viernes, 22 de diciembre de 2023

SEMANA - 2 de febrero de 1994 - España


¡Primer bombazo del año!: la famosa estrella manchega dice que va a casarse con el actor Giancarlo del Duca a los 17 meses de quedarse viuda

Historia sentimental de

Sara Montiel

ante su anunciada cuarta boda


Este es el espectacular cartel de "La mujer perdida", que Sara Montiel y Giancarlo del Duca protagonizaron en 1966, cuando vivían también fuera de la pantalla una apasionada relación.


Sara dejó a Giancarlo cuando conoció a Pepe Tous, el gran amor de su vida. Vemos a la pareja el día de su boda, celebrada en Palma de Mallorca, en julio de 1979, cuando ya llevaban nueve años de unión.

El nuevo año nos ha traído el anuncio de una noticia que ha causado una profunda impresión: Sara Montiel ha dicho que se casa con Giancarlo del Duca, actor y manager italiano. El anuncio de esta nueva boda ha provocado sorpresa, ya que sólo han transcurrido diecisiete meses desde la muerte de Pepe Tous y durante ese tiempo han sido frecuentes las ocasiones en que Sara ha manifestado que en su existencia habría para siempre el gran vacío dejado por la desaparición de quien ella hablaba como el gran amor de su vida.

Sara Montiel y Giancarlo del Duca se conocieron cuando ambos rodaron “La dama de Beirut”, a las órdenes de Ladislao Vadja y, según la propia Sara, vivieron una larga relación sentimental que duró hasta que ella conoció a Pepe Tous.

Ahora, tantos años después, Giancarlo ha reaparecido en la vida de Sara, quien parece decidida a contraer un nuevo matrimonio, que sería el cuarto, aunque manifiesta que Pepe ocupará siempre un lugar primordial en su corazón.

Sara tiene dos hijos, a los que adora, pero siempre ha sido una mujer apasionada y temperamental. Los hijos ofrecen una serie de grandes satisfacciones, pero ella misma ha manifestado poco después de la muerte de Pepe Tous que la sociedad es lo más espantoso que ha tenido que afrontar.

Giancarlo parece ser la persona adecuada para ofrecerle afecto y compañía. Tiene algunos años menos que Sara, quien cumplirá sesenta y seis el próximo 10 de marzo, pero ambos se conocen muy bien y la famosa estrella piensa que él es la persona ideal para encajar en esta nueva etapa de su vida y que también podría servir de gran ayuda a sus hijos, aunque, por supuesto, nunca podrá ocupar el puesto de su padre.

Nacida en la localidad manchega de Campo de Criptana el 10 de marzo de 1928, María Antonia Abad Fernández –el auténtico nombre de Sara Montiel- llegó a Madrid en 1944, al enterarse de que Cifesa, la productora española más importante de entonces, buscaba rostros nuevos. En aquella época, Sara era una belleza graciosa y vivaz, que no pasó inadvertida, y ese mismo año participó en su primera película.

Aquella jovencita no tardó en convertirse en una preciosa y sensual mujer, que obtuvo su primer gran éxito con “Locura de amor”, donde encarnó a la mora Aldara. Siguieron otros títulos, pero Sara Montiel se mostraba impaciente y cansada de personajes secundarios, y se marchó a América, donde ya era muy conocida. 


Sara en un momento de su boda con José Vicente Ramírez Olalla, celebrada el 2 de mayo de 1964 en la iglesia de Montserrat, en Roma. Este matrimonio sólo duró un año.


Una feliz imagen familiar que desgraciadamente ya no se repetirá: Sara Montiel y Pepe Tous con su dos hijos, Thais y Zeus. Nada hacía presagiar entonces la prematura desaparición del recordado Pepe Tous. 

ANTHONY MANN: EL BRILLO DE HOLLYWOOD

En México rodó numerosas películas de tinte folletinesco, tan del gusto de la época. Un cazatalentos de la United Artists se fijó en aquella belleza morena y salvaje y en 1954 Sara llegó a Hollywood, donde entró por la puerta grande.

