“¿EL PLEITO CON CESÁREO GONZÁLEZ? POCO IMPORTA.
¿ES QUÉ NO SABÍAN LO QUE YO GANO? SOY, CON LIZ
TAYLOR, SOFÍA LOREN Y MARLON BRANDO, LA FIGURA MÁS COTIZADA DEL MUNDO”.
“ME HICIERON MILLONARIA, PERO YO HICE MÁS
MILLONARIOS A CESÁREO, A PEROJO Y A ELVIRA”
“VOY A HACER UNA PELÍCULA A LA URSS. ALLÍ HE
CONSEGUIDO OTROS 600 MILLONES DE ESPECTADORES. SOY MÁS CONOCIDA QUE EL KREMLIM”
El sombrero, el
bastón y el abrigo en el perchero. La frase con la que comienzo esta crónica –o
fe casi notarial de una entrevista- puede parecer el título de una canción
“beat”. O, tal vez, la nominación de una comedia norteamericana al uso. Es, sin
embargo, la definición de una gran y doble personalidad ante la que me
encuentro. Voy en busca de Sara Montiel y me recibe Antonia Abad Fernández,
natural de la Mancha, en bata, sin maquillar y enseñando a bailar “surf” a un
sobrino suyo. Que entre ellas dos –Sara y Antonia- hay diferencia, aunque usted
no lo piense así. Las dos lo saben. Por eso se respetan. Y hasta se admiran.
Sin quitar ni una coma, reproducimos las manifestaciones de la actriz, bajo su
responsabilidad.
“De
quien estoy verdaderamente satisfechísima es de Antonia. Sara es otra persona.
Es, no sé, más extraña, quizá más resabiada. Antonia me parece una mujer
maravillosa. Tonta, tonta perdida, porque se cree todo lo que le dicen y luego
resulta que es mentira. Sara es más difícil de engañar. Por muy lista que
resulte, me gusta más Antonia. Es más cordial, más entrañable, más estupenda.
Las cosas que pueden parecer pedantes son las que dice Sara. ¡Pobrecita
Antonia! ¡Me da una lástima! Es muy sincera, muy rica, muy mona, muy familiar,
muy afectiva y muy sensible. A Sara hay que perdonarle porque ha luchado mucho;
le dieron golpes fuertes y se hizo dura. Gracias a Dios la va salvando el que,
dentro de ella, continúa Antonia. La frontera entre las dos es la cámara
cinematográfica. No es que ante ella Sara sea Sara. Como es buena actriz,
interpreta siempre papeles de diferente manera. Cuando salgo de rodar, en mi
casa y fuera de mi casa, soy Antonia Abad Fernández. Y no me pongo ni uno solo
de los vestidos que Sara se pone en sus películas. Los regalo. Mi vestuario es
completamente distinto.”
“Para las películas, generalmente, me visten todos. Dior en las cosas modernas. Me va mucho. Balmain me gusta en lo serio. Balenciaga, en lo negro.”
En una ocasión
–hace ya mucho tiempo- Sara se presentó en TVE. Su madre estaba entre los
espectadores. La artista le dedicó una canción. Esa sinceridad fue interpretada
de diferentes maneras. Criticada negativa y positivamente. ¿Fue Antonia la que
tuvo aquel impulso de naturalidad?
“¡Qué
orgullo para Sara tener madre y dedicarle lo que canta! Yo pongo delante a mi
madre. Después lo demás: marido, hijos…, casa, carrera, dinero, ¡lo primero del
mundo! Después, los hijos. A mí me gustaría tenerlos.
Antonia va al
cine. Se encuentra con Sara Montiel en las carteleras. La reconoce. Y… “A veces se asusta. No por los temas de sus películas,
porque hasta ahora la censura no me ha dejado hacer cosas excesivas. No soy
solamente yo su víctima, porque corta a todo el mundo las alas artísticas. No,
nadie crea que es problema de ropa más o menos, porque a mí no me apetece
quitármela. Nunca salí desvestida en las películas. Otras…, sí. La censura que
yo sufro es de tipo literario. Ahora estoy tratando que me dejen pasar una
comedia de Alberti. Y otros temas que me han echado atrás.”
