domingo, 4 de mayo de 2014

AMA - Mayo, segunda quincena - 1964 - España


SARITA
Y “CHENTE”
SE CASARON EN ROMA
Regalo del novio
UN TRAJE DE BALMAIN
(125.000 pesetas)
Depositó el ramo de orquídeas en la tumba de Alfonso XIII

“Sarita de Ramírez Olalla”. Con estas palabras terminó Sara Montiel la dedicatoria que me puso en la tarjeta del menú de su banquete de bodas.
Son el fin de una historia y el comienzo de otra.
Un telón final sobre toda esa serie de conjeturas, de misterio, en torno a su boda con José Vicente Ramírez Olalla, y otro que se levanta sólo para ellos dos, dando paso a una etapa en sus vidas.


¿POR QUE EN ROMA?
Hasta el último momento han sabido mantener oculta la verdadera razón que les indujo a celebrar su matrimonio en Roma. Habían dicho que les gustaba la capital de Italia, que querían evitar las lógicas complicaciones de casarse en España…
Pepe, primero, y Sara, después, me lo aclararon:
-La verdad es que habíamos escrito una carta al Santo Padre para que  nos concediera una audiencia después de la ceremonia. Nos hacía a los dos una ilusión especial. Era el perfecto remate. Por eso, hasta que no tuvimos la seguridad de que iba a ser así, no anunciamos el sitio de la boda. Además, nos aconsejaron que mantuviéramos discreción hasta después de verle.
-Y puestos en Roma, ¿qué mejor sitio que la Iglesia de Montserrat? Un templo cargado de recuerdos para España, la iglesia de los españoles…


La novia y el padrino salen del hotel, mientras el novio se impacienta un poco. 

EN PLENA VIA VENETTO
Es una de las calles romanas conocidas en todo el mundo: la de los hoteles de lujo, lugar de cita para los famosos, actores, actrices, artistas…
Nos dirigimos primero al hotel Majestic, donde se hospeda ‘Chente? El portero nos dice:
-No está aquí en este momento. Seguramente le encontrarán en el Excelsior con la ‘findanzata’ (novia en italiano).
Efectivamente, Sara se hospeda en este otro hotel de vía Venetto. Un poco más arriba, en la acera de enfrente.
Pepe Ramírez –‘Chente’ para ella- nos invita a una copa en el bar del hotel. Al poco rato baja ella. Está –como siempre- guapísima. Lleva un modelo de Inés Higuera: traje amarillo y abrigo blanco, con un sombrero inglés de tul, blanco también.
-¿Sabéis lo que me acaba de preguntar el ascensorista?: ¡Que si soy egipcia! Yo le he dicho que no, que soy española. Debe ser por el sombrero; pero no me lo puedo quitar porque estoy mal peinada.
A Sarita le llaman en Roma ‘la ragazza delle violete’, que es el título de ‘La violetera’ en italiano. Los que no la conocen también se fijan en ella; por su belleza, por su elegancia. No pasa inadvertida.


Sarita se dirigió a la tumba del rey español Don Alfonso XIII y depositó su ramo de flores. 

UN EQUIPO REDUCIDO
Sara no ha querido llevarse a Roma demasiados trajes. Sólo diez o doce modelos de Balmain, Dior e Inés Higuera.
-Traigo muchas maltas vacías porque durante el viaje pienso comprarme cantidad de ropa de invierno y verano. Le he dicho a mi madre que también trajera alguna maleta vacía para que se lleve algunas cosas y me quede todavía sitio.
Efectivamente, subimos a su habitación y nos enseña el armario, no demasiado repleto.
Ocupa una ‘suite’ preciosa –salón, dormitorio y servicios- en el tercer piso del Excelsior.
El día anterior, a nuestra visita, se celebró la boda civil. Ni un solo fotógrafo, ni un curioso. Sólo ellos dos con la condesa de Santa Engracia e Inés Gómez Duque.


Regalo de su madre: un reloj de oro y brillantes. 


EL DIA DE LA BODA
Hemos quedado con Sara a las nueve de la mañana, en el hotel, para hacerle una foto antes de  salir hacia la iglesia. Está en su habitación con algunas amigas y el padrino, Luís Ramírez Olalla, hermano del novio.
Ella lleva el maravilloso traje de Pierre Balmain, regalo de ‘Chente’. Es un vestido y abrigo en encaje de oro y plata, que ha costado ciento veinticinco mil pesetas. Una pamela, también de oro y plata, recubierta por un ligerísimo tul y adornada, a la derecha, con flores de té. Un collar de rubíes y brillantes y un reloj de oro y brillantes, regalo de su madre. No lleva más joyas. Después de la ceremonia, en su dedo anular, lucirá la alianza de oro y brillantes, creada por Van Guest.
Al filo de las diez llega María Santa Engracia con el ramo de flores: orquídeas rosas, adornadas con cintas de oro y plata.
La novia y el padrino esperan a la puerta del hotel un tanto impacientes –la hora se echa encima- para subir al Cadillac negro que les conducirá a la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat.
Allí están los invitados y el novio junto a la madrina, la señora de Abad, madre de Sara.

