viernes, 30 de septiembre de 2011

LECTURAS - 1 de Noviembre de 1961 - España


ANTE LAS CAMARAS, EL AMOR LA LLEVO DE LA “LOCURA” AL “PECADO"
En su modo de ser y hablar, en sus costumbres y en sus reacciones
SARITA MONTIEL
sigue siendo la sencilla muchacha de
Campo de Criptana

La estrella que promueve escándalos admirativos a su paso por las calles se siente mucho más feliz bajo el sol de la Mancha, entre las personas que la vieron nacer y crecer, que en la piscina de su lujosa mansión de Hollywood.


Se han apagado los focos y ha cesado el runrún de la cámara para Sara Montiel. En estos días ha terminado el rodaje de la, por hoy, última película protagonizada por quien un día fuera una chiquilla, llamada María Antonia Abad Fernández, llena de ilusiones y de amor a ese mundo, entonces inaccesible, del cine.
Todavía se llamaba así cuando debutó ante nuestras pantallas. Un par de películas –“Empezó en boda”, por ejemplo- no fueron suficientes para situarla arriba, en lo que ya pudiera considerar popularidad, ese alimento que todos los artistas, sea de la rama que sea, anhelan como algo vital. Sería “Locura de amor”, aquél film que recuerda todo el mundo, incluso quienes no eran habituales espectadores o aficionados al cine, el título que le abriría las puertas de la fama. De “Locura de amor”, su casi primera película, a “Pecado de amor”, la que acaba de terminar, pasaron unos años y muchas cosas…


De Campo de Criptana a Méjico

Naturalmente, todo el mundo sabe que Sara Montiel nació en Campo de Criptana. Fue la menor de cinco hermanos, hijos de un humilde matrimonio, que vivían del escaso jornal llevado al hogar por el “pater familiae”. Todo el mundo sabe esto, porque –y ésta es la principal cualidad, como mujer, de Sara Montiel- ella no sólo ha negado nunca su humilde origen, sino que se ha alardeado, con legítimo orgullo, de él. (En Hollywood, el director de un diario “cuentista” le atribuyó, como padre, un jeque árabe o algo así, y ella le obligó a rectificar, pidiendo que pusieran, textualmente, que su padre era un “gañán” del campo, huyendo de la fácil publicidad aureolada de misterio que le habían proporcionado; esa popularidad falsa que llena la vida de tantas estrellas).
María Antonia Abad Fernández había consumido cientos de bolsas de patatas fritas y contemplado otros tantos films en los cines de sesión continua, principalmente en el “Muñoz Seca”, del que era asidua cliente, cuando esa “chance” que tanto se busca a veces sin hallarla, le proporciona la primera ocasión de su vida. Una foto publicada en cierta revista, alguien que la ve, la proposición de una película… El “plató” se abre para ella. Los Estudios la acogen. Y desde el primer momento, María Antonia comprende que aquella ocasión podía ser la solución de sus problemas, la iniciación de una vida distinta, luminosa. Quizá ya entonces pensara en levantar en Campo de Criptana una gran casa de campo, para tranquilidad y descanso de sus padres…
Se han marcado un norte, una meta, y ha de alcanzarlo. Cuando, a despecho de la popularidad lograda a costa de “Locura de amor”, los contratos no surgen; cuando comprende que aquí se camina muy despacio su inquietud la lleva lejos de España. El Océano Atlántico se abre un día ante ella, que busca allá lejos, en la otra orilla, un cine distinto y un mundo nuevo: Méjico. 



Sara, que luce un maravilloso aderezo de platino y esmeraldas, regalo de su esposo, charlando con nuestro colaborador. 

“Veracruz”

Pasan los años. Sara –entonces Sarita- Montiel rueda una tras otra película. Son, casi siempre, films de poca categoría. “De lo que me arrepiento –ha dicho recientemente- es de haber realizado películas que no eran de mi agrado. Pero tenía que comer”. Va alcanzando una cierta fama y posición. Méjico llega a quererla. Pero es poco para su ambición artística. Quiere arriesgar todo. Y un día, Sarita Montiel inunda prácticamente las productoras norteamericanas de fotografías y recortes suyos. Es un cebo en el que pica un pez muy gordo; Burt Lancaster, que acaba de fundar su propia Productora, la reclama junto a él; la belleza española de Sarita encaja perfectamente en el papel en que “Veracruz” exige un tipo semejante de mujer. Interpretar un film junto a dicho actor y Gary Cooper es como un sueño para ella. Se intimida. Tiene miedo junto a aquellas figuras. Pero ellos la acogen con el mismo calor con que la había acogido Méjico. Será Gary Cooper, andando los años, un recuerdo permanente y agradecido en la memoria de Sara Montiel, que tan fiel sabe ser a las personas y las cosas que ama.
Después de otra película realizada en Hollywood, Sara regresa a España. Trae en su equipaje dos cosas muy importantes: la certidumbre, el presentimiento de que esta vez ha de triunfar rotundamente en nuestro cine, y el amor de un hombre, el director norteamericano Anthony Mann, con quien contraería matrimonio unos meses después. Como artista, ha afianzado su posición; como mujer, ha sabido buscar la sensatez, el apoyo y la experiencia de un hombre mayor que ella, lo que se dice un hombre “maduro”…



Para abrazar a sus ancianos tíos, Sara Montiel se trasladó recientemente a Alicante. Ella es la única hermana del padre de la famosa estrella, que murió de un ataque al corazón cuando presenciaba la primera película de su hija, "Empezó en boda". Gregoria y José viven en una humildísima casa, en la que Sarita cenó en la intimidad familiar un huevo frito y una ensalada de tomate.

Cuplés a todo pasto

Lo más curioso del éxito de “El último cuplé” es que nadie podía suponer, cuando fue contratada, que Sara Montiel supiera cantar, y se pensaba “doblarla”. Pero ella, que ya había hecho sus pinitos líricos en Méjico, pide una prueba, que asombra a todos. Y la película se realiza con ella de cantante.
España ha sido generosa con su hija pródiga. Porque, exceptuando las dos ocasiones surgidas en Hollywood, es aquí, entre nosotros, y con el mencionado film, donde Sara Montiel adquiere auténtica internacionalidad. Sara arrastra, conmueve y convence al público, que llena los locales y enriquece a los avispados compradores de la película. Sara llega a ser casi un mito…
Y entonces, ¡venga cuplés! Los guiones que se le ofrecen –generalmente mediocres- no son sino un pretexto para que ella abra la boca, para que tangos y cuplés pasados de rosca vuelvan a ser oídos por ahí, comprendiendo ese “ahí” desde el más empingorotado “nigh-club” al más ruidoso patio de vecindad. Son demasiados cuplés, pero se los siguen pidiendo –según afirma ella- hasta del Japón. 

