MAÑANA SE ESTRENA
“CONFIDENCIA”
La película que abre un nuevo género
DEL CINE ESPAÑOL
Una atmósfera
especial rodea y ciñe el estreno de aquellas películas que, antes de llegar a
esa prueba decisiva, supieron prender en el interés del público. Películas por
las que el mundillo del cine y la legión inmensa de los espectadores sienten
esa viva curiosidad, espoleada por este o aquel dato conocido, que hace de
estos títulos –escogidos con infalible premonición- lema y bandera de
comentarios.
Así sucedió y
sucede con Confidencia, que despertó
al conjuro de su título sugestivo, apasionante y hermético, una profunda
expectación. En su ficha coincidían prestigiosos nombres de nuestra
cinematografía, destacadísimos elementos de nuestros cuadros artísticos y
técnicos. Los que lo conocían alababan el sentido cinematográfico, la prieta
acción humana del guión de Miguel Mihura, autor de un argumento de profunda
originalidad, con el que el cine español se aprestaba a ofrecernos su versión
de un género cinematográfico de auge universal: el cine psicológico.
Luego, en el
certamen anual del Sindicato Nacional del Espectáculo, que en su última
convocatoria -1947- registró una dura competencia de producciones españolas, Confidencia obtuvo un premio nacional,
que venía a refrendar cuantas esperanzas se pusieran en una cinta española de
indiscutible originalidad, que significaba un gallardo, atrevido experimento.
Tan alta distinción oficial premiaba el esfuerzo de producción que es Confidencia, su novedad y la feliz
contribución de elementos que se suman a su ficha técnica y artística. Y
reconocía la calidad de la dirección de Jerónimo Mihura, un director joven,
audaz y seguro, que remataba con Confidencia
una obra veterana y entusiasta, regida por un personalísimo criterio
cinematográfico, moderno, actualísimo, como señalaba el alarde interpretativo
de Julio Peña, Guillermo Marín, Sarita Montiel –tres figuras de nuestra
cinematografía que asumen los papeles centrales de la apasionante intriga-, y
el de un cumplido reparto de secundarios, al igual que la feliz conjunción de
la música –Parada-, de la fotografía –Kelber- y de los decorados –Burmann.
De entonces acá ha venido creciendo esa expectación, que ya de por sí suscitaba un título –Confidencia- que lleva en sus cuatro sílabas un meollo de misterio y de intriga. El premio nacional de cinematografía, otorgado por el Sindicato del Espectáculo, era ya el refrendo oficial a sus cualidades. Y para redondear este clima expectante, una noticia sensacional: Edici, la distribuidora española que ha traído a las pantallas patrias el mejor cine del mundo; el sello Edici, que nos trajo la novedad del mejor cine europeo –suizo o italiano-, sensacional revelación de la postguerra, sumaba a su lote esta película española, llevándola a sus listas más escogidas. No se limitaba a distribuirla, sino que la adquiría a la productora –Peña Films- con derechos exclusivos para todo el mundo, para ofrecer a las pantallas universales la muestra vigorosa y original, que es Confidencia, de nuestra capacidad cinematográfica.
***
Mañana se
estrena Confidencia en la
aristocrática pantalla del cine Callao. Pocas horas nos separan ya de este
acontecimiento cinematográfico tan esperado. Una película española, famosa
antes de su estreno, va a ofrecer al público el contraste de sus calidades.
Ese azar, al que
el periodista ha de ayudar con su diligencia, nos ha hecho conocer Confidencia, que hemos visto en
reducidísima prueba privada, en la que se pasaba a un grupo de
cinematografistas extranjeros, interesados por esta cinta española que Edici
adquiriera para ofrecerla a los grandes circuitos de exhibición de todo el
mundo.
Nos reafirmó Confidencia esos valores
cinematográficos que en ella adivinábamos y de los que eran prenda segura los
nombres y el prestigio de quienes la realizan. Confidencia trae a las pantallas españolas, y llevará a las del
mundo, una ejemplar lección de cine de hoy, de cine actualísimo, ese cine de
análisis psicológico, de profunda versión de una historia humana, con el que ya
el Séptimo Arte se redime de sus excesos, de sus retorcimientos técnicos.
¿Película
psicológica?... Sí, pero a la española; es decir, teñida de ese profundo
realismo español que repudia lo escenográfico y reclama la verdad honda, el
drama auténtico de las pasiones humanas. Encajada su historia en una auténtica
atmósfera de vida española, vida de hoy, con su color y su ruido, su dinamismo,
su ritmo trepidante. De carne o hueso sus personajes. Esos personajes
estremecidos de Confidencia, sacudidos
por la duda, el amor y el dolor. Esa pareja de fieles amigos a los que un
secreto distancia y a los que la vida habrá de enfrentar por el amor de una
mujer; esos personajes de Confidencia, tan
sencillos, tan reales, tan de la vida misma de todos los días.
A ellos –a este
censo humano de Confidencia- dieron
una fidelísima versión sus intérpretes. Julio Peña y Guillermo Marín logran ese
acorde magnífico de sinceridad que presta un acento conmovedor a sus
entrelazados avatares. Y Sarita Montiel anima Confidencia con su fresca belleza joven y los sueltos recursos
dramáticos de que ya es dueña.
Tuvo Jerónimo
Mihura en Confidencia una gran
oportunidad, aprovechada por el director para filmar una realización que es,
sin duda, la más lograda y completa de las suyas. Con pulso seguro condujo la
acción apasionante de Confidencia, esta
película española que mañana se estrena en el Callao, distribuida por Ediel.
Una película
española, hecha para la pantalla universal, va a ofrecerse a la expectante
curiosidad de nuestro público.
RICARDO ALVAR
LA FOTO CCCLX
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