‘VEN AL PARALELO’
EL SHOW DE
SARITÍSIMA
La popular
artista Sara Montiel vuelve a ponerse delante de la cámara dispuesta a animar
las noches sabatinas con el espacio de variedades Ven al Paralelo. Con esa voz profunda tan singular, Saritísima presenta, canta, baila e
interpreta diversos personajes que ella misma ha diseñado a su medida,
imprimiendo su sello inconfundible a un espectáculo musical que califica de “muy bonito, lleno de vida y ritmo, genuinamente latino
pero con estética de Briadway”. Para amenizar la velada, la estrella
manchega cuenta con la colaboración del animador y humorista Juan Gimeno –“que será toda una revelación para los televidentes” augura
Sara-, y las intervenciones eventuales de Chari Gómez Miranda, más conocida
como Doña Adelaida.
El programa,
realizado por el Centro de TVE Catalunya en Sant Cugat, bajo la dirección de
José Luís Cuevas, se graba con técnica de directo en el teatro Arnau del
Paralelo barcelonés. A lo largo de una hora se suceden las actuaciones
musicales y de ballet, gags, números
de magia y otras atracciones, todo ello sazonado con pinceladas de humor. En
cada programa interviene un cantante, una vedette (Bárbara Rey, Regina Do
Santos, Norma Duval…) y un humorista. No faltarán las plumas y lentejuelas y
toda la parafernalia y el colorido típico de los espectáculos de revista, con
desfiles de piernas larguísimas e imponentes cuerpos para regocijo de las
líbidos más predispuestas. Desde una tribuna del palco, dos hombres maduritos
asiduos al teatro –papeles que interpretan Antoni Sarra y Miquel Morales-
aportarán sus comentarios jocosos y picarones, especialmente alusivos a las
curvilíneas bailarinas. Y Sara Montiel, a punto de cumplir 64 años, lucirá sus
aún perdurables lozanías enfundada en trajes “modernísimos,
carísimos y preciosísimos”.
En el show de este sábado actúan el humorista
Eugenio (quien también estará presente en los dos próximos espacios), el
cantante Enrique del Pozo, la vedette Carla Duval, hermana de la famosa y
burbujeante Norma, el mago Mágic Trevol
y, como invitada estelar, Lola Flores.
Al pie del cañón
Nacida en Campo
de Criptana, una villa de Ciudad Real, María Antonia Abad lleva casi medio
siglo a la sombra de Sara Montiel, su antítesis “ficticia
y artificiosa que le toma el pelo a la ingenua Antonia”. Ella prefiere a
Antonia porque “es sincera y cree, sobre todo, en
la amistad”.
Mujer de gestos
y palabras estudiadas, que luce melenita de paje negra y puede presumir de
haberse codeado con galanes de la talla de Gary Cooper o Burt Lancaster, Sara
se confiesa muy perfeccionista. “Me exijo mucho a
mí misma y a los demás”.
Abandonó el
celuloide en 1975, y, desde entonces, ha paseado su volcánica presencia en glas musicales por toda España. En
televisión, medio en el que debutó en 1955, su último trabajo fue Sara y punto. Declara, mirando con esos
ojazos siempre abiertos y a la expectativa, que la magia de la pequeña pantalla
y, en particular, del show business,
le fascina, y asegura que “mi final, cuando sea
vieja del todo, será detrás de una cámara de televisión”.
Dueña de una
belleza que aún deja entrever, bajo el acentuado maquillaje, unas facciones
perfectas, a Sara Montiel le siguen lloviendo las ofertas. Hace pocas semanas
rechazó una propuesta para rodar un folletín en Miami “porque
debía permanecer allí dos años y no quería separarme de mi familia”.
Ahora, la diva
estudia otra oferta para protagonizar un Falcon
Crest a la europea, en la que participan diversos países, entre ellos España.
“Podría aceptar porque el rodaje se realizará
principalmente en Palma de Mallorca”, ciudad donde reside junto a su
inseparable marido, Pepe Tous, y sus dos hijos adoptados, Thais y Zeus.
Mientras se
decide, la veremos durante 22 sábados, en La 2, en Ven al Paralelo, un show que
puede contribuir a la recuperación del agónico Paralelo barcelonés, donde han
dejado su huella artistas como Raquel Meller, La bella Dorita, Ethel Rojo, Norma Duval, Lita Claver (La Maña) o la mismísima Sara Montiel.
INMA FERNÁNDEZ
EL RECORTE CCCLVIII
Cuando la diva estaba reviviendo las mieles de su éxito con proyectos como 'Ven al Paralelo', la vida le asestó un nuevo revés: la muerte de Pepe Tous. Así lo recogió la revista Panorama en su número de 31 de agosto de 1992.
A PARTIR DE 1970 se convirtieron en una de las
parejas de famosos más estables. Hoy, veintidós años después, Sara Montiel ha
perdido a su marido, su compañero y gran amor, Pepe Tous. Un cáncer de colon
que se le extendió al hígado acabó con la vida de este empresario, mánager y
esposo de la carismática estrella del espectáculo. Mallorca llora ahora su
pérdida.
SARA
SE QUEDA SOLA
La muerte de Pepe Tous trunca la etapa más estable
de la estrella manchega
LUCÍA HUÉLAMO
FOTOS: EUROPA PRESS
“Hace una semana que me llamó Pepín
para quedar a comer. Fue su forma de despedirse de sus amigos más íntimos”, recuerda entre
sollozos Nicole Blancherie, amiga y
colaboradora de José Tous desde su
juventud. Lejos del dramatismo, la tarde en que se encontraron, “Pepe estuvo
bromeando y haciendo planes para las vacaciones del año que viene”,
continúa Nicole. Ella y su marido,
el arquitecto Pedro Otzoup, compartieron
el entrañable almuerzo con Sara y Pepe junto a los recién casados Luís Cobos y Ángel. “Nadie habló de enfermedades y Sara mantuvo ante él la
compostura con un aplomo digno de admiración.” Cada día más debilitado
por su enfermedad, el empresario mallorquín nunca comentó nada y Antonia (Sara Montiel) se encargó de que su vida transcurriese de la forma
más normal posible, evitando la compasión ajena, que podría herirlo.
“Después de la última operación, hace tres meses, yo sabía que estaba mal, pero no quise ir a verle porque a él le hubiese extrañado”, comenta su amigo Antonio Gil, dueño del restaurante Bahía Mediterráneo, situado unos pisos más abajo del domicilio de los Tous. Sin embargo, Antonio, Toni, estuvo junto a Sara la tarde que Pepín murió. “¿Qué puedo hacer por ti? ¿Qué necesitas?”, le preguntó en aquel momento. Ella, abatida, contestó: “Lo único que quiero es a él y ya no lo tengo”.
UNA ESTRECHA UNIÓN
Un profundo amor
mutuo fue la sólida base sobre la que Pepe
y Antonia edificaron su
relación. Él, periodista y empresario del espectáculo, transformó su vida por
completo desde el momento en que la conoció.
Por encima de
cualquier prioridad, estaba aquella bellísima mujer cuatro años mayor que él,
sensible y receptiva a todo el apoyo y cariño que se volcara en ella. “El amor ha
sido el único motor de su vida”, comenta Nicole Blancheire. “Ha sido un hombre entregado por completo a su mujer y a
sus hijos”, dice María Dolores
Roses, directora del Bingo Balear, del que Tous era copropietario. Aún recuerda Toni Gil la noche en que Sara
y Pepín celebraban, hace dos
años, el veinte aniversario de su relación: “Él contrató a dos travestis que
imitaron a Sara con una gracia exquisita. Ella reaccionó con extraordinario
sentido del humor y compartió la risa espontánea de todos los invitados.”
Sara, mítica recitadora de la canción española
y estrella de El último cuplé –entre
sus más memorables éxitos cinematográficos-, conoció al que sería su marido en
1970.
Pepe Tous, dueño de los teatros Lírico y Balear (este último convertido después en bingo), quería contratarla para su espectáculo Sara Montiel en persona. El encuentro fue un verdadero flechazo: “Yo la esperé al pie del avión, en el aeropuerto de Son San Joan, con un ramo de flores en la mano, pensando que ella sería una artista endiosada, insoportable e intransigente. Ella debió pensar que yo sería el típico guaperas engreído que intentaría tirarle los tejos, pero los dos nos equivocamos”, comentó él durante una entrevista publicada en el diario Última Hora.
Artista
deslenguada, de frívola y provocadora imagen, después de sus dos matrimonios
anteriores –el primero con el director de cine Anthony Mann y el segundo con el industrial bilbaíno José Ramírez Olaya-, Sara atravesaba una crisis personal y
profesional. Pepe, hombre
inteligente, trabajador y emprendedor, gozaba entonces de una merecida fama de
rompecorazones.
La atracción
entre ambos fue profunda, hasta el punto de que, “a partir del momento en que se
conocieron, él sólo tuvo ojos para ella y ella para él”, coinciden en
afirmar todos los que los conocieron. “Él la admiró, la revivió, la impulsó, la apoyó y
se dedicó a ella por entero. Sara correspondió con igual entrega y, hasta el
final de sus días, no se ha separado de él ni un segundo”, añaden.
Y es que,
durante las últimas semanas de la vida del empresario, ella ha sido su única y
fiel guardiana, “manteniendo el tipo, sin mostrarle su dolor para que él no sufriera”,
comenta Nicole. “Pepe nunca ha sabido realmente lo que le pasaba”,
ha dicho Sara a los medios de
comunicación.
Al duro golpe sufrido ahora por la artista se une el dolor de su hija Thais, de 13 años, de origen brasileño, adoptada por la pareja en 1979, el mismo año en que formalizaron su relación. “Estaba muy unida a su padre y le ha afectado mucho, quizá más que a Zeus –su segundo hijo adoptado, de 9 años-, porque al ser mayor se da cuenta de todo”, señala el administrador de la familia, Francisco Fernández.
No es sólo el
recuerdo de su faceta humana lo que ha hecho llorar a sus allegados. Nacido en
Mallorca hace 59 años, la primera actividad laboral de Pepe Tous fue el periodismo, y durante doce años (1962-74) dirigió
el diario local Última Hora, del que
en la actualidad era accionista minoritario. “En aquel momento era el director
más joven de España y consiguió dar a este periódico un nuevo impulso: le
convirtió en tabloide e introdujo el sistema de impresión en offset”,
comenta el actual responsable del diario, Pedro
Comas. Pep Roig, redactor jefe, lo recuerda como “un hombre que supo dar
oportunidades a la gente que trabajó a sus órdenes; liberal de izquierdas, su
defensa de la libertad de expresión le enfrentó con la justicia en innumerables
ocasiones”. Y así era también en su faceta de empresario. “Fue socio de
mi padre y yo le conocí cuando era una niña. Él siempre fue honesto y buen
amigo de sus amigos”, comenta María
Dolores Roses. Copropietario del Bingo Balear, cuando estaba en Mallorca
acostumbrada a supervisar diariamente el funcionamiento del negocio. “Le gustaba
bromear sobre cualquier cosa”, añade María Dolores.
“¡Espera!”, le dijo a Mari Paz Gómez, la enfermera, el último día que le atendió en su casa del Paseo Marítimo de Palma. “¡Espera!”, le repitió antes de que ésta le ayudara a acostarse. “No quería echarse”, asegura Mari Paz, impresionada por “la inteligencia y la dignidad de un hombre que, si es que realmente esperó su muerte, lo hizo bien”.
LA FOTO CCCLVIII
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