Sé fiel a ti mismo

Esta frase de Shakespeare, con el añadido de “y a tus cosas”, podría ser el lema de Sara Montiel, si tuviera un escudo de armas donde colocarlo. Porque ella es, por encima de todo, eminentemente fiel a sí misma –en su forma de hablar, en sus costumbres, en sus reacciones- y a sus personas. La estrella que ha promovido y promueve escándalos admirativos a su paso por calles, se siente mucho más feliz en Campo de Criptana, bajo el sol de La Mancha y entre las personas más sencillas que la vieron nacer y crecer, que en la piscina de su lujosa mansión hollywoodiense.
De la “locura” al “pecado” de amor hay ya una larga distancia recorrida, dedicada al arte, del que ahora sea, quizá, más esclava que otra cosa…




Un primer plano de la gran estrella española Sarita Montiel. Se llama en realidad María Antonia Abad Fernández y debutó en el cine con "Empezó en boda". Su primer gran éxito fue "Locura de amor".

Diálogo final

Fui a verla rodar las últimas secuencias de “Pecado de amor”, dirigida por Luís César Amadori.
-¿Qué es este film?
-La historia de una mujer que triunfa plenamente como artista, pero fracasa en su vida íntima y sentimental.
-Sara, sus guiones no suelen ser muy buenos. ¿Por qué?
-¡Ah, yo no los elijo! De ello se encargan otras personas, que deben acertar por cuanto llevo bastante público a taquilla, ¿no?
-¿Es usted la estrella más cotizada del cine español?
-No lo sé. Pero podrían contestarle las productoras.
-¿Cuándo va a hacer una película sin cantar? Porque usted es una buena actriz.
-Muchas gracias. Pues haré alguna sin cantar cuando así me lo ordenen. Por ahora me siguen pidiendo canciones.
-¿Qué hay de cierto en aquella de que una “extra” le había robado el cariño de su marido?
-Sencillamente, ni me molesté en leer el reportaje. Anthony y yo somos felices y estamos entrañablemente compenetrados y unidos en todo. Puede usted afirmarlo.
-¿Qué le falta a su vida?
-Yo creo que nada.
Días después se celebraría un cóltel con motivo de la firma de un nuevo contrato para Sara: una película que realizará la Productora Balcázar, de Barcelona. El film trata, naturalmente, de una historia sentimental, que se desarrolla a finales del siglo pasado. Y también, naturalmente, habrá en ella abundancia de cuplés, destino lírico indisoluble y eternamente unido, por lo visto, a la vida de Sara Montiel…

PEDRO LUIS CAMPOS TEJÓN
Fotos: M. Cuadros, Cifesa, Simón López y Europa Press. 


EL RECORTE XXXVI
Campo de Criptana. Se dice en la revista que Sara siempre se sintió feliz en su tierra rodeada de los suyos. En cualquiera de los casos, su pueblo natal siempre la quiso y siempre se desbordó para aplaudirla, acompañarla y vitorearla al son de un grito unánime: '¡Guapa, guapa....!'. En el recorte de esta entrada recogemos este artículo de la revista Lecturas, de 27 de Mayo de 1983, dedicado al homenaje que su pueblo le rindió ese mismo año poniéndole una calle. 

SARA MONTIEL

ya tiene una calle con su nombre
en su pueblo

La artista fue a Campo de Criptana, con su marido Pepe Tous y su hija Thais, para inaugurarla personalmente. Emocionada y feliz, Saritísima comentó: “Es lo más grande que podía sucederme. Mi pueblo ha reconocido todo el esfuerzo de mi vida y se siente orgulloso de mí y de mi carrera artística”.




Sara con su hija, su marido y el alcalde del pueblo, Antonio González Manzaneque, camino de la calle, para la ceremonia de inauguración. 

Sara Montiel cuenta con una calle en su pueblo natal: Campo de Criptana. “Calle de Sara Montiel”. Así se llama la que se conocía como Pozo-Hondo. Ella, con su niña Thais en brazos, al lado de su marido Pepe Tous, vivió “la emoción más grande de mi vida”, según pregonó. Y añadía: “Cuando desde la plaza, con la banda municipal interpretando pasacalles, echamos a andar camino de mi calle, el corazón perdió el compás y latía deprisa, creo que como nunca. Apretaba a Thais contra mí para contener la emoción y, contemplando las caras de la gente, veía las de mis padres… Mi padre está enterrado aquí, en Campo de Criptana. Mi madre, en Madrid. ¡Cómo gozarían al ver que su hija Antonia se ha ganado una calle aquí!”.



Sara dejó que fuera su hija quien descorriera la bandera.
Tras la inauguración, el alcalde invitó a Sara a que se asomara al balcón del Ayuntamiento, cosa que ella aceptó encantada. 

El recorrido partió del Ayuntamiento. Con Sara Montiel a su vera, caminaba el alcalde Antonio González Manzaneque y varios concejales tanto independientes como socialistas, aliancistas, incluso el comunista. Todos a una. Los colegiales se agolpaban para ver de cerca a la actriz-estrella. Mediodía. Sol tamizado por algunas nubes abrileñas. Al lado de la ermita de San Cristóbal, Sara Montiel, sin soltar a su hija, logró colocarse bajo la placa de la calle tapada por una bandera de España. Todo el pueblo se apretujaba para estar con la artista. El secretario Antonio Cedenilla leyó el acta del acuerdo municipal. El alcalde fue muy breve:
“En cumplimiento del acuerdo unánime del Ayuntamiento Pleno de Campo de Criptana, yo, su alcalde, al dar a luz pública el nombre de Sara Montiel a la calle denominada anteriormente Pozo-Hondo, lo declaro solemnemente en este sencillo acto de gratitud y justicia hacia nuestra entrañable Sara de España”.



El pueblo aplaudía y vitoreaba a Sara y ella correspondía a las aclamaciones saludando y diciendo "gracias a todos".


Sara quiso depositar un ramo de flores a los pies de la Virgen.
Pepe Tous, Sara y su hija Thais en la puerta de la Iglesia. 

