sábado, 27 de julio de 2019

GARBO - 8 de Agosto de 1.979 - España


felicidad, tumulto e indignación en la boda de
SARA MONTIEL
Y PEPE TOUS
El obispo de Mallorca prohibió el bautizo de Thais.
Tradicionales, ella se casó con una prenda íntima prestada y Pepe con la alianza de un amigo.
Las fabulosas esmeraldas de la novia fueron llevadas a Palma… liadas en un pañuelo.
37 platos compusieron el banquete y la tarta pesaba 100 kilos.
De nuestro enviado especial JESÚS MARIÑAS


Con este beso los esposos Tous celebran el hecho de tener un libro de familia, después de nueve años de haber vivido sin él. 

El casamiento del año tuvo un desenlace inesperado. Algo que causó sorpresa. Indignación. A última hora, el obispo de Mallorca prohibió el bautizo de Thais en cualquier iglesia de la diócesis mallorquina. Nadie entendía por qué una criatura de cuatro meses podía haberse visto privada de ese sacramento al que todos los católicos tenemos derecho. Pero vayamos por partes y sigamos una cronología.



Momento de la ceremonia de colocación de anillos, adornados de tres enormes esmeraldas. 



Los esposos firman y rubrican la partida de matrimonio. De cara a lo civil, ya son marido y mujer. Eran las seis y media en punto de la tarde. No parece que haya habido entre ellos un contrato privado, como el que firmaran en su día Onasis y Jackie, pero quien sabe...

EL NOVIO LLEGÓ EN “JEEP”
A las 5.45 de la tarde aparecía Pepe Tous en el Juzgado palmesano. Llegó en el “jeep” de su propiedad donde hace tres años tuvo un accidente casi mortal. Llevaba un grueso cartapacio bajo el brazo del que sobresalía una veintena de sobres.
-¿Qué llevas ahí?, interrogamos.
-Algo que más tarde daré a la prensa, -contestó mientras abrazaba a Matías Colsada-. El popular promotor recordaba viejas historias sentimentales del contrayente:
-Hace catorce años me hizo venir a Palma, anunciándome su boda con una austriaca. Pero no llegó a realizarla.
También evocaba que gracias a su mediación, Sara y Pepe han llegado donde están:
-Sara se resistía a hacer una gira con su primer espectáculo. Tuvo que forzarla, decirle que había contratos firmados. Llegó a Palma a las seis de una mañana de febrero, con malhumor y sin arreglar. Pepe la esperaba con un ramo de flores. Lógico: era el “play-boy” de la isla…


Salida de la ceremonia, escoltados por la guardia civil y un policía nacional. Detrás, los invitados camino del hotel donde se celebraría por todo lo alto la boda. 

