sábado, 11 de diciembre de 2010

PLAY LADY - 1 de Julio de 1975 - España


SARA,
 la permanencia de lo rebelde



Sara Montiel, para bien o para mal, sigue siendo mito. Las causas, los porqués, habría que buscarlos en algo tan abstracto como la idiosincrasia nacional. No es esta labor para ser analizada aquí y ahora, pero entre esta señora que tienen ante sus ojos, Manolo Escobar y el Forges cubren un enorme porcentaje de las admiraciones nacionales. Habría que escribir, y a lo mejor se hace, un libro que, bajo el título de “Eros y montielización” (Marcuse in memoriam), nos explicará a todos el secreto de esta mujer que no sólo llena los locales, sino que es muy capaz de sorprendernos con el destape ideológico en el momento menos pensado. Actriz, cantante y por encima de todo uno de los mitos eróticos notables de lo hispano.

-Sara, ¿qué es para ti el erotismo?
-Bueno, la verdad es que no es una cosa concreta y única. Yo lo podría definir como una gama de sensaciones… algo que se puede demostrar de muchas maneras, con los ojos, con la mirada, por la manera de vestir o de moverse, incluso pensando.
-Imagino que tú serás muy consciente de los sentimientos eróticos que despiertas. ¿En las actuaciones en directo notas este ambiente de atracción sensual que surge entre el público y tú?
-Sí, por supuesto… como te decía antes. Cuando tengo que interpretar una canción dramática o semidramática, siempre hay algo de erotismo en mí, pero de una manera inconsciente. Quizás por los ángulos de la cara, por los ojos y por sentir la canción.
(Y aquí Sara, también de forma inconsciente, ha vinculado el sentimiento erótico con lo dramático. En alguna medida une dos intensidades vitales, eros y drama, dos momentos clave).
-En este contacto directo con tu público sabrás qué es lo que ellos piensan de ti, ¿no?
-Pues sí, yo creo que soy para ellos una real hembra.
-¿Y crees que este español que te contempla tiene una educación sexual sana, o por el contrario se encuentra reprimido, con infinidad de taras y tabúes?
-Hombre, tabúes sí los tiene que tener, y reprimido pues también, porque llevamos en España muchos años con una sexualidad muy corta. Hace unos años era casi un pecado mortal llevar un escote algo pronunciado, y hoy esto es normalísimo; el hombre lo mira con menos intención reprimida.
-¿Y qué crees que habría que hacer para que este español medio del que hablamos tuviera menos frustraciones, menos represiones?
-Bueno, la verdad es que no no soy quien para decir qué es lo qué se debería de hacer, pero creo que habría que leer mucho, hacerse con una cultura sexual más amplia de la que hay no asustarse por explicar desde la niñez lo que es la vida sexual.
-¿No crees que la hipocresía cuenta mucho a la hora de explicar estas taras?
-Yo no sé si se debe a la hipocresía, pero sí creo que estos prejuicios des que dirán hace que siempre se esté más reprimido, están, porque yo no lo he estado.
(Y aquí se hace un deslinde entre Sara y los demás. En ese están se encierra todo un orgullo propio, una autocomplacencia de haber hecho en cada momento lo que más le apetecía. Ya contó en una carta a un diario que ella se casó por lo civil en el año 57, cuando en este país no lo hacía ni el lucero del alba).
(Y después hablamos un poco sobre el trabajo intenso de sus actuaciones, su Saritísima que ha creado escuela, al menos al nivel de fonemas, y de la soledad cuando no se trabaja, pero Sara me decía que ella lo hace a gusto porque ama su profesión, y que cuando no trabaja, pues también trabaja, busca canciones, ensaya, lee guiones. Me explica el por qué rueda poco, “es mejor hacer una película al año y hacerla bien”, “es como eso que dicen de fume menos, sabe mejor”, y lo cierto es que Sara sigue haciendo lo que quiere incluso cuando trabaja, o, como ella misma explica, “estoy siempre en la onda”.

-¿Qué tipo de cine te gusta?

