LA NOSTRA COPERTINA
Sarita Montiel è una giovane e avvenente cantante
spagnola che ha nel suo paese una grandissima popolarità. Scoperta dai
produttori di Hollywood ha già fatto un viaggio in America, dove ha preso parte
al film Serenata, insieme al famoso tenore Mario Lanza. La carriera cinematográfica
di Sarita Montiel è stata rápida e molto brillante. Nel secondo film, che
s´intitola La tortura della freccia, la bella spagnola sostiene la parte della
protagonista. A Hollywood Sarita ha trovato anche la felicità. In questi giorni
è diventata la moglie del famoso regista Anthony Mann. Sarita Montiel ha
ventinove anni. Suo marito ne ha cinguantuno.
EL RECORTE CLXXXIII
Por sus bodas de oro, la revista Diez Minutos en un número especial, editado el 18 de Mayo de 2001, eligió al personaje más relevante de cada década. De los '50, evidentemente, la elegida fue Sara Montiel. En esta entrevista, la diva manchega recordaba su época en Hollywood y el inicio de su fama internacional a partir de "El último cuplé".
1952 – SARITÍSIMA SE RECASÓ CON ANTHONY MANN
Segunda boda civil de Sara Montiel y Anthony Mann. El enlace se celebró en la
mansión de unos amigos de Hollywood.
Sara Montiel se
casó con Anthony Mann dos veces. La primera, el 30 de marzo de 1957, en
artículo mortis, pues el director de cine había sufrido un infarto. La segunda,
en Hollywood, el 26 de agosto de 1957. Mann dirigió a Mario Lanza y a la
manchega en “Dos pasiones y un amor” (1955). Se enamoró de ella en el rodaje.
Se separaron tras protagonizar Sara en España “El último cuplé”, en 1957,
película que la catapultó a la fama y la convirtió en un sex-symbol.
La Montiel se
instaló en México en 1950. Allí rodó “Cárcel de mujeres” (1951), “El enamorado”
(1951), “Ella, Lucifer y yo” (1952), “Soy gallo donde quiera” (1952), “Frente
al pecado de ayer” (1954), “Yo no creo en los hombres” (1954). Ese mismo año
intentó la conquista de Hollywood. Intervino en “Veracruz”, con Gary Cooper y
Burt Lancaster (1954), “La ambiciosa” (1954), “Dos pasiones y un amor” (1955),
“Yuma” (1957). En España protagonizó “El último cuplé”, con Armando Calvo, y a
las órdenes de Juan de Orduña (1957), “La violetera” (1958) y “Carmen la de
Ronda” (1959).
“Me he sentido querida por los hombres y por las
mujeres”
Se ha ganado a pulso ser considerada una de las
grandes artistas de este país. Adelantada en todo a su tiempo, fue la primera
latina en triunfar en la Meca del Cine. Después regresó a España para
convertirse en el sex-symbol español de los años 50 con “El último cuplé”
El director de cine americano Anthony Mann se convirtió en el primer marido de Sara. Su unión se rompió cuando ella regreso a trabajar a España.
Sara Montiel
puede presumir de muchas cosas: de llevar más de cincuenta años en activo y
cosechando triunfos, de seguir tan estupenda como cuando empezó y, sobre todo,
de haberse convertido en la primera artista latina en triunfar en Hollywood.
Esta manchega universal tuvo la suerte de trabajar con grandes estrellas del
celuloide cuando apenas era una niña y ella misma ha logrado convertirse en uno
de los mitos de nuestros días. Su exitosa carrera ha ido acompañada de una rica
vida personal en la que no han faltado románticas historias de amor.
En los años 50 estabas en el apogeo de tu carrera y
triunfando en Hollywood, ¿ qué recuerdos conservas de esa época?
