viernes, 7 de octubre de 2011

AMA - Primera quincena, Julio de 1974 - España


“SARITISIMA
Llegó vestida de ibicenca: túnica blanca bordada, collares y amuletos al cuello, pamela con flores en la cabeza y un hermoso capacho colgado del hombro, Sara Montiel es, por sí sola, un divertidísimo y atractivo espectáculo. Desde Mallorca vino a Madrid para presentar su película “Cinco almohadas para una noche”.
-Tengo una gripe horrible. Mis catarros son como mis amores: cuando me cogen no saben cómo soltarme.
-¿Está Sara en su mejor momento?
-A medida que pasa el tiempo, para una artista de mi manera de ser y de actuar, mi personalidad se va consolidando. No es que esté en mi mejor momento, sino que estoy evolucionando hacia algo positivo, porque yo me doy al público de verdad, sin trucos. Mi éxito de mis novecientos setenta y cuatro es muy verdad, y esto al público le llega porque no le he desilusionado.
-¿Crees que por ahora nadie te puede hacer sombra?
-Pues mira, tenemos muchas actrices y muchas cantantes importantes. Lo que ocurre es que yo sigo siendo Sara Montiel, sin parecerme a Pepita Pérez. No imito a nadie, al contrario, me imitan a mí. No es que no existan otras. Desde que soy Sara Montiel han salido Marisol, Rocío Dúrcal, que empezaban en el cine cuando yo tenía películas de éxito. Ellas son buenas actrices y buenas cantantes, y ahí están otras de mi época, pero si no se conservan en alcohol y se hacen todas las estéticas que a mí me cuelgan, porque, vamos… ¡sólo falta que digan que me he hecho la estética en los pies! Que, por cierto, los tengo muy bonitos.





PUBLICO FEMENINO

-Pero, ¿dónde reside tu éxito?
-No lo sé, y me gustaría saberlo; porque, si, como se dice, nadie es profeta en su tierra, yo he conseguido serlo aquí y fuera de aquí. En Rusia, por ejemplo, que tiene no sé cuántos millones de habitantes, he triunfado. He ido a la Argentina, que todos dicen que son italianos y unos cuantos gallegos, y se matan por mí. Voy a Méjico, donde cuentan que sólo hay aztecas y mayas, y se organizó el escándalo… O sea, que no sé por qué le caigo bien a la gente. Sobre todo a las mujeres. Últimamente lo he podido comprobar en el teatro. De repente se levanta el telón, en las funciones de la tarde, y veo que la mayor parte del público es femenino. Para encontrar a un hombre en la sala y sentarme sobre sus rodillas, cosa que forma parte de mi primer número, resulta bastante difícil.
-¿Este público femenino que acude a verte es joven o maduro?
-Hay de todo: chicas jóvenes y señoras de edad mediana. No mayores, porque hoy no existe la vejez. Sólo es vieja aquella persona que se siente así. Son esas señoras que ya son abuelas, que tienen sus hijos ya casados, que se reúnen con un grupo de amigas y se van a ver a Sarita Montiel. Por la noche, el público era más heterogéneo. Hasta los “hippies” venían a verme, porque les interesaba como un personaje extraño.



Sara se presentó radiante de "hippismo": flores, collares, colgajos y exaltación del amor. 

“SOY UN PERSONAJE EXTRAÑO”