-Bueno, a mí me sigue gustando mucho el americano, la comedia americana. Hace poco vi “Primera Plana”, de Billy Wilder, y es una maravilla. Me gusta mucho también el tipo de cine que hacía David Lean, y el de Renoir, y he visto todo lo que rodó Fellini, el “Satyricon”, “Amarcord”…
(Todo empezó con la pregunta sobre “El último tango” y “Emmanuelle”, pero no las había visto todavía.)
-¿Hablamos un poco de la censura, incluso de las nuevas normas?
-Bueno, yo creo que la censura cinematográfica española está muy mal porque nos está perjudicando a todos. No puedes hacer nada, en cuanto te descuidas un poco te prohíben el guión, los diálogos, todo. Entonces no podemos competir con nadie ni con nada. Fíjate si hacemos en España “Chinatown” o “Las naranjas mecánicas”, bueno, sería imposible. En esto creo que todos los profesionales estamos de acuerdo. Se hacen películas más o menos pasables en las que todas salen muy arregladitas y muy monas, pero en el fondo es una peliculita más, y francamente no están los tiempos  para hacer peliculitas más; hay que hacer peliculazas.

-Y ya para terminar, ¿qué es lo último que has hecho, Sara?

-Pues mira, acabo de grabar un single en Londres con una canción muy sexy y muy extraña, letra mía, que se llama “Touch me”.
-¿Es la primera vez que escribes la letra de una de tus canciones?
-Sí, sí, es la primera.
-¿Y de qué trata?
-Es de una mujer que está enamorada, que quiere el amor, hasta que, efectivamente, lo consigue.
Habrá que escuchar la canción porque con esta mujer ocurre que las palabras alcanzan su valor natural, su significación originaria, algo de lo que apenas queda el menor recuerdo.
-¿Y no temes que se levanten voces protestando?
-Si se levanta alguna voz será la de alguien que tenga ochenta y cinco años mal llevados.
-Lo que tú digas, Sara.



Pablo de LORENZO




EL RECORTE XI



En el año 1979, nuestra estrella concedía una de sus entrevistas más picantes a la revista erótica Macho. Leed y comprobad vosotros mismos la picardía de nuestra Sara. 

SARA MONTIEL
Actual, renovada, restaurada… Es, sin lugar a dudas, una gloria nacional viviente. ¿Qué se puede decir de ella? Sara, Sarita, Saritísima…, ¡eres la más grande, releches!

