SARITA MONTIEL
CANCION
HECHA MUJER
Desde la calle
resonante nos colamos en la caja de silencio refrigerado que es el ‘lobby’ del
hotel Habana Hilton. Pasamos a un mundo menor y reservado, donde se cruzan
huéspedes y visitantes. Todavía el ascensor nos guardó en su intimidad mayor de
campana neumática, aspirándonos hasta el piso 21. En un trámite de minutos
quedamos a dúo con el fotógrafo, pisando las alfombras de un largo pasillo,
donde no hubo rastro de vida hasta que la puerta del ‘suite’ de Sarita Montiel
se nos abrió. La cita era para gastar el día entero, cancelando todo otro
programa. (Antes pasamos un penúltimo filtro: los detectives que cuidaban la
repetición de un secuestro a lo Fangio).
‘¡Qué
sola vive!’,
confesamos a la belleza española, sin herir por alusión a su marido Anthony
Mann. Ella no fue menos sincera: ‘Cierto, vivo en
soledad’. El tema, por lo pronto, quedaría sin más comentario, porque se
prestaba a una interpretación indiscreta. Habría tiempo para replantearlo… (En
realidad, la Montiel tenía un agudo contrapunto que marcaba la música interior
de su destino personal. Buscada y amada por los públicos, en la calle la
esperan para pedirle una sonrisa, un autógrafo, una foto, una marca de rouge,
un algo. La detienen y acarician, la abrazan, miman y hasta la arrugan y
golpean: ‘Porque te quiero te porro’. Al
final se libera de la muchedumbre y se refugia en la soledad de sus cuatro
paredes, para hacer las pequeñas cosas cotidianas que hacen todos los demás).
Sarita recibe besos y cariño de sus admiradoras.
Esperaba las
cámaras con una bata de casa, y, al descuido, los muslos se la escapaban, como
en el romance lorquiano de ‘La casada infiel’. Sin más testigo que su
civilizado Anthony, detallamos su estampa de muchacha, incendiaria como flor de
llano manchego. Es un canto al torno humano. Y su cara tiene un par de ojos
bien alumbrados y esa boca fotogénica, abundante, donde los labios son tan
cálidos como la voz. Habla con reposo y con suavidad, y en cada frase se
descubre un milagroso tono de niña grande que no ha perdido la sana gracia en el
remolino de los sets peliculeros ni en el maquillaje de la publicidad. Sin
embargo, el oficio del cine la tiene enterada de las posiciones en que sale
mejor, y ella se mueve magníficamente, creando ángulos y motivos: ‘Ahora hacia acá, con fondo oscuro’; ‘Y la mantilla también’; ‘Creo
que ya logramos un buen contraste’; ‘No
tenemos que preguntarle mucho, porque usted lo dice todo’, la advertimos
por cortesía. Punto y seguido, para ganarla, recordamos su Campo de Criptana,
donde nació hace 26 años. Allá en la región de Montiel, donde su agudo
descubridor Enrique Herreros –el humorista madrileño de ‘La Codorniz’ le dio el
nombre y apellido a la artista. (Se llamaba María Antonia Fernández Abad; para
la escena se llamaría Sara Montiel). ‘A que no sabe
usted, hija de La Mancha, aquello que escribió Azorín: ‘Los molinitos de
Criptana andan y andan’. Y los pájaros húmedos dijeron que sí, evocando
la austera provincia y sus padres campesinos, las aspas lentas sobre la llanura
bermeja, las lamparillas de los retablos y las puertas azules, familiares, por
donde escapa el olor del pan de cada día. Pero la vida la había premiado, y
salió de aquellos recuerdos con una suave alegría.
Intensamente atractiva y bella como el óleo de Portocarreño que hay al fondo.
Mientras posaba
bajo los focos, nos entendimos con el norteamericano Mann, director en Hollywood,
que acaba de presentar en el Festival de Venecia su versión de God’s little
acre, la recia novela del compatriota Erskine Caldwell. Le conocíamos por otras
producciones de ambiente militar: ‘Comando aéreo’, ‘Winchester 73’… Pero tenía
en las manos el guión de ‘Espartaco’, y nos provocó la pregunta: ‘¿Va a realizar el ‘Espartaco’ de Howard Fast?’
Iluminando el rostro con simpatía razonó la fuerza de esa obra sobre Espartaco,
esclavo tracio, -hijo y nieto de esclavos- un koruu –luchando contra la más
corrompida época del imperio romano. ‘Salgo a
filmarla, mientras ella cumpla otros compromisos. Luego nos reuniremos en
California para rodar ‘Fruta amarga’ en los estudios que hemos comprado. Ella
habla buen inglés y no habrá doblaje’… Doblaje es una mala palabra, una
palabra corruptora en el idioma fílmico).