Inauguró el nuevo teatro municipal

La víspera, el nueve de Mayo, Sara Montiel había cantado inaugurando el nuevo teatro municipal “Miguel de Cervantes”, que ha costado cuarenta millones de pesetas y que pergeñó el arquitecto de Campo de Criptana Juan Antonio Alarcón. Antes del recital de Sara Montiel, pronunciaron discursos el alcalde, el gobernador de Ciudad Real, Pedro Valdecantos, y el presidente de la Diputación, Eloy Sancho. Sara Montiel se volcó en escena como nunca: “Sí, me entrego siempre al público, pero aquí todavía más”. Ni en Nueva York o París pondría mayor empeño.
Cantaron también “los Mayos” y el teatro se puso en pie para interpretar a coro el himno del pueblo. Sara exclamó:
-¡Precioso! ¡Precioso!
Su hija Thais, rota del ajetreo de la jornada, se había quedado dormida en brazos de la nurse.
-Si no se hubiera dormido, habría subido al escenario. Le encanta, es muy estrella, incluso me presenta a veces.
Una y otra vez, ante tanto agasajo, Sara Montiel exclamaba:
-Es lo más grande que podía sucederme: “Que mi pueblo haya reconocido todo el esfuerzo de mi vida y que se sienta orgulloso de mí, de mi carrera artística”.
Naturalmente, alrededor de Sara Montiel siempre había parientes, primos, vecinos que la recuerdan de niña, un hombre, Andrés Muñoz, que presume de haber nacido el mismo día que la actriz.
De Madrid, para asistir a la inauguración de la calle de Sara Montiel, se había desplazado Antonio Abad. No pudieron estar allí, en Campo de Criptana, las hermanas, Elpidia y Ángeles. 



Al final de su actuación, Sara quiso que subiera al escenario su marido, Pepe Tous, y el hermano de éste, Antonio. 


Sara, con su marido y su hermano. La artista tiene otras dos hermanas, Elpidia y Ángeles, que no se encontraban allí. 


Todavía se conserva la casa donde nació

Cuando Sara va a Campo de Criptana, se hospeda en casa de una prima, Manuela. “Estoy muy a gusto con Manuela, es mi casa”.
María Antonia Abad Fernández nació en este pueblo manchego, ahora de unos catorce mil habitantes, el 10 de marzo de 1928. Su madre: María. Su padre: Isidoro. Todavía se conserva, casi tal cual era, la casa donde vino al mundo Antonia y donde pasó los primeros cinco años de su niñez, pues en 1933 la familia marchó a Orihuela. Alguna vez le tentó –a Sara- la idea de comprar la casa. Desistió. Si algún día lo decide, adquirirá un molino o lo construirá, un molino de los que a Don Quijote parecían gigantes desaforados.
Sara Montiel nos contaría en casa del alcalde que le agrada mucho que la placa de su calle se haya colocado al lado de la ermita de San Cristóbal: “Ahí acudí yo de pequeñita a la catequesis, a aprender doctrina cristiana, seguro que ahí aprendía a rezar a la Virgen de Criptana”. A la que, por cierto, llevó un ramo de flores en acción de gracias. 




Con una amiga, antigua compañera del colegio. Cuando va a Campo de Criptana, Sara se aloja en casa de una prima suya. 

Sara y su hija Thais vestidas de blanco

Sara nos decía: “Nunca podía soñar con una calle aquí. Era demasiado. Me la han dado mis paisanos por la hidalguía que llevan dentro los manchegos”. El alcalde matizó: “No, no. No se le ha dado una calle, la ha ganado. Porque siempre ha llevado por el mundo entero el nombre de Campo de Criptana. Siempre ‘criptanea’, eso la gente lo agradece”. Y añadió: “Además, estamos muy orgullosos porque Campo de Criptana, este precioso lugar de la Mancha, ha dado a España una artista fenomenal y, con sus éxitos, Sara de la Mancha se ha convertido en Sara de España”.
La estrella confesó que se siente “tan manchega como de niña o aún más”. Próximamente cantará en Yugoslavia. En verano, por toda España. Más adelante, en Rusia, donde la conocen como “La reina del chantercler”.
Sara Montiel y su hija Thais vestían de blanco al inaugurar la calle, como novias. Ella lucía valiosas joyas, incluso un dios azteca al cuello. Sonriendo confesó: “Sí, voy discretita. Como siempre. Es mi debilidad… Además, ¿dónde lucir las joyas sino en mi pueblo…?” Thais tiene ahora cuatro años. Sara Montiel y Pepe Tous han presentado la documentación precisa para adoptar un hermano para Thais. “Bueno, no se puede elegir sexo, a lo mejor en vez de un varón nos dan otra niña, da igual”. Sara está loca con su hija: “¿Qué está muy enmadrada? Sí, la culpa es de su padre”. Pepe la culpa a ella, sin embargo. ¡Ah! Sara sería feliz si Thais eligiera el oficio de artista: cantante, actriz, escritora, pintora… Sara, estrella del cine español, se retiró de los platós hace seis años. 



Se cambió tres veces para su actuación en el teatro. Un momento de la actuación en el teatro municipal.
Sara se paseó entre el público mientras cantaba. 


Sara Montiel tiene ahora cincuenta y cinco años. 


Javier de Montini
Fotos: Monca


LA FOTO XXXVI



Otra instantánea de la estrella de la misma sesión que la de esta portada de Lecturas. De la época de 'Pecado de amor'. 

jueves, 15 de septiembre de 2011

GACETA ILUSTRADA - 23 de Abril de 1967 - España


SARA MONTIEL CONTRA CESAREO GONZALEZ
El pleito que disputan Sara Montiel y Cesáreo González constituye, sin duda, uno de los temas de máxima actualidad, no sólo por la popularidad de los litigantes, sino también por tratarse del procedimiento individual más importante en su cuantía dilucidado en España, en la Magistratura del Trabajo, hasta hoy.
Para informar de las incidencias de la vista, “G. i.” ha utilizado los servicios periodísticos de un colaborador que, además, es el primer letrado especialista en Derecho Cinematográfico del país, autor de numerosos libros sobre el tema y profesor de la E.O.C. Junto al texto del abogado, las fotos únicas y exclusivas que del juicio existen, logradas por “G. i.” en un servicio especial para sus lectores. Texto y fotos dan una idea exacta, la única, del ambiente y desarrollo del juicio. 