-¿Se considera una mujer que ha sabido sacarle punta a los hombres?
-Bueno, no es que haya o no sabido, siempre he estado enamorada o lo han estado de mí; así que nunca me planteaba si les sacaba o no punta. Tendría que repasar mi vida bajo ese punto de vista.
-¿A qué edad la matricularon?
-En el sentido de Sara Montiel me matricularon como personalidad mundialmente conocida hace tiempo, de lo cual estoy muy orgullosa porque haber nacido en España y conseguirlo es muy difícil.
-¿Sus platós americanos pasaron por la alcoba?
-Sí. Mis platós cinematográficos pasaron por mi alcoba: me casé con un americano, director de cine. Muchos quisieron pasar pero a mí no me gustaban.
-¿Cobraba en dólares y pagaba en Sara Montiel?
-Al principio cobraba lo que podía y cuando podía, pero siempre a cambio de mi trabajo artístico.
-¿Alguna vez la han mantenido?
-No, porque siempre he trabajado mucho. Nunca tuve la suerte de que me mantuvieran.
-Sara: ¿Whinchester yanqui o trabuco español?
-Ninguno de los dos me gusta. Sirven para matar y yo soy amiga de la paz.
-Cuánto le debe a sus matrimonios?
-Mucho. El haber pasado por diferentes hombres es importante, conociéndolos dentro y fuera de la alcoba. Ahora con el que tengo ya es la repera.
-¿Influye en su carrera?
-Sí, claro. Desde hace diez años soy una enamorada de Pepe Tous.
-¿Para conseguir el éxito hace falta mucha cama?
-En mi caso suelo dormir de ocho a nueve horas. He dormido con varios y, en fin, ahora con mi marido lo hago perfectamente.
-¿Ya no quieres más guerras, Sara?
-Nunca he querido guerras. Sólo las tengo con mi marido, que es la coña. Quizás las he tenido de pensamiento, puede ser, es fácil tenerlas cuando te haces famosa, algunos parece que tienen como rabia y por eso te obligan a luchar.
-¿Cómo ha hecho usted para amarrar a tantos hombres y tan bien?
-Pues, no lo sé. He tenido suerte con los que he conocido, por ejemplo, mis maridos. Del primero, que ya murió, me separé y luego fuimos grandes amigos y con el segundo lo mismo. Me concedieron la anulación hace tres años y seguimos tan amigos. Respecto a los demás hombres que he conocido sea sentimentalmente o no, también son amigos.
-¿Cómo le va ahora que ya no es una niña?
-Ya sabes. La vida se vive según la edad real. Yo estoy muy contenta de tener a Pepe conmigo, a Tais, por supuesto, que la quiero muchísimo, familiares, amigos, etc. y sin que falte mi garganta, porque ya sabes, si no funciona mi garganta no podría trabajar en el espectáculo, como gracias a Dios la tengo y físicamente no tengo problemas, no puedo pedir más. Me doy cuenta de que no tengo veintiún años, pero tampoco los envidio porque soy muy feliz.
-¿Ahora más calidad que cantidad?
-Eso se lo tienen que preguntar al público.
-¿No se lo demuestran?
-Sí. Vienen a verme y oigo sus aplausos. Ahora soy la más taquillera de España y te quiero decir, refiriéndome al público, que viene a verme, y les veo y oigo aplaudirme, que no les pongo ninguna pistola para que me halaguen. Queremos causar buena impresión, forma parte de nuestras vidas.
-¿También en el amor se dedica al revival?
-En el amor yo creo que entra todo, es querer a las personas, animales, al aire, la vida en general.
-¿Con Franco jodíamos mejor?
-La verdad es que en esa época estaba con un hombre al que quería y no se me ocurría pensar en Franco, me daba igual.
-¿Qué ha comido hoy?
-Una carta exquisita. Pollo hervido, verduras y fresas con yoghourt.
-¿Cada día un plátano, por lo menos?
-Hombre, a veces más de dos, depende…
-¿No le gusta hablar de su intimidad por recato o porque no hay mucho que contar?
-No. Creo que por recato tampoco porque a mi edad, que es una edad preciosa, se puede decirlo todo, pero no creo que mi imagen pública lo necesite.
-¿Le gustan los veinteañeros?
-Me gusta verlos. Apoyo mucho a la juventud, por su vitalidad, tan actuales como mis sobrinos que son guapísimos, muy majos, pero si te refieres al hombre de veinte años para mí como mujer, no.
-¿Se reprime?
-En absoluto.
-No le discuto que ame a su marido, pero no somos de piedra y menos usted.
-¿Qué quieres decir, que aunque quiera a mi marido pueda gustarme otro? Por supuesto, o que se admire a otro… que con el pensamiento se llega a pecar como dirían los antiguos.
-¿Todas las edades son buenas?
-Sí, todas son muy importantes cuando la mujer o el hombre saben aprovecharse de esa edad en el sentido de vivirla.
-¿Y todos los sitios?
-Lo mismo, depende de las circunstancias.
-¿Alguno inolvidable?
-Bastantes.
-¿Fue una adelantada para su tiempo?
-Huy, sí. Mucho. Me fui con diecisiete años a América, yo era todavía una niña y tuve que hacerlo con el pasaporte de mi madre.
-¿Se mira mucho al espejo?
-Sí. Lo justo para el trabajo, porque no me gusta maquillarme. Me gusta tener la cara limpia y sobre todo el pelo. Lo hago porque me debo al teatro y al cine y se necesita retocar de vez en cuando pero, vamos, me miro poco.
-¿Y qué ve?
-A veces me veo bien y otras horrible.
-¿Desde el escenario siente el calor del público?
-Sí, mucho, en caso contrario no subiría al escenario.
-¿Y el de las braguetas? En buena medida su popularidad depende de esa temperatura.
-No lo creo. Yo gusto a los hombres y a las mujeres por mi manera de cantar, de moverme en el escenario y al hombre, además, porque he sido y soy una mujer que no está mal, pero en segundo término.
-¿Cómo definiría al hombre español?
-Tiene mucho de Quijote, muy sentimental y luchador, a veces un poco niño y a la vez muy fuerte. Tiene las dos tendencias.
-¿No lo encuentra un poco sexy, cateto?
-No. Depende, claro. ¡Hay tanta diferencia de catetos! Creo que casi no quedan porque la gente viaja más y aprende más. Hay más educación.
-¿Por qué sube al escenario?
-Porque me gusta mi profesión. Poder transmitir al público mis canciones, lo que siento, el poner mi granito de arena, poder retocar alguna de ellas para darle una sensación diferente, eso es muy bonito.
-¿No me va a decir que lo necesita?
-Pues, sí; nací artista y lo necesitamos.
-¿Tampoco se ha sentido una calienta pitos?
-Puede ser que sí, que el hombre al verme en escena, sienta deseos, pero lo veo como algo natural.
-¿Qué le queda por hacer?
-Siempre nos quedan cosas por hacer. No estoy satisfecha de lo que he hecho, quiero hacer mucho más.
-¿Lo ha conseguido todo?
-Podría decir que casi.
-¿También lo ha probado todo?
-No por el momento. Ya llegaré.
-¿Se lo ha dejado hacer todo?
-Bueno, me lo he dejado hacer todo lo que he querido, pero no me he dejado utilizar. He tenido fuerza y dominación.
-¿Se siente carroza?
-No, en absoluto. Vengo de una familia pobre, todos muy humildes y la vida no me fue fácil, así que no puedo quejarme de tener un nombre, una popularidad. ¿Por qué voy a sentirme carroza? Estoy empezando a vivir.
-¿Para hombres los de antes?
-Pues los de antes para entonces y los de ahora para hoy.
-¿Cuál ha sido el verdadero amor de su vida?
-Murió hace mucho tiempo.
-¿Cuántas operaciones estéticas se ha hecho?
-Tres cesáreas, una estética para eliminar las cesáreas y estoy esperando al médico para que un día de estos me haga el cuello, así que puedes sumar una más.
-¿Por qué se las ha hecho si prácticamente no destapa?
-Sobre todo por higiene. Estoy muy orgullosa de que sin destaparme durante veintitrés años, desde que se estrenó “El último cuplé”, me llamen Sara Montiel.
-¿No será también por sentido del ridículo?
-No, ¡qué va! Por mi casa ando todo el día desnuda y no tengo prejuicios, mis escotes son muy generosos y mis piernas no las regateo en el escenario. No es cuestión de ridículo, sino de que Sara Montiel no lo necesita.
-¿Es fiel?
-Sí, mucho, a mi marido, a mis amigos y, sobre todo, a mí misma.
-¿Cómo se la conquista?
-Con bondad, sabiendo que es gente de buen corazón. Lo intuyo bastante.
-¿Y cómo se la hace llegar?
-De muchas maneras. Soy del tipo eléctrica o electrificante. Mi marido, por ejemplo, tiene una gracia especial que cuando me toca y me abraza ya estoy predispuesta a lo que sea, con él, claro, con Pepe. Me va muy, pero que muy bien, estamos muy armonizados.
-¿Existe el polvo perfecto?
-Pues, sí, existe.
-¿Prefiere sentirlo o hacer que lo sientan?
-Prefiero sentirlo y que lo sientan a la vez.
-¿Jode con alegría o es una cosa demasiado seria?
-El amor es muy serio pero cuando jodo me río mucho.
-Por último. ¿Se siente preparada para la vida moderna?
-Soy muy moderna. Será porque viajo mucho a Estados Unidos, Sudamérica, Europa, continuamente estoy en un mundo moderno. Viví siete años en Estados Unidos, uno en Inglaterra y en París estoy con frecuencia y veo en mí una personalidad muy actualizada. ¡Vamos, que soy actual!



Por Mustafá Sesto


LA FOTO XI




La sensualidad de nuestra estrella no conoce edad, ni tiempo, ni estilos, ni modas. Da igual los años que tenga, da igual lo que se ponga. Sara Montiel, como nadie, ha derrochado siempre sensualidad a raudales. Aquí podemos comprobarlo, en esta instantánea del genial Wizuete de los años 60.

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