SARITA MONTIEL
DIJO EN UN LLANTO EL JUBILO DE SU TRIUNFO
La estrella rindió con garbo la última prueba
CUPLE Y TANGO SE HERMANARON EN LA MAGNIFICA VOZ DE
LA EXIMIA ARTISTA
La conocíamos
por el cine. Y la admirábamos por sus condiciones de actriz y, naturalmente,
por la capacidad de eximia cantante que difundieron sus filmes, de repercusión
popular tan extraordinaria, y los discos, habituados al récord de difusión y
notoriedad. Pero todavía faltaba conocerla en otros aspectos. El primero, el de
orden personal. Necesidad satisfecha cuando Sarita Montiel llegó a nuestra
tierra, regalándonos la magia de su sonrisa, de su auténtica belleza, de ese
todo, plenamente español, que conforma su inconfundible personalidad de hermosa
mujer y magnífica artista.
Por eso, la
última rendición de pruebas habría de producirse en ocasión de su estreno
teatral, cuando el público la tuviese ante sus ojos, en una presencia material,
hallándose, de paso, en oportunidad de aquilatar definitivamente los valores de
su arte.
Esto, ya lo
saben nuestros lectores, se ha concretado. Sarita Montiel debutó en nuestro
teatro. En una noche de gala como pocas, que bañó de aplausos y flores la gala
del Avenida, centro de repercusión de cuanto contenga hispanismo íntimamente
popular. Y la prueba, digámoslo ya, se rindió en forma absolutamente triunfal
para Sarita, quien dejó claramente en evidencia sus reales aptitudes. En ella
nada hubo de imaginario, de ficticio, de prefabricación publicitaria. Por el
contrario, Sarita Montiel está dotada del suficiente encanto como para ampliar,
en persona, cuantas orgullosas satisfacciones recogiera desde la pantalla y por
mediación de sus discos.
TRIUNFO Y LAGRIMAS…
De abolengo porteño.
Y ella misma
supo del triunfo enorme alcanzado en nuestro medio, con las lágrimas españolas
y argentinas que por igual materializaron en su calidez de aplauso la acogida
justa para quien hacía alarde, esa noche, de su entera potencia de artista
exquisita.
Sarita Montiel
lloró, en efecto, en Buenos Aires. Pero sus lágrimas eran como flores, que
pugnaron por salir incluso durante alguna de sus canciones. Piezas que son
éxitos clásicos suyos, forjaron el primer repertorio expresado al público
porteño. Y sin embargo, las sensaciones se produjeron con la novedad de un
intercambio espiritual extraordinario.
Pocos momentos
antes de enfrentarse a la sala, colmada y entusiasta, Sarita exteriorizaba la
nerviosidad común en toda artista responsable:
-Dios
mío… Este sí que es un momento difícil… Pocas veces he tenido tantos deseos y
al mismo tiempo tanto miedo de aparecer ante semejante auditorio… Buenos Aires
es plaza bravía, sin duda, no por implacable, sino, simplemente, por exigente… -decía la
estrella a sus allegados. Su regreso, todo el sentimiento experimentado en esa
presentación pródiga en satisfacciones, se sintetizó en esta declaración suya:
-¡Qué
emoción tremenda! ¡Qué público maravilloso! Cómo ha sabido perdonarme esto de
cantarle sus propios tangos…
Y el perdón no
existió. En verdad, se trataba de una cabal retribución de aplausos para quien
en “Fumando espero” y “Yira, yira”, por ejemplo, tradujo con exacto sentido la
letra y la música, y hasta el intrínseco fondo espiritual y filosófico de ambas
composiciones.
-Su voz y su elegancia han
entusiasmado al público… -dijo
alguien a su lado, y la estrella se ruborizó.
EL CUPLE Y EL TANGO
No obstante, el
comentario decía verdad. Pocas veces una debutante de este rango ha devuelto
con tantas realidades semejante expectación. Ya sea en los cuplés suyos como en
los tangos nuestros. Con el mantón español o el atuendo típicamente porteño, en
ocasión de rendir delicada pleitesía al folklore ciudadano, y como anticipo, a
la vez, de cuál será el grado de su eficiencia interpretativa en esa promesa de
sensación que es ya su nueva película, “Mi último tango”.
