SARA MONTIEL:
“GRAU NO TIENE
MUCHA PRÁCTICA, PERO ES UN CHICO QUE PROMETE”
EL “CASO” SARA
MONTIEL – JORGE GRAU HA ESTALLADO DEFINITIVAMENTE. LA ACTRIZ – PRODUCTORA HA
SUSPENDIDO EL RODAJE DE “TUSET STREET” Y DESPEDIDO A TODO EL EQUIPO, EXCEPTO A
JORGE GRAU, QUE LEGALMENTE SIGUE ATADO A LA PRODUCTORA. GRAU AFIRMA ESTAR
DISPUESTO A SEGUIR RODANDO. Y SE CONSIDERA, COMO DIRECTOR, RESPONSABLE DEL
FILM. HE AQUÍ LAS DECLARACIONES DE AMBOS DESDE, DURANTE Y DESPUÉS DEL INICIO DE
LAS HOSTILIDADES.
Sara Montiel tiene un método particular para tratar
a los periodistas. Sin duda es un sistema excelente, que durante largos años de
experiencia le ha dado magníficos resultados. Pero todo se agota, y hasta los
tejidos más resistentes acaban por romperse. Será por eso que la táctica de
Sara, últimamente, está resultando fatal para la “estrella”. La irritación, la
paciencia, tienen su límite.
La táctica de Sara es sencilla, elemental: la
indiferencia, la pasividad. Sara ignora al periodista. En una entrevista, se
limita a estar. Repite sus cuatro o
cinco tópicos sobre su carrera, sus triunfos, su belleza, su dinero. Y se
cierra para todo lo demás. El interés del periodista, el deseo de conocer a la
artista por dentro, de descubrir su dimensión humana, se estrellan contra la
barrera de bostezos, suficiencia, condescendencia y aburrimiento con que la Montiel
se protege.
Sara Montiel ignora tanto al periodista –ahora hablo
por mí misma- que se permite el lujo de recibirme en la cama, sin maquillaje,
sin peluca, sin pestañas postizas, sin rimmel, sin nada, a la una de la tarde (naturalmente, antes se ha asegurado
de que no me acompaña un fotógrafo, ni llevo una cámara japonesa oculta en la
estilográfica). Ignora tanto al periodista, que no se molesta en pedirme que
salga de la habitación cuando una enfermera le propina una inyección en salva
sea la parte. Tal vez, en el fondo, espera que me muestre agradecida por haber
contemplado salva sea la parte de Sara Montiel.
Mi entrada en la suite
que la actriz ocupa en un hotel de Barcelona no es demasiado brillante. Una
cosa negra y movediza se enreda entre mis pies. Es una perrita caniche, enana,
con dos bolas rojas en el moño. Recupero el equilibrio y dejo que me guíen
hasta la habitación. Desde el umbral echo una ojeada inquisitiva. Sólo después
de haber escrutado todos los rincones me convenzo de que Sara está allí. Su
madre, una mujer delgada y morena, presencia la entrevista.
-Hemos estado rodando últimamente de
tres de la madrugada a diez de la mañana –se justifica Sara- necesito descanso.
Suena el teléfono. Lo coge y modula un “Aló”
desfallecido. “¿Qué dices? ¡Ay, hija, déjalo que
escriba! Todos sabemos cómo es Fulano… Sólo escribe bien de una si se le da
dinero, y si no, también lo hace, esperando que algún día se le dé. ¡Déjalo que
escriba!”
Cuelga y me mira sonriente:
-Mire, me alegro de que esté usted
aquí, de que haya oído esto. Yo nunca he comprado a los periodistas, no
necesito hacerlo.
Naturalmente, me doy por aludida. Ahora ya sé que
Sara es insobornable. Me resigno y, con mi voz más dulce, pregunto:
-Sara, últimamente los periodistas no se portan bien
con usted. Dicen que les cita a tal hora y no acude, que es usted exigente,
irritante, poco amable, etcétera. ¿Qué le parece?
-Yo no tengo la culpa de que haya
periodistas que se dicen amigos míos, y que luego, por la espalda, escriben
poniéndome verde. No me preocupa. ¿Qué le vamos a hacer? Yo sigo siendo buena,
buena con todo el mundo. Tengo la conciencia bien tranquila.
-Entonces, ¿no tienen razón?
-Son ellos los que me traicionan.
-¿Es cierto que entre Jorge Grau y usted han surgido
discrepancias?
-¿Perdón?
Sara debe ser un poco dura de oído. Durante toda la
entrevista se hace repetir las preguntas con un exquisito “¿perdón?”
inquisitivo. Insisto:
-Dicen que usted y Grau se han peleado.
-Oh, no, por Dios. Nos llevamos muy
bien.
-¿Es cierto que el rodaje de “Tuset Street” se ha
interrumpido?
-Sí, claro, pero por culpa de la
enfermedad de Patrick Bauchau. Ya sabe, le ha dado una hepatitis aguda y está
en la clínica. Hasta que se reponga, habrá que suspender el rodaje.
Acto seguido me confiesa que está muerta de miedo,
que el médico le ha recetado unas inyecciones para evitar contagios. “Como rodamos una escena de amor poco antes de que cayera
enfermo…”
-¿Por qué eligió a Jorge Grau para dirigir “Tuset
Street”?
-¿Está contenta de él?
-Sí, lo hace muy bien. Un poco lento,
¿sabe? Pero es natural, porque no tiene mucha práctica en el oficio.
-¿Qué significa “Tuset Street” para usted?
-Es una película muy importante en mi
carrera artística, y espero que también lo sea como productora.
-¿Cómo se porta con sus subordinados?
-Yo no tengo subordinados, sino gente
que me ayuda, que se encarga de todo. Yo no me meto en nada.
-¿Qué opina de Teresa Gimpera?
-¿Perdón?
-Teresa Gimpera, que también actúa en “Tuset Street”.
¿La ve con posibilidades de llegar a gran estrella?
-¡Ah, sí! Claro, es una chica “muy
puesta”.
-¿Qué le parecen las chisas de hoy, tan esbeltas,
tan sofisticadas?
-Parecen hechas en serie. Como
“peponas”.
-Y usted, ¿sigue algún régimen?
-No. Como de todo.
-¿Su plato favorito?
Sara mira a su madre, interrogativa. Su madre acude
en su auxilio:
-¡Las
albóndigas!
-Sí, pero, sobre todo, la gallina en
pepitoria y el guisado de ternera…
-¿Pieles o joyas?
-Ni una cosa ni otra. No me gustan.
-Sin embargo, se la ve a menudo luciendo un visón…
-Hija, qué culpa tengo yo, si hace
frío.
-¿Con qué director extranjero le gustaría trabajar?
-Con Leloc.
-¿Cómo?
-Sí, Leloc. “Ba-ba-da-ba-dá” –inicia la melodía de “Un hombre y una mujer”.
-¡Ah, Lelouch! ¿Y con qué actor?
-Admiraba mucho, muchísimo a Gary
Cooper.
-¿Qué piensa de los “hippies”?
-Que son unos vagos simpatiquísimos.
Me olvidaba decir que, mientras contesta a mis
preguntas, Sara tiene tiempo también de abril la correspondencia, leer los
recortes que de ella se publican, acariciar a “Cuchi-Cuchi” y dar órdenes a las
personas que tiene a su servicio. Tiene tiempo, también, para explicar a
quienes la llaman por teléfono que está que se muere de miedo de coger la
hepatitis de Patrick. De vez en cuando se dirige a su madre y suplica: “Dime que no, mamá, dime que no me pondré enferma”.
-Como mujer, ¿qué ha recibido de la vida?
-Muchas, muchas, muchas
satisfacciones. Como mujer y como actriz. Ya lo ve usted, el público es
maravilloso –sonríe ampliamente y repite-. El público sí que es maravilloso.
-¿Cree que su personaje, el de la artista que sufre,
que triunfa, que canta, tiene todavía vigencia en 1.968?
-¿Perdón?
-¿Cree que al público le sigue gustando?
-Hija, le recomiendo que mire el
control de taquilla. Mi personaje sigue dando dinero.
-Después de “Tuset Street”, ¿qué proyectos tiene?
-Iré al Teatro Bolshoi, de Moscú, para
dar veintiún recitales. Y luego interpretaré otra película, dirigida por Ducio
Tessari.
-¿También como productora?
-No quiero decir ni una palabra sobre
esa película. Se sabrá a su tiempo.
Antes de irme una última tentativa:
-¿De verdad no tiene nada más que añadir?
-Nada. De mí se ha dicho ya todo, en
realidad.
