(Agradecemos el envío de esta revista a Violeta Riscal)
SARA MONTIEL
Y SU NUEVO GALAN,
HUGO BLANCO,
RUEDAN
“ESA MUJER”
Después de su
vuelta de Méjico, Sara Montiel ha empezado a rodar otra nueva película, y van…
Nosotros ya hemos perdido la cuenta. Este film, titulado “Esa mujer”, está
basado en un guión de Antonio Gala, con diálogos de Vizcaíno Casas.
Llegamos al
plató donde daba comienzo la primera vuelta de manivela. La primera palabra que
oímos cuando, indiscretamente, entreabrimos la puerta fue: ¡Silencio! Habíamos llegado un poco tarde. Las
escenas consistían en unos primeros planos de Sara. El estudio es sumamente
reducido, apenas pueden moverse los encargados de los trabajos manuales. El
suelo era de moqueta, con dos grandes alfombras. Para tirar las colillas hubo
un auténtico desfile toda la tarde; casi teníamos que salir a la calle. Todo
esto son trivialidades que en nada repercutían sobre los auténticos
protagonistas de las primeras secuencias.
Allí estaban,
frente a las cámaras, Sara Montiel y el joven galán del cine español Hugo
Blanco. Oímos de nuevo: ¡Silencio!, y Mario
Camus continuó diciendo: ¡Acción! Hugo, el
gran amor de Sara, es un joven teniente que la estrella espera con ansia. Se
besan, ríen, se aman. De nuevo interviene Mario Camus: ‘¡Corten!
Muy bien, vamos a hacer otra toma’.
Hablamos con
Mario Camus, hombre sumamente agradable, muy joven y ya acreditado realizador
de nuestro cine. Nos dijo que la mayor parte de los exteriores de la película
se realizarán en Pontevedra. Tendrán secuencias en el monasterio de Oya y en
Alcalá de Henares.
En esta
película, Sara Montiel sufre una auténtica decepción: el galán terminará
enamorándose de su hija, papel que incorpora una joven actriz española y que
nada tiene que ver con aquella otra que le había salido a Sara en Méjico.
A Mario Camus no
le gusta ver fotógrafos cerca. Le habíamos hablado de hacerle unas fotografías
con Sara y con Hugo, y se disculpó. Repele todo lo que pueda ser el más ligero
síntoma de aparecer en periódicos o revistas. Al final claudicó, ante la
petición de Sara para que posase con los protagonistas. Trabajo le costó a la
estrella. Le tomó de un brazo y trató de llevarle bajo los focos, diciendo: ‘Que luego van a hablar mal de nosotros…’. Todos
rieron la ocurrencia y nuestra cámara hizo el disparo. Luego, al ver las
fotografías, pudimos comprobar que el gran director es bastante fotogénico, aun
con gafas y todo. No nos extrañaría
verlo algún día del otro lado de las cámaras.
Pero, por el
momento, sigue desde el lado de acá del tomavistas, dirigiendo a la gran Sara,
que, pese a su bien conservada belleza, para la que no parecen pasar los años,
encarna esta vez a un personaje más cerca de la realidad de sus años floridos.
La decepción que sufre Sara en la película, al ver como su hija cinematográfica
le roba al galán, quizá sea pareja a la que padezcan ciertos ‘fans’ de la diva
al contemplar la escena; pero otros muchos tendrán la satisfacción de ver a la
estrella emprender el camino del gran cine dramático, de altura interpretativa.
Trío de ases: Sara Montiel, Mario Camus y Hugo Blanco. Son los tres grandes protagonistas de 'Esa mujer'. A ella no necesitamos presentarla. Hugo Blanco es un joven galán del cine hispano. Y Mario Camus es el director.
Aunque los años no pasan por Sara, y los decimonónicos capitanes de Artillería siguen cayendo en sus encantos cupletistas, esta vez será desbancada por una hija suya, que le quitará el novio. Una hija cinematográfica sólo.
