SARA MONTIEL
SE DEFINE COMO UNA
MUJER POLÍTICA
SU MAYOR ILUSIÓN ARTÍSTICA INCORPORAR AL CINE EL
PERSONAJE DE ISABEL II
PALMA DE MALLORCA.- La noticia nos
llegó en forma de confidencia: “Sara Montiel, por primera vez en Europa,
cantará ante el público de una sala de fiestas. El acontecimiento tendrá lugar
en Palma de Mallorca”. Y, sin más pensarlo, tomamos el primer avión y nos
trasladamos a la bella isla balear. Ya en el aeropuerto de Son San Juan, entre
el público, ya se olía a Sara Montiel, se respiraba su estela, la apoteosis de
su presencia. Fue en el hotel donde tuvimos el primer encuentro con la
“estrella”. Sara, o María Antonia Abad –como prefieran ustedes- nos saludó como
siempre con su acostumbrada simpatía. Nos sentamos a tomar una copa y hablamos
de ciertas cosas, pero sin block de notas ni bolígrafo. Una conversación entre
amigos.
-¿Estás
nerviosa?
-No.
¿Por qué había de estarlo?
A Sara no le
asusta el público, no sólo porque sabe que se lo mete en el bolsillo, sino
porque lo ama como algo suyo, muy entrañable. Quizá por eso llega hasta él y le
convence en todas sus actuaciones.
-Cuando
estoy haciendo una película, me entrego totalmente al trabajo, hasta el extremo
de perder la tranquilidad, de adelgazar. Por eso llego al público. ¡Bendito
sea!, y cosecho la compensación de ver colas ante mis películas.
-¿Crees que
tendría el mismo éxito una película tuya, si no fuera musical?
-Eso
es lo que opinan los productores y distribuidores. Yo no estoy totalmente de
acuerdo.
-¿Hay algún
personaje que te atraiga especialmente?
-Sí,
Isabel II.
-¿Por qué?
-Según
yo me la imagino –a la historia me remito-, era una majeza hecha mujer: temple,
garbo y temperamento. Creo que sabría meterme bien dentro de ella.
-¿Saben esto los
productores?
-Supongo
que sí, pues no es la primera vez que lo comento. Pero soy tenaz y sé esperar.
APOTEOSIS SIN PRECEDENTES
La hora de la
actuación va caminando sobre la espera de todos los relojes. En el mismo coche,
nos dirigimos al Jartans Club, lugar del acontecimiento. En el vehículo ocupado
por Sara, su marido, el maestro Solano y Enrique Garea, se hace un silencio
pegajoso. Nuestros ánimos están como en sosiego, en espera de las actuaciones
de la artista.
Al llegar a la
puerta del club, una multitud aguarda a la “estrella”. El espectáculo nos
recuerda la noche de estreno de alguna de sus películas en los cines de la Gran
Vía madrileña. Aplausos, vítores y delirio rayando en el histerismo.
-Me
gustaría saludar a todas estas personas –comenta Sara-, pero
una a una, corresponder a esta amabilidad.
Y no quiere que
aparten a su público. Va saludando a todos con la intimidad que le permite la
aglomeración, hasta que llega una anciana que también quiere ver a la artista,
que desea estrechar su mano. La mujer famosa, olvidándose de lo que es se
dirige a la viejecita.
-Acérquese,
señora.
La anciana, muy
limpia, pero muy pobre, coge la mano de Sarita y la besa emocionada, con la
ternura de un niño. La vieja no puede contener su emoción, que le sube hasta la
boca, hasta los ojos, y se hecha a llorar, sin poder articular palabra. Vemos
las lágrimas de la anciana como perlas, deslizarse sobre la mano blanca de
Sarita.
Dentro del
Jartans Club, repleto de la más selecta sociedad de Palma de Mallorca,
escuchamos algunos comentarios poco favorables a Sara. Tenemos la sensación de
que mucha de esta gente ha venido a presenciar el fracaso de la idolatrada
artista, para ver derrumbarse el ídolo multitudinario.
Tras la
presentación de José Luís Uribarri, se hace un silencio expectante. Sale Sara y
es recibida con cortesía, pero con cierta frialdad. Su aspecto es radiante.
Está tan bella como siempre, pues más es imposible. Desde los primeros
instantes, demuestra su simpatía, brindando sonrisas a diestro y siniestro.
Sara le da muy seria al balón.
A Sara Montiel le atrae mucho el personaje de Isabel II.
Junto a su marido, durante uno de los descansos del ensayo.
Una canción,
aplausos; nueva canción, nuevos aplausos… Así hasta quince actuaciones, con
tres cambios de vestido. Pero ya es distinto el ambiente. Los aplausos de
compromiso se han transformado en ovaciones delirantes, en entusiasmo
desbordado. La emoción del público también afecta a la artista, quien, al
cantar “Nena”, ve quebrársele la voz. Todos los presentes vemos las lágrimas en
sus ojos, que enjuga al mismo tiempo que el sudor. Cuando el termómetro de la
simpatía llega al máximo es en el momento de anunciar ella misma…
-Ahora
voy a cantar, para todos ustedes, “La Violetera”.
