martes, 29 de julio de 2014

PROTAGONISTAS - 2 al 8 de Octubre de 1980 - España


El debut de
SARA MONTIEL
Esta señora es Doña Domingas
Después de tres años, Sara Montiel se ha presentado en el teatro La Latina de Madrid. En el estreno estuvieron todos. Pero “Protagonistas” fue más allá. Durante siete horas y media compartimos sus nervios, sus lamentaciones y hasta su mesa. Recogimos todos los comentarios, los gritos, los chismes. Hora a hora, minuto a minuto fuimos su sombra. Aquí se lo contamos. Con todo detalle y algo más.

 A las siete de la tarde ya estábamos en su casa. Nos abre la puerta la chacha de Vicente Parra, vecino de Sara en el ático de Plaza de España 11 en Madrid. En la casa reina un completo desbarajuste. La Montiel no hace caso a nadie, únicamente presta atención a sus rulos y al maquillaje. Pepe Tous se desespera: “Es extraño, después de tantos estrenos se sigue poniendo nerviosa. Y ése es un detalle de una gran profesional”. A los diez minutos bajamos en el ascensor y Sara pregunta por su “neceser”. En la calle, el portero de la finca la desea suerte. Sara lo agradece, pero no le mira. Frente al portal, y mientras espera el Dodge de Pepe Tous, Sara soporta como puede los comentarios de la gente: “Está más gorda”, “Va muy maquillada”, “Está muy buena”… , los hay para todos los gustos. A las siete y cuarto llegamos al teatro La Latina. Sara es un manojo de nervios. Se enreda con el cinturón de seguridad del coche, pero consigue salir. Lleva un traje blanco y sonríe a los porteros del teatro.
“Parece que hay tiempo de sobra, pero siempre falta”, nos dice mientras abre su camerino. Entramos con ella y la vemos sudar de nuevo. Pepe Tous pide agua para la vedette. En la pared, prendidos con alfileres hay muchos telegramas. En todos la desean suerte. Son los ánimos de amigos y familiares que no podrán asistir al estreno.
Más tarde se organiza una mesa en los pasillos. Sara no termina de cenar. “No puedo más”, dice. Chicho Gordillo, que está de comensal invitado, se apunta a las sobras. Pepe Tous le da al whisky, según él para matar los nervios.


7.00 HORAS. Sara termina de maquillarse en su casa. Con las manos temblando apenas acierta a cerrar el “neceser”. Aún faltan cuatro horas.


7.15 HORAS. Sara abandona su casa con la mirada perdida. No hace caso a nadie. Pepe Tous ha tomado el “neceser” para aliviarla del peso. Ella no se ha dado cuenta y lo pide a voces. Los nervios empiezan a traicionarla.


7.30 HORAS. La Montiel llega al teatro. Faltan tres horas y media para enfrentarse al público. Pero Sara ya está allí. Quiere chequear por última vez el sonido y las luces. Después se encierra en el camerino. “No, aún no me voy a vestir; pasa simplemente que quiero estar sola”, nos dice. Nosotros respetamos su deseo y esperamos. A las nueve y media pide la cena. Se organiza una mesa en los pasillos. Sara se conforma con un escalope a la vienesa.


10.00 HORAS. Sara vuelve al camerino. Intentamos pasar. La Montiel nos cierra la puerta con delicadeza. “No te preocupes, no descubriremos nada que no haya descubierto ‘Interviú’.” “Ya lo sé –nos dice- , pero mis ‘domingas’ es algo que me pertenece a mí y un poco, muy poco, a Pepe. Admirarlas en vivo queda para nosotros”. A las diez nos abre la puerta. Las “domingas” están prisioneras en un vestido blanco de lentejuelas.


10.40 HORAS. Quedan cinco minutos para su presentación en Madrid. Ya han tocado la puerta del camerino avisándola. Entra Chicho Gordillo. Trata de dar ánimos a la estrella. Sara ni le escucha. Da un último toque a sus pechos. Se ajusta la faja y se enrosca entre las plumas. Vuela como sonámbula hacia los bastidores. Allí junta las manos y reza, el telón se ha levantado. Chicho Gordillo presenta a la estrella: “Ante ustedes, Doña Sara Montiel”.