M. MONTES-RADIAL PRESS
TODO ES DIFERENTE EN
SARA MONTIEL
Todo es
diferente en Sara Montiel. Hasta las jornadas de rodaje que, normalmente
comienzan cuando está rayando el día, con ella se inician después que el reloj
marca las tres de la tarde. Es condición que ella impone en todos sus
contratos: nunca rodará la estrella más internacional de nuestro cine antes del
mediodía. Por eso, terminábamos de tomar café en el bar de los Estudios Sevilla
Films, cuando aparatosa, importante y más guapa que nunca llegó Sarita Montiel, repartiendo
saludos, sonrisas y bromas. Inmediatamente una legión de maquilladores,
peluqueros, masajistas, etc., se apoderó de ella y no la volvimos a ver más
hasta que, transformada en otra persona, pero siempre dentro de ese torrente de
personalidad que la hizo llegar al privilegiado lugar que ocupa, apareció en el
plató, donde rueda, bajo las órdenes de Mario Camus, la historia de ‘Esa
mujer’, con un guión de Antonio Gala, el afortunado autor de ‘Los verdes campos
del Edén’, y diálogos de Vizcaíno Casas.
Sarita Montiel
ha vuelto a trabajar para Suevia Films-Cesáreo González, una vez terminada las
diferencias que surgieron con motivo de no poder intervenir la estrella en el
rodaje de ‘La guerrillera de Villa’.
Todo se arregló
afortunadamente. Todo se justificó y una vez más juntos la diva cinematográfica
y la productora de éxitos multitudinarios volverán a proporcionar al cine
español una película de éxito mundial.
Y aseguramos que
será de éxito mundial, porque así lo garantizan los pilares que la sustentan:
junto a Sara, y compartiendo honores estelares con ella, aparece el galán
argentino Hugo Blanco, el protagonista de ‘Mestizo’ que, después de dejar en su
tierra, allá por el Mar del Plata, un historial artístico de primera categoría,
llegó a España dispuesto a ganarse limpiamente y por derecho propio todo lo que
ya había superado dentro de los límites de las fronteras argentinas.
Hugo Blanco ha
conseguido en menos de dos años de estadía en tierras españolas, ocupar un
primer puesto en las filas delanteras del azaroso mundillo del cine y del
teatro.
Como todo astro
importante, alterna un trabajo con otro y así, antes de iniciar el rodaje de
‘Esa mujer’, redondeó una hermosa temporada teatral en el Marquina, de Madrid,
al frente de su propia compañía y en unión a Trini Alonso y Teresa Hurtado, con
la comedia ‘Coqueluche’, que hizo reír picarescamente a miles y miles de
espectadores. Después que finalice su actual trabajo cinematográfico, debutará
en Barcelona, junto a la delicadísima Elena María Tejeiro, con la traducción
‘La gata y el búho’. Y así, burla burlando, va apuntándose tantos a favor en el
difícil peregrinar del mundo del arte.
Pero hay más
todavía: Sara Montiel, por primera vez en su carrera, interpretará canciones
del fabuloso Armando Manzanero, que este autor, ídolo actual, ha escrito
expresamente para la estrella.
Inicia su
carrera cinematográfica, ya en serio, en esta película, una gran amiga de
nuestras lectoras, una estrella de fotonovela que pasó al campo de la
televisión y entra, ahora, por la puerta grande en el cine: Patricia Nicel, que
muy pronto volverá con todas vosotras, dando vida fotográfica, una vez más, a
otra de las heroínas de estos romances de amor que llenan las páginas de
nuestra revista.
Comprendemos que
Sara Montiel se haya decidió a interpretar ‘Esa mujer’, cuando ella misma nos
da unos apuntes de lo que sucede en su nueva película, donde la protagonista de
‘El último cuplé’ vuelve a crear un personaje de los que nunca defraudan al
público que ha mantenido a la Montiel en la supercima del éxito: una religiosa,
ante la brutalidad de un desaprensivo, se ve obligada a abandonar su convento,
a dejar atrás tocas, cilicios, rosarios y rezos, para enfrentarse fríamente con
el torbellino del mundo.