Tengo
unos recuerdos maravillosos. ¡Imagínate! Yo llegué a México en el año 50 y en
el 54 ya estaba haciendo de protagonista con Gary Cooper y Burt Lancaster en
“Veracruz” y poniéndome a la cabeza de las actrices latinas. México significó
muchísimo para mí. Llegué allí y se me abrieron todas las puertas, la gente fue
maravillosa y me dio oportunidades estupendas para llegar a ser famosa y
convertirme en Sara Montiel. En España desde el 44 hasta el 50 no tuve ninguna
oportunidad de hacer una película de protagonista. Cumplí 20 años y me fui. En
México me hice un nombre. Tengo unos recuerdos tan maravillosos que me
nacionalicé mexicana. Tengo dos nacionalidades: la española y la mexicana.
¿Recuerdas cuál fue tu primer sueldo?
Fue
de 3.000 pesetas con “Mayra, te quiero para mí”, película en la que hacía dos
sesiones como colegiala. Luego en “Empezó en boda” me pagaron 7.000 pesetas.
La artista conserva la belleza que le ha granjeado grandes admiradores entre todos los públicos.
Gary Cooper, Burt Lancaster… fueron dos de tus
parejas en la pantalla, ¿cómo se sentía una jovencita con 20 años que había
llegado a Hollywood desde un pueblecito de La Mancha trabajando con dos mitos
del cine?
Eso
lo llevamos en España en la sangre. Desde los conquistadores como Pizarro,
Hernán Cortés… los españoles llevamos algo dentro, un espíritu especial de
conseguir lo que queremos lograr. Me imponía trabajar con ellos, pero yo tenía
mucho amor propio. No me sentía como una pobrecita, sino que me creía que era
alguien. Yo trabajaba en el cine muy bien, había estudiado muchísimo. No tenía
ningún complejo al estar al lado de los grandes. Hice una amistad maravillosa
con Cooper. Todo el equipo técnico me adoraba y tengo unos recuerdos
increíbles.
Procedes de una familia humilde y habías aprendido a
leer y a escribir en esa etapa, ¿alguna vez te habías imaginado que llegarías a
ser una gran estrella?
Con
17 o 18 años empecé a leer y escribir cuando conocí a Miguel Mihura, que me
enseñó a juntar las letras. No me imaginaba lo que iba a pasar. Pero yo quería
llegar a ser estrella y ser una gran cantante en el cine y lo conseguí.
¿Te arrepientes de no haberte instalado en Estados
Unidos en ese momento?
No.
En Estados Unidos hice de india, de mexicana y de piel roja y me dije:
“Antonia, esto no es para ti”. Cuando hice las películas que tenía contratadas,
vine a España, hice “El último cuplé”, que fue un auténtico bombazo, y ya no me
interesó volver a Hollywood porque allí hubiera seguido haciendo de india. Te
encasillaban en un tipo de papel. Actualmente, los latinos que trabajan en
América también tienen que tener mucho cuidado porque les pasa lo mismo.
¿Cómo se veía España desde Hollywood?
Era
como si no existiera. Estuve seis años viviendo fuera y echaba de menos mi
tierra porque yo tengo toda mi familia aquí.
¿Cómo era la situación política y social en ese
momento?
Eran
momentos difíciles porque había muchísima censura y dictadura. Era ridículo que
no existiera el divorcio, que no se pudiera hacer una película en la que la
protagonista se suicidaba porque estaba prohibido por la iglesia y te
excomulgaban. En mi propio país a mí me llamaban la amante del americano porque
me había casado por lo civil con Anthony Mann. Estaban muy atrasados. Los que
eran un poco de izquierdas lo pasaban muy mal.
¿Te sentías un poco como la Cenicienta?
Toda mi vida ha sido un poco la de la
Cenicienta. Me han dejado a un lado en ocasiones,
me han puesto zancadillas, pero al fin el zapato era de mi medida.
En esos años fue cuando viviste tu historia de amor
con Anthony Mann.
Sí
y me casé con él. Primero fue en artículo mortis ya que le dio un ataque al
corazón. Su hija, a la que yo le llevaba sólo cinco años, me dijo que me casara
con él porque esos eran nuestros planes. Y así lo hice. Él se recuperó y unos
meses después nos volvimos a casar porque él pudiera vivir su boda.
¿De los hombres que han pasado por tu vida de cuál
guardas un recuerdo mejor?
