martes, 17 de julio de 2018

SIGLO 20 - 28 de Agosto de 1.965 - España


SARA MONTIEL
SE DEFINE COMO UNA
MUJER POLÍTICA
SU MAYOR ILUSIÓN ARTÍSTICA INCORPORAR AL CINE EL PERSONAJE DE ISABEL II

PALMA DE MALLORCA.- La noticia nos llegó en forma de confidencia: “Sara Montiel, por primera vez en Europa, cantará ante el público de una sala de fiestas. El acontecimiento tendrá lugar en Palma de Mallorca”. Y, sin más pensarlo, tomamos el primer avión y nos trasladamos a la bella isla balear. Ya en el aeropuerto de Son San Juan, entre el público, ya se olía a Sara Montiel, se respiraba su estela, la apoteosis de su presencia. Fue en el hotel donde tuvimos el primer encuentro con la “estrella”. Sara, o María Antonia Abad –como prefieran ustedes- nos saludó como siempre con su acostumbrada simpatía. Nos sentamos a tomar una copa y hablamos de ciertas cosas, pero sin block de notas ni bolígrafo. Una conversación entre amigos.
-¿Estás nerviosa?
-No. ¿Por qué había de estarlo?
A Sara no le asusta el público, no sólo porque sabe que se lo mete en el bolsillo, sino porque lo ama como algo suyo, muy entrañable. Quizá por eso llega hasta él y le convence en todas sus actuaciones.
-Cuando estoy haciendo una película, me entrego totalmente al trabajo, hasta el extremo de perder la tranquilidad, de adelgazar. Por eso llego al público. ¡Bendito sea!, y cosecho la compensación de ver colas ante mis películas.
-¿Crees que tendría el mismo éxito una película tuya, si no fuera musical?
-Eso es lo que opinan los productores y distribuidores. Yo no estoy totalmente de acuerdo.
-¿Hay algún personaje que te atraiga especialmente?
-Sí, Isabel II.
-¿Por qué?
-Según yo me la imagino –a la historia me remito-, era una majeza hecha mujer: temple, garbo y temperamento. Creo que sabría meterme bien dentro de ella.
-¿Saben esto los productores?
-Supongo que sí, pues no es la primera vez que lo comento. Pero soy tenaz y sé esperar.


APOTEOSIS SIN PRECEDENTES
La hora de la actuación va caminando sobre la espera de todos los relojes. En el mismo coche, nos dirigimos al Jartans Club, lugar del acontecimiento. En el vehículo ocupado por Sara, su marido, el maestro Solano y Enrique Garea, se hace un silencio pegajoso. Nuestros ánimos están como en sosiego, en espera de las actuaciones de la artista.
Al llegar a la puerta del club, una multitud aguarda a la “estrella”. El espectáculo nos recuerda la noche de estreno de alguna de sus películas en los cines de la Gran Vía madrileña. Aplausos, vítores y delirio rayando en el histerismo.
-Me gustaría saludar a todas estas personas –comenta Sara-, pero una a una, corresponder a esta amabilidad.
Y no quiere que aparten a su público. Va saludando a todos con la intimidad que le permite la aglomeración, hasta que llega una anciana que también quiere ver a la artista, que desea estrechar su mano. La mujer famosa, olvidándose de lo que es se dirige a la viejecita.
-Acérquese, señora.
La anciana, muy limpia, pero muy pobre, coge la mano de Sarita y la besa emocionada, con la ternura de un niño. La vieja no puede contener su emoción, que le sube hasta la boca, hasta los ojos, y se hecha a llorar, sin poder articular palabra. Vemos las lágrimas de la anciana como perlas, deslizarse sobre la mano blanca de Sarita.
Dentro del Jartans Club, repleto de la más selecta sociedad de Palma de Mallorca, escuchamos algunos comentarios poco favorables a Sara. Tenemos la sensación de que mucha de esta gente ha venido a presenciar el fracaso de la idolatrada artista, para ver derrumbarse el ídolo multitudinario.
Tras la presentación de José Luís Uribarri, se hace un silencio expectante. Sale Sara y es recibida con cortesía, pero con cierta frialdad. Su aspecto es radiante. Está tan bella como siempre, pues más es imposible. Desde los primeros instantes, demuestra su simpatía, brindando sonrisas a diestro y siniestro.


Sara le da muy seria al balón. 


A Sara Montiel le atrae mucho el personaje de Isabel II. 


Junto a su marido, durante uno de los descansos del ensayo. 

Una canción, aplausos; nueva canción, nuevos aplausos… Así hasta quince actuaciones, con tres cambios de vestido. Pero ya es distinto el ambiente. Los aplausos de compromiso se han transformado en ovaciones delirantes, en entusiasmo desbordado. La emoción del público también afecta a la artista, quien, al cantar “Nena”, ve quebrársele la voz. Todos los presentes vemos las lágrimas en sus ojos, que enjuga al mismo tiempo que el sudor. Cuando el termómetro de la simpatía llega al máximo es en el momento de anunciar ella misma…
-Ahora voy a cantar, para todos ustedes, “La Violetera”.
El aire se hace aplausos, sobre todo cuando Sara empieza a arrojar rosas al público. Y todos consiguen su flor, como un recuerdo de esta actuación inolvidable, histórica.