SARA MONTIEL Y SUS TEMAS
Tal vez muchos
ignorasen que Sara Montiel toma parte activa en la elección de los temas. “Es que a mí me gusta leer. Desde los cinco años, época
en la que ya me gustaba cantar y leer, me enteraba de lo que decían los
periódicos. Se los leía en voz alta a mi padre… Tal vez, por desgracia, no haya
tenido una cultura, porque tuve que trabajar desde el primer momento. Tengo
treinta y cuatro años de edad. No me importa decirlo, porque me encuentro
perfectamente bien. Vamos, eso me parece cada vez que me miro ante un espejo.
Bueno, a lo que íbamos, desde los once años me he visto obligada a ganarme la
vida. En el cine. Empecé a esa edad. Y ya desde entonces mandaba quinientas
pesetas mensuales a mi padre para ayudar a los gastos de una familia muy
humilde. Haber contribuido para que todos saliesen adelante es mi mayor
orgullo… ¿Hablábamos de los temas? Pues claro que opino sobre ellos, aunque a
veces tenga que ajustarme a las exigencias del productor… Por regla general,
oigo, veo y callo. Callo…, a veces. Y si hablo es para elegir el tema con el
director y el productor. Claro que, en definitiva, éste lleva las de ganar, como
ha ocurrido recientemente con Cesáreo González. Lo que nos ocurrió es que no
estuvimos de acuerdo en la mayor parte de las cosas de la película que yo debía
rodar en Méjico. Yo ponía mis condiciones. No hubo acuerdo y sí pleito. Que él
ganó en primera instancia. Veremos lo que pasa ahora. Ganar o perder a veces es
lo de menos. ¿No han perdido sus pleitos esos obreros del Norte que vivieron
unos conflictos laborales?”
Esos temas de
las películas de Sara Montiel a veces reciben la “acusación” de concesiones
excesivas a los gustos populares:
“Ciertamente
que alguna de las cosas que hay dentro de mis películas yo, por mi gusto, no
las hubiese hecho. Pero no hay que quitar la razón al público, que es quien
exige que los temas sean así. Y que es más inteligente de lo que uno cree. A
los espectadores no les pones la pistola al pecho para que acudan a una
película o a sentarse en el patio de butacas de un teatro. Van a ver, a su
elección, a Lola Flores o a Victoria de los Ángeles. A mí, desde luego, me
gustaría que los temas fuesen lo mejor posible. Por ejemplo, esa “Gitanilla”
que voy a hacer en Rumanía. Adaptada, naturalmente, por Rafael Alberti y por un
gran poeta rumano. Tratará de la liberación de Rumanía, tras la invasión de los
turcos. Y la haremos de acuerdo con los gustos de hoy. Porque, de ajustarnos a
cómo fue escrita, no habría quién la aguantase, por muy Miguel de Cervantes que
se llame el autor del relato.”
La primera
película que hará Sara Montiel –recién llegada de sus actuaciones en América
Latina- estará dirigida por Dulio Tessari. Es para ella uno de los mejores
directores del momento actual. Los escenarios exteriores serán Cannes, San
Remo, Mónaco y el norte de Italia. Después rodara en Madrid. Más tarde marchará
a Rumanía para hacer el film ya anunciado.
“Allí
me encuentro como en mi tierra. Los rumanos, como los polacos, como los
húngaros, son gentes excelentes y con muchas afinidades con nosotros.”
TRAS EL “TELÓN”
Me parece
ridículo seguir llamando a las fronteras de los citados países el “telón de
acero”. Pero es lo convencionalmente aceptado. Y sigamos la rutina.
“Yo
no los he descubierto. Ellos son los que me descubrieron a mí. Se pasaron todas
mis películas, y en la Unión Soviética creo que soy más famosa que el Kremlin.
Incluso más que en Occidente. Les gusta el género musical que yo cultivo. Y
allí voy a hacer, con producción totalmente soviética, “La Malibrán”, la
historia de una española del siglo pasado que se ve envuelta, como protagonista
importante, en la Rusia de los zares. Canto en ruso –idioma que estoy
aprendiendo poco a poco- y en español.”