El 10 de abril, con la primavera en pleno desarrollo, nevó en Madrid de madrugada e hizo un frío terrible a primeras horas del día. Sin embargo, los pasillos de la Magistratura del Trabajo estaban caldeados. Mucha expectación, mucha gente frente a la Sala número seis, muchos fotógrafos y periodistas.
Y es que iba a verse el que se ha llamado ‘pleito cinematográfico del siglo’. Sara Montiel –nacida María Antonia Abad Fernández- había demandado a Cesáreo González por incumplimiento de contrato y le reclamaba veinticuatro millones de pesetas de indemnización: la mayor cuantía jamás dirimida antes los tribunales laborales españoles en un pleito individual. Tantos millones habían motivado, incluso, comentarios periodísticos contrarios a que semejantes cantidades pudieran discutirse acogiéndose a la gratuidad de la jurisdicción social.

La postura de Sara Montiel
¿En qué basaba su demanda la popularísima intérprete de tantas películas musicales? En su escrito, iniciando el pleito, decía que fue contratada el 30 de abril de 1965 por Cesáreo González, con carácter exclusivo, para rodar tres películas, debiendo cobrar diez millones de pesetas por cada una de ellas, más el 25 por ciento de los beneficios líquidos que se produjesen. Que se había retrasado el comienzo del rodaje de la primera de estas películas (“La mujer perdida”) y que, llegada la fecha prevista para el rodaje de la segunda, no se habían concretado por el productor las características del film, por lo que la representación de la artista mantuvo gestiones encaminadas a concretar estos extremos, que resultaron inútiles.
La cláusula cuarta del contrato establecía que, para rodar en América alguna de las películas previstas, era inexcusable la conformidad de la artista. Mediado octubre, Cesáreo propuso a Sara realizar en Méjico la segunda película de las contratadas. El 30 de octubre de 1966, en una reunión celebrada en el despacho del productor gallego, la “estrella” aceptó la propuesta, pero condicionando su conformidad a ciertos extremos: supervisión del guión, facultad de introducir en él alteraciones, concesión de un mes con anterioridad al rodaje para que pudiera actuar en espectáculos teatrales en Méjico y comienzo de rodaje antes del 19 de enero de 1967. Este convenio no llegó a firmarse, aunque –según Sarita- quedó aprobado en firme.
Sin embargo, hasta el 30 de enero no recibió la actriz el guión terminado de la película (“La guerrillera de villa”) y en esa misma fecha se le requirió para trasladarse a Méjico y comenzar el rodaje el 27 de febrero. Considerando que Cesáreo había incumplido lo pactado, Sara formalizó su demanda, en cuyo “suplico” pedía que “se declare extinguida y resuelta la relación laboral y el contrato, condenando al demandado a pagarle la cantidad de 24.000.000 de pesetas, importe de la retribución convenida para las dos películas pendientes de rodar, a tenor de la indemnización prevista para caso de incumplimiento”.
Sara Montiel llegó a Magistratura a las once en punto de la mañana. Vestía un abrigo salmón de Christian Dior; guantes color crema; zapatos a juego con el abrigo; medias de lamé plateadas y llevaba un pequeño bolso negro. No lucía ninguna joya. Iba acompañada por su esposo, don José Vicente Ramírez Olalla; por su procurador, señor Aguilar Galiana, y por su abogado, don José Jiménez Mendoza, marqués de Santa Rita. 



Intento de conciliación
Cesáreo había llegado minutos antes, junto con su abogado, don Fernando Fernández Gallardo y su procurador, don Carlos de Zulueta. Los litigantes no coincidieron hasta el momento de entrar en la sala de Justicia, convocados por el magistrado, señor Rodríguez Oliveros, para intentar la preceptiva conciliación previa. Este intento se celebró a puerta cerrada y el magistrado dirigió unas breves palabras a los contendientes, glosando su personalidad y categoría dentro del cine español y exhortándoles, por ello, a que procurasen hallar una fórmula de avenencia.
El letrado de Cesáreo anticipó las dificultades de llegar a un arreglo, pero indicó que su parte aceptaría transar la cuestión si Sarita aceptaba considerar resuelto el contrato, abonaba en efectivo y dentro de quince días dos millones de pesetas al productor, por los perjuicios que éste consideraba que le había causado, y estaba dispuesta a interpretar una película para la marca “Suevia Films”, percibiendo siete millones de pesetas, pero sin tener derecho a intervenir en el planteamiento artístico del film ni en la elección de guión, intérpretes, etcétera.
No aceptó el letrado señor Jiménez esta oferta, que consideró que pretendía, más que una conciliación un allanamiento. Propuso “olvidar este desdichado asunto y que continúen pendientes las dos películas, ampliando el plazo de la exclusiva”. E incluso, reducir el contrato a una sola película, pero manteniendo las condiciones establecidas.
Ante la disparidad de pareceres, el magistrado dio por intentada sin efecto la conciliación, ordenando el comienzo del juicio oral. Y el ujier dio la clásica voz de “¡Audiencia pública!”
La sala se llenó rápidamente de un público mayoritariamente femenino. Y el letrado de Sara tomó la palabra, para insistir en el contenido de su demanda, recalcando que los acuerdos verbalmente acordados en la reunión del 30 de octubre no habían sido cumplidos por Cesáreo González; que se habló de comenzar el rodaje en Méjico el 15 de enero e incluso se escribió en un documento que no llegó a firmarse, rectificándose la fecha por la del 16, al darse cuenta los reunidos de que el 15 era domingo. Que hasta el 30 de enero, sin embargo, no se entregó el guión definitivo de “La guerrillera de Villa” a la actriz, por el director de Producción de “Suevia Films”, don Marciano de la Fuente. Que el 3 de febrero, el propio letrado, como representante de Sarita, conminó notarialmente a Cesáreo para que cumpliese lo acordado y en vista de que no obtuvo respuesta, el 9 del mismo mes y también por conducto de notario le notificó la rescisión contractual. 


Juicio: los abogados informan
El informe del señor Jiménez duró algo menos de veinte minutos. A continuación, el magistrado cedió la palabra al letrado de Cesáreo González, don Fernando Fernández, que invertiría casi cincuenta minutos en su informe, iniciado con la alegación de la excepción de incompetencia de jurisdicción por entender que la Magistratura no podía enjuiciar el problema, dado el contenido del contrato, base de la acción.
Negó que se hubiese acordado comenzar el rodaje en enero, manifestando que en septiembre de 1966 se le entregó ya a la actriz una sinopsis del guión y se pagaron 150.000 pesos mejicanos a su autor, el español residente en Méjico, Fernando Galiana. Dice que su cliente (a quien cita anteponiéndole el tratamiento de “excelentísimo señor”) aceptó contratar, a petición de Sara Montiel, al director Miguel Morayta, a los actores Vicente Parra y Julio Alemán y al operador Alex Philip y que el señor De la Fuente se trasladó a Méjico para formalizar estos contratos, telegrafiando el 5 de noviembre que los había suscrito.
En definitiva, la tesis de la defensa de Cesáreo –expuesta con tanto ardimiento, que motivó varias llamadas de atención del magistrado- fue que sólo Sara Montiel había incumplido el contrato, ausentándose de Madrid cuando más necesaria era su presencia; dejando de acudir a las pruebas de modista que preparaba los 17 trajes que tenía que usar en la película; entorpeciendo, en definitiva, la preparación del rodaje y negándose a salir hacia Méjico en la fecha que le indicó el empresario. Por ello, Cesáreo González le efectuó un requerimiento notarial el 6 de febrero para que manifestase, en el plazo de dos días, si se avenía a rodar en Méjico. Y como no contestase, el día 9 le requirió de nuevo, notificándole la rescisión de su contrato. Finalmente, el abogado del demandado hizo unas consideraciones sobre la naturaleza jurídica de los hechos debatidos que constituían un despido y no un incumplimiento de contrato. Cuando quiso dar lectura a varios documentos, el magistrado le interrumpió, indicándole que no era momento procesal para hacerlo. Y terminó el letrado de Cesáreo solicitando la libre absolución, con reserva de acciones por daños y perjuicios e imposición de multa a la actriz por su temeridad en la demanda.



Confiesa Cesáreo González
Cesáreo González requerido para prestar confesión judicial, se pone en pie y jura por Dios decir la verdad. Pide que se le permita acercarse al secretario, porque una reciente intervención quirúrgica que ha sufrido en la laringe le obliga a hablar en voz muy baja. A preguntas del abogado de Sara, reconoce haber asistido a la reunión del 30 de octubre y haber aceptado los nombres sugeridos por la actriz para la película, a quienes contrató. La actriz no lo creyó, pese a habérselo manifestado él, personalmente, en una carta.
-¿Es cierto que se acordó aceptar las sugerencias de la artista en cuanto al guión? –le pregunta el letrado señor Jiménez.
-Sí. Y lo encuentro lógico. Hasta rodando la película hay que aceptar las sugerencias de la artista.
Ha estado muy sereno Cesáreo; únicamente pareció molestarle cuando, pretendiendo efectuar aclaraciones a una pregunta, el letrado adverso le insistió en que sólo debía contestar sí o no. El magistrado resolvió el incidente, aclarando que primero debía contestar en un sentido o en otro y luego hacer las aclaraciones que creyese oportunas.



Sarita Montiel confiesa
Sara se levanta para prestar confesión. Hay un murmullo en la sala. La “estrella” parece tranquila; contestará muy suavemente, a media voz. Reconoce su firma en el contrato y en una carta manuscrita que envió a Cesáreo hace años. Reconoce una fotografía que se le muestra, hecha durante su estancia en Rumanía.
-¿Cuándo se la hizo?
-No recuerdo la fecha.
-¿Ni aproximadamente?
-No. Viajo mucho.
Sobre los vestidos, asegura que no pudieron diseñarse definitivamente porque había dudas sobre la fecha exacta en que sucedía la acción de la película: alrededor de 1912.
-Pero usted eligió en firme los vestidos…
-No.
-¿Fue al modisto?
-Creo que sí.
-¿Y por qué no eligió los vestidos?
-Ya le digo que la época de la acción no estaba con-cer-ta-da.
Lo deletrea con cierta ironía. Afirma que actuó el 18 de diciembre en el festival pro campaña de Navidad, “gracias a Dios”. Que, efectivamente, fue a comprarse un abrigo de visón y dijo en la peletería que tenía prisa por irse a Méjico, “porque siempre he querido ir allí a hacer mi mejor película”. No recuerda haber hablado con un periodista de “El Sol”, de Méjico.
-Me hacen muchísimas interviús y no puedo acordarme de todas…
Moviendo con gracia las manos, como cuando canta en sus películas algún cuplé con intención, asegura que sin el guión nada puede prepararse de un film, “porque como decimos en nuestro argot, todo está en tinieblas”. Nunca encargó la ‘suite’ del Hotel Presidente, de la capital mejicana, ni sabía que la productora lo hubiese hecho. Entregó al señor De la Fuente los pasaportes de su madre y de su doncella para que los visara, “porque a mi madre le sienta muy bien aquél clima y quería llevármela”.
Durante la declaración de Sara, su esposo, sentado a su izquierda, ha permanecido totalmente en silencio, sin hacer apenas un solo gesto.



