Agradecemos a Violeta Riscal el envío de esta revista.
SARITA MONTIEL
GIANCARLO DEL DUCA
¿UNA PAREJA DE CINE DEFINITIVA?
En uno de sus descansos, Sarita parece meditar en el difícil papel que supone posar para este célebre escultor, que ha de dar vida al busto de la actriz para su nueva película.
El nuevo cine
trajo nuevas tendencias. Hubo un tiempo en el que las parejas cinematográficas
eran una moda, y se hacían famosos ‘por duplicado’. La costumbre se fue
perdiendo. Difícilmente se repite un reparto con iguales estrellas para
película diferente.
Sin embargo,
existe la posibilidad de que dos famosos se unan artísticamente. Esta es la
noticia y éste es el reportaje conseguido por nuestros reporteros gráficos.
Magníficos y
bellos escenarios para una pareja admirada por ellas y por ellos. ¿No es
cierto? Los dos protagonistas se sienten muy felices de trabajar juntos, y
tanto es así, que ya preparan su próxima película y piensan en las que vendrán
después.
Es inútil
repetir sus nombres. De todas maneras, éstos son y aquí los tienen ustedes:
Sara Montiel, española, un día mejicana, otro día norteamericana y,
definitivamente, española, porque no en vano se siente así, y el haber nacido
en un lugar de la Mancha también obliga mucho. Y Giancarlo Del Duca, italiano,
ahora radicado en España.
Después de
algunos días tratando de localizar a Sarita Montiel, al fin lo conseguimos en
el estudio del célebre escultor Federico Collaut-Valera, que está situado en la
madrileña calle de Ayala.
Sabíamos de
antemano que el escultor estaba haciendo un busto y una estatua de Sara
Montiel, que serán utilizados en la próxima película, cuyo rodaje se iniciará
en breve, titulada ‘Mujer perdida’.
En cada uno de sus gestos vemos el talento y la facilidad con que se acopla a las distintas facetas que han hecho de ella una actriz extraordinaria.
Allí tuvimos
ocasión de poder entrevistar al mismo tiempo a Sarita y a su ‘partenaire’
Giancarlo Del Duca, que también lo ha sido en la película recientemente
estrenada en Madrid ‘La dama de Beirut’.
Entramos en el
estudio de don Federico, que había citado a Sarita allí para posar. Ella, como
toda mujer hermosa que ha de cuidar con esmero de su apariencia, llegó con casi
una hora de retraso. Sin embargo, valió la pena la espera, pues Sarita nos
recreó con su incomparable belleza.
El argumento de
la película trata de la vida de un escultor (Giancarlo Del Duca), que se ve
envuelto por la belleza de su modelo, originándose una trama de inesperado
desenlace. Es debido a eso que Sarita se encuentra ahora posando durante largas
horas, en completa inmovilidad, para que el famoso escultor español don
Federico Collaut-Valera pueda llevar a cabo la ejecución del busto y estatua de
la estrella, que tendrán un relevante papel en dicha película, al mismo tiempo
que inicia al galán en los secretos de la escultura para dar un mayor verismo a
las escenas en las cuales ha de aparecer esculpiendo.
De Sara Montiel
hay poco que decir, puesto que ya todo o casi todo se ha escrito sobre ella. A
pesar de sus muchas películas, la fama y popularidad de esta magnífica actriz
continúa latente, y buena prueba de ello son estas dos nuevas películas, que
nos muestran una nueva faceta de su arte.
Pero algo sí
podemos hablar de este actor italiano que la acompaña y que empieza a ser
conocido en España, donde ya ha rodado tres películas y que ahora, actuando al
lado de Sara, no dudamos logrará alcanzar un éxito internacional. En Italia ha
trabajado junto a Claudia Cardinale en ‘Un paseo por Roma’ y con Sylvia Koscina
en ‘Via Veneto’. Además de algunos trabajos
realizados en el teatro y televisión italianos.
Mientras el
escultor trabaja en el busto con increíble maestría, dando vida al barro, que
entre sus manos se transforma en dócil colaborador del artista, tomando las
formas adecuadas para convertirse en una expresión perfecta de la personalidad
encarnada por Sarita en la película, hacemos algunas preguntas a Giancarlo:
-¿Por qué razón
siendo Italia un país de éxitos cinematográficos y un gran productor en
películas ha venido a trabajar en España?
