sábado, 30 de agosto de 2014

LA SETTIMANA INCOM ILLUSTRATA - 28 de Septiembre de 1957 - Italia


LA NOSTRA COPERTINA

Sarita Montiel è una giovane e avvenente cantante spagnola che ha nel suo paese una grandissima popolarità. Scoperta dai produttori di Hollywood ha già fatto un viaggio in America, dove ha preso parte al film Serenata, insieme al famoso tenore Mario Lanza. La carriera cinematográfica di Sarita Montiel è stata rápida e molto brillante. Nel secondo film, che s´intitola La tortura della freccia, la bella spagnola sostiene la parte della protagonista. A Hollywood Sarita ha trovato anche la felicità. In questi giorni è diventata la moglie del famoso regista Anthony Mann. Sarita Montiel ha ventinove anni. Suo marito ne ha cinguantuno.


EL RECORTE CLXXXIII
Por sus bodas de oro, la revista Diez Minutos en un número especial, editado el 18 de Mayo de 2001, eligió al personaje más relevante de cada década. De los '50, evidentemente, la elegida fue Sara Montiel. En esta entrevista, la diva manchega recordaba su época en Hollywood y el inicio de su fama internacional a partir de "El último cuplé".  


1952 – SARITÍSIMA SE RECASÓ CON ANTHONY MANN
Segunda boda civil de Sara Montiel  y Anthony Mann. El enlace se celebró en la mansión de unos amigos de Hollywood.


Sara Montiel se casó con Anthony Mann dos veces. La primera, el 30 de marzo de 1957, en artículo mortis, pues el director de cine había sufrido un infarto. La segunda, en Hollywood, el 26 de agosto de 1957. Mann dirigió a Mario Lanza y a la manchega en “Dos pasiones y un amor” (1955). Se enamoró de ella en el rodaje. Se separaron tras protagonizar Sara en España “El último cuplé”, en 1957, película que la catapultó a la fama y la convirtió en un sex-symbol.
La Montiel se instaló en México en 1950. Allí rodó “Cárcel de mujeres” (1951), “El enamorado” (1951), “Ella, Lucifer y yo” (1952), “Soy gallo donde quiera” (1952), “Frente al pecado de ayer” (1954), “Yo no creo en los hombres” (1954). Ese mismo año intentó la conquista de Hollywood. Intervino en “Veracruz”, con Gary Cooper y Burt Lancaster (1954), “La ambiciosa” (1954), “Dos pasiones y un amor” (1955), “Yuma” (1957). En España protagonizó “El último cuplé”, con Armando Calvo, y a las órdenes de Juan de Orduña (1957), “La violetera” (1958) y “Carmen la de Ronda” (1959).


 Sara Montiel
“Me he sentido querida por los hombres y por las mujeres”
Se ha ganado a pulso ser considerada una de las grandes artistas de este país. Adelantada en todo a su tiempo, fue la primera latina en triunfar en la Meca del Cine. Después regresó a España para convertirse en el sex-symbol español de los años 50 con “El último cuplé”

El director de cine americano Anthony Mann se convirtió en el primer marido de Sara. Su unión se rompió cuando ella regreso a trabajar a España. 

Sara Montiel puede presumir de muchas cosas: de llevar más de cincuenta años en activo y cosechando triunfos, de seguir tan estupenda como cuando empezó y, sobre todo, de haberse convertido en la primera artista latina en triunfar en Hollywood. Esta manchega universal tuvo la suerte de trabajar con grandes estrellas del celuloide cuando apenas era una niña y ella misma ha logrado convertirse en uno de los mitos de nuestros días. Su exitosa carrera ha ido acompañada de una rica vida personal en la que no han faltado románticas historias de amor.
En los años 50 estabas en el apogeo de tu carrera y triunfando en Hollywood, ¿ qué recuerdos conservas de esa época?
Tengo unos recuerdos maravillosos. ¡Imagínate! Yo llegué a México en el año 50 y en el 54 ya estaba haciendo de protagonista con Gary Cooper y Burt Lancaster en “Veracruz” y poniéndome a la cabeza de las actrices latinas. México significó muchísimo para mí. Llegué allí y se me abrieron todas las puertas, la gente fue maravillosa y me dio oportunidades estupendas para llegar a ser famosa y convertirme en Sara Montiel. En España desde el 44 hasta el 50 no tuve ninguna oportunidad de hacer una película de protagonista. Cumplí 20 años y me fui. En México me hice un nombre. Tengo unos recuerdos tan maravillosos que me nacionalicé mexicana. Tengo dos nacionalidades: la española y la mexicana.
¿Recuerdas cuál fue tu primer sueldo?
Fue de 3.000 pesetas con “Mayra, te quiero para mí”, película en la que hacía dos sesiones como colegiala. Luego en “Empezó en boda” me pagaron 7.000 pesetas.


