domingo, 6 de octubre de 2013

SEMANA - 9 de Septiembre de 1992 - España


Se conocieron el 28 de Febrero de 1970 y se enamoraron al 
cruzar sus miradas
SARA MONTIEL
y Pepe Tous:
historia de un gran amor sólo truncado por la muerte
El empresario y periodista mallorquín, miembro de una prestigiosa familia balear, dejó todos sus negocios y el periodismo para dedicarse por completo a Sara, como mujer y como artista. 

Sara Montiel y Pepe Tous, su amor, nació hace veintidós años y sólo el fallecimiento del conocido empresario y periodista mallorquín les han podido separar.


La muerte del empresario y periodista Pepe Tous a las cinco y diez minutos del martes 25 de agosto, en Palma de Mallorca, trae a Sara Montiel, su esposa y uno de los mitos vivientes del mundo del espectáculo en España, a primer plano de actualidad. En esta ocasión no recogeremos en estas páginas de SEMANA la lista de interminables éxitos internacionales de la estrella ni podremos, desgraciadamente reflejar su felicidad alcanzada junto al hombre que le proporcionó estabilidad y con el que fundó una familia. Hoy, la triste noticia de la muerte de Pepe Tous hace obligada la referencia a una gran historia de amor que sólo la muerte ha podido truncar.
Pepe Tous Barberán pertenecía a una conocida y prestigiosa familia mallorquina. Su abuelo fundó el diario palmesano ‘Última Hora’, que también dirigió; la tradición familiar de Pepe Tous en el periodismo, así como la práctica de esta profesión, hizo de él un hombre especialmente comprensivo con la tarea de los informadores, con quienes mantuvo siempre una cordialísima relación.
Nació José Tous en Palma de Mallorca en 1932, en una familia de tradición liberal y relacionada con la vida cultural. Los Tous habían levantado los teatros Balear, Lírico y Born, la plaza de toros del Coliseo Balear y –como ya habíamos apuntado anteriormente- fundaron el diario decano de Mallorca, el vespertino ‘Última Hora’, y la librería Tous, un centro irradiador de cultura democrática en los años sesenta y setenta. Su tío fue el escritor costumbrista José María Tous y su madre fue actriz.

PERIODISTA, EMPRESARIO, PROMOTOR CULTURAL Y ‘SOLTERO DE ORO’


Uno de los días más felices en la vida de la pareja: el 31 de julio de 1979. Después de nueve años de convivencia pudieron celebrar su matrimonio e hicieron coincidir la fecha con el bautizo de su hija Thais. 


Estudió derecho y periodismo en Barcelona e ingresó en 1956 en la plantilla del diario familiar, que dirigió con gran éxito durante doce años, de 1962 a 1974. Formó José Tous un equipo de periodistas jóvenes y emprendedores a los que dio libertad para ejercer un periodismo de crítica. Incorporó el offset, siendo el suyo el primer diario español impreso de tal sistema.
A lo largo de su vida, Pepe Tous promocionó iniciativas culturales y turísticas, como los festivales de belleza y canción. Como productor de espectáculos se produjo su encuentro con Sara Montiel. Corría el año 1970 y el empresario teatral Pepe Tous había contratado a Sara Montiel para que presentase su espectáculo ‘Sara Montiel en persona’ en uno de sus teatros. La fama de diva de Sara, la manchega universal, la había precedido.
Así recordaba aquel crucial encuentro que cambió sus destinos Pepe Tous:
-Me habían hablado ‘pestes’ de ella: que si era una diva insufrible, que si era muy exigente. De cualquier manera había ido a esperarla al aeropuerto con un ramo de rosas en las manos. En aquellos momentos de espera pensaba: esta señora tan famosa debe ser insoportable. Posiblemente Sara debió pensar: este empresario, dueño de un local, debe creerse muy importante e incluso va a tirarme los tejos intentando llevarme al río. Ninguno de los dos acertamos.

 UN FLECHAZO DE VEINTIDOS AÑOS
Cupido disparó sus flechas en la primera mirada que cruzaron nuestros protagonistas, cuando Sara descendió por las escalerillas del avión y encontró los ojos y la sonrisa de Pepe Tous. Enamorado perdidamente de la estrella desde ese instante, Pepe Tous nos relató sus impresiones:
-Fue un efecto fulminante, desde el primer momento me impresionó la mirada de Antonia –así llamaba siempre Pepe a la estrella, por su nombre auténtico-. Era una mirada intensa, que demostraba que allí había un ser humano sensacional. Supe entonces que ella era la mujer de mi vida.