De
todos guardo un buen recuerdo porque todos me han querido muchísimo. A veces he
sido cruel con ellos sin darme cuenta porque cuando eres muy joven piensas que
la juventud puede con todo y no es así. No borraría a ninguno de los hombres
que han pasado por mi vida. Con Miguel Mihura llevé una gran decepción porque
no se quiso casar conmigo. Él era soltero y yo también. Pero él tenía 42 años y
yo, 17. Me dijo que yo era una nena y no podía hacerme eso. Fue un acto de amor
muy grande y lo hizo porque me quería, pero en ese momento yo casi me muero de
pena.
Con “El último cuplé” te convertiste en un
sex-symbol, ¿te sentías envidiada por las mujeres y admirada por los hombres?
Siempre
me he sentido querida por las mujeres y por los hombres. Y no digo lo que he
gustado a los homosexuales. Soy una diosa para ellos y me enorgullece
muchísimo.
Siempre has demostrado ser una mujer adelantada a tu
tiempo, ¿te ha costado muchos disgustos?
Muchos,
porque siempre me he adelantado a mi tiempo y no me comprendían, pero yo seguía
erre que erre. Y sigo igual. Tengo 73 años y no hago una vida de una mujer de
esa edad. Mucha gente no comprende cómo puedo estar así físicamente y
moralmente, pero me siento viva por dentro y por fuera. Y no me extraña nada
que un hombre se enamore de mí.
En ese momento la mentalidad de la gente era más
cerrada, ¿cómo crees que hubiera sido tu juventud si hubiera transcurrido en
estos tiempos?
Si
llego a vivir mi juventud ahora habría sido maravilloso. Lo difícil era ser
como yo soy hace muchos años.
¿Cómo te has llevado con la fama?
Bien.
La gente me ha respetado mucho. No critico a nadie y no hablo mal de nadie.
Antes de tener hijos no escupía al cielo y después de tenerlos menos todavía.
Soy una persona muy normal, cariñosa, quiero mucho a mis amigos.
¿Te han ido acompañando los mismos amigos en toda tu
trayectoria?
Conservo
buenos amigos desde hace 45 años. Tengo también amigas mucho más jóvenes que
yo. Siempre me he rodeado de gente más joven y gente que no pertenece a mi
profesión.
Cuando echas la vista atrás, ¿hay algo de lo que te
arrepientas?
No
puedes pensar qué cosas podías haber hecho y que cosas no. Pero siempre me he
arrepentido de haberle dicho a León Felipe que no le quería. Me adoraba y me
tenía en un altar y se volvió como loco. Pero era muy joven y no tenía ninguna
experiencia.
DIEZ MINUTOS ha reflejado siempre tu trayectoria y
tu vida, ¿qué recuerdos tienes de la revista?
Recuerdo
muchísimo a la gente que trabajaba en la revista cuando yo me hice famosa, como
Agustín Trialasos y Antonio Cuenca. Los consideraba casi como hermanos por la
amistad que hicimos. Siempre se han portado muy bien.
¿Sueles guardar los ejemplares en los que apareces?
Sí,
pero sólo las páginas en las que salgo yo porque de lo contrario no tendría
donde meter las revistas.
¿Qué deseo mandas a la revista ahora que celebra su
50 aniversario?
Que
cumpla otros 50 años y que los cumplamos todos con paz y sin tanto crimen.
¿A qué personajes has seguido y sigues con especial
atención?
Estoy
enamorada de Kevin Costner. Es mi galán, pero no le conozco. A Giancarlo le
digo que es con el único con quien le pondría cuernos.
¿Cuál sería la mejor noticia que te gustaría que
diéramos de ti?
Que
tengo salud, aunque la vida nadie la tiene comprada.
¿Cuáles son tus deseos para el futuro?
Ver
a mi hija acabar su carrera y que se establezca y a mi hijo también. Son
pequeños y me necesitan. Quiero vivir unos años más por ellos.
LA FOTO CLXXXIII
Auténtico tesoro fotográfico. La diva, nuestra Sara Montiel, durante su época gloriosa de Hollywood.
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