Firmó el contrato…
“SARITA MONTIEL
EN PERSONA”
TRES ETAPAS EN SU CARRERA CINEMATOGRÁFICA: MEJICO, HOLLYWOOD Y ESPAÑA.
Pasó por la “tele”, para ser más exactos, por “La casa de los Martínez”, el pasado viernes, día 11, acompañada por Armando Manzanero. Recogió muy contenta la “llave”, que se la mostró ilusionada a su madre, que la observaba desde su casa, y se ha ido nada menos y nada más que a Rusia. Nos estamos refiriendo a la discutida y discutible, pero indiscutiblemente archipopular Sara Montiel.
Sara Montiel, en Hollywood, saluda a Bob Hope, cuando estaba rodando la película 'Beau James' el popular cómico.
Y antes de darse una vuelta tras el “telón de acero” ha tenido ocasión de firmar uno de los contratos más importantes de su vida, para encabezar un gran espectáculo musical que en principio llevará por título “Sarita Montiel en persona” y que la llevará a cantar durante cinco meses en los principales teatros de España. Según el promotor teatral don Joaquín Casa, se presentará en Madrid a finales de enero del próximo año, después en Barcelona, luego Valencia y otras. Las condiciones económicas son las más altas jamás percibidas por una actriz de teatro en nuestro país, a decir del citado empresario. Será la primera vez que Sarita actúe en un escenario español, lo que llenará de alegría a sus admiradores que ahora se contentan con verla en la pantalla grande o en la “pequeña”, sí… en la “tele”, porque aunque no sea en un papel muy importante, vamos a tener ocasión de verla el domingo, día 3, en “Sesión de noche”, en la película “Mariona Rebull”, dirigida por José Luís Sáenz de Heredia, basada en la novela del mismo título de Ignacio Agustí y protagonizada por José María Seone, Blanca de Silos y Sara Montiel, en el papel de “Lula”.
Sara Montiel y Fernando Rey en una escena de 'Locura de amor', un gran éxito taquillero del cine español.
UNA MANCHEGA EN LOS PLATÓS
María Antonia Abad, nacida en un pueblo de la Mancha, debutó en el cine español con el nombre artístico de María Alejandra en “Te quiero para mí”. Interpretaba un segundo papel. Había entrado con buen pie en los platós y a continuación rodó su primera película protagonista, con Fernando Fernán Gómez. Se titulaba “Empezó en boda”, y aparecía rubia. Esta vez utilizó ya su nombre artístico de Sarita Montiel, que tanta popularidad ha conocido. Continuó con películas como “Confidencias”, de Jerónimo Mihura; “El misterioso viaje del Clipper” de Gonzalo Delgrás; “Mariona Rebull”, etc. Y en 1947, especialmente, con “Locura de amor”, junto a Aurora Bautista, Fernando Rey y Jorge Mistral. Dirigida por Juan de Orduña, la película constituyó un gran éxito de taquilla. También con el mismo equipo tuvo una intervención importante en “Pequeñeces”. Pero el cine español está en crisis y Sara no trabaja. Interviene en un “spot” publicitario, pero no es esto una solución. Decide ir a Méjico, a probar fortuna. Ruedan allí además varios realizadores americanos. Es así como conoce a Anthony Mann. Se casan y se trasladan a Hollywood. En Méjico ha trabajado en películas de escasa categoría. De esa época data “Cárcel de mujeres”, conocida en España.
En la Meca del cine permanece poco tiempo, pero rueda tres importantes películas: “Yuma”, de Samuel Fuller, con Rod Steiger; “Veracruz”, de Robert Aldrich, con Burt Lancaster y Gary Cooper, y “Dos pasiones y un amor”, dirigida por su esposo y co-protagonista con el malogrado Mario Lanza y Joan Fontaine. Esta experiencia fue sumamente importante para Sara. Allí aprendió a maquillarse, a vestirse, a posar ante las cámaras, a conocer su tan traído y llevado “ángulo”, y a poder sacar ante las cámaras el máximo partido de su espléndida belleza. Vuelve a España y Juan de Orduña, viejo amigo de las primeras películas, le habla de un proyecto. Se trata de “El último cuplé”, donde se recordarán viejas canciones nostálgicas de principios de siglo. Sara acepta y trabaja junto a Armando Calvo, Enrique Vera y Julita Martínez, la popular protagonista de “La casa de los Martínez”. El éxito es total, arrollador. Permanece cincuenta y tres semanas en cartel. Todo el país vuelve a cantar los viejos éxitos, rejuvenecidos por la voz pastosa y grave de Sara.
A partir de ahora todo será fácil y sin interrupción. Toda una serie de cuplés, canciones españolas, tangos… el repertorio no se agota.