Para Sara
Montiel el mercado del “telón” ha significado ponerla en cabeza de los actores
universales. Cuando menos, en número de espectadores que la siguen.
“Actualmente
solamente existen cuatro figuras universales que tengan la máxima cotización.
Son Sofía Loren, Marlon Brando, Liz Taylor y Sara Montiel. A nuestra cotización
no ha llegado nadie todavía. Si se especula con millones de otros artistas,
esas especulaciones responden a una publicidad, a unas combinaciones de las que
pocas cosas sé. A mis tres compañeros de cotización les aventajo en el mercado
de habla castellana. ¡Nada menos que
doscientos cincuenta millones de personas! En cuanto al público de habla
inglesa, sé que ellos gozan de más popularidad que yo. Pero ahora he de añadir
los seiscientos millones de personas de la Unión Soviética. Ellos no cuentan
con ese público. Por lo tanto, les aventajo.”
EL TEATRO
Sara está
deseando presentarse en teatro.
“Verás:
es para tener un mayor contacto con el público. Para que los espectadores me
vean, personalmente, de una vez y para siempre. Y a ver si se disipa esa
leyenda que mis “amigos” han hecho circular: que soy fea, bajita, con un ojo de
cristal, una pierna ortopédica, un brazo artificial… Y, personalmente, para mí
sería una gran satisfacción encontrarme con un teatro lleno de gente. Están
allí sentados, pendientes de lo que va a cantar, hacer o decir el artista. Y yo
soy artista. ¡Muy artista! Aunque he nacido dentro de una familia que no tiene
nada que ver con el arte de la dicción. Yo ya he tenido una pequeña experiencia
teatral en América y una experiencia más grande en Rusia. Actué en un teatro de
Moscú, con siete mil espectadores y una boca de escenario de treinta y cuatro
metros.”
Después me
explica por qué va retrasando tanto su presentación ante el público español: “En los lugares a que me refiero voy por dos, tres o un
máximo de diez días. Aquí me exigen una temporada completa, con tres meses en
Madrid, dos en Barcelona… Para permitirme ese lujo tendría que tener un mínimo
de dos películas “enlatadas”. No puedo salir al escenario y estar pendiente del
rodaje del día siguiente. Esa duplicidad es no estar ni en una cosa ni en
otra.”
Nunca hará una
comedia musical. Cuando menos, éste es su criterio de hoy.
“Si
me presento, lo haré como lo hice siempre: con un ‘show’ al estilo de los
norteamericanos, como los hace Frank Sinatra, Sammy Davis y tantos otros.”
Un día le
gustaría hacer una película sin canciones “dentro”. No puede permitirse ese
lujo.
“Los
distribuidores, los exhibidores y los productores dicen que no. Al parecer, el
público me quiere cantando. Y yo con el público soy sincera. Porque él es quien
paga y el único que tiene derecho a exigir a la artista. Yo he procurado darle
lo que quiere. Canto en cada película, lo cual no impide que me permitan ser
actriz. Se se mete uno dentro de la canción es que es actriz. Y yo he nacido
cómica. Emplazo a alguien que me diga que no se emocionó, aunque sea un poco,
cuando yo canto “Nena” en “El último cuplé”. ¡El público tiene derecho a todo!”
Ese público ha
vivido el ya citado pleito de Sara Montiel con Cesáreo González. Ella no cree
que el fallo, de momento desfavorable, le haya podido perjudicar. Ni
beneficiar.
“¿Es
que no sabía todo el mundo que yo, desde hace mucho tiempo, gano esos
veinticuatro millones por película? Más los tantos por ciento. Yo no tengo
culpa de que los productores se hagan millonarios gracias a mí. Si a mí me han
hecho millonaria, ellos salieron con doble ventaja en millones. Perojo, Cesáreo
y el mejicano Elvira se hicieron millonarios gracias a Sara Montiel. Puede que
tuviesen ya millones. Pero lo cierto es que conmigo los aumentaron. ¿Cuándo
iban a ‘manejar’ películas tan comerciales como las de Sara Montiel? ¡En su
vida se habían visto en otra!”
María Antonia
tiene en Sara Montiel a una actriz comercial. ¿Por qué no produce ella misma
sus películas?
“Porque
es otra cosa. Muy compleja. Yo soy únicamente artista. Mi trabajo me lo
compran, yo lo vendo y ellos ganan. Producir es una cosa fría, de calculadores.
Y yo no lo soy. Soy artista.”
(No acepta que
sus recientes películas hayan bajado en producción de dinero en taquilla. “Ahí están las relaciones oficiales de control de
taquilla que demuestran que son los filmes que más dinero dan. Podrían decaer,
dentro de unos años, en un diez por ciento. Pero esas “bajadas” tardan mucho en
acontecer.”)
LA MUJER Y LA POPULARIDAD
Antonia es
sincera. Sara procura serlo. Por ejemplo cuando habla de su manera de cantar.
“Yo
no me llamo cantante. Canto con mi estilo y como puedo. Creo que mi éxito ha
sido que llegué “diciendo” la canción y en tono suave, cuando todo el mundo
creía que cantar era dar más gritos que nadie. Canté con más tono,
dramáticamente, interpretando…”
“La
popularidad –asegura-
no me molesta en absoluto. Lo peor es que no
permita que la artista tenga una vida privada. Ya no me preocupa lo que digan:
si salgo, porque salgo. Si subo a un burro, porque subo, y si bajo de él,
porque bajo. Para salir al paso de tantas cosas habría que utilizar una
pistola. No quiero pegarle un tiro a los demás; pero que conste que yo tampoco
pienso pegármelo.”
Ella cree que la
mujer tiene mucho que hacer en todas las actividades humanas.
“Puedo
hablarte de política si lo prefieres. Me interesa mucho. Y las mujeres cada vez
van incorporándose más a la política. ¿Qué soy yo? ¡Monárquica, desde luego que
no! ¡En estos tiempos monárquica! ¿Republicana? Vamos a encontrar una expresión
más adecuada: demócrata, ¡liberal! La democracia pura me encanta… Un sistema
como el de Estados Unidos, pero interpretado perfectamente.”
Después me
aclara que todas estas consideraciones son producto de la intuición. De una
Antonia sincera. O una Sara irresistible.
ANTONIO D. OLANO
EL RECORTE CCCLXXIII
La última gran polémica en la que se vio envuelta la diva fue con su administrador en 2010. En este Interviú, de 30 de agosto a 5 de septiembre de 2010, Francisco Fernández daba su propia versión. Como fuere, el administrador fue condenado por la justicia después de morir nuestra Sara.
Desmontando a
Sara
ANUNCIÓ QUE SU ADMINISTRADOR LE HABÍA ROBADO 9
MILLONES, PERO LE DEMANDÓ SOLO POR 335.000 EUROS. EL JUEZ PIDE A LA ARTISTA LAS
PRUEBAS
Fue en televisión y a bombo y platillo. Sara Montiel
acusó a su hombre de confianza, Francisco Fernández, de llevarse 9 millones de
euros. Al final, ante la justicia solo le pide cuentas por 185.000 euros de
unas galas y 150.000 de una póliza de crédito. Su administrador asegura que se
destinaron a costes de espectáculos y pago de deudas. La batalla sigue y la
artista está citada en el juzgado el próximo 7 de septiembre.
*Texto: David Arnanz *Fotos: Paco Llata
“Calculo que en todo el tiempo que
lleva conmigo se habrá apropiado de más de nueve millones de euros”. Sara Montiel
cumplió en marzo 82 espléndidos años rodeada de sus hijos, amigos y periodistas
del corazón. La convocatoria mediática era jugosa: días antes, la artista
anunció a la prensa que había presentado una querella criminal contra Francisco
Fernández, su administrador y hombre de confianza, por un multimillonario robo:
nueve millones de euros. Sin embargo, la cantidad que reclama, según los
documentos de su denuncia, a la que ha tenido acceso esta revista, es muy
inferior: 310.000 euros. Sara Montiel quiere que explique dónde están 150.000
euros de una póliza de crédito solicitada en 2007 y 185.000 euros más que cobró
por la gira Doña Sara de la Mancha, firmada
en 2008.