-En
primer lugar, por razones de coproducción y, muy especialmente, por la
oportunidad de rodar al lado de una actriz internacional y bajo la dirección de
Ladislao Vajda.
-¿Qué le ha
parecido, en general, España?
-Le
diré…; me he encontrado gratamente sorpendido. He descubierto España como se
descubre un verdadero amigo. Es realmente maravillosa. Y su público, gentil y
hospitalario.
-¿Qué piensa del
cine español y de su futuro?
-Bajo
mi punto de vista profesional, le vaticino un gran futuro, puesto que ya en
España se producen películas que están alcanzando gran renombre internacional y
creo que en poco tiempo se podrá poner al lado de los países más avanzados en
la producción cinematográfica, sin contar con la gran belleza natural que por
todos lados se puede observar y que la convierten en un gran escenario
maravilloso lleno de luz y de belleza.
-¿Qué piensa de
Sarita Montiel?
-Que
es una gran actriz con una extraordinaria personalidad, inteligencia y belleza.
-¿Con qué
belleza podría compararla?
-Puesto
que su belleza ya por muchos ha sido calificada de incomparable, sólo podría
hacerlo con la de una diosa griega.
Giancarlo observa la asombrosa agilidad y maestría de Collaut-Valera, deseando en su interior poder parecerse al gran maestro para llegar a interpretar con soltura el papel de escultor.
Por unos
momentos el escultor interrumpe su trabajo y aprovechamos el paréntesis de
descanso para preguntarle a Sarita qué es lo que piensa de Giancarlo.
Con su
amabilidad habitual, nos dio su opinión personal del joven actor.
-Es
un actor que muy en breve será conocido del público español, y en poco tiempo
su popularidad se habrá extendido más allá de nuestras fronteras.
Estas palabras,
las frases de los dos, podrían quedarse en meros cumplidos. Pero como hechos
son amores, resulta que los dos han firmado un nuevo contrato, en el que
coincidirán.
-Se
trata de ‘Mujer perdida’. Un tema muy interesante en el que los dos tenemos
puestas nuestras máximas ilusiones artísticas.
‘La dama de
Beirut’ les proporcionó otras vivencias muy humanas. Los dos recuerdan, con
gran sentimiento por su parte, que durante el rodaje de la película falleció,
como consecuencia de un ataque cardíaco, el famoso y universal director
Ladislao Vajda.
-Creo
–nos
dice Sara- que traté de superarme en la
interpretación como homenaje a Ladislao, que no era solamente un gran maestro
de la dirección, sino un modelo de amistad.
Después del trabajo agotador que impone su próxima película, Sarita Montiel y Giancarlo Del Duca, junto con unos amigos, almuerzan en un restaurante madrileño.
Pero ahora no
caben los recuerdos tristes. Porque todo es artística felicidad en Sara Montiel
y Giancarlo del Duca, que de nuevo estarán unidos en la cabecera de un cartel
cinematográfico.
¿Nueva pareja de
la pantalla a la vista? Ustedes tienen la palabra. Han sido buena pareja
también ante nuestro reportero gráfico. Y las fotografías no precisan de más
comentario, amigos.
Reportaje MONDIAL PRESS
EL RECORTE XC
No sabemos ni sabremos nunca cuál ha sido la verdadera relación de la actriz con el galán italiano. Lo único verdaderamente sólido, contado por ellos mismos, es el apasionante idilio que ambos vivieron durante siete años desde que se conocieran en el rodaje de 'La dama de Beirut'. En cualquier caso, Giancarlo Viola reapareció en la vida de la artista tras la muerte de Pepe Tous y la ha acompañado en momentos importantes de su vida. En este caso, la muerte y entierro de su hermana Elpidia. Así lo narraba la revista Hola en Enero de 2006.
EXCLUSIVA
SARA MONTIEL
Y GIANCARLO VIOLA
Fotografiados junto a Elpidia tres días antes de la
muerte de la hermana mayor de la artista
El pasado 5 de
enero, la víspera de Reyes, todo era alegría y buen humor en la casa de Sara
Montiel. La popular artista y su novio, el italiano Giancarlo Viola, posaban
muy felices en el salón de la artista mientras su hermana mayor, Elpidia,
contemplaba la escena, siempre sonriente, siempre pendiente de su hermana. Lo
que ninguno podía presagiar es que este reportaje exclusivo iba a convertirse
en un documento excepcional, un homenaje a la hermana que crió a Sara y a la
que siempre ha considerado como su segunda madre.
