NOSTALGIA
DE
SARA
Sara Montiel es uno de los más populares
mitos de una España entre la premodernidad y más allá de la postmodernidad,
porque el milagro de Sara es que resulta superviviente de lo que era pasado, y
mantiene sus encantos inalterables en el zaguán del futuro. Es el más largo
episodio de triunfo y de atractivo que registra una actriz, arrolando a las
incomparables de Hollywood, y exhibiendo su vigencia antes las caducadas de
Europa. Es contemporánea de las que ya no existen y, sin embargo, tiene
idéntico atractivo de las que ahora mismo muestran las suculencias –que diría
atemorizadamente Catón- delante de los magistrados, de los milites y de los
césares. Sara Montiel es paisana de Don Quijote, y Cervantes hubiera escapado
antes de Argel si hubiera tenido la noticia de esta mujer como equilibradora de
cualquier andariego fantástico. Corrió de España a México, y no exiliada, sino
como una aventura a la manera del Descubrimiento; y tras el triunfo se fue a
los Estados Unidos, allí donde se hacía el cine universal, y excitó, y
desalentó, y animó, y hasta se trajo un director de cine como marido, y aquí
reventaba los cines con los cuplés de la primera parte de este siglo; y,
finalmente, conquistaría Rusia, que era la coronación de una gran carrera. O lo
que es lo mismo: Washington, Moscú y Sara Montiel. Y luego como plataforma,
España, América y París.
Pero César Lucas ha entrado en la casa de Sara
Montiel de Palma de Mallorca. Y Sara Montiel ha aparecido como una húngara
ibérica, porque el trasiego no ha sido solamente de romanos o de bárbaros sobre
España, sino que la comunicación del Este de Europa con España, y tras los
muros de Guadarrama y de Despeñaperros, fue siempre un suceso. Así es que Sara
aparece con collares, y pañuelos, y telas del Este, y ella se ofrece con la
sugestividad acrecentada de un cuerpo más apetecido que el Plan Marshall
después de la guerra, o que la paz actual con el armamento nuclear sobre
nuestras vidas.
El cuerpo de Sara ha sido una quimera de
románticos, una morbosidad de lascivos de la Administración Pública, una
recóndita ansia de todos los Onassis del Universo, y un proyecto para todos los
‘castigadores’ con gomila y sin un cuarto. En un país como el nuestro, donde
las flacas solamente sirven para modelo, y las esbeltas solamente tienen acceso
con los árabes, la figura ejemplar es la de Sara, porque la abundancia no se
excede, la línea recta no existe, los hombros y las caderas están compensados
en la armonía, las piernas acaban donde deben, y gloriosamente; y los ojos son
más expresivos que el lenguaje, Sara Montiel aparece, y dice lo que representa.
Pero si después canta, entonces nos encogemos de placer y de nostalgia. Pero
cuando se desnuda –como en este caso- encomendamos nuestra alma a Dios, y
pedimos al cuerpo que nos redima. Los episodios nacionales se hacen con Galdós
y el suceso dela vida se hace con Sara, o no es brillante.
Boccacio
LOPEZ
Fotos:
CÉSAR LUCAS
EL RECORTE C
El 28 de Enero de 1989 la revista Pronto recogía un acto en el que Sara ejerció de madrina. Allí ella se declaró erótica, sexy, y...tan Saritísima como siempre.
PRESENTÓ
EL LIBRO ‘EL DESNUDO SEDUCTOR’,
DEL PERIODISTA JAVIER DOMINGO
SARA
MONTIEL
“SOY
EROTICA Y SEXY
POR
NATURALEZA”
Radiante, bella como ella sólo sabe
serlo, escotada y muy, muy transparente, Sara Montiel apadrinó la presentación
del libro del periodista Javier Domingo ‘El desnudo seductor’, un volumen
lujoso que trata sobre el erotismo gráfico en las publicaciones españolas de
los últimos cien años. Nada mejor como la figura de Sara para hacer mención y
representación del tema.
-Sara, ¿qué es para ti el erotismo?
-Se puede entender el
erotismo desde muchos puntos de vista, no sólo viendo un cuerpo desnudo. Para
mí la Virgen de Ribera o Murillo tienen un gran sentido erótico, son, pues,
unas mozas muy sexys y no digamos de las vírgenes de Botticelli, con los senos
puestos en primer término, yo las encuentro unas Marías muy eróticas.
-¿Tú te consideras una mujer erótica?
-Creo que sí que lo soy,
además me gusta sentirme una mujer erótica y sexy, pero yo no lo soy
intencionadamente, sino por naturaleza.
-¿Cuál es para ti la figura erótica del
cine español de los últimos años?
-Ana Belén, sin duda, la
encuentro una mujer con un gran erotismo en sus ojos, en su mirada, además de
ser una mujer encantadora y muy sexy.
-Y en cuestión de hombres, ¿con quién te
quedas?
-Me gusta mucho Pepe Tous,
y no lo digo porque sea mi marido, sino porque está muy bueno. Pero del mundo
del cine el hombre más erótico que encuentro es Robert Redford y de los
españoles elegiría a Miguel Bosé, me parece una persona con un atractivo
extraordinario.
-Cambiando un poco de tema, es obligado
preguntarte sobre el programa de Javier Gurruchaga ‘La última cena’ en el que
tú interviniste y que ha causado muchísima polémica…
-A mí me gustó mucho, es
lo único que te puedo decir, me pareció muy original, algo distinto a lo que se
había hecho hasta ahora, algo con garra y con morbo, porque en el fondo a la gente
es lo que le gusta, así tienen tema para comentar y no se aburren.
-¿Volverías a repetir tu intervención en
el programa?
-Sí, por supuesto. Javier
Gurruchaga es un buen amigo mío y si él me lo pidiera volvería a intervenir sin
ningún reparo. Además yo la polémica me la salté casi toda porque yo sólo
intervenía en la última parte, grabé un solo día; cuando me encontré a Joaquín
Sabina en el baño, fue una sorpresa muy agradable. El resto del programa no lo
vi hasta que no lo emitieron por televisión el día de Nochevieja.
-¿Vieron tus hijos el programa esa
noche?
-No, porque había
demasiada gente en casa y ellos estaban entretenidos en otras cosas y no
prestaron atención a la tele.
-Pero lo tienes grabado en vídeo, ¿no se
lo has mostrado a ellos para que te dieran su opinión?
-Bueno, ellos son muy
pequeños y seguramente no lo entenderían, es un programa para adultos, creo que
a los niños les puede chocar un poco o resultarles fuerte o desagradable,
aunque ahora lo primero que aprenden en el colegio es a decir palabrotas y
cosas como culo, pedo o puta.
-¿Piensas que este programa hirió de
verdad la sensibilidad de los españoles?
-Parece ser que sí, pero
creo que la gente debería sensibilizarse más por otra serie de cosas y no por
un programa de televisión, además tenían una solución muy sencilla: apagar la
televisión.
Texto:
RAQUEL MARTIN
Foto:
QUIQUE FIDALGO STAFF
LA FOTO C
Fotografía de César Lucas que no apareció en este número de la Revista Interviú.
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