La artista
asegura que descubrió “el robo” al comprobar que no tenía el dinero
de esas galas en su cuenta. La gira constó de 14 conciertos en ciudades
manchegas contratados con la conserjería de Cultura de Castilla – La Mancha. “Ella se pensaba que iba a tener los 185.000 euros
íntegros, pero con ese dinero se pagaron todos los gastos: el pianista Pablo
Sebastián cobraba 1.600 euros por gala, además de hoteles, desplazamientos,
sastrería y vestuario que mandó hacer (cada vestido puede costar 4.000 euros),
pelucas, zapatos… más los gastos personales: 500 euros de teléfono mensuales,
obras de mejora en su casa, empleadas del hogar (1.500 euros al mes), dinero
efectivo semanal para ella, obras de mejora en la casa (cocina, pintura,
piscina), la comunidad, el agua, la luz, que rondan los 6.000 euros semanales,
los médicos privados… Cuando terminó la gira en julio de 2009 yo me fui de
vacaciones con mis hijos y dejé a Sara 4.000 euros en metálico, la chica pagada
y la compra hecha. Ella dice que la dejé tirada”, se indigna
Francisco Fernández, que fue a declarar ante la juez encargada del caso,
titular del Juzgado número cinco de Madrid, el pasado mes de abril.
“La juez le preguntó a su abogado si había tenido más ingresos en este año
y reconoció que no. ¡Si no tiene el dinero en el banco es porque se lo ha
gastado! Yo aporté toda la documentación que me solicitó el juzgado para
justificar en qué se habían gastado aquellas cantidades: contabilidades,
extractos bancarios, gastos que se pagaban… Lo que me está salvando es que soy
muy hormiguita y lo guardo todo, pero no ha habido juicio, ni estoy en busca y
captura como se ha dicho”, explica.
Sara Montiel ha
sido requerida por la juez y el 7 de septiembre tendrá que declarar y presentar
pruebas que avalen su grave denuncia. “Ella ha
destrozado mi vida y la de mi familia. El juicio mediático me ha cerrado
puertas, muchos clientes se han ido hasta que no se aclare”, asegura
el administrador.
LA CUENTA DE SUIZA
La relación
laboral entre Sara Montiel y Francisco Fernández comenzó hace 20 años, antes de
que falleciera Pepe Tous, marido de la artista. De hecho, el empresario
mallorquín dejó a su esposa una carta de despedida con indicaciones y detalles
económicos, como propiedades o cuentas bancarias. “Me
ha acusado públicamente, pero no en el juzgado, de haber robado seis millones
de euros de la cuenta de Suiza, pero cuando murió Pepe Tous allí había 584.000
euros. Depende de la época, se retiraba efectivo una vez al año, cada dos años,
peor he llegado a ir hasta tres veces al año, coincidiendo con la época de
Giarcarlo Viola (el novio italiano, y Guadiana, de la manchega). Lo normal era retirar entre 60.000 y 80.000 euros,
que gardaba en la caja fuerte de su casa. De ahí se sacaba y no se metía.
Siempre que he ido a Suiza ha sido autorizado por ella. Tengo todas las
autorizaciones y entregas de dinero firmados por ella. ¿Cómo voy a robar en un
banco suizo con todas las medidas de seguridad y voy a seguir con ella 15
años?”, se pregunta Francisco Fernández mostrando los recibos.
“Hasta 2005 yo le daba de 2.000 a 4.000 euros semanales, tengo los recibos firmados por ella, pero a partir de ese año la situación empezó a ser caótica y le rebajé la asignación. Ella sabía que había pocos ingresos, pero cuando le decía que en vez de 2.000 sólo podía darle 1.500 euros, se le venía el mundo encima: taquicardia, la tensión por las nubes, llamada al médico… Yo le decía que no había dinero y ella llamaba al tapicero: tiene un agujero en la mano. Siempre ha dicho que si la gente supiera su situación económica se tendría que ir de España. Sara Montiel no puede decir que está arruinada por 300.000 euros, por eso habla de 9 millones”, explica Fernández.
