viernes, 24 de octubre de 2014

GARBO - 10 de Noviembre de 1971 - España


SARA MONTIEL:
“mi cuerpo sólo es importante de garganta para arriba”
“EL CINE DE ‘DESTAPE’ NO ME VA. MI PUBLICO TIENE BASTANTE CON MI CARA”

Este otoño-invierno puede ser como un nuevo “Último cuplé” en la carrera de Sara Montiel. Tras un “stop” inteligente y prudencial –la manchega necesitaba enderezar su vacilante quehacer cinematográfico-, los vientos vuelven a soplar favorablemente para el corazón y el trabajo de la “estrella”. Lo que Sara ha hecho, lo que es, lo que representa, está siendo reivindicado. Ya no hay chacota al hablar de la Montiel, ojo. La película que hizo con Bardem -¡pásmense ustedes!- bate récords de taquilla en casi toda España. Una vida nueva empieza para ella. A los cuarenta y pico, tras el impacto de “Varietés”, Sara Montiel punto y aparte.
-¿Qué si mi momento actual es mejor que cuando “El último cuplé”? Te diré… Yo diría que es diferente. En estos doce años han pasado muchas cosas: lanzaron la bomba atómica, el hombre llegó a la Luna, ya se sabe lo que hay en otros planetas. Yo me encuentro mucho mejor.
-Oiga, que la bomba atómica fue en el año cuarenta y cinco y de “El último cuplé” acá han pasado casi quince…
-Es igual.

¿QUIEN DIJO QUE SOY UNA MUJER AGRESIVA?
No acusa al despiste. Vive su mundo. Le basta y le sobra para subsistir. Cuando Emilio Romero afirmó que Sara era un mito nacional, no se equivocaba. Es como Manolo Benítez ante los toros y Raphael en la música. Ella compendia las mejores virtudes, los grandes defectos de nuestro pueblo. Tiene genio, temperamento, constancia, orgullo y cabezonería. Es vehemente, irresoluta, desconcertante. Tiene instinto, raza y personalidad.
-Algunos afirman que soy una mujer agresiva. ¿Agresiva yo…? Vamos. Claro está que si alguien viene a comerme, no voy a quedar con los brazos cruzados. Lógico es que tenga genio y personalidad para los que tratan de embestirme. Con la mayoría procuro –y creo que lo consigo- quedar educada y tratable. Soy una mujer normal, créelo. Normal y sincera. ¡Ay, esto de la sinceridad me va muy mal! Bueno, sincero, lo que se dice sincero de la cabeza a los pies no lo es nadie. A la hora de la sinceridad soy normal, porque sigo creyendo que toda la gente es estupenda.
-¿Habla demasiado?
-No peco por exceso. Soy sincera porque digo las cosas sinceramente. Y es que no sé mentir.
-¿Nunca?
-Hombre, sólo digo la mentira piadosa, la que tienes que decir para no resultar impertinente. Tendría que nacer de nuevo para saber mentir.


"Soy barro maravilloso dispuesto a ser moldeado por cualquiera"
"Cuando deje de ser guapa me dedicaré a dirigir teatro"

AFIRMA QUE ES FIEL A SU MARIDO
-¿Cómo le va el matrimonio? Porque la gente dice…
-Sé, ya sé todo lo que se comenta. Son habladurías, chismes de los periodistas. Incluso han llegado a publicar que pensaba casarme de nuevo. ¡Qué barbaridad…! Yo soy fiel a mi marido. Yo respeto mucho a mi marido. Pero también hay otras personas que me estiman y quieren. Pero, repito: soy casada, respeto a mi marido y soy feliz con él. Y cuidado con lo que digan; porque yo hablo un castellano muy claro que no se presta a dobles intenciones. También quiero tener mi vida privada. Todo el mundo la tiene, ¿no? Me gusta que se ocupen de mi carrera y de mi vida íntima. Pero cuando me hacen preguntas fuera de lugar, contesto o no. Cuando veo un león con ganas de lastimarme, entonces me pongo agresiva. Pero no siempre estoy como algunos pretenden hacer creer a sus lectores.
Lo están comprobando: es más inteligente de lo que muchos –y muchas- piensan. Ha tenido baches artísticos. Son lógicos en una carrera tan prolongada. Pero supo, sabe rectificar a tiempo. En ocasiones juega con sus palabras. Alguna de sus entrevistas podría figurar en una antología del disparate. Pero si ahondásemos cada palabra y llegáramos a una disección verbal, acabaríamos desembocando en la genialidad.
-Hemos hablado de mi marido “así” como por encima. ¿Sabes que no me gusta eso de marido a secas? Lo de marido-marido queda muy vulgar. Por eso digo siempre que tengo un marido que, además, es amante. Sí: mi amante marido. Yo soy la amante esposa o la esposa amante.
Se le calculan doscientos millones de ganancias. Pueden ser muchos o pocos, según se mire. En joyas tiene invertidos más de cuarenta. Más que de brillantes y esmeraldas, prefiere alardear de ser cliente de Cartier o Tyfannis.