Sara Montiel
cambia los dulces cantos del coro por las canciones alegres de los grandes
varietés. La celda del convento, por los camarines forrados de raso y cuajados
de flores. El silencio del claustro, por la turbamulta de las fiestas mundanas,
que se organizan en honor de la cantante de moda. Pero la felicidad no llega. Queda
siempre el recuerdo de lo pasado y el vivir, actualmente, una vida sentimental
turbulenta que llena sus ojos de lágrimas. Sin embargo, cuando aparece, por
fin, la gracia estelar del amor definitivo y único, otra mujer se levanta para
defender lo que hasta entonces había sido suyo. Es ahí donde empieza la
tragedia, que hará suspirar a miles de corazones femeninos y apretar los ojos
para que no aparezca el llanto.
Mario Camus, el
director, acude para privarnos de la conversación con Sara. Comienza el rodaje.
Se encienden los focos, cada cual corre a su puesto y a la voz de ‘¡Silencio; se rueda!’, comienza la escena de amor
de una de nuestras fotografías:
-¡Amor
mío! Mi vida empezó contigo, cuando te conocí, y acabará cuando te marches…
Volvemos al bar
y allí encontramos a Patricia Nadal, que espera su momento de acudir al rodaje.
La abordamos de prisa y corriendo, porque el tiempo apremia.
-¿Contenta,
Patricia?
-Feliz.
-¿Difícil tu
papel?
-No,
pero sí lleno de matices, sabroso e importante.
-¿Volverás a la
fotonovela?
-Desde
luego. Nada tiene que ver que haga cine en este momento para abandonar mi
trabajo en el foto-romance. Ya intervine anteriormente en otras películas y
continué junto a mis amigas de SELENE.
-¿Qué películas
fueron?
-Varias.
Entre ellas, ‘Querido profesor’, a las órdenes de Javier Setó y en unión del
propio Alfonso Paso, autor del guión, e Irene Gutiérrez Caba. Así, pues, no
digo adiós, sino hasta luego. Nada tiene que ver el cine con la fotonovela. Son
dos trabajos distintos, y los dos maravillosos. Todo es diferente. Tal vez en
fotonovela el trabajo sea más duro, la interpretación más difícil, porque al
faltar el gran apoyo de la palabra, la expresión en los ojos, en las manos, en
el movimiento de todo el cuerpo deba cuidarse más, redondearse más. Y…
perdonadme, pero me llaman para rodar y antes debo pasar a que repasen mi
maquillaje. Muchas gracias por vuestra visita y decid a mis amigos de SELENE
que pronto estaré con ellas. Adiós.
Volvemos a tomar
café y salimos de los estudios de Sevilla Films, convencidos de que estos tres
personajes llegarán a conmover a millones de personas, pues su historia cala
hondo, muy hondo.
EL RECORTE CLVII
Mucha fue la expectación que causó el rodaje de 'Esa mujer'. Aparte de ser un nuevo film de 'súper' Sara, contaba con elementos novedosos en la trayectoria cinematográfica de la actriz y, además, venía precedida por la leyenda 'Tuset'. La revista Semana, en su número de 14 de Diciembre de 1968, mostraba un reportaje y entrevista realizado a la actriz durante el rodaje.
¡JUICIO
A
SARA
MONTIEL!
Sara, en el banquillo de los acusados. El estudio se ha convertido en una sala de justicia. El fiscal acusa a Soledad (el personaje de 'Esa mujer') de asesinato. El periodista, sin embargo, prefiere juzgar a Sara. Y la estrella habla con la claridad que le caracteriza.
La juzgan. Ha
matado a alguien. Por amor. Viste de negro. Está altiva, orgullosa, ante el
juez. Se llama Soledad. Sus manos se aferran a la barandilla del estrado.