El que estaba considerado como ‘soltero de oro’ de la isla se enamoró con sólo una mirada de Sara Montiel. Una fecha para recordar en la biografía de estos enamorados: 28 de febrero de 1970.
Sara Montiel, por su parte, vivía días difíciles humana y profesionalmente. Antonia pasaba momentos de gran dureza en su separación de su segundo marido, el industrial vasco José Vicente Ramírez Olalla, y la reciente muerte de su madre la había abatido. Artísticamente, su brillante carrera que tantos éxitos le había hecho cosechar en Hollywood y en Estados Unidos atravesaba un período de desconcierto y desorientación; su manager italiano Giancarlo Viola no acababa de encontrar el camino adecuado para una estrella de la categoría de Sara Montiel en los tiempos que soplaban.
Intimaron Sara y Pepe durante los días que la estrella permaneció en Palma. El empresario no se separó de ella durante su estancia en la isla. Hicieron excursiones, almorzaron juntos…, días inolvidables en los que comenzó a cimentarse un gran amor. Ella tenía cuarenta y tres años y dos matrimonios fracasados a sus espaldas, el primero con el director estadounidense Anthony Mann y el segundo con el industrial José Vicente Ramírez Olalla. Pepe tenía cuarenta años y deseos de perder con ella la soltería que hasta entonces había mantenido.


Pepe Tous y Sara Montiel el día que presentaron al pequeño Zeus a la prensa. Zeus, el benjamín de la familia, nació el 21 de mayo de 1983. 

SARA: “EL FUE MI TABLA DE SALVACION”
La estrella reveló el impacto profundo que Pepe le causo en aquella corta estancia en Palma:
-Al principio no quería interesarme demasiado por él. Pensaba que estaba casado y además tampoco me sentía muy a gusto en Mallorca porque guardaba un mal recuerdo de la isla por un viaje que hice allí con mi primer marido. Pero comprendí que Pepe era mi tabla de salvación, tal vez la última, después de tantas amarguras. Sentía que mi vida tenía que anclarse en un amor estable, formar una familia, tener hijos. Pepe encarnaba todo lo que yo quería. Era el hombre que siempre había estado buscando.
No se separaron, y cuando Sara se marchó con su espectáculo a Sevilla, a la capital andaluza se dirigieron los pasos del atractivo empresario mallorquín, un hombre culto y de mundo a quien había cautivado la humanidad profunda y sincera de Antonia. Siguió la gira de la artista en Barcelona, Cádiz… y el peregrinar de su enamorado Pepe Tous junto a ella. No hablaban aún de amor.
-Comprendimos muy pronto que estábamos enamorados –recuerda Sara-, pero no nos lo decíamos. Yo no era libre, aún estaba casada con José Vicente Ramírez Olalla, aunque estuviéramos separados. Hasta que un día lié la manta a la cabeza, hice las maletas y me marché a Palma a vivir con Pepe. Una decisión que en aquel tiempo molestó a muchos. Se me cerraron muchas puertas. Pero estaba en juego mi felicidad y mi futuro. Encontré en él la seguridad y el amor que nadie me había dado antes.
Desde entonces, Sara Montiel, en veintidós años de amor intenso, no ha dejado de bendecir el día en que conoció a Pepe Tous, el gran amor de su vida.


Hace dos años celebraron por todo lo alto su vigésimo aniversario como pareja. Aún no se había descubierto la dolencia de Pepe Tous, que transcurrido menos de un año hubo de ser intervenido quirúrgicamente. 

SU VIDA EN FUNCION A SARA
Vivieron juntos Pepe y Antonia. Él acabó dejando a un lado sus negocios editoriales y empresariales para dedicarse a organizar las actividades artísticas de su mujer. Supo encontrar el hueco exacto en el competitivo mundo del espectáculo de los ochenta para una estrella de la categoría de Sara Montiel, que en él encontró a su mejor promotor y asesor. Vivió Pepe dedicado en cuerpo y alma a su mujer, como hombre y como profesional.
Se casaron después de nueve años de convivencia, cuando ella obtuvo la nulidad de su segundo matrimonio, cinco días después de haber bautizado a su hija Thais.
El corazón maternal de Sara buscaba realizarse, la estrella deseaba aparcar lentejuelas, focos y aplausos para dejar que la mujer que había en ella viera cumplida su mayor ilusión: tener un hijo. Se quedó embarazada Sara, pero desgraciadamente perdió el hijo que esperaban los dos con ilusión. La pareja decidió adoptar una hija y formar su ansiada familia.
Primero adoptaron a Thais, nacida el 3 de marzo de 1979, luego vendría Zeus, el 21 de mayo de 1983. Ellos cambiaron la vida de los enamorados para convertirse en amantísimos padres de familia. Si como pareja no tuvieron Pepe y Sara un más ni un menos en largos años de feliz unión, la llegada de dos hijos, deseados y buscados, hizo indestructible su vínculo.
No hace mucho, Sara Montiel se sentía la mujer más feliz del mundo y así lo declaraba a los cuatro vientos:
-He tenido la suerte de conocer el amor de verdad, con mayúsculas, ese que bendice tu vida haciéndola florecer cuando tienes la suerte de encontrarlo. Más de veinte años de unión han hecho de mí una mujer estable, feliz. La vida está siendo muy generosa conmigo en todos los aspectos. De hecho pienso que me ha dado mucho más de lo que yo me merecía. Me ha dado éxito como artista y felicidad como esposa y como madre.