PETICIÓN DE AUTÓGRAFOS
El éxito conseguido por Sara Montiel se ve reflejado, poco después, en su camerino, donde todos quieren la foto dedicada, el autógrafo de la “estrella”. Incluso los extranjeros, como un congolés tímido, que nos pide ayuda para conseguir la foto de ella, porque la considera inasequible.
-Sólo la conozco a través de sus películas. Personalmente, nunca la había visto.
Le aconsejamos que entre él, pues sabemos que Sara le atenderá amablemente. El hombre nos mira con un poco de desconfianza, pero al fin se decide. Al rato sale con la foto dedicada, levantándola por encima de las cabezas, para que no se arrugue, y se dirige de nuevo a nosotros.
-Muchas gracias, señor. Tenía usted razón, es una mujer maravillosa, toda simpatía.
Y, mientras seguimos charlando con el congolés, la cola de “fans” sigue luchando por ver a Sara, por conseguir el tan deseado autógrafo. Hay personas de todas las edades, de todas las categorías sociales.


Sara en plena actuación. 


Departiendo con "El Viti". 


Una Sara insólita. 

SARA SE DEFINE POLÍTICAMENTE
Al día siguiente nos dedicamos a descansar, sin apartarnos de la Bella, que siempre puede darnos la noticia inesperada, sensacional, sobre todo en estas charlas amistosas, sin bolígrafos ni cuartillas. Nos bañamos en la misma piscina y, en un momento de descanso, volvemos al diálogo con María Antonia, pues ella es Sara Montiel sólo cuando actúa.
-A mí lo que de verdad me gusta –nos dice medio en broma, medio en serio- es la política. No pongas esta cara de susto. Sí, me gusta la política.
-¿Y qué te gusta de la política?
-Me encanta estudiar las corrientes del pensamiento político en las diversas épocas, pero no en plan erudito. Sobre todo me gustan las crónicas de testigos que han vivido los hechos que relatan.
-¿Y cómo te definirías políticamente?
-Es una cuestión que he pensado muchas veces. Creo que soy de tendencia liberal. Ahora, eso sí, no soy una mujer de política activa, ni creo que lo seré nunca. Yo no quiero pertenecer a ninguna minoría, ni a partidos. Me gusta sentirme liberal en mi fuero interno y nada más.
-¿El gobierno de qué país te gusta más?
-No sé. Creo que cada país está regido de modo que, según la coyuntura histórica, le conviene más.
Vamos de asombro en asombro. Nunca nos habíamos imaginado que Sara Montiel pudiera hablar así. Creemos, sinceramente, que ésta es una faceta inédita de nuestra más famosa artista de la pantalla y la canción. Nos hubiera gustado conocer más opiniones suyas sobre política, pero ha llegado la hora de comer y Sarita decide que es más importante alimentarse que hablar, sea cual fuere el tema.

EDUARDO CÁLIZ VIDAL
(Hispania Press)
(Fotos del autor)


EL RECORTE CCLXXXV
Las apariciones de Sara en el escenario siempre fueron cosa seria. La expectación y el entusiasmo rodearon todos sus espectáculos. Incluso al final de sus días, cuando muchos jóvenes acudieron a sus sencillos recitales sólo por contemplar a un mito. En este caso, hablamos de su reaparición de 1.972. Rodeada por el star-system de la época, así lo recogió la revista Semana en su número de 3 de Junio de ese año. 

CITA DE ESTRELLAS EN LA REAPARICIÓN DE
SARA MONTIEL

Sara Montiel, ya repuesta de la operación que sufriera recientemente, ha reaparecido en una sala madrileña. Gran número de estrellas asistió a la función. 


Un trío popular: Carmen Sevilla, Augusto Algueró y Vicente Parra, que lucía una corbata de lazo muy "discreta". Al matrimonio Algueró se le ve junto con mucha frecuencia últimamente. 


Lola Flores, Carmen Flores y Mercedes Vecino, tres "fans" de la Montiel. 


Juan Pardo y su jovencísima esposa, Emy. Pardo, como siempre, con atuendo "in". 


Queta Claver estuvo acompañada por el bailarín Paco de Alba. Se rumorea que entre ellos hay algo más que amistad, pero Queta lo niega. 


El encuentro de Sara Montiel y Paquita Rico fue muy emotivo, como se demuestra en nuestra fotografía. 


Una de las dos, Paquita Rico o Carmen Sevilla, ha contado una historia muy graciosa. Y ríen. Niní Montián, testigo del risueño encuentro. 


Lola Flores y Antonio González bailaron una y otra vez. Lola es incansable. Antonio, a juzgar por su gesto, prefería descansar...


Dolores Vargas, "La Terremoto", lucía un vestido largo, alegre y colorista. 


Marisa Medina y Alfonso Santisteban procuran no perderse ninguna fiesta. Les gusta divertirse. 


LA FOTO CCLXXXV


Foto de la época. De la agencia EFE. 

1 comentario:

  1. Hola,con tu permiso cojo una de las fotos en la que está Mercedes vecino para la página
    Un saludo

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