SARA MONTIEL
destrozada por la muerte de su marido
“Seguiré luchando por mis hijos”
La tragedia ha roto lo que era una familia feliz: Pepe, Sara y sus hijos, Thais, de 13 años y Zeus, de 9
A las cinco y
diez minutos de la tarde, ante los ojos de Sara Montiel, el martes 25 de agosto
se convirtió en el día más trágico en la vida de la artista. Con el último aliento
de Pepe Tous, Sara perdía al esposo, al amigo, al compañero y el apoyo
profesional que había dado sentido a su vida en estos últimos años.
La alegre y
luminosa casa de Palma de Mallorca donde vivían felices, en los mejores
momentos de sus vidas, se transformó en poco tiempo en el cruel escenario de
una pérdida que ha caído como un mazazo sobre ese mito manchego que es Sara.
Con el temple de
un hombre bueno, amable y carismático, Pepe Tous vivió estos tres últimos meses
sin conocer el alcance total de su enfermedad. Su vida, minada por un cáncer de
colon, se apagó en un día soleado y caluroso de agosto. Poco a poco, y como en
un suspiro, Pepe hablaba bajito, sus fuerzas le abandonaban. Junto a su cama,
su hija Thais, que le dio su último beso.
En su casa de
Palma, Pepe Tous era cuidado día y noche por su Antonia –Sara Montiel- del
alma. Con ella estaba el doctor Juan Buades, cualificado internista y amigo por
encima de todo. El cáncer de colon, con metástasis hepática, que le ha llevado
a la tumba, le fue diagnosticado en el mes de mayo, cuando fue operado en el
Hospital de Barcelona. Por aquel entonces el diagnóstico feroz dejó atónito al
doctor Modolell, eminente oncólogo de Barcelona. Se decidió la ayuda química.
Durante días Pepe Tous acudía a la clínica Corachán para tratarse con
quimioterapia. Desde Palma a Barcelona, Pepe iba animado, sin saber el alcance
real de lo que tenía. Pero un día de agosto, esta ayuda química ya no le
sirvió. Su estado se fue agravando y Pepe Tous se quedó en su ático del
edificio Mediterráneo, en Palma. Muriendo lenta, pausadamente. Cerca de él,
Sara, rota y llorosa a escondidas, interpretaba el papel más triste de su
vida…; su amor se moría y ella no quería que él se diera cuenta…
La artista, con las huellas del dolor en su cara, recibió la visita y el consuelo de José Bono, presidente de Castilla-La Mancha.
A la casa familiar acudió el Delegado del Gobierno en Palma, Gerardo García.
Sara atendió personalmente una de las numerosas llamadas de pésame.
El cuerpo inerte
de Pepe Tous fue trasladado desde su domicilio al cementerio de Palma, en
espera de ser llevado a Barcelona para ser incinerado en el crematorio de
Collserola. A pocos metros, en la que antes había sido su casa, su mujer, M.ª
Antonia Abad Fernández, se abrazaba a su hija Thais. Las dos lloraban en
silencio. Thais, a sus 13 años, se ha convertido en el apoyo de su madre. Su
hermano Zeus, de 9 años, había sido trasladado a Pollensa a casa de unos
amigos. El ático lleno de luz empezó a llenarse de personas, de llamadas
telefónicas. Sara, atendida por el doctor Buades y sus más íntimos amigos,
estaba como ausente. Los tranquilizantes le servían de apoyo. Muy cerca de
ella, Paco Fernández, la mano derecha de Pepe Tous y administrador del
matrimonio, atendía aturdido el teléfono. El dormitorio de Sara era el refugio
de esta manchega que en pocas horas se había convertido en una desconsolada
viuda, después de tres meses de lucha encarnizada con la enfermedad que acabó
separándola de su palmesano del alma.
La misma noche
de la muerte de Pepe, Sara intentaba conciliar el sueño, con su hija y con
Margarita, la ahijada de Pepe. Fue casi imposible; el miércoles por la mañana,
los bellos ojos de la actriz estaban casi secos de tanto llorar. Fue un abrazo,
largo y estrecho, el que nos dimos… -ella, temblorosa y más pequeñita, me decía
con voz entrecortada: “Ya no está. Se ha marchado para siempre. Se ha marchado
como en un sueño”. Sus ojos intensos miraban hacia dentro, su luz,
su alegría, se había apagado. M.ª Antonia Abad era una mujer rota…
Sara y su hija Thais en el despacho de Ppe Tous, decorado con numerosas fotografías de familia. Abajo, el telegrama que los Reyes enviaron a la actriz: "En estos tristes momentos nos acordamos mucho de ti y te enviamos nuestro más sentido pésame, extensivo a toda la familia".
