viernes, 21 de octubre de 2011

VIE NUOVE - 24 de Junio de 1959 - Italia


ANTEPRIMA LA LUX FILM PRESENTA
LA VIOLETERA


E’l ultima notte dell’anno 1899: sta per nascere il secolo ventesimo. All’ingresso del teatro Apollo, a Madrid, scoppia una lite fra Consuelo, graziosa venditrice di fiori, e alcune sue compagne di lavoro. Il litigio permette a Consuelo di far la conoscenza con Fernando, un giovane aristocratico gaudente.


Fra Consuelo e Fernando nasce una simpatía, che ben presto si trasforma in amore. Un banale incidente fa comprendere a Consuelo che Fernando appartiene a un mondo a lei estraneo: ella cerca perció di allontanarsi dal giovane nobile. Fernando ama, però Consuelo e renuncia a sposare una aristocratica.


I due giovani vivono, da quel momento, giorni pieni di felicitá. Ma il sogno è di breve durata, poiché Fernando, pur soffrendone, é costretto a lasciare Consuelo. L’occasionale incontro con un famoso empresario francese, che ba scopeto in Consuelo una bellíssima voce, decide il destino di Consuelo.


Consuelo viene scritturata e si reca a Parigi. Ha cosi inizio una carriera trionfale. Intanto, Fernando sposa la nobildonna, alla quale era legato prima di conoscere Consuelo. Ma il matrimonio è infelice. Allorché Consuelo ritorna a Madrid, Fernando le confessa la delusioni sofferte e che l’ama ancora. Questa volta è Consuelo a sfuggirgli, ancora amareggiata per la vecchia delusione.


Imbarcatasi a bordo di una nave, diretta in America. Consuelo affronta i pericoli di un drammatico naufragio. La norte la risparmia, ma Consuelo, a causa dello spavento, non sarà più in grado di cantare. Povera e abbandonata, nella notte di Capodanno, Consuelo rincontra Fernando. D’ora in poi vivranno insieme. L’esmozione provata è tale che Consuelo riacquista la voce.


EL RECORTE XXXIX
Mucha expectación a finales de los 50 por el nuevo proyecto de Sarita Montiel tras su exitoso 'Último cuplé'. Todo levantaba expectación: decorados, canciones, diálogos..... y los nuevos proyectos de la estrella. Así lo recogía la revista Blanco y Negro el 28 de Diciembre de 1957. 


 SARA MONTIEL
cantará diez ‘cuplés’ en
‘LA VIOLETERA’
Tony Soler y la veterana Blanquita Suárez interpretarán los restantes
El ‘rodaje’ de la película en Eastmancolor que dirige el argentino Luís César Amadori, con Raf Vallone en el primer papel masculino, va ya muy adelantado. 


De nuevo, el Madrid gracioso y pintoresco de principios de siglo va a ser reflejado en la pantalla, y otra vez están de enhorabuena los aficionados al cuplé. En “La violetera”, que actualmente se está ‘rodando’ en los estudios C.E.A., los hay para todos los gustos, incluso dos que, importados de Francia, se hicieron popularísimos entre nosotros: ‘Sous les ponts de París’ y ‘Mon homme’, la deliciosa melodía de Ivain que fue en España ‘Es mi hombre’.
Desde luego, la época es sumamente fotogénica, y mucho más gracias a las pequeñas libertades que en esta clase de ‘films’ suelen tomarse los figurinistas y aun más los peluqueros, con vistas a realzar la belleza de la ‘estrella’. Por otra parte, hoy día, el espectador agradece el que se le traslade, aunque sólo sea durante la hora y media de proyección, a otros tiempos sin ‘sputniks’ ni proyectiles intercontinentales, y aun los que no los alcanzaron experimentan una profunda nostalgia cuando, por ejemplo, oyen hablar o referir anécdotas y sucedidos sobre la famosa cuarta de Apolo.
Precisamente ante la puerta de este teatro, cuya desaparición provocó tantos y tan desgarradores ayes de dolor en la Prensa madrileña, se inicia la acción de la película. Soledad ‘la violetera’ y Fernando –que ya hasta el final será su galán- se encuentran allí por primera vez en una noche sonada: la del 31 de diciembre de 1899, que pretendió arrebatar a la última de 1900 la gloria de ser la que cerró el siglo de las luces.
Así comienza la historia, una historia de amor que se desarrolla en los más variados escenarios: desde el ‘café-concert’, concurrido por un público abigarrado y vocinglero y en cuyo tabladillo de mal pintados telones surgen los cuplés que luego ha de cantar toda España, hasta el elegante ‘restaurant’ trasunto del famoso L’hardy, punto de reunión de elegantes y reputados gastrónomos. Y para que nada falte a la detallada pintura de la época, incluso Soledad, la protagonista, viaja en el ‘Titanic’ cuando sucede la tragedia, el espantoso naufragio, que conmovió al mundo entero. Se salva, sí; pero pierde el tesoro de su voz. 