Primero fue “Veracruz”, junto a Gary Cooper y Burt Lancaster, y seguirían “Serenade” y “Yuma”. Sara se había convertido en una estrella, y precisamente durante el rodaje de “Serenade” conoció al que sería su primer marido, el director de cine Anthony Mann. Él era ya un hombre maduro que quedó deslumbrado ante la juventud, belleza y temperamento de Sara. Para ella, Anthony Mann significó su entrada en el mundo del estrellato y conocer en todo su esplendor la Meca del cine.

Terminaron casándose en 1957, y poco después de su boda, Sara volvió a España, donde Juan de Orduña le ofrecía protagonizar “El último cuplé”. Poco podía imaginar Sara que aquella película sería definitiva en su vida y en su carrera.

Después de sus triunfos en Hollywood, el éxito de “El último cuplé” –que sigue figurando en la lista de películas más taquilleras de la historia del cine- significó convertirse en la máxima estrella del cine español.

El nuevo rumbo que había tomado su carrera significó también el alejamiento de Anthony Mann, con quien Sara estuvo a punto de tener su primer hijo. Se encontraba ya en avanzado estado de gestación cuando sufrió un accidente. Fue intervenida quirúrgicamente, pero no se pudo salvar la vida del bebé. Fue la primera gran frustración de Sara, quien, a pesar de sus deseos, nunca llegaría a tener hijos propios.

JOSÉ VICENTE RAMÍREZ OLALLA, SOLO UN AÑO DE CASADOS

Fue en 1960 cuando Sara Montiel y Anthony Mann se divorciaron, aunque ella siempre guardaría un bonito recuerdo de su primer marido, quien también fue un poco padre y Pigmalión.

Cuando se produjo su divorcio de Anthony Mann, Sara se encontraba en la cúspide del estrellato, viviendo la que sería su década dorada en el cine. Se sucedían las películas puestas a su exclusivo lucimiento como actriz y cantante, y justo es reconocer que Sara llenaba la pantalla como pocas. Belleza y fotogenia no siempre van unidas, pero en el caso de la Montiel formaban un matrimonio perfecto: pómulos altos, ojos oscuros y seductores y boca sensual, los primeros planos de Saritísima son ya legendarios.

Sara era una mujer querida y deseada, pero para sorpresa de todos fue a enamorarse de un completo desconocido hasta entonces: José Vicente Ramírez Olalla, alto ejecutivo de una empresa automovilística. Ella, que había vivido en una sociedad de mentalidad más abierta, como la norteamericana, habría deseado casarse por lo civil. Sin embargo, terminó cediendo a los deseos de su madre –a quien adoraba- y del propio Chente –como era conocido familiarmente-, y la pareja contrajo matrimonio religioso el 2 de mayo de 1964, en la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, en Roma.

Sara expresó su deseo de formar una familia, pero prácticamente desde el principio tuvo claro que su matrimonio con Ramírez Olalla estaba condenado al fracaso. Apenas un año después de la boda, llegaba la separación, y Sara Montiel explicó en su momento que la causa de ese nuevo fracaso se debía a que Chente quería que ella abandonara el cine, algo a lo que no estaba dispuesta bajo ningún concepto, pues consideraba que había trabajado muy duro para alcanzar un puesto de privilegio y no podía echar por la borda tantos años de esfuerzo y sacrifico.

Sara prosiguió durante unos años su carrera triunfal con películas como “Carmen la de Ronda”, “La reina del Chantecler” o la ya mencionada “La dama de Beirut”, donde conoció a Giancarlo del Duca, quien era el protagonista masculino.

Con el paso de los años, la carrera cinematográfica de Sara fue decayendo, pues el género que ella cultivaba empezaba a no interesar comercialmente. La estrella se encontraba en un momento muy delicado de su trayectoria artística cuando le surgió un contrato para actuar en Palma de Mallorca. Era el 28 de febrero de 1970 y en el aeropuerto palmesano de Son San Juan la esperaba con un ramo de flores el empresario: Pepe Tous. Poco podía imaginar Sara el giro que su vida daría tras este primer encuentro. 


Sara, bellísima, en su época de esplendor en el cine. Pocas actrices han llenado la pantalla como ella, y sus primeros planos, como el que vemos en la foto, forman ya parte de la historia del cine español. 

PEPE TOUS, SU TABLA DE SALVACIÓN

Pepe Tous pertenecía a una querida y prestigiosa familia mallorquina de periodistas. Atractivo, gran conversador y caballeroso, estaba considerado como uno de los solteros de oro en los ambientes sociales de la isla.

Años después, Pepe Tous confesó que aquel 28 de febrero llegó al aeropuerto muy preocupado, pues le habían dicho que Sara se comportaba como una diva a la antigua usanza. Sin embargo, aquel primer encuentro resultó muy cordial, y Pepe Tous se encontró efectivamente ante una estrella, pero también ante una mujer necesitada de cariño y consejos.

La relación laboral no tardó en dar paso a la sentimental. Pepe Tous se entregó por entero a Sara. Dejó su actividad como periodista y empresario teatral para dedicarse en cuerpo y alma a Sara y encauzar su carrera artística.

Lejos ya del cine, para Sara Montiel se inició otra etapa muy fructífera con sus actuaciones en directo y programas de televisión. Volvía a ser una gran estrella y contaba además con el amor y la lealtad de Pepe Tous. Con la franqueza que siempre ha hecho gala, Sara ha reconocido en numerosas ocasiones que Pepe Tous fue su tabla de salvación.

Junto a él vivió también momentos amargos. En 1975 volvió a ver frustradas sus ansias de ser madre. Se encontraba en un teatro madrileño cuando tuvo que ser trasladada urgentemente a la clínica. Sara era consciente de que sería muy difícil que tuviera ya hijos propios, aunque a la salida del hospital dijo: “Nadie se muere de pena”. Una frase rotunda que resumía su forma de ver la vida. 


THAIS Y ZEUS: YA ERAN UNA FAMILIA

Sara Montiel y Pepe Tous tuvieron que esperar unos años hasta que ella obtuvo la nulidad eclesiástica de su matrimonio con Ramírez Olalla y pudieran plantearse la boda. Sin embargo, antes llevaron a cabo otro proyecto que vino a llenarles de felicidad.

En la primavera de 1979, la pareja presentaba orgullosa a su hija adoptiva, Thais, una niña que había nacido en Brasil, cuya madre murió al poco de dar a luz. Ya eran una familia, y Sara Montiel y Pepe Tous fijaron ese mismo año la fecha de su boda. El 31 de julio se casaron y bautizaron a Thais.

Sara Montiel sentía que por fin había triunfado como artista, mujer y madre. Iniciaron los trámites para una nueva adopción, y en el verano de 1983 presentaron a Zeus. Nada parecía faltarles. Los niños crecían sanos y felices, su matrimonio funcionaba a las mil maravillas y Sara seguía triunfando en primera línea. Exultante de felicidad, Sara hablaba así de su marido:

-Pepe Tous lo significa todo para mí; el amor, la seguridad, la amistad, el compañerismo. Es un marido estupendo y un padre admirable. ¡Bendigo el día que le conocí! Es mi tercer marido, y dicen que a la tercera va la vencida. Con él he conocido el auténtico amor.

Sin embargo, nada dura eternamente, y la vida volvió a mostrar su lado amargo.

“¡NO PUEDO CREER QUE HAYAS MUERTO!”

En la primavera de 1992 empezaron a circular preocupantes noticias sobre el estado de salud de Pepe Tous. Sara salió al paso diciendo que a su marido le habían operado, pero que su recuperación era satisfactoria. Sin embargo, la realidad era bien distinta. Pepe Tous estaba herido de muerte. El 25 de agosto de ese mismo año Pepe Tous decía adiós para siempre, y su muerte llevó a Sara a un estado en el que se mezclaban el dolor y la desesperación. Los restos mortales de Tous fueron incinerados en Barcelona y posteriormente se produjo el patético regreso de Sara a Palma de Mallorca, abrazada al recipiente de porcelana que contenía las cenizas de su marido, llorando desconsoladamente y diciendo una y otra vez: “¡No puedo creer que hayas muerto!”

En una emotiva y dolorosa ceremonia, fue Sara quien esparció las cenizas de su marido en el mar, cumpliendo así la última voluntad de Pepe Tous. La vuelta a casa, a la normalidad, resultó muy penosa:

-He perdido al amigo, al ser amado, al compañero, al padre de mis hijos… ¡a mi gran amor! En mi vida va a quedar un enorme vacío hasta el resto de mis días.

