lunes, 3 de marzo de 2014

LOLITA - 6 de Diciembre de 1968 - España


(Agradecemos el envío de esta revista a Violeta Riscal)
SARA MONTIEL
Y SU NUEVO GALAN,
HUGO BLANCO,
RUEDAN
“ESA MUJER”

Después de su vuelta de Méjico, Sara Montiel ha empezado a rodar otra nueva película, y van… Nosotros ya hemos perdido la cuenta. Este film, titulado “Esa mujer”, está basado en un guión de Antonio Gala, con diálogos de Vizcaíno Casas.
Llegamos al plató donde daba comienzo la primera vuelta de manivela. La primera palabra que oímos cuando, indiscretamente, entreabrimos la puerta fue: ¡Silencio! Habíamos llegado un poco tarde. Las escenas consistían en unos primeros planos de Sara. El estudio es sumamente reducido, apenas pueden moverse los encargados de los trabajos manuales. El suelo era de moqueta, con dos grandes alfombras. Para tirar las colillas hubo un auténtico desfile toda la tarde; casi teníamos que salir a la calle. Todo esto son trivialidades que en nada repercutían sobre los auténticos protagonistas de las primeras secuencias.
Allí estaban, frente a las cámaras, Sara Montiel y el joven galán del cine español Hugo Blanco. Oímos de nuevo: ¡Silencio!, y Mario Camus continuó diciendo: ¡Acción! Hugo, el gran amor de Sara, es un joven teniente que la estrella espera con ansia. Se besan, ríen, se aman. De nuevo interviene Mario Camus: ‘¡Corten! Muy bien, vamos a hacer otra toma’.
Hablamos con Mario Camus, hombre sumamente agradable, muy joven y ya acreditado realizador de nuestro cine. Nos dijo que la mayor parte de los exteriores de la película se realizarán en Pontevedra. Tendrán secuencias en el monasterio de Oya y en Alcalá de Henares.
En esta película, Sara Montiel sufre una auténtica decepción: el galán terminará enamorándose de su hija, papel que incorpora una joven actriz española y que nada tiene que ver con aquella otra que le había salido a Sara en Méjico.
A Mario Camus no le gusta ver fotógrafos cerca. Le habíamos hablado de hacerle unas fotografías con Sara y con Hugo, y se disculpó. Repele todo lo que pueda ser el más ligero síntoma de aparecer en periódicos o revistas. Al final claudicó, ante la petición de Sara para que posase con los protagonistas. Trabajo le costó a la estrella. Le tomó de un brazo y trató de llevarle bajo los focos, diciendo: ‘Que luego van a hablar mal de nosotros…’. Todos rieron la ocurrencia y nuestra cámara hizo el disparo. Luego, al ver las fotografías, pudimos comprobar que el gran director es bastante fotogénico, aun con  gafas y todo. No nos extrañaría verlo algún día del otro lado de las cámaras.
Pero, por el momento, sigue desde el lado de acá del tomavistas, dirigiendo a la gran Sara, que, pese a su bien conservada belleza, para la que no parecen pasar los años, encarna esta vez a un personaje más cerca de la realidad de sus años floridos. La decepción que sufre Sara en la película, al ver como su hija cinematográfica le roba al galán, quizá sea pareja a la que padezcan ciertos ‘fans’ de la diva al contemplar la escena; pero otros muchos tendrán la satisfacción de ver a la estrella emprender el camino del gran cine dramático, de altura interpretativa.



Trío de ases: Sara Montiel, Mario Camus y Hugo Blanco. Son los tres grandes protagonistas de 'Esa mujer'. A ella no necesitamos presentarla. Hugo Blanco es un joven galán del cine hispano. Y Mario Camus es el director. 


Aunque los años no pasan por Sara, y los decimonónicos capitanes de Artillería siguen cayendo en sus encantos cupletistas, esta vez será desbancada por una hija suya, que le quitará el novio. Una hija cinematográfica sólo. 



M. MONTES-RADIAL PRESS

TODO ES DIFERENTE EN
SARA MONTIEL
Todo es diferente en Sara Montiel. Hasta las jornadas de rodaje que, normalmente comienzan cuando está rayando el día, con ella se inician después que el reloj marca las tres de la tarde. Es condición que ella impone en todos sus contratos: nunca rodará la estrella más internacional de nuestro cine antes del mediodía. Por eso, terminábamos de tomar café en el bar de los Estudios Sevilla Films, cuando aparatosa, importante y más guapa que  nunca llegó Sarita Montiel, repartiendo saludos, sonrisas y bromas. Inmediatamente una legión de maquilladores, peluqueros, masajistas, etc., se apoderó de ella y no la volvimos a ver más hasta que, transformada en otra persona, pero siempre dentro de ese torrente de personalidad que la hizo llegar al privilegiado lugar que ocupa, apareció en el plató, donde rueda, bajo las órdenes de Mario Camus, la historia de ‘Esa mujer’, con un guión de Antonio Gala, el afortunado autor de ‘Los verdes campos del Edén’, y diálogos de Vizcaíno Casas.
Sarita Montiel ha vuelto a trabajar para Suevia Films-Cesáreo González, una vez terminada las diferencias que surgieron con motivo de no poder intervenir la estrella en el rodaje de ‘La guerrillera de Villa’.
Todo se arregló afortunadamente. Todo se justificó y una vez más juntos la diva cinematográfica y la productora de éxitos multitudinarios volverán a proporcionar al cine español una película de éxito mundial.


Y aseguramos que será de éxito mundial, porque así lo garantizan los pilares que la sustentan: junto a Sara, y compartiendo honores estelares con ella, aparece el galán argentino Hugo Blanco, el protagonista de ‘Mestizo’ que, después de dejar en su tierra, allá por el Mar del Plata, un historial artístico de primera categoría, llegó a España dispuesto a ganarse limpiamente y por derecho propio todo lo que ya había superado dentro de los límites de las fronteras argentinas.
Hugo Blanco ha conseguido en menos de dos años de estadía en tierras españolas, ocupar un primer puesto en las filas delanteras del azaroso mundillo del cine y del teatro.
Como todo astro importante, alterna un trabajo con otro y así, antes de iniciar el rodaje de ‘Esa mujer’, redondeó una hermosa temporada teatral en el Marquina, de Madrid, al frente de su propia compañía y en unión a Trini Alonso y Teresa Hurtado, con la comedia ‘Coqueluche’, que hizo reír picarescamente a miles y miles de espectadores. Después que finalice su actual trabajo cinematográfico, debutará en Barcelona, junto a la delicadísima Elena María Tejeiro, con la traducción ‘La gata y el búho’. Y así, burla burlando, va apuntándose tantos a favor en el difícil peregrinar del mundo del arte.
Pero hay más todavía: Sara Montiel, por primera vez en su carrera, interpretará canciones del fabuloso Armando Manzanero, que este autor, ídolo actual, ha escrito expresamente para la estrella. 



Inicia su carrera cinematográfica, ya en serio, en esta película, una gran amiga de nuestras lectoras, una estrella de fotonovela que pasó al campo de la televisión y entra, ahora, por la puerta grande en el cine: Patricia Nicel, que muy pronto volverá con todas vosotras, dando vida fotográfica, una vez más, a otra de las heroínas de estos romances de amor que llenan las páginas de nuestra revista.
Comprendemos que Sara Montiel se haya decidió a interpretar ‘Esa mujer’, cuando ella misma nos da unos apuntes de lo que sucede en su nueva película, donde la protagonista de ‘El último cuplé’ vuelve a crear un personaje de los que nunca defraudan al público que ha mantenido a la Montiel en la supercima del éxito: una religiosa, ante la brutalidad de un desaprensivo, se ve obligada a abandonar su convento, a dejar atrás tocas, cilicios, rosarios y rezos, para enfrentarse fríamente con el torbellino del mundo.
Sara Montiel cambia los dulces cantos del coro por las canciones alegres de los grandes varietés. La celda del convento, por los camarines forrados de raso y cuajados de flores. El silencio del claustro, por la turbamulta de las fiestas mundanas, que se organizan en honor de la cantante de moda. Pero la felicidad no llega. Queda siempre el recuerdo de lo pasado y el vivir, actualmente, una vida sentimental turbulenta que llena sus ojos de lágrimas. Sin embargo, cuando aparece, por fin, la gracia estelar del amor definitivo y único, otra mujer se levanta para defender lo que hasta entonces había sido suyo. Es ahí donde empieza la tragedia, que hará suspirar a miles de corazones femeninos y apretar los ojos para que no aparezca el llanto.
Mario Camus, el director, acude para privarnos de la conversación con Sara. Comienza el rodaje. Se encienden los focos, cada cual corre a su puesto y a la voz de ‘¡Silencio; se rueda!’, comienza la escena de amor de una de nuestras fotografías:
-¡Amor mío! Mi vida empezó contigo, cuando te conocí, y acabará cuando te marches…
Volvemos al bar y allí encontramos a Patricia Nadal, que espera su momento de acudir al rodaje. La abordamos de prisa y corriendo, porque el tiempo apremia.
-¿Contenta, Patricia?
-Feliz.
-¿Difícil tu papel?
-No, pero sí lleno de matices, sabroso e importante.
-¿Volverás a la fotonovela?
-Desde luego. Nada tiene que ver que haga cine en este momento para abandonar mi trabajo en el foto-romance. Ya intervine anteriormente en otras películas y continué junto a mis amigas de SELENE.
-¿Qué películas fueron?
-Varias. Entre ellas, ‘Querido profesor’, a las órdenes de Javier Setó y en unión del propio Alfonso Paso, autor del guión, e Irene Gutiérrez Caba. Así, pues, no digo adiós, sino hasta luego. Nada tiene que ver el cine con la fotonovela. Son dos trabajos distintos, y los dos maravillosos. Todo es diferente. Tal vez en fotonovela el trabajo sea más duro, la interpretación más difícil, porque al faltar el gran apoyo de la palabra, la expresión en los ojos, en las manos, en el movimiento de todo el cuerpo deba cuidarse más, redondearse más. Y… perdonadme, pero me llaman para rodar y antes debo pasar a que repasen mi maquillaje. Muchas gracias por vuestra visita y decid a mis amigos de SELENE que pronto estaré con ellas. Adiós.
Volvemos a tomar café y salimos de los estudios de Sevilla Films, convencidos de que estos tres personajes llegarán a conmover a millones de personas, pues su historia cala hondo, muy hondo.


