miércoles, 8 de marzo de 2023

DESPERTAR - 21 al 27 de agosto de 1986 - España

 


ENTREVISTA SARA

“Con cinco años, delante de una colcha, montaba un espectáculo para las vecinas”

María Antonia Abad


María Antonia, Sara, Sarita, Saritísima…, que quedo con el primero. María Antonia es un nombre total para la raíz, para el tronco, para cada rama, para cada nacimiento o para cada muerte. Los demás como Sara, Sarita, Saritísima, son para la constelación del arte; para bordarlo en un escapulario de estrellas; para premiar el verbo mejor conjugado; para que no quede en la sombra como los humanos que cierran los ojos; para que multiplique la luz que no es vertical ni transparente sino diagonal, tamizada creada para dar vida a la imagen. Hoy, a María Antonia, le importa poco los añadidos nombres que son adornos sin cruces, sin peso, sólo oropel, apenas hoja que se mustia y se seca cuando se prende. María Antonia es ya una mujer poseída y posesa, que tiene para sí: casa, esposo, hijos, hogar, credo, paz, un horizonte sin brumas, un mar para navegar sin miedo, tierra en la que plantar un árbol, jardín para cortar una flor y cielo al que mirar cuando lloren los ojos. María Antonia, ha recorrido el mundo y se ha venido sin él, no le cabía en las maletas; tenía un peso desorbitado, lo creía de menor tamaño: más justo, menos misterioso, más confiado, menos acosado, más sincero, menos revelado.

Ahora, María Antonia ha dejado crecer la hierba de su casa grande y ha vuelto a sus raíces, a su tierra nominada siempre, siempre querida y ajustada a su deseo de volver mañana, otro día, a cualquier hora confinada. Y habla: “de mis gentes” con un posesivo alimentado en muchas madrugadas, como si fueran niños que necesitan ternura. Y, “mis gentes” son: Juan, el de la yunta torda; Roque, el caporal de Tribaldos; Juanjo, el herrero que saca punta a la reja mimándola como un corazón bien deseado, y María, la peinadora de los siete peines de cuerno; y Rosario, la que lavaba el corpiño en el río; y Antonio, el galán que se enamoró de la niña cuando era como un pez rubio y piel casi de nácar; y Ángel, que le cantaba coplas cuando la veía en imagen sobre la pantalla y más y más…

Siempre, María Antonia, ha querido crecer en la misma tierra y dar saltos en la calle del pueblo, casi siempre blanco, de cal y canto, de tierra menuda de tapial para no revelar los mimos de los enamorados. María Antonia, de buena casta, ha querido dejar en su pueblo, al menos, la noticia de su maternidad compartida y se ha llenado de ternura para que sus hijos Thais y Zeus, se sientan más hijos de Criptana, la blanca, la dama de tierra y verso, a la que alguna vez le ponen alas y sube como una cometa a mil varas de los tejados con pretensión humana de ser más alta que las nubes. Criptana no es de otra manera.

 

José GONZÁLEZ LARA

Si hay alguien en La Mancha que ha traspasado fronteras, que ha conocido la fama y que ha recibido admiración incondicional desde siempre, es Sara Montiel. Hace muchos años rompió el molde y se subió al carro alado de la gloria, donde aún permanece. Bellísima para algunos; artificiosa para otros; siempre en eterna polémica, Sara visitó Campo de Criptana para colaborar junto al director de orquesta Luís Cobos en un espectáculo y bautizar a Zeus, su hijo más pequeño. Al margen de su calidad artística, defendida y cuestionada a la vez, es una mujer que siempre ha movido masas. DESPERTAR, no podía desaprovechar la ocasión de hablar de ella.

“Cuando regresé de Hollywood, en 1957, vestir pantalones era un bombazo”


Muy guapa y bronceada, Sara Montiel nos recibe aprovechando el poco tiempo que le queda después de asistir a los actos de homenaje, terminar el papeleo del bautizo y saludar a todos sus amigos.

-Tu trayectoria artística es conocida, sin duda. Por eso me gustaría que nos centrásemos en tu vertiente humana, sobre todo en los primeros años que pasaste en Campo de Criptana. Considerada “ciudadana del mundo”, te marchaste de aquí siendo una niña, pero, quizá, lo que hoy es Sara Montiel se deba a esas primeras vivencias, ¿qué supone para ti la vuelta a tu pueblo?

-“Me siento muy a gusto cada vez que vengo. Tengo por norma hacerlo casi todos los veranos, más que nada para ver a mi familia y a mi padre, que lo tengo enterrado aquí. Pero hacía ya dos años que no podía pisar este suelo y por eso aprovecho el espectáculo para bautizar a mi hijo Zeus. Tenía muchas ganas de que la ceremonia se hiciese aquí. Me encanta La Mancha, tengo unas raíces muy profundas y no la olvido nunca. Me siento transportada a mis padres que han sido, para mí, intocables e importantísimos. Esta mañana he visitado la casa donde nací, con mucha emoción, y es que Campo de Criptana tiene un encanto especial, me conecto con su gente. No creas, que por vivir en Palma, rechazo lo manchego, sino todo lo contrario”.

