SARA MONTIEL
DISPUESTA A
TRIUNFAR EN HOLLYWOOD… TRIUNFA EN ESPAÑA
LOS
PRODUCTORES ESPAÑOLES NO CREÍAN EN ELLA
¡Y ELLA SOLA
UNIVERSALIZÓ EL CINE ESPAÑOL!
Sara Montiel en "Cuando se quiere de veras", uno de sus desafortunados films mejicanos.
Fue en el año 1.944 cuando el realizador
cinematográfico húngaro Ladislao Vajda preparaba el rodaje de la película “Te
quiero para mí”, con la pareja Antonio Casal e Isabel de Pomés –pareja que en
aquellas fechas gozaba de popular simpatía y que, por ello, aparecieron juntos
en diversas cintas-, cuando en el reparto de su película añadió el nombre de
una muchachita desconocida por completo en los medios cinematográficos. Se
llamaba Sarita Montiel –era la época de los diminutivos, ¿recuerdan?-. Fue el
conocido humorista Enrique Herreros, padre, quien vio en Sara las grandes
posibilidades interpretativas y la extraordinaria y deslumbrante hermosura de
la joven futura actriz, y por ello hizo todos los posibles para que Ladislao
Vajda, íntimo amigo suyo, la incluyera en el reparto de su película. El papel
de Sara Montiel en “Te quiero para mí! Era de escasísima importancia, pero, sin
embargo, marcó una fecha muy importante en la vida de la joven actriz. Su
rostro, contrastado e insinuante, y su figura, fueron popularizándose a través
de varias otras películas, tales como “El misterioso viajero del Clipper”, “Se
le fue el novio”, “Vidas confusas”, etc.
Si bien el cometido artístico confiado a ella fue de
poco relieve, el talento de la actriz fue suficiente para que el público se
fijara en Sarita, precisamente cuando el cine español pasaba por momentos muy
difíciles de cara al público, por la escasa calidad de sus películas, hecho que
reformó aún más el pequeño pero prometedor triunfo de Sara Montiel. Sus
personajes, casi siempre secundarios, adquirían gran importancia al ser
representados por ella.
Recordamos su “Aldara”, la mora de “Locura de amor”;
sin duda éste fue el primer papel con verdadero relieve confiado a Sara
Montiel, y, como era natural, su nombre ganó muchos puestos en la lista de las
“favoritas”. Su extraordinaria belleza resaltó como en ninguna de sus
anteriores películas; Aldara era una muchacha de sangre inquieta, vengativa,
impetuosa en sus amoríos… El carácter de Aldara tenía lo que no tuvo ninguno de
los personajes interpretados con anterioridad por Sara Montiel: personalidad.
La primera interpretación destacada de Sara Montiel: "Locura de amor". En esta escena la acompaña el actor Fernando Rey.
El gran triunfo: "El último cuplé". Junto a ella, el actor Armando Calvo.
Incomprensiblemente, la cinematografía española no
supo ver a la rutilante actriz que tenía y no se dio a Sara Montiel la
importancia que ella se merecía. Después de “Locura de amor”, efectivamente, la
Montiel tuvo infinidad de ofertas, pero ninguna de ellas mereció la atención de
la actriz. Se trataba casi siempre de papeles secundarios, sin relieve, ni vida
ni humanidad, cualidades imprescindibles en un personaje digno para
interpretar.
Desilusionada, Sara Montiel, partía poco tiempo
después hacia Méjico. En la cinematografía azteca trató de encontrar lo que no
encontró en su patria: buenos papeles. Peor no tardó en darse cuenta de que no
había llegado aún “su” momento, y tuvo que aceptar ofertas muy interiores a las
recibidas por los productores españoles. Interpretó diversas películas
–“Necesito dinero”, “Ya viene Martín Corona”, “Jimmy”, “Piel Canela”, “Cuando
se quiere de veras”, etc.-, pero ninguna de ellas era producción de primera
categoría. Sin embargo, he aquí que la suerte que ambiciona toda actriz
europea, la de trabajar en Hollywood, se le presentó inesperadamente. Robert
Aldrich y Burt Lancaster, director y co-productor, respectivamente, de “Vera
Cruz” se encontraban en Méjico en busca de una actriz mejicana para el segundo
papel femenino del film, que iban a interpretar el propio Burt Lancaster, Gary
Cooper y la actriz gala Denise Darcel. Sara Montiel obtuvo, sin demasiado
esfuerzo, el papel. La película, no obstante, se filmó enteramente en Méjico,
pero bastó para que Sara Montiel fuera conocida en Hollywood, a donde se
trasladó para intervenir en su primera película allí filmada: “Yuma”, al lado
de Rod Steiger. Poco después intervenía, junto a Mario Lanza y Joan Fontaine,
en “Dos pasiones y un amor” (Serenade).
¡Sara Montiel se codea ya con Burt Lancaster y Gary Cooper! La foto pertenece a "Vera Cruz", primer gran film internacional de la "estrella".
La vida sentimental de Sara Montiel encontró también
su meta al contraer matrimonio con el famoso realizador norteamericano Anthony
Mann. El nombre de Sara Montiel era ya suficiente para mover multitudes. Juan
de Orduña, realizador hispano que la había dirigido en “Locura de amor”, la
requirió para interpretar el papel que, sin duda, más ha repercutido en su vida
artística: el papel principal de “El último cuplé”. Del éxito alcanzado por
Sara en este film, huelga hablar, por bien conocido de todos. Inmediatamente
después, interviene en un film surgido gracias al éxito de su anterior: “La
violetera”, y el triunfo es doble. Sara Montiel reactualiza toda una época casi
olvidada ya por pocos y no vivida por muchos.