Tranquilícense, sin embargo, los admiradores de Sarita Montiel. Eso es ya al final de la película y en cierto modo un ardid de buena ley para provocar el ‘suspense’ –un ‘suspense’ pequeñito- entre los espectadores. En los últimos metros, una gran emoción –la de volverse a encontrar con Fernando- obra el milagro, y Soledad vuelve a cantar –admirativamente- ‘La violetera’.
Mientras todo esto pasa, Arozamena, Villegas López y Amadori, los tres argumentistas, se las arreglaron para dar ocasión a que el espectador saboree la gracia del ‘Arsa catapúm’ de ‘El polichinela’, que creó Consuelo Bella ‘la Fornarina’; ‘Frou-frou’; ‘Rosa de Madrid’, muy posterior; ‘Flor de té’, ‘Mimosa’, ‘Mala entraña’ y ‘Agua que no has de beber’, todos ellos de Raquel Meller, los dos franceses antes citados y claro está que el cuplé que da nombre y tema a la película. Pero no todas las canciones están a cargo de la Montiel. También Blanquita Suárez, que tantos éxitos obtuvo en el género, resucita un viejo y absurdo cuplé que hizo furor: ‘Venga alegría’, y finalmente, de otros dos números musicales, ‘Soy castañera’ y ‘La primavera’, este último de dos maestros del cuplé, Cadenas y Retana, se encarga la graciosa Tony Soler. Precisamente, ella y Sarita Montiel están actuando cuando entro en el decorado –‘casa de Soledad’-, después de recorrer, acompañado amablemente por Amadori, otros instalados en el mismo ‘plató’: un grandioso salón en el que dentro de unos días se ‘filmará’ un ‘ballet’ y el ‘café-concert’, gracioso y muy bien ambientado, en una de cuyas paredes campea un gran rótulo: ‘Feliz año 1900’.

En un rincón, Benito Perojo presencia el ‘rodaje’, Amadori da la orden de empezar. La escena es corta y sencilla, aunque a Sara Montiel, muy justificadamente, no se lo parezca.
La cámara recoge su rostro en el espejo en el que finge mirarse, pero que a ella sólo le devuelve, naturalmente, la imagen de la misma cámara. Por ello no tiene punto de referencia, sobre todo para el movimiento de manos, que es de importancia vital en el plano.
Pacientemente, Tony Soler, que en principio está fuera de campo, repite sus frases, una y otra vez. Interpreta a una artista de variedades que enseña a una compañera sin experiencia la manera de saludar, correspondiendo a los aplausos del público.
-Primero se sonríe una… Luego levanta las manos… (las dichosas manos) y se mueven los dedos como si se rascase el aire…
Sarita ha de volverse muy extrañada:
-Oye, tú, ¿cómo se rasca el aire?
-Pues, hija, como se rasca una la espalda…
Unos momentos después están las dos juntas y la cámara, al retroceder en ‘travelling’, las recoge en grupo, oyéndose las últimas palabras de Tony, que aprueba en francés macarrónico:
-‘Charmán’, ‘mervellé’…, que quiere decir que está bastante bien…



Raf Vallone -Fernando- y Soledad -Sara Montiel- se sonríen, bajo la mirada de reproche de Ana Mariscal, que, en el papel de Magdalena, condesa de Bahía, interviene en el 'film' en 'colaboración especial'.

La Montiel no se siente satisfecha. No sabe a qué altura exacta debe colocar las manos, y, pese a que unos y otros la tranquilizan, teme siempre que salga malparada la naturalidad.
En un breve descanso, me dice que no sabe aún si su próxima película será ‘La tirana’ o ‘Carmen la de Ronda’, nueva versión del famoso personaje de Merimeé. Por lo pronto, se va a Hollywood a pasar una temporada con su marido, Anthony Mann.
Vuelven pronto a ‘rodar’ y surgen de nuevo las mencionadas dificultades. Sarita Montiel está guapísima con un traje ‘de entrecasa’, que diría un traductor dudamericano, en los dos tonos de la flor de verbena.
Tony, muy peripuesta de terciopelo verde y verdadero derroche de pasamanería, sigue, durante los nuevos intentos, repitiendo incansablemente:
-‘Charmán’, ‘mervellé’… ‘Charmán’, ‘mervelle’, que quiere decir…


Texto: Guillermo BOLIN
Fotos: T. Naranjo y Simón López


LA FOTO XXXIX



Otra instantánea de la estrella en la exitosa 'La violetera', película y canción que la catapultaron totalmente en el mundo entero.