Ella se tomaba
intervalos de modelo, entre vestido y vestido. El amplio ropero de Sarita
Montiel es para desmayar a quien intente probarlo en su cuerpo. Pero su
voluntad amistosa nos regalaba todo el día para repasar colores, telas,
modistos. Y sin más ropa interior que su piel, se fue echando encima un raso
blanco de Balenciaga, muy a lo Rembrandt, que los europeos llaman flamenco; un
lamé con mostacillas, que copió Moniques de un cuadro de Goya; un exclusivo de
Dior, negro, contorneador; un Pertegaz, otro Pertegaz, que es la etiqueta más
solicitada. Y hasta un saco verde estampado: ‘El
chemise está de moda y no se discute’.
Mientras iba y
venía, se vestía y desvestía, usó varios pañuelos de chifón de seda. Pero no
usó sus famosas esmeraldas –collares, artes, pulseras- y sencillamente se
retocó con una base de Max Factor, el borde negro en las pestañas y un rocío de
laca rosada sobre el pelo rojizo. Entre las evoluciones de sus pasos fuimos
anotando sus criterios: ‘Los artistas no debemos
callar las opiniones propias. No solamente pertenecemos al público en las
pantallas, sino también en el resto de la sociedad. Si quieren conocer cómo
pensamos, estamos en el deber de decirlo pronto y claro’.
‘La
primera actuación en teatro y en televisión la acabo de cumplir en Cuba.
Solamente había tenido la pequeña experiencia de aparecer haciendo reclamo a
mis películas en algunas salas de Ciudad México’ (Fue simpático verla como novata,
despistada de las lentes de TV. En seguida su calidad teatral superó la primera
lección y resultó una graduada).
Sopla la brisa del mar de Cuba en su piso del Habana Hilton.
Un par de ojos brillantes y una boca fotogénica.
Gaspar Pumajero
firmó contrato por 10 días de actuación ante las socias de Hogar Club y en el
Canal 2 de televisión. Alternaba dos funciones diarias en el teatro Blanquita
con su estreno en audio y video. 140.000 personas llenaron en 20 tandas el
teatro mayor del mundo, para aplaudir delirantemente a la estrella del cine
hispanoparlante, mientras los televisores saturaban las ondas de Escuela de
Televisión. $25.000, libres, pasaron a la bolsa de la actriz. Pumarejo rechazó
una oferta igual de un cabaret: ‘No tengo interés
en que trabaje gratis para mí. Los $25.000 son para ella solamente’. Y
ella exclamaba cada noche: ‘Me siento pequeñita
dentro de este teatro enorme, de frente a 7 mil amigos. Creo que hay espacio
para volar en avión’.
‘En
mis horas de triunfo –añadía
la Montiel- no olvido a Ladislao Vajda, quien me
dio la primera oportunidad, casi siendo una niña. Ni a José Luís Sáenz, Julio
Salvador, Gonzalo Delgrás, Jerónimo Mihura, José López Rubio ni Rafael Gil’.
Hicimos un
repaso de su trabajo profesional, desde el pequeño papel de colegiala en ‘Te
quiero para mí’, hasta ‘Locura de amor’, la inolvidable presentación con Jorge
Mistral y Aurora Bautista, sin olvido de su extensa producción mexicana junto a
Pedro Infante, Roberto Cañedo y Arturo de Córdoba. Además, el ingreso en
Hollywood, donde compartió con Gary Cooper y Burt Lancaster los roles estelares
de ‘Veracruz’, o en ‘Serenata’, junto a Mario Lanza y Joan Fontaine, bajo el
sello de la Warner. Por fin caímos en la etapa del cuplé, que la tiene bajo los
reflectores de la sensación en todos los escenarios de cine del conjunto de
naciones que hablan la lengua castellana. Empinó su barbilla juvenil, asomó aún
más los aleros –por fortuna no mide los excesivos 103 centímetros de la
Mansfield- y perteneció al tema del cuplé, aunque antes le repetimos la
incertidumbre del difunto Manuel Machado: ‘Pues yo no sé –ni nadie tal vez lo
sabrá –lo que es el cuplé. -¿Será alguna cosa el cuplé?
La exhuberante belleza de Sarita Montiel, tiene algo del fuerte encanto de los paisajes soleados y llenos de perfumadas flores.
‘Por
lo pronto –agrega
Sarita- llenó todo un tiempo que los historiadores
musicales definen melancólicamente como ‘aquél tiempo del cuplé’. Es algo
sentimental que nos liga al pasado inmediato de nuestros padres, pues a
principios de siglo éstas canciones que ahora canto eran la pasión del público
en las voces de las cupletistas’.