La artista conserva la belleza que le ha granjeado grandes admiradores entre todos los públicos. 

Gary Cooper, Burt Lancaster… fueron dos de tus parejas en la pantalla, ¿cómo se sentía una jovencita con 20 años que había llegado a Hollywood desde un pueblecito de La Mancha trabajando con dos mitos del cine?
Eso lo llevamos en España en la sangre. Desde los conquistadores como Pizarro, Hernán Cortés… los españoles llevamos algo dentro, un espíritu especial de conseguir lo que queremos lograr. Me imponía trabajar con ellos, pero yo tenía mucho amor propio. No me sentía como una pobrecita, sino que me creía que era alguien. Yo trabajaba en el cine muy bien, había estudiado muchísimo. No tenía ningún complejo al estar al lado de los grandes. Hice una amistad maravillosa con Cooper. Todo el equipo técnico me adoraba y tengo unos recuerdos increíbles.
Procedes de una familia humilde y habías aprendido a leer y a escribir en esa etapa, ¿alguna vez te habías imaginado que llegarías a ser una gran estrella?
Con 17 o 18 años empecé a leer y escribir cuando conocí a Miguel Mihura, que me enseñó a juntar las letras. No me imaginaba lo que iba a pasar. Pero yo quería llegar a ser estrella y ser una gran cantante en el cine y lo conseguí.
¿Te arrepientes de no haberte instalado en Estados Unidos en ese momento?
No. En Estados Unidos hice de india, de mexicana y de piel roja y me dije: “Antonia, esto no es para ti”. Cuando hice las películas que tenía contratadas, vine a España, hice “El último cuplé”, que fue un auténtico bombazo, y ya no me interesó volver a Hollywood porque allí hubiera seguido haciendo de india. Te encasillaban en un tipo de papel. Actualmente, los latinos que trabajan en América también tienen que tener mucho cuidado porque les pasa lo mismo.
¿Cómo se veía España desde Hollywood?
Era como si no existiera. Estuve seis años viviendo fuera y echaba de menos mi tierra porque yo tengo toda mi familia aquí.
¿Cómo era la situación política y social en ese momento?
Eran momentos difíciles porque había muchísima censura y dictadura. Era ridículo que no existiera el divorcio, que no se pudiera hacer una película en la que la protagonista se suicidaba porque estaba prohibido por la iglesia y te excomulgaban. En mi propio país a mí me llamaban la amante del americano porque me había casado por lo civil con Anthony Mann. Estaban muy atrasados. Los que eran un poco de izquierdas lo pasaban muy mal.
¿Te sentías un poco como la Cenicienta?
Toda mi vida ha sido un poco la de la Cenicienta. Me han dejado a un lado en  ocasiones, me han puesto zancadillas, pero al fin el zapato era de mi medida.