Así se expresaba Sara Montiel pocas semanas después de la muerte de su marido. Aseguraba que no era cierto que la vida sigue, pero la realidad no tardó en imponerse. Pepe Tous le dijo antes de morir que ella debía seguir adelante, luchar por los hijos y seguir trabajando. Sara se incorporó a su trabajo en la serie de televisión “Ven al paralelo”, aunque aseguraba que su tristeza era infinita:

-Me falta Pepe, y ya nada será igual para mí. Sólo mis hijos podrán aliviarme de tanta tristeza.

Las primeras Navidades sin Pepe fueron terribles, y Sara dijo que la soledad, la falta de su marido, era lo más angustioso que había tenido que afrontar nunca y que sus noches eran eternas, llorando a lágrima viva por el ser amado que ya no estaba junto a ella. Incluso recientemente dijo que estaba pensando vender la casa de Palma de Mallorca porque en ella todo le recordaba a Pepe y cada día resultaba más difícil vivir allí.


Hace diecisiete meses Sara Montiel era una mujer desolada por la muerte de su marido. Con sus hijos como testigos, cumplió el último deseo de Pepe y arrojó sus cenizas a su querido mar Mediterráneo. 


GIANCARLO DEL DUCA

Es posible que Sara haya encontrado en Giancarlo el hombro amigo en el que apoyarse y encontrar fuerzas para seguir adelante. La soledad es muy dura, sobre todo cuando se pensaba envejecer junto al que considerabas el gran amor de tu vida.

Es cierto que Sara y Giancarlo se conocen a la perfección desde hace muchos años y que el reencuentro con un antiguo amor siempre renueva ilusiones. Por otra parte, Sara dice que sus propios hijos la han animado a seguir adelante con estos planes de boda.

Así nos encontramos a una Sara Montiel próxima a cumplir sesenta y seis años y parece dispuesta a iniciar una nueva etapa sentimental de su vida a los diecisiete meses de la desaparición del inolvidable Pepe Tous.

 

E. M.

 

Se produjo el pasado verano en el programa “Esta es su vida”

Así fue el reencuentro entre

Sara Montiel

y su futuro marido,

Giancarlo del Duca

*Durante estos meses, Giancarlo ha volcado todo su cariño en Sara, ganándose también el afecto de Thais y Zeus


Sara Montiel se llevó el pasado verano una gran alegría cuando vio en el plató de "Esta es su vida" a Giancarlo. Fue un reencuentro sumamente emotivo para ambos y los vemos bajo estas líneas con otro gran amigo de Sara como es Vicente Parra. 


El destino tiene en ocasiones inesperadas piruetas que provocan giros trascendentes en las vidas de algunas personas. Esto es lo que le sucedió a Sara Montiel cuando el pasado verano coincidió en un plató de televisión con Giancarlo del Duca, el hombre con quien ahora ha anunciado que va a casarse.

Sara había sido invitada por el gran periodista y presentador Ricardo Fernández Deu para que fuera la protagonista de “Esta es su vida”. La invitación prácticamente coincidía con el primer aniversario de la muerte de Pepe Tous y, aunque la famosa estrella sabía que viviría momentos de gran emoción, aceptó.

Sara Montiel, quien sólo en ocasiones límites como fue la muerte de su marido deja traslucir con toda su fuerza los sentimientos que la embargan, apareció rutilante en el plató con un espectacular conjunto de lamé, guapísima y con la emoción bailándole en la mirada.

Con el verbo cálido que le caracteriza, Ricardo Fernández Deu fue desgranando los momentos más importantes en la vida de Sara y por el plató fueron apareciendo las personas que habían tenido un papel primordial en la existencia de nuestra internacional manchega. Sus hijos, familiares, amigos y compañeros del calibre de Vicente Parra –tan unido a Sara- o Paco Morán vivieron con ella una jornada inolvidable. 


Así se anunció en Argentina "La dama de Beirut" que allí se tituló "Cada noche un amor". Más de treinta años después, Sara y Giancarlo reviven la historia de amor que mantuvieron entonces dentro y fuera de la pantalla. 