PIDIO A BARDEM QUE LA ACEPTASE COMO MERITORIA
-Cuando me pregunta si las joyas que llevo son falsas, contesto con un “Toda mi persona es falsa: hasta la piel. Cada mañana paso dos horas estirándola”. ¡Claro que tengo joyas buenas! De algo tiene que servirme haber tenido dos maridos.
Noviembre marca una nueva faceta en su carrera. Inquieta ella, no quiere ponerse ante la cámara sino detrás. Y piensa subordinarse a las órdenes de Bardem como una simple ayudante de dirección.
-Le pedí que me aceptase como meritoria y contestó encantado. Cobraré el sueldo normal, aparte dietas y gastos de hotel. Rodaremos en Las Palmas y la película estará protagonizada por Omar Shariff y James Mason. En la historia están mezcladas varias narraciones de Julio Verne.
-¿Se pone a las órdenes de Bardem para aprender o con la única intención de comprobar lo mucho que sabe sobre el cine?
-Este trabajo no resultará nuevo para mí. En Hollywood estuve siete años “script” de Anthony Mann, mi primer marido. Por ahí van diciendo que lo sé todo sobre técnica cinematográfica. ¡Qué más quisiera…! Me limito a conocer mi oficio, como tú debes saber el tuyo. Hay que estar enterado de lo que haces, ¿no? Yo nunca me impuse a ningún director. Soy un barro maravilloso dispuesto a ser moldeado por cualquiera.
-Por una temporada –no sabemos si corta o larga- verá el cine desde otro ángulo. Ya no será la “estrella”. ¿Qué es una “estrella”?
-Una señora guapa, una personalidad equis.
-¿Y una actriz?
-Una buena intérprete que casi nunca llega al público. Yo estoy más cerca de la “estrella”. Las dos cosas son difíciles de lograr.


"Le pedí a Bardem que me aceptase como meritoria, cobrando el sueldo de una operaria". Después de "Varietés", ¿qué nuevo fruto dará la unión profesional Bardem-Montiel?

CUANDO SEA FEA, DIRIGIRA TEATRO
-El día que se retire, ¿piensa dedicarse a la dirección?
-Es un supuesto muy lejano. Sólo puedo anticiparte que cuando deje de ser guapa, me dedicaré a dirigir teatro. Creo que puedo hacerlo muy bien.
-¿Su fama como regidora llegará a desbancar la que tiene como mujer imponente?
-No lo creo. Es otro trabajo diferente, aún en el caso de que dirigiese cine. No puede compararse en popularidad. El director está detrás de la cámara, su físico nunca llega al gran público. La gente puede conocer el nombre de Fellini o Visconti, pero no tiene idea de si son señores feos o guapos.
-En “Varietés” exhibe su anatomía generosamente. ¿De los cuarenta para arriba… es necesario el destape?
-Bueno, yo no tengo cuarenta sino treinta y siete. De todas formas, te contestaré: desnudarse únicamente es necesario cuando la “estrella” del filme no sirve para otra cosa. El cine de “destape” no me va. Yo soy otra cosa. Yo no tengo que desnudarme porque tengo suficiente con enseñar de la garganta para arriba.
-¿El resto no le importa? ¿Tan poco valora sus curvas?
-No pueden compararse con la cara. Es lo más importante de mi persona.
-¿Y qué me dice del alma, de los sentimientos, del corazón?
-Hombre… Eso todavía es más importante. ¿De qué te sirve una cara bonita si tienes la cabeza hueca? Sería horrible tener únicamente un rostro hermoso. Lo importante es no estar mal y tener algo dentro. El que aseguró que la cara es el espejo del alma, sabía un rato.
Pero mucho menos que Sara Montiel, ¿no les parece? Menuda labia.


JESUS MARIÑAS


EL RECORTE CXCV
"Varietés" se rodó y se estrenó. Y constituyó un nuevo éxito profesional para nuestra estrella, que por aquellos inicios de los '70 estaba comenzando ya el que sería su último perfil artístico. Así se intuye en este número de Ama con fecha primera quincena de Febrero de 1971.


SARA MONTIEL
VERSION 71
RODARA CON BARDEM LA PELICULA “VARIETES”
PREPARA UN PROGRAMA DE TELEVISION CON CATORCE CANCIONES

Llegó de Méjico hace pocos días. Sara Montiel ha dejado en tierras aztecas un contrato para rodar una película fabulosa y… doce kilos de peso. Una cura de reposo y un régimen severísimo han obrado la transformación. La Sara que tengo ante mí, vestida con un conjunto de pantalón y casaca de lanilla negra, el pelo negro, suelto y lacio, caído sobre los hombros, y los ojos “supermaquillados”, tiene una figura esbelta, que se parece más a la guapa actriz de los tiempos en que rodó “El último cuplé” que a la estrella que hace poco recorrió cantando los escenarios españoles, con aires de “señora estupenda” envuelta en blondas, encajes de chantilly y trajes de 70.000 pesetas atestados de pedrería.
Sarita tiene en España noticia cinematográfica. Una película con Bardem, nada menos. Y sus admiradores se preguntan: ¿Encajará en el estilo de este director? ¿No tenemos a la vista otro “drama” parecido al que ocurrió en el rodaje de “Tusset Street”, cuando Jorge Grau intentó cambiar el estilo tradicional de la estrella? Sara sale al paso de estos rumores con su espontaneidad rápida, casi agresiva:
-No, no. Bardem es el director con más talento que he conocido, y Grau es terriblemente malo. No se pueden comparar. Bardem está entre los mejores directores europeos.
Se sienta en el mullido sofá del cuarto de estar. “Cuqui”, la perrita color chocolate, la perrita meliflua de las uñas pintadas, salta impaciente entre los cojines.
-Cuéntame cómo va a ser tu nueva película.
-Se llamará “Varietés” y empezará el rodaje en marzo. Es una película totalmente musical: la historia de una cantante. El guión está terminado y es precioso. Escogí como director a Bardem porque es sensacional, muy humano, ¿sabes? Además, somos amigos de siempre. Su padre y su madre han intervenido en dos películas mías.
-¿Crees que te has encasillado definitivamente en un tipo de películas?
-No, porque en la variación está el gusto. Todo el mundo me concibe cantando y por eso canto. A mí lo que más me gusta es cantar, aunque sea una estrella y no una cantante. Canto con mi estilo, suavemente, de forma dramática. Mi éxito está en que yo llegué a la canción cuando todo el mundo creía que triunfar consistía en dar más gritos que nadie. Yo interpreto canciones de amor, sobre todo. Cosas bonitas y románticas. Yo no canto canciones protesta porque vivo muy bien en mi país y no tengo nada de qué protestar; el que no viva bien que se marche.



Sara Montiel, luciendo un elegante abrigo midi, con adornos de piel de foca, y un suntuoso vestido azul con flecos y bordados de pedrería.

-¿Y el contrato que has firmado en Méjico?
-Es para una película que se va a rodar en el setenta y uno. He ido con mi abogado para formalizar el contrato. Va a ser una película por todo lo alto, que dirigirá Roberto Gabaldón. Tiene un presupuesto de ochenta millones de pesetas, y es histórica. Yo haré de una mujer que Felipe II manda como embajadora a Méjico para espiar al virrey.
-¿Qué opinas del cine español?
Sara se yergue en su sillón y, con sus ademanes expresivos y su gesto que oscila entre la gran diva y la aguerrida moza manchega, contesta:
-Sensacionalmente bien. Hay directores fabulosos. Ayer estuve con un gran amigo mío, Carlos Saura. Cuando nadie le conocía yo sabía ya que era un chico que prometía, y ya ves se me equivoqué.

MILLONARIA
En el magnetófono, rompiendo su sonido entre los cientos de “bibelots”, cojines y figuritas del cuarto de estar, suena el último disco de Sara. Su voz, profunda, de matices entrañables, se desparrama en el ambiente: “Cuando se quiere de veras, como te quiero yo a ti”. Es su último “long-play”, que Sara califica con su adjetivo favorito: “sensacional”. En el terreno de la canción también tiene noticia. Prepara un “show” musical para Televisión Española. Catorce canciones y un nuevo y fabuloso vestuario. Todavía recordamos, hace ya mucho tiempo, una vez que Sara cantó en TVE. Su madre estaba entre el público y la artista se dirigió hacia ella y le dedicó una canción. Mucha gente criticó esta actuación “fuera de programa”, pero los que la conocen saben que en estos arranques de sentimental sinceridad se encuentra una de las facetas más destacadas de la personalidad de Sarita.


Una simpática expresión de Sara en su "nueva versión 71".