“Cuchi-Cuchi” me acompaña hasta la puerta.
Mi anterior entrevista con Sara Montiel tuvo efecto
al día siguiente de “los hechos”, cuando una nota de agencia había comunicado
la interrupción del rodaje. El silencio de Sara, en aquella ocasión, fue
absoluto. No ocurre lo mismo cuando le telefoneo hoy, sábado, para pedirle una
explicación. Las tajantes declaraciones de Grau han despertado su respuesta.
-¿Por qué se negó a hablarme de los verdaderos
motivos de la interrupción de rodaje?
-¿Cómo que me negué? ¡Yo no sabía
absolutamente nada!
-Pero, ¿habían discutido o no?
-¡Claro! Pero discutimos siempre: yo
con él, él con los foquistas, todo el mundo con todo el mundo. Cuando se hace
una película se sale a discusión diaria.
Sara está excitadísima:
-Las declaraciones de Grau me
soprendieron. Con sus palabras está perjudicando los intereses de la productora.
-La productora es usted, ¿no? ¿Es verdad que le ha
pagado seiscientas mil pesetas?
-Yo no sé nada. Telefonee a la
oficina. Creo que alrededor de medio millón, pero le repito, no sé nada.
Además, es un director muy caro.
-¿Caro?
-Sí, se ha gastado ya todo el dinero,
toda la película virgen prevista.
-Él dice que usted es muy difícil, que tiene una
fotogenia muy rara, que hay que rodar planos muy cortos.
-¡Me importa poco lo que él diga! –me ataja-. Ese señor
puede decir lo que le parezca. A mí me importa muy poco que la gente diga que
es Napoleón. ¡Yo soy Antonia Abad, modesta persona, y Sara Montiel, modesta
actriz!
-Entonces, ¿tampoco es cierta su indisciplina? Él
dice…
-¡Vuelvo a decirle que no me interesa
lo que diga ese señor…! ¡Yo soy Sara Montiel, y ya he demostrado lo que soy
capaz de hacer!
-¿Acudirá al plató cuando su presencia sea
necesaria?
-Yo seguiré cumpliendo. Aunque mis
relaciones con Grau, a partir de ahora, van a ser estiradísimas.
Tan estiradísimas que, dos horas después de hablar
conmigo, Sara Montiel ha ordenado la suspensión definitiva del rodaje de “Tuset
Street”, y ha despedido a todo el equipo, salvo a Jorge Grau, que continúa
ligado por contrato hasta que la película sea terminada.
JORGE GRAU:
“Me he negado
a firmar mi renuncia a terminar la película”.
-¿Cuál fue el motivo de que Sara Montiel se negara a
continuar rodando?
-La
discusión estalló cuando iba a filmarse un plano de Sara bailando sobre un
pódium. Puse la cámara y el objetivo en la posición que consideraba adecuada, y
ella dijo que con aquel objetivo y posición de cámara iba a quedar mal, y que
no quería rodar. “Si alguien tiene que decir si queda bien o no, soy yo”,
respondí. Y añadí que haríamos un ensayo. Lo hicimos, y comprobé que mis
órdenes eran acertadas. Entonces me dijo: “Pues a mí no me retratas así. Tú no
puedes hundir a Sara Montiel”.
-¿Le acusó de boicotearla?
-Me
dijo que yo tenía intención de derribar el mito de Sara Montiel, y que ella no
se dejaba derribar por nadie. Acto seguido se negó a seguir rodando y a hablar
conmigo. Mandé como mediador al jefe de producción, a quien Sara dijo, para que
me lo transmitiera, que mi deber era dejarme asesorar por el operador. Que no
tengo derecho a opinar en cuestión de estética. Más tarde accedió a hablar
conmigo y me repitió sus razones. Afirmó que debo obedecer a los operadores,
porque “Tuset Street” es una película de Sara Montiel, y por lo tanto, se ha de
cuidar a Sara Montiel por encima de todo.
-¿Qué le respondió usted?
-Le
dije que, desde el principio, había estado clarísimo que “Tuset” es una
película de Jorge Grau con Sara Montiel, como lo prueba el hecho de que su
personaje no es el más extenso del fil, ni el único importante. “Nunca aceptaré
hacer tu película”, respondió. Y nos dejó plantados. Tuvimos que suspender el
rodaje. Para colmo de males, el médico nos anunció esa misma tarde que Patrick
Bauchau había contraído una hepatitis aguda y debía ser internado con urgencia.
