En este número de la revista yugoslava, Sara Montiel aparece sólo en la portada, siguiendo la costumbre de la época.
EL RECORTE XCVII
2013 es el año en que 'La Reina del Chantercler' cumple 50 años. Si quieren profundizar en ella no dejen de visitar la nueva edición de www.visitingsaramontiel.com. Por nuestra parte les ofrecemos esta sinopsis de la película que la revista C7 días publicaba en 1963.
“LA
REINA DEL CHANTECLER”
Producción……Cesáreo
González
Argumento……Arozamena
y Mas-Guindal
Dirección………RAFAEL
GIL
REPARTO
Charito……….SARITA
MONTIEL
Federico….......A.
DE MENDOZA
Sani…………...LUIGI
GIULIANI
Mata
Hari…….GRETA CHI
D.
Beni………..MIGUEL LIGERO
Carola………...ANA
MARISCAL
Madrid se convierte en la capital del
éxodo. Miles y miles de seres abandonan su tierra buscando en España la paz
perdida. Estamos en 1918. La gran guerra asola el continente. La hermosa Madrid
cobra fisonomía cosmopolita al compás de los contingentes de refugiados que a
ella llegan. La ciudad cambia, en cierto modo, su estilo de vida. Se hace
bulliciosa. Bullanguera. Las noches adquieren un ritmo febril, y en su ámbito
reinan vestuarios lujosos, damas de espectacular belleza y hombres elegantes y
mundanos que practican el juego del espionaje.
Como centro de todo ese movimiento,
aparece el teatro Chantecler, punto de cita de personas de las más diversas
clases sociales y también de la más disímil catadura. No son días en que puedan
formalizarse selecciones étnicas. Y la naturaleza alegre y chispeante del
Chantecler, solamente sabe de ese vivo compás que determinan los estampidos que
producen las botellas de champaña al ser descorchadas.
El Chantecler tiene una reina. Una mujer
que atrae a todas por igual y que automáticamente gana el rango de artista más
famosa de todo Madrid. Ella se llama Charito; esbelta, majestuosa, dueña de
unos ojos de noche y de fuego, y dotada de una voz cautivante. Virtualmente,
Chantecler y Charito, Charito y Chantecler, son una misma cosa.
Enamorada perdidamente de Federico,
audaz periodista lugareño, la joven cantante vive feliz, pese a que buena parte
de sus ganancias como profesional van a parar a los bolsillos de su amado. Lo
material es así como un elemento sustancial en sus relaciones con Federico.
Acaso, por eso mismo, el terreno está
preparado para que un encuentro casual y fugaz produzca una conmoción en el
alma de Charito.
Una noche, mientras canta y desfila por
entre las mesas, Charito tropieza con la mirada de un joven desconocido, de
apariencia ingenua, pese a su evidente fortaleza física. Una presentación
tímida los vincula.
-Me llamo Santi… Soy de Oyarzun…
El muchacho vasco ha viajado a Madrid
para jugar un partido de pelota, y al día siguiente ha de partir de regreso
para su pueblo.
La idea de viajar ha de nacer, poco
después, en Charito, cuando descubra que Federico no le es fiel. Ahora mismo,
la presencia de una bailarina conocida por Mata Hari, denuncia a ojos de
Charito cuál es la verdadera personalidad de Federico. Y por ello se dispondrá
a viajar, fijando su destino en San Sebastián, donde se propone permanecer
durante algún tiempo.
-Tengo que irme… Abrir un
paréntesis a esta amargura… Tengo que tratar de serenar mis propios pensamientos…
-declara
a sus amigas la artista, cuyas canciones comienzan a adquirir, desde ese
momento, un carácter melancólico, ajustado a sus sentimientos más íntimos.
Concretado, al fin, el viaje a San
Sebastián, la hermosa Charito encuentra al famoso balneario en plena temporada
veraniega. El descanso sienta a las mil maravillas a la artista, quien gusta
dirigirse hacia los acantilados, donde la imponencia de la alturas sobrecoge,
permitiéndole el espectáculo despejar su espíritu de cargazones, sobre todo al
golpear de las olas que causan algo asó como descargar emocionales de su propio
temperamento.
-‘Vayamos a Oyarzun… Se
realizan las fiestas tradicionales… ¡Vaya usted a Oyarzun!... –se repiten las
conversaciones, los anuncios, los consejos de buenos amigos y de publicistas
disimulados.