-En estos días, Campo de Criptana se transforma con tu llegada. En las casas, tiendas y bares no se habla de otra cosa. Para estas personas compartir contigo la patria chica es muy significativo. ¿Ello es algo que te llena de un orgullo especial o, al estar tan acostumbrada al éxito, lo consideras una circunstancia sin demasiada relevancia?

-“No, en absoluto. Siempre es muy agradable que la gente te recuerde y te quiera porque casi nunca uno es profeta en su tierra. Yo lo he sido, he triunfado en el extranjero y en “mi” Mancha. La gente me responde muy bien y yo la aprecio, es una correspondencia mutua, sin falsedad por ninguna parte”.

-¿Cuáles son los primeros recuerdos de tu niñez?

-“Pasé mis primeros cinco añitos en la calle General Peñaranda y justamente ahí, supe que iba a ser artista. Mi madre tenía una colcha muy vistosa de colores que me servía de telón, yo le hacía unos nudos y cantaba delante de las vecinas. Montaba todo un señor espectáculo con las canciones que entonces estaban de moda, no las recuerdo ahora mismo. Al final se hacía un corrillo con la gente que pasaba ¡y pensar que era más pequeña que mi hija! En ese tiempo enfermé de difteria, lo que me causó problemas de tráquea hasta que casi no podía respirar, pues mira, mi única preocupación era que no podía seguir jugando a ser cantante”.


Al lado de Sara está Nati, su amiga de siempre, atenta a las palabras y anécdotas que salen al aire después de tanto tiempo. Nacieron prácticamente juntas, portal con portal y no para de sonreír a su famosa amiga, quizá con nostalgia, por los buenos momentos que pasaron las dos.

-¿Se ensañaron contigo los más murmuradores del pueblo cuando dabas tus primeros pasos en el mundo del espectáculo?

-“Sí, desde luego. Tras mi estancia en Hollywood, regresé sobre el año 57 y entonces tenía costumbre de vestir pantalones, ¡aquello era un bombazo! Las demás chicas los usaron bastante después, pero en aquel momento me tacharon y me dijeron de todo, ya puedes imaginar qué cosas. Incluso a raíz de mi película “El último cuplé” era ya una “pecadora” consumada. No tenían en cuenta que aquel film sirvió para que se conociese el cine español internacionalmente. Ahora se hacen buenas películas, pero entonces era gracias a mis trabajos por lo que se sabía algo de España a nivel cinematográfico. A mí, las habladurías no me afectaban nada porque yo tenía una mentalidad totalmente americana y demócrata; además estaba casada con un americano por lo civil. Venía de unos países adelantadísimos y me encontré con una España atrasada”.

-La idea que antes tenías de Criptana, ¿ha cambiado?

-“Sí, ha cambiado y para bien. Hay un movimiento de juventud muy bonito y el pueblo se supera a sí mismo día a día”.

-¿Nunca te ha tentado la idea de comprar aquí un terreno y hacerte una casa?

-“Tengo tantos primos hermanos, tan generosos y agradables que nunca me ha hecho falta pero, desde luego, es una idea que no descarto. Me gustaría una casa en la sierra, junto a los molinos. Precisamente esta mañana, he visto uno que me ha llamado la atención”.

-Seguramente, al cruzar una de estas calles, alguna niña pequeña te habrá empujado sin querer mientras jugaba con sus amigas. Quizá esa niña también quiera ser artista como tú, ¿eres consciente de que así eras, hace tiempo?, ¿nunca te has planteado ayudar a los valores en potencia de tu pueblo?

-“Muchas crías se acercan a mí y me preguntan qué podrían hacer ellas para ser como yo. Desde aquí les contesto que lo fundamental es nacer con aptitudes y vocación, luego marcharse a Madrid y luchar como enanas en el Teatro, en Bellas Artes, etc… Vivimos en un mundo de competitividad horrorosa. Para triunfar ahora hay que ser muy buena y además llegar antes que nadie. Soy madrina de varios cantantes y no sé por qué, ninguno es manchego. Y luego, colaboro con el Colegio “María Auxiliadora” de aquí. Es un colegio destinado a niños que, por desgracia, han nacido con algún tipo de deficiencia mental”.

-La evolución religiosa de una persona suele atravesar varios estadios. En primer lugar se cree a pies juntillas lo que te enseñan de pequeño. Luego viene la etapa crítica de la juventud, en la que uno se desvincula de lo establecido hasta entonces, para luego, cuando se madura en edad y pensamiento, volver a los orígenes. ¿Te ha sucedido de esta manera?

-“Mira, yo creo en un Dios maravilloso, Jesucristo, sé lo que es el bien y el mal e intento inculcar a mis hijos una perspectiva religiosa católica. Si el día de mañana piensan de otra manera, será su problema. El mío, de momento, es velar por ellos y procurar que su formación humana abarque todas las facetas para que puedan enfrentarse  al futuro adecuadamente”.

-Hemos terminado, Sara, ¿quieres añadir alguna cosa?