-¿Cuál es ahora la situación de la película?
-Está
clarísimo que se trata de un caso de indisciplina por parte de Sara Montiel.
Por lo tanto continuamos el rodaje de las secuencias en que ella no interviene,
porque la película no puede detenerse por los caprichos de una de las actrices.
-¿Qué ocurrirá cuando le toque a Sara rodar?
-Yo
la convocaré como he hecho siempre. Espero que, para entonces, haya
recapacitado sobre su posición.
-¿Y sino recapacita?
-Creo
que Sara se dará cuenta de que su
actitud es totalmente pueril, de que no tiene ninguna razón para desconfiar de
mi buena fe ni de la del equipo. Por el contrario, tiene motivos más que
suficientes para estar totalmente satisfecha de lo que se ha hecho con ella. En
mi opinión, Sara reconsiderará su punto de vista y comprenderá que estar atada
a unas palabras dichas en público es menos importante que tirar una película
por la borda.
-¿Puede Sara, como productora del film, prescindir
de sus servicios?
-Para
hacerlo tendrían que existir motivos de tipo laboral. Su enfado se basa
únicamente en un capricho personal. Sólo si demostrara que no he cumplido con mi deber podría
demandarme. Y eso no ha ocurrido.
-Dice que se le ha pagado alrededor de medio millón
de pesetas…
-Hasta
el momento sólo he recibido 200 mil pesetas del medio millón estipulado. El día
de nuestra discusión, me exigieron que firmara mi renuncia a terminar “Tuset
Street”. A cambio, se me pagarían inmediatamente las 300 mil restantes. Yo me
negué. Soy el responsable de “mí” película.
-Sara le acusa de ser lento rodando. ¿Es cierto?
-Me
sorprende esa afirmación, ya que según la gente que ha trabajado con Sara en
sus anteriores películas está sorprendida de la rapidez con que filmamos.
Piense que, para rodar “Samba”, el equipo estuvo tres meses en Río, y aún dos o
tres semanas más aquí, a su regreso. Por regla general, el personal que trabaja
con Sara ha de ser contratado por un periodo indefinido.
-¿En cuánto tiempo estaba previsto que se hiciera
“Tuset Street”?
-De
seis a ocho semanas. Al ritmo que íbamos hubiéramos podido acabar en diez.
Ahora, entre unas cosas y otras, nos retrasaremos bastante. Y habrá que esperar
a que Patrick se reponga.
-Antes de firmar el contrato, ¿puso usted
condiciones a la actriz?
-Tuve
una larga, sincera conversación con Sara. Lo primero que hice fue explicarle
todas mis dudas, decirle que conocía su fama de mujer difícil, amiga de imponer
sus criterios. Le dije todo cuanto me habían contado de ella, de su divismo.
Que me habían dicho que era un loco al querer dirigir a Sara Montiel. También
le dije que mi intención era demostrar a todos que existe otra Sara, una actriz
desconocida y llena de sensibilidad.
-¿Qué le contestó ella?
-Me
aseguró que, dos semanas después de empezar la película, yo le pediría perdón
por haber dudado de ella.
-Hasta el momento del “choque”, ¿cuáles fueron sus
relaciones con Sara en el plató?
-Muy
claras. Siempre que surgía un problema, yo dejaba bien sentado quién es el
director y quién tiene que dar las órdenes. Nunca he dejado que me colocaran un
objetivo, sino que lo he elegido yo y lo he puesto yo. Sara ha acatado mis
órdenes. Hasta ese día.
-¿Qué opina usted de Sara-actriz?
-Tiene
una fotogenia muy difícil, pero importante, y como actriz no es, ni mucho
menos, la nulidad que se decía, sino que da muy bien. Y ha respondido
estupendamente a lo que he pedido de ella, ayudándome en muchas ocasiones a
componer su personaje.
Después del despido del equipo hablo nuevamente con
Grau:
-¿Qué cree que ocurrirá, ahora que Sara ha
suspendido el rodaje?
-Lo
ignoro. Yo sigo a disposición de la productora y estoy decidido a acabar el
film cuando se me indique.
-¿Qué hará si Sara encarga la terminación a otro
director?
-No
puede hacerlo. La demandaría. La ley me apoya.