En esos años fue cuando viviste tu historia de amor con Anthony Mann.
Sí y me casé con él. Primero fue en artículo mortis ya que le dio un ataque al corazón. Su hija, a la que yo le llevaba sólo cinco años, me dijo que me casara con él porque esos eran nuestros planes. Y así lo hice. Él se recuperó y unos meses después nos volvimos a casar porque él pudiera vivir su boda.
¿De los hombres que han pasado por tu vida de cuál guardas un recuerdo mejor?
De todos guardo un buen recuerdo porque todos me han querido muchísimo. A veces he sido cruel con ellos sin darme cuenta porque cuando eres muy joven piensas que la juventud puede con todo y no es así. No borraría a ninguno de los hombres que han pasado por mi vida. Con Miguel Mihura llevé una gran decepción porque no se quiso casar conmigo. Él era soltero y yo también. Pero él tenía 42 años y yo, 17. Me dijo que yo era una nena y no podía hacerme eso. Fue un acto de amor muy grande y lo hizo porque me quería, pero en ese momento yo casi me muero de pena.
Con “El último cuplé” te convertiste en un sex-symbol, ¿te sentías envidiada por las mujeres y admirada por los hombres?
Siempre me he sentido querida por las mujeres y por los hombres. Y no digo lo que he gustado a los homosexuales. Soy una diosa para ellos y me enorgullece muchísimo.
Siempre has demostrado ser una mujer adelantada a tu tiempo, ¿te ha costado muchos disgustos?
Muchos, porque siempre me he adelantado a mi tiempo y no me comprendían, pero yo seguía erre que erre. Y sigo igual. Tengo 73 años y no hago una vida de una mujer de esa edad. Mucha gente no comprende cómo puedo estar así físicamente y moralmente, pero me siento viva por dentro y por fuera. Y no me extraña nada que un hombre se enamore de mí.
En ese momento la mentalidad de la gente era más cerrada, ¿cómo crees que hubiera sido tu juventud si hubiera transcurrido en estos tiempos?
Si llego a vivir mi juventud ahora habría sido maravilloso. Lo difícil era ser como yo soy hace muchos años.
¿Cómo te has llevado con la fama?
Bien. La gente me ha respetado mucho. No critico a nadie y no hablo mal de nadie. Antes de tener hijos no escupía al cielo y después de tenerlos menos todavía. Soy una persona muy normal, cariñosa, quiero mucho a mis amigos.
¿Te han ido acompañando los mismos amigos en toda tu trayectoria?
Conservo buenos amigos desde hace 45 años. Tengo también amigas mucho más jóvenes que yo. Siempre me he rodeado de gente más joven y gente que no pertenece a mi profesión.
Cuando echas la vista atrás, ¿hay algo de lo que te arrepientas?
No puedes pensar qué cosas podías haber hecho y que cosas no. Pero siempre me he arrepentido de haberle dicho a León Felipe que no le quería. Me adoraba y me tenía en un altar y se volvió como loco. Pero era muy joven y no tenía ninguna experiencia.


DIEZ MINUTOS ha reflejado siempre tu trayectoria y tu vida, ¿qué recuerdos tienes de la revista?
Recuerdo muchísimo a la gente que trabajaba en la revista cuando yo me hice famosa, como Agustín Trialasos y Antonio Cuenca. Los consideraba casi como hermanos por la amistad que hicimos. Siempre se han portado muy bien.
¿Sueles guardar los ejemplares en los que apareces?
Sí, pero sólo las páginas en las que salgo yo porque de lo contrario no tendría donde meter las revistas.
¿Qué deseo mandas a la revista ahora que celebra su 50 aniversario?
Que cumpla otros 50 años y que los cumplamos todos con paz y sin tanto crimen.
¿A qué personajes has seguido y sigues con especial atención?
Estoy enamorada de Kevin Costner. Es mi galán, pero no le conozco. A Giancarlo le digo que es con el único con quien le pondría cuernos.
¿Cuál sería la mejor noticia que te gustaría que diéramos de ti?
Que tengo salud, aunque la vida nadie la tiene comprada.
¿Cuáles son tus deseos para el futuro?
Ver a mi hija acabar su carrera y que se establezca y a mi hijo también. Son pequeños y me necesitan. Quiero vivir unos años más por ellos.


 LA FOTO CLXXXIII


Auténtico tesoro fotográfico. La diva, nuestra Sara Montiel, durante su época gloriosa de Hollywood. 

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