Desde el martes
en que falleció Tous hasta la tarde en que fue trasladado hasta Barcelona, su
viuda atendió todas o casi todas las visitas y las llamadas telefónicas.
Centenares de telegramas fueron llegando al domicilio, entre los primeros el de
los Reyes. Continuamente llegaban condolencias de todos los puntos de España.
El edificio Mediterráneo empezó a ser testigo de la presencia de numerosas
personas, amigas de Pepe y Sara que querían estar cerca de ella. Incluso viajó
desde Toledo, para estar junto a M.ª Antonia, el presidente de la comunidad de
Castilla-La Mancha, José Bono, que llegó acompañado del delegado del Gobierno
en Palma, Gerard García. Cuando las visitas se van, Antonia se sienta en el
salón y poco a poco, con voz entrecortada, nos explica todo su drama. La
angustia en la que está metida. Su sufrimiento, su dolor…
“Es todo tan terrible… he perdido a
una persona fuera de serie, era un padre maravilloso, era un amante
maravilloso, un amigo maravilloso, un compañero maravilloso. Es irremplazable.
Ya mi vida como mujer está terminada totalmente, porque ya nada más estaré
viviendo con mis hijos, para mis hijos y por mis hijos. Seguiré adelante por
ellos… y me he quedado muy sola sin él”.
Sara acaba de
tomarse un café con leche descafeinado. Casi a la fuerza. Toma sorbo a sorbo.
Mira sin mirar y su voz, más apagada que nunca, contesta a mis preguntas.
-Pepe quería por
encima de todo que tú siguieras trabajando en tu programa ‘Ven al Paralelo’,
¿seguirás adelante?
-Sí.
Se lo debo a él. Se lo debo porque siempre luchó por mí, supo arroparme,
protegerme y hacer de mi carrera un verdadero éxito. Pepe me lo pidió y ahora
que no está aquí, a mi lado, me lo sigue pidiendo. Sé que tengo que volver al
trabajo, porque me ayudará a seguir, a pasar este momento tan triste y tan
desesperante. Me dedicaré a mis hijos, a mi trabajo y procuraré salir adelante
como pueda.
Su voz se apaga.
Se toma uno de los tranquilizantes que le ha recomendado el doctor Buades. Se
mueve nerviosa, se levanta, se sienta y me mira ausente. Es tan grande su
tristeza, que se nos hace un nudo en la garganta…
-Antonia, ¿cómo
han sido estos tres meses últimos junto a Pepe, él supo el alcance de su
enfermedad, supo que se moría?
-Este
tiempo no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Han sido tres meses findiendo, tres
meses horrorosos. Sonriendo siempre, maquillándome, arreglándome siempre. Él
nunca supo el alcance de su enfermedad, cuando le operaron en Barcelona en el
mes de mayo, él estaba seguro de su mejoría. Nunca supo que el mal estaba tan dentro
de él. Nunca permití que supiera que se moriría tan rápido. Cuando nos
trasladábamos a Barcelona para las sesiones de quimioterapia Pepe estaba con la
esperanza de reponerse muy pronto. Todo ocurrió tan rápido. En los últimos
quince días, el cáncer lo fue minando rápidamente. Lo único que puedo deciros
es que murió como en un sueño…, tranquilo como en un suspiro. Con mis manos
cogidas…, todo es tan cruel, tan doloroso.
Un instante del funeral: detrás de Sara está el sobrino de Pepe Tous. A la derecha, Sara y su hermana Elpidia.
Sara se ha
maquillado ligeramente, no tenía ganas de hacerlo pero a su marido le gustaba
que siempre estuviera arreglada. “Durante estos meses Pepe me decía: ‘Amor, arréglate, por
lo menos hazte las cejas, que no te vean desarreglada, no quiero verte sin los
ojos pintados. Píntate aunque sea un poquito los labios’. Yo siempre he tenido
las cejas muy finas y por eso Pepe me decía: ‘Hazte las cejas que te he
conocido siempre en las películas, que te las pintas muy bien…, ‘amor’, no
estés desarreglada…”.
-¿Qué quieres
que se recuerde de Pepe y que ha quedado de él en tus hijos?
-En
sus hijos ha quedado su respeto, su cariño, que me quieran, que estudien para
que el día de mañana puedan defenderse. El ha estado siempre con ellos, en
ellos ha quedado su amor por Mallorca, por su raíces, por las de Pepe y también
por las de ellos, pues aunque Thais nació en Brasil y Zeus en Alicante, al mes
ya estaban aquí y son totalmente palmesanos.
-Dentro de unas
horas, Antonia, te trasladas a Barcelona para incinerar los restos de tu
marido. Después las cenizas piensas esparcirlas aquí en Mallorca. Me figuro que
todo esto lo teníais hablado, ¿verdad?
-Sí,
desde que hicimos testamento los dos habíamos acordado que el día que nos
muriéramos nuestras cenizas estarían en este mar de Mallorca, que Pepe tanto
quería.
Sara, con su amiga de toda la vida, Mercedes Arroní, y Pep Roses, socio y amigo del fallecido Pepe Tous.
Sara, a su llegada al aeropuerto de Barcelona, es ayudada a bajar.
Con su amiga Mercedes.
La sin par Sara Montiel era la imagen viva de la desolación. Los restos de Tous fueron trasladados a Barcelona para ser incinerados.
-Antonia, ¿tu
hija Thais es consciente de toda la tragedia, de la enfermedad que terminó con
la vida de su padre?
-Sí,
ha sido consciente desde el principio. Zeus, no. Porque el doctor Buades le
hizo un test psicológico antes de que muriera su padre, para ver cómo estaba el
niño, y me dijo que no podía estar presenciando todo, que no podía ser. Que era
todavía muy niño.
La entereza de
Sara nos hace a veces enmudecer; lleva su dolor serenamente, llora en silencio,
sin ruido, tranquilamente.
-¿Fue tu marido
el gran impulsor de tu carrera?
-Sí,
él me aconsejaba muchísimo. El me apoyó en todo y me impulsó. Te puedo decir
que tardé en encontrar el amor, pero cuando lo encontré a su lado fue
totalmente feliz. Es el auténtico amor de mi vida, el único. Nunca he amado a
nadie como a Pepe.
-¿Seguirás oyendo
la voz de Pepe en tu interior?
-Siempre,
date cuenta que él ha sido un hombre que nos lo dio todo. Preocupado por mí,
por su hijos. He sido una persona muy afortunada, porque con Pepe he conocido
el amor. El amor con mayúsculas. A su lado he tenido absolutamente todo. He
tenido al compañero, al amante, al amigo. Su amor estará siempre conmigo.
La artista sujeta en sus manos la urna con las cenizas de su marido.
Ya de regreso en Palma con sus amigos Pep y Mercedes.
Más de 20 años de amor y felicidad
Las vidas de la
estrella Sara Montiel y del periodista, empresario y ‘soltero de oro’ Pepe Tous
Barberán se cruzaron en Palma de Mallorca el 28 de febrero de 1970. Ese día, la
actriz y el empresario, que la acababa de contratar para presentar en el teatro
Balear el espectáculo ‘Sara Montiel en persona’, fueron presentados sin que ni
uno ni otro se sintiera especialmente atraído. Para Tous se trataba de una diva
poco menos que inalcanzable. “El nuestro –decía años después Sara- no fue un
enamoramiento súbito. Fue un amor que entró poco a poco y que me llenó como
nada antes lo había hecho”.
Sara y Pepe se casaron en Palma de Mallorca en julio de 1979 cuando llevaban más de cinco años de convivencia.
Sara, convaleciente de una operación en el pie en Julio.
Tous era
considerado entonces en su ciudad natal de Palma poco menos que un solitario;
su soltería y su excelente posición en el mundo del espectáculo como empresario
teatral, además de su don de gentes y su posición heredada quizá de su
formación periodística, le habían valido el título de ‘soltero de oro’ de la
isla de Mallorca. Por su parte Sara venía rodeada de su aureola de mito del
cine y del espectáculo, la increíble Sara, la más internacional de las artistas
españolas, nuestra pica en Hollywood, casada y divorciada del gran director
Anthony Mann y relacionada con Gary Cooper a raíz del rodaje de ‘Veracruz’.
Tous también manifestó tiempo después que Sara no era un personaje que, en
aquel momento, le atrajera especialmente. En aquellos momentos Sara, separada
de su segundo marido Vicente Ramírez Olalla, mantenía una tensa e irregular
relación con el actor italiano Giancarlo Viola, pero cuando fue conociendo a
Pepe Tous la actriz se dio cuenta de que aquél era el hombre de su vida. “Sentí –diría
años después- que
mi vida necesitaba estabilidad, amor, formar una familia y tener hijos”.