Entrevistas:
MARUJA TORRES
EL RECORTE CCXLVII
El escandalazo Tuset, que contribuyó al buen resultado de taquilla, pasó las fronteras nacionales. La revista portuguesa Plateia, se hacía eco de la enemistad Montiel-Grau en su número de 19 de Marzo de 1.968.
SARA MONTIEL
fala das
broncas provocadas pela rodagem de “Tuset Street”
Quando falámos pelo telefone com Sara Montiel,
combinando o nosso encontró no día seguinte nos estúdios Balcazar de Barcelona,
onde se rodava “Tuset Street”, estábamos longe de imaginar que seríamos os
últimos representantes da Impresa a asistir aos últimos planos dirigidos pelo
realizador Jorge Grau.
Dois días mais tarde, na verdade, rebentava a
pequeña bomba: Jorge Grau abandonava as suas funcoes, paralizando totalmente a
rodagem do filme. Correm, como é fácil de calcular, as maís diferentes versoes
a respeito do que se passou. A versao que parece ser mais fundamentada é a de
que Jorge Grau pretendeu usar uma luz que, por ser fortíssima, em nada
favorecia Sara Montiel, assim como uma grande angular, que pior efeito
provocaría.
Apercebendo-se, com a sua experiencia dos estúdios,
de que o seu rosto sairia desfigurado nestes planos, Sara, -com boas palabras-
pretendeu convencer Jorge Grau a nao querer deformá-la. Já bastaría a
caracterizacao para diminui-la, e os efeitos fotográficos podiam ser dispensados.
O realizador fez valer os seus direitos e insistiu
no seu criterio. Sara, que acumula neste filme as funcoes de produtora, nao deu
o braco a torcer, e suspendeu as filmagens.
Vamos a recordar agora a nossa visita aos estúdio,
quarenta e oito horas antes do rompimento entre a estrela e o realizador.
Eram aproximadamente cinco da tarde quando chegui ao
estúdio acompanhado do fotógrafo José F. Puente. Rodava-se uma sequência
bastante forte –razao por que havia pouca gente no estúdio, entre Sara e
Patrick Bachau (marido, na vida real, de Mijanou Bardot, a irma de Brigitte).
Sara vestia sòmente uma toalha a cobrir a sua fabulosa anatomía, em muito
escassa proporcao. O cenário representava uma humilde habitacao. Numa cama,
Patrick aguardava, deitado, que Sara viesse para os seus bracos. Jorge Grau
ordenou um ensaio. Sara aproximou-se da cama a beijou Patrick suavemente. Ele,
que fingia dormir, desperta suavemente. Um prolongado e apaixonado beijo poe
ponto final na seguência.
Depois, enquanto os focos eran preparados para os
planos marcados para a rodagem a seguir, Sara Montiel respondeu ao nosso
questionário:
-Quanto custará “Tuset Street”?
-Uns 25 milhoes de pesetas,
aproximadamente. É rodado em Panivision e em Tecnicolor.
-Que significa este filme na sua carreira?
-Serei uma Sara Montiel totalmente
diferente da que fui até agora. E, claro, é a mina estreia como produtora.
-Que indumentária utiliza neste filme?
-Dezoito modelos exclusivos e dois
biquinis.
-Teve problemas com a censura antes de comecar as
filmagens, como consta?
-Tive, sim. Houve que modificar várias
cenas, que nao mudaram, no entanto, a accao. Fica tudo igual.
Depois desta breve troca de impressoes, Sara voltou
para junto dos focos. Nao pude voltar a contactar come la, depois do incidente
que teve com Jorge Grau. Apurei, todavía, que ela dispensou definitivamente os
servicos deste joven realizador, substituindo-o por Luís Marquina, mas pagando,
da mesma forma, as 500 000 (quinientas mil) pesetas estabelecidas no contrato.
Jorge Grau ficará ainda com a faculdade de assinar o filme, querendo, quando
estiver completo.
As filmagens de
“Tuset Street” deverao agora ser concluídas em Madrid. Sara continua a pôr
muitas esperancas no éxito deste seu filme. Oxalá na noite da estreia se dê por
compensada de todos os dissabores que tem sofrido.
Pelo nosso correspondente em Barcelona especial para
a “Plateia”
FERNANDO
MORER ALCÂNTARA
LA FOTO CCXLVII
Bauchau-Montiel y la famosísima escena de la Coca-Cola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario