felicidad, tumulto e indignación en la boda de
SARA MONTIEL
Y PEPE TOUS
El obispo de
Mallorca prohibió el bautizo de Thais.
Tradicionales,
ella se casó con una prenda íntima prestada y Pepe con la alianza de un amigo.
Las fabulosas
esmeraldas de la novia fueron llevadas a Palma… liadas en un pañuelo.
37 platos
compusieron el banquete y la tarta pesaba 100 kilos.
De
nuestro enviado especial JESÚS MARIÑAS
Con este beso los esposos Tous celebran el hecho de tener un libro de familia, después de nueve años de haber vivido sin él.
El casamiento
del año tuvo un desenlace inesperado. Algo que causó sorpresa. Indignación. A
última hora, el obispo de Mallorca prohibió el bautizo de Thais en cualquier
iglesia de la diócesis mallorquina. Nadie entendía por qué una criatura de
cuatro meses podía haberse visto privada de ese sacramento al que todos los
católicos tenemos derecho. Pero vayamos por partes y sigamos una cronología.
Momento de la ceremonia de colocación de anillos, adornados de tres enormes esmeraldas.
Los esposos firman y rubrican la partida de matrimonio. De cara a lo civil, ya son marido y mujer. Eran las seis y media en punto de la tarde. No parece que haya habido entre ellos un contrato privado, como el que firmaran en su día Onasis y Jackie, pero quien sabe...
EL NOVIO LLEGÓ EN “JEEP”
A las 5.45 de la
tarde aparecía Pepe Tous en el Juzgado palmesano. Llegó en el “jeep” de su
propiedad donde hace tres años tuvo un accidente casi mortal. Llevaba un grueso
cartapacio bajo el brazo del que sobresalía una veintena de sobres.
-¿Qué llevas
ahí?, interrogamos.
-Algo que más tarde daré a la
prensa, -contestó
mientras abrazaba a Matías Colsada-. El popular promotor recordaba viejas
historias sentimentales del contrayente:
-Hace catorce años me hizo venir a
Palma, anunciándome su boda con una austriaca. Pero no llegó a realizarla.
También evocaba
que gracias a su mediación, Sara y Pepe han llegado donde están:
-Sara se resistía a hacer una gira
con su primer espectáculo. Tuvo que forzarla, decirle que había contratos
firmados. Llegó a Palma a las seis de una mañana de febrero, con malhumor y sin
arreglar. Pepe la esperaba con un ramo de flores. Lógico: era el “play-boy” de
la isla…
Salida de la ceremonia, escoltados por la guardia civil y un policía nacional. Detrás, los invitados camino del hotel donde se celebraría por todo lo alto la boda.
ESMERALDAS CAMUFLADAS EN UN PAÑUELO DE HIERBAS
Angelines,
hermana de la estrella, refugiaba su nerviosismo mirando el reloj: “Ya veréis como
se retrasa. No vendrá hasta las seis y cuarto”, comentaba en un grupo
donde estaban su marido e Isabel, el “todo doméstico” de Vicente Parra. Ellas
en un pañuelo de hierbas, como un atillo sin importancia, habían llevado a
Palma las joyas de la estrella, esas esmeraldas y brillantes que la Montiel
saca sólo de la caja fuerte para ocasiones excepcionales. Angelines Abad
también había estado en el casorio de Roma: “Aquello fue muy diferente. Mi
hermana fue sin ninguna ilusión”. Pero se equivocó al pronosticar
retraso. Aunque Sara llevaba en la peluquería desde las tres y media, a las
seis menos cinco estaba en la calle y veinte minutos después aparecía en su
“Mercedes”. Iba preocupada por Thais, que apareció con ella en brazos de la
“nurse”. Al comprobar el alboroto popular, echó una mirada solicitando auxilio
a las fuerzas del orden:
-Hace
mucho calor. Cuidado con la niña…
Mientras
saludaba a unos y otros, amplio repaso a su vestimenta nupcial. Sobre un cuerpo
de “crep” blanco ajustado al cuerpo, larga blusa de encaje. Medias blancas, de
lunares, zapatos dorados. Se peinaba a lo india mexicana, recordando sus
grandes éxitos hollywoodenses. Dos trenzas enmarcaban su frente: “Desde los siete años llevo este peinado. Hoy me lo
hicieron con cuatro postizos.”
