SARITA MONTIEL
Un cuplé feliz
Hay unas flores de plástico frías y apretadas, una pared de color azul pastel, dos ángeles que sostienen dos lámparas y fotos de Sara Montiel por todas partes, en la casa de Sara Montiel. Hay unos pájaros de muchos colores, no se sabe si disecados o de trapo, metidos en una urna de cristal, y hay en el suelo una tortuga grande y dorada, inmóvil y dorada, aburrida, pero dorada.
Y en la habitación contigua está Sara Montiel frente al espejo, frente a un espejo grande, de un tocador grande y frente a un espejo pequeño que sostiene con la mano.
Sara Montiel está ocupada, tiene muchas cosas que hacer, tiene muchas cosas en que pensar en estos momentos… Y como un general que despliega sus fuerzas a su alrededor, así está ella rodeada de frascos de maquillaje, grandes, pequeños y medianos, de pinturas de todos los colores y para todos los gustos. Sara Montiel tiene que pensar, pensar y elegir los vestidos que los van colocando cuidadosamente en una maleta. ¿Cuántos tiene…? Como Sara no puede contestar, porque se está pintando las cejas y cualquier movimiento en la cara puede dar lugar a un cambio de expresión en el rostro, alguien que está con ella, contesta por ella…
-Tiene muchos vestidos… Tantos vestidos que ni ella misma sabe los que tiene…
-Pon uno largo blanco… Uno negro corto…
Sara tiene una voz como enronquecida y aclara desde un principio que ella contesta a las preguntas y después se arregla, porque le molesta hacer las dos cosas a la vez. Pero lo cierto es que sigue sosteniendo el espejo con firmeza, y que se contesta ella misma a su imagen, porque ni una sola vez vuelve la cabeza a un lado, porque Sara está muy ocupada, y no puede perder un solo segundo de tiempo.
-Es que estoy haciendo ahora una película que se llama “La Dama de Beirut”. Estoy grabando las canciones… estudiándolas, montando el vestuario. Tengo un trabajo tremendo…
Además, presenta canciones nuevas, rusas, francesas. Pero las canciones de Sara Montiel, ¿quién las hace?
-Hacer no las hace nadie. Las compone, algunas, Agustín Lara…
A veces, los espejos resultan impenetrables.
-¿Qué tipo de canciones le gustan a Sara Montiel?
-Pues a mí me gustan, sobre todo, las canciones sentimentales, ya sean antiguas o modernas. Ahora voy a cantar modernas…
Misterioso mundo del cuplé, lleno de sorpresas…
-¡Qué tontería!... Me gusta el twist… el hully gully, el…
Hay personas que hablan y otras que dejan hablar; pero parece ser que Sara no pertenece a ninguno de estos dos géneros.
-Por favor… las preguntas… Con rapidez…
Y hay ocasiones en que las preguntas sobran, y hay situaciones en que las respuestas se quedan sin respuesta…
-Me gusta la música clásica. Sobre todo Chopin, que es sentimental y no es como Beethoven o Wagner, que son violentos… Tengo el tocadiscos debajo del tocador, y cuando me arreglo, escucho música.
Es de esperar, entonces, que Sara escuche música durante un buen rato al día.
Al advertir la presencia de la popular estrella de nuestro cine se forma el inevitable corrillo para verla de cerca en la Plaza de España.
-Tengo mucha prisa… Tengo muchas cosas que hacer. Me tengo que maquillar… Y todo lo que puedo decir lo sabe ya todo el mundo… lo sabe toda la gente.
-¿Qué mundo? ¿Qué gente?
-Lo saben todos. Todo lo que yo pueda decir lo han publicado ya todos los periódicos, todas las revistas.
-¿Dónde estarán las violetas que Sara vendía hace muchos años, allá por las películas?
-En realidad, lo que yo estoy haciendo, no lo he hecho nunca. Nunca he concedido a nadie este favor…
-¿Qué favor?
-Este… Es la primera vez que lo hago. A nadie he concedido una entrevista mientras me maquillo. Es que no sé ni cómo contesto… porque me molesta mucho hablar mientras me arreglo.
Y es el momento de pensar que hay palabras que mejor estarían en las películas.
Mientras tanto, Sara intenta colocarse unas pestañas postizas; cuestión harto difícil, porque es la primera vez que se las pone…
-Es que ella tiene unas pestañas muy largas.
Claro. Es que Sara tiene unas pestañas muy largas y no necesita recurrir a estos elementos.
-Como digas que me pongo esto, te mato…
Pero resulta que no, que no se las pone.
-¿Y cómo conoció Sara Montiel a Chente?
-Lo sabe todo el mundo… ¿Es que no lo sabes?
Y menos mal que el espejo sirve de muro infranqueable.
-Unas amigas me querían casar, porque era muy desgraciada… y como era muy desgraciada, pues me querían casar… y me presentaban chicos.
Hasta que un día…
-Hasta que un día quedamos en hacer tortillas españolas, y como venía un chico vasco, que era Chente, pensamos en hacer algo especial para él. Y le hicimos bacalao al pil-pil…
Y así empezó el amor.
-Nos enamoramos y seguimos saliendo, saliendo… Nos hicimos novios y nos casamos en Roma, porque queríamos ver al Papa.
Pero…
.Yo tenía miedo de que Chente no quisiera dejarme seguir en el cine. Pero me dijo que era dueña de mi vida artística. Decía que había triunfado con mi arte en el cine y que no tenía por qué dejarlo.
Se casaron en la iglesia española de Montserrat.
-Estábamos como ciento cincuenta españoles. Y cuando estábamos allí reunidos, entró un gentilhombre o un procurador de esos o como se llamen, que tiene el Papa, y dijo que el señor Ramírez García y consorte podían pasar. Entonces abrieron las puertas y pasamos por entre las ciento cincuenta personas.
Hay que ver…
-Se abrieron unas puertas y en la biblioteca privada nos recibió el Papa. Estaba enterado de los profesores de mi marido, de mis películas. Estaba enterado de todo. Fue una gran impresión. Luego nos dio la bendición, y estuvimos veinte minutos hablando.
Después fueron de viaje de bodas a Moscú.
-¡Pero si lo sabe todo el mundo!... Moscú es una capital de siete millones de personas. Sólo hay tres hoteles. No hay taxis, todo está racionado. Sólo se puede comprar con cupones… y pocas cosas. Las calles son enormes de largas, no hay tiendas, solamente almacenes.
Estuvo visitando la Universidad de Moscú y se trajo unos zapatos y un collar de perlas.
-¿Y qué es lo que más te llamó la atención?
-Lo que más, el ver cómo trabajan las mujeres mayores… Y también estuve en Japón.
Sara Montiel va a hacer dos películas y en octubre próximo, teatro.
-Me gusta el teatro americano, el que es bonito, el que se canta y entretiene. Presentaré el espectáculo “Sara Montiel en persona”. A mí, ese teatro, que es todo hablar y hablar, que te duermes, no me gusta nada.
-Claro, claro…
-En el cine lo mismo. Me gusta el cine dramático…
-¿Dramático?
-¡Pero si ya lo estoy diciendo…! Dramático y sentimental…
-¿Y Chente? ¿Qué dice Chente?
-A Chente no le veo más que a las nueve y media de la noche, porque estamos los dos muy ocupados. Pero somos muy parecidos los dos y nos entendemos muy bien… Somos los dos serios, responsables…
-¿Tristes o alegres?
-Alegres. Es maravilloso… Ahora soy muy feliz…
Y esta palabra queda como un punto final, un punto muy gordo, pero muy final…
Y alguien que está con ella, dice:
-¿Verdad que es la mujer más guapa de la tierra?
Pero eso es imposible saberlo, porque Sara Montiel no ha vuelto ni una sola vez la cabeza, porque eso solamente puede decirlo el espejo, y por fortuna o por desgracia, los espejos no hablan.
Y en el salón o en la sala, quedan los pájaros de colores o de trapo, que a lo mejor son aquellas aves precursoras de primavera, de aquel cuplé viejo que Sara hizo joven, metidos en una urna de cristal, quietos y fríos, esperando esa primavera que no les llega nunca.
Texto: ROSA MARIA ECHEVARRIA
Fotografías: FRANCISCO ONTAÑÓN
EL RECORTE XLVI
Joyas, vestidos, abrigos de piel, música clásica..... y pintura, mucha pintura y buena pintura. Así, quizá, quedarían definidos los gustos preferenciales de nuestra estrella. Un año antes de conceder esta entrevista, la propia Sara acudía a la exposición de un paisano en Madrid: Gregorio Prieto. Nótese que el vestido que luce es el mismo con el que deleitó al mundo con su "Bésame mucho" en "Noches de Casablanca". Así, lo recogía la revista Hola en esta nota de prensa del 14 de Abril de 1963.
Gregorio Prieto muestra a la actriz española Sarita Montiel sus cuadros de los molinos de su tierra manchega.
Fotos: Martín Camino
LA FOTO XLVI
Otra maravillosa estampa de la actriz de la misma sesión de esta portada de La Actualidad Española.
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