SUS ULTIMAS PALABRAS PARA SARA Y SUS HIJOS
La vida que todo se lo había dado hasta ahora le ha deparado un duro golpe a Sara Montiel, que ha perdido a Pepe Tous, su gran amor, cuando sólo tenía sesenta años, rompiendo los sueños y planes que los eternos enamorados habían tejido para su vejez, para un futuro común compartido con sus hijos.
A Pepe Tous le diagnosticaron un cáncer de colon hace algo más de un año y fue operado en Barcelona. Pero posteriormente la enfermedad se extendió al hígado. Volvió a ser operado el pasado mes de mayo en Barcelona, una ciudad a la que viajó frecuentemente en estos meses últimos de su vida para someterse a tratamiento médico.
Culto, inteligente, siempre lúcido, Pepe Tous tuvo conocimiento desde el principio de la gravedad de su dolencia, que afrontó con una dignidad y una entereza dignas de elogio. Su vida, en los últimos tiempos, estuvo llena de ternura hacia los demás, y con la generosidad que le caracterizó siempre continuó pensando en los suyos antes que en sí mismo hasta los postreros momentos.


Esta imagen entrañable y familiar de los Tous fue obtenida las pasadas Navidades en su residencia palmesana. Todavía abrigaban Pepe y Antonia esperanzas en la recuperación del recordado periodista y empresario. 

En el momento de su fallecimiento estaban con él su esposa y su hija mayor, de trece años de edad. El pequeño Zeus se encontraba en esos momentos, por decisión de sus padres, en casa de unos amigos. Las últimas palabras de Pepe fueron para su esposa y sus hijos. Le pidió a Sara que continuara con su nuevo programa de televisión y que siguiera luchando por el futuro de sus hijos, de los que ambos estaban muy orgullosos.
Tras el fallecimiento, inesperado para toda la familia, a pesar de que tuvieran conciencia de la gravedad de su estado, Sara cayó en un profundo abatimiento. La mujer fuerte que siempre ha habido en el alma de esta manchega de casta, el espíritu de lucha que hizo convertirse a una atractiva jovencita de Campo de Criptana en estrella de Hollywood, el gran corazón que la impulsó siempre para sonreír animosa ante los avatares adversos de la vida tendrán que ayudar ahora a Antonia para superar la más dura de las pruebas: seguir adelante sin Pepe, que lo fue todo para ella. En sus hijos y en el trabajo encontrará el único bálsamo ante una herida abierta que tardará mucho en cerrar.

Margarita Penche


LA MUERTE DE PEPE TOUS
Sobrecogedora ceremonia de incineración en el cementerio de Collserola (Barcelona)
Sara Montiel,
rota de dolor:
“He perdido al amigo, al compañero, al padre de mis hijos… ¡A mi gran amor!”
La gran estrella, toda raza y coraje: “Voy a seguir en el mundo del espectáculo y lucharé como una leona por mis hijos”

Sara Montiel en la capilla del cementerio instantes antes que se incinerasen los restos mortales de su marido, que fueron trasladados desde Palma de Mallorca. 



La artista se quedó un instante a solas junto al féretro de su marido, que abrieron para que le pudiese ver por última vez antes que se sometiese a cremación para convertirse en cenizas. El dolor se reflejó incontenible en el rostro de Sara. 