Pero, hay que
decirlo, también, cuando toda la sala trascendió un aire de inenarrable
emoción, fue aquel momento en que Sarita abandonó el proscenio y se puso a
andar por la sala, ataviada como la violetera de la canción y diciendo esos
versos, justamente, que la mostraron en la línea eximia de La Goya y de la
misma Raquel Meller. En esos instantes, precisamente, cine y disco quedaban
casi atrás, frente al concreto hermoso de esa presencia absoluta de calidad.
Lógicas, pues,
las ovaciones. Y expresivas por demás esas lágrimas que, repetimos, bañaron el
rostro de Sarita Montiel cuando se supo firmemente triunfante en Buenos Aires,
el centro al que la condujeran sus sueños y en el que su ansia sentía
fervorosas ambiciones de éxito.
FABULOSO CONTRATO
Extraordinaria
repercusión produjo el estreno teatral de Sarita Montiel. La estrella hispana
ganaba así al público porteño, documentando en persona toda la exactitud de su
previo triunfo en el disco y a través de sus películas. La hermosa protagonista
de “La violetera” y “El último cuplé” quedaba consagrada en forma rotunda. Y
pasaba, entonces, a ser la artista codiciada por esa pujanza en función que es
la televisión argentina. El “vídeo” guarda para Sarita un misterio que ella no
había querido revelar. Sin embargo, instada por su propio triunfo a acceder al
requerimiento que supone la exigencia de miles y miles de admiradores, así lo
hizo. Fue así como Sarita Montiel firmó con el Canal 9 un fabuloso contrato,
proporcionando la flamante televisora la legítima satisfacción de una conquista
sensacional.
"Como aves precursoras..."
EL RECORTE CLXXXVIII
Y porque Sara Montiel siempre fue la misma es que siempre causó la misma expectación desde que se convirtió en estrella hasta el fin de sus días. En esta ocasión, la revista Pronto, en su número de 6 de Enero de 1977, recogía la reaparición de la diva en televisión. ¿Qué ocurrió? También sorpresa y también polémica. Siempre expectación. Siempre, Sara Montiel.
SARA MONTIEL
HACE LAS PACES CON RTVE
Hace ya mucho
tiempo que la famosa Sara Montiel apareció por primera vez ante los
telespectadores, y a partir de entonces, no ha habido ninguna actuación más.
Sara Montiel explica el porqué de esta larga ausencia y qué es lo que la movió
a volver.
-¿Cuánto tiempo
ha transcurrido desde tu última actuación, Sara?
-Muchos
años, fue en los comienzos de la televisión, en el Paseo de la Habana. Luego he
salido para ser entrevistada en numerosas ocasiones, pero nunca volví a actuar.
Sara Montiel
actuó en casi todos los países europeos, en televisión y en América.
-No
puedo precisar fechas pero he trabajado en diversas televisiones de países
diferentes. En Estados Unidos, Méjico, Venezuela, Francia, Italia…
-¿Cuál ha sido
el motivo de este retorno de Sara a televisión?
-Debido
a las circunstancias me apetece más, ya que se sigue una nueva línea. Existe
más apertura; ahora un político sale en televisión y puede decir sí, no, o lo
que quiera. Además cuando Valerio me lo consultó, yo estaba aquí, en Madrid,
preparando el nuevo espectáculo con el que me voy a presentar en Barcelona y
como sólo tenía esto y unas actuaciones en una sala de fiestas de la capital
acepté. Pero si no hubiese sido con Valerio, no lo hubiese hecho. Se puede decir
que una de las causas ha sido el cambio de línea política del país.
-¿Entonces Sara
puede volver pronto a RTVE?
-Ahora
sí, ¿por qué no?
-De haber
continuado todo como estaba, ¿no hubieras vuelto?
-Bueno,
para contestar esto tendría que haberse dado esa circunstancia. Pero no, creo
que no. Era necesaria esta bocanada de aire fresco.