A las diez la dejamos en el camerino y nos vamos a la puerta de entrada al teatro. Es un espectáculo absolutamente camp. Gays y carrozas se empujan para coger sitio en el hall y desde allí contemplar mejor a los famosos. Los hay subidos en los ceniceros, gays en las escaleras, mujeres cincuentonas apretujando y avasallando. En la lucha ganan los carrozas. Es la añoranza sobre la postura.
A las diez y cuarto empiezan a llegar los famosos. Vicente Parra, arrastrando su palmito para animar a su vecina. Paco Umbral, con los ojos muy abiertos recogiendo carnaza para llenar su spleen. Lina Morgan para ver que no la rompan el teatro de sus amores. Norma Duval, paseando su cuerpazo. María José Cantudo con un nuevo acompañante. Vizcaíno Casas, recibiendo abrazos a diestro y siniestro de sus incondicionales. Forges, pasando del rollo y apoyado en la pared mientras toma notas para su “Mariano”. Marujita Díaz, con las ojeras ocultas detrás de un par de kilos de rimmel…
A las once menos veinte volvemos con Sara. En el camerino hace gorgoritos. Está sola. Sale y corre a concentrarse en un rincón de los bastidores. Suena la orquesta. Cierra los ojos mientras Chicho Gordillo la presenta. El público aplaude. Sara respira profundamente y aparece en escena. Lentamente se acerca al micrófono. Saluda y canta: Toda una vida… Los gays se estremecen, se abrazan entre ellos y la piropean: “Sara, ¡guapa!”.
El teatro está lleno. El cincuenta por ciento del patio de butacas son invitados. El resto ha pagado religiosamente. Pepe Tous nos lo confirma mientras va de un lado hacia otro nervioso. Mira por un resquicio de las cortinas y apura el cuarto whisky.



11.10 HORAS. En el escenario, doña Sara es ya una mujer aplomada. Anda despacio. Contonea sus caderas. Sonríe y da las gracias al público. Los gays se destrozan las manos aplaudiendo. Los carrozas la piropean. Sara tiene a su público en el bolsillo. Hasta sube al gallinero para cantarles.


11.30 HORAS. Los nervios atenazan a toda la “troupe” Montiel. Pepe Tous los manifiesta abiertamente. Pegado a las cortinas, y con discreción, sigue la actuación.

12.00 HORAS. La niña no se podía perder el estreno. Thais también estuvo allí. Menos nerviosa que su madre, pero muy juguetona. Y como la chacha no era suficiente, Pepe Tous cumplió como un padrazo sentándola en sus rodillas. El panorama era enternecedor. Merecía una foto. ¡Click!

Los fotógrafos pululan por el pasillo central. Alguien se queja. El comisario jefe de espectáculos, otro “fan” más, pide a los organizadores que les retiren. Hay murmullos de inconformidad. Después de un tira y afloja, algunos se rinden. Paco Laínez, nuestro fotógrafo, no. Sigue en la brecha. Aguanta broncas, pero hace fotos.
Bonet de San Pedro canta “Mirando al mar”, Jorge Sepúlveda deja caer “Santander” y Lorenzo González “Cabaretera”. El público aplaude a los peones de brega de la Montiel. En el camerino, y mientras se cambia de ropa, Sara pregunta cómo va todo. Le dicen que bien y se tranquiliza.
A la una y cuarto de la madrugada, la Montiel despide el show con “La Violetera”. Han sido quince canciones. Ni una más, ni una menos.
Después, el camerino se convierte en un trasiego constante de “fans”. Todos quieren una fotografía firmada y dedicada. Unos gays llegan a arañarse por una foto.
A las dos salen Sara Montiel y Pepe Tous. Las calles están vacías. Todo ha pasado. La Montiel ya no suda, ni chilla, ni está nerviosa.