Las películas son “La violetera”, “Carmen la de Ronda”, “Mi último tango”, “Samba”… y otras muchas. En general, con un reparto español elige siempre un oponente masculino extranjero de cierta fama internacional.
Pasan los años, siguen las películas en la línea de siempre, comerciales y de escasa calidad temática y artística.
En su última película, presentada en Moscú: 'Esa Mujer'.
De pronto, Sara llama a Jorge Grau para llevar a cabo un interesante proyecto: “Tuset Street”. Comienza el rodaje, uno de los más agitados que podamos recordar, y antes de finalizar la película, Grau abandona la dirección del film, porque Sara no acepta sus puntos de vista. La película se estrena firmada por Luís Marquina. Luego interviene en “Esa mujer”, ya estrenada en España y que ahora ha conocido Moscú.
Sara Montiel e Ivan Rassimov en una escena de 'Esa Mujer'.
Sarita en su casa Madrileña.
Sara con su marido, Vicente Ramírez Olalla, en Roma.
SARA SIEMPRE ES NOTICIA
El contrato teatral por un lado. Por otro, los rumores que hablaban de una posible aparición de Sara en la “pequeña pantalla” cantando, se acentuaron últimamente cuando un sagaz reportero la vio almorzando en Prado del Rey en compañía del conocido realizador González Vergel, aunque este último lo haya desmentido. Rusia también es noticia, “pero menos”, que diría el castizo, porque con ésta son tres las veces que Sarita ha estado en Moscú. Sin lugar a dudas, Sara Montiel es la artista española más conocida en Rusia. La estrella manchega asistió a la proyección de su última película, “Esa mujer”, que se habrá proyectado fuera de concurso en el Festival Internacional de Cine de la capital rusa, en el momento en que escribimos estas líneas.
EL RECORTE LIV
Y si la revista TP recogía el estreno de 'Esa Mujer' en Rusia y hacía un repaso sobre la impoluta carrera de la estrella, el 2 de Agosto del mismo año (1969), la revista Semana publicaba una entrevista muy 'Sara', en la que la propia diva posaba con los modelos que luciría en el Festival Cinematográfico de Moscú. Estampas para la posteridad en la que la estrella luce en todo su esplendor.
SARA MONTIEL
EXHIBE PARA “SEMANA”
EL VESTUARIO QUE HA
LUCIDO EN MOSCU
Parece una digna pagana. Está a mi derecha. Erguida. Es una estatua con vida. No se apoya en el respaldo del sofá. Apenas se mueve. Emana un extraño y poderoso atractivo que lo envuelve todo.
Sara Montiel me habla. Su voz cadenciosa es ideal para revelar confidencias al oído. Para susurrar una declaración del amor. Para cantar un bolero sentimental. Habla:
-Todos los rusos saben quién soy… ¡Me conocen hasta en Siberia!
Si me alegro de merecer, como persona y como periodista, la confianza total de Sara es por esto: porque ella se muestra ante mí sin máscara, tal cual es. Con esta sinceridad absoluta, a veces descarnada, que algunos no le perdonan. Es la Sara Montiel que descubre su alma, que abre de par en par su corazón. Es la Sara Montiel con fortísimo “sabor” a María Antonia Abad, aquella humilde y soñadora muchacha manchega que un buen día se lanzó al camino a pasar fatigas y buscar su futuro. La que ahora me dice:
-Me río de los que se pasan la vida metiéndose conmigo. ¡Porque me hacen una publicidad estupenda… y gratuita! De verdad que me hacen mucha gracia. Hay algunos que llevan más de doce años insistiendo en que Sara Montiel se acabó a raíz de “El último cuplé”. ¡Claro, por eso no paro de trabajar y de ganar dinero! ¡Sí, sí, no tengo por qué ocultarlo! ¡No paro de trabajar y de ganar dinero! Mi última película la he vendido en Cannes a no sé cuántos países, Rusia y Japón incluidos… Otros “antis”, como se dice ahora –ríe al formular la aclaración- , afirman que yo no soy Sarita, sino doña Sara… ¡Pues claro, no voy a ser doña Simona! En fin, ya digo… ¡Muy gracioso!
TREINTA Y SEIS AÑOS
Termina su discurso. Observo que no se ha alterado en absoluto. La tez blanca; la piel, tersa; los ojos, negros… Yo calificaría la fotogenia de Sara de aparatosa.
-¿Por qué supone que tiene enemigos?
-¿Qué persona famosa no los tiene? Pues, hombre, yo sé por qué es… Porque soy guapa, joven, rica, bohemia… ¿Le parece poco?
-Joven… ¿Cuántos años? –me apresuro a preguntar.