-¿Cuánto tiempo
se ha empleado en grabar estas cuatro canciones?
-Desde
que se comenzó a hablar hasta ahora.
-¿Se puede
hablar de días, meses…?
-Digamos
meses, ya que se empezó y luego Valerio se tuvo que marchar fuera. Ahora
seguimos.
-¿Cómo han
transcurrido tus jornadas de trabajo en RTVE?
-Ha
sido un trabajo muy laborioso. Estuve trabajando varios días con Don Lurio que
es un gran coreógrafo y logró que sin ser yo una gran bailarina, que no lo soy,
quedara todo muy bien.
Dieciséis trajes diferentes
-Se dice que has
preparado dieciséis trajes para esta actuación, ¿es cierto?
-He
preparado dieciséis, sí, pero esto no quiere decir que voy a salir con todos.
Resulta que si el realizador dice que éste o aquél no va con el decorado o con
lo que sea; así yo puedo ofrecerle otros tantos para ver cuál queda mejor.
-¿Quién costea
los gastos de tu vestuario, televisión?
-Bueno,
en parte televisión y en parte yo misma.
“No me prodigo en nada”
-¿Además de las
razones políticas a que antes aludías, existe alguna otra causa por la que no
hayas actuado en este medio?
-No,
es por esto que dije y porque a mí no me gusta prodigarme en nada. Hace dos
años y medio que hice “Saritísima” y luego no hice nada más. Me gusta seguir
una tónica en cuanto al trabajo. Yo hago una película cada año o algo más;
monto mis espectáculos cada determinado tiempo y hago mis galas, pero todo
programado de antemano y nunca a la vez.
-¿Qué es lo
primero que Sara tiene en cuenta cuando le ofrecen un papel?
-Primero
veo la historia, luego la realización y si me gusta o no el guión; si no me
gusta, no acepto.
-¿El factor
económico queda relegado a un segundo plano?
-Sí,
por supuesto; lo que he dicho anteriormente es lo primero.
-De las
películas que hiciste, ¿cuál es la que más te agrada?
-“La
Violetera” y “El último cuplé” que me dieron fama internacional. De las últimas
“Esa mujer”, de Mario Camus, y “Varietés”, de Bardem.
Cara a cara con la verdad
Se publicó que
Sara Montiel había pedido a Televisión Española un millón de pesetas por su
actuación en este especial y que la respuesta que obtuvo fue que cobraría la
mitad y a cambio se cuidaría mucho la presentación de la estrella. Le
comentamos esto a ella.
-No
tengo noticia de que se haya publicado esto, pero te puedo asegurar que no es
cierto, no es verdad.
-¿Crees que
existe diferenciación a nivel económico entre el actor extranjero y el español,
aquí en España?
-Considero
que en todos los medios siempre se valora más y se le da más importancia al que
viene de fuera. Yo no estoy de acuerdo con esto. Estoy a favor de un sindicato
libre independiente.
-¿En qué medida
colaboras para que este sindicato sea un realidad?
-Siempre
que me han requerido he aceptado, nunca me negué. En estas cosas hay una serie
de señores que llevan la voz cantante y yo deposito mi confianza en ellos.
Más delgada que nunca.
Se dice que Sara
está de tipo mejor que en sus mejores tiempos.
-Después
de haberme cansado de seguir múltiples regímenes y dietas de adelgazamiento,
que siempre acababa por abandonar, me puse en manos del doctor Fábregas y él
descubrió que yo padecía una enfermedad de tipo alérgico, el edeme de Kinque.
Esto me hacía retener una serie de sustancias. Ahora que han descubierto el
antídoto, no sigo ningún régimen y peso menos que nunca: cincuenta kilos. Si
comparo con lo que pesaba cuando tenía dieciséis años he adelgazado veinte.
Le dicen a Sara,
también, que está más guapa.
-Si
ellos lo dicen que son hombres…
JORGE SERRA
LA FOTO CLXXXVIII
Sarita Montiel en "Mi último tango"
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