viernes, 22 de noviembre de 2013

EL RUEDO - 22 de Julio de 1975 - España


SARITAURINÍSIMA
y olé!
“A mí siempre me han gustado los toros… y los toreros”
“Veo muy difícil el éxito de las toreras, pero las admiro”
“Mis favoritos son Curro Romero, cuando tiene ganas, Palomo, El Niño de la Capea… y ese muchacho de Camas… Camino”

Sara Montiel, Saritísima ya para todos, no se resiste a dejar el primer plano de la actualidad, y cuando parece que está dormida, surge con nuevos ímpetus. Unas veces con sus espectáculos, otras con sus declaraciones políticas, y ahora con un disco sexy que puede acarrear el escándalo entre los tradicionalistas de nuestro mundo. Pero Sara no se arredra ante nada y quiere ser la primera siempre.
-Creo que más de uno sí se escandalizará con este disco que he presentado en Madrid. Las letras son sexys y las he escrito yo misma: ‘Touch me’ (Tócame) y ‘Ten’. No son más que el principio de un proyecto más ambicioso que tengo en mente.
-¿Pasó ya para ti la época del cuplé?
-No, siempre guardaré un buen recuerdo de ‘El último cuplé’.
-Allí te desenvolviste en un ambiente netamente taurino.
-Sí, y aunque normalmente acudo a los toros, porque soy una buena aficionada y me gustan mucho, para hacer aquella película tuve que prepararme más para estar mejor informada.
-¿Te gustan los toros?
-Muchísimo. Soy aficionada y no lo digo por decir. Yo no digo nada por decir algo. Lo digo porque lo siento. A mí siempre me han gustado los toros y los toreros. Son unos hombres valientes.
-¿Y qué admiras más en estos hombres, su valentía, su arte o su fuerza?
-Las tres cosas, pero no puedo olvidar que soy artista y el arte es lo primero que admiro y en lo que más me fijo de un torero.
-¿Has conocido a algún matador?
-Sí, a bastantes. Ahora me acuerdo de Antonio Bienvenida y de El Viti. Los apreciaba mucho y fui buena amiga de ellos.
-¿Has tenido amistad especial con alguno de ellos?
-No, no, una amistad normal, porque nunca he estado muy dentro de ese mundo. Lo he visto sólo como espectadora y aficionada, pero nada más.
-¿Y entre los toreros de hoy, a quién admiras?
-A Curro Romero, cuando tiene ganas de hacer una faena. Creo que es insuperable. También al Niño de la Capea y a ese muchacho de Camas… -se queda pensando el nombre.
-¿Paco Camino?
-Sí, eso, Paco Camino. Y también Palomo Linares. Palomo es que me gusta muchísimo.
-¿Qué te parecen las mujeres toreros?
-No lo sé porque no he visto torear a ninguna.
-¿A favor o en contra?
-No lo sé, te repito. Antes tendría que verlas. Creo que el toreo es un arte y la mujer también puede torear. Pero no me atrevo a dar mi opinión, porque antes tengo que conocer el tema. He oído comentarios para todos los gustos. Personalmente no quiero pronunciarme hasta que no haya visto torear a alguna. A lo mejor sí que vale la pena.
-¿Lo admites como posible?
-Sí, aunque veo el toreo como un arte de hombres fuertes, dominantes. La mujer también puede llegar a dominar al toro, me imagino; pero lo veo muy difícil.
-¿Crees que las toreros buscan más publicidad que otra cosa?
-No, eso no lo diría nunca, y si lo hiciesen, bien tontas serían, porque hay medios mucho más fáciles. Para ponerse delante de un toro, aunque sea chiquito, hay que tener una gran vocación y un sentido del sacrificio por encima de todo.
-¿Tú torearías?
-No, porque nunca lo he sentido, ni mi arte me ha llevado por esos caminos. Yo he cantado con los cuplés al mundo del toro. Para mí está la canción. Los ruedos, para los diestros y, si de verdad lo sienten, para las mujeres que quieran ser toreros.
Como siempre, Sara es sincera y generosa en sus opiniones. Desea éxitos a las mujeres que se lanzan por este camino y las admira. También nosotros la admiramos y le deseamos éxitos desde aquí.
Gracias, Sara.

Gonzalo VALENTE


EL RECORTE CXLIV
No fue el escenario donde más se prodigó la estrella, el de la plaza de toros. Pero lo verdaderamente importante, y siempre impactante, era contemplarla puro en mano. Una pequeña anécdota de la ya inminente Saritísima que nos contaba Lecturas el 7 de Noviembre de 1969. 

SARITA MONTIEL
HA SUSTITUIDO LOS CIGARRILLOS POR PUROS

Como es bien sabido, es mucho más perjudicial fumar cigarrillos que puros. Por eso, nuestra bella Sarita no ha dudado  ni un momento en pasarse a los puros. ¡Todo sea por la salud! En la fotografía la vemos en la madrileña plaza de Vista Alegre, asistiendo a una corrida y con un soberano cigarro en la mano. ¡Ah!... También nos ha asegurado que fuma en pipa.


LA FOTO CXLIV


Instantánea muy poco conocida de la famosísima sesión de Castellví que ilustró el innovador 'Touch me' de la estrella. 

viernes, 15 de noviembre de 2013

GARBO - 8 de Abril de 1970 - España


Agradecemos a Violeta Riscal el envío de esta revista. 
SARA MONTIEL
“SOY APTA PARA MAYORES DE 18 AÑOS”





No dejó buen recuerdo Sara Montiel en su anterior estancia en Barcelona, cuando rodó ‘Tuset Street’. Fueron, aquéllos, días de nervios, de tirantez con los periodistas, de posturas de ‘diva’. Olvidados están. Porque la Sara que ha regresado ahora a la Ciudad Condal, con su espectáculo “en persona”, lo ha hecho en plan distinto, más humilde, toda sencillez y simpatía. No en vano se jugaba la aceptación y la asistencia del público.
Hay una cláusula en el contrato de Sara Montiel con don Joaquín Casa, empresario, en la que la estrella se compromete a ofrecer una rueda de prensa en todos los lugares en que actúa. En la reunión ofrecida a los informadores barceloneses Sara se prestó gustosísima a todo tipo de preguntas. Y conste que las hubo indiscretas. Pero supo capearlas con serenidad y buen humor. Como cuando un cronista le preguntó si ella, Sara, se desvestiría en un film por exigencias de guión, y le respondió con un ‘¿Por qué no? Otras peor dotadas que yo lo han hecho…’


Al cantar 'Fumando espero', Sarita obtiene el 'desmadre' del público. Baja a la platea, pide un cigarrillo, canta y conversa con los espectadores con seguridad y aplomo. Desde la galería se oyen gritos de entusiasmo: '¡Qué bonita eres!', '¡Dioses del Olimpo!', etcétera. Sara corresponde con una frase cálida: 'No me importaría morirme de amor'. 



La presentación de ‘Sara Montiel en persona’ obtuvo un éxito de apoteosis. Había que estar allí para verlo… y creerlo. Porque buena parte del público se ‘desmelenó’ bombardeando a la estrella con piropos que en ningún momento, pese a todo, atravesaron los límites del buen gusto.
Sara Montiel dominaba a los asistentes desde el escenario, sabía en todo momento cómo hacer sentir su influencia, cómo tocar la fibra sensible del espectador.
Había muchos jóvenes aplaudiendo a Sara. Y hombres de edad madura. De todas las edades, realmente, porque como había dicho ella en la rueda de prensa, contestando a alguien que la acusaba de que sólo iban a verla viejos picarones: ‘Yo soy apta para mayores de 18 años’.


Cantando, recitando más bien, 'El relicario' -en un decorado de reminiscencias goyescas- arranca aplausos de emoción.


Arriba, con Joaquín Casa, jr., en uno de los cuadros. Abajo, con los dos Casa, padre e hijo, dando gracias al público al final del primer acto, y desmintiendo el rumor de que ella no quería actuar en el Paralelo barcelonés por considerarlo de poca categoría. 


Sara Montiel se confiesa satisfecha del éxito, contenta en el actual momento de su vida.
-Mi marido y yo nos llevamos bien –dice-, con afecto y respeto, como todos los matrimonios que tienen seis años de antigüedad. Si estamos separados ahora es porque él no trabaja en mi espectáculo… Pero nos vemos a menudo.

Fotos: JULIAN PEIRO


EL RECORTE CXLIII
Los '70 comenzaron profesionalmente para Sara presentándose en directo para todo el público. Comenzaron derrochando erotismo y elegancia en directo, y terminaron con el añadido político y satírico que le trajeron más de un problema. En este caso hablamos del enfrentamiento con Lola Flores y Carmen Sevilla en 1977. Esta es la crónica de Interviú en Mayo de 1977. 

Las españolas sin sostén
por Yale
SARA MONTIEL
y su guerra contra
 Lola Flores y Carmen Sevilla
Las dos representantes más genuinas del folklorismo franquista, Lola Flores y Carmen Sevilla, le han declarado la guerra a Sara Montiel, la más famosa representante del cuplé socialista renovado. O sea, la caraba.
La cosa fue porque, en la presentación de su nuevo espectáculo, Sara se permitió la osadía de hacer una jacarandosa imitación de sus queridísimas colegas, que aquéllas se tomaron como una grotesca tomadura de pelo. Que la gente tiene una epidermis muy sensible, ya se sabe.
Total que Sara recibió hace unos días un telegrama firmado por Lola y por Carmen, cuyo original reproducimos, que constituye una pequeña joya para el celtibérico ‘show’ de las menudas cosas que pasan. El telegrama de marras dice así:
“Viendo tu poca personalidad y falta de compañerismo, te rogamos encarecidamente que no nos mientes ni para bueno ni para malo. De lo contrario ‘abstente’ (las comillas son mías) a las consecuencias. Esto te lo decimos por millares de llamadas indignadas por tu actitud. Fimado: Carmen Sevilla-Lola Flores”.
(Añado, por mi parte, que el texto del telegrama ha debido redactarlo algún guitarrista en sus horas bajas y no un avispado jefe de relaciones públicas).
Total, que me cito con Sara Montiel, que viene ella, la pobre, hecha unos zorros, ‘porque, fíjate, que me ha dado un bajón tremendo de tensión, que sólo tenía ocho, ya me contarás, y estoy que me desmayo, a base de Coramina. A ver, Pepe, que me traigan un buen filete y líquido, mucho líquido, para recuperarme’.


-Sara, que yo venía por lo del telegrama, y no por lo de la tensión, aunque lamento que te encuentres así, mujer.
-¡Ah, sí! El telegrama… Bueno, pues, al principio, yo creí que se trataba de una broma de algún guasón. Pero, luego, cuando me enteré de que era en serio, pues solté una carcajada, porque es que la cosa es de cachondeo.
Y se embala Sara, entre el solomillo y el agua mineral:
-Este telegrama, tan pintoresco como absurdo, es el poco sentido del humor que hay en ciertos sectores del país. ¡Qué risa, tú! Mira, yo he visto espectáculos por ahí, donde, por ejemplo, Frank Sinatra ponía parir cordialmente a su íntimo Dean Martín; a la Bassey gastarle alguna cuchufleta a la Minnelli; a Tom Jones tomarle un poco el pelo a los Beatles. Y nadie se ofende con nadie, qué barbaridad. Pero, por lo visto, por nuestras latitudes, cierta gente tiene la piel muy fina, o, mejor dicho, la cola de paja. Y que conste que tanto Lola como Carmen merecen todos mis respetos, ocupan un lugar que nadie le puede negar en el mundo del espectáculo, y por eso prefiero no tener en cuenta esta rabieta, seguramente motivada por alguna mente enana que ha ido a meter cizaña.
-¿Puede ser éste un motivo de ruptura en vuestras relaciones amistosas, Sara?
-¡Hombre, por mi parte, no! No creo, vamos. Me cuesta mucho trabajo pensar que ese telegrama haya sido una idea de Lola y de Carmen. Sí, sí, ya sé que es así, pero es que me resisto a creerlo… Mis sentimientos hacia ellas siguen siendo los mismos que antes, de profundo respeto, de buena amistad… No una amistad íntima, porque nos hemos desenvuelto en ambientes distintos y hemos frecuentado círculos dispares, lo cual, por otra parte, no ha enturbiado nunca nuestras buenas relaciones, ya te digo… Supongo yo que habrá sido una reacción impulsiva ante ciertos comentarios de alguien con mala uva que suele frecuentar la amistad de ciertas artistas folklóricas, y cuyo nombre casi me atrevería a revelar… Lo que lamento es que Lola y Carmen se hayan prestado al juego, porque no me cabe en la cabeza que puedan enfadarse conmigo porque yo, en el escenario, hablé de los años de las estrellas, jolín, cuando la misma Lola está cansada de decir en entrevistas que tiene la misma edad que yo, por ejemplo, y yo nunca me he enfadado por eso. Si a Lola le hace ilusión tener mi edad, pues muy bien. Es una cuestión de sensibilidad, pero, sobre todo, de sentido común, porque, mira, yo nunca me he reído tanto como cuando Marujita Díaz hace la imitación de Sara Montiel, ni, por supuesto, se me ha pasado por la cabeza enviarle un telegrama amenazador, sino todo lo contrario: he sido la primera en felicitarla. En fin, que al yo, en mi espectáculo hago una jocosa referencia al pendiente que Lola perdió en el programa de Ínigo es, simplemente, porque todo el mundo lo vio en televisión y no creo que eso pueda ser mortificante. Y en cuanto a lo de los años, todos tenemos los nuestros, además de los que nos cuelgan algunos, ¿no? Es público y notorio que yo, por ejemplo, en mil novecientos cuarenta y ocho hice ‘Locura de amor’, tan público y notorio como que Carmen también por aquella época hacía no sé qué cosa de ‘Jalisco’ con Jorge Negrete, mientras se rumoreaba, cosas de la gente, ya se sabe, su romance con Carlos Arruza. Y en cuanto a Lola, ya había hecho una película en mil novecientos cuarenta, y luego llenaba los teatros junto a Manolo Caracol. O sea, que ahora, de golpe y porrazo, todos hemos perdido la memoria y, hombre, tampoco es eso.


-O sea, Sara, que sobre el pasado hay que correr un tupido velo.
-Pues no sé qué decirte, aunque yo, de mi pasado, no tengo nada que ocultar ni nada de qué arrepentirme. Sería una jilipollez a estas alturas ir diciendo por ahí que no ha habido en mi vida más hombres que los maridos oficiales. Afortunadamente, he hecho el amor con señores muy importantes, de los que he estado enamorada, eso sí, y ni me arrepiento ni lo oculto, porque de mocita no voy a presumir ahora, que estaría gracioso. ¿O es que va a resultar que todas vamos a llegar vírgenes a la democracia? ¡Vamos, hombre, no me hagas reír! Lo único que pasa es que yo, si hay que tirar de la manta, soy la primera en apuntarme, porque a mí no me duelen prendas, ni tengo nada escondido en el trastero de mi casa. Por eso me mondo de risa con las que se las dan de muy decentes y muy ‘honrás’, y de no haber roto nunca un plato, porque…
-¡Sara!
-…haber amado y haber sido amada, para mí, no es ningún delito, y esas cosas hay que decirlas en voz alta.
-O sea, ¿qué va a llegar la sangre al río?
-Por mi parte, y con respecto a ese otro asunto, rotundamente, no. Yo lamento la irreflexiva reacción de Lola y Carmen que lo que tenían que haber hecho, antes de poner el telegrama o de dejarse aconsejar por las lenguas viperinas, es ir al teatro para ver lo que hacía o decía Sara Montiel, y, luego, juzgar en consecuencia, que para eso hay confianza. Porque, mira, Carmen Flores, la hermana de Lola, me vio actuar en Barcelona y, después de la función vino a felicitarme por mis comentarios satíricos, con los que se había reído mucho, según sus propias palabras. O sea, que no entiendo nada de este fregado y que me cuesta mucho trabajo creer que el dichoso telegrama lo hayan puesto ellas, porque es que nadie se expone a un ridículo así, que tú sabes muy bien que la cosa se ha convertido en un auténtico cachondeo nacional, que mira la cara de guasón que se te pone, tunante, y como tú se está carcajeando hasta el lucero del alba.
-Pero, Sara, que esto puede terminar en tragedia…
-¡Qué tragedia ni que ocho cuartos! Aquí, a estas horas, las Agustinas de Aragón y los Dos de Mayo ya no se llevan, que hay que ponerse al día. Lo que estamos necesitando es un poquito más de sano sentido del humor. Sólo y simplemente eso. Lo demás, son cómicas rabietas. Y repito, una vez más y todas las que hagan falta, que admiro y estimo tanto a Lola como a Carmen, y que, pese a todo, voy a seguir admirándolas y estimándolas, a pesar de sus absurdas y ridículas amenazas.



-¿Hablamos de otra cosa, Sara?
-Bueno.
-¿A quién vas a votar en las próximas elecciones?
-Como es bien sabido, yo soy socialdemócrata y votaré a aquel partido que quiera implantar en España una democracia verdadera, bajo un espíritu de auténtica justicia social.
-Sara.
-¿Qué?
-¿Volverás a casarte?
-Cuando llegue la feliz noticia de la anulación de mi matrimonio, que debe estar al caer, y si Pepe Tous pide mi mano, a lo mejor le digo que no y seguimos los dos viviendo tan felices.
-¿Cómo se puede presumir de ser socialista, como tú, teniendo doscientos millones de pesetas?
-En primer lugar, ser o no ser socialista no es una presunción: es un estado de ánimo, un convencimiento, una idea. En segundo lugar, se pueden tener ideas socialistas y doscientos millones de pesetas. Y, en tercer lugar, oye, macho, dime dónde tengo yo esos doscientos millones para ir a recogerlos ahora mismo, hombre…
Pero esa es otra guerra y, ahora, la que preocupa es la que han desencadenado Lola y Carmen -¿la ‘santa alianza’? – contra Sara, la ‘hereje’, que a lo mejor –o a lo peor, vaya usted a saber- termina por cambiar, incluso, el rumbo de la Historia. En cualquier caso, es una guerra mucho más divertida e inocente que la que mantiene el personal político. Porque, en definitiva, más vale un telegrama firmado –falta de ortografía incluida- que una ‘marietta’ disparando. Y, en definitiva, también, más vale un sarcasmo de Sara que un Fraga repitiendo ‘la calle es mía’. Hay carcajadas mucho más limpias y, por supuesto, más sanas. Como éstas que han suscitado la Carmen, la Lola y la Sara de España. La guerra fría de las tres hembras fundamentales del Reino. Por una parte, el folklorismo de la bata de cola de las más puras esencias patrias. Y, por otro, la sensualidad cupletera del socialismo renovado. A Carmen y a Lola les ha dado un soponcio. A Sara le ha bajado la tensión de una manera alarmante. O sea, que si el país no tiene motivos para preocuparse por el devenir que nos acecha, ya me contará usted, señor guardia…


EL RECORTE CXLIII



Sensual.... seduciendo el objetivo de Vicente Ibáñez a comienzos de los '70.

lunes, 11 de noviembre de 2013

CARTELERA TURIA - del 22 de Mayo al 2 de Junio de 1968 - España


La verdad es lo que es
y sigue siendo verdad
aunque se mire al revés.
A.   MACHADO
Teníamos que encontrar un buen comienzo para lo de SARA MONTIEL. Nada excesivamente pomposo, ni pesado. Un buen principio, ligero y ameno, que invitara a continuar leyendo. Algo intrascendente como esto:
En un claro día de mayo, el Abad Mitrado de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, fray Justo Pérez de Urbel, daba una plática ensalzando las virtudes del matrimonio a los recién casados: Antonia Abad –para todos Sara Montiel- y José Vicente Ramírez Olalla.
La cupletera –con evidente realismo-, dejaba sus amores románticos para el cine y se sacralizaba con toda pompa y esplendor.
Posteriormente, el matrimonio en su luna de miel llegaba a Roma y visitaba la tumba de Alfonso XII. Único dato desconsolador: no consiguieron que el Papa les recibiera en audiencia privada.
Después continuaron viaje. Y nosotros también.

SARA MONTIEL
Y LOS PREMIOS
PREMIOS DEL SINDICATO DEL ESPECTACULO
1957
Año del descubrimiento del filón. Premio a un film político, y a Sara, nostalgia de una época pasada.
Especial: ‘Y eligió el infierno’
1ºpremio: ‘El útlimo cuplé’
2ºpremio: ‘La puerta abierta’
3ºpremio: ‘Amanecer en Puerta oscura’
4ºpremio: ‘Los ángeles del volante’

1958
Exaltación de las organizaciones estatales. Canto sentimental a la monarquía. Comedias de chicas alegres por la Gran Vía madrileña.
Especial: ‘Quince bajo la lona’
1ºpremio: ‘¿Dónde vas, Alfonso XII?’
2ºpremio: ‘La violetera’
3ºpremio: ‘La venganza’
4ºpremio: ‘Las chicas de la Cruz Roja’

1959
Un falso cristianismo y una seudo apertura al perdón y al olvido. Films de ‘qualite’ alternando con la frivolidad característica.
Especial: ‘Molokai’ y ‘La fiel infantería’
1ºpremio: ‘El baile’
2ºpremio: ‘El lazarillo de Tormes’
3ºpremio: ‘La casa de la Troya’
4ºpremio: ‘Salto a la gloria’
Premio al personal de figuración de ‘Carmen la de Ronda’

1962
El cine histórico y el religioso en dos epopeyas muy españolas. La superproducción. Sara se renueva al compás de la época.
Gran premio: ‘Dulcinea’
Premio especial: ‘Santa Teresa de Jesús’
2ºpremio: ‘La gran familia’
3ºpremio: ‘La reina del Chantecler’
4ºpremio: ‘Ensayo general para la muerte’

FECHAS, LOCALES Y SEMANAS DE PERMANENCIA EN CARTEL DE LOS FILMS DE SARA EN NUESTRA CIUDAD (VALENCIA)
El último cuplé: Mayo del 57. Lys y Avenida. 35 semanas.
La violetera: Mayo del 58. Lys y Rex. 20 semanas. (?)
Carmen la de Ronda: Enero del 60. Rex y Lys. 5 semanas.
Mi último tango: Octubre del 60. Capitol. 4 semanas.
Pecado de amor: Marzo del 62. Olympia. 4 semanas.
La bella Lola: Octubre del 62. Capitol. 3 semanas.
Noches de Casablanca: Abril del 64. Capitol. 2 semanas.
Samba: Febrero del 65. Martí. 3 semanas.
La dama de Beirut: Enero del 66. Capitol. 2 semanas.
La mujer perdida: Octubre del 66. Eslava. 5 semanas.

 ANECDOTARIO FRIVOLO
*Cuando en un pueblo alicantino se levantó el alcalde –que en una de sus escapadas había visto ‘El último cuplé’- al grito de ‘han cortado la escena del bocado en el pecho’, el cine entero se hizo eco de esta protesta y con sus gritos hizo que se interrumpiera la proyección. Buscaron al responsable de la ‘elipsis’ y le obligaron a intercalar los metros cortados: la sala respiró tranquila. Se hizo marcha atrás y Sara, después de cantar ‘La nieta del Carmen’, fue mordida y ultrajada por Alfredo Mayo.

*’Soy Antonia Abad, modesta persona, y Sara Montiel, modesta actriz’.
Estreno de ‘La reina del Chantecler’ en un cine de la Gran Vía madrileña. Lleno total; además, los fans que no han podido entrar esperan a la puerta  la salida de la estrella. Comienzan a impacientarse: Sara no sale. Desmayos, riñas: intervención de la policía. En el momento culmen del clímax la diva hace su aparición. Todo hace presagiar un fatal desenlace si Sara se aventura a pasar entre sus admiradores. Se le propone salir por otra puerta para evitar tumultos. Ella se niega, se debe a su público. A duras penas consigue abrirse paso custodiada por la policía y llega al coche medio desvestida. Hubo heridos, bofetadas y alguna prenda íntima fue recogida al día siguiente por los porteros.

*Alarde esteticista en ‘Noches de Casablanca’: dos primerísimos planos de la boca de Sara.

*En la gala anual Philips en 1962 Sara canta ‘La violetera’. Acaba, y el locutro le hace las preguntas de rigor:
-¿Le gusta a usted la televisión?
-¿Qué si me gusta? ¡Me doy cada ‘panchá’…!
-¿Cuál es el ser que usted más quiere en el mundo?
-Está en la sala. ¡Mariaaa! Sube, que estos señores quieren conocerte. Es mi madre.

*Después de su boda, Sara emprende una gira por los países del Este. En un teatro de Bucarest interpreta ‘La violetera’ con este curioso arreglo de estribillo:
‘Llévelo usted, señor… rumano’.

*’La carta que más me ha impresionado de todas las que he recibido –que son muchas- es una que en el sobre llevaba escrito lo siguiente:
A Sara Montiel, la actriz que iluminó a España y al mundo entero con su interpretación de “El último cuplé”.
Madrid.’

*Apertura de mano de la censura: Sara se busca la pulga, se compra un chulo y enseña las piernas en ‘La reina del Chantecler’.

*Declaraciones de Sara a la prensa:
‘Yo no tengo subordinados, sino gente que se ocupa de mis cosas, que me ayuda. Yo nunca me meto en nada’.
‘A Jorge Grau le elegí porque me habían dicho que era un chico que prometía’.
Y para que baile tiro del hilito…
‘Las chicas de hoy en día me parecen hechas en serie, como peponas’.
‘Teresa Gimpera me parece una chica muy puesta’.

*SUS AMORES CON ANTHONY MANN:
‘Me enamoré de él porque era el hombre más guapo que jamás había visto. Un día, durante el rodaje de Serenade, no pude aguantar más y le declaré mi amor, proponiéndole que fuéramos a la playa a hacer ciertas cosas. Me dijo que no podía porque no estaba enamorado de mí.
Loca de rabia, y más enamorada aún, me vine a España a matarme de trabajo y olvidar. Al cabo de un mes recibí un telegrama de Hollywood: “¿Quiere usted ser mi mujer?”
Y lo firmaba Anthony.
Duró muy poco. ¡Él y yo éramos tan distintos1’

*’Por la mañana soy sincera; por la tarde, sensata; por la noche, sensacional’.
Extracto de una entrevista:
-¿Qué tiene usted dentro del cine español? ¿Prestigio, belleza…?
-¿Yo? El cine español me tiene a mí.
-Y usted, ¿quién es?
-¿Yo? Sara Montiel. ¿Te parece poco?

‘Y así aprendí que hay que fingir para vivir decentemente’.

LAS CUATRO ETAPAS
‘España es un país de grandes actrices antifotogénicas. Ese encanto especial, ese rubor felino, ese desparpajo alegre y dominante, esa verdad que respiran las mujeres de España se esfuma fácilmente ante una máquina de fotografiar, y mucho más, ante una cámara cinematográfica. Estoy refiriéndome únicamente a lo que suele llamarse ‘soportar la cámara’, a estar simplemente, a dejarse retratar, sin pensar en absoluto en las condiciones interpretativas. Se trata, pues, de una determinada actitud sociológica que impide a nuestras actrices mostrarse tal cual son ante la cámara debida a nuestro trascendentalismo racial, a nuestro querer ser importantes, que nos hace estar siempre pendientes de nosotros mismos.
Sara Montiel, gracias a su experiencia americana, no es dominada por los focos ni por la cámara, ni por la responsabilidad del primer plano; al contrario, es ella quien domina esos elementos y los usa eficazmente para dar de sí cuanto tiene, para esconder su cortedad expresiva, tras la sexualidad que imprime a su mirada. Alegrémonos de esta su aportación al cine español y esperemos que sea aprovechada por actrices de mayor talento’.
(Jorge Grau, en ‘El actor y el cine’)

Una María Alejandra rubia y pequeña es el recuerdo que tenemos de la primera etapa española de la hoy llamada Sara Montiel. Una niña de 14 años, tímida, que esbozaba ya, como Alicia en su viaje al País de las Maravillas, una sonrisa picante y maliciosa. En una época como aquella de la postguerra española, Sara, como otras tantas actrices de entonces, tuvo que sufrir todos los personajes de las diversas películas de temas rosáceos o pseudohistóricos, que debían tranquilizar el estado de ánimo y las desdichas de la gente.
Film como ‘Se le fue el novio’ (1945), típica imitación de las comedias americanas; mamotretos históricos, como ‘Locura de amor’ (1948), o religiosos, como ‘La mies es mucha’ (1948), sirvieron a Sara para decidirse a cambiar de aires. Su carrera cinematográfica en México, desde luego, no fue lo brillante que ella esperaba (‘Martín Corona’, ‘Piel canela’, ‘Necesito dinero’, varias de ellas interpretadas junto a Pedro Infante).
Y una cosa de destacar: Sara empieza a cantar en el cine.
‘Piel canela’ la sitúa por un momento como el reflejo más cercano de la Sara actual. Una estrella en el sentido total, que desborda al público, con su medio rostro desfigurado, con el otro muy bello, una larga melena que la oculta y una cálida voz.
A partir de aquí, Sara recordará este éxito, y lo mantendrá.
Sara ha sido la actriz española que tuvo la suerte de trabajar en Hollywood. Y esto no sólo le supuso la experiencia de conocer los sistemas de allá, sino ser dirigida por tres de los directores más importantes dentro del cinema americano, como son Fuller, Aldrich y Anthony Mann, quien luego se casaría con ella.
De esta etapa Sara aprendió a estar, a ser un poco más ella misma y a aprovechar y luego imponer en sus películas de la nueva etapa española el star-system.
En sus films americanos.
VERACRUZ (Aldrich) 1954.
SERENADE (Mann) 1955.
YUMA (Fuller) 1957.
la presentaban como la mujer latina o mestiza, según la idea que tienen de esto los americanos. Una mujer bella y rebelde, o dulce y sensacional.
Esta es sin duda la más interesante de sus etapas.
Sara se viene a España después de su boda con Mann, e interpreta ‘El último cuplé’. Conoce el éxito, del cual ella es la primera sorprendida. Una película con poco presupuesto salta a primer plano, no sólo por el tema, sino porque inmensamente dentro de todo respira Sara Montiel. Y esto, su público, lo ve. Y le gusta. Y pide más.
Sara se ha dedicado a corresponder durante doce años a ese público, pero sin darse cuenta de que éste ha cambiado. Que su sentido del amor y las pasiones ya no llaman a la gente. Y es ahora cuando decidirá cambiar. Conoce el cine de Lelouch y desea hacer algo así. Le presentan a Jorge Grau. Sara reacciona de forma negativa, no consentirá que nadie destruya su mito, que nadie atente contra la estrella de su productora.
Sara se ha plantado, y no juega más que al mismo número.
“QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA…”

Rafael y R.G.

LA SARA DOLIENTE
‘SI ME PEGA, ME DA IGUAL. ¡ES NATURAL!’
Las cinematografías extranjeras han apuntado siempre –el capitalismo occidental lo exigía así- hacía un tipo de ‘vamp’, o super.estrella, o supermujer, triunfalista, demoledora físicamente y además dueña de sus actos y responsabilidades femeninas. Entre Marilyn y Bardot caben miles de tipos, pero respondiendo todos a una concepción generalmente optimista.
Nuestra Sara Montiel es un tipo distinto. Anclada en un romanticismo trasnochado y decadente, Sara huele a camerino, a ropa interior muy lavada, a rebotica, a murmullo, a luto, a velatorios, a páginas de códices medievales y novelistas de Pedro Mata, Alberto Insúa y Felipe Trigo. Hay un mecanismo masoquista en la personalidad de Sara. Sara llora en sus momentos álgidos, nunca triunfa. Su desplazamiento social no obedece a un planteamiento serio de sus guionistas, que estudiarían el fenómeno de una sociedad puritana. Sara llora y muere –siempre muere esta chica; es una pena- porque al espectador español le llega al alma este tipo de mujer doliente y machacada. Sara está condenada a sufrir los desvíos de sus amantes, más o menos hipócritas, más o menos crueles, más o menos casados. Y para colmo de males, Sara no puede tener una escena conyugal en la que reprenda al marido. Ella se tiene que contentar con cantarle a su amante, desde el escenario, un cuplé intencionado: ‘Ya sé que vas pregonando…’, para demostrar que sufre y está enfadada. El público de la sala mira al señor a quien va dirigido el cuplé, que no oculta su desazón. Esta es la única y pobre intimidad de Sara.
A los españoles nos acusan de semi-africanos y de herederos de la cultura árabe. Pero ‘Las mil y una noches’ es una epopeya del optimismo y triunfalismo orientales, mientras nuestros mitos son dolientes. Sara sería, en un cuento oriental, la odalisca doliente que no cabría en el harén de un sultán; al final moriría él o moriría ella, sin posibilidades de ajustar la capacidad del harén a las necesidades sentimentales de nuestra Sara.
Así, con la tristeza en el alma, las lágrimas en los ojos, un cuplé en los labios y un destino funesto, el mito más importante –el único- del cine español va pasando por las pantallas, con ese olor a rebotica, a murmuración, a rincones de biblioteca milenaria, a ropa lavada con desinfectante…

F.R.



EL RECORTE CXLII
Mucho se ha dicho y mucho se ha escrito (ríos y ríos de tinta) intentando aproximarse a lo que ha sido o hubiese tenido que ser Sara Montiel como actriz. Lo que ha sido siempre indiscutible y han tenido que reconocer unos y otros ha sido su categoría de súper-estrella. Buen ejemplo es su presencia en el 'Baile de la Joyas' (Miami -1983). Esta es la crónica de la revista Disco Now en su número de Diciembre de 1983. 

SARA MONTIEL
Le ganó la batalla a Joan Collins

Sara actuando, a teatro lleno, en New Jersey, Estados Unidos. 

La más internacional de las actrices epañolas, empezó a mediados de septiembre una gira por Latinoamérica, que no finalizará antes del mes de abril de 1984. Desde Colombia a Santo Domingo, y después Miami, para saltar luego a diversas ciudades americanas, presentarse en México, Distrito Federal, con actuación en el famoso programa televisivo de Raúl Velasco ‘Siempre en domingo’, Panamá, y de nuevo México en el mes de diciembre. Ahí despedirá el año viejo, para volver a Estados Unidos, Santo Domingo, y al fin, durante el mes de marzo, Brasil.
Punto culminante de la gira, por lo que ha significado para ella de triunfo personal, ha sido su participación, como invitada de honor, en la gran gala de la American Cancer Society, junto a la actriz Joan Collins, hoy en la cresta de la popularidad por su participación en la serie televisiva Dinasty.
Si bien al comienzo de la reunión, celebrada en el magnífico hotel Omni, con asistencia de 1.300 invitados, la mayoría de las atenciones se dirigían a Joan Collins, pronto Sara Montiel se convirtió en centro de la reunión por su gran simpatía, y conquistó a toda la concurrencia.
A las dos famosas entregaron el alcalde de Miami, Maurice Farré y el gobernador del Estado, Mr. Clark, la ‘llave de oro’ de la ciudad. ‘Gracias por esa llave maravillosa que me habéis dado unos amigos tan maravillosos’, dijo Sara.