FLORES EN LA TUMBA DE ALFONSO XIII
La iglesia está adornada con flores blancas; unas tiras de tul hacen pasillo –cubierto de alfombra roja- hasta el altar mayor.
El órgano toca la marcha nupcial. Novios y padrinos se arrodillan en los reclinatorios. Fray Justo Pérez de Urbel, Abad Mitrado del Valle de los Caídos, sale revestido de pontifical –mitra y báculo- para oficiar la ceremonia.
-“María Antonia Abad Fernández, ¿quieres por esposo a don José Vicente Ramírez García Olalla?”
-“Sí, quiero”.
Se intercambian las alianzas y las arras. La bendición de la Iglesia cae sobre su unión para toda la vida…
Al terminar la santa misa, Sara, presurosa, se dirige a la capilla donde se encuentran los restos del rey Don Alfonso XIII, en la que deposita su ramo de orquídeas.
Pasaron luego a la sacristía para firmar las actas. Al cabo de un rato volvieron a salir. Sarita había cambiado el traje de bodas por uno negro, y la pamela, por una mantilla española.


Sarita levantó su copa alegremente para brindar. La orquesta tocaba 'El relicario'. 


De izquierda a derecha: María de Santa Engracia, señora de Azcona (de pie), marquesa de Santa Rita, señora de La Guardia, vizcondesa de Tuy y señorita Ramírez Olalla. Durante la ceremonia en la iglesia de Montserrat. 


De izquierda a derecha: Paco y Elpidia, su mujer, hermana de Sarita. El señor Ramírez Olalla; Ángeles y su marido, Teodoro Lucas; Sara y su sobrina María Antonia. 


Los salones del Gran Hotel presentaban un aspecto maravilloso, preparados para el banquete nupcial, donde fuimos gentilmente invitados por la pareja. Pepe Ramírez, el novio, eligió personalmente el exquisito menú. 


Poco antes de dar comienzo el banquete, Sarita charla con un grupo de invitados, entre ellos Fray Justo Pérez de Urbel, que celebró la boda. 

ANTE PAULO VI
Rápidamente subieron en un Cadillac gris oscuro –el que había conducido ‘Chente’ hasta la Iglesia- para dirigirse al Vaticano.
La audiencia de Su Santidad estaba fijada para las doce menos veinte.
Llegaron al palacio, donde les esperaba monseñor Sotero Sanz, de la Secretaría de Estado, que les había preparado previamente la entrevista.
Pasaron por una serie de antesalas, donde esperaban otras personas, hasta llegar a la puerta de la biblioteca de Su Santidad. El Papa salió inmediatamente.
Estuvo hablando con ellos casi un cuarto de hora y les regaló un rosario de plata y una medalla conmemorativa del Concilio. Con la promesa de enviarles una foto dedicada de su puño y letra, el Santo Padre se despidió, otorgándoles su bendición especial.
Sarita y Pepe me contaban la entrevista emocionados:
-¡Qué ojos tiene el Santo Padre! –comentaba Sara-. Es una mirada profunda, inteligente… Yo me quedé de piedra cuando empezó a hablarme de cine, y se refirió a un papel que me habían propuesto hace ¡casi cuatro años!: el de Eva Lavalier. ¡Y me dijo que lo hiciera, que me iba muy bien!
-Como comprenderás –decía Pepe- este privilegio hace más inolvidable el día de nuestra boda.


En una habitación próxima a la iglesia, Sarita se cambió de traje para acudir a la audiencia que le había concedido Su Santidad. Iba con el tiempo justo, porque la ceremonia se retrasó sobre la hora fijada. 

