lunes, 26 de agosto de 2013

SEMANA - 17 de Abril de 2013 - España

Adiós a
SARA
el gran mito del cine español
Murió en Madrid acompañada por su hija Thais
Con 15 años paseaba su juvenil belleza por Madrid antes de convertirse en una gran estrella, una imagen que luego ella siempre quiso mantener. 


Con Gary Cooper y Burt Lancaster rodó en 1954 Veracruz a las órdenes de Robert Aldrich. Tenía 26 esplendorosos años. 

La figura más rutilante e internacional de nuestro cine falleció el 8 de abril, menos de un mes después de cumplir 85 años, aniversario que celebró con sus dos hijos, Thais y Zeus.
Estrella hasta el último momento, Sara Montiel dejó dispuesto que su cuerpo no fuera expuesto, aunque sí recibió el último homenaje de familiares, amigos y admiradores antes de ser inhumada en el cementerio de San Justo, en Madrid. No le hubiera importado descansar en su Mancha natal. Estaba orgullosa de sus raíces y en las páginas de SEMANA declaró: ‘Yo vengo de una casta de gañanes’.
Su nombre real era Antonia Abad y nació el 10 de marzo de 1928 en el seno de una familia muy humilde: ‘Pasábamos hambre, pero nos reíamos mucho’. Su padre, Isidoro Abad, enfermó de asma y toda la familia se trasladó a Orihuela, donde Sara pasó el final de su infancia cuando gracias al productor Vicente Casanova, que reparó en su graciosa y vivaz belleza, participó en un concurso que ganó y le permitió participar, con 15 años, en la película Te quiero para mí con el nombre artístico María Alejandra, que cambió por el de Sara Montiel por consejo del periodista y productor Enrique Herreros.

A mediados de los 70 cantó en Moscú.

Su fotogenia y espectacular belleza inundaba la pantalla. 

LAS PERLAS DE LA GRAN SARA
“Nací pobre, pero increíblemente bella”
“Todos los hombres a los que he amado se parecían a mi padre”
“Mi trabajo ha consistido siempre en adelgazar para poder trabajar”
“Yo no quiero decir que fuera súper, súper, súper; pero un poco súper sí que era”
“Al sexo hay que echarle muchas veces un poco de teatro, de misterio”
“No admiro a nadie”
“¿Pero qué invento es esto?...”


SUS RAÍCES
Manchega Universal
Nació en Campo de Criptana, Ciudad Real. Siempre se mostró orgullosa de sus raíces y se lo transmitió a sus hijos, con quienes viajó muchas veces a su pueblo natal. En la foto la vemos junto a Luís Cobos, también de esa localidad, en septiembre de 2009 en una visita que hicieron. 

Salto a Hollywood
Fue contratada por Cifesa, entonces la productora más importante del cine español, y obtuvo su primer gran éxito en 1948 como Aldara, la reina mora de Locura de amor, lo que le permitió viajar a México donde no tardó en convertirse en una gran estrella que trabajó a las órdenes del Indio Fernández, y dar el salto a Hollywood, donde rodó Veracruz a las órdenes de Robert Aldrich y Yuma con Samuel Fuller. Allí conoció a su primer marido, el director de cine Anthony Mann. Se casaron en 1957, y él la mimó en todos los terrenos. No solo la convirtió en una estrella internacional, sino que la rodeó del máximo lujo. Mann le regaló algunas de sus joyas más importantes, como un aderezo de esmeraldas que Sara utilizó incluso en sus películas.

Con 22 años llegó a México donde no tardó en convertirse en una estrella. 

El pasado 10 de marzo en su último cumpleaños con sus hijos, Thais y Zeus. 

El último cuplé
En 1957 le llegó a Sara el guión de El último cuplé, que propició su regreso a España y su conversión en un mito. No fue una actriz eximia, ni una gran cantante, pero guapa, desenvuelta y sensual, llegó como una bocanada de aire fresco al cine español.
Se convirtió en una estrella del melodrama que llenaba como ninguna otra las salas de cine, imponiendo una belleza singular que ella misma nos definió en SEMANA: ‘Además de valor para aguantar primerísimos planos es preciso tener una cara perfecta  ¡como la mía! De línea goyesca, con mucho pómulo, nariz pequeña, boca insinuante. Un rostro como el mío hubiese sido digno de figurar en un cuadro de Goya. Soy una de las dos actrices del mundo que han salido triunfantes de la prueba de los primeros planos. La otra es Elizabeth Taylor’, nos dijo con el desparpajo y el estilo directo que siempre la caracterizó.

UNA VIDA DE LEYENDA
SUS CUATRO BODAS

El director Anthony Mann fue su primer marido y el hombre que la introdujo en Hollywood. Se casaron en 1957 y se divorciaron tres años después, aunque mantuvieron una gran amistad. 

El industrial vasco José Vicente Ramírez Olalla fue su segundo marido. Se casaron por la Iglesia en Roma el 2 de mayo de 1964 y se separaron a los pocos meses, pues Sara no quiso renunciar a su carrera. 

Pepe Tous, el gran amor de su vida. En 1979 se casó con Pepe Tous, tras nueve años de relación que solo pudo cortar la muerte de Pepe en 1992.

Tony Hernández, cubano, treinta y ocho años menor que ella, divorciado y con una hija, fue su cuarto y último marido. Se casaron en octubre de 2002 y rompieron al año siguiente. 

Pepe Tous
Instalada en España y disfrutando de un éxito que traspasaba fronteras, sentimentalmente Sara lo intentó de nuevo cuando el 2 de mayo de 1964, se casó en la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, en Roma, con el industrial vasco José Vicente Ramírez Olalla. El matrimonio solo duró unos meses y en septiembre de 1977 les concedieron la nulidad. Sara explicó así en nuestras páginas esta ruptura: ‘Quiso prohibirme que siguiera siendo Sara Montiel. Quería que me dedicara solo a la casa. Fue imposible entendernos’.
El 28 de febrero de 1970 fue una fecha inolvidable para Sara, pues conoció al empresario y periodista mallorquín Pepe Tous, un hombre clave en su vida, que consiguió relanzar su carrera artística y junto al que logró hacer realidad su gran sueño: ser madre.
Sara tuvo tres abortos, el primero en su matrimonio con Anthony Mann y el último con Pepe Tous con quien adoptó dos hijos: Thais, nacida en Brasil el 3 de marzo de 1979, y que estaba con ella en el momento de su fallecimiento, y Zeus, nacido el 21 de mayo de 1983. La relación de Sara y Pepe solo la cortó la muerte de él, en 1992, tras una larga batalla contra el cáncer. 

Dejó el cine en 1975 y triunfó en teatro con su espectáculo Saritísima. 

Otros amores
Pero Sara tuvo una intensa vida sentimental, que ella rodeó de misterio y glamour. En sus memorias afirmó que se quedó prendada de León Felipe, y que el premio Nobel Severo Ochoa y Miguel Mihura fueron otros de sus grandes amores.

Almodóvar, de Calzada de Calatrava, quiso recuperarla para el cine, pero ella se negó. 

Las joyas fueron una de sus pasiones.

Su forma de posar ante la cámara la hizo única. 

Dueña de una fotogenia única, impuso su ley a productores, directores, modistos, peluqueros... En el plató mandaba ella. 

Enamoró a Maurice Ronet, su galán en Carmen la de Ronda, y el italiano Giancarlo Viola también ocupó su corazón. Ya al final de su vida, protagonizó su última y polémica historia de amor cuando el 17 de octubre de 2002 se casó con un antiguo admirador, el cubano Tony Hernández, 38 años más joven, divorciado y con una hija. Se separaron  a los pocos meses y la actriz se volcó en los suyos y en mantener una leyenda indestructible. Descansa en paz, Saritísima.


EL RECORTE CXXIX
Decir Sara Montiel es nombrar el éxito. Su muerte improvisada no dio lugar a grandes y detalladas semblanzas de lo que fue su vida en los medios de comunicación. Pero basta un vistazo a su repercusión mediática desde que comenzó para darse cuenta que ha sido una artista única. Aquí una pequeña biografía de la revista Dígame publicada el 5 de marzo de 1963. 


 LOS FAMOSOS
BIOGRAFIA DE
SARITA MONTIEL
A los cinco años de edad organiza funciones de teatro ante un público imaginario con decorados a base de viejas cortinas y carteles de publicidad cinematográfica que arranca con sus compañeros de juego de las fachadas de las casas. 

Su primera comunión. María Antonia Abad Fernández nació en Campo de Criptana, pueblo de la Mancha, donde Don Quijote había cabalgado siglos atrás en la inspiración de Cervantes. 

María Antonia Abad Fernández es una niña cuando se queda huérfana de padre. Se encuentra sola, ensimismada con sus sueños.
Una productora española organiza un concurso artístico, y a él se presenta con todo el ímpetu de sus pocos años. Canta varias canciones. Gana el premio, consistente en una subvención de quinientas pesetas mensuales, para iniciarse en su preparación artística. No tiene nombre artístico. El periodista Enrique Herreros se lo proporciona: Sarita Montiel. Sarita, por su abuela, y Montiel, por los campos de su patria chica. Y empieza su vida en el cine.
Corta sus trenzas, cambia el color de sus cabellos, se maquilla los ojos y se transforma en una mujer, cuando sólo tiene tan pocos años. Su primera película: ‘Empezó en boda’. Luego ‘Locura de amor’, su primer gran éxito. Disgustos, contratiempos. Durante el rodaje de esta película enferma, guardando reposo durante días, semanas y meses. Más cine. Después ‘El capitán veneno’, también en España.
Marcha a Méjico, en donde la eligen Reina de la Primavera. Allí hace ‘Furia Roja’, ‘Martín Corona’. Triunfa en varias repúblicas hispanoamericanas.

María Antonia canta. En el colegio de Orihuela, provincia de Alicante, en donde recibe elemental educación; en público en un festival, en una procesión. Unos productores de Madrid la escuchan, la elogian, la animan y le prometen que será estrella de cine. 

Por fin, Hollywood, entre Gary Cooper y Burt Lancaster. ‘Serenata’ y ‘Yuma’. En agosto del año 1957 se casa con el director Anthony Mann.
Regreso a la Patria. ‘El último cuplé’, con Juan de Orduña. Sarita descubriría para todos un nuevo matiz, un nuevo tono, un aire caliente en sus canciones, en su voz. Desde su casa de Hollywood se entera del éxito alcanzado con el estreno de esta película en Madrid. Premios, recompensas, recibimientos desbordantes, popularidad. Año de 1958.
Hollywood, Madrid… ‘La violetera’. En el cine Rialto, de la capital española, se coloca una placa en el vestíbulo para conmemorar el triunfo. En Villaviciosa de Odón, pueblecito castellano, Sarita canta en una función benéfica. Y dice: ‘Esta va para los que están ahí fuera, a los del pueblo, de donde he salido yo’.
San Sebastián la invita en el VI Festival Internacional del Cine. En septiembre de 1958, la TV cubana le ofrece un fuerte contrato para actuar ante sus cámaras. Más éxitos por Caracas, San Salvador, Guatemala. Regresa a Madrid el 31 de enero del año 1959. Otra película: ‘Carmen la de Ronda’. Va a Lisboa, a Bruselas.
En 1960 filma ‘Mi último tango’.

Sarita Montiel en la película 'Mariona Rebull'. Año 1946.
La popular estrella española, en la actualidad.

Desde Buenos Aires inicia su segunda gira por América. El 3 de julio de 1960. Desde allí envía un telegrama a su madre: ‘Se han cumplido todos mis deseos’.
Montevideo, Santiago de Chile, Lima, Quito, Ecuador, La Habana –la isla bella del Caribe-, Haití, Colombia…
Madrid otra vez. Prepara las giras de 1961, que se inician en la primera quincena de febrero en Nueva York. Y otra película: ‘Pecado de amor’. El 21 de septiembre firma el contrato más fabuloso de su historia y realiza ‘La bella Lola’, en Barcelona. Pasa el año 1962.
Y así hasta hoy, cuando todavía no ha cumplido los treinta años de edad. Su película más reciente: ‘La reina del Chantecler’.

Isidoro PENIN CASTILLO


Celebrando los 50 años de
'La Reina del Chantecler'


LA FOTO CXXIX


Sara Montiel
Campo de Criptana, 10 de Marzo de 1928 - 
Madrid, 8 de Abril de 2013
'Un lunes abrileño...'
...siempre en nuestros corazones...

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