sábado, 31 de diciembre de 2016

TRIUNFO - 16 de Marzo de 1946 - España


La diva aparece solo en la portada.


EL RECORTE CCXXX
Sara Montiel apareció en las pantallas en los 40 y comenzó, así, una carrera impecable a escala mundial. Pero todo comenzó antes, mucho antes, en Campo de Criptana, donde la ñiña Antonia no paraba de soñar con el éxito y el estrellato. En 1974 regresó a su pueblo natal para recibir el primero, de los muchísimos homenajes, que se le brindaron allí. Así lo relata la revista Miss en su número de 6 de Julio de ese año. 


ES EL PRIMER RECONOCIMIENTO DE SUS PAISANOS
SARA MONTIEL
Doblemente homenajeada en Campo de Criptana
Descubrió una lápida en la casa donde nació, y fue nombrada Hija Predilecta
“Soy hija de gañanes y me enorgullezco de proclamarlo”

Campo de Criptana se echó a la calle –algunas sin asfaltar, todo hay que decirlo-, para tributar homenaje multitudinario a quien el alcalde llamaría `la hija más internacional que ha dado esta villa’. El reconocimiento ha sido tardío –llega diecisiete años después de la consagración mundial con “El último cuplé”-, pero sincero, espontáneo y sentido. Nadie se quedó en casa. Todos quisieron compartir con Sara Montiel el para ella memorable día de descubrir una placa en la casa donde nació. ¿Cuándo? ‘Chi lo sa’. Ya que por tierras de Cervantes estamos, recurramos a lo “de cuyo año no quiero acordarme…”.
El Ayuntamiento había hecho una convocatoria para el homenaje a María Antonia Abad Fernández “Sara Montiel”. Consistía en el descubrimiento de la lápida y un solemne acto en el Ayuntamiento, con entrega de título y placa que la reconoce como Hija Predilecta de este lugar de la Mancha. Sara hacía dos años que no pisaba su tierra. Y nunca había actuado ante sus paisanos. Coincidiendo con el acto ofreció una gala benéfica, a la que también asistió todo el pueblo. Como a los actos matutinos, vividos por ella en olor de multitud. Aunque en el Ayuntamiento habían previsto hacer en coche el trayecto que hay entre la plaza Mayor y el 16 de General Peñaranda –casa natal de la estrella- ella optó por la caminata.
-Como sé el estado de algunas calles me calcé cómoda. Con ‘zancos’. Si hubiera venido de tacones no habría resistido.


Sara Montiel ha recibido el cálido homenaje de su pueblo natal sin poder resistir la prueba de la emoción. En las fotografías, dos momentos inolvidables en la vida de Sarita: ante sus paisanos y cuando en presencia del alcalde de Campo de Criptana y de su tío Manuel dio las gracias emocionada. 

Dando el brazo al regidor, en una comitiva típica y ciento por ciento carpetovetónica, que crecía a medida que llegaban al lugar del homenaje, Sara tomó conciencia de que es profeta en su tierra. Con su pueblo, sus gentes. Allí estaban desde sus hermanas Elpidia y Angelines a tu tío Manuel, pasando por Vicente Parra y Perla Cristal. Como una sombra eficaz, el imprescindible Pepe Tous. También era reconocido por las comadres de Criptana:
-¡Mira, ése es el novio de Sarita…! ¡Qué buen mozo!
La guapa se había vestido a tono con el día: traje ‘hippy’ y sombrero de paja. Poco maquillaje, previniendo los sudores. Un capazo al hombro. Nada más. La emoción a punto. Supo y pudo contenerla durante el descubrimiento de la placa. Pero como sus nervios estaban a punto rechazó la invitación de visitar el interior.
-Sé que no podría resistirlo. No he vuelto a entrar en esta casa desde que mi padre la vendió. Aunque muertos, mis padres están conmigo. Mi padre no ha salido de Criptana. Lo tengo enterrado aquí.


Después de descubrirse la placa, sobre la fachada de su casa natal, la popular artista no quiso olvidar la foto obligada junto a los molinos de viento con Perla Cristal y Vicente Parra. 

Aparentemente superado el bache emotivo, la comitiva se dirigió a casa del alcalde. La contención de la estrella se desbordó allí. Sara ya no pudo más y gruesas lágrimas cayeron de sus bonitos ojos. Pero en seguida se repuso:
-Perdona, amor, perdona. Ya ha pasado-, le decía a Pepe Tous antes de reemprender la marcha. En el salón de actos del Ayuntamiento la esperaba otra prueba. No la resistió. Tras colocar al tío Manuel, a su izquierda, en la presidencia, se desmoronó cuando el alcalde, don Antonio José López-Casero, le patentizó el reconocimiento eterno de Campo de Criptana:
“Has sido, eres la figura más internacional que ha dado nuestra villa. Eres un símbolo para todos, Y no sólo de belleza, sino una representación de la mujer. Si enormes son tus triunfos artísticos, hay en ti algo más importante: el amor y la entrega que tuviste por tu madre.”
Tras las palabras oficiales, gracias emocionadas de Saritísima. Aunque empezó su parlamento con voz fuerte y serena su entereza fue decayendo a medida que hablaba:
“Hermanos míos: estoy viviendo el día más alegre y el más triste de mi vida porque no tengo a mis padres. Pero os tengo a vosotros. Yo nunca había podido soñar con un homenaje así. Soy una mujer humilde nacida gracias a Dios, en Campo de Criptana. Como todo el mundo tengo muchos defectos. Sólo me reconozco una cualidad. Y la heredé de mis padres. Soy sencilla y nunca he renegado ni de mis gentes.”


Todo el pueblo se había echado a la calle para recibir a su Doña Sara de la Mancha. 

Cada palabra una lágrima, una ovación, un piropo. Campo de Criptana se volcó con su ilustre paisana. Para saludar a los que no habían podido entrar en el salón de actos Sara se asomó al balcón principal. Allí se repitieron las ovaciones. Un almuerzo remató esta jornada, memorable en la vida de Sara Montiel. Quinientas personas compartieron con la guapa el pan y la sal. A última hora de la tarde, cuando el sol declinaba y las gentes habían regresado a sus hogares, María Antonia Abad Fernández hizo, en solitario, una visita al camposanto, donde descansa su padre. Fue sola. Sin amigos ni fotógrafos.
Quizá buscaba reencontrarse con su ayer.

Jesús MARIÑAS
Fotos: J. Cid


LA FOTO CCXXX


Una jovencísima Sarita Montiel. 

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