Los ingresos
fijos que la artista ha tenido estos años han sido los alquileres de los cinco
apartamentos que posee en Madrid. Por cada uno cobra entre 600 y 800 euros
mensuales. “No
estoy arruinada porque gracias a Dios no ha llegado a mis casas. Si lo hubiera
hecho, mis hijos y yo hubiéramos ido a matarle”, dijo la actriz
sobre su ex empleado en su fiesta de cumpleaños.
Sin embargo, en
mayo de 2008, Sara Montiel nombró a Francisco Fernández administrador de las
sociedades Elpi y Linchi (propietarias de los inmuebles), además de otorgarle
un poder general. “Podría haberlo vendido todo
si hubiera querido, desde pisos a los zapatos, pero no le falta ni un cuadro.
Los alquileres de los pisos se ingresaban en su cuenta de Caja España, como
consta en los contaros de arrendamiento. No los cobraba yo en efectivo como va
diciendo”, explica el ex administrador. “No
está arruinada porque tiene mucho patrimonio, pero le falta efectivo. En 2007
llamamos a una sala de subastas para que valoraran los cuadros, pero no
aceptamos la cantidad. Decidió vender un apartamento y por eso se pidió la
póliza de crédito, para salir del paso, pagar deudas y tener efectivo. Como
volvía a haber dinero, ella renació como Sara Montiel y volvió a gastar”,
asegura.
Hace dos años
Sara Montiel también cambió su testamento y nombró a Francisco Fernández
albacea y tutor judicial por si la incapacitan. “Lo
hizo por los hijos, la relación era complicada desde la boda con Tony
Hernández”. Los poderes fueron revocados en julio de 2009 “pero yo he seguido teniendo firma en los bancos”.
Francisco cree
que detrás de la querella se esconde la herencia de los hijos. “A cada hijo le corresponden 400.000 euros de
herencia de Pepe Tous por la venta de un bingo, pero ella le ha dicho que solo
les dejó deudas. Ella ha utilizado el dinero en su propio beneficio. Y se
pensaba que yo nunca me iba a defender”.
TONY HERNÁNDEZ, GIANCARLO VIOLA…
“LOS HOMBRES LE HAN COSTADO MUCHO DINERO”
FRANCISCO
FERNÁNDEZ también ha sido administrador de Música y Estrellas, empresa a través
de la cual Sara Montiel cobra sus
exclusivas, entre ellas, la de su matrimonio con el cubano Tony Hernández en
2002 (que le distanció de sus hijos, que no fueron a la boda), su divorcio en
2003 o su relación con su eterno novio, el actor italiano Giancarlo Viola, con
el que anunció que se casaba en 1994, aunque finalmente no lo hizo. “Por la exclusiva de la boda con el cubano se cobró
60.000 euros, la mitad para cada uno. Sin embargo, Sara pagó todos los gastos
de la boda, que ascendieron a más de 20.000 euros: el convite, que lo dio el
restaurante José Luís, costó más de 12.000 euros. Ella pagó los billetes de
avión de la madre y la hija de Tony, la carpa que se instaló en la terraza de
su casa para salvaguardar la exclusiva…”, enumera el ex
administrador, que guarda todas las facturas. “Los
hombres a Sara le han costado mucho dinero”, añade. Se refiere
también a Giancarlo Viola, el galán al que la violetera abandonó para casarse con Pepe Tous y con el que ha
vuelto en repetidas ocasiones. “Ella le ha
hecho muchos regalos”. Música y Estrellas es además la sociedad con
la que se firmaron las galas Doña Sara de
la Mancha. “La empresa tiene problemas fiscales y yo le propongo facturar con Cuatro
Ideas, una empresa a mi nombre que ya habíamos usado para facturar exclusivas y
para que no se enteraran sus hijos o sus parejas, como el reportaje de Cuba con
Tony. Ahora me acusa de haber desviado el dinero. ¿Por qué no me demandó
entonces?”, se indigna el administrador.
LA FOTO CCCLXXIII
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