EN LOS SALONES DEL GRAN HOTEL
Terminada la audiencia con el Santo Padre, los recién casados fueron a su hotel. Sara cambió, de nuevo, el traje negro por el de Balmain; se arregló un poco el pelo y no se puso la pamela.
Alrededor de las dos llegaron al Gran Hotel, donde estaba preparado el banquete en el salón de recepciones: una amplísima estancia decorada con pinturas al fresco, espejos, arañas de cristal…
Entre los invitados estaban Elpidia, Ángeles, Antonio, hermanos de Sara; su cuñada, Manuela Sánchez; su sobrina, María Antonia; su cuñado Paco. Los señores Gómez Acebo, los vizcondes de Tuy, condes de Santa Engracia, señores de Azcona (el médico que operó a Sarita), don Ignacio Balenciaga, don Pedro Juez…
Familiares del novio sólo pudieron asistir su hermano –el padrino- y una hermana.
Tras un rato de animada conversación, mientras Alejandro disparaba su cámara en clásicas fotos familiares, comenzó la comida, a la que fuimos amablemente invitados.
Pepe le decía a Sara:
-Recuerda que el Santo Padre te ha dicho que has de ser una mujer ‘molto brava’ (muy animosa).
El menú –elegido directamente por ‘Chente’- era exquisito:
Salmón de Escocia ahumado. Consomé al Jerez. Ravioli a la ‘Piamontesa’. Solomillo de ternera. ‘Dimitri’ con ‘bouquet’ de legumbres. Espárragos de Genes con salsa ‘mousseline’. Helado. Tarta nupcial. Café y licor. Vino blanco de la Riviera; tinto Chianti Mellini y champaña Moet Chandon.
:p> -“María Antonia Abad Fernández, ¿quieres por esposo a don José Vicente Ramírez García Olalla?”

-“Sí, quiero”.
Se intercambian las alianzas y las arras. La bendición de la Iglesia cae sobre su unión para toda la vida…
Al terminar la santa misa, Sara, presurosa, se dirige a la capilla donde se encuentran los restos del rey Don Alfonso XIII, en la que deposita su ramo de orquídeas.
Pasaron luego a la sacristía para firmar las actas. Al cabo de un rato volvieron a salir. Sarita había cambiado el traje de bodas por uno negro, y la pamela, por una mantilla española.


En su armario, en el hotel, sólo doce modelos de Balmain, Dior e Inés Higuera. Piensa comprar mucha ropa durante todo el viaje de novios. 


Nuestros redactores, Artacho y Alejandro con Sara Montiel. 

CON “EL RELICARIO” DE FONDO
Sarita, emocionada, levantó su copa. La orquesta que amenizó el banquete interpretaba el célebre pasodoble español ‘El relicario’. Pero ahora el homenaje era a Sara y a ‘Chente’, y fuimos todos los invitados quienes coreamos la canción que tan maravillosamente interpreta ella.
Los novios partieron la preciosa tarta a los acordes de la marcha nupcial. Abrazos, felicitaciones… Un ambiente íntimo, francamente agradable.
Sin ninguna duda, la nueva pareja, los señores de Ramírez Olalla, guardarán un recuerdo imborrable de este día cargado de cosas agradables y, sobre todo, de la entrevista con Pablo VI.
Al día siguiente salieron de Roma, camino de Nueva York, haciendo sucesivas escalas en países orientales, Japón y San Francisco.
El viaje durará unos quince días aproximadamente, y después se instalarán en su piso de Madrid.
Nosotros les deseamos muchísimas felicidades para toda la vida:
-‘Auguri’ –que dicen los italianos.



De nuestros enviados especiales Francisco ARTACHO y ALEJANDRO


EL RECORTE CLXI
1964 fue para la estrella un año lleno de acontecimientos: rodaba y estrenaba Samba (con estancia de meses incluida en Brasil) y se casaba por segunda vez. Pero, ¿dónde se casaría la estrella más importante del cine español? Cine en 7 días apuntaba Campo de Criptana. Finalmente..... ¡Roma!

¡VOLVIO
SARA MONTIEL!
¿Será la boda en Campo de Criptana, su pueblo?

La diligente acción periodística de nuestros representantes en la plaza manchega de Campo de Criptana nos permite ofrecer como novedad informativa la primera fotografía de Sara Montiel a su regreso del Brasil en compañía de su prometido, José Vicente Ramírez Olalla, que fue presentado a los amigos y familiares en la tierra natal de nuestra actriz, con quienes le vemos departiendo en un bar. Pero lo que añade interés a la noticia es que Sara y Chente –que se ha dejado un pequeño bigote- parecían afanosos en ultimar detalles relacionados con la celebración de sus próximos esponsales. ¿Serán éstos en Campo de Criptana y no en la basílica del Valle de los Caídos, como vino diciéndose? Esto, al menos, es lo que se comenta en el pueblo.


Fotos Dummy


LA FOTO CLXI


La estrella en 'Samba'. Película que este 2014 cumple 50 años y que fue la más cara de la historia del cine español hasta el momento. 

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