Y Charito, ampliando sus días de dicha
se dirige a Oyarzun, cuyo pueblo está engalanado para recibir a los turistas, a
fin de participar todos en las fiestas tradicionales que, según ha dicho el
alcalde, ‘serán
las más brillantes de nuestra historia’.
El pueblo encanta a Charito. Se siente
otra. Y cuando pasea por una de las breves y apacibles calles del pueblo, oye
que la nombran. Se vuelve a encontrar así, inesperadamente, con Sani, quien
desde el primer momento se convierte en su compañero permanente.
Con Sani asiste Charito a juegos de
pelota en los que Sani, triunfante, luce su estilo, su fuerza y su juventud,
mientras que por las noches, cuando van a los salones, la pareja reina por su
apostura, al par que Charito despierta comentarios elogiosos.
-Vivo unos días
maravillosos… Nunca me felicitaré lo suficiente por haber venido… Soy realmente
feliz… -dice,
en un estallido de dicha, la encantadora muchacha que es Charito.
El muchacho es bueno, ingenuo, sano.
Adora a Charito.
-Eres la mujer de mis sueños…
Son palabras simples, eternas, se diría,
que hechizan a Charito.
-Ven… Tienes que conocer a los míos… A mi pueblo… Vamos a
sus fiestas, a verlas en sus tareas…
La pareja pasea por la verde campiña
salpicada, de tanto en tanto, por pequeñas casas luminosas, coquetas con sus
techos rojizos. Charito está más encantadora que nunca con su simple atuendo.
Un día, la declaración florece como una bendición para ambos. Porque Charito se
enamora, también, del limpio hombre que es Sani.
Se suceden, entonces, nuevos días
maravillosos. Los enamorados trazan planes. Sus proyectos vuelan y desembocan
en la declaración de amor. Esto ocurre en un día muy especial. Cierto suceso
deja en suspenso la respuesta definitiva de Charito. Y es que a Oyarzun llegan,
de pronto, Mata Hari y Federico. La mujer va a ser entregada a los gendarmes
franceses, al atravesar la frontera.
Un reencuentro casual de Charito y
Federico, insta a aquella a abandonar el pueblo. No quiere engañar a Sani. Y
dejando sin respuesta al enamorado, se marcha de nuevo a San Sebastián, donde,
obligada por los nuevos pedidos de dinero que le ha hecho Federico, de ve
precisada a presentarse en los Salones del Casino, un local tan rutilante como
el Chantecler pero con otra vida más atrevida, picante, sensual…
Al unísono con tales características,
Charito ofrece un número audaz que es el comentario de la noche y el escándalo
del día. Porque la artista contribuye a ello con un entusiasmo rayano en el
éxtasis, exteriormente positivo para su triunfo, pero en realidad, recurso
desasosegado para acallar el dramático grito de su corazón.
Sani, a quien algunos amigos le han
estado llenando la cabeza con malas ideas respecto a Charito, concurre al
Casino y presencia el espectáculo que ofrece ésta. Esa noche, la estrella
parece enardecida, tal es el grado de sensualidad impuesto a su trabajo, que
provoca aplauso y exclamaciones hasta el paroxismo.
El muchacho huye de la sala. Los ojos
han vuelto a encontrarse, como aquella vez en Madrid, pero ahora en un ámbito
pecaminoso que introduce una daga en el pecho de Sani. Por eso huye sin
advertir que detrás de él, apenas terminado su número, sale Charito, como
enloquecida.
La mujer corre y grita. Llama a Sani.
Pero mientras avanza se acerca a los acantilados y el estruendo de las olas
apaga su voz. Un muero de agua, espuma e ideas se interpone entre Charito y
Sani.
La bella Charito ha sido la reina del
Chantercler y tendrá que seguir siendo reina en cualquier otro escenario. Su
vida no le pertenece. Aunque su corazón seguirá latiendo fuertemente al
recuerdo de aquel hombre, distinto a todos, al que amó con pasión.
Celebrando los 50 años de
'LA REINA DEL CHANTECLER'
Un parón durante el rodaje. Podrán reconocer el barco que decora la actuación de 'La rumba chamelona' y por supuesto a Mata Hari, la actriz Greta Chi.
LA FOTO XCVII
Impresionantemente bella, durante su actuación de 'Loca' en 'La reina del Chantecler'.
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