-¿Lo eres?
-Sí, yo creo que soy un personaje extraño, porque no soy normal, eso, desde luego. Soy un “show”, como Dalí, pero con un cuerpo fenomenal, sin bigotes y una cara más guapa, claro.
-¿Te imitan mucho?
-Sí, a las mujeres les gusta peinarse y maquillarse como Sara Montiel. Ahora llevo estos trajes, que el año pasado puse de moda, y son estos modelos de ibicenca y palmesana. Este que llevo hoy es mallorquín, de un pueblo del interior de la isla, que se llama Tellá.
-Sara, ¿no te encuentras un poco sola?
-¿Personalmente? No, no estoy sola. Cuando murieron mis padres, fueron los únicos momentos de mi vida que me sentí sola. Para mí la soledad, a veces, es necesaria y la busco para leer o pensar.
-El espectáculo de “Saritísima” ha tenido un éxito rotundo en los sitios donde se ha presentado. ¿Qué opinas de las estrellas? ¿Son o no son necesarias las estrellas?
-Tiene que haber estrellas. Si yo, como espectadora, voy a ver una película muy bien dirigida, pero sin estrellas, no me interesa. El mito de la estrella es importante para que el público se crea la historia que le están contando. Por ejemplo, “Chancal”. El libro me gustó muchísimo; la película, no. El protagonista no me interesa ni como artista ni como hombre. Si esa película la hubiese hecho un Gary Cooper o un Robert Taylor, en su tiempo, entonces, sí. Es como la última película de Liz Taylor. Nada, malísima. Pero las cinco personas que estábamos allí fuimos a ver la estrella, no la película. ¡Menudo rollo! ¡Si la llego a hacer yo, los críticos me matan! Pero, si la hubiese hecho, las mujeres hubiesen ido a verme. No es que me quiera comparar con Liz Taylor, pero sí puedo hacerlo en el sentido de que somos estrellas y el público acude a vernos. 



Se siente en plenitud de facultades físicas: "Las de mi época, si no se conservan en alcohol y se hacen la cirugía estética..."

DIRECTOR Y EMPRESARIO

-¿Los productores han ganado mucho dinero contigo, verdad?
-¡Hombre, pues te diré! ¡Si el cine de España se conoce fuera ha sido gracias a Sara Montiel! Las divisas que yo proporciono a este país son muy grandes, cosa que me alegra muchísimo.
-¿Comparables con los impuestos?
-Los impuestos los tienes que pagar, quieras o no quieras. No tengo la suerte de Brigitte Bardot, que, como es una mujer que lleva muchas divisas a Francia, no paga ningún impuesto –ésa es una peregrina opinión de Sara Montiel-. En fin, yo confío que algún día a los artistas que llenamos las arcas del Estado nos hagan esa gracia. A mí me gustaría que los actores nos uniésemos para plantear esto en Sindicatos. La vida del actor es muy corta. El artista, el bailarín, tienen sus días profesionales contados, y no tenemos seguro de ningún tipo.
-¿Te asusta el futuro o la posibilidad de tu caída como estrella?
-Teniendo juventud y salud no se piensa en ninguna caída. Se piensa en la muerte. Y el que diga que no piensa en la muerte es un embustero. 



En la rueda de prensa, con motivo de la presentación de su última película. Sara encantó a los informadores. 

-¿Preparas tu futuro?
-A mí me gusta dirigir y ser empresaria de teatro. Entonces, en el momento en que el espejo me diga que ya no tengo nada que hacer, me retiro. Aunque yo, esto de la belleza física lo tengo por muy secundario. Lo importante es tener inteligencia para seguir trabajando en lo que te gusta. Yo sé mucha técnica del cine y del teatro, estoy preparada para dirigir cualquier cosa, porque el mundo del espectáculo lo conozco muy bien.
-¿Te volverías a casar?
-No me gusta hablar de mi vida íntima. Si estuviese soltera y alguien me pide matrimonio, pues a lo mejor me caso o no. Eso no lo sé. Yo no pensaba casarme y ya llevo dos maridos. O sea, que no se puede decir “de esta agua no beberé”.
El “show” de Saritísima ha terminado por hoy. Mañana, pasado, en cualquier rincón de este país, Sara Montiel seguirá siendo la atracción y el espectáculo más original de los últimos tiempos.


Paquita CASTILLA
Fotos: JUAN GALLEGO


EL RECORTE XXXVII
En Julio del 74 Sara presentaba la que fue su última película. En Diciembre del 73 se encontraba en pleno rodaje, y concedió esta entrevista para la revista Diez Minutos, que la publicó el 15 de Diciembre de 1973. Una entrevista típica de Sara adornada con fotografías del genial Simón López. 