En cuanto a
joyas echó el resto. Lo mejor de su colección aparecía estratégicamente
repartido. El fabuloso collar de esmeraldas y brillantes que suele utilizar como
diadema, y al que llama “babero” por su amplitud, era complementado por
pendientes y ancha pulsera “art decó” en las mismas piedras. Tres enormes
esmeraldas ocupaban otros anillos.
Sara, siempre
innovadora, también rompió moldes en la ceremonia civil de su primer casamiento
español. Aunque los enlaces suelen hacerlos en la planta baja, para unirla a
Tous abrieron la mejor estancia del primer piso. “Pero esto no marcará precedentes”. Agobiada
por el calor, pedía “kleenex” y alguien –quizá Cuqui Fierro- le hizo llegar un
abanico. “Por favor, que lleven a la niña cerca de
una ventana. Puede asfixiarse.” El juez, don Jaime Ferrer, sólo daba
facilidades a los medios informativos. “Pero no pongan la edad consignada en el acta
matrimonial”, solicitaba sin ser oído. Según este documento oficial,
Sara nació el 11 de marzo de 1928 y Pep el 22 de noviembre de 1932. Ella tiene
51 años y es cuatro mayor que su marido.
Los señores de Tous con Thais, debidamente bautizada y sacramentada. Entre la boda y el banquete a Thais le serían colocados nuevos pañales superabsorbentes, de esos que anuncia la Tele.
SE CASÓ CON UNA PRENDA ÍNTIMA PRESTADA
Fiel con las
costumbres, acaso un tanto supersticiosa y a pesar de dos matrimonios, cumplió
con lo de llevar una prenda prestada.
-Pero
no puedo enseñarla. Es muy íntima y de color azul…
Pepe también iba
de prestado. Como la alianza nupcial escogida quedó pequeña, un amigo tuvo que
prestarle el aro… quizá viendo que ahora ya pasaba por él. Mientras los
oficiales rellenaban los documentos, Sara no dejaba de bromear:
-Estoy
realmente asustada, Porque a la tercera va la vencida.
A las 6.24 del
31 de julio dio el sí que la convertía en esposa de Tous. Doce minutos más
tarde concluiría la ceremonia. Cuando ya todos se disponían a salir, Sara pidió
silencio:
-Como
Pepe ya es mi marido, tiene que leeros una cosa. Y saltó la bomba, el anuncio
de que el obispo mallorquín en carta fechada el 16 de julio prohibía la
ceremonia de bautizar a Thais, que había de celebrarse seguidamente. Esta
ceremonia tuvo lugar en Barcelona.
Las caras
estupefactas se generalizaron. Por donde estaban Terenci Moix –irreconocible
tras haberse duchado, el casorio hizo ese milagro, y con traje recién comprado
en Palma- y Enric Majó. En tiempos de tanta libertad nadie entendía medida tan
arbitraria, incluso hubo gritos que expresaban la opinión general. Pese a todo,
tras dejar el juzgado en medio del entusiasmo popular y montados en coche de
caballos, la pareja se dirigió a la iglesia de Génova escogida para el bautizo.
Como Thais ya era cristiana, Sara se limitó a entrar, acercarse al altar mayor
y ofrecérsela a Santa Rosa de Lima, patrona del templo. Como en el atrio de la
capilla había miles de personas, improvisaron otra explicación justificando la
no realización del bautismo.
El calor era enorme y fue necesaria la utilización de abanicos para que la pareja, entre emoción y canícula, no se desmayara.
ENTRE BODA Y BANQUETE, CAMBIO DE PAÑALES
A las 8.30
llegaban al hotel Valparaíso, el mejor de Palma. Doscientos cincuenta invitados
tuvieron tiempo de admirar el bufett donde había cuatro platos de aperitivos,
cinco especialidades de pescado y once preparaciones diferentes de jamón,
pollo, pato y ternera. Todo animado con diecisiete ensaladas y siete salsas
variadas, así como el bufett típico de 17 especialidades de la gastronomía
mallorquina, exigencia expresa de Sara al “cheff” Jaime Durán. Para realizar la
comida de estas doscientas cincuenta personas -9.000 pesetas por cubierto-
invirtieron una semana. La tarta, en praliné, pesaba noventa kilos y en su
confección gastaron 100 horas. Sobre una enorme estrella que servía de base y
recordatorio de a quién iba dedicada, figuraban un molino, los mapas de la
Mancha, Brasil y Mallorca y una cigüeña.
Durante la cena,
Pepe y Sara aprovecharon para leer los ciento veinte telegramas recibidos.
Nuria Espert, José Rubio, Vicente Parra y Maruja Díaz los telefonearon a casa.
Hubo cierta extrañeza al comprobar que Sara, pese al retraso en llegar, llevaba
el mismo vestido.
-Fui
a casa, sí, pero dediqué el tiempo en cambiar a Thais. La pobre estaba cocida.
Antes de salir a
bailar el “Tema de Tara” –que también es el de Sara-, la Montiel quedó
pensativa.
-Oye,
amor –dijo
a Tous-, sabes una cosa: hasta ahora no me he dado
cuenta de que ya estoy casada. Por fin te pesqué.
La tarta resistió sin derretirse.
El perrito participó en el brindis final. Sarita lleva más joyas que una reina.
LA PATTIER QUISO IR… PERO NO LA DEJARON
Desde la mesa de
Marilí Riera Marsá –convaleciente de dolencia hepática y levantada para el
casorio-, saludaron a Paula Pattier. Andaba por las alturas del “Valparaíso”.
Iba de espectadora:
-Quiso unirse a la ceremonia, pero
le hice notar que en estas 250 personas sólo se encuentran nuestros amigos
íntimos como Martín Mora, Terenci, Nicole Blanchery, Colsada, Julián Rayzabal,
don Jerónimo Esteban, el abogado que logró anular el matrimonio de Antonia. No
invitamos artistas. Si aceptamos a Paula, podrían molestarse otras, -justificó Pepe
Tous que momentos antes también había dado explicaciones a su madrastra por
haber callado que no habría bautismo mallorquín.
Gracias a Sara y
Tous, Palma volvió a ser noticia mundial. Agradecida debe estarle la isla.
Mundo adelante no pudo encontrar embajadora más entusiasta y desinteresada.
Apenas nacer y ya con problemas
Esperemos que esta dificultad para poder bautizarse no sea el pre anuncio de una vida dificultosa. Thais ha encontrado un papá rico y una mamá célebre y el que haya tenido que cruzar el mar para recibir las aguas bautismales será una mera anécdota, testimonio de una intransigencia, de la que, al igual que Pepe Tous, vale más no hablar.
EL RECORTE CCCXII
Desde la adopción de Thais y la posterior boda con Pepe Tous, abundaron en la actriz los reportajes y fotografías de ambiente familiar. Un ejemplo es este viaje a Disneylandia que recogía la revista Diez Minutos en su número de 18 de Abril de 1.981.
Lleva cinco meses por tierras americanas
SARA MONTIEL,
con Thais, en Disneylandia
“Siempre que sea posible le daremos a Thais todos
los caprichos”
Pepe, Sara y Thais felices en el paraíso plastificado de Disneylandia.
Son ya nada más
ni nada menos que cinco los meses que Sara Montiel lleva por tierras
americanas. Primero fue Buenos Aires, después Caracas y dentro de poco tiempo
México, no sin dejar pasar por alto muchos otros sitios, tales como Puerto
Rico, Santo Domingo, Nueva York o Miami. Es aquí precisamente donde casualmente
coincidimos con ellos, justo en el momento en que se disponía a tomar un avión,
en compañía de su marido y su hijita Thais, que les llevaría a Orlando, tierra
donde se encuentra enclavada Disneylandia.
-¿Vas a trabajar
por aquella zona?
-No.
