domingo, 5 de mayo de 2013

REVISTA - 22 al 28 de Junio de 1957 - España


Lo que contiene esta revista es todo un artículo sobre la historia del cuplé, que entró en auge otra vez a partir de la mítica película de nuestra estrella 'El último cuplé'. Sara Montiel aparece sólo en la portada. 


EL RECORTE CX
En 1997, con motivo de los 40 años del rodaje del 'Último cuplé', la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España, reconocía la impecable labor artística de la diva otorgándole la Medalla de Oro. Así lo recogía la revista Fotogramas en su número de Junio del citado año. 


homenaje
LA ACADEMIA DE LAS ARTES Y CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS ACABA DE RECONOCER LAS VIRTUDES, SINGULARIDAD, FASCINACIÓN IMPERECEDERA DE NUESTRA ESTRELLA MÁS INTERNACIONAL. MARUJA TORRES LE DEDICA UN ENCENDIDO ELOGIO A SARA MONTIEL, CUYO HOMENAJE DE LA PROFESIÓN TAMBIÉN RECOGEMOS EN FOTOS.
Pecado de amor por
SARA


Hace 40 años, cuando se estrenó El último cuplé en Barcelona, usé parte de mi primer sueldo como aprendiza en unos grandes almacenes para llevar a mi madre al cine Montecarlo: las dos estábamos locas por ver a Sarita Montiel en lo que ha sido, creo, el más espectacular blockbuster de nuestro cine, en un momento en que la publicidad existía solo a escala muy modesta. Creo que mi madre y yo salimos, como el resto de los espectadoras –fue, el de Sara, un triunfo propiciado por las mujeres-, queriendo ser como ella. Guapa como ella, descarada como ella, la perdición de los hombres como ella, perdida a su vez a causa de los hombres -¡pero después de ponerse ciega jodiendo!- como ella. Queríamos, las españolas que aquel 1957 descubrimos a la Montiel, y las que la conocían desde sus pequeños papeles en Mariona Rebull o Locura de amor, cantar como Sara, mover la lengua entre los mullidos labios como Sara y llorar glicerina a chorros como Sara mientras, con el perfil inmóvil, veíamos caer a nuestros pies al torero. En fin, que incurrimos, como todo el país, el tremenda saraadicción.
Los títulos que siguieron –La violetera, Carmen la de Ronda, Mi último tango, Pecado de amor y La bella Lola- nos proporcionaron las dosis necesarias para seguir cultivando el vicio.



Foto derecha: En 'La dama de Beirut' (1965), de Ladislao Vajda, con Giancarlo del Duca. 


En 'Locura de amor' (1948), de Juan de Orduña, con Jorge Mistral.
En 'Dos pasiones y un amor' (1956), con Mario Lanza.

Es decir, dosis de Sara con ricitos cuando es inocente, de Sara con cabello estirado y raya en medio cuando empieza a sentir los embates de la pasión, dosis de ojera y humo de Sara en declive: y canciones, y hombres. Poco importaba que se quedara ciega en el hundimiento del Titanic o que saliera de monja inenarrable: solo queríamos aplacar el ansia de Sara que nos devoraba en las oscuras trastiendas de nuestras vidas de barrio.
La modernez de los últimos 60 y primeros 70 le sentó mal a la Montiel, cuyos productos acusaron los cardados de cabello y otros excesos ornamentales de la época. Y, además, nosotras ya no estábamos para cuentos de señoritas tuberculosas con tetas grandes y toreros. El caso es que nos divorciamos. Sara siguió dándole al mito –se estaba convirtiendo, entre tanto, en nuestra Taylor, a golpe de maridos y diamantes- y aquí intentábamos imitar, con mayor o menor fortuna, pero con entusiasmo, lo que ocurría fuera. Claramente, S.M. no entraba en el esquema de un mundo diseñado por Mary Quant, con banda sonora de los Beatles y soflamas de Danny el Rojo. Por aquel tiempo, Sara cometió el desatino de ponerse en manos de un progre, el director Jorge Grau, para rodar Tuset Street, y el fragor de aquel choque entre la star y el novísimo dio lugar a uno de los productos más hilarantes, inverosímiles e innecesarios que pueblan la carrera de Montiel. Hoy no aseguraría que toda la culpa fuera de Sara, pero en aquel tiempo todos los modernos cerramos filas contra ella, y fruto de aquel clima fue una entrevista que le hice, sin asomo de mentira por mi parte, pero con toda la crueldad posible: la crueldad de la juventud que se siente en posesión de la verdad. La verdad es que resultó muy divertida.



Pero lo que es la vida: la modernez pasó y Sara permanece. Como la Taylor, está hecha de la madera con que nacen las estrellas y, como también ocurre con Liz, su fuerza es capaz de imponerse hasta a sus posibilidades de ponerse en ridículo. Años más tarde, debo confesarlo: la quiero. Quiero a esta mujer absurda y cálida, grande y mayor, sardónica y frágil.


Gary Cooper, Sara, Denise Darcel y Burt Lancaster, en el rodaje de 'Veracruz'.

Con Joan Fontaine y Vicent Price en 'Dos pasiones y un amor', de Anthony Mann.




Y héte aquí que, gracias a ella, yo misma he hecho una de las cosas más absurdas y cinematográficas que se pueden hacer en esta vida: sujetar su maletín repleto de joyas a las puertas de Tiffany’s en plena Quinta Avenida, mientras le sacaban una foto. Aquello no era Capote, ni yo Audrey Hepburn, pero… Fue en uno de aquellos cumpleaños por todo lo alto, irrepetibles, que le preparaba Pepe Tous con la complicidad de la prensa que la quería y que no ha dejado de hacerlo.
Que Zeus y Thais te guarden, Sarita.





Barcelona, 1979. Con Pepe Tous y Thais.


Por: Maruja TORRES


(Pincha la foto para ver a tamaño original)


LA FOTO CX



Fotografía icónica de la diva. ¿Qué decir? Nuestra Sara cantando el 'Fumando espero' en 'El último cuplé'.

2 comentarios:

  1. The web-crawler's algorithm will calculate pronto that there is incentive to keep adding more platforms and value adding features that users will be converted to buyers.

    Feel free to visit my web blog :: what is search engine marketing

    ResponderEliminar