viernes, 20 de enero de 2017

GACETA DEL CINE - 1.960 - España


SARA MONTIEL
DISPUESTA A TRIUNFAR EN HOLLYWOOD… TRIUNFA EN ESPAÑA
LOS PRODUCTORES ESPAÑOLES NO CREÍAN EN ELLA
¡Y ELLA SOLA UNIVERSALIZÓ EL CINE ESPAÑOL!     

Sara Montiel en "Cuando se quiere de veras", uno de sus desafortunados films mejicanos. 

Fue en el año 1.944 cuando el realizador cinematográfico húngaro Ladislao Vajda preparaba el rodaje de la película “Te quiero para mí”, con la pareja Antonio Casal e Isabel de Pomés –pareja que en aquellas fechas gozaba de popular simpatía y que, por ello, aparecieron juntos en diversas cintas-, cuando en el reparto de su película añadió el nombre de una muchachita desconocida por completo en los medios cinematográficos. Se llamaba Sarita Montiel –era la época de los diminutivos, ¿recuerdan?-. Fue el conocido humorista Enrique Herreros, padre, quien vio en Sara las grandes posibilidades interpretativas y la extraordinaria y deslumbrante hermosura de la joven futura actriz, y por ello hizo todos los posibles para que Ladislao Vajda, íntimo amigo suyo, la incluyera en el reparto de su película. El papel de Sara Montiel en “Te quiero para mí! Era de escasísima importancia, pero, sin embargo, marcó una fecha muy importante en la vida de la joven actriz. Su rostro, contrastado e insinuante, y su figura, fueron popularizándose a través de varias otras películas, tales como “El misterioso viajero del Clipper”, “Se le fue el novio”, “Vidas confusas”, etc.


Si bien el cometido artístico confiado a ella fue de poco relieve, el talento de la actriz fue suficiente para que el público se fijara en Sarita, precisamente cuando el cine español pasaba por momentos muy difíciles de cara al público, por la escasa calidad de sus películas, hecho que reformó aún más el pequeño pero prometedor triunfo de Sara Montiel. Sus personajes, casi siempre secundarios, adquirían gran importancia al ser representados por ella.
Recordamos su “Aldara”, la mora de “Locura de amor”; sin duda éste fue el primer papel con verdadero relieve confiado a Sara Montiel, y, como era natural, su nombre ganó muchos puestos en la lista de las “favoritas”. Su extraordinaria belleza resaltó como en ninguna de sus anteriores películas; Aldara era una muchacha de sangre inquieta, vengativa, impetuosa en sus amoríos… El carácter de Aldara tenía lo que no tuvo ninguno de los personajes interpretados con anterioridad por Sara Montiel: personalidad.


La primera interpretación destacada de Sara Montiel: "Locura de amor". En esta escena la acompaña el actor Fernando Rey. 


El gran triunfo: "El último cuplé". Junto a ella, el actor Armando Calvo. 

Incomprensiblemente, la cinematografía española no supo ver a la rutilante actriz que tenía y no se dio a Sara Montiel la importancia que ella se merecía. Después de “Locura de amor”, efectivamente, la Montiel tuvo infinidad de ofertas, pero ninguna de ellas mereció la atención de la actriz. Se trataba casi siempre de papeles secundarios, sin relieve, ni vida ni humanidad, cualidades imprescindibles en un personaje digno para interpretar.
Desilusionada, Sara Montiel, partía poco tiempo después hacia Méjico. En la cinematografía azteca trató de encontrar lo que no encontró en su patria: buenos papeles. Peor no tardó en darse cuenta de que no había llegado aún “su” momento, y tuvo que aceptar ofertas muy interiores a las recibidas por los productores españoles. Interpretó diversas películas –“Necesito dinero”, “Ya viene Martín Corona”, “Jimmy”, “Piel Canela”, “Cuando se quiere de veras”, etc.-, pero ninguna de ellas era producción de primera categoría. Sin embargo, he aquí que la suerte que ambiciona toda actriz europea, la de trabajar en Hollywood, se le presentó inesperadamente. Robert Aldrich y Burt Lancaster, director y co-productor, respectivamente, de “Vera Cruz” se encontraban en Méjico en busca de una actriz mejicana para el segundo papel femenino del film, que iban a interpretar el propio Burt Lancaster, Gary Cooper y la actriz gala Denise Darcel. Sara Montiel obtuvo, sin demasiado esfuerzo, el papel. La película, no obstante, se filmó enteramente en Méjico, pero bastó para que Sara Montiel fuera conocida en Hollywood, a donde se trasladó para intervenir en su primera película allí filmada: “Yuma”, al lado de Rod Steiger. Poco después intervenía, junto a Mario Lanza y Joan Fontaine, en “Dos pasiones y un amor” (Serenade).


¡Sara Montiel se codea ya con Burt Lancaster y Gary Cooper! La foto pertenece a "Vera Cruz", primer gran film internacional de la "estrella". 

La vida sentimental de Sara Montiel encontró también su meta al contraer matrimonio con el famoso realizador norteamericano Anthony Mann. El nombre de Sara Montiel era ya suficiente para mover multitudes. Juan de Orduña, realizador hispano que la había dirigido en “Locura de amor”, la requirió para interpretar el papel que, sin duda, más ha repercutido en su vida artística: el papel principal de “El último cuplé”. Del éxito alcanzado por Sara en este film, huelga hablar, por bien conocido de todos. Inmediatamente después, interviene en un film surgido gracias al éxito de su anterior: “La violetera”, y el triunfo es doble. Sara Montiel reactualiza toda una época casi olvidada ya por pocos y no vivida por muchos.
La trilogía se cumple con su tercera película hispana, en su segunda época, “Carmen, la de Ronda”.
Sara Montiel, que nació en Campo de Criptana, con el nombre de María Antonia Abad, ha conseguido mucho más que un rotundo triunfo artístico: ha demostrado a los muchos que no creían en ella, que por sí sola podía lograr lo que la cinematografía hispana toda no había conseguido en varios lustros: ¡universalizar el cine español!
Y he aquí que ya se ha divulgado la noticia del inmediato rodaje de otra película cuyo éxito se espera anule o eclipse el de todas sus anteriores: “Mi último tango”, que Sara interpretará bajo las órdenes de Luís César Amadori, el que fue su director en “La violetera”.


Con el astro italiano Raf Vallone, en un momento de su segundo gran éxito hispano: "La violetera". 

ATISBANDO POR AHÍ…
Sara Montiel ha iniciado ya –o está a punto de iniciar- el rodaje de su nueva película: “Mi último tango”. Luís César Amadori, el realizador argentino que la dirigió en “La violetera”, es quien lleva la batuta directriz, basándose en un guión de José María Arozamena. 


EL RECORTE CCXXXIII
Los '60 son, para Sara, los años de mayor proyección como estrella, en la concepción clásica del término. Claro ejemplo es el 'súper' homenaje que le regaló su pueblo adoptivo: Orihuela. Así lo recogía Gaceta Ilustrada en su número de 2 de Enero de 1965. 


LA VIDA SIGUE
SARA
y las monjas

Sara Montiel en Orihuela: ha vuelto a su infancia y ha encontrado una entusiástica acogida entre los que la conocieron en su niñez. 

Sara Montiel en Orihuela
Sarita Montiel nació en Campo de Criptana, pero todavía muy niña la llevaron a Orihuela. En el bello pueblo murciano, el padre de Sara estableció junto al río una taberna de vino manchego. Y la pequeña María Antonia Abad vivió en Orihuela diez años de su infancia. Por una jornada, la famosa “estrella” ha vuelto al escenario de estos años. En su intimidad se sentía de nuevo la María Antonia que cantaba alegre “La muñeca de trapo” en su corretear alegre por las calles. Los oriolanos han oído ahora soñar su voz en la ciudad, pero todo tenía una emoción distinta. Porque Orihuela rendía homenaje a la “estrella” que conoció de chiquilla.
Camino de Orihuela, Sara Montiel se detuvo en Murcia para hacer una visita a la Virgen de la Fuensanta. Para ella eran caminos bien recordados: los transitó muchas veces de chiquilla. También su primera visita en Orihuela fue para la Virgen de Montserrat. Acudió a orar en su camarín, donde depositó unas flores. Hizo su entrada en la ciudad bajo el repicar de las campanas y el estallido de los cohetes. La rodeaba la multitud entre aclamaciones. Sara está habituada a estos tumultos, pero éste tenía una dimensión distinta. Entre las voces que la vitoreaban reconocía a algunas que le eran familiares. Incluso muchos la llamaban María Antonia, como entonces.


Sarita, acompañada de su esposo, charla con don Felipe Arche, gobernador civil de Alicante. 


Hay siempre una honda emoción al retornar a los lugares de juventud. Sara está ligada a estas tierras de Orihuela. En su cementerio tiene enterrado a su hermano. La visita en vísperas de la Navidad poseía un entrañable latido. Escoltada por el vecindario llegó al Ayuntamiento. El alcalde, señor Cartagena, le entregó una placa de oro que perpetúa el homenaje de la ciudad. Sara tuvo que asomarse al balcón para saludar a los que la ovacionaban.
Vino luego el acto más emocionante de la estancia. Sara acudió a visitar a las monjas dominicas de clausura. Hizo el mismo camino que tantas veces recorrió de niña. Las monjitas aguardaban en grupo tras la celosía de la clausura. Y a su través, Sara Montiel cantó “La violetera”. No había piano, ni orquesta que la acompañara, pero la canción tuvo una conmovedora resonancia. Sara entregó su regalo a las monjitas. Ellas la obsequiaron con sus pasteles de gloria confeccionados en la clausura.


Sarita canta "La violetera" para las monjas dominicas de clausura. 

Los oriolanos también escucharon su voz. En el Teatro Circo se estrenaba “Samba”, su última película. Una función a beneficio de la Centuria Romana, una cofradía de abolengo en la célebre Semana Santa de Orihuela. Después de la proyección, Sara cantó en el escenario. Por la noche paseo por la ciudad, besó a los niños, acarició a viejecitas que la habían conocido de chiquilla, comió el arroz con costra que le era familiar. En todas partes una escolta de voces cariñosas y admirativas. La Tuna del Oratorio Festivo la nombró su madrina y en su honor interpretó sus alegres canciones entre el flamear de las capas. María Antonia Abad ha vuelto a la Orihuela de su infancia, sólo que ahora traía su fama bien ganada.

Fotos: CALDERÓN


LA FOTO CCXXXIII


Otra instantánea de Simón López que perpetúa la impresionante belleza de la actriz al comienzo de los años 60.