Estoy completamente agotada y Pepe y yo hemos decidido tomarnos unos días de
descanso y llevar a Thais a que conociera Disneylandia.
La familia Tous llegó al recinto en este impresionante "carro".
"Estoy dispuesta a darle a mi hija todos los caprichos que me pida".
Tres eran los
días que tenían pensado pasar en aquella mágica zona, y por eso quedamos
citados para el día siguiente, ante la imposibilidad material de marcharnos en
su mismo vuelo. Una vez allí para qué les vamos a contar la cara de alegría que
tenía Thais de estar en un sitio tan bonito. Ni que decir tiene que sus padres
también gozaron de lo lindo al ver cómo se divertía su hijita.
-Este
–nos
dice Sara- es el viaje que le teníamos prometido a
Thais por su segundo cumpleaños. No veíamos el momento de hacerlo, pero por fin
aquí nos tienes.
-Además de
visitar Disneylandia, ¿qué tenéis pensado hacer en estos tres días?
-Esto
es muy grande y se necesita mucho tiempo para verlo tranquilamente, por lo que
creo que estaremos aquí los tres días.
Lo primero que
hicieron, nada más cruzar el recinto de entrada, fue comprarle a Thais el
típico gorrito de Micky Mouse, que tantos niños se llevan como recuerdo de
estos parajes y que con tanta insistencia pidió desde que los vio por primera
vez.
Thais se compró el típico gorro de Micky Mouse.
-¿Le dais a la
cría todos los caprichos que os pide?
-Siempre
que sea posible, ¿por qué no?
-Después de este
viaje de placer, ¿volvéis a España?
-No.
De aquí nos vamos a Nueva York, donde tengo que actuar en un teatro de
Broadway, para dentro de unos días marcharnos a México, donde he firmado un
contrato de tres semanas en una conocida sala de aquella ciudad. Después de
esto me quedan por cumplir unos compromisos en Ecuador, Perú y Venezuela.
Aquí tienen a Thais subiéndose, literalmente, en la espalda de su madre.
La familia estuvo tres días visitando el genuino invento americano.
-¿Esto quiere
decir que por lo menos hasta el verano no te vemos otra vez por España?
-No,
no; espero que a últimos del presente estemos de regreso. Son muchos meses
fuera de nuestra casa y ya empezamos a sentirnos muy cansados de tanto viaje y
tanto hacer y deshacer maletas.
-Sara, ¿cómo
compaginas tu vida de artista con la de madre?
-Como
tú mismo puedes comprobar, bastante bien.
-¿Pero no te
resulta molesto ir a todas partes con Thais?
-Todo
lo contrario. Ya he dicho muchas veces que si mi marido y mi hija no vienen
conmigo, entonces no me muevo ni de la puerta de mi casa.
-¿Y qué pasará
el día que Thais tenga un hermanito?
-Me
imagino que todo seguirá igual, lo único que dos niños, como es lógico, dan más
trabajo que uno solo.
-¿Seguirás
también haciendo giras de cinco o seis meses?
-No
veo el motivo para que no lo hiciera.
Madre e hija saludan desde las inmediaciones del castillo encantado.
Pepe haciendo las típicas fotos para el recuerdo.
-El día que
adoptéis a vuestro segundo hijo, que según tú misma me comentaste no va a ser
muy tarde, sería el momento oportuno para que te retirases del mundo artístico
y descansar tranquilamente en tu casa de Mallorca, en compañía de tu marido y
tus hijos, ¿no?
-Gracias
a Dios, me encuentro muy bien físicamente como para pensar en retirarme a corto
plazo. Aunque muchos no se lo crean, tengo cuerda para rato.
-Sara artista,
Sara madre, ¿en qué papel te desenvuelves mejor?
-Afortunadamente,
en los dos me defiendo de maravilla.
El día iba
pasando y la pequeña Thais, a pesar de su corta edad, no quería más que ir de
un lado para otro. Nosotros, una vez cumplida nuestra misión, optamos por
dejarles tranquilamente que disfrutaran de aquellos lugares.
Miguel SAEZ
(SAPHAN PRESS.)
LA FOTO CCCXII
Espectacular a finales de los '70.