-¿Por qué apareces en televisión con tan poca frecuencia?
-Porque cuanto menos se la ve a una, mucho mejor. Está demasiada gente quemada. No quiero dar nombres, pero hay unos cuantos cantantes importantes que, a pesar de todo, ya no son ninguna novedad. He aparecido en Televisión Española sólo dos veces, en el año sesenta y en el sesenta y dos. Ahora, voy a ir porque ya estaban casi molestos conmigo. Yo no estoy quemada en ningún sitio. Tampoco en el cine, por eso hago sólo una película al año.
-Sara, ¿tú crees que eres una persona difícil de manejar?
-No, ¡qué va! Se equivocan al verme tan sofisticada o con una manera de ser fuerte; bueno…, enérgica sí lo soy, pero al mismo tiempo no soy nadie; quiero decir que no me como a la gente cruda. Es que conocer a la gente es muy difícil. ¡Si ni siquiera nosotros mismos nos conocemos!
-Tú estás considerada como una estrella millonaria. ¿Vas a ganar mucho dinero en tu nueva película?
-De momento, no te puedo decir cifras, porque es una coproducción y no cobraré hasta que se estrene, pero yo soy la estrella española que da más dinero a los productores. Si yo me he hecho millonaria, ellos muchísimo más. Perojo, Elvira, Cesáreo González… han ganado mucho dinero conmigo. ¡Sí, las mías son las películas más comerciales que existen! Sólo Sara Montiel puede permitirse el lujo de escoger temas, rechazar guiones y ganar, a pesar de todo, muchos miles de duros en cada película.
-Seguramente, “El último cuplé” fue uno de tus papeles más cotizados.
-En “El último cuplé” no me pagaron nada, precisamente. Sólo cien mil pesetas.
La luz de la tarde se cuela por la habitación, en penumbra… En el cuarto de estar del piso de la plaza de España aumenta cada año el número de “bibelots” de todos los estilos, que se apiñan, como asfixiándose, por los rincones. Unos fotógrafos llegan para fotografiar a la estrella, para la portada de uno de sus discos. Sara me cuenta que, como las grandes actrices americanas, ella tiene también sus fotógrafos particulares. Sara conoce, mejor que nadie, el gesto que da la auténtica belleza de su perfil, y dirige hasta el último golpe de “flash” que disparan sobre su rostro, por el que el tiempo parece no pasar nunca. Nadie como ella para tramar trucos publicitarios. Sara siempre pisa fuerte. Cuando es la superestrella y también  cuando es, sencillamente, María Antonia Abad, la chica de Campo de Criptana que ha llegado a la cima sin olvidarse nunca de los suyos.


Sara tararea una de sus canciones sentada en el piano de su casa.

Sara, que no ha encontrado la verdadera felicidad en el amor, se vuelca en el cariño hacia los suyos: sus hermanos, sus sobrinos. La muerte de su madre fue el momento más difícil de su vida. En su conversación la recuerda constantemente. Y cuando la fiebre del cine, de los contratos y de las canciones le deja unos días libres acude con frecuencia al cementerio para dejar un ramo de flores sobre la tumba de su madre.

SIEMPRE EN FORMA
Se ha puesto un pantalón y un suéter de canalé marrón, con un ancho cinturón de ante. Sara quiere demostrar ahora que aquellos comentarios negativos que circularon sobre su figura fueron humo de pajas solamente.
-Los kilos de más no tienen importancia. Eso se quita en una temporada, y en paz. Paso un hambre horrible, pero es algo que, al fin y al cabo, tiene arreglo. Pasa como en el chiste del borracho que iba por la calle y una chica fea se le acercó y le llamó ¡borracho! Y entonces el hombre contestó: “Sí, pero eso se quita”. Con los kilos ocurre lo mismo, se quitan. Lo demás es lo que queda.


En el tocador de su cuarto, adornado con figurillas y "bibelots" orientales, los favoritos de la actriz.

-¿Sigues un régimen muy severo?
-Cómo sólo ciento cincuenta gramos de carne a la plancha, sin sal, al mediodía, y otros tantos por la noche y una taza de café aguado, con sacarina. Nada más. Con este régimen he adelgazado doce kilos en un mes. Tomo unas pastillas que matan el hambre, y muchas vitaminas; pero, claro, sólo puedo hacer estas cosas en las temporadas de descanso. Cuando trabajo es imposible. Seguiré así hasta el día primero del próximo mes. Después, tendré un régimen, pero más flojito: nada de sal, poco líquido, nada de pan, y no me dejan comer verduras. Mi peso normal es de sesenta kilos; ahora peso cincuenta y ocho, pero antes de la película pienso quedarme en cincuenta y cuatro.
“Cuqui” salta impaciente entre los almohadones. Se ha hecho tarde. Sara seguiría hasta el infinito con su caudalosa conversación, en la que se mezclan los dos aspectos de su personalidad: la gracia desgarrada y chispeante de moza manchega y la diva siempre en pose cara a la galería.


Un momento de la entrevista. Sara lleva un jersey de canalé negro y sostiene en sus brazos a su perrita "Cuqui".

ECRIBE: JOSEFINA FIGUERAS
(FOTOS ROBERTO)


LA FOTO CXCV


Nuestra Saritísima en su "Varietés". 

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