El debut de
SARA MONTIEL
Esta señora es Doña Domingas
Después de tres años, Sara Montiel se ha presentado
en el teatro La Latina de Madrid. En el estreno estuvieron todos. Pero
“Protagonistas” fue más allá. Durante siete horas y media compartimos sus nervios,
sus lamentaciones y hasta su mesa. Recogimos todos los comentarios, los gritos,
los chismes. Hora a hora, minuto a minuto fuimos su sombra. Aquí se lo
contamos. Con todo detalle y algo más.
“Parece
que hay tiempo de sobra, pero siempre falta”, nos dice mientras abre su camerino.
Entramos con ella y la vemos sudar de nuevo. Pepe Tous pide agua para la
vedette. En la pared, prendidos con alfileres hay muchos telegramas. En todos
la desean suerte. Son los ánimos de amigos y familiares que no podrán asistir
al estreno.
Más tarde se
organiza una mesa en los pasillos. Sara no termina de cenar. “No puedo más”, dice. Chicho Gordillo, que está de
comensal invitado, se apunta a las sobras. Pepe Tous le da al whisky, según él
para matar los nervios.
7.00 HORAS. Sara
termina de maquillarse en su casa. Con las manos temblando apenas acierta a
cerrar el “neceser”. Aún faltan cuatro horas.
7.15 HORAS. Sara
abandona su casa con la mirada perdida. No hace caso a nadie. Pepe Tous ha
tomado el “neceser” para aliviarla del peso. Ella no se ha dado cuenta y lo
pide a voces. Los nervios empiezan a traicionarla.
7.30 HORAS. La
Montiel llega al teatro. Faltan tres horas y media para enfrentarse al público.
Pero Sara ya está allí. Quiere chequear por última vez el sonido y las luces.
Después se encierra en el camerino. “No, aún no me
voy a vestir; pasa simplemente que quiero estar sola”, nos dice. Nosotros
respetamos su deseo y esperamos. A las nueve y media pide la cena. Se organiza
una mesa en los pasillos. Sara se conforma con un escalope a la vienesa.
10.00 HORAS. Sara
vuelve al camerino. Intentamos pasar. La Montiel nos cierra la puerta con
delicadeza. “No te preocupes, no descubriremos nada
que no haya descubierto ‘Interviú’.” “Ya lo
sé –nos dice- , pero mis ‘domingas’ es algo
que me pertenece a mí y un poco, muy poco, a Pepe. Admirarlas en vivo queda
para nosotros”. A las diez nos abre la puerta. Las “domingas” están
prisioneras en un vestido blanco de lentejuelas.
10.40 HORAS.
Quedan cinco minutos para su presentación en Madrid. Ya han tocado la puerta
del camerino avisándola. Entra Chicho Gordillo. Trata de dar ánimos a la
estrella. Sara ni le escucha. Da un último toque a sus pechos. Se ajusta la
faja y se enrosca entre las plumas. Vuela como sonámbula hacia los bastidores.
Allí junta las manos y reza, el telón se ha levantado. Chicho Gordillo presenta
a la estrella: “Ante ustedes, Doña Sara Montiel”.
A las diez la
dejamos en el camerino y nos vamos a la puerta de entrada al teatro. Es un
espectáculo absolutamente camp. Gays y carrozas se empujan para coger sitio en
el hall y desde allí contemplar mejor a los famosos. Los hay subidos en los
ceniceros, gays en las escaleras, mujeres cincuentonas apretujando y
avasallando. En la lucha ganan los carrozas. Es la añoranza sobre la postura.
A las diez y
cuarto empiezan a llegar los famosos. Vicente Parra, arrastrando su palmito
para animar a su vecina. Paco Umbral, con los ojos muy abiertos recogiendo
carnaza para llenar su spleen. Lina Morgan para ver que no la rompan el teatro
de sus amores. Norma Duval, paseando su cuerpazo. María José Cantudo con un
nuevo acompañante. Vizcaíno Casas, recibiendo abrazos a diestro y siniestro de
sus incondicionales. Forges, pasando del rollo y apoyado en la pared mientras
toma notas para su “Mariano”. Marujita Díaz, con las ojeras ocultas detrás de
un par de kilos de rimmel…
A las once menos
veinte volvemos con Sara. En el camerino hace gorgoritos. Está sola. Sale y
corre a concentrarse en un rincón de los bastidores. Suena la orquesta. Cierra
los ojos mientras Chicho Gordillo la presenta. El público aplaude. Sara respira
profundamente y aparece en escena. Lentamente se acerca al micrófono. Saluda y
canta: Toda una vida… Los gays se estremecen, se abrazan entre ellos y la
piropean: “Sara, ¡guapa!”.
El teatro está
lleno. El cincuenta por ciento del patio de butacas son invitados. El resto ha
pagado religiosamente. Pepe Tous nos lo confirma mientras va de un lado hacia
otro nervioso. Mira por un resquicio de las cortinas y apura el cuarto whisky.
11.10 HORAS. En
el escenario, doña Sara es ya una mujer aplomada. Anda despacio. Contonea sus
caderas. Sonríe y da las gracias al público. Los gays se destrozan las manos
aplaudiendo. Los carrozas la piropean. Sara tiene a su público en el bolsillo. Hasta
sube al gallinero para cantarles.
11.30 HORAS. Los
nervios atenazan a toda la “troupe” Montiel. Pepe Tous los manifiesta
abiertamente. Pegado a las cortinas, y con discreción, sigue la actuación.
12.00 HORAS. La
niña no se podía perder el estreno. Thais también estuvo allí. Menos nerviosa
que su madre, pero muy juguetona. Y como la chacha no era suficiente, Pepe Tous
cumplió como un padrazo sentándola en sus rodillas. El panorama era
enternecedor. Merecía una foto. ¡Click!
Los fotógrafos
pululan por el pasillo central. Alguien se queja. El comisario jefe de
espectáculos, otro “fan” más, pide a los organizadores que les retiren. Hay
murmullos de inconformidad. Después de un tira y afloja, algunos se rinden.
Paco Laínez, nuestro fotógrafo, no. Sigue en la brecha. Aguanta broncas, pero
hace fotos.
Bonet de San
Pedro canta “Mirando al mar”, Jorge Sepúlveda deja caer “Santander” y Lorenzo
González “Cabaretera”. El público aplaude a los peones de brega de la Montiel.
En el camerino, y mientras se cambia de ropa, Sara pregunta cómo va todo. Le
dicen que bien y se tranquiliza.
A la una y
cuarto de la madrugada, la Montiel despide el show con “La Violetera”. Han sido
quince canciones. Ni una más, ni una menos.
Después, el
camerino se convierte en un trasiego constante de “fans”. Todos quieren una
fotografía firmada y dedicada. Unos gays llegan a arañarse por una foto.
A las dos salen
Sara Montiel y Pepe Tous. Las calles están vacías. Todo ha pasado. La Montiel
ya no suda, ni chilla, ni está nerviosa.
1.15 HORAS. Sara
Montiel despide el show con su “Violetera”. Para algunos el espectáculo ha sido
pobre; para otros, ha sido una demostración de profesionalidad. En cualquier
caso, el camerino se llena de fans que intentan recoger un autógrafo de la
diva. Sara les atiende, no le queda otro remedio.
2.30 HORAS. Sin
saber cómo, ni por qué, Mia Patterson se ha sumado a la celebración. La Evita
de “reserva” aprovecha cualquier “click” para posar junto a Sara. Pepe Tous,
cansado y con sueño, contempla la escena. “Mañana
será otro día duro”. La Montiel se
pierde en comentarios como éste: “En el fondo no es
más que otro estreno”. ¡Jo!
La diva aparece otras tres veces en este número de la revista. Se adjunta lo referido a ella y la foto.
DETRÁS DE LA ESCENA
Carlos Hernán y
Paco Laínez saben más de Sara Montiel que el mismísimo Pepe Tous y es que para
eso la estuvieron siguiendo minuto a minuto el día de su debut en Madrid. Sólo
la abandonaron cuando a Sarita se le caían las pestañas postizas de sueño.
Sarita se va al teatro.
ESTRENO, RUIDO Y PROTAGONISTAS
Sara Montiel estuvo silenciosa y tímida durante el estreno de "Doña Rosita, la soltera". Pero siempre al lado de Nuria.
URGENTE Y CONFIDENCIAL
Saritísima
Sarita Montiel
celebró su debut en Madrid tomándose unas copas en la discoteca Bocaccio
acompañada por un grupo de amigos. Llevada por la euforia del debut o por el
número de copas, no se sabe con seguridad, se dedicó a armar pequeños
escandaletes por todos los rincones de la discoteca. Pepe Tous hacía oídos
sordos a los grititos de su mujer y sólo se levantó para cogerla del brazo y
llevársela a casa. Eufórica.
EL RECORTE CLXXIV
Sara, casada y madre, retoma su actividad profesional presentándose en los teatros más importantes del país. La pequeña Thais inicia su carrera, también, en los escenarios. Esto le traerá más de un dolor de cabeza a la diva, pero siempre defenderá la honorabilidad de su hija y de sus actuaciones. Aquí, una entrevista que la actriz concedió a la revista Garbo en su número de 31 de Enero de 1983.
En el camerino del teatro ha instalado
su segundo hogar
SARA MONTIEL
educa a su hija para la fama
Sara Montiel fue entrevistada el otro día en una
emisora de radio de la Ciudad Condal y acabó peleándose con el locutor. Cuando
le tocan la vena sensible, esta mujer se convierte en una peligrosa guerrera de
armas tomar. Los oyentes tuvimos ocasión de comprobarlo al escucharla por la
radio. Para conocer la otra parte de su personalidad, un equipo de GARBO visitó
a Sara en el camerino de su propio teatro y allí nos la encontramos, en plan
madraza, con su hija Thais.
Sara Montiel no se separa nunca de su hija Thais. Incluso ha llegado a instalarle un camerino en el mismo teatro donde actúa ella.
Entre decorados
y tramoyas, vestidos de lentejuelas y plumas de marabú, corretea una niña
morena de grandes ojos oscuros. Es Thais Tous García, hija de Pepe Tous y Sara
Montiel.