ESMERALDAS CAMUFLADAS EN UN PAÑUELO DE HIERBAS
Angelines, hermana de la estrella, refugiaba su nerviosismo mirando el reloj: “Ya veréis como se retrasa. No vendrá hasta las seis y cuarto”, comentaba en un grupo donde estaban su marido e Isabel, el “todo doméstico” de Vicente Parra. Ellas en un pañuelo de hierbas, como un atillo sin importancia, habían llevado a Palma las joyas de la estrella, esas esmeraldas y brillantes que la Montiel saca sólo de la caja fuerte para ocasiones excepcionales. Angelines Abad también había estado en el casorio de Roma: “Aquello fue muy diferente. Mi hermana fue sin ninguna ilusión”. Pero se equivocó al pronosticar retraso. Aunque Sara llevaba en la peluquería desde las tres y media, a las seis menos cinco estaba en la calle y veinte minutos después aparecía en su “Mercedes”. Iba preocupada por Thais, que apareció con ella en brazos de la “nurse”. Al comprobar el alboroto popular, echó una mirada solicitando auxilio a las fuerzas del orden:
-Hace mucho calor. Cuidado con la niña…
Mientras saludaba a unos y otros, amplio repaso a su vestimenta nupcial. Sobre un cuerpo de “crep” blanco ajustado al cuerpo, larga blusa de encaje. Medias blancas, de lunares, zapatos dorados. Se peinaba a lo india mexicana, recordando sus grandes éxitos hollywoodenses. Dos trenzas enmarcaban su frente: “Desde los siete años llevo este peinado. Hoy me lo hicieron con cuatro postizos.”
En cuanto a joyas echó el resto. Lo mejor de su colección aparecía estratégicamente repartido. El fabuloso collar de esmeraldas y brillantes que suele utilizar como diadema, y al que llama “babero” por su amplitud, era complementado por pendientes y ancha pulsera “art decó” en las mismas piedras. Tres enormes esmeraldas ocupaban otros anillos.
Sara, siempre innovadora, también rompió moldes en la ceremonia civil de su primer casamiento español. Aunque los enlaces suelen hacerlos en la planta baja, para unirla a Tous abrieron la mejor estancia del primer piso. “Pero esto no marcará precedentes”. Agobiada por el calor, pedía “kleenex” y alguien –quizá Cuqui Fierro- le hizo llegar un abanico. “Por favor, que lleven a la niña cerca de una ventana. Puede asfixiarse.” El juez, don Jaime Ferrer, sólo daba facilidades a los medios informativos. “Pero no pongan la edad consignada en el acta matrimonial”, solicitaba sin ser oído. Según este documento oficial, Sara nació el 11 de marzo de 1928 y Pep el 22 de noviembre de 1932. Ella tiene 51 años y es cuatro mayor que su marido.


Los señores de Tous con Thais, debidamente bautizada y sacramentada. Entre la boda y el banquete a Thais le serían colocados nuevos pañales superabsorbentes, de esos que anuncia la Tele. 


SE CASÓ CON UNA PRENDA ÍNTIMA PRESTADA
Fiel con las costumbres, acaso un tanto supersticiosa y a pesar de dos matrimonios, cumplió con lo de llevar una prenda prestada.
-Pero no puedo enseñarla. Es muy íntima y de color azul…
Pepe también iba de prestado. Como la alianza nupcial escogida quedó pequeña, un amigo tuvo que prestarle el aro… quizá viendo que ahora ya pasaba por él. Mientras los oficiales rellenaban los documentos, Sara no dejaba de bromear:
-Estoy realmente asustada, Porque a la tercera va la vencida.
A las 6.24 del 31 de julio dio el sí que la convertía en esposa de Tous. Doce minutos más tarde concluiría la ceremonia. Cuando ya todos se disponían a salir, Sara pidió silencio:
-Como Pepe ya es mi marido, tiene que leeros una cosa. Y saltó la bomba, el anuncio de que el obispo mallorquín en carta fechada el 16 de julio prohibía la ceremonia de bautizar a Thais, que había de celebrarse seguidamente. Esta ceremonia tuvo lugar en Barcelona.
Las caras estupefactas se generalizaron. Por donde estaban Terenci Moix –irreconocible tras haberse duchado, el casorio hizo ese milagro, y con traje recién comprado en Palma- y Enric Majó. En tiempos de tanta libertad nadie entendía medida tan arbitraria, incluso hubo gritos que expresaban la opinión general. Pese a todo, tras dejar el juzgado en medio del entusiasmo popular y montados en coche de caballos, la pareja se dirigió a la iglesia de Génova escogida para el bautizo. Como Thais ya era cristiana, Sara se limitó a entrar, acercarse al altar mayor y ofrecérsela a Santa Rosa de Lima, patrona del templo. Como en el atrio de la capilla había miles de personas, improvisaron otra explicación justificando la no realización del bautismo.


El calor era enorme y fue necesaria la utilización de abanicos para que la pareja, entre emoción y canícula, no se desmayara. 