EL REENCUENTRO

Para la propia Sara constituyó una agradable sorpresa y una gran alegría ver aparecer a Giancarlo del Duca, el atractivo actor italiano con quien treinta años atrás había protagonizado dos películas de éxito, como “La dama de Beirut” y “La mujer perdida”, y con quien además había vivido una hermosa relación sentimental que había finalizado cuando Sara conoció a Pepe Tous.

Con Ricardo Fernández Deu como testigo, Sara y Gianca, como ella le llama, recordaron ante las cámaras detalles y anécdotas inolvidables del tiempo en que estuvieron juntos.

Durante un tiempo en que Sara estuvo junto a Pepe Tous, ambos habían visto a Giancarlo en algunas ocasiones y el actor fue una de las primeras personas en llamar a Sara cuando se produjo el fallecimiento de Pepe. Eran contactos ocasionales en los que ambos refrendaban el afecto que les unía.

Sin embargo, sería el programa “Esta es su vida” el que provocara un renacimiento en la relación entre Sara y Giancarlo. Primero fue el compartir hermosos e inolvidables recuerdos. Giancarlo se dio cuenta de la necesidad que Sara tenía de cariño y atención y con total lealtad y honestidad volvió a ofrecérselos a la mujer que tanto había amado.

Lentamente ambos se fueron dando cuenta de que entre ellos volvía a crecer el amor, con la fuerza y la serenidad que sólo se alcanza en la madurez. Para Sara, sentirse nuevamente querida y admirada significó su renacimiento como persona y como mujer. Volvía a sonreír y a tener esperanzas en el futuro, y sus hijos no tardaron en darse cuenta de lo beneficioso que para su madre resultaba la compañía de Giancarlo. 


Sara Montiel y Giancarlo del Duca en un momento de su participación en el programa acompañados en la fotografía por Ricardo Fernández Deu, presentador de "Esta es su vida".


Familiares y amigos se reunieron en torno a Sara aquel inolvidable día entre los que vemos a sus hijos, Thais y Zeus, a Vicente Parra y Paco Morán y, cómo no, a su querido Giancarlo. 

UNA NUEVA ETAPA

Los tres habían sufrido mucho con la muerte de Pepe Tous y para Thais y Zeus resultaba muy doloroso ver tan triste y abatida a su madre, cuando ella sólo les había ofrecido alegría. Con total naturalidad han aceptado la presencia de Giancarlo, quien lógicamente siente un gran afecto por los niños, les ha ofrecido su apoyo incondicional, aunque también les ha dejado claro el respeto que siente por la memoria de su padre y que nunca podrá ocupar su puesto.

Sara ha valorado en cuanto merece la paciencia y el respeto que Giancarlo ha mostrado en estos meses. Para él significa recobrar en plena madurez al que ha sido el gran amor de su vida. Para ella, la oportunidad de afrontar nuevamente la vida con amor y alegría.

Sin duda es una bella historia de amor entre dos personas maduras que saben muy bien lo que quieren. Sara Montiel no podrá olvidar nunca a Pepe Tous ni ésa es la pretensión de Giancarlo, pues él mismo sabe que ha sentimientos y vivencias que nada ni nadie pueden borrar. Ahora, con todo ese bagaje de experiencias y cariño mutuo, Sara y Giancarlo inician una nueva etapa que todos deseamos que sea feliz y duradera. Han anunciado su boda y ojalá sea un día muy feliz.



EL RECORTE CCCXLVIII

 Lo de Sara y Giancarlo fue un amor de idas y venidas durante las dos últimas décadas de vida de la artista. Este recorte de Hola, septiembre de 1998, nos cuenta una de las muchas reconciliaciones que tuvieron. 


Posó en su casa con su hija Thais, que pasó el verano estudiando en Estados Unidos

SARA MONTIEL

“He vuelto con Giancarlo, pero no nos vamos a casar”


Sobre estas líneas, Sara Montiel, que se recupera de la doble fractura que sufrió en su hombro, posa en su casa con su hija Thais, que pasó todo el verano en Estados Unidos haciendo un curso especial en la Universidad de Georgetown.