Los restos mortales de Pepe Tous fueron trasladados desde Pepe Tous fueron trasladados desde Palma de Mallorca a Barcelona para su incineración en el cementerio de Collserola, ya que en las islas Baleares no se dispone de crematorio y era expreso deseo del finado que su cuerpo se convirtiese en cenizas para esparcirlas en su querida bahía de Palma.
El féretro con los restos mortales del empresario mallorquín llegó al cementerio de Collserola a las siete de la mañana y fue instalado en la sala 17. Allí comenzaron a llegar a partir del mediodía familiares y amigos. Sara, su apesadumbrada viuda, voló a mediodía desde Palma a Barcelona para asistir a la ceremonia que comenzaría a las cinco de la tarde.
En el aeropuerto de Son San Joan se produjo el primer encuentro de la artista con los medios de comunicación. Con los ojos enrojecidos, que las gafas de sol oscuras no lograban ocultar, y el rostro desencajado Sara Montiel dio rienda suelta al dolor que le destrozaba el alma:
-He perdido al amigo, al ser amado, al compañero, al padre de mis hijos: estoy destrozada. Ha sido un golpe muy duro. Pepe fue un padre maravilloso, un gran amigo y el mejor de los compañeros.
Al recuerdo de su marido se unen inevitablemente las imágenes terribles de su final, de su enfermedad, de los últimos tiempos y Sara no pudo evitar entrelazar las manos y apretar los dedos casi hasta hacer soñar las articulaciones.


La estrella tuvo que ser sostenida en varias ocasiones por familiares y amigos porque las fuerzas la abandonaban. Todavía bajo los efectos de los sedantes que le suministraron antes del viaje, su desconsuelo la desbordó durante la dramática ceremonia. 



“FALLECIO DELANTE DE THAIS Y DE MI”
-Su enfermedad transcurrió muy mal en los últimos tiempos. Pasó tres meses muy malos. Aunque Pepe sabía la gravedad de su enfermedad, nos pusimos todos de acuerdo, desde los médicos a la familia, para convencerle de que tenía que reponerse y vivir muchos años. Creo que él nunca supo que iba a morir tan pronto, porque le montamos una película maravillosa para que nunca pensase que le faltaba poco tiempo su vida.
Según referencia de sus familiares más allegados, Pepe Tous mantuvo la conciencia y el conocimiento hasta el fatal desenlace y, haciendo gala de una entereza y generosidad que siempre guiaron su comportamiento, dirigió sus últimas palabras a su esposa, quien así nos las refiere:
-Falleció delante de Thais y de mí. Zeus estaba en casa de una amiga en Palma, y aún está allí; él no sabe nada de lo ocurrido porque todavía es muy pequeño para darse cuenta de lo que está pasando. Thais conocía desde el principio las consecuencias de la enfermedad que sufría su padre, y ahora se encuentra muy afectada después de su muerte. No he querido que ella estuviera presente en el acto de cremación, porque deseo evitarle este trance tan horrible. Lo último que me pidió Pepe es que fuera fuerte cuando él faltase para sacar adelante a nuestros hijos.


Junto al anillo de brillantes, Sara Montiel llevaba la alianza de Pepe, su marido, su gran amor. 

Una promesa que Sara piensa cumplir con coraje, como última ofrenda de amor al hombre que llenó por completo su vida:
-Trataré de recuperarme lo antes posible, porque así lo quería Pepe. Seguiré en el mundo del espectáculo, lucharé por mis hijos y trabajaré como una leona por ellos.
La determinación de Sara es firme, pero el dolor no dejaba de hacer mella en sus decididas palabras cuando se planteó un plazo para el cumplimiento de la última promesa que le hizo a Pepe Tous.

 “HASTA EL RESTO DE MIS DIAS HABRA UN ENORME VACIO”
-Lo haré todo… en cuanto Dios empiece a darme fuerzas para poder seguir. De ahora en adelante ya nada será igual para mí. En mi vida va a quedar hasta el resto de mis días, en enorme vacío. Sólo mis hijos, que son maravillosos, podrán aliviarme de tanta tristeza.
Cuando Dios le dé fuerzas Sara cumplirá el deseo que Pepe le formuló en el lecho de muerte. Antes debió realizar una de sus expresadas últimas voluntades: incinerar su cadáver.
-En el último testamento que hicimos, Pepe escribió que deseaba ser incinerado y que sus cenizas fueran esparcidas en tres puntos concretos del litoral mallorquín mientras suenan las notas musicales compuestas por un entrañable amigo suyo. Y así se hará.


Más de un centenar de personas se dieron cita en Collserola para dar el último adiós a Pepe Tous y acompañar a su desconsolada viuda. Sara Montiel, abatida, agradeció a todos este último homenaje al hombre que ella tanto amó. 