Tensión en la sala.
-¡Corten!
¡Vale! –y
la tensión dramática se quiebra.
Ha sido una
escena difícil. Sara Montiel –la ‘Soledad’ de ‘Esa mujer’- ha resistido
impávida, sin mover una pestaña, unos primeros planos solo aptos para actrices
de categoría. Sara, cada día más humanizada –aunque no diga que en otros
tiempos no lo fuera-, acepta sumisamente las indicaciones del director o del
cámara. Ella también aporta ideas, sin menospreciar o mermar la autoridad del
director. Porque Sara entiende cada día más de cine; sobre todo, del cine que
ella hace para su público.
-Sara –le digo
erigido en periodista-juez-. Por ahí aseguran que ya no está usted en alza. Que
sus películas no interesan…
-Pamplinas.
Ahí está el control de taquilla. Mis películas son las que más dinero dan. Lo
digo sin vanidad. Es un hecho evidente y no hay por qué ocultarlo. Quien quiera
comprobarlo…
DOCE KILOS MENOS
Ha adelgazado.
Está, claro, más llenita que hace unos años, pero mejor ‘silueteada’ que hace
dos.
-He
perdido doce kilos –reconoce.
-Confiesa que
estaba gruesa…
-Sí,
¿por qué no? –surge
la Montiel desafiante, rabiosamente sincera, española por los cuatro costados-.
Cuando algunas colegas me insinuaban que estaba
gorda yo les decía: “Sí, lo estoy, pero mis motivos tendré”. Y pensaba para mis
adentros que la gordura tiene solución, pero la fealdad, no.
En efecto. Hoy,
Sara Montiel está bella. Una belleza desbordante, muy joven, cuando en la cara
se le marcan esos dos hoyuelos que en color y cinemascope son más taquilleros
que otros atributos físicos de otras estrellas.
-Imagino, Sara,
que disfruta usted de buen apetito…
-Lo
normal. ¿Que engordo un poquito? Una dieta adecuada, y todo arreglado. Lo que
pasa es que soy mujer ancha, grande…
La personalidad de esta actriz es arrebatadora. Ella sola llena el 'plató' y atrae la atención de todos. Hace gala de una profesionalidad ejemplar.
Posa sus manos
en las caderas. Levanta la cabeza. Se mira los hombros. Y sigue diciendo:
-¡Vamos,
que no soy una melindres! Mido 1,70… Algo tendré que comer para mantenerme en
pie, ¿no? Pero, lo dicho, es la fealdad lo que no tiene arreglo.
-Según usted,
existen mujeres feas…
-Al
menos, unas menos guapas que otras, sí existen.
CUATRO SARAS EN UNA
Sara es un
compendio de actitudes y personalidades que se resumen en una sola: ella. La
cosa está clara. Hay una Sara Montiel irónica, mordiente, que dispara dardos
con hiriente gracejo popular. Hay otra Sara que se infantiliza, se torna
indefensa… Pero yo no creo demasiado en esta Sara indefensa; sobre todo, desde
que un día la oí decir ‘que a veces conviene
hacerse la tonta’. Hay otra Sara, la desafiante, la altiva, la diosa
erguida, que se sabe guapa y admirada. Una cuarta Sara es la que se humaniza y
abre su corazón a la gente.
A esta última,
pregunto:
-Sara, ¿hay
cuerda para rato?
Pero surge la
desafiante:
-¿Qué
edad tiene Elizabeth Taylor? ¿Y Sofía Loren? Y ahí las tienen, más guapas que
nadie, ganando más dinero que todas… ¡Pues yo tengo menos años que ellas! Así
que…
-¿Cuántos años?
–me apresuro a preguntar.
-Treinta
y cinco, aunque algunos no lo crean.
-Hay personas
que se empeñan en aconsejarla; que si lo que hace está mal hecho, que si ya
está bien de cuplés, que si…
-No
me entero de lo que dicen. Yo sé lo que hago.