La trilogía se cumple con su tercera película hispana,
en su segunda época, “Carmen, la de Ronda”.
Sara Montiel, que nació en Campo de Criptana, con el
nombre de María Antonia Abad, ha conseguido mucho más que un rotundo triunfo
artístico: ha demostrado a los muchos que no creían en ella, que por sí sola
podía lograr lo que la cinematografía hispana toda no había conseguido en
varios lustros: ¡universalizar el cine español!
Y he aquí que ya se ha divulgado la noticia del
inmediato rodaje de otra película cuyo éxito se espera anule o eclipse el de
todas sus anteriores: “Mi último tango”, que Sara interpretará bajo las órdenes
de Luís César Amadori, el que fue su director en “La violetera”.
Con el astro italiano Raf Vallone, en un momento de su segundo gran éxito hispano: "La violetera".
ATISBANDO POR
AHÍ…
Sara Montiel ha iniciado ya –o está a punto de
iniciar- el rodaje de su nueva película: “Mi último tango”. Luís César Amadori,
el realizador argentino que la dirigió en “La violetera”, es quien lleva la
batuta directriz, basándose en un guión de José María Arozamena.
EL RECORTE CCXXXIII
Los '60 son, para Sara, los años de mayor proyección como estrella, en la concepción clásica del término. Claro ejemplo es el 'súper' homenaje que le regaló su pueblo adoptivo: Orihuela. Así lo recogía Gaceta Ilustrada en su número de 2 de Enero de 1965.
LA VIDA SIGUE
SARA
y las monjas
Sara Montiel en Orihuela: ha vuelto a su infancia y ha encontrado una entusiástica acogida entre los que la conocieron en su niñez.
Sara
Montiel en Orihuela
Sarita Montiel nació en Campo de Criptana, pero
todavía muy niña la llevaron a Orihuela. En el bello pueblo murciano, el padre
de Sara estableció junto al río una taberna de vino manchego. Y la pequeña
María Antonia Abad vivió en Orihuela diez años de su infancia. Por una jornada,
la famosa “estrella” ha vuelto al escenario de estos años. En su intimidad se
sentía de nuevo la María Antonia que cantaba alegre “La muñeca de trapo” en su
corretear alegre por las calles. Los oriolanos han oído ahora soñar su voz en
la ciudad, pero todo tenía una emoción distinta. Porque Orihuela rendía
homenaje a la “estrella” que conoció de chiquilla.
Camino de Orihuela, Sara Montiel se detuvo en Murcia
para hacer una visita a la Virgen de la Fuensanta. Para ella eran caminos bien
recordados: los transitó muchas veces de chiquilla. También su primera visita
en Orihuela fue para la Virgen de Montserrat. Acudió a orar en su camarín,
donde depositó unas flores. Hizo su entrada en la ciudad bajo el repicar de las
campanas y el estallido de los cohetes. La rodeaba la multitud entre
aclamaciones. Sara está habituada a estos tumultos, pero éste tenía una
dimensión distinta. Entre las voces que la vitoreaban reconocía a algunas que
le eran familiares. Incluso muchos la llamaban María Antonia, como entonces.
Sarita, acompañada de su esposo, charla con don Felipe Arche, gobernador civil de Alicante.
Hay siempre una honda emoción al retornar a los
lugares de juventud. Sara está ligada a estas tierras de Orihuela. En su
cementerio tiene enterrado a su hermano. La visita en vísperas de la Navidad
poseía un entrañable latido. Escoltada por el vecindario llegó al Ayuntamiento.
El alcalde, señor Cartagena, le entregó una placa de oro que perpetúa el
homenaje de la ciudad. Sara tuvo que asomarse al balcón para saludar a los que
la ovacionaban.
Vino luego el acto más emocionante de la estancia.
Sara acudió a visitar a las monjas dominicas de clausura. Hizo el mismo camino
que tantas veces recorrió de niña. Las monjitas aguardaban en grupo tras la
celosía de la clausura. Y a su través, Sara Montiel cantó “La violetera”. No
había piano, ni orquesta que la acompañara, pero la canción tuvo una
conmovedora resonancia. Sara entregó su regalo a las monjitas. Ellas la
obsequiaron con sus pasteles de gloria confeccionados en la clausura.
Sarita canta "La violetera" para las monjas dominicas de clausura.
Los oriolanos también escucharon su voz. En el
Teatro Circo se estrenaba “Samba”, su última película. Una función a beneficio
de la Centuria Romana, una cofradía de abolengo en la célebre Semana Santa de
Orihuela. Después de la proyección, Sara cantó en el escenario. Por la noche
paseo por la ciudad, besó a los niños, acarició a viejecitas que la habían
conocido de chiquilla, comió el arroz con costra que le era familiar. En todas
partes una escolta de voces cariñosas y admirativas. La Tuna del Oratorio Festivo
la nombró su madrina y en su honor interpretó sus alegres canciones entre el
flamear de las capas. María Antonia Abad ha vuelto a la Orihuela de su
infancia, sólo que ahora traía su fama bien ganada.
Fotos:
CALDERÓN
LA FOTO CCXXXIII
Otra instantánea de Simón López que perpetúa la impresionante belleza de la actriz al comienzo de los años 60.