Los testigos
Por parte de Sara, sólo uno: don Marciano de la Fuente, director de producción de Cesáreo González. A quien interroga el señor Jiménez.
-¿Iba a hacerse la segunda película en octubre de 1966?
-Esa es una pregunta muy fría, muy extraña.
-¡Responda sí o no!
-Sí.
-Este letrado, ¿es cierto que se dirigió a usted en el mes de julio?
-Sí, pero con una carta un poco festiva, porque ya estábamos tratando sobre la segunda película.
-¿Le envié otra carta notarial el 28 de julio?
-La película estaba planteada desde abril y usted me dijo que se iba de veraneo.
-¿Debía dar Sara su conformidad al guión?
-No.
-Entonces, ¿por qué usted mismo, de su puño y letra, añadió en el borrador del convenio que no llegó a firmarse que “serían atendidas las sugerencias de la artista”?
Se le muestra el documento y reconoce lo escrito. Luego dice que el guión se le entregó a Sara a principios de enero; que lo que le llevó él personalmente el 30 de ese mes fue el mismo guión, pero bien encuadernado e impreso. Que la actriz eligió el día 5 de diciembre las canciones que tenía que interpretar, “porque ¡eran tantas y tan hermosas!”, según ella misma dijo…
En las repreguntas, el señor De la Fuente ratifica la mayoría de los puntos de vista de la defensa.
Y para el primer testigo de la defensa, el escritos (“y diplomático”, según el letrado señor Fernández) don José Vicente Puente, que declarar como profesión la de abogado. Afirma que llevó personalmente a Sarita la carta de Cesáreo y que el 4 de enero se le entregó el guión. Que el 2 de febrero, en visita que efectuaron varios altos empleados de Suevia al letrado señor Jiménez, éste les dijo: “Láncenme toda la artillería, a ver si convencemos a mi cliente”. Cree recordar que Cesáreo había comentado que no le convenía a Sara hacer en diciembre la temporada teatral prevista en Méjico el mes anterior al rodaje.
Cita el letrado defensor a su nuevo testigo: don Enrique García-Herreros. Al escuchar su nombre, Sarita se santigua reiteradas veces y comenta algo con su marido, muy exaltadamente. El señor García-Herreros afirma que acompañó a la actriz, años atrás, en una gira artística por América, en cuyo transcurso incumplió numerosos contratos. Protesta el letrado de Sara.
-Esa es cuestión ajena al pleito que se debate.
Último testigo de la defensa: el conocido director cinematográfico Rafael Gil. Que no jura, sino que “promete” decir verdad. Dice que dirigió con la demandante la película “Samba” y que por tres veces quiso renunciar a seguir realizándola, por la falta de disciplina de la actriz, que con su conducta obligó a retrasar notablemente el rodaje, con el natural encarecimiento.
Las del letrado señor Jiménez son también breves. Cree que la prueba practicada demostró la realidad de los hechos y el incumplimiento por parte de Cesáreo. Ha presentado un acta notarial, en la que el actor Vicente Parra manifiesta haber estado presente cuando el 30 de enero se entregó a Sara el guión definitivo del film. Reitera las peticiones de la demanda.
Al ir a comenzar su informe en conclusiones el letrado de Cesáreo González, el magistrado le recomienda “la misma brevedad y concisión que su compañero”. El señor Fernández  asegura que será igualmente breve “pero no puedo asegurar la mima concisión”. También ha aportado un acta notarial, otorgada por el guionista Fernando Galiana, en la que declara haber enviado el guión definitivo desde Méjico el 31 de diciembre. Por una curiosa paradoja, de adverso se estima que la prueba les ha sido favorable y nosotros creemos todo lo contrario: que ha probado el incumplimiento por parte de Sara Montiel. La carta autógrafa aportada –dirigida por la actriz a Cesáreo- es la prueba más definitiva. En ella le decía que, “como tenían la sartén por el mango”, convenía demorar el rodaje y que, para evitar problemas con los mejicanos, si le parecía oportuno a Cesáreo podía decirles que ella estaba embarazada.
El magistrado hace sonar la campanilla, interrumpiendo al letrado. Inmediatamente, da por terminado el juicio y visto para sentencia.

Visto para sentencia
La sala se queda vacía. Fuera, siguen los fotógrafos, que vuelven a disparar sus “flashes” sobre Sara y Cesáreo, sobre Cesáreo y Sara. Ambos litigantes se han cruzado, sin saludarse y salen acompañados de sus respectivos letrados. En la puerta de Magistratura –calle de Martínez Campos-, la estrella firma unos autógrafos. El “pleito del siglo” ha quedado pendiente de fallo. O, dicho en otras palabras, “la solución, en breve”.
Veinticuatro millones de pesetas andan en juego.


Texto: F. Vizcaíno Casas


EL RECORTE XXXV
Sara Montiel ha acudido pocas veces a los tribunales, pero cada vez que ha puesto un pie en ellos ha sido la revolución. En cada una de sus vistas ha estado rodeada de numerosos medios de comunicación y la expectación siempre ha sido tal que incluso ha sido noticia de telediario. En esta entrada, recogemos un artículo de Enero de 2004, en el que la revista Qué me dices, se hace eco del juicio por su divorcio con Tony Hernández, el último marido de la estrella. 

SARA MONTIEL:

“A Tony no le guardo rencor”

La manchega fue a los Juzgados de Madrid para ratificar su separación del cubano:
“Me he quitado un peso de encima”



Con abrigo de leopardo, el pelo más rojo que nunca y un puro en los labios se presentó Sara en los Juzgados de Madrid el pasado jueves para ratificar su demanda de separación de Tony Hernández. Ella estaba feliz, pues según dicen, la artista quiere acabar con esto cuanto antes para que el cubano deje de ganar dinero a su costa.
-¿Qué les dirías a los que piensan que éste es el final de un gran montaje?
-Nada… ¿Es que somos la única pareja que se separa?
-¿Te casarás ahora con Giancarlo Viola?
-Ahora no me voy a casar con Giancarlo, pero seguiremos queriéndonos como siempre.
-¿Sientes que te has quitado un peso de encima?
-Sí, me lo he quitado, y estoy encantada porque voy a ser libre.
-¿Tony ha estado educado?
-Sí, mucho. Le dije que me diera un beso y luego lo besé yo.
-¿Le guardas rencor?
-No, le he dicho que, como personas civilizadas que somos, no le guardo rencor y que le deseo todo lo mejor.

Le confundió con un indigente
Un día antes de encontrarse en el juzgado, Tony asaltó a Sara en plena calle. Ella, en vez de saludarle, le confundió con un indigente. Tras ver que era su ex, le ignoró. 


LA FOTO XXXV

CELEBRANDO LOS 50 AÑOS DE PECADO DE AMOR



 




jueves, 8 de septiembre de 2011

FARANDULA - 8 al 14 de Septiembre de 1975 - México


Agradecemos a Francisco el envío de esta revista mexicana. 

Sucede en Televisión
COMEDIA CON
SARITA MONTIEL
en SEPTIEMBRE

Una comedia con Sarita Montiel a la cabeza del reparto, ha sido programada para presentarse en canal 2 una vez que finalice la telenovela semanal “Yesenia” que estelariza Fanny Cano.
El señor José Alanís, Gerente de Programación y Operaciones del mencionado canal de Proyección Nacional informó lo anterior, además de otras transmisiones importantes para realizarse próximamente.
Continuando con los especiales de Sarita Montiel, se trata de comedias de una hora de duración que se difundirán los domingos 14 y 21 de septiembre a las 22.00 horas. Yesenia, telenovela semanal producida por Valentín Pimstein, pasará su último capítulo el domingo 7 de Septiembre.
Finalmente, el martes 8 de septiembre se proyectará nuevamente la película de Mario Moreno ‘Cantinflas’ GRAN HOTEL, a las 21.00 horas y con el propósito de complacer el teleauditorio que pidió se repita esa cinta. 



EL RECORTE XXXIV
Si en 1975 la sola proyección de una película en televisión de la estrella era un acontecimiento que acaparaba portada y tres fotos, la carrera, la impecable carrera de la Montiel comenzaba muchos años antes. El 12 de Agosto de 1945 la revista Primer Plano recogía el rodaje de una de sus primeras películas: 'Se le fue el novio'. Deliciosa entrevista con ella y con el director de la cinta. Recorte que nos envía Luís, una joyita de la historia del cine español, que gracias a él ahora podemos disfrutar todos. 


“SE LE FUE EL NOVIO”
EN 2 CONVERSACIONES Y PICO


En pleno rodaje de la película 'Se le fue el novio', su director, Julio Salvador, prepara una escena con Sara Montiel y Fernando Fernán Gómez. 

Y ya el cuarto de los directores que, desde la reciente primavera, han venido haciendo sus primeras armas en los Estudios de Barcelona. Este es Julio Salvador, que empieza con Se le fue el novio para el productor señor Homedes, propietario de los Estudios Kinefón.
Al decir ‘empezar’ me refiero, naturalmente, a la labor de directriz, puesto que Salvador llega a ella precedido de once años de cine. Su hoja de servicios es como sigue:
En 1934 empieza –y aquí, este ‘empieza’ tiene un valor absoluto- en el malogrado Castellví. En todas las películas de Castellví colaboró Salvador, unas veces como primer ayudante y otras como jefe de producción. También trabajó con otros directores (Puche, Pomés, Momplet). Y, finalmente, ha sido ayudante de Iquino en sus cuatro últimas y notables películas dramáticas: Cabeza de hierro, Una sombra en la ventana, El obstáculo y Culpable. En total, Salvador ha intervenido en treinta películas.
También ha colaborado en el guión de todas las películas de Castellví y en las dichas de Inquino, quien, como ya es sabido, cuenta con un equipo especialista en guiones. Y hasta ha realizado películas de corto metraje (documentales y musicales).
-Realmente –añade como autocomentario al terminar su historial- si fallo en esta mi primera película larga, después de tanta preparación, es que no sirvo para director.
Y no es que Salvador no hubiese tenido oportunidad de dirigir antes de ahora.
-He desperdiciado algunas ocasiones por miedo. Tuve siempre temor al fracaso, porque cuanto más he ido familiarizándome con el cine, más he comprendido la necesidad de estar muy preparado al acometer esa cosa tan responsable que es la dirección. 



¿Sirve o no sirve?
Todo esto me lo dice Salvador reposadamente, con su voz queda, y con un aire de preocupación que parece como si, a pesar de estar terminando su película, anduviese aún poseído de esa incertidumbre sesperiana: ¿Sirvo o no sirvo?’ Después he tenido ocasión de apreciar que esa actitud es la fisonomía psicológica de Salvador; aquella que, como nuestro físico, no podemos cambiar en el curso de toda nuestra vida.
Estamos sentados en una mesita del decorado, y, como la preparación del rodaje empezaba al llegar yo al Estudio, Salvador puede dedicarme su conversación sin ninguna prisa.
-Hábleme de esta película suya. Su origen.
-Es una adaptación de la novela del mismo título de Andrés Révesz, el conocido periodista y novelista. Asunto blanco, con su nota sentimental, muy agradable. Révesz es húngaro, nacionalizado español, y ya sabe usted esa cosa de sentimiento innato que tienen los escritores húngaros y que se refleja aun en los temas cosmopolitas.
-¿Lo escogió usted?
-Sí; lo tenía adaptado, junto con José León, hace ya un año.
-Y al convertirlo en película, ¿qué criterio ha seguido usted?
-El de hacer una película simpática por encima de todo. Y en todo momento. Mi intención es insuflarle ese no se sabe qué de las comedias americanas que las hace sumamente simpáticas, sin un detalle desagradable. Me refiero a un estilo como el de Medianoche, para citar una cúspide en el género.
-¿Sus maestros preferidos?
-Capra y Lubitsch. Me ha entusiasmado, últimamente, Lubitsch con El bazar de las sorpresas, en que ha demostrado que, si se lo propone, puede dotar a una cinta suya de la humanidad de un Capra, sin perder un ápice de su personalidad humorística. El bazar de las sorpresas es una cátedra de buen cine; y con sólo cinco decorados.
-Luego, ¿Se le fue el novio pertenece al género cinematográfico que usted prefiere cultivar?
-Sí, sí; es lo mío. Humanidad y humor. Y no creo que sea menos meritorio que hacer otras cosas. 


Muchos elogios hay para estos dos valores de la cinematografía española, conocidísimos ya sin necesidad de nombrarlos, y que sin embargo, basta verlos para saber cuán admirablemente trabajan. 

Un caso único
-¿Y de los protagonistas? La adolescencia de Sara Montiel, ¿no constituye dificultades para la dirección?
-¿Sarita, dificultades? Sarita hace todo cuanto se propone. La verdad es que no esperaba obtener de ella el rendimiento que obtengo. Tiene mucha ductilidad y, además, una voz agradabilísima. Canta dos canciones en la película.
-¿Y Fernando?
-Fernán Gómez es un caso único en nuestra cinematografía. Posee una recia personalidad y es todo lo expresivo que puede desearse. Tanto rinde en un plano mudo como en otro dialogado.

¡A Méjico!
-¿Sabe usted lo que hará después de esta película?
-Primeramente, esperar el fallo del público. Luego, si las cosas salen como uno desea, es casi seguro que haré mi segunda película, del mismo género, para otra productora. Tengo también, conjuntamente con mi hermano Jaime, que está en Méjico, algunos planes de colaboración hispano-mejicanos.
-¿Se refiere a Jaime Salvador, director de las películas de ‘Cantinflas’?
-Al mismo. El es quien descubrió al ‘cómico biológico’ y dirige todas sus películas.
Salvador es reclamado por su ayudante, Antonio Sau, persona de gran experiencia cinematográfica, cuya colaboración es muy estimada por Salvador, según él mismo me confiesa. Entonces pregunto por Sara Montiel y soy acompañado a su camerino, donde la encuentro ya preparada para el rodaje. Y salimos, en compañía de su madre, para buscar un lugar más aireado. 

Segunda conversación. Con Sara Montiel, la niña mujer.



Sara Montiel y Fernando Fernán Gómez, en plena acción de la película 'Se le fue el novio', y en un decorado cuidadosamente estudiado para dar la sensación simpática que el director quiere. 

Sara Montiel está en el delicioso intermedio de niña a mujer, de forma que no sabe uno cómo clasificarla, si como mujer o como niña. Lo cierto es que sus dieciséis años son dieciséis diablillos.
-Si no me cree, puedo mostrarle el certificado de nacimiento. En marzo cumplí los dieciséis.
-¡Cómo no voy a creerlo si hace cuatro días interpretó un papel de niña en ¡Te quiero para mí!
-Entonces tenía catorce años, yendo para los quince. Luego hice la protagonista de Empezó en boda, mujer casada, y había cumplido los quince. Es muy gracioso lo que me pasó con eso de la edad, al contratarme para una y otra de esas dos películas.
-Cuente, cuente.
-Cuando me llamaron para ¡Te quiero para mí!, temí que no me aceptaran por verme demasiado niña. Yo ignoraba que se tratase precisamente de un papel de niña. Me compuse todo lo bien que pude y resultó al revés. En cambio, al ser llamada para Empezó en boda, creyendo que me habrían encasillado en los papeles de chiquilla, me presenté con trenzas y calcetines y tacón bajo. El secretario de Matarazzo puso una cara toda compungida y me dijo: ‘No nos servirá. Necesitamos una chica de unos dieciocho años’. ‘¿Quiere usted veinte años? –le pregunté-. Aguárdeme usted, que vuelvo’. Y volví y quedé aceptada. 


¿Quién diría que aquí está Sara Montiel...? A su lado, Emilio Fábregas acentúa aún más el encanto de esta muchacha con atractivos excepcionales para la pantalla. 

-Pero ahora, ya…
-No lo crea usted. Si me viera con mis calcetines y mis tacones bajos, aun me creería una niña. Ahora mismo terminé en Madrid mi actuación en Bambú, junto con Imperio Argentina; y Sáenz de Heredia, en cuanto me veía llegar al Estudio, me decía: ‘¡Por Dios, Sarita, vístete como una mujer! ¡Estás destruyendo mi inspiración para dirigirte en escenas de amor!’ ¡Qué gran director, Sáenz de Heredia! Le verá usted que se queda parado y meditativo en medio del plató, sin oír ni escuchar a nadie, como si estuviese solo, y, de pronto: ‘¡Traigan la cámara aquí!’ Ha improvisado un encuadre con su visión certera.
Sarita ha imitado con su mímica vivaz, el gesto y la voz de Sáenz de Heredia en una deliciosa caricatura fungible.
-¿Y de Julio Salvador, qué opina usted?
-Tiene un gran carácter para dirigir. Trabajo con mucho gusto a sus órdenes, porque ¡tiene tanta paciencia! Yo soy una chiquilla, sin experiencia artística, y siempre le estoy pidiendo que me corrija y me oriente. Y él me ayuda mucho.
-¿Y los compañeros?
-¿Qué le voy a decir de Fernán-Gómez? Es un actor excelente. Ya es la segunda vez que trabajo con él. La que ha sido para mí una nueva amistad es Marta Flores. Tiene distinción y no es nada afectada. Al contrario, resulta de un trato muy agradable. Una nota simpática a su favor es la de que, según tengo entendido, vive aquí, en Barcelona, una vida casera, con su madre, y están ambas al frente de una tienda de perfumería. Esto a mí me encanta porque yo vivo muy recogida, con mi madre también –mi padre murió hace medio año- y no voy a ninguna parte. Fíjese usted que estamos hace mes y medio en Barcelona y no conozco la ciudad. Vivimos en una residencia cerquita al Estudio, aquí en Sarriá, y sólo he visto del interior de la ciudad esa calle feísima y vieja de Regomir, a la que me han llevado en coche para probar los trajes de la película. 


Para los públicos, la labor de Sara Montiel en 'Se le fue el novio' equivale a descubrir una extensa gama de matices dignos de una estrella sensacional. 

Por una saeta
-¿Y cómo fue que entrara usted al cine?
-Por una saeta. Sí, señor. Por una saeta que me oyó cantar una señora en la Semana Santa de Orihuela, donde residimos durante algún tiempo. Me preguntaron si me gustaría ser artista de cine y les dije: ‘¡Huy, artista de cine! Claro que me gustaría, pero, ¿cómo van a quererme a mí para hacer películas?’
-¿Se ha encontrado con dificultades sobre la práctica?
-¿Quién no choca con ellas? Las he tenido, a pesar de que he estudiado y sigo estudiando mucho. Pero las voy venciendo todas. Ahora mismo, en esta película he tenido que ejecutar una danza. Y en cuarenta y ocho horas me he convertido en una danzarina consumada. ¡Yo, que no había bailado nunca, y creo que si tuviese que ser con pareja, ni ahora sabría!
-¿Qué clase de papel interpreta en Se le fue el novio?
-Pues ‘mi’ papel: el de diablillo con falda larga. Bueno; todo lo larga que permite la moda actual.
-¿No le gustaría hacer papeles dramáticos?
-Dramáticos llorones, no, ¡por Dios! Lo que me gustaría, pero cuando sea más mujer, con más experiencia y carácter, es hacer uno de esos papeles dramáticos fuertes, al estilo de La loba. ¡Eso sí que me gustaría! ¡Hacer una mujer con una gran personalidad y un gran temperamento!


Sara Montiel, en 'Se le fue el novio', será la sensación de la temporada próxima. 

El ‘pico’ a cargo de Fernán-Gómez, chico terco como él solo
Ya en el plató con Sara, encuentro a Fernán-Gómez y trato de iniciar una conversación-interviú con él. Pero, o yo soy muy torpe, o él es muy terco. Con su seriedad cómica de cuando interpreta –pero ¿es que Fernán-Gómez ‘interpreta’?-, me dice:
-No creo que a la gente les interese lo que yo opine sobre la película, o sobre el director o los compañeros de interpretación. Les gustará o no les gustará la película, y eso es todo.
-No deja de ser una opinión. Pero le aseguro que es exageradamente pesimista.
Y como tengo ya ocupado sobradamente el espacio de mi crónica, dejo la conversación con Fernán-Gómez truncada en su base esperando tener ocasión reiterada de reanudarla en otras películas, puesto que Fernando es muy joven y empieza a ser muy solicitado.


JOSE TORRELLA


LA FOTO XXXIV

CELEBRANDO LOS 50 AÑOS DE PECADO DE AMOR