‘Pero
usted es distinta a La Goya (Aurora Mañanos), a Raquel Meller (Francisca
Marqués), y aún a La Fornaria (Consuelo Bello) a quien personifica ahora’, intercalamos,
para oírle decir: ‘Tengo mi tono y digo mis
canciones según mi temperamento’. Y rápida hacía un párrafo aparte para
Enrique Herreros, también compañero de viaje y de entrevista: ‘A Enrique le debo mi éxito en ‘El último cuplé’. Tuvo
confianza en mí y yo le correspondí con mi confianza. Tal vez lo demás sea
suerte’.
Tampoco en el camerino termina el acoso del público y la publicidad.
Ahí mismo el
aludido entabló diálogo con su ahijada: ‘Conozco a
Sara desde que tenía 14 años. Siempre me impresionó su estilo pausado,
melodioso, bien distinto de las demás. Cuando concebí llevar a película la
historia del cuplé, no tuve deudas de que era la protagonista. Tampoco me
equivoqué. Sobre el magnífico guión de Juan de Orduña, lo demás fue trabajo
incesante, pero también un triunfo sin precedentes. Durante 42 semanas
consecutivas se mantuvo en el cine Rialto, en Madrid, donde luego se hizo
relevo con ‘La violetera’. Sara lleva año y medio sin salir de la cartelera. Y
aún puede seguir cantando en el cine buena parte del cancionero español, como
lo hará de inmediato en ‘Carmen, la de Ronda’, otro seguro acierto dirigido por
Benito Perojo. Su carrera musical aún está en marcha’. (‘El último
cuplé’, con Armando Calvo, iba a tomar el mal título de ‘La reina del Moulin
Rouge’, que poco diría a los públicos enamorados por nostalgia de la palabra
cuplé).
‘Con
todas esas razones de Sarita y de usted –advertimos al periodista Herreros- luce como que prefiere el arte dramático’. Por
resorte, Sarita completó: ‘Así lo creo. Es mi más
profunda vocación de arte. Pero… seguiré cantando, mientras el canto me traiga
éxito’. (El mister Mann hace una mueca, porque nunca transigió con ‘El
último cuplé’. El sostiene que su mujer está destinada a cosas menos frívolas).
De todas formas,
la menuda manchega -5,5 pies de altura y 117 libras de peso promedio- ha regalado
un soplo de juventud a los que ya tienen las cabezas blancas. Lo que de niños
oíamos en las tonadas de nuestros padres, ha reencarnado como canción de cuna
en los que ya somos hombres. La Montiel refresca aquella época de alusiones
picarescas, cuando las revistas madrileñas traían grabados de floristas buenas
mozas apostadas en la puerta de los teatros, o la sensual figura de la Meller,
cantado ‘bajo los puentes de París’. Una reválida impresionante en un tiempo de
radioactividad y rock’n roll. Eso lo sabe Sarita Montiel y la hace feliz.
En un teatro de La Habana, repartiendo violetas y sonrisas a los espectadores en ocasión de la exhibición de su película 'La Violetera'. Sarita derrocha su simpatía y su gracia.
Pero los
públicos piden más y más, y los que manejan las corrientes de opinión dan más y
más. Por eso un Gaspar Pumarejo extrajo a la estrella del celuloide y la situó,
en persona, delante de Cuba, la isla cubierta en todo su mapa por cadenas de
televisión. Aunque en las horas libres de clamor, cuando la febril solidaridad
de las muchedumbres la dejaban aislarse, Sarita Montiel se iba consigo,
solitaria, sin renegar de su impacto popular. En la eterna y apacible soledad
se reencontraba el alma sencilla, la Soledad de ‘La Violetera’.
Texto de FERNANDO G. CAMPOAMOR
Fotos de DELIO VALDES
EL RECORTE LXXXI
...los 50 fueron los años de esplendor de Sarita Montiel, su época dorada hollywoodiense, pero estos últimos años han sido los años en que Saritísima ha recogido infinidad de premios y reconocimientos, aunque la injusticia también se está haciendo presente.... Este recorte de la revista Pronto de Abril de 2008, muestra el homenajazo que su pueblo natal, Campo de Criptana, brindó a la estrella por su 80 cumpleaños.
SARA MONTIEL
homenajeada en su tierra
Con motivo de su 80 cumpleaños, la artista descubrió
una estatua y una placa conmemorativa en su pueblo natal, Campo de Criptana
La artista recibió el galardón de Gigante Universal de manos del alcalde de Campo de Criptana.