Desde el aeropuerto del Prat, en Barcelona, adonde llegó pasadas las tres de la tarde, Sara se dirigió al cementerio. La acompañaban su hermana Elpidia, cuatro de sus sobrinos y su prima Manuela. Más de un centenar de personas se dieron cita en Collserola para dar el último adiós al finado; entre ellos se encontraba Montserrat Caballé, acompañado por su esposo, Bernabé Martí; Mary Santpere, del brazo de su hija Yoya; el doctor Antonio Tapia y su esposa, Mamen; el empresario Matías Colsada; Fernando Esteso; Paco Calatrava; Tania Doris; Ramón Calduch; José Guardiola, etcétera.
Con paso lento y abatido, motivado por el profundo dolor y acentuado por problemas circulatorios en la pierna derecha, que llevaba protegida con una venda elástica, Sara se dirigió al recinto donde sería incinerado el que fuera su marido. Sólo Oscar Collado, gerente de pompas fúnebres de Palma de Mallorca, y Pepe Carles Tous, primo del finado, permanecieron en la sala de incineración mientras los restos mortales de Pepe Tous se convirtieron en cenizas, en un proceso de casi cinco horas de duración.
Abandonó Sara Montiel Barcelona con las cenizas del que fue su gran amor y con el corazón destrozado por el dolor. Como sonámbula, deseando que todo fuese una pesadilla y desesperada por no acabar de despertar, Sara Montiel musitaba con la voz entrecortada:


A duras penas logró contener el llanto Sara Montiel, quin con los ojos enrojecidos aseguraba: "He llorado tanto y tanto en los últimos días que no sé si me quedan ya lágrimas".

-Tengo a nuestros hijos y tengo que seguir luchando por ellos. ¿Cómo ha podido ser? Él, con cincuenta y nueve años, y yo, con sesenta y cuatro… Debo vivir para ayudar a nuestros hijos y no dejarlos solitos.
Sin lágrimas casi para seguir derramando, -‘he llorado tanto y tanto –nos confesó- en estos últimos días que ya no me quedan lágrimas’-, Sara Montiel abandonó Barcelona para regresar a Palma de Mallorca y seguir cumpliendo la voluntad de su marido, en una ceremonia fúnebre tremenda y de desoladora tristeza, esparciendo sus cenizas por las aguas del Mallorca que él tanto amo.

Margarita Penche, Santiago Alvarez y Ambar.

Para esparcirlas en el Mediterráneo, frente a la bahía de Palma
Patética vuelta a casa de
Sara Montiel
con las cenizas de Pepe Tous
Abrazada al cofre y llorando desconsolada: “¡No me lo creo, no me puedo creer que hayas muerto!”
Otro momento penoso: informar al pequeño Zeus de la muerte de su padre


En la sala Vip's del barcelonés aeropuerto del Prat, Sara Montiel extrajo el jarrón que contenía las cenizas de Pepe Tous de la caja-maletín en que las transportaba hasta Palma. 

El retorno de las cenizas del empresario y periodista Pepe Tous a su Mallorca natal se realizó la misma noche de la cremación de sus restos mortales en Barcelona. Sara Montiel, después de permanecer en el crematorio de Collserola (Barcelona), durante varias horas cargada de emociones dolorosas y recuerdos abrumadores, regresó a su casa de la Ciudad Condal, donde aguardó que le fueran entregadas las cenizas del que fuera su esposo.
En la intimidad de su hogar barcelonés se produjeron escenas de desgarrador dolor, cuando la viuda recibió una caja de cartón, conteniendo un jarrón con las cenizas en su interior. Aún se encontraba la artista bajo los efectos de los sedantes que continuó suministrándole el doctor para que Sara Montiel se pudiese mantener en pie sin entregarse totalmente al abatimiento y el sufrimiento que la embargaban desde la tarde en que había muerto Pepe Tous.


Los amigos de los Tous que se habían desplazado con Sara hasta Barcelona para acompañarla en tan críticos momentos fueron testigos mudos del sobrecogedor encuentro de Sara con las cenizas del ser al que tanto amó. No soltó ni un solo instante la caja en la que transportaba las cenizas; con ella en la mano llegó, minutos antes de las once de la noche, al aeropuerto de Barcelona, desde donde viajó a Palma de Mallorca.
En el aeropuerto, al entrar en la sala Vip’s del Prat, Sara se sentó y, extrayendo el jarrón de porcelana del interior de la caja-maletín de cartón, lo sostuvo en su regazo. Casi como una autómata, sin poder articular palabras inteligibles, Sara Montiel acariciaba con sumo cuidado el jarrón mientras que sus ojos se clavaban en él. Instantes de dramatismo intenso que casualmente presenciaron algunos periodistas que en ese instante entraron en el departamento del aeropuerto barcelonés, donde se encontraba Sara. La estrella volvió a guardar el jarrón y la pena desgarrada volvió a apoderarse de ella:
-¡No me creo que estés muerto! –musitó Sara-. ¡No puede ser verdad que estés muerto y aquí! –volvió a apretar la caja contra sí-. ¡No me lo creo…!