EL RECORTE CLVII
Mucha fue la expectación que causó el rodaje de 'Esa mujer'. Aparte de ser un nuevo film de 'súper' Sara, contaba con elementos novedosos en la trayectoria cinematográfica de la actriz y, además, venía precedida por la leyenda 'Tuset'. La revista Semana, en su número de 14 de Diciembre de 1968, mostraba un reportaje y entrevista realizado a la actriz durante el rodaje. 


¡JUICIO A
SARA MONTIEL!

Sara, en el banquillo de los acusados. El estudio se ha convertido en una sala de justicia. El fiscal acusa a Soledad (el personaje de 'Esa mujer') de asesinato. El periodista, sin embargo, prefiere juzgar a Sara. Y la estrella habla con la claridad que le caracteriza. 

La juzgan. Ha matado a alguien. Por amor. Viste de negro. Está altiva, orgullosa, ante el juez. Se llama Soledad. Sus manos se aferran a la barandilla del estrado. Tensión en la sala.
-¡Corten! ¡Vale! –y la tensión dramática se quiebra.
Ha sido una escena difícil. Sara Montiel –la ‘Soledad’ de ‘Esa mujer’- ha resistido impávida, sin mover una pestaña, unos primeros planos solo aptos para actrices de categoría. Sara, cada día más humanizada –aunque no diga que en otros tiempos no lo fuera-, acepta sumisamente las indicaciones del director o del cámara. Ella también aporta ideas, sin menospreciar o mermar la autoridad del director. Porque Sara entiende cada día más de cine; sobre todo, del cine que ella hace para su público.
-Sara –le digo erigido en periodista-juez-. Por ahí aseguran que ya no está usted en alza. Que sus películas no interesan…
-Pamplinas. Ahí está el control de taquilla. Mis películas son las que más dinero dan. Lo digo sin vanidad. Es un hecho evidente y no hay por qué ocultarlo. Quien quiera comprobarlo…



DOCE KILOS MENOS
Ha adelgazado. Está, claro, más llenita que hace unos años, pero mejor ‘silueteada’ que hace dos.
-He perdido doce kilos –reconoce.
-Confiesa que estaba gruesa…
-Sí, ¿por qué no? –surge la Montiel desafiante, rabiosamente sincera, española por los cuatro costados-. Cuando algunas colegas me insinuaban que estaba gorda yo les decía: “Sí, lo estoy, pero mis motivos tendré”. Y pensaba para mis adentros que la gordura tiene solución, pero la fealdad, no.
En efecto. Hoy, Sara Montiel está bella. Una belleza desbordante, muy joven, cuando en la cara se le marcan esos dos hoyuelos que en color y cinemascope son más taquilleros que otros atributos físicos de otras estrellas.
-Imagino, Sara, que disfruta usted de buen apetito…
-Lo normal. ¿Que engordo un poquito? Una dieta adecuada, y todo arreglado. Lo que pasa es que soy mujer ancha, grande…


La personalidad de esta actriz es arrebatadora. Ella sola llena el 'plató' y atrae la atención de todos. Hace gala de una profesionalidad ejemplar. 

Posa sus manos en las caderas. Levanta la cabeza. Se mira los hombros. Y sigue diciendo:
-¡Vamos, que no soy una melindres! Mido 1,70… Algo tendré que comer para mantenerme en pie, ¿no? Pero, lo dicho, es la fealdad lo que no tiene arreglo.
-Según usted, existen mujeres feas…
-Al menos, unas menos guapas que otras, sí existen.