-“Muchas gracias por esta entrevista y le deseo que el semanario DESPERTAR se consolide y coseche todo el éxito que os merecéis, ¡suerte!”.

 

María José


EL RECORTE CCCLXXVI

La artista siempre festejó los nuevos años de vida. Míticas fueron sus celebraciones de cambio de década y las preparadas por Pepe Tous. En este artículo de la revista Lecturas, 29 de marzo de 1989, vemos una muestra clara de ello. 


Su esposo, Pepe Tous, le regaló un abrigo de visón y un chaquetón de zorro

Sara Montiel

celebró su 61 cumpleaños

en Nueva York


En la celebración del 61 cumpleaños de Sara Montiel estuvieron presentes sus mejores amigos. En la foto, antes de soplar la vela, la artista manchega aparece con El Puma y José Luís López Vázquez. 

Una Sara Montiel pletórica, vital y alegre, celebró el pasado día 10 de marzo su 61 aniversario en los salones del hotel Plaza de Nueva York. La artista estaba acompañada por su marido, Pepe Tous, y por su amigos y compañeros, entre ellos José Luís López Vázquez, José Luís Rodríguez, El “Puma” y Carolina, su compañera, Albert Hammond y su esposa, amén de una nutrida representación de la prensa española.

Al finalizar la comida, Sara apagó la única vela que adornaba el tradicional pastel, que en esta ocasión era de chocolate y tenía dibujos de rascacielos. “Sólo pido salud –dijo Sara mientras aún salía un pequeño humo de la vela- para poder seguir criando a mis hijos. Sólo pido trabajo mientras me quede voz y el cuerpo no me lo tenga que recoger con unas pinzas”.


Sara Montiel y Pepe Tous brindan por su propia felicidad. 

Sara asistió a la fiesta luciendo un prestigioso abrigo de visón blanco, de Elena Benarroch, que su marido le había regalado horas antes junto a un chaquetón de zorro.

Más tarde cuando Sara paseó por la Quinta Avenida, azotada por un frío glacial, recordó que la primera vez que estuvo en Nueva York fue en el año 1951 y que, en aquella ocasión, también celebró su cumpleaños en esta ciudad. “Vine a inaugurar el teatro de Puerto Rico. Luego volví tres años más tarde, en 1954, para asistir al estreno de “La condesa descalza” y posteriormente, promocionar la película que había rodado junto a Gary Cooper. Gina Lollobrígida, Ava Gadner y yo, estábamos en el mismo hotel, en el Warkick. Y yo, como aún no era muy famosa y mis posibilidades económicas eran escasas, había traído un vestido de fiesta pero no tenía ninguna piel para asistir al estreno. Entonces me dirigí a la productora y les dije que si querían contar con mi presencia tenían que proporcionarme una capa de piel, y me dejaron una capita blanca maravillosa”.



Sobre estas líneas, Sara Montiel luce un chaquetón de zorro de moderno diseño.

Más tarde, nuestra popular artista tuvo que volver a recurrir a estos ardides para poder asistir correctamente a distintos eventos sociales. Ahora, en cambio, las pieles se amontonan en los armarios de la artista, que posee la nada desdeñable cifra de doce abrigos de piel.

-Esto es igual que lo de levantarse temprano –comenta Sara- cuando hice la promoción con Gary por Estados Unidos: nos pegaron tal paliza que me prometí a mí misma que cuando fuera famosa y tuviera dinero no volvería a levantarme temprano en la vida, y lo he cumplido.

 

Prepara una nueva serie para TVE

Sin embargo, como todos, la propia Sara también sufre las contradicciones y las exigencias de la vida. “Antes trabajaba para comer y ahora no como, estoy siempre a régimen, para trabajar”.


Luce un espléndido abrigo largo de visón blanco, los dos regalos que le hizo Pepe Tous con motivo de su cumpleaños. "La primera vez que vine a Nueva York, tuve que pedir prestado un abrigo de piel. Ahora ya tengo doce, en mis armarios", afirma la artista manchega. 

La razón por la que Sara se encontraba en Nueva York se debe a diversos motivos: “Primero, porque he venido a recoger un premio que me ha dado la ACE y he aprovechado este hecho para celebrar mi cumpleaños y el inicio de una serie musical, de siete capítulos de una hora de duración, que estoy haciendo para TVE”.

Sara acabará de rodar la citada serie a finales de este año pero no se pasará por la televisión hasta, seguramente, el segundo semestre de 1990. Es una serie eminentemente musical en la que Sara Montiel cantará sus canciones de siempre y sus nuevos temas, e intervendrá también en algunos sketchs cómicos que realizará con los artistas invitados al programa. La serie se rodará básicamente en España aunque algunas secuencias se realizarán en las ciudades en las que Sara ha obtenido algunos de sus triunfos más importantes, como son México, Caracas, Puerto Rico…


LA FOTO CCCLXXVI


A mediados de los '80, fotografiada por Gumer Fuentes. 
¡Felicidades, Sara! En el que hubiese sido tu 95 cumpleaños.


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