA MONTIEL
ESTRELLA DE UN NUEVO MUSICAL
Su homenaje al cine –el contenido de un amplio trabajo discográfico recogido en un doble elepé- ha sido la antesala del regreso a los platós de la televisión para rodar un ambicioso musical. Es la nueva Sara, a la que, según reconoce ella misma, sus hijos Thais y Zeus le han devuelto el coraje y la ilusión del comienzo de lo que es una de las más largas y brillantes carreras en el mundo del espectáculo. 

Sara Montiel emprende la década recién estrenada de los noventa en plena actividad. Acudimos a entrevistarla a los Estudios Buñuel de TVE, donde se está llevando a cabo la grabación de la serie musical que encabeza como máxima figura estelar la popular e internacional manchega. En una pausa de la grabación, mientras se permutan los decorados, se corrigen las luces para la adecuada iluminación del estudio y las cámaras se sitúan en su más adecuado emplazamiento, Sara, abierta como siempre al diálogo, atiende a nuestras preguntas.
-¿Qué queda atrás de los ochenta y qué espera de los noventa?
-Para mí los ochenta han sido maravillosos; es la década que me ha traído a mis hijos, a Thais y a Zeus, que son lo más importante de mi vida. Con su llegada me han infundido nuevos ánimos para seguir viviendo intensamente y muy al día, con la mirada, pensando en ellos, puesta en el futuro, en los noventa, que como puedes ver inicio trabajando a tope.
-¿La presencia en su vida de sus hijos hasta qué punto ha cambiado el rumbo de su vida?
-Lo ha cambiado en el sentido de que,  tras treinta años de llamarme Sara Montiel y ser mundialmente conocida, vivo ahora con la misma ilusión y el mismo espíritu de lucha que cuando empecé de jovencita.
Retorno. ¿Por eso su retorno al mundo discográfico y a las cámaras…
-Nunca he dejado de estar en activo. Tras mi retirada del cine, en los principios de los setenta, me dediqué de lleno al teatro, con mis espectáculos musicales y mis recitales y conciertos en España y en el extranjero; pero hace dos años irrumpí de nuevo en el mundo discográfico y ahora he vuelto a sacar un doble LP que se titula “Sara Montiel… de cine”, que ha tenido una maravillosa acogida por parte del público, ya que ha sido uno de los álbumes de mayor venta en las pasadas fiestas.
-¿Por qué “…de cine”?
-Porque he querido, con este doble álbum, rendir un homenaje, muy especial y muy personal, al cine, que fue el que me dio fama mundial y me hizo ser Sara Montiel. Yo adoro el cine; por otra parte, ahí están mis películas, que han marcado toda una época y forman parte ya de la historia del cine mundial, algunas de ellas, por ejemplo El último cuplé y La violetera, marcaron unos récords de permanencia en cartel y de recaudación que aún ninguna otra película de habla hispana ha logrado batir. Esto, como es lógico, me llena de orgullo, y es algo que yo no puedo olvidar.
-¿Qué canciones eligió para este homenaje al cine?
-He vuelto a grabar todos mis grandes éxitos, desde El Relicario a Valencia, pasando por el Fumando espero, Es mi hombre, Polichinela, Ven y ven, La mosca, Nena, en fin, todos los que en su día popularicé. Ahora tienen arreglos actuales, puestos al día, grabados con nuevas técnicas y con el sonido y el ritmo que el público quiere. Ha sido una producción musical realizada por Óscar Gómez que grabamos en Londres; insisto, con unos arreglos y un sonido maravillosos. Además de mis canciones famosas, en este doble álbum hago también un homenaje a otras películas que igualmente marcaron una época y he incluido los temas de Amado mío, Gilda, Casablanca, El Álamo, El padrino, Candilejas, sin que falte tampoco mi versión cantada en inglés de “Cheek to cheek” de Sombrero de copa, a cuyo autor, Irving Berlin, tuve ocasión de conocer durante los años que viví en Hollywood.


-¿Qué ha marcado su retorno a los platós, su presencia ante las cámaras?
-A pesar de haber dejado el cine, yo he seguido trabajando, presentándome en TV, tanto en España como en el extranjero, en donde tengo realizados muchos especiales, por ejemplo “O Globo” de Brasil, para Televisa de México, para la Televisión Francesa… pero deseaba un programa importante en España, tener una serie propia en televisión española, que es lo que ahora estoy haciendo.
-¿En qué consiste esta serie?
-Es eminentemente musical, junto a las canciones que interpretaron –algunas grabadas en exteriores y otras en interiores con espectaculares decorados, a veces sola, otras acompañada del ballet de Giorgio Aresu- se incluyen gags en los que yo hago personajes muy divertidos que van a sorprender a más de uno.
Ritmo y fuerza. Parece que está muy satisfecha con este trabajo.
-Pues sí, porque además tengo un equipo maravilloso, desde el realizador y director de la serie, Eduardo Stern, hasta el último electricista, todos formamos un bloque fenomenal. Que no me vengan a decir a mí que en Televisión Española no hay buenos profesionales porque es totalmente falso, ya los quisieran para sí alguna televisión del extranjero. Y te lo digo yo, que soy una profesional de los pies a la cabeza y que, si de algo peco, es precisamente de exigente; me exijo a mí misma y también exijo a los demás. Trabajar con un equipo como el que tengo en mi serie es trabajar a gusto. El resultado se verá cuando se emita la serie, a más de uno le va dar un patatús.
-Patatús, ¿por qué?
-Porque van a ver siete maravillosos capítulos, de una hora cada uno, con un ritmo y una brillantez fuera de lo común, con una Sara Montiel que va a dar mucho que hablar y con unos artistas, actores y cantantes invitados de gran talla nacional e internacional.
-O sea, que hay Sara Montiel para rato…
-Y que lo digas; soy como el plástico, indestructible, y como los buenos vinos, que mejoran con el paso del tiempo.
-Y de ciertos retoques faciales, ¿qué me cuenta?
-Que cuando lo necesito acudo a mi buen amigo y excelente cirujano Antonio Tapia y que me deja así de mona, como me estás viendo. Yo no oculto nada, ni la edad que tengo, ni esto.


Mimada. Defínase a sí misma en cuatro palabras.
-Sincera, feliz, optimista, trabajadora.
-Digamos algunas definiciones de otros sobre usted.
-Camilo José Cela me ha definido y ha escrito de mí como que soy la “voz que destila estrógeno y una de las mujeres más cachondas del Occidente europeo”; para Terenci Moix soy “Saritísima”; para Paco Umbral soy “Antoñísima”; para Emilio Romero, “un mito viviente”; para Antonio Álvarez Solís soy “la eterna juventud”, y para León Felipe fui su “última musa”.
-¿Por qué ha sido siempre mimada por los intelectuales?
-Eso no lo puedo contestar yo; pregúntaselo a ellos. Quizá porque siempre me han visto sincera y, sin duda, porque soy buena amiga de todos ellos. En nuestra vida privada el mundo que Pepe y yo frecuentamos es el de los escritores, de los pintores y de los médicos; nuestros mejores amigos están dentro de estas profesiones.
-Para terminar, Sara, formule con vistas a esta década de los noventa un gran deseo.
-Simplemente tener salud, junto a mi marido, para ver crecer a nuestros hijos, que son lo más importante en nuestra vida. Y un ferviente deseo de paz para todo el mundo.

Texto y fotos: JAVIER TORRES


LA FOTO CCCXXVI


Ella. El mito del Cine Español. 

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