Dos funciones
diarias, tarde y noche. Son casi ocho horas ininterrumpidas de teatro, en las
cuales no quiere prescindir Sara para estar al lado de su hija. Y para que ello
sea posible, Thais ha instalado en el teatro su segundo hogar.
Tiene su propio
camerino
Thais se encuentra
en el teatro como en su propia casa. Dispone de un camerino para ella sola,
justo al lado del de su madre. Los juguetes se amontonan en él, vigilados por
“Kuki” el perro, que la acompaña a donde quiera que va.
La vitalidad de
esta niña de tres años y medio no la deja parar un solo instante. Desde los
camerinos del resto de la compañía hasta el palco proscenio donde ve la función
o aporreando entre número y número la puerta del camerino de su madre, Thais lo
recorre todo.
Quiero ver a
Paco con los globos
Cuando
reclamamos la atención de Thais para tomarle unas fotos, protesta. Hemos
escogido un mal momento. En el escenario, Paco Morán empieza un número cómico,
en el cual los globos de colores juegan un papel importante, y la pequeña no
quiere perdérselo.
Por fin, podemos
convencerla para las fotos, a las que se une su madre, que ya está vestida para
su próxima actuación.
Sari, una joven catalana de 17 años, se encarga de cuidar y hacer compañía a la pequeña Thais.
Cena en el
teatro con sus padres
Le preguntamos a
Sara por la presencia de su hija en el teatro.
Sara.-Quiero que esté a mi lado el más tiempo posible, y a ella
también le gusta.
Garbo.-Pero, ¿no
crees que puede perjudicarle, estar tantas horas aquí?
S.-No, en absoluto, además a su edad se asimilan las cosas
más deprisa, y situaciones que para otras personas que no están acostumbradas,
serían extrañas, como puede ser la vida de un artista; para ella es algo
natural.
G.-¿Hacéis vida
familiar en el teatro?
S.-Lo intentamos al máximo. Llegamos aquí sobre las cinco de
la tarde, y mientras yo me visto, ella corretea arriba y debajo de la casa sin
parar o me acompaña en el camerino. Entre función y función cenamos los tres
juntos, aquí mismo en el teatro.
G.-¿Tengo
entendido que Thais sale contigo al escenario?
S.-Sí, al final de cada función la niña saluda a los
espectadores y pide un aplauso para toda la compañía, incluida su madre. Es un
momento muy gracioso.
Le gustan los
Mosqueperros
Thais ha llegado
más tarde que de costumbre al teatro. Cuando aparece comprendemos la tardanza.
Es sábado y dan por la “tele” su programa favorito: “D’Artacan y los tres
Mosqueperros”.
Thais.-Es lo que más me gusta. Nos comenta.
G.-¿Más que lo
que hace tu madre aquí, en el teatro?
T.-No, más que eso no, porque mi mamá lo hace muy bien.
G.-¿Tú serás
artista?
T.-Sí. La respuesta es contundente y rotunda.
G.-¿Sabes que
vas a tener un hermanito?
T.-Sí, y yo lo cuidaré y le enseñaré a jugar. ¿Ves? Ya tengo
juguetes para él. –Y nos enseña su arsenal de muñecas y juegos. –Además –continua- dormirá
conmigo.
A Mallorca a ver
a sus perros
Los lunes es el
día de descanso de la compañía, y precisamente éste, Sara y Pepe acompañan a la
pequeña a Mallorca.
G.-¿A qué se
debe este viaje?
S.-Thais no cesa de repetir que quiere ver a sus perros y
vamos a complacerla. Será un viaje relámpago pues el martes por la tarde hay
función, aunque ella se quedará unos días con sus abuelos, pues es una niña muy
propensa a los constipados y aquél clima le va bien.
En el teatro, Thais, siempre encuentra una ocasión para distraerse y jugar mientras Sara trabaja.
Siempre vigilada
La señora
Bárbara lleva muchos años al lado de la familia primero con Sara y ahora junto
a la pequeña Thais.
Es una señora
muy mayor y está enferma de las piernas, pero aún sigue atenta los pasos de la
niña, poniendo más ilusión y cariño que facultades para ello, quizá recordando
cuando se ocupaba de Sara. Pero, a pesar de ello, le es imposible seguir a
todas partes a la tremenda Thais, por lo que el matrimonio Tous cuenta también
con Sari, una joven catalana de 17 años, la cual más que una vigilante, es una
compañera de juegos que va con ella a todas partes y, sobre todo, cuida de que
no se haga daño alguno, detalle éste que preocupa en demasía a Sara Montiel.
En definitiva,
Thais Tous García ha hecho del teatro Victoria de Barcelona su feudo de juegos
y diversión, a la vez que alegra a su madre estando a su lado o como dice la
propia Sara Montiel: “Me siento más segura en el
escenario sabiendo que mi hija está aquí”.
Texto y fotos: Isidre Cunill
LA FOTO CLXXIV
La diva en un reportaje de José María Castellví. A punto de casarse y ser, por fin, madre.
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