Desde que le fueron entregadas las cenizas del que fuera su marido, Sara no soltó ni un instante la caja-maletín que mantuvo abrazada contra sí en diversas ocasiones. 

En el interior del avión que la condujo a Palma de Mallorca, el sufrimiento de Sara se liberó por primera vez en todo ese día en forma de copioso llanto. Sentada en primera fila, junto a la ventanilla, teniendo en los asientos contiguos a sus amigos, Sara Montiel sostuvo sobre su regazo la caja-maletín de cartón; abrazada a ella, apoyó la cabeza sobre la ventanilla y las lágrimas se desbordaron incontenibles bajo las gafas de sol negras con las que se cubría los ojos. Ni una palabra emitió en la más de media hora que duró el vuelo, sólo algún leve movimiento convulsivo de su cabeza provocado por el llanto y las mejillas arrasadas en lágrimas traslucían su tremendo y desgarrador dolor.

REENCUENTRO CON SUS HIJOS
Sin duda, en la mente de Sara Montiel surgiría en algunos instantes la inquietud ante la necesidad de afrontar una difícil  situación aún pendiente: explicarle a su hijo Zeus, de nueve años de edad, la muerte de su padre. El pequeño se encontraba desde hace quince días en casa de unos amigos de la familia y en los momentos en que Sara viajaba hacia Palma, aún no sabía Zeus el fatal desenlace que había tenido la enfermedad de su padre, al que el niño estaba profundamente unido.


El lunes 31 de agosto, en la iglesia de Santa Teresita, de Palma de Mallorca, se celebró la misa de funeral por Pepe Tous, un mallorquín de raigambre, un hombre que dejó honda huella por su profunda humanidad en cuantos le conocieron. Hasta su casa palmesana llegaron infinidad de telegramas de condolencia desde que se conoció su fallecimiento; uno de los primeros mensajes recibidos por Sara Montiel fue el de los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, quienes a nombre de María Antonia Abad le enviaron un telegrama que decía: “En estos tristes momentos nos acordamos de ti y te enviamos nuestro más sentido pésame, extensivo a toda la familia’’.


Por expreso deseo del finado, Sara Montiel tenía previsto, a primeros de septiembre, esparcir las cenizas del que fuera su gran amor, en aguas palmesanas; concretamente frente a una pequeña cala que Pepe Tous frecuentaba en vida junto a su querida esposa, Sara. Este era el lugar elegido por el inolvidable empresario y periodista, para que sus cenizas se lanzaran al mar Mediterráneo. En la barca de la familia, “Thais-Zues”, su viuda y sus dos hijos tenían previsto al acto, un emotivo punto final para una vida llena de sucesos.
Marga Penche
Fotos: Santiago Alvárez


EL RECORTE CXXXVII
Con la muerte de Pepe Tous acababa para Sara la etapa de más estabilidad personal y profesional. Quedaban atrás momentos inolvidables, proyectos en común y un sinfín de recuerdos irrepetibles. En 1988, a punto de cumplir 60 años, la pareja adquiría el piso madrileño donde la actriz falleció. Era una época de ilusiones y novedades profesionales. Así lo explicaba la pareja, acompañada por sus hijos, a la revista Semana en Enero de 1988. 

“Una reina como yo no puede mentir en la edad”
SARA MONTIEL,
EN VISPERAS DE CUMPLIR 60 AÑOS
*Acaba de estrenar una nueva casa en Madrid, tras vender su antiguo piso al ministro de Sanidad
Sara Montiel ha estrenado su nuevo piso madrileño en el barrio de Salamanca, donde ha pasado las pasadas fiestas junto a Pepe Tous, su marido, y sus dos hijos, Thais, de ocho años, y Zeus, de cuatro. La familia suele vivir la mayor parte del tiempo en Palma de Mallorca.


Dieciocho años llevan juntos Sara Montiel y Pepe Tous. Se conocieron cuando el empresario mallorquín contrató a la artista manchega para actuar en uno de sus teatros de Palma. Desde entonces forman una feliz pareja. La estrella de Campo de Criptana luce en nuestro reportaje un elegante modelo adquirido en Saint-Laurent, de París. 

Sara vendió el piso que tenía en la madrileña plaza de España al ministro de Sanidad, transacción comercial que estuvo salpicada de una anécdota: cuando la esposa del señor García Vargas acudió a hacerse cargo del piso que había pertenecido a la estrella de ‘El último cuplé’ observó con estupor que en su interior faltaban las puertas de todas las habitaciones, lo que posteriormente originó toda clase de comentarios, ahora aclarados por la propia Sara:
-Ordenamos a un ebanista que únicamente quitara un par de puertas que yo tenía hacía muchos años, compradas en Hong-Kong, confeccionadas de una madera especial y con adornos de marfil, pero el buen hombre entendió mal y desprendió todas las puertas, cuando lo acordado en el contrato de venta era que únicamente yo me llevaría las dos puertas citadas. Menos mal que todo lo aclaramos con los compradores. La esposa del ministro es muy buena amiga mía.

DIECIOCHO AÑOS JUNTO A PEPE
Sara Montiel y Pepe Tous llevan ya juntos dieciocho años:
-Soy su ‘Pepito Grillo’-dice él.
-Pepe es un hombre del espectáculo, un periodista que dirigió durante veinte años el diario de su familia, ‘Última Hora’, de Palma de Mallorca –comenta Sara-, que ha sido empresario de dos teatros de aquella capital, el Balear y el Lírico, y del Poliorama y el Victoria, en Barcelona. Como tengo voz, como mi físico responde, sigo adelante. Y Pepe me anima siempre: ‘Tienes que seguir siendo Sara Montiel’. Él me da la realidad del tiempo.
-Sí –vuelve a intervenir Pepe-, porque hay amigos que nos insisten para que Sara cante tangos, cuplés, boleros…, pero nosotros les decimos que eso ya lo ha hecho muchas veces, que ahora hay que hacer cosas diferentes.
-Por eso –nos informa Sara- ahora estoy terminando mi próximo disco, que saldrá en marzo, con canciones que me han compuesto Aznavour, Alberto Cortez, José María Cano (el de Mecano), Joaquín Sabina, Berlanga, Escolar, Oscar Gómez, María Lar… Tienen un lenguaje actual. Tan sólo cantaré una melodía del ayer, ‘La violetera’, a dúo con Montserrat Caballé, en cuanto ella tenga tiempo para que la grabemos.
Ya verían –y escucharían- a Sara en el programa de Nochevieja interpretando con su peculiar estilo ‘La bien pagá’ y ‘La rumba chamelona’. Y eso que hizo un gran esfuerzo, recién salida de la cama, tras curarse de un prolongado catarro.

TREINTA AÑOS DESPUES DE ‘EL ULTIMO CUPLE’
-Treinta años después de ‘El último cuplé’, todavía me parar en la calle, aquí en España o en muchos otros países, para hablarme de la película. Hasta quieren que vaya a cantar a Australia, donde me consideran una reina. Los jóvenes se ‘enganchan’ conmigo. Quieren conocerme. Lo mío fue un ‘boom’ social y artístico y ahora se sigue vendiendo ‘El último cuplé’ en videocassette y se agota, aunque yo no vea un duro del negocio.
-Con la distancia del tiempo pasado, Sara, ¿qué representabas tú en el cine español de los años 50 y 60?
-Yo era el ‘sex-symbol’ nacional, la mujer prohibida. Me río ahora con todo el escándalo que ha armado Sabrina. Tuve muchos problemas de censura. ¿Qué si canté para Franco? ¡Claro! Y doña Carmen me decía que todas mis películas las veían en el palacio de El Pardo. ‘La conocemos a usted muy bien’, me dijo un día.
-Pero dices que la censura…
-Sí, sí, yo no me libraba de la censura, hasta el punto de que había gente que pensaba que yo no tenía piernas o que eran muy feas.
-¡Pero Sara…!
-Como lo oyes. Hasta que no rodé ‘Varietés’ en 1971, no pude enseñar las piernas como yo quería, con lo que se pudo demostrar que tenía unas extremidades inferiores morrocotudas, una cintura morrocotuda y un ombligo… morrocotudo también, claro.
-Morrocotudo, sí.