-Treinta y seis años.
Como lo cuenta, lo cuento. Ni quito ni pongo… años.
-Lo que ocurre –prosigue- es que disfruto de un excelente apetito… Porque yo no soy una melindres. Salta a la vista, ¿no? Tengo que comer para mantenerme en pie. Además, la gordura suele tener arreglo… ¡Lo que no tiene arreglo es la fealdad!
-Eso significa que admite la existencia de mujeres feas…
Sonríe. Al cabo de varios minutos de conversación se han coloreado sus pómulos. ¡Los pómulos de la Montiel! Unos pómulos para la historia, créanme.
-Admito que unas mujeres son menos guapas que otras.
Es verdad, Sara no representa, a la vista de estos documentos gráficos, la edad que tiene. Aunque haya rebasado la edad crítica que para la mujer cifraba Balzat (treinta años), su estilo y su forma física pueden rivalizar con los de una adolescente.
Cada vez que entrevisto a Sara me reafirmo en algo que mantengo desde el primer día. Que en Sara Montiel – María Antonia Abad convergen varias personalidades que se complementan y refunden en una sola. Es irónica, orgullosa, infantil, sentimental, entrañable, cariñosa, astuta, lista, ingenua… Ha tenido una gran suerte: estudiar en el libro abierto de la vida.
-Ahora he estado en Rusia, especialmente invitada por el director del Festival Cinematográfico de Moscú. De paso, grabé dos programas de televisión y posiblemente firme contrato para una película. ¿He dicho que me conocen hasta en Siberia? Por si acaso, lo repito.
Sara está en su apogeo, como mujer y como actriz. Es, sin duda alguna, la estrella española de mayor alcance internacional.
-Pero hay quienes dicen que no se deja aconsejar… Que sólo hace lo que quiere…
-Yo sé lo que hago. Lo mejor que se puede hacer con determinados consejeros es no hacerles caso. Sé distinguir entre los amigos de verdad y los otros… ¡Sara Montiel no es tonta, aunque a veces hago que lo soy…, por conveniencia!
-¿Ha sufrido muchos desengaños?
-Bastantes. Sobre todo, en mi vida privada.
-¿Hay algo que la irrite?
-Que se publiquen entrevistas que no he concedido. O, en otras palabras, que se inventen cosas que no he dicho, con el ánimo de perjudicarme y desprestigiarme. Contesto todo tipo de preguntas, así que es propio de personas de mala fe recurrir al invento.
-Ahora, Sara se “suelta el pelo”. ¿Sara, he dicho? No; es María Antonia Abad la que exclama:
-Tengo respuestas para todo. Ninguna pregunta me molesta. Lo que me reservo es contestar en broma o en serio. Si usted, por ejemplo, me pregunta: “¿Es cierto, Sara, que tiene usted un amor?”, yo le diría: “¡Es falso! ¡Tengo tres!”
Y rie de buena gana. Sara disfruta con sus “salidas”.
SIN MASCARAS
Hablamos, hablamos… Me gusta hablar con Sara Montiel. Es maravilloso, poco frecuente, ver a una superestrella sin máscara. Y el caso es que en esta ocasión no había venido a hablar, sino a ver y callar. A ver algunos de los modelos que Sara lucirá en Moscú.
-¡Me gusta “ir bien”! -exclama- ¡Los que dicen que estoy en la indigencia deberían curiosear en mi guardarropa!
No hay pelutancia alguna en sus palabras. Es que Sara es así; ya les hablé de su sinceridad, a veces descarnada… Puntualicemos que su inteligencia es más natural que cultivada; que ahora, quizá sin proponérselo fundamentalmente, se desquita de tantos años llenos de obstáculos, condicionamientos y humillaciones. Un desquite sin categoría de venganza, aunque no es mujer que ponga la mejilla…
-Este pijama, aunque no lo parezca, es de percal.
Percal o seda preciosa. ¿Qué más da? A Sara le favorecen todos los vestidos. O es ella quien favorece a los vestidos… Muestra parte de los modelos que ha lucido en Moscú. Cuando este reportaje vea la luz, los invitados al festival moscovita ya habrán tenido ocasión de admirar a Sara Montiel; a “la violetera”, como la llaman en Rusia. Y seguramente alguien habrá advertido que “Sara es de la misma tierra que Don Quijote”. Entonces, la habrán comprendido más y mejor.
Hebreo SAN MARTIN
Fotos: URECH
LA FOTO LIV
La persona, la figura, el arte y la belleza de Sara Montiel no conocieron fronteras. 'La violetera', como le decían, también conquistó los mundos más allá del 'telón de acero'. Esta es otra foto de la Warner Bross.
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