SARA MONTIEL,
en su nueva película,
“Cinco almohadas para una noche”



Sara en el baño; su rostro sobre la espuma. 

Sara Montiel, la inefable, inimitable, insustituible y envidiable, rompió el paréntesis de paro cinematográfico que tenía desde “Varietés” para protagonizar una nueva película y seguir sorprendiendo al público como acostumbra; porque Sara no se ha dormido nunca en los laureles y posee la misma ilusión y muchos alicientes nuevos para mostrarse lo más variada posible, a pesar de la continuidad habitual en sus personajes. Ahora, la Montiel rueda “Cinco almohadas para una noche”, a las órdenes de Pedro Lazaga, donde encarna por primera vez un papel de comedia ligera, tirando a cómico. Sus galanes, esta vez con cinco (uno por almohada): Craig Hill, Manolo Zarzo, Ricardo Merino, Rafael Arcos y Manuel Tejada. En un descanso del rodaje, mientras cambian las luces, charlamos con la estrella; he aquí nuestra conversación:
-¿Cuál ha sido tu actividad desde “Varietés” hasta “Cinco almohadas para una noche”?

-Pues primeramente estuve en Estados Unidos, a instancias de la United Artists, para presentar y asistir a los estrenos de “Varietés” en Nueva York, Boston, Chicago, San Francisco, parte de Tejas, Los Ángeles y Miami; después regresaré a España y comencé a trabajar por casi todas las provincias haciendo galas, incluidas tres presentaciones en Madrid durante el verano pasado, alternando el trabajo con cortos descansos en Mallorca, porque he elegido esta isla para mí sola, dado que es la más bella del Mediterráneo. Hasta poco antes de comenzar la película he seguido actuando en presentaciones personales, la última de las cuales fue en octubre, en Zaragoza, donde Perla Cristal y yo presentamos un mano a mano que llenó hasta la bandera el local en los cuatro días que actuamos; luego he tenido que dedicar un cierto tiempo a elegir las siete canciones que canto en la película, la grabación de las mismas y la elección del vestuario. Ya ves, pues, que no he parado…
-Es la primera vez que te dirige Pedro Lazaga, ¿qué opinas, personalmente, de él?
-Que mueve muy bien a los actores, que es un señor muy bien educado y que posee mucho talento. Es posible que en su próxima película, si dispongo de tiempo libre, me vaya con él como ayudante de dirección.
-Eso, si no recuerdo mal, pensabas también hacerlo con Bardem y luego se quedó en agua de borrajas…
-Efectivamente, así fue, pero mi viaje a Norteamérica impidió que me incorporara al esquipo técnico de “La isla misteriosa”. Ya es sabido mi propósito de dirigir cine, aunque sólo lo haré cuando no pueda estar delante de la cámara porque se me caiga la cara de vieja. 

-Se dice que tu papel es diferente en esta película. ¿Realmente es cierto?
-Sí, porque ahora resulta que después de tanta Sara dramática, esta vez voy a descubrir que hasta tengo gracia. Ya verás, ya verás… Me suelto el pelo… y otras cosas.
-¿Por qué hay un espacio tan grande de tiempo entre una y otra película tuya?
-Porque no me interesa tener a la vez dos películas en cartel, con la consiguiente saturación y disociación del público, y porque una película es algo que debe prepararse y cuidarse mucho y necesita tiempo para tener todo previsto, sin dejar a la improvisación nada más que lo estrictamente necesario. Esto, mejor que los actores, lo saben los directores, que tienen por lo general que hacer películas a base de talento, pero con muy poco dinero y casi sin tiempo necesario para rodar, y esto a mí no me gusta que suceda en las películas en las que yo intervengo.
-¿Qué te pasa con Hacienda? ¿Acaso te tiene enfilada?
-No es Hacienda quien me tiene enfilada, sino los que forman parte en el Sindicato el Comité de Actores, que decide lo que tienen o deben pagar cada uno de nosotros. Como ellos han decidido que yo sea la que más pague, pues resulta que soy de las mejores contribuyentes del país, donde tan buenas carreteras y tan buenos puentes se están haciendo  por todas partes…



En esta escena se demuestra el marcado carácter cómico del papel que Sara interpreta en esta ocasión. 