CUATRO SARAS EN UNA
Sara es un compendio de actitudes y personalidades que se resumen en una sola: ella. La cosa está clara. Hay una Sara Montiel irónica, mordiente, que dispara dardos con hiriente gracejo popular. Hay otra Sara que se infantiliza, se torna indefensa… Pero yo no creo demasiado en esta Sara indefensa; sobre todo, desde que un día la oí decir ‘que a veces conviene hacerse la tonta’. Hay otra Sara, la desafiante, la altiva, la diosa erguida, que se sabe guapa y admirada. Una cuarta Sara es la que se humaniza y abre su corazón a la gente.
A esta última, pregunto:
-Sara, ¿hay cuerda para rato?
Pero surge la desafiante:
-¿Qué edad tiene Elizabeth Taylor? ¿Y Sofía Loren? Y ahí las tienen, más guapas que nadie, ganando más dinero que todas… ¡Pues yo tengo menos años que ellas! Así que…
-¿Cuántos años? –me apresuro a preguntar.
-Treinta y cinco, aunque algunos no lo crean.
-Hay personas que se empeñan en aconsejarla; que si lo que hace está mal hecho, que si ya está bien de cuplés, que si…
-No me entero de lo que dicen. Yo sé lo que hago.


-¿Se cree infalible?
-¡No, pobre de mí! Pero no soy una tonta…
-Sara, sinceramente, ¿en qué cree?
-En mi madre y en Dios. Tengo a mamá mala. Ayer creí que se me iba… Cosas de los huesos, ¿sabe? Parece que ha pasado la crisis…

LOS HIJOS
-¿Le gustaría tener un hijo?
-Me gustan mucho los niños… -se limita a decir.
-Pero no vienen –insisto.
-Así es la vida… ¡A lo mejor, el día menos pensado empiezan a venir y… me descuelgo con cinco! Como esa señora inglesa…
La entrevista sufre varias interrupciones. El rodaje no puede detenerse. El operador Christian Matras –francés- cuida con primor, hasta el detalle más insignificante, la iluminación sobre Sara, a la que califica como ‘una de las seis estrellas más fotogénicas del mundo’. Ella, prodigiosamente impávida, convertida en estatua de carne, soporta estoicamente los prolegómenos de cada escena. Sara derrocha profesionalidad. Hay que decirlo.
-¿Cuál es su mundo, Sara? –pregunto después.
-Mi madre, mi marido, mi perrita, mis siete sobrinos, mis amigos…
-¿Ha sufrido muchos desengaños?
-En mi vida artística, algunos; en mi vida privada, bastantes…
¡Quién no!
-¿Algún desengaño ha dejado huella en usted?
-Sí, claro. La vida es así. Pero yo sigo adelante… No me amilano tan fácilmente ante las contrariedades.
-¿Qué sabe usted de la venganza?
-¡Nada! Yo no soy de las que ponen la mejilla para que me den un segundo guantazo. ¡Eso, desde luego! Pero no soy vengativa. Todo tiene arreglo menos la muerte.


Una Sara arrogante y hermosa. Ahora la dirige un hombre joven, Mario Camus. En 'Esa mujer' Sara canta poco. Es un papel fundamentalemente dramático. 


EL AMOR
Se echa un chal sobre los hombros. Pide un café con leche. Nos vamos a un rincón, ‘para no molestar’.
-Sara: siempre le preguntan por su matrimonio… ¿Es que le ocurre algo a su matrimonio?
-Nada, que yo sepa. Es que hay personas que no saben preguntar otra cosa… Cuestión de imaginación, quizá.
-¿Se han enamorado de usted muchos hombres?
-Habría que preguntárselo a los hombres…
Encajo el golpe. Los reflejos de Sara están siempre a punto.
-Y usted ¿a cuántos ha enamorado?
-No me dedico a eso… Ahora he enamorado a uno: mi marido.
La reclama Mario Camus, el director, un hombre joven.
-Voy, Mario, perdona…
Sara pide siempre perdón. Está amable con todos. Hay una leyenda negra de Sara Montiel. Yo la desmiento. No es la tirana del ‘plató’, no es indisciplinada.
-Disculpa, Sara, hay que repetir… -dice luego el cámara.
-¡Por Dios, no hay nada que disculpar! Es un plano muy difícil, para vosotros y para mí. Hala, vamos…
La cámara capta sus ojos. Un primerísimo plano. Esos ojos vierten lágrimas. La cámara retrocede lentamente. Sara sigue llorando… Ella misma se ha maquillado. Sabe de luz, fotografía y maquillaje como el que más. Está en el estudio desde las doce de la mañana. Ya son las diez y media de la noche. El coche espera en el patio.
-Hasta mañana a todos –dice cuando abandona el ‘plató’.
Uno cree reconocer ya un poquito más a esta mujer sorprendente. Porque a mujeres como Sara Montiel nunca se las llega a conocer del todo.

H. S. M.
(Fotos Urech.)


LA FOTO CLVII


Otra imagen de Soledad, Sara Montiel, en 'Esa mujer'. 


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