Sólo tres días
después de que fueran realizadas las fotografías y la entrevista que aparecen
en estas páginas, Elpidia, de noventa y dos años, fallecía en su casa tras
sufrir un ataque al corazón. Fue Sara quien la encontró sin vida en el baño que
compartían, la mañana del 8 de enero. Las dos, como hacían siempre que
Giancarlo no estaba en España (se fue al día siguiente de la realización del
reportaje y regresó en cuanto conoció la triste noticia), dormían en la misma
habitación, donde habían dispuesto dos camas, y no porque no hubiera
dormitorios de sobra en la casa de la artista, sino para estar cerca la una de
la otra.
Sara, sin
esperar este golpe del destino, nos decía mientras posaba por última vez junto
a Elpidia: ‘Yo al nuevo año no le pido más que
salud, no quiero nada más que salud, que el año pasado hemos estado muy
fastidiados. Mi hermana estuvo muy mal y lo hemos pasado muy mal. Quiero salud
para disfrutar este año’.
-¿Cómo has
pasado las Navidades?
-Muy
bien. Echando de menos al italiano, que llegó empezado el año, pero bien, en
familia y con mis amigos. Echo de menos a personas muy queridas; echo de menos
a mi padre, a mis hermanos que ya no están… La Navidad no me gusta y prefiero
que pase rápido y con alegría.
-¿Tienes
propósitos para este año?
-Nada,
estar juntos, vernos, viajar y que tengamos buena salud, que ya he dicho que
este año mi hermana Elpidia ha estado un poco pachucha.
-¿Te has sentido
sola en algún momento de las pasadas fiestas?
-No,
no, somos una familia muy unida, estamos siempre juntos en Nochebuena. También
la Nochevieja la pasamos todos, hasta las once de la mañana del día siguiente.
-Y en plena
Navidad llega Giancarlo…
-Sí,
el día uno de enero. Tenía que haber venido antes, pero no encontró billete de
avión.
-Giancarlo,
¿vienes a pasar las fiestas con ella o a cumplir una promesa?
-Vengo
a encontrar a una persona a la que quiero mucho desde hace mucho años… Para mí
significa mucho. Tengo un trabajo que no me permite venir más tiempo. En cuanto
puedo, huyo de Italia y vengo a España, que me encanta.
-Pero todos
recordamos la promesa de matrimonio que le hiciste en televisión a Sara
poniéndose de rodillas…
-Sí,
la que no quiere casarse soy yo –contesta Sara-. Estamos muy bien así, él quiere casarse pero ya somos mayores; estamos
bien así porque mira: yo voy a Italia, estoy con él; él viene a España, está
conmigo, viajamos juntos, vamos a Roma, vamos a Sassari, donde tenemos la casa
en la que él trabaja y lo pasamos muy bien. En verano me lo paso bomba con él
porque me gusta mucho el barco, y nadar y estar en el mar, como siempre me ha
gustado cuando vivía en Palma de Mallorca, donde disfruté treinta años junto a
mi marido, Pepe Tous. Y ahora con Giancarlo lo paso muy bien, tenemos el barco,
vamos a pescar…
-Pero Giancarlo
no opina lo igual: él sí quiere casarse.
-No,
llegado a este punto, yo creo que no me compensa. (Dice tajante
queriendo provocar a Sara)
-¿No
te compensa?
-Claro
que no. Yo soy un hombre que quiere tener una familia. Quiero una mujer y
quiero vivir con ella. Miro adelante cuando llego a casa y no encuentro a la
mujer a la que quiero, cuando tengo miles que quieren casarse conmigo (dice
bromeando). De verdad, para mí es un problema muy
gordo el que tenemos y ella le da menos importancia. Me dijo: ‘En cuanto pueda
me casaré contigo’, y han pasado dos años. El veinte de septiembre de este año
cumplo setenta.
-¿Te sientes
engañado por Sara Montiel?
-No,
no me siento engañado porque ella tendrá sus razones, sin duda, pero quiero
aclarar todo esto.
-Puedes
preguntárselo a ella ahora que estáis juntos…
-¡Qué
pesado es el italiano! Es muy pesado. Quedamos de acuerdo él y yo en que así
podíamos estar bien. Más adelante, cuando él deje de trabajar en lo suyo, que
tiene un trabajo que le apasiona, y yo en lo mío, nos juntaremos, nos casaremos
y viviremos juntos bajo el mismo techo; pero ahora no se puede porque él tiene sus
asuntos allí, yo tengo los míos aquí…
-Pero más de uno
piensa que tu carrera como artista ya pasó y que deberías retirarte.
-Pues
que se retiren ellos, porque mientras yo cante y mientras tenga este medio
palmito y no se me caigan las carnes por ningún sitio, seguiré, como los
pintores que mientras ven, pintan. La gente puede opinar lo que quiera (‘opina mal’, dice él). A
mí me trae sin cuidado, pero cuando dan una película mía en televisión alcanzo
los siete millones de audiencia; ponen continuamente mis películas porque son
las que más tirón tienen. Yo me llamo Sara Montiel y el que quiera que venga a
verme, que pague y entre. Y yo hasta ahora he roto el teatro. Yo arraso,
gracias a Dios, pero arraso porque todo es fruto del trabajo; cuando me subo a
un escenario no cuento cuentos.
-¿Y si alguna
vez Sara el público se olvidara de ti?
-En
la calle, todo el mundo me conoce. Me siguen llamando para hacer cine, me traen
guiones que no quiero aceptar.
-¿Te gustaría
morir, como se dice, sobre el escenario?
-No
me gustaría morirme, ni en el escenario ni en ningún sitio.
-Si finalmente
os casarais, ¿cómo te imaginas la boda, Sara?
-Normal,
por lo civil.
Unos días
después, Giancarlo, demostrando la buena relación que tiene con la familia de
Sara y recordando con cariño a Elpidia, nos diría: ‘Yo
siempre la llamaba ‘mi novia’.
MACARENA DUO Y ANTONIO MONTERO
SARA,
DESOLADA EN EL ENTIERRO DE SU HERMANA ELPIDIA
“Estoy muy mal, he perdido a una madre”
No había
consuelo para Sara Montiel el día que asistía al entierro de su hermana mayor.
La artista se despedía el pasado lunes de Elpidia, su ‘segunda madre’, en el
cementerio de la Sacramental de San Justo, en Madrid, rodeada por su familia y
sus amigos más cercanos y sin poder contener las lágrimas. Sara llegó al cementerio
desde el tanatorio de San Isidro junto a su hermana Mari Ángeles y su novio,
Giancarlo Viola. El empresario italiano acababa de regresar a Roma después de
pasar unos días en España cuando supo que Elpidia había fallecido y rápidamente
volvió a Madrid para estar con Sara en tan difíciles momentos.
Llegó de
madrugada sabiendo lo que Sara le iba a decir al verle, lo que repetía después
en la Sacramental de San Justo: ‘He perdido a una
madre. Estoy muy mal. Era muy buena mujer, una persona muy entrañable para todo
el mundo’.
Como último
homenaje a su hermana, Sara no descuidó su aspecto físico y se maquilló como
Elpidia le pedía que hiciera antes de salir a la calle: ‘Píntate las cejas, píntate los ojitos, píntate los labios. No puedes
salir así, tú eres Sara Montiel’, le decía cuando la manchega más
internacional salía a pasear a su perrito. Fue Sara quien la halló muerta y nos
lo contaba así: ‘Yo estaba durmiendo. Ella se
levantó antes que yo, como siempre, y oí un golpe, así que fui a ver qué
pasaba. Miré en el baño y no la vi, la llamaba y no contestaba, fui a la cocina
y tampoco estaba, así que volví al baño y entonces la vi. Había caído en la
bañera y yo la primera vez sólo había mirado en alto’.
Zeus y Thais,
los hijos de la artista, estuvieron junto a sus primos durante el entierro de
su tía Elpidia. Con ellos, y con Sara, pasó sus últimas horas Elpidia, ya que
desde que enviudó vivía en la casa que su hermana menor tiene en el barrio de
Salamanca. Desde el pasado lunes descansa en el panteón familiar, en el que
también reposan los restos de su madre, María Vicenta Fernández Palacios,
fallecida en 1969, tal y como le dijo a Sara que era su deseo.
M. URREA
Fotos: OSCAR MORENO
LA FOTO XC
La diva, como nunca apareció, en 'La mujer perdida'.
La más grande de todos los tiempos, una súper estrella inmortal atemporal única, nació diva fue lo más parecido a las grandes estrellas de Hollywood, nadie en España como Sara Montiel.
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