A LOS SESENTA AÑOS
Luce Sara Montiel en esta mañana de primeros de año un precioso modelo de Saint-Laurent, adquirido en París. A la hora convenida, Sara estaba dispuesta para el reportaje. Puntual como siempre.
-Yo es que soy muy profesional. Anoche cené con unos familiares y amigos. Al salir del restaurante me dijeron: ‘¡Vámonos a tomar unas copas!’ Y yo me negué. Tenía una cita al día siguiente para este reportaje. A mis hijos les inculco ese sentido del deber. La mayor, Thais, sabe que si vienen unos periodistas a casa es para trabajar, y por eso cuando yo le pido que pose para unas fotos es consciente de que ella también está trabajando.
-Interviene, dulce, ingenuamente la pequeña para reclamarle a su madre un sobre. ‘Mamá, ya me debes dos sobres, y con hoy serán tres…’
-Yo le doy un sobre a Thais cada vez que hacemos un reportaje con ella –explica Sara, y suponemos que en esos sobres introduce para su hija cierta cantidad de dinero.
El pequeño, Zeus, es más remiso a la hora de posar. Los dos reciben una esmerada educación. Tienen una nurse que les habla en inglés. Lo que no hacen los hijos de Sara es contemplar las películas de su madre. En cierta ocasión vieron alguna escena dramática que les conmovió tanto, pensando que a su mamá le hacían daño en el cine, que dejaron automáticamente de seguir viendo su filmografía.
-Sara, estás estupenda y además nunca falseas tu fecha de nacimiento.
-Eso nunca. Yo asumo desde toda la vida mi edad. ¿Cómo iba a hacerlo si todos saben cuándo empecé, si se conoce mi carrera, si yo he sido en España la ‘reina del espectáculo’? Con veintisiete años hice ‘El último cuplé’. No se me subió la popularidad a la cabeza y eso que después Cesáreo González me firmó un contrato de treinta y cinco millones de pesetas para protagonizar cuatro películas. Una reina como  yo no puede quitarse años: voy a cumplir sesenta el próximo diez de marzo.


En un rincón de su nuevo piso madrileño Sara posa junto a sus dos hijos, Thais, de ocho años, y Zeus, de cuatro. Si Sara consiguió el éxito en el cine y en los escenarios, su dicha personal es ahora completa. Con verdadera dedicación se ocupa de los dos niños, quienes, por cierto, no suelen ver las películas de su mamá porque se inquietan si contemplan alguna escena en la que Sara corre algún peligro o la ven llorar. 

-Cualquier mujer que estuviera aquí, en mi lugar, te preguntaría qué es lo que haces para estar así tan espléndida.
-Voy todos los días a un estudio de danza que hay en el Auditórium de Palma de Mallorca, hago movimientos de barra y rítmicos desde las once de la mañana hasta la una de la tarde. No sigo una dieta especial. De vegetariana, nada. Como carne, pescado y ensaladas. No bebo, no tomo ni siquiera una aspirina. Y lo único que ha padecido últimamente ha sido insomnio. ¿Y sabes por qué? Pues porque en otoño último estuve en Brasil trabajando. Llamaba diariamente a mis hijos, a una hora que por el cambio me obligaba a estar despierta a horas en las que yo no estoy acostumbrada. Tanta ansiedad por hablar con mis hijos y tanto trastorno de sueño me produjeron esas alteraciones.
-Pero, de verdad, Sara, ¿nunca has pasado por un quirófano para someterte a una operación estética?
-¡Nunca, jamás! Conozco a chicas de dieciocho años a las que yo misma he llevado a una clínica para que las operaran de cirugía estética, pero por mi cara no ha pasado un bisturí. Mis únicas operaciones han sido de hernias y cesáreas. Yo lo que tuve fue un problema de tiroides, que ya detectó el doctor Marañón en 1959 y del que posteriormente me ha tratado en Barcelona el doctor Fábregas.


En el ático, con una amplísima terraza, en la que hay una piscina, Sara y Pepe Tous se fotografían, contentos, con sus dos hijos. En Madrid pasarán cortas temporadas. La mayor parte del año trascurre para esta simpática familia en Palma de Mallorca. 

-O sea, que seguirás ‘dando guerra’ durante mucho tiempo…
-Si Dios quiere. Mientras me vea bien y mi marido siga también animándome, continuaré siendo artista. Estoy preparando una serie de nueve capítulos para televisión. Será una serie cómico-musical. Tengo que terminar ese disco del que ya he hablado. Actuaré en el Olympia de París y en la Televisión Francesa. Y en muchos otros lugares donde me esperan. Yo sigo siendo Sara Montiel.

Manuel ROMAN
Fotos Santi ALVAREZ


LA FOTO CXXXVII


Nuestra Sara. 

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