-¿Se cree
infalible?
-¡No,
pobre de mí! Pero no soy una tonta…
-Sara,
sinceramente, ¿en qué cree?
-En
mi madre y en Dios. Tengo a mamá mala. Ayer creí que se me iba… Cosas de los
huesos, ¿sabe? Parece que ha pasado la crisis…
LOS HIJOS
-¿Le gustaría tener
un hijo?
-Me
gustan mucho los niños… -se
limita a decir.
-Pero no vienen
–insisto.
-Así
es la vida… ¡A lo mejor, el día menos pensado empiezan a venir y… me descuelgo
con cinco! Como esa señora inglesa…
La entrevista
sufre varias interrupciones. El rodaje no puede detenerse. El operador
Christian Matras –francés- cuida con primor, hasta el detalle más
insignificante, la iluminación sobre Sara, a la que califica como ‘una de las
seis estrellas más fotogénicas del mundo’. Ella, prodigiosamente impávida,
convertida en estatua de carne, soporta estoicamente los prolegómenos de cada
escena. Sara derrocha profesionalidad. Hay que decirlo.
-¿Cuál es su
mundo, Sara? –pregunto después.
-Mi
madre, mi marido, mi perrita, mis siete sobrinos, mis amigos…
-¿Ha sufrido
muchos desengaños?
-En
mi vida artística, algunos; en mi vida privada, bastantes…
¡Quién no!
-¿Algún
desengaño ha dejado huella en usted?
-Sí,
claro. La vida es así. Pero yo sigo adelante… No me amilano tan fácilmente ante
las contrariedades.
-¿Qué sabe usted
de la venganza?
-¡Nada!
Yo no soy de las que ponen la mejilla para que me den un segundo guantazo.
¡Eso, desde luego! Pero no soy vengativa. Todo tiene arreglo menos la muerte.
Una Sara arrogante y hermosa. Ahora la dirige un hombre joven, Mario Camus. En 'Esa mujer' Sara canta poco. Es un papel fundamentalemente dramático.
EL AMOR
Se echa un chal
sobre los hombros. Pide un café con leche. Nos vamos a un rincón, ‘para no
molestar’.
-Sara: siempre
le preguntan por su matrimonio… ¿Es que le ocurre algo a su matrimonio?
-Nada,
que yo sepa. Es que hay personas que no saben preguntar otra cosa… Cuestión de
imaginación, quizá.
-¿Se han
enamorado de usted muchos hombres?
-Habría
que preguntárselo a los hombres…
Encajo el golpe.
Los reflejos de Sara están siempre a punto.
-Y usted ¿a
cuántos ha enamorado?
-No
me dedico a eso… Ahora he enamorado a uno: mi marido.
La reclama Mario
Camus, el director, un hombre joven.
-Voy,
Mario, perdona…
Sara pide
siempre perdón. Está amable con todos. Hay una leyenda negra de Sara Montiel.
Yo la desmiento. No es la tirana del ‘plató’, no es indisciplinada.
-Disculpa,
Sara, hay que repetir… -dice
luego el cámara.
-¡Por
Dios, no hay nada que disculpar! Es un plano muy difícil, para vosotros y para
mí. Hala, vamos…
La cámara capta
sus ojos. Un primerísimo plano. Esos ojos vierten lágrimas. La cámara retrocede
lentamente. Sara sigue llorando… Ella misma se ha maquillado. Sabe de luz,
fotografía y maquillaje como el que más. Está en el estudio desde las doce de
la mañana. Ya son las diez y media de la noche. El coche espera en el patio.
-Hasta
mañana a todos –dice
cuando abandona el ‘plató’.
Uno cree
reconocer ya un poquito más a esta mujer sorprendente. Porque a mujeres como
Sara Montiel nunca se las llega a conocer del todo.
H. S. M.
(Fotos Urech.)
LA FOTO CLVII
Otra imagen de Soledad, Sara Montiel, en 'Esa mujer'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario