ENTREVISTA SARA
“Con cinco años, delante de una colcha, montaba un
espectáculo para las vecinas”
María Antonia Abad
María Antonia,
Sara, Sarita, Saritísima…, que quedo con el primero. María Antonia es un nombre
total para la raíz, para el tronco, para cada rama, para cada nacimiento o para
cada muerte. Los demás como Sara,
Sarita, Saritísima, son para la constelación del arte; para bordarlo en un
escapulario de estrellas; para premiar el verbo mejor conjugado; para que no
quede en la sombra como los humanos que cierran los ojos; para que multiplique
la luz que no es vertical ni transparente sino diagonal, tamizada creada para
dar vida a la imagen. Hoy, a María
Antonia, le importa poco los añadidos nombres que son adornos sin cruces,
sin peso, sólo oropel, apenas hoja que se mustia y se seca cuando se prende. María Antonia es ya una mujer poseída y
posesa, que tiene para sí: casa, esposo, hijos, hogar, credo, paz, un horizonte
sin brumas, un mar para navegar sin miedo, tierra en la que plantar un árbol,
jardín para cortar una flor y cielo al que mirar cuando lloren los ojos. María Antonia, ha recorrido el mundo y
se ha venido sin él, no le cabía en las maletas; tenía un peso desorbitado, lo
creía de menor tamaño: más justo, menos misterioso, más confiado, menos
acosado, más sincero, menos revelado.
Ahora, María Antonia ha dejado crecer la
hierba de su casa grande y ha vuelto a sus raíces, a su tierra nominada siempre,
siempre querida y ajustada a su deseo de volver mañana, otro día, a cualquier
hora confinada. Y habla: “de mis gentes” con
un posesivo alimentado en muchas madrugadas, como si fueran niños que necesitan
ternura. Y, “mis gentes” son: Juan, el de la yunta torda; Roque, el caporal de Tribaldos; Juanjo, el herrero que saca punta a la
reja mimándola como un corazón bien deseado, y María, la peinadora de los siete peines de cuerno; y Rosario, la que lavaba el corpiño en el
río; y Antonio, el galán que se enamoró
de la niña cuando era como un pez rubio y piel casi de nácar; y Ángel, que le cantaba coplas cuando la
veía en imagen sobre la pantalla y más y más…
Siempre, María Antonia, ha querido crecer en la
misma tierra y dar saltos en la calle del pueblo, casi siempre blanco, de cal y
canto, de tierra menuda de tapial para no revelar los mimos de los enamorados. María Antonia, de buena casta, ha
querido dejar en su pueblo, al menos, la noticia de su maternidad compartida y
se ha llenado de ternura para que sus hijos Thais y Zeus, se sientan
más hijos de Criptana, la blanca, la dama de tierra y verso, a la que alguna
vez le ponen alas y sube como una cometa a mil varas de los tejados con
pretensión humana de ser más alta que las nubes. Criptana no es de otra manera.
José GONZÁLEZ LARA
Si hay alguien
en La Mancha que ha traspasado fronteras, que ha conocido la fama y que ha recibido
admiración incondicional desde siempre, es Sara Montiel. Hace muchos años
rompió el molde y se subió al carro alado de la gloria, donde aún permanece.
Bellísima para algunos; artificiosa para otros; siempre en eterna polémica,
Sara visitó Campo de Criptana para colaborar junto al director de orquesta Luís
Cobos en un espectáculo y bautizar a Zeus, su hijo más pequeño. Al margen de su
calidad artística, defendida y cuestionada a la vez, es una mujer que siempre
ha movido masas. DESPERTAR, no podía desaprovechar la ocasión de hablar de
ella.
“Cuando regresé de Hollywood, en 1957, vestir pantalones era un bombazo”
Muy guapa y
bronceada, Sara Montiel nos recibe
aprovechando el poco tiempo que le queda después de asistir a los actos de
homenaje, terminar el papeleo del bautizo y saludar a todos sus amigos.
-Tu trayectoria
artística es conocida, sin duda. Por eso me gustaría que nos centrásemos en tu
vertiente humana, sobre todo en los primeros años que pasaste en Campo de
Criptana. Considerada “ciudadana del mundo”, te marchaste de aquí siendo una
niña, pero, quizá, lo que hoy es Sara Montiel se deba a esas primeras
vivencias, ¿qué supone para ti la vuelta a tu pueblo?
-“Me
siento muy a gusto cada vez que vengo. Tengo por norma hacerlo casi todos los
veranos, más que nada para ver a mi familia y a mi padre, que lo tengo
enterrado aquí. Pero hacía ya dos años que no podía pisar este suelo y por eso
aprovecho el espectáculo para bautizar a mi hijo Zeus. Tenía muchas ganas de
que la ceremonia se hiciese aquí. Me encanta La Mancha, tengo unas raíces muy
profundas y no la olvido nunca. Me siento transportada a mis padres que han
sido, para mí, intocables e importantísimos. Esta mañana he visitado la casa
donde nací, con mucha emoción, y es que Campo de Criptana tiene un encanto
especial, me conecto con su gente. No creas, que por vivir en Palma, rechazo lo
manchego, sino todo lo contrario”.
-En estos días,
Campo de Criptana se transforma con tu llegada. En las casas, tiendas y bares
no se habla de otra cosa. Para estas personas compartir contigo la patria chica
es muy significativo. ¿Ello es algo que te llena de un orgullo especial o, al
estar tan acostumbrada al éxito, lo consideras una circunstancia sin demasiada
relevancia?
-“No,
en absoluto. Siempre es muy agradable que la gente te recuerde y te quiera
porque casi nunca uno es profeta en su tierra. Yo lo he sido, he triunfado en
el extranjero y en “mi” Mancha. La gente me responde muy bien y yo la aprecio,
es una correspondencia mutua, sin falsedad por ninguna parte”.
-¿Cuáles son los
primeros recuerdos de tu niñez?
-“Pasé
mis primeros cinco añitos en la calle General Peñaranda y justamente ahí, supe
que iba a ser artista. Mi madre tenía una colcha muy vistosa de colores que me
servía de telón, yo le hacía unos nudos y cantaba delante de las vecinas.
Montaba todo un señor espectáculo con las canciones que entonces estaban de
moda, no las recuerdo ahora mismo. Al final se hacía un corrillo con la gente
que pasaba ¡y pensar que era más pequeña que mi hija! En ese tiempo enfermé de
difteria, lo que me causó problemas de tráquea hasta que casi no podía
respirar, pues mira, mi única preocupación era que no podía seguir jugando a
ser cantante”.
Al lado de Sara
está Nati, su amiga de siempre, atenta a las palabras y anécdotas que salen al
aire después de tanto tiempo. Nacieron prácticamente juntas, portal con portal
y no para de sonreír a su famosa amiga, quizá con nostalgia, por los buenos
momentos que pasaron las dos.
-¿Se ensañaron
contigo los más murmuradores del pueblo cuando dabas tus primeros pasos en el
mundo del espectáculo?
-“Sí,
desde luego. Tras mi estancia en Hollywood, regresé sobre el año 57 y entonces
tenía costumbre de vestir pantalones, ¡aquello era un bombazo! Las demás chicas
los usaron bastante después, pero en aquel momento me tacharon y me dijeron de
todo, ya puedes imaginar qué cosas. Incluso a raíz de mi película “El último cuplé” era ya una “pecadora”
consumada. No tenían en cuenta que aquel film sirvió para que se conociese el
cine español internacionalmente. Ahora se hacen buenas películas, pero entonces
era gracias a mis trabajos por lo que se sabía algo de España a nivel
cinematográfico. A mí, las habladurías no me afectaban nada porque yo tenía una
mentalidad totalmente americana y demócrata; además estaba casada con un
americano por lo civil. Venía de unos países adelantadísimos y me encontré con
una España atrasada”.
-La idea que
antes tenías de Criptana, ¿ha cambiado?
-“Sí,
ha cambiado y para bien. Hay un movimiento de juventud muy bonito y el pueblo
se supera a sí mismo día a día”.
-¿Nunca te ha
tentado la idea de comprar aquí un terreno y hacerte una casa?
-“Tengo
tantos primos hermanos, tan generosos y agradables que nunca me ha hecho falta
pero, desde luego, es una idea que no descarto. Me gustaría una casa en la
sierra, junto a los molinos. Precisamente esta mañana, he visto uno que me ha
llamado la atención”.
-Seguramente, al
cruzar una de estas calles, alguna niña pequeña te habrá empujado sin querer
mientras jugaba con sus amigas. Quizá esa niña también quiera ser artista como
tú, ¿eres consciente de que así eras, hace tiempo?, ¿nunca te has planteado
ayudar a los valores en potencia de tu pueblo?
-“Muchas
crías se acercan a mí y me preguntan qué podrían hacer ellas para ser como yo.
Desde aquí les contesto que lo fundamental es nacer con aptitudes y vocación,
luego marcharse a Madrid y luchar como enanas en el Teatro, en Bellas Artes,
etc… Vivimos en un mundo de competitividad horrorosa. Para triunfar ahora hay
que ser muy buena y además llegar antes que nadie. Soy madrina de varios
cantantes y no sé por qué, ninguno es manchego. Y luego, colaboro con el
Colegio “María Auxiliadora” de aquí. Es un colegio destinado a niños que, por
desgracia, han nacido con algún tipo de deficiencia mental”.
-La evolución
religiosa de una persona suele atravesar varios estadios. En primer lugar se
cree a pies juntillas lo que te enseñan de pequeño. Luego viene la etapa
crítica de la juventud, en la que uno se desvincula de lo establecido hasta entonces,
para luego, cuando se madura en edad y pensamiento, volver a los orígenes. ¿Te
ha sucedido de esta manera?
-“Mira,
yo creo en un Dios maravilloso, Jesucristo, sé lo que es el bien y el mal e
intento inculcar a mis hijos una perspectiva religiosa católica. Si el día de
mañana piensan de otra manera, será su problema. El mío, de momento, es velar
por ellos y procurar que su formación humana abarque todas las facetas para que
puedan enfrentarse al futuro
adecuadamente”.
-Hemos
terminado, Sara, ¿quieres añadir alguna cosa?
-“Muchas
gracias por esta entrevista y le deseo que el semanario DESPERTAR se consolide
y coseche todo el éxito que os merecéis, ¡suerte!”.
María José
EL RECORTE CCCLXXVI
La artista siempre festejó los nuevos años de vida. Míticas fueron sus celebraciones de cambio de década y las preparadas por Pepe Tous. En este artículo de la revista Lecturas, 29 de marzo de 1989, vemos una muestra clara de ello.
Su esposo, Pepe Tous, le regaló un abrigo de visón y
un chaquetón de zorro
Sara Montiel
celebró su 61 cumpleaños
en Nueva York
Una Sara Montiel
pletórica, vital y alegre, celebró el pasado día 10 de marzo su 61 aniversario
en los salones del hotel Plaza de Nueva York. La artista estaba acompañada por
su marido, Pepe Tous, y por su amigos y compañeros, entre ellos José Luís López
Vázquez, José Luís Rodríguez, El “Puma” y Carolina, su compañera, Albert
Hammond y su esposa, amén de una nutrida representación de la prensa española.
Al finalizar la
comida, Sara apagó la única vela que adornaba el tradicional pastel, que en
esta ocasión era de chocolate y tenía dibujos de rascacielos. “Sólo pido salud –dijo Sara mientras aún salía un
pequeño humo de la vela- para poder seguir criando
a mis hijos. Sólo pido trabajo mientras me quede voz y el cuerpo no me lo tenga
que recoger con unas pinzas”.
Sara asistió a
la fiesta luciendo un prestigioso abrigo de visón blanco, de Elena Benarroch,
que su marido le había regalado horas antes junto a un chaquetón de zorro.
Más tarde cuando
Sara paseó por la Quinta Avenida, azotada por un frío glacial, recordó que la
primera vez que estuvo en Nueva York fue en el año 1951 y que, en aquella
ocasión, también celebró su cumpleaños en esta ciudad. “Vine
a inaugurar el teatro de Puerto Rico. Luego volví tres años más tarde, en 1954,
para asistir al estreno de “La condesa descalza” y posteriormente, promocionar
la película que había rodado junto a Gary Cooper. Gina Lollobrígida, Ava Gadner
y yo, estábamos en el mismo hotel, en el Warkick. Y yo, como aún no era muy
famosa y mis posibilidades económicas eran escasas, había traído un vestido de
fiesta pero no tenía ninguna piel para asistir al estreno. Entonces me dirigí a
la productora y les dije que si querían contar con mi presencia tenían que
proporcionarme una capa de piel, y me dejaron una capita blanca maravillosa”.
Más tarde,
nuestra popular artista tuvo que volver a recurrir a estos ardides para poder
asistir correctamente a distintos eventos sociales. Ahora, en cambio, las
pieles se amontonan en los armarios de la artista, que posee la nada desdeñable
cifra de doce abrigos de piel.
-Esto
es igual que lo de levantarse temprano –comenta Sara- cuando
hice la promoción con Gary por Estados Unidos: nos pegaron tal paliza que me
prometí a mí misma que cuando fuera famosa y tuviera dinero no volvería a
levantarme temprano en la vida, y lo he cumplido.
Prepara una nueva serie para TVE
Sin embargo,
como todos, la propia Sara también sufre las contradicciones y las exigencias
de la vida. “Antes trabajaba para comer y ahora no
como, estoy siempre a régimen, para trabajar”.
La razón por la
que Sara se encontraba en Nueva York se debe a diversos motivos: “Primero, porque he venido a recoger un premio que me ha
dado la ACE y he aprovechado este hecho para celebrar mi cumpleaños y el inicio
de una serie musical, de siete capítulos de una hora de duración, que estoy
haciendo para TVE”.
Sara acabará de
rodar la citada serie a finales de este año pero no se pasará por la televisión
hasta, seguramente, el segundo semestre de 1990. Es una serie eminentemente
musical en la que Sara Montiel cantará sus canciones de siempre y sus nuevos
temas, e intervendrá también en algunos sketchs cómicos que realizará con los
artistas invitados al programa. La serie se rodará básicamente en España aunque
algunas secuencias se realizarán en las ciudades en las que Sara ha obtenido
algunos de sus triunfos más importantes, como son México, Caracas, Puerto Rico…
LA FOTO CCCLXXVI
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