Sara Montiel y Joan Collins con las llaves de oro de la ciudad de Miami, junto a los alcaldes del condado de Dale, Steve Clark, y el de Miami, Maurice Ferré. 

La fiesta se celebraba bajo el lema de El baile de las piedras preciosas, y las damas iban enjoyadas desde la cabeza a los pies. Entre todas ellas destacaba Saritísima, que lucía un juego de aretes y gargantilla de esmeraldas y brillantes de Cartier, tan impresionantes que se llevó la mención de honor que le concedieron Pilar Larraín, directora de Harper’s Bazaar en español, e Irán Issa-Khan, una auténtica princesa persa que hace fotos para dicha revista. ‘Había muchas mujeres primorosamente vestidas –dijeron ambas- , pero Sara Montiel, con las maravillosas piedras que lucía, era quien mejor realzaba el lema escogido para la fiesta: baile de las piedras preciosas’.
Pero Sara no sólo estuvo más elegante, fue también la más artista. Mientras la Collins se dedicaba a besarse sin parar con su nuevo acompañante Peter Holm, de 23 años, casi treinta años menos que ella, la gran intérprete de El último cuplé, La violetera, y cincuenta películas más, cantó cuplés, a palo seco, coreada por un público enfervorizado que no dejaba de aplaudirla.
El 3 de febrero próximo Sara será de nuevo invitada de honor de un gran evento social: la fiesta anual del Museo de la Ciencia de América, que se celebrará también en Miami. La invitada de honor del año pasado fue la inimitable Shirley Mac Laine.
En esta larga gira, acompañan a Sara su marido Pepe Tous, así como sus hijos Thais, de cuatro años, y Zeus, de seis meses. También viajan con ellos una excelente nurse llamada Maritxell y el maestro musical de la estrella, Manuel Alfaro.
Su cuartel general está situado en Miami, donde se quedan los niños cuando se trata de viajes relámpago, para evitar los cambios bruscos de clima, nada beneficiosos para su salud, como es el caso de New Jersey, donde la estrella hispana ha hecho cuatro actuaciones; la temperatura de New Jersey está muy por debajo de la que disfruta en Florida.
El espectáculo que ofrece es un auténtico recital donde mezcla sus cuplés famosos, ‘El relicario’, cuyo estribillo hace cantar a todo el público, ‘Nena’, ‘Ven y ven’, ‘Colón 34’, así como tangos ‘La cumparsita’, ‘A media luz’, ‘Celos’, o deleita a la concurrencia bailando un vals tan famoso como ‘La viuda alegre’.
-Me siento muy feliz de estar de nuevo en Miami a través de una empresa tan querida para mí como es Grateli. Me dan la oportunidad de reunirme de nuevo con los cubanos, hacia los que siento un cariño muy especial. Más de ocho mil desfilaban cada día por el teatro Blanquita de La Habana de antes, para recibirme y aplaudirme hasta hacerme llorar, ha dicho.


A sus 55 años confesos, sigue conservándose bella, y se ha fotografiado desnuda para la revista española Interviú. 

A pesar de sus 55 años confesos, la Montiel se conserva radiante. Dice que su belleza no tiene secretos: ‘Hago lo que toda mujer debe hacer: desmaquillarme antes de acostarme, evitar los rayos del sol, no beber ni fumar…’.
Todos han señalado unánimemente que sigue siendo una figura importante e imponente:
‘Si no hubiera llegado precedida de su gran fama, igual habría triunfado. Los que pensaban encontrarse con un símbolo, un recuerdo del pasado, se han llevado una gran sorpresa. Sara explota el más puro romanticismo de manera magistral. Habla de recuerdos, de romances rotos, de tiempos que no volverán… siempre entre susurros, y el público se entrega desde el primer instante’.
‘¿Hasta cuándo, Sara?’, le hemos preguntado. Y ella ha respondido con esa sencillez de gran dama que nos ha desarmado desde el primer instante: ‘Seguiré llevando mis canciones por el mundo hasta que Dios disponga’. Ahora que es madre de dos hermosos niños, sólo pide salud y trabajo, como cualquier otro trabajador, para sacarlos adelante.


La estrella está feliz de encontrarse de nuevo en Miami, junto a sus amigos cubanos, por los que siente un cariño especial. 

‘¿Sabrán algún día tus hijos que son adoptados?’, hemos preguntado también. ‘Pero, ¿cómo? Mi hija mayor, que tiene cuatro años, ya lo sabe…’, responde. Y añade, dirigiéndose a la niña: ‘Explica quién es tu mamá’. Y contesta la niña: ‘Mi madre está en el cielo, pero ella quería que yo tuviera otra mamá en la tierra. Y esa es mi otra mamá, a la que adoro…’.

Texto: Betty PINO
Fotos: Gumer FUENTES


LA FOTO CXLII


...te has fijado? es la Luján... sin fumar pero igual de guapa y sofisticada....