1.15 HORAS. Sara Montiel despide el show con su “Violetera”. Para algunos el espectáculo ha sido pobre; para otros, ha sido una demostración de profesionalidad. En cualquier caso, el camerino se llena de fans que intentan recoger un autógrafo de la diva. Sara les atiende, no le queda otro remedio.


2.30 HORAS. Sin saber cómo, ni por qué, Mia Patterson se ha sumado a la celebración. La Evita de “reserva” aprovecha cualquier “click” para posar junto a Sara. Pepe Tous, cansado y con sueño, contempla la escena. “Mañana será otro día duro”. La Montiel se pierde en comentarios como éste: “En el fondo no es más que otro estreno”. ¡Jo!

La diva aparece otras tres veces en este número de la revista. Se adjunta lo referido a ella y la foto. 

DETRÁS DE LA ESCENA
Carlos Hernán y Paco Laínez saben más de Sara Montiel que el mismísimo Pepe Tous y es que para eso la estuvieron siguiendo minuto a minuto el día de su debut en Madrid. Sólo la abandonaron cuando a Sarita se le caían las pestañas postizas de sueño.


Sarita se va al teatro. 

ESTRENO, RUIDO Y PROTAGONISTAS


Sara Montiel estuvo silenciosa y tímida durante el estreno de "Doña Rosita, la soltera". Pero siempre al lado de Nuria. 

URGENTE Y CONFIDENCIAL
Saritísima


Sarita Montiel celebró su debut en Madrid tomándose unas copas en la discoteca Bocaccio acompañada por un grupo de amigos. Llevada por la euforia del debut o por el número de copas, no se sabe con seguridad, se dedicó a armar pequeños escandaletes por todos los rincones de la discoteca. Pepe Tous hacía oídos sordos a los grititos de su mujer y sólo se levantó para cogerla del brazo y llevársela a casa. Eufórica.


EL RECORTE CLXXIV
Sara, casada y madre, retoma su actividad profesional presentándose en los teatros más importantes del país. La pequeña Thais inicia su carrera, también, en los escenarios. Esto le traerá más de un dolor de cabeza a la diva, pero siempre defenderá la honorabilidad de su hija y de sus actuaciones. Aquí, una entrevista que la actriz concedió a la revista Garbo en su número de 31 de Enero de 1983. 


En el camerino del teatro ha instalado su segundo hogar
SARA MONTIEL
educa a su hija para la fama
Sara Montiel fue entrevistada el otro día en una emisora de radio de la Ciudad Condal y acabó peleándose con el locutor. Cuando le tocan la vena sensible, esta mujer se convierte en una peligrosa guerrera de armas tomar. Los oyentes tuvimos ocasión de comprobarlo al escucharla por la radio. Para conocer la otra parte de su personalidad, un equipo de GARBO visitó a Sara en el camerino de su propio teatro y allí nos la encontramos, en plan madraza, con su hija Thais. 

Sara Montiel no se separa nunca de su hija Thais. Incluso ha llegado a instalarle un camerino en el mismo teatro donde actúa ella. 

Entre decorados y tramoyas, vestidos de lentejuelas y plumas de marabú, corretea una niña morena de grandes ojos oscuros. Es Thais Tous García, hija de Pepe Tous y Sara Montiel.
Dos funciones diarias, tarde y noche. Son casi ocho horas ininterrumpidas de teatro, en las cuales no quiere prescindir Sara para estar al lado de su hija. Y para que ello sea posible, Thais ha instalado en el teatro su segundo hogar.

Tiene su propio camerino
Thais se encuentra en el teatro como en su propia casa. Dispone de un camerino para ella sola, justo al lado del de su madre. Los juguetes se amontonan en él, vigilados por “Kuki” el perro, que la acompaña a donde quiera que va.
La vitalidad de esta niña de tres años y medio no la deja parar un solo instante. Desde los camerinos del resto de la compañía hasta el palco proscenio donde ve la función o aporreando entre número y número la puerta del camerino de su madre, Thais lo recorre todo.

Quiero ver a Paco con los globos
Cuando reclamamos la atención de Thais para tomarle unas fotos, protesta. Hemos escogido un mal momento. En el escenario, Paco Morán empieza un número cómico, en el cual los globos de colores juegan un papel importante, y la pequeña no quiere perdérselo.
Por fin, podemos convencerla para las fotos, a las que se une su madre, que ya está vestida para su próxima actuación.


Sari, una joven catalana de 17 años, se encarga de cuidar y hacer compañía a la pequeña Thais. 

Cena en el teatro con sus padres
Le preguntamos a Sara por la presencia de su hija en el teatro.
Sara.-Quiero que esté a mi lado el más tiempo posible, y a ella también le gusta.
Garbo.-Pero, ¿no crees que puede perjudicarle, estar tantas horas aquí?
S.-No, en absoluto, además a su edad se asimilan las cosas más deprisa, y situaciones que para otras personas que no están acostumbradas, serían extrañas, como puede ser la vida de un artista; para ella es algo natural.
G.-¿Hacéis vida familiar en el teatro?
S.-Lo intentamos al máximo. Llegamos aquí sobre las cinco de la tarde, y mientras yo me visto, ella corretea arriba y debajo de la casa sin parar o me acompaña en el camerino. Entre función y función cenamos los tres juntos, aquí mismo en el teatro.
G.-¿Tengo entendido que Thais sale contigo al escenario?
S.-Sí, al final de cada función la niña saluda a los espectadores y pide un aplauso para toda la compañía, incluida su madre. Es un momento muy gracioso.

Le gustan los Mosqueperros
Thais ha llegado más tarde que de costumbre al teatro. Cuando aparece comprendemos la tardanza. Es sábado y dan por la “tele” su programa favorito: “D’Artacan y los tres Mosqueperros”.
Thais.-Es lo que más me gusta. Nos  comenta.
G.-¿Más que lo que hace tu madre aquí, en el teatro?
T.-No, más que eso no, porque mi mamá lo hace muy bien.
G.-¿Tú serás artista?
T.-Sí. La respuesta es contundente y rotunda.
G.-¿Sabes que vas a tener un hermanito?
T.-Sí, y yo lo cuidaré y le enseñaré a jugar. ¿Ves? Ya tengo juguetes para él. –Y nos enseña su arsenal de muñecas y juegos. –Además –continua- dormirá conmigo.

A Mallorca a ver a sus perros
Los lunes es el día de descanso de la compañía, y precisamente éste, Sara y Pepe acompañan a la pequeña a Mallorca.
G.-¿A qué se debe este viaje?
S.-Thais no cesa de repetir que quiere ver a sus perros y vamos a complacerla. Será un viaje relámpago pues el martes por la tarde hay función, aunque ella se quedará unos días con sus abuelos, pues es una niña muy propensa a los constipados y aquél clima le va bien.


En el teatro, Thais, siempre encuentra una ocasión para distraerse y jugar mientras Sara trabaja. 

Siempre vigilada
La señora Bárbara lleva muchos años al lado de la familia primero con Sara y ahora junto a la pequeña Thais.
Es una señora muy mayor y está enferma de las piernas, pero aún sigue atenta los pasos de la niña, poniendo más ilusión y cariño que facultades para ello, quizá recordando cuando se ocupaba de Sara. Pero, a pesar de ello, le es imposible seguir a todas partes a la tremenda Thais, por lo que el matrimonio Tous cuenta también con Sari, una joven catalana de 17 años, la cual más que una vigilante, es una compañera de juegos que va con ella a todas partes y, sobre todo, cuida de que no se haga daño alguno, detalle éste que preocupa en demasía a Sara Montiel.
En definitiva, Thais Tous García ha hecho del teatro Victoria de Barcelona su feudo de juegos y diversión, a la vez que alegra a su madre estando a su lado o como dice la propia Sara Montiel: “Me siento más segura en el escenario sabiendo que mi hija está aquí”.


Texto y fotos: Isidre Cunill



LA FOTO CLXXIV


La diva en un reportaje de José María Castellví. A punto de casarse y ser, por fin, madre. 

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