Pepe Tous sería para ella la encarnación de todo aquello que necesitaba.
Después de un tiempo rompió definitivamente con Viola.
Pepe, que había
nacido en la calle Miguel Marqués de Palma el 22 de noviembre de 1932, se
dedicaba por aquellas fechas a la dirección del diario ‘Última Hora’, fundado
por su abuelo José Tous Ferrer hace ahora un siglo. Hasta 1974, la fecha en que
inició su convivencia con Sara, lo dirigió haciendo de él un diario moderno y
permanentemente enfrentado al régimen anterior, simultaneando aquel trabajo con
el de empresario teatral. Sus comienzos en ese campo fueron las relaciones
públicas y la publicidad de los locales de su familia, el teatro Balear y el
cine Born, y poco después la representación de su nuevo y famosísimo amor, la
sin par Sara Montiel. Desde esta nueva faceta, y una vez abandonado su trabajo
en el periodismo, creó y dirigió las salas de fiestas Tagomago y Rosales, entre
otras, y el Teatro Bingo Balear. Pero una de sus actividades más intensas y
satisfactorias fue sin duda la de dirigir la carrera de Sara que, en su faceta
de artista de variedades, ha cosechado magníficos éxitos de los que, en gran
parte, se deben a la excelente organización de Pepe Tous.
La llegada de sus hijos Thais, en mayo de 1979 y Zeus en julio de 1983 hizo de ellos una familia unida y colmada de felicidad.
El compañero y
gran amor de Sara, que ya le daba estabilidad y cariño como ella nunca había
tenido, quiso también darle los hijos que Sara deseaba. No pudo ser, Sara
padecía una enfermedad conocida como el ‘edema de King’ que le provocó varios
abortos y, finalmente, decidieron la adopción del primero de ellos, Thais. Fue
en mayo de 1979 cuando la niña, nacida en Paraná (Brasil) tenía apenas dos
meses. Siempre de acuerdo en estos temas tan trascendentales, Pepe y Sara
acordaron que la niña llevara los apellidos de ella, Abad Fernández, hasta el
momento en que ambos contrajeran matrimonio. Para entonces Sara había
conseguido ya la nulidad de su matrimonio con Vicente Ramírez y poco después,
el 31 de julio del mismo año, 1979, la pareja contraía matrimonio en el Palacio
de Justicia de Palma.
Tanto Sara como
Pepe decidieron dar el paso de su boda únicamente para dar sus apellidos y
legalizar la situación de Thais.
El segundo hijo,
la parejita, vendría el 1983. El 13 de julio de ese año Zeus, nacido en
Alicante el 21 de mayo anterior, completando la felicidad de la familia.
De estos años de
felicidad y convivencia queda una viuda desconsolado, dos hijos que han perdido
a su padre querido, infinidad de amigos en la prensa, en el espectáculo y en su
Palma natal, y una larga lista de éxitos que Sara ha conseguido en el teatro no
sólo por su extraordinaria profesionalidad, sino también por el trabajo, el
amor y el genio de un insustituible compañero.
Thais cumplió 13 años el pasado día 3 de marzo y Zeus 9, el 21 de mayo.
Chelo García-Cortés
Fotos: CH.G.-Cortés – Lluís Bou-M.G.-Cortés
EL RECORTE LXIII
Sin ninguna duda, la muerte de Pepe Tous fue uno de los capítulos más nefastos para la vida de nuestra estrella. No sólo por la pérdida del 'amor de mi vida', sino, también, por la situación que se le venía encima. Los restos de Pepe acabaron en las aguas de su adorada Palma. Así lo relataba la revista Lecturas el 18 de Septiembre de 1992.
Sara
Montiel
Esparció
las cenizas de Pepe Tous
en el mar
Con
huellas de profundo dolor en su rostro y en su corazón la artista cumplió el
último deseo de su esposo y entregó sus cenizas a las sosegadas aguas de la
isla mallorquina. Sara vivió unos momentos de intensa emoción en medio del mar
que siempre fue testigo del gran amor que les unió.
Sara es ayudada por su hija Thais a esparcir parte de las cenizas de su marido al mar, ante la atenta mirada de Zeus. La artista entregó los restos de su marido al mar en dos diferentes lugares de la costa mallorquina.
La artista realizó la ceremonia a bordo de una zodiac, tripulada por Lorenzo Roses, hijo del gran amigo de Pepe Tous.
Sara Montiel se dispone a abrir el ánfora donde estaban las cenizas de su esposo para iniciar el ritual fúnebre.
Lanzando unas flores al mar desde su barco, frente a Ciudad Jardín.