Aunque convaleciente aún de su rotura de hombro, Sara Montiel se encuentra con más energías que nunca. Después de más de cuarenta años en los escenarios y en el cine, Sara no se cansa. No quiere retirarse, admite que le gusta su profesión y que aún tiene mucho que dar.

Toda una madraza, Sara nos recibió en su casa en compañía de su hija Thais, a quien no ha podido ver en todo el verano. La joven, de diecinueve años, vive volcada en su carrera y estuvo en Estados Unidos, donde hizo un curso en la Universidad de Georgetown. Sara nos contó sus impresiones y sus proyectos.

-Sara, en primer lugar, ¿cómo te encuentras del brazo?

-Mejor, pero todavía no estoy recuperada del todo. Tengo una doble fractura y aunque ya no llevo venda, los médicos me han dicho que repose otros diez días más.

-Estarás recuperada entonces para tu vuelta al trabajo el día uno de octubre.

-Claro. Presento “Sara Montiel, en concierto” en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, pero no es un concierto propiamente dicho. Se divide en cuatro bloques de canciones. Cantaré salsa, boleros, tangos y cuplés.

-Sara, después de tantos años trabajando, ¿no has pensado alguna vez: “Ahora lo voy a dejar y me voy a dedicar a mí”?

-No, porque a mí me gusta mucho lo que hago. Los artistas amamos mucho nuestro trabajo y no lo vemos como tal.


La actriz y cantante en el salón, donde nos dijo: "El gran amor de mi vida ha sido Pepe Tous, pero con Giancarlo Viola estoy muy bien". 

DE NUEVO ENAMORADA

Está, dice, de nuevo enamorada, y el afortunado vuelve a ser el italiano Giancarlo Viola, un antiguo amor que el destino ha querido unir de nuevo. Sara no quiere boda, pero admite que como le ha insistido tanto no ha podido resistirse.

-¿Qué significa para ti Giancarlo?

-Giancarlo para mí fue un hombre con el que hace treinta y tres años compartí mi vida. Vivimos juntos ocho años, pero luego nos separamos y ahí fue cuando encontré a Pepe. A los diez meses de morir Pepe apareció de nuevo Viola y estuvimos juntos un año.

-¿Por qué os volvisteis a separar?

-“Gianca” no tenía el divorcio, aunque vive separado de su mujer desde hace mucho tiempo, por eso volvimos. Pero después yo quise mantenerme al margen, por eso me retiré.

-Se dice que te separaste porque mintió a tus hijos.

-Hombre, relativamente. Él simplemente les hizo creer que estaba divorciado y no era cierto. Yo lo sabía.

-Sara, es la tercera vez ahora. ¿No te da miedo?

-No. El que la sigue la consigue, y él lo ha conseguido. Me ha estado insistiendo mucho y al final he caído. No tengo miedo, porque tampoco me planteo nada serio. No pensamos casarnos.

-Define a Giancarlo.

-Es muy buena persona, le quiero mucho. Esta última vez ha insistido muchísimo e incluso llamó a todos mis amigos para que me convenciesen. Además se lleva muy bien con mis hijos, es muy cariñoso.

-¿Cómo vais a compaginar vuestras vidas con el trabajo?

-Lo haremos como podamos. Lo que sí es seguro es que vendrá a casa a pasar las Navidades.


Sara y su hija Thais, de quien nos dijo: "Tiene diecinueve años y está en la edad adecuada para enamorarse", a la vez que añadía: "Yo no soy para nada una madre absorbente". 

TODA UNA MADRAZA

-Hace poco se dijo que tu hija tenía novio.

-Son compañeros de clase y salen a la cafetería de enfrente a tomar café. No es su novio.

-En el caso de que tuviese, ¿cómo reaccionarías?

-Es normal que tenga novio. Tiene diecinueve años y pienso que está en la edad adecuada. Es lógico que se enamore.

-¿Te consideras una madre absorbente?

-No, para nada. Yo del doy libertad absoluta, lo único que me preocupa es la noche; me gusta que vaya siempre acompañada.

 

P. T. I.

Fotos: J. R. HERNANDO

(EUROPA PRESS REPORTAJES)



LA FOTO CCCXLVIII


Sara Montiel, de nuevo enamorada de Giancarlo Viola, en 1998. 

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