Agradecemos a Violeta Riscal el envío de esta revista.
Hogar
y Guardarropa de
SARITA
MONTIEL
Cuando Sara Montiel me recibe en su
hogar, en la madrileñísima Plaza de España, me da la impresión, como siempre
que la veo, de que la conozco por primera vez. No es que haya cambiado su
físico: sus ojos, de color verde aceituna, continúan siendo tan hermosos como
siempre; sus cabellos, largos y negrísimos actualmente, semejan una cascada de
antracita que cae sobre sus hombros… Pero ahora hay en ella un aire más grave,
que infunde un mayor respeto. Elegante, sin excentricidades; sencilla, sin
falsa modestia. Me sorprende no verla vestir hoy de negro, ya que es el color
que predomina en su guardarropa.
-Tengo aproximadamente un
centenar de vestidos de ese color. Desde muy pequeña me gustó vestir de oscuro.
Tanto es así que mi madre me llamaba ‘la viuda alegre’. He decidido cambiar un
poco. Porque ya sabes eso que dicen: renovarse o morir.
-¿Por qué esa inclinación por el color
negro? ¿Es que acaso el negro armoniza con tu espíritu?
-Puede ser que guarde una
cierta relación conmigo misma, aunque nunca he acertado a explicármelo.
-Ni yo tampoco. Tu carácter es
comunicativo, alegre. Eres sociable y nada huraña.
-Bueno… No creas. Depende
de la compañía que tenga al lado: puedo ser triste o alegre, comunicativa o
reservada.
Me muestra la casa y sus amplias dependencias.
La biblioteca. Allí se mezclan libros viejos de obras clásicas –que a Sarita le
entusiasma coleccionar- y también algunos de pintura.
-El último que tengo es de
Rafael Alberti, dedicado a los ojos de Picasso, y con dibujos que Alberti ha
hecho especialmente para mí.
Nuevos libros de poemas. Entre ellos,
uno de Castro Guillén, el gran poeta cubano, quien dedicó unos versos a nuestra
españolísima artista. También en grueso volumen, ‘Las mujeres célebres’, llama
mi atención, porque alguien me dijo que Sarita Montiel figuraba en el libro. Y
así es. Nuestra artista ha sido inmortalizada junto a otras mujeres famosas de
distintas épocas. Y es que Sara Montiel, dentro y fuera de nuestro país, está
considerada algo así como un monumento artístico nacional.
Acaban de llegarle unos vestidos de
Christian Dior, de París. Amablemente, accede a mostrármelos. Son preciosos.
Como mujer, me extasío contemplándolos. No sabría decir cuál es más bonito.
Casacas, elegantes túnicas de amplias mangas, para recibir en casa. Sobre todo
aquella de color amarillo naranja, que es divina… Y otro traje negro, de gasa,
bordado con pedrería de color verde claro… Y otro azul turquesa, con un amplio
echarpe…
-Me gustaría vértelos puestos.
Momentos después, Sara que es la
amabilidad personificada, accede a posar para el fotógrafo italiano que conmigo
he llevado hasta allí, dándome la exclusiva de esas preciosas creaciones de
Dior que sobre su espléndida figura cobrarán una elegancia mayor, si cabe. ¿Quién
dijo que Sarita estaba algo gruesa? Quien lo dijo, ¿está seguro de conocerla
personalmente? Lo que sí puedo asegurar es que no es un saco de huesos, pero
las fotos que ilustran el reportaje son pruebas que hablan por sí solas. Sin
apretados corsés, ni corpiños para dibujar la cintura, Sara es así… de
espléndida.
-Has conseguido triunfos, éxitos a manos llenas en tu vida profesional. Has
encontrado a un hombre bueno que te quiere, te mima, pero… dime, ¿no hay nada
que desees mucho y todavía no hayas conseguido?
Sara une ambas manos, como en una
plegaria. Se acerca a la ventana amplia, y mira al fondo, allí donde se
recorta, majestuoso, el rascacielos de la Plaza de España.
-No. Dios me ha dado la
felicidad. Es tanta, tanta, que a veces, casi me parece que el corazón va a
estallarme.
De pronto, Sara ha quedado silenciosa
unos segundos. Se acerca lentamente al tocador y sentándose en la banqueta se
mira en el espejo, como escrutándose a sí misma.
-Bueno… lamento no tener
aún ningún hijo. Pero siempre he creído que cuando algo se desea mucho y se
pide con fuerza, se acaba consiguiendo.
-¿Crees que un hijo es imprescindible en
un matrimonio, aunque la mujer, como tú, por ejemplo, sea una actriz y famosa?
-Es imprescindible. Estoy
segura de que… muchas esperanzas que a menudo se presentan en la vida, se
suavizarían teniendo un hijo. Pero no pierdo las esperanzas de tenerlo.
En pocos momentos, la atmósfera sea
hecho pesada, y procuro darle a nuestra conversación un giro más desenvuelto.
-¿Se da cuenta Sara Montiel de que su
nombre se mantiene siempre en alza, desde hace mucho tiempo?
-Sofía Lores empezó mucho
antes que yo, cuando a mí todavía se me ignoraba. Y continúa estando en primera
línea.
-¿Modestia?
-Reconozco méritos ajenos.
-Sin embargo, parece ser que ‘La condesa
de Hong-Kong’, que últimamente protagonizó Sofía, no ha tenido el éxito que se
esperaba… -apunto yo.
-Que la película no haya
tenido un gran éxito, no quiere decir que Sofía Loren esté en baja. Es más, a
mí me encantaría hacer una película dirigida por Charles Chaplin, a quien
considero un hombre inteligentísimo.
-Bien, pero… ¿hubieras hecho tú ‘La
condesa de Hong-Kong’ si te la hubiera propuesto?
-La verdad… quizá no.
-¿Qué edad te parece la ideal para
contraer matrimonio la mujer?
-Desde luego, no antes de
los veinticinco años.
-¿Qué detestas en general en el hombre?
-En el hombre en general,
la imbecilidad.
-¿Cómo te conquistó tu esposo?
-Con su delicadeza y
buenos modales.
-¿Qué consejo darías a una mujer que
quiera conservar a su esposo?
-Que sea cariñosa, pero no
servil. Que procure superarse cada día, tanto en belleza como en inteligencia.
Los hombres huyen de las mujeres tontas, por guapas que sean.
-Una música inspirada, un suceso
desgraciado, un aspecto de la Naturaleza, ¿pueden provocar tus lágrimas?
-¿Yo? –y aquí hace un
gesto muy expresivo-. Sí, soy una llorona… Si
vieras cómo llevaba los ojos cuando salí de ver, hace algunos años, ‘María
Waleska’… Y con mi propia película ‘Pecado de amor’ llegué a emocionarme.
-¿Algún fracaso dentro de tu vida
artística?
-Muchísimos. Treinta
fracasos correspondientes a otras tantas películas. Pero los fracasos fueron
precisamente los que me dieron ánimos para llegar al triunfo.
Son las seis de la tarde. Sarita está
vistiéndose uno de los trajes de Dios, para posar ante el fotógrafo. Una y otra
vez. Con una paciencia asombrosa. Y con la maravilla de su sonrisa en el rostro
bonito de nuestra primera actriz que, vista así, en la intimidad de su hogar,
es tan distinta a los personajes que habitualmente encarna en la pantalla.
Fotos:
FRANCESCO JOVANE
EL RECORTE LXVII
...y ser una super-estrella de este calibre no sólo pasaba por recibir en casa a la gente con batas de Dior, ni por cobrar 14.000 dólares por una actuación. La diva tuvo que sufrir también malintencionados o no rumores sobre su vida privada... Así lo contaba la revista Semana el 13 de Julio de 1968.
CATORCE
MIL DOLARES POR ACTUACION
SARA
MONTIEL
apoteosis
en Méjico
UNA
JOVEN ACTRIZ ASEGURA SER HIJA DE SARA. DEMANDA POR INCUMPLIMIENTO DE CONTRATO
Con ella ha vuelto de nuevo el
escándalo. Sara Montiel, en su estancia en Méjico, ha puesto otra vez el cartel
de ‘no hay localidades’ en los mejores teatros de la capital y el lleno
absoluto en las salas de fiestas más importantes del país azteca, cobrando
14.000 dólares por actuación. Las canciones que le dieron el triunfo en ‘El
último cuplé’ más otras recientes que incorporó a su repertorio han servido
para que sus admiradores volvieran a aplaudirla, recordando sus anteriores
actuaciones y la película que le dio la fama.
Sin embargo, sus incondicionales se han
llevado una buena sorpresa al conocer la demanda por incumplimiento de contrato
presentada contra ella por la Asociación de Escritores y Periodistas
Cinematográficos de Méjico. Al parecer, Sara había recibido con anterioridad
otras dos citaciones para que compareciera ante un tribunal. La estrella hizo
caso omiso a las mismas. Al recibir esta última citación, Sara abandonó su
hotel sin que, en el momento de redactar estas líneas, se conozca su paradero.
Al parecer, marchó a Puerto Rico.
Paralelamente a esta noticia, Sara
Montiel ha sido víctima de otro escándalo en Méjico. Una joven actriz aseguró a
un periodista azteca ser la hija de la famosa estrella. Sara, al conocer estas
declaraciones, las tachó de falsas y burdas. Esos incidentes han aumentado más,
si cabe, la popularidad que Sara Montiel goza en Méjico.
LA FOTO LXVII
Otra foto de la misma sesión que la de la revista Fascinación. Muy bella con este Dior.
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