Los gigantes
universales de Campo de Criptana ya no sólo son aquellos que Cervantes inmortalizó
en las conocidas luchas del Quijote. A partir de ahora, este pueblo manchego de
magistrales molinos de viento cuenta con una Gigante Universal más, Sara
Montiel, la primera mujer española que conquistó Hollywood y que, a sus 80 años
recién cumplidos, acaba de recibir uno de los homenajes más bonitos y emotivos
de su vida. El pasado 28 de marzo, la actriz y cantante volvió a su tierra para
recibir el cariño de los suyos y de cientos de personas que acudieron de
diversas partes de España, Francia o México.
Acompañada de su
hijo, Zeus (Thais no pudo asistir al homenaje porque acababa de ser operada de
las muelas del juicio), la artista inició su homenaje descubriendo la estatua
que se ha alzado en su honor en un parque de la localidad. Entre el gentío y
los gritos de ‘¡guapa!’, ‘¡esa manchega!’
o ‘¡viva la madre que te parió!’, la artista se trasladó posteriormente a
la casa donde nació, donde descubrió una placa conmemorativa. Finalmente, su
recorrido acabó en el Cerro de la Paz, donde el molino ‘Culebro’ acaba de ser
convertido en el nuevo museo de Sara Montiel. Allí, el alcalde de la localidad,
Santiago Lucas-Torres, dijo: ‘Este lugar mágico,
este lugar cervantino por antonomasia, en las noches despejadas es un perfecto
observatorio de estrellas. Pero la más grande está hoy aquí, a plena luz del
día. Brilla con luz propia y se llama Sara Montiel. No existe mejor sitio
posible que éste para ubicar el Museo de Sara Montiel, un museo en un molino
que recientemente hemos restaurado para dar cabida a enseres que Sara ha cedido
de sus películas más famosas y actuaciones más memorables, un museo que se
convierte en destino turístico y lugar de peregrinaje para los seguidores y
aficionados del mundo del cine y de la canción’. Tras sus palabras, el
alcalde, junto con el presidente de la Comunidad de Castilla La Mancha, José
María Barreda, le otorgó a la manchega el título de Gigante Universal. ‘Recordaba ahora lo que dijo tu madre cuando naciste con
7 kilos: ‘Ya de pequeña es grande’. Pues ahora es un gigante, un gigante
universal del que todos sus paisanos nos sentimos muy orgullosos’, dijo
Barreda, que posteriormente le dio a Sara la Medalla de Oro de Castilla La
Mancha.
Sara, muy
emocionada, dijo: ‘Yo estoy procurando no demostrar
la emoción que tengo. Agradezco de todo corazón todo el cariño que me estáis
demostrando y que siempre me habéis demostrado toda la gente de Campo de
Criptana. Yo sé que he trabajado mucho, que he querido conseguir que la gente,
al verme en las películas, se emocionara, por mi manera de cantar o por mi
manera de actuar. He trabajado mucho, sigo trabajando, llevo desde el año 43
hasta hoy sin parar, lo cual para mí es un orgullo muy grande. Estos han sido
los 80 años más maravillosos que he podido cumplir con el cariño que vosotros
me habéis demostrado. Muchas gracias y a seguir viviendo, que vivir es un
placer genial y sensual’, dijo ante la gente, que empezó a cantarle el
‘Cumpleaños feliz’.
Sara Montiel junto a la estatua levantada en un parque de la localidad, que la muestra en todo su esplendor.
Tras este
emotivo homenaje, en PRONTO pudimos hablar con Sara, que nos dijo: ‘Me he podido sostener, no llorar por no hacer el
ridículo, pero dentro de mí llevo una emoción tan grande que a mi edad puede
ser peligrosa’.
-¿Cómo te
sientes ante este gran homenaje, Sara?
-Muy
feliz, me siento cerca del cielo, y desde aquí mucho más.
-Sara, tienes 80
años, estás fantástica, la gente te quiere…y, además, estás enamorada.
-Sí.
Estoy muy contenta con el hombre que tengo. Ya llevo tres años con él.
-Pero estáis
separados.
-Bueno,
ha estado cinco días conmigo en Madrid, antes de que me marchara yo a Melilla.
Él ahora está trabajando en Marruecos, porque es arquitecto. Tiene 59 años.
-¿Es difícil
mantener la relación así en la distancia?
-No,
porque yo voy y él viene, así que no pasa nada. Nuestro encuentro será la
próxima semana en Fez. Ahora es que estoy ensayando, porque preparo un
espectáculo musical para presentarme en mayo, junio y julio por España con una
gira.
-¿Qué te aporta
tu novio?
-Es
una persona muy tranquila y muy amorosa. Nos divertimos mucho.
Texto: ARACELI MANZANARES
Fotos: MIGUEL ÁNGEL MOYA
LA FOTO LXXXI
Sarita Montiel cautivando los objetivos americanos de la Warner Bross.
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