ENTRE BODA Y BANQUETE, CAMBIO DE PAÑALES
A las 8.30 llegaban al hotel Valparaíso, el mejor de Palma. Doscientos cincuenta invitados tuvieron tiempo de admirar el bufett donde había cuatro platos de aperitivos, cinco especialidades de pescado y once preparaciones diferentes de jamón, pollo, pato y ternera. Todo animado con diecisiete ensaladas y siete salsas variadas, así como el bufett típico de 17 especialidades de la gastronomía mallorquina, exigencia expresa de Sara al “cheff” Jaime Durán. Para realizar la comida de estas doscientas cincuenta personas -9.000 pesetas por cubierto- invirtieron una semana. La tarta, en praliné, pesaba noventa kilos y en su confección gastaron 100 horas. Sobre una enorme estrella que servía de base y recordatorio de a quién iba dedicada, figuraban un molino, los mapas de la Mancha, Brasil y Mallorca y una cigüeña.
Durante la cena, Pepe y Sara aprovecharon para leer los ciento veinte telegramas recibidos. Nuria Espert, José Rubio, Vicente Parra y Maruja Díaz los telefonearon a casa. Hubo cierta extrañeza al comprobar que Sara, pese al retraso en llegar, llevaba el mismo vestido.
-Fui a casa, sí, pero dediqué el tiempo en cambiar a Thais. La pobre estaba cocida.
Antes de salir a bailar el “Tema de Tara” –que también es el de Sara-, la Montiel quedó pensativa.
-Oye, amor –dijo a Tous-, sabes una cosa: hasta ahora no me he dado cuenta de que ya estoy casada. Por fin te pesqué.


La tarta resistió sin derretirse. 


El perrito participó en el brindis final. Sarita lleva más joyas que una reina. 

LA PATTIER QUISO IR… PERO NO LA DEJARON
Desde la mesa de Marilí Riera Marsá –convaleciente de dolencia hepática y levantada para el casorio-, saludaron a Paula Pattier. Andaba por las alturas del “Valparaíso”. Iba de espectadora:
-Quiso unirse a la ceremonia, pero le hice notar que en estas 250 personas sólo se encuentran nuestros amigos íntimos como Martín Mora, Terenci, Nicole Blanchery, Colsada, Julián Rayzabal, don Jerónimo Esteban, el abogado que logró anular el matrimonio de Antonia. No invitamos artistas. Si aceptamos a Paula, podrían molestarse otras, -justificó Pepe Tous que momentos antes también había dado explicaciones a su madrastra por haber callado que no habría bautismo mallorquín.
Gracias a Sara y Tous, Palma volvió a ser noticia mundial. Agradecida debe estarle la isla. Mundo adelante no pudo encontrar embajadora más entusiasta y desinteresada.

Apenas nacer y ya con problemas 



Esperemos que esta dificultad para poder bautizarse no sea el pre anuncio de una vida dificultosa. Thais ha encontrado un papá rico y una mamá célebre y el que haya tenido que cruzar el mar para recibir las aguas bautismales será una mera anécdota, testimonio de una intransigencia, de la que, al igual que Pepe Tous, vale más no hablar. 



EL RECORTE CCCXII
Desde la adopción de Thais y la posterior boda con Pepe Tous, abundaron en la actriz los reportajes y fotografías de ambiente familiar. Un ejemplo es este viaje a Disneylandia que recogía la revista Diez Minutos en su número de 18 de Abril de 1.981. 

Lleva cinco meses por tierras americanas
SARA MONTIEL,
con Thais, en Disneylandia
“Siempre que sea posible le daremos a Thais todos los caprichos”

Pepe, Sara y Thais felices en el paraíso plastificado de Disneylandia. 

Son ya nada más ni nada menos que cinco los meses que Sara Montiel lleva por tierras americanas. Primero fue Buenos Aires, después Caracas y dentro de poco tiempo México, no sin dejar pasar por alto muchos otros sitios, tales como Puerto Rico, Santo Domingo, Nueva York o Miami. Es aquí precisamente donde casualmente coincidimos con ellos, justo en el momento en que se disponía a tomar un avión, en compañía de su marido y su hijita Thais, que les llevaría a Orlando, tierra donde se encuentra enclavada Disneylandia.
-¿Vas a trabajar por aquella zona?
-No. Estoy completamente agotada y Pepe y yo hemos decidido tomarnos unos días de descanso y llevar a Thais a que conociera Disneylandia.


La familia Tous llegó al recinto en este impresionante "carro". 


"Estoy dispuesta a darle a mi hija todos los caprichos que me pida". 

Tres eran los días que tenían pensado pasar en aquella mágica zona, y por eso quedamos citados para el día siguiente, ante la imposibilidad material de marcharnos en su mismo vuelo. Una vez allí para qué les vamos a contar la cara de alegría que tenía Thais de estar en un sitio tan bonito. Ni que decir tiene que sus padres también gozaron de lo lindo al ver cómo se divertía su hijita.
-Este –nos dice Sara- es el viaje que le teníamos prometido a Thais por su segundo cumpleaños. No veíamos el momento de hacerlo, pero por fin aquí nos tienes.
-Además de visitar Disneylandia, ¿qué tenéis pensado hacer en estos tres días?
-Esto es muy grande y se necesita mucho tiempo para verlo tranquilamente, por lo que creo que estaremos aquí los tres días.
Lo primero que hicieron, nada más cruzar el recinto de entrada, fue comprarle a Thais el típico gorrito de Micky Mouse, que tantos niños se llevan como recuerdo de estos parajes y que con tanta insistencia pidió desde que los vio por primera vez.


Thais se compró el típico gorro de Micky Mouse. 

-¿Le dais a la cría todos los caprichos que os pide?
-Siempre que sea posible, ¿por qué no?
-Después de este viaje de placer, ¿volvéis a España?
-No. De aquí nos vamos a Nueva York, donde tengo que actuar en un teatro de Broadway, para dentro de unos días marcharnos a México, donde he firmado un contrato de tres semanas en una conocida sala de aquella ciudad. Después de esto me quedan por cumplir unos compromisos en Ecuador, Perú y Venezuela.


Aquí tienen a Thais subiéndose, literalmente, en la espalda de su madre. 


La familia estuvo tres días visitando el genuino invento americano. 

-¿Esto quiere decir que por lo menos hasta el verano no te vemos otra vez por España?
-No, no; espero que a últimos del presente estemos de regreso. Son muchos meses fuera de nuestra casa y ya empezamos a sentirnos muy cansados de tanto viaje y tanto hacer y deshacer maletas.
-Sara, ¿cómo compaginas tu vida de artista con la de madre?
-Como tú mismo puedes comprobar, bastante bien.
-¿Pero no te resulta molesto ir a todas partes con Thais?
-Todo lo contrario. Ya he dicho muchas veces que si mi marido y mi hija no vienen conmigo, entonces no me muevo ni de la puerta de mi casa.
-¿Y qué pasará el día que Thais tenga un hermanito?
-Me imagino que todo seguirá igual, lo único que dos niños, como es lógico, dan más trabajo que uno solo.
-¿Seguirás también haciendo giras de cinco o seis meses?
-No veo el motivo para que no lo hiciera.


Madre e hija saludan desde las inmediaciones del castillo encantado. 


Pepe haciendo las típicas fotos para el recuerdo. 

-El día que adoptéis a vuestro segundo hijo, que según tú misma me comentaste no va a ser muy tarde, sería el momento oportuno para que te retirases del mundo artístico y descansar tranquilamente en tu casa de Mallorca, en compañía de tu marido y tus hijos, ¿no?
-Gracias a Dios, me encuentro muy bien físicamente como para pensar en retirarme a corto plazo. Aunque muchos no se lo crean, tengo cuerda para rato.
-Sara artista, Sara madre, ¿en qué papel te desenvuelves mejor?
-Afortunadamente, en los dos me defiendo de maravilla.
El día iba pasando y la pequeña Thais, a pesar de su corta edad, no quería más que ir de un lado para otro. Nosotros, una vez cumplida nuestra misión, optamos por dejarles tranquilamente que disfrutaran de aquellos lugares.

Miguel SAEZ
(SAPHAN PRESS.)


LA FOTO CCCXII


Espectacular a finales de los '70. 

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