-Siempre suelen esperarse con expectación los galanes que acompañan a Sara Montiel y que suelen tener el denominador común del exotismo y la nacionalidad extranjera. ¿Qué ha pasado en esta película para que no suceda lo esperado?
-Ha pasado, sencillamente, que no es una producción totalmente española. Además, no son cinco galanes, sino cinco “caracteres”, y por ello se han elegido los cinco actores que iban para sus respectivos personajes.
-¿Y cómo es que  no está Christian Matrás como operador, al que pareces guardar una gran fidelidad profesional?
-Pues porque llevo a otro tan bueno como él, con la fotografía en su haber de películas tales como “Las Vegas quinientos millones”, “Un verano para matar”, y “La corrupción de Chris Miller”, entre otras.
-Siempre has hecho papeles de mujer guapísima y maravillosa. ¿No te gustaría, aunque sólo fuera por una vez, interpretar, por ejemplo, a una jorobada que, además, no fuera cantante?
-Estamos en España y no podemos engañarnos de lo que se puede y no se puede hacer, y si tuviéramos una industria que pudiera pagar por los derechos de una “Virginia Wolf”, por ejemplo, un millón de dólares (sesenta millones de pesetas), más cinco o seis millones de dólares más para hacer la película, yo no tendría inconveniente de hacer esa jorobada a la que aludías simbólicamente, sabiendo que iba a estar arropadísima, dirigidísima, pagadísima, distribuidísima mundialmente y galancísimos, etcétera; en ese caso, sí.
-¿Te has sentido en algún momento una mujer-objeto?
-¡Huyyyy…! Sí que me he sentido mujer-objeto y mujer utilizada en el comercio del cine. Y como yo hay otras muchas.
-Se ha dicho últimamente, haciéndose eco de unas supuestas declaraciones tuyas, que se te habían malogrado tres hijos. ¿Es cierto?
-Sí, es cierto. El primero se me malogró, de resultas de una caída, cuando yo estaba casada con Anthony Mann, y si viviera tendría ahora catorce años; el segundo podría tener diez, y el tercero un poco menos… Pero si no te importa prefiero cambiar de tema, aunque no antes de decirte que no desespero de la idea de ser madre, porque las mujeres de mi familia han dado los hijos a pares (mi madre tuvo dos partos dobles y mi tía seis), y, por lo tanto, diciéndolo en frase popular, desciendo de una raza de “conejas”.




La popular actriz, aquí frente al espejo, logra demostrar que sabe combinar su belleza con el talento interpretativo. 

-¿Qué haces para estar tan guapa? ¿Podrías revelar “tus secretos” a las nuevas actrices?

-No creo que tenga necesidad de decir a las nuevas actrices lo que tienen que hacer, porque todas son muy jóvenes y guapas (con destape o sin destape); pero si por casualidad necesitaran un consejo mío les voy a dar la receta que yo uso, según cuentan: meterse ocho horas diarias en un baño de alcohol para así poderse conservar…
-Tiras con bala, ¿no?
-No, pero si Dios me ha dado una nariz pequeña y mona, unos ojos grandes, una boca bonita, un pelo precioso y unos pómulos marcados, ¿qué quieres entonces que diga?...
-Para terminar, Sara, dime el nombre de algunas personas que hayan calado fuertemente en tu personalidad y que esa marca sea imperecedera.
-Te voy a dar cuatro nombres, preferentemente, aunque existe algún otro más. Son los de León Felipe, Alfonso Reyes, Pablo Neruda y Nicolás Guillén.



No cabe duda que Sara Montiel sabe cuidar con gran esmero su belleza y mantener ese aire de perpetúa lozanía, con la copa en la mano. 

Texto: TRIALASOS.
Fotos: SIMÓN LÓPEZ.


LA FOTO XXXVII



Nuestra internacional Sara en otra escena de 'Cinco almohadas para una noche'. En esta ocasión cantando 'María de la O'.




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