El pasado lunes 7 de septiembre, tras
diez días de espera, Sara Montiel pudo cumplir el deseo de su marido Pepe Tous:
esparcir sus cenizas en aguas mallorquinas. Durante el transcurso de ese
tiempo, María Antonia Abad, se asomaba cada jornada a la terraza de su casa de
la isla, para ver si el mar, ese mar que tanto amó su marido, volvía a la calma
y sus cenizas podían reposar allí para siempre.
La imagen frágil y enlutada de Antonia
Abad llegó a las cercanías de Puerto Portals, donde estaba anclado el ‘Thais
Zeus 2’, el barco en el que ella se trasladó, con sus más íntimos amigos, hasta
la cala de Camp de Mar en Andraitx.
Empequeñecida, totalmente vestida de
negro y la melena al viento, M.ª Antonia subió al barco. Cerca de ella, muy
cerca, Mercedes Arroni, Nela, Pepe Vila, Paco Fernández, todos ellos compañeros
inseparables del matrimonio.
Durante casi una hora que duró la
travesía, Sara mantuvo sus bellos, y ahora tristes, ojos puestos en la
inmensidad del mar. Como en un susurro, se oía su voz: “No he querido ponerme de blanco, como a
Pepe le gustaba, porque puede ser que alguien no me interpretara bien”.
Sus manos se entrelazaban nerviosas, sus hijos Thais y Zeus no estaban,
vendrían más tarde. Con su voz cansada por el sufrimiento me seguía diciendo “Hoy era su
primer día de colegio y no quería que
perdieran las clases, además, no deseaba que pasaran por esto, son muy
pequeños. Lo que ocurre es que tanto Thais como Zeus querían venir y los
recogeremos cuando salgan del colegio”, comentaba.
Cuando llegamos a Camp de Mar, Sara
descendió del barco y en una zodiac, acompañada por Lorenzo Roses, se dispuso a
cumplir su promesa a Pepe. Sus cenizas empezaron a ser esparcidas en ese lugar
que él y ella habían elegido años atrás para estar juntos tras su muerte.
Mientras, junto al barco de Sara estaban los de sus más íntimos amigos. Todos
al unísono tocaron sus bocinas y las flores empezaron a rodear la zodiac donde
Antonia Abad, se despedía de su gran amor. Sus ojos llenos de lágrimas
indicaban su sufrimiento.
Sara, destrozada por el dolor, junto a sus dos hijos a bordo de su embarcación 'Thais Zeus 2'.
La artista a su llegada a Puerto Portals, donde le esperaban sus más íntimos amigos para asistir a la ceremonia.
Sobre las cuatro y media de la tarde
esperaban en Puerto Portals a su madre Thais y Zeus; los dos con el semblante
serio subieron al barco. Se aproximaba el final de la ceremonia. Cuando
llegamos a Ciudad Jardín, Sara me dijo como en un susurro: “Aquí, mi marido pasó los años de su
infancia y durante la guerra también vivió aquí. Es uno de los sitios que a
Pepe le gustaban más de su querida Palma”. Cerca, muy cerca, del
‘Thais Zeus 2’ estaba el barco de los Roses y el de Luís Cobos, gran amigo del
matrimonio. “Hace
ahora un año nos estábamos bañando aquí todos. Ninguno de nosotros podíamos
pensar en este desastre. Nadie se puede imaginar lo sola que me siento, tengo
rabia, desesperación, necesidad de estar con él. Me ha dejado tan sola…”
María Antonia y sus hijos subieron a la
zodiac. Thais ayudó a su madre a esparcir el resto de las cenizas de su padre.
La niña estaba seria, miraba a su madre y a ese mar que se estaba llevando las
cenizas del hombre que les dio todo su amor. Zeus miraba asombrado todo lo que
estaba ocurriendo.
“Mis hijos nunca podrán olvidar a su padre”, decía Sara. La música clásica nos
acompañaba, mientras Sara y sus hijos terminaron de esparcir las cenizas de
Pepe Tous. Sara, más hundida si cabe, se refugió en el barco. Cerca de ella, su
hija Thais estaba constantemente pendiente de su madre…
La música cesó y el sol empezó a
ponerse, mientras las cenizas de Pepín Tous se sumergían. Antes de despedirnos,
Antonia nos dijo… “Cuando yo me muera traedme con él…”.
Sara vistió de negro.
Chelo
García-Cortés
Fotos:
G.C.
LA FOTO LXIII
Celebrando los 50 años de 'La bella Lola'
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