El aire se hace
aplausos, sobre todo cuando Sara empieza a arrojar rosas al público. Y todos
consiguen su flor, como un recuerdo de esta actuación inolvidable, histórica.
PETICIÓN DE AUTÓGRAFOS
El éxito
conseguido por Sara Montiel se ve reflejado, poco después, en su camerino,
donde todos quieren la foto dedicada, el autógrafo de la “estrella”. Incluso
los extranjeros, como un congolés tímido, que nos pide ayuda para conseguir la
foto de ella, porque la considera inasequible.
-Sólo la conozco a través de sus
películas. Personalmente, nunca la había visto.
Le aconsejamos
que entre él, pues sabemos que Sara le atenderá amablemente. El hombre nos mira
con un poco de desconfianza, pero al fin se decide. Al rato sale con la foto
dedicada, levantándola por encima de las cabezas, para que no se arrugue, y se
dirige de nuevo a nosotros.
-Muchas gracias, señor. Tenía usted
razón, es una mujer maravillosa, toda simpatía.
Y, mientras
seguimos charlando con el congolés, la cola de “fans” sigue luchando por ver a
Sara, por conseguir el tan deseado autógrafo. Hay personas de todas las edades,
de todas las categorías sociales.
Sara en plena actuación.
Departiendo con "El Viti".
Una Sara insólita.
SARA SE DEFINE POLÍTICAMENTE
Al día siguiente
nos dedicamos a descansar, sin apartarnos de la Bella, que siempre puede darnos
la noticia inesperada, sensacional, sobre todo en estas charlas amistosas, sin
bolígrafos ni cuartillas. Nos bañamos en la misma piscina y, en un momento de
descanso, volvemos al diálogo con María Antonia, pues ella es Sara Montiel sólo
cuando actúa.
-A
mí lo que de verdad me gusta –nos dice medio en broma, medio en serio- es la política. No pongas esta cara de susto. Sí, me
gusta la política.
-¿Y qué te gusta
de la política?
-Me
encanta estudiar las corrientes del pensamiento político en las diversas
épocas, pero no en plan erudito. Sobre todo me gustan las crónicas de testigos
que han vivido los hechos que relatan.
-¿Y cómo te
definirías políticamente?
-Es
una cuestión que he pensado muchas veces. Creo que soy de tendencia liberal.
Ahora, eso sí, no soy una mujer de política activa, ni creo que lo seré nunca.
Yo no quiero pertenecer a ninguna minoría, ni a partidos. Me gusta sentirme
liberal en mi fuero interno y nada más.
-¿El gobierno de
qué país te gusta más?
-No
sé. Creo que cada país está regido de modo que, según la coyuntura histórica,
le conviene más.
Vamos de asombro
en asombro. Nunca nos habíamos imaginado que Sara Montiel pudiera hablar así.
Creemos, sinceramente, que ésta es una faceta inédita de nuestra más famosa
artista de la pantalla y la canción. Nos hubiera gustado conocer más opiniones
suyas sobre política, pero ha llegado la hora de comer y Sarita decide que es
más importante alimentarse que hablar, sea cual fuere el tema.
EDUARDO CÁLIZ VIDAL
(Hispania Press)
(Fotos del autor)
EL RECORTE CCLXXXV
Las apariciones de Sara en el escenario siempre fueron cosa seria. La expectación y el entusiasmo rodearon todos sus espectáculos. Incluso al final de sus días, cuando muchos jóvenes acudieron a sus sencillos recitales sólo por contemplar a un mito. En este caso, hablamos de su reaparición de 1.972. Rodeada por el star-system de la época, así lo recogió la revista Semana en su número de 3 de Junio de ese año.
CITA DE ESTRELLAS EN LA REAPARICIÓN DE
SARA MONTIEL
Sara Montiel, ya repuesta de la operación que sufriera recientemente, ha reaparecido en una sala madrileña. Gran número de estrellas asistió a la función.
Un trío popular: Carmen Sevilla, Augusto Algueró y Vicente Parra, que lucía una corbata de lazo muy "discreta". Al matrimonio Algueró se le ve junto con mucha frecuencia últimamente.
Lola Flores, Carmen Flores y Mercedes Vecino, tres "fans" de la Montiel.
Juan Pardo y su jovencísima esposa, Emy. Pardo, como siempre, con atuendo "in".
Queta Claver estuvo acompañada por el bailarín Paco de Alba. Se rumorea que entre ellos hay algo más que amistad, pero Queta lo niega.
El encuentro de Sara Montiel y Paquita Rico fue muy emotivo, como se demuestra en nuestra fotografía.
Una de las dos, Paquita Rico o Carmen Sevilla, ha contado una historia muy graciosa. Y ríen. Niní Montián, testigo del risueño encuentro.
Lola Flores y Antonio González bailaron una y otra vez. Lola es incansable. Antonio, a juzgar por su gesto, prefería descansar...
Dolores Vargas, "La Terremoto", lucía un vestido largo, alegre y colorista.
Marisa Medina y Alfonso Santisteban procuran no perderse ninguna fiesta. Les gusta divertirse.
LA FOTO CCLXXXV
Foto de la época. De la agencia EFE.
Hola,con tu permiso cojo una de las fotos en la que está Mercedes vecino para la página
ResponderEliminarUn saludo