sábado, 29 de septiembre de 2012

VISTO - 2 de Julio de 1955 - Italia


En esta ocasión Sara sólo aparece en la portada. Esto es lo que dicen de ella en el recuadro inferior izquierdo:
Sarita Montiel era fino a poco tempo fa una qualunque ragazza spagnola, di modesta familia e senza ambizioni artistiche. Durante la lavorazione di un film a Madrid, Gary Cooper la notò, confusa tra la folla dei curiosi e le propose di diventare atrrice. Sarita accettò. Dopo due mesi di scuola a Los Angeles è pronta per interpretare “Vera Cruz”.


EL RECORTE LXXXIV
El paso de Sara Montiel por Hollywood es mítico. Pero también las infinitas tentativas que a lo largo de los años la meca del cine le ha ofrecido a la actriz. La última, y muy sonada, se produjo a finales de los 90, para compartir cartel con Marlon Brando. Así lo narraba el periódico El Mundo el 2 de Marzo de 1997. Una entrevista muy 'Sara'. 


SARA goes to Hollywood
En los cincuenta sedujo a Gary Cooper; ahora quiere conquistar a Marlon Brando



A Sara Montiel le ha atrapado el dilema Garbo, duda estética y cinematográfica que se resume en: ¿deben las estrellas retirarse antes de la primera arruga y evitarse el envejecimiento por lo menos en la pantalla? La Garbo y Sara Montiel creyeron que sí. Ahora, flaquea la segunda, más de veinte años sin rodar una película, y que ya había establecido semejanzas con la divina hace una década. “Dejar de trabajar a los 36 años como Greta es una exageración, pero ¡ay!, entiendo el querer que te vean guapa para siempre”.
De la vuelta al dilema tiene la culpa Hollywood que, dice Sara, desde hace tres años le insiste a través de una productora independiente (“pero con una superproducción histórica tipo La Misión”) para que interprete a la pareja de, posiblemente, Marlon Brando. “Maartin (porque Sara pronuncia en inglés todo lo inglés), el productor, siempre tuvo claro que la actriz apropiada para interpretar a Leonor de Castilla era yo, ya sabrá usted que allí se escriben los guiones pensando en los actores. Es una mujer con un carácter muy fuerte, de cincuenta años, más o menos, los que yo doy en pantalla, no me engaño, no soy como Glen Close y éstas que se lanzan con papeles de enamoradas veinteañeras a su edad. Yo tengo los pies en la tierra y sé hasta dónde puedo llegar”.
El argumento, en fin, sería la historia del hijo de Colón, gobernador de Puerto Rico, y el proyecto, con mucho dinero, no sabe calcular Sara cuánto, para rodar exteriores hollywodienses en Bali e interiores en México. “Al principio, tenían la idea de que mi pareja fuera Paul Newman, pero no encajaba bien en el papel. Demasiado fino, demasiado elegante, hacía falta alguien con más fuerza, más carácter. Por eso, la alternativa fue Brando”.
Los dos tendrían que responder en julio. Después de, por lo menos Sara, varias versiones del guión (‘en inglés’) leídas y un viaje reciente a Nueva York para tratar detalles. ¿Dinero? No está claro todavía. “Miles de millones como los que pagan por allí, no. Pero bueno, en Hollywood… Si han querido, durante tres años, que yo interprete el papel es porque significo el reclamo perfecto para el público español y latinoamericano. Lo hispano cada vez cuenta más en EEUU. Allí todavía recuerdan que mis películas se proyectaron durante cinco años seguidos en los dos cines más importantes de Broadway”.



Televisión rusa
De la presencia constante y mantenida, inasequible al desaliento y al tiempo, de Sara Montiel en Estados Unidos da cuenta, mejor que nadie, Sara Montiel. “Vuelvo de Miami. Me han entrevistado en CBS ¿Por qué? ¿Cómo que por qué? Era una entrevista biográfica, muy larga, en inglés. ¿Conoce usted la revista Life? Sabrá que una portada de Life se reserva a gente importante, médicos, científicos, un premio Nobel, estrellas. A mí no me dieron una, me dieron tres”.
Acaba también de despedir a un equipo de la televisión rusa, desplazado para entrevistarla durante tres horas, porque en la televisión se proyecta un ciclo de Sara Montiel, con más éxito del que tuvo en su día la primera telenovela mexicana importada (Los ricos también lloran) y que se entendió como verdadero signo de apertura a la cultura de masas. Preguntaron y preguntaron, le revolvieron hasta las fotos de su madre y le regalaron un disco. “La portada no se entiende, claro, pero me explicaron que es una recopilación de los cantantes más amados por el pueblo ruso. Mire, estamos todos: Lyz (Taylor), Ella (Fitzgerald), Jimmy (James Dean). Todos cantando. Es de cuando yo tenía una voz estupenda, bueno ahora también la tengo, en Francia me llamaron ‘La Voz de Oro’.
¿Y aquí? “Aquí si no he hecho cine es porque no me ha apetecido. El cine de destape era un horror”. ¿No quería actuar en alguna película de Pedro Almodóvar? ¿Nunca la llamó? ¡Ah, cuidado!, porque con Sara Montiel, si algo ofende es la duda. “Pedro me llamó cuando todavía no era famoso y me ofreció un papel. En su momento, no me interesó. Otros grandes directores españoles también lo han hecho… No sé… y eso que el cine español ahora está muy bien. Yo soy miembro de la Academia española y ¡bueno! ¡Me encantó Tesis!, ¡Qué película! ¡Y qué actores tenemos! Fíjese en Banderas, maravilloso, por fin un actor español repite mi hazaña en Hollywood”.
Hollywood, la televisión rusa, la Voz de Oro francesa, la CBS de Miami, gira francesa el mes que viene, gira argentina con teatros de miles de butacas abarrotadas y etcétera interminable de éxitos uno detrás de otro, que Sara cuenta también uno detrás de otro, sin respiro. ¿Nunca le han criticado la vanidad? “¡Qué pregunta tan graciosa! Claro que no. Otro defecto tendré, pero desde luego, vanidosa no soy. Pasé tanta necesidad en mi juventud que cuando me llegó el éxito, seguí en mi sitio. No como los actores hoy, que se desbordan con el dinero y se vuelven budistas o se van por ahí a defender focas o ranas o yo qué se… No, siempre fui muy sencilla. Mire, por El último cuplé y las películas siguientes me pagaban el equivalente a un millón de dólares de la época. Por cada una. Me forré de la noche a la mañana, y nada, yo tan sencilla. No se me ha ocurrido contratar secretarios ni cosas así. Nunca tuve un fracaso. Hasta el último espectáculo que monté en Madrid, en el 91, fue un éxito”.
Secretarios, tampoco necesita ahora, porque si le llaman por teléfono y, por si acaso no le apetece la llamada, contesta con acento mexicano. Y su último espectáculo, Saritízate fue un éxito breve, porque Sara se cayó por una escalera en plena representación y tuvo que suspenderlo. “Si no, habría seguido en cartel mucho más tiempo –dice Pedro Ruíz, que fue quien lo escribió y lo dirigió-. Tienes la impresión de que te vas a encontrar una diva engreída, y te la encuentras, pero sólo en el escenario. En cuanto sale, aparece una mujer muy tierna y muy divertida, que lo mismo se come un plato de judías, que salta, chilla, se ríe con los amigos o se tira vestida al agua. De ese espectáculo hizo una crítica estupenda Francisco Umbral.
“Pues sí, sí me acuerdo, dice Umbral. De lo que no sé nada es de lo de Hollywood. La última vez que la vi sólo me contó que tenía muchas ganas de presentarme a su hija, a Thais, porque la niña es lectora mía”
Sara Montiel se acuerda de su hija cada dos por tres. “A Thais le gusta mucho el guión. Cuando Thais me acompañó a los Goya… Nos gusta mucho Madonna a las dos. Si me pienso tanto lo de la película es porque no quiero dejar a mis hijos solos tanto tiempo. No voy a poder celebrar mi cumpleaños con ellos porque estaré en Francia de gira”.
Sara cumple este mes 69 años. Rodó tres películas en Hollywood, ganó dinero como nadie, adoptó dos hijos después de once abortos. Todavía se acuerdan en su pueblo, Campo de Criptana, de cuando pasó por allí después de El último cuplé y parecía que había pasado una mezcla de la reina de España que no había y la virgen local. Y eso, a pesar del bueno de don Gregorio, párroco del pueblo. Ha cantado cuplés, bakalao y canciones dedicadas a sus novios y se ha fotografiado en Interviú. Lo que hiciera falta. “¡Ah, chica, es que hay que ver lo que yo he sido!”


LOURDES GARZON


LA FOTO LXXXIV



La diva, de 'juarista', en Veracruz. 

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