“HOY: CAMACHO con:
SARA MONTIEL”
Esta vez, doña Sara de La Mancha comió con Camacho
en exclusiva para LIB. La mesa está servida y los platos a punto para que los
disfruten nuestros lectores.
Mientras el camarero descorcha el vino, Sara Montiel consulta la carta y hace un comentario a nuestro periodista Pérez Camacho. Allí comenzó una cena exclusiva con la gran actriz, para que la compartan nuestros lectores.
Invité a cenar a
Sara Montiel porque me sentí celoso
del alcalde Maurice Ferré y del
gobernador de Florida, Mr. Clark, que
la invitaron tiempo atrás junto a Joan
Collins a recibir la llave de la ciudad de Miami.
Al coincidir con
ella en Barcelona, no dudé ni un
instante en extenderle mi invitación, sabiendo de antemano que no sólo tendría
el placer de compartir la mesa con una magnífica mujer –tanto por sus atributos
naturales como artísticos- sino además con alguien cuya gran humanidad queda
fuera de toda duda.
Elegante ella,
soberbia ella, mujer alta y esbelta ella, llegó con puntualidad a la cita. Sabe
muy bien ella, que no necesita de ninguna triquiñuela para ser grande, y mucho
menos hacerse esperar. A pesar de sus actuaciones y de prácticamente no tener
tiempo disponible para cosas extras, supo hacerme, con la clase que le es muy
suya, un espacio de tiempo para que juntos, dialogáramos y disfrutáramos de la
cena. En el restaurante “Blancanieves”,
en Montjuïc, escogimos una mesa
cerca de la chimenea y lejos de las miradas de los curiosos. Y fue el propio
dueño del local, Antonio Ortiz,
quién insistió para que gustásemos de entrada un delicioso jamón de “pata
negra”. Un auténtico manjar que Sara
Montiel y yo, saboreamos con sumo placer.
Sara Montiel nació en Campo de Criptana, provincia de Ciudad Real, donde hace un par de años se descubrió la placa con el nombre de la actriz puesto a una de sus calles.
Sara Montiel y Camacho sonríen al fotógrafo mientras descienden la escalera.
Fue entonces
cuando pedí a Sara que me contara
algo insólito que le hubiese ocurrido. “Mira, he
vivido muchísimas cosas que son únicas. No habría espacio en tu reportaje para
contarlas todas. Pero te voy a hablar de la primera que me viene a la mente.
Creo que soy la única actriz española que se fotografió en el Pódium del Soviet
Supremo, condecorada por ser la actriz extranjera más popular en la URSS”.
Llegaron los
segundos platos. Sara Montiel
escogió unos estupendos pinchos morunos, especialidad de la casa, con
guarnición. Yo opté por el chuletón a la brasa, también acompañado por apetecibles
guarniciones. Aunque en honor a la verdad, no pude prestar mucha atención a mi
comida; estaba demasiado compenetrado en esta mujer maravillosa, cuyo “savoir faire”, que demostraba hasta en
los más mínimos detalles, me tenía absolutamente obnubilado. Sabía que estaba
frente a un ídolo que ya es un mito indiscutido en el mundo artístico. Pero
como hombre, confirmaba poco a poco una nueva faceta de Sara Montiel, su seducción. Más allá de la actriz, o más acá, nunca
se sabe bien dónde está el límite, está la Mujer,
la mujer con mayúscula, aquella presencia femenina que ningún hombre puede
dejar de lado, a pesar de que esté desempeñando su tarea profesional. Y sólo
entonces, comprendí el porqué, durante sus estancias en Hollywood, hombres como James
Dean, Gary Cooper, Marlon Brando y muchos otros, quedaron prendados de
ella.
A pesar de su escaso tiempo disponible, Sara Montiel aceptó la invitación.
Los dos comensales escogieron el mismo postre. ¡Hasta en eso se entendieron bien: sin lugar a dudas, fue una de esas cenas difíciles de olvidar!
La comida se desarrolló dentro de la más cordial armonía. Entre ambos, el diálogo se hizo fácil.
Y mientras no
podía dejar de pensar en estas cosas, tampoco podía dejar de observarla, Sara me hacía referencias a una época
que permanece imborrable en su mente: “Otra de las
cosas que no puedo ni quiero olvidar, es el momento en que llegué por primera
vez a Hollywood. Fue en marzo de 1951, y llegué como una modesta cantante de
relleno de orquesta. Pero evidentemente, sabía que podía dar mucho más. Que
había nacido para dar mucho más. Y al cabo de un tiempo, filmaba “Veracruz” con
Gary Cooper y Burt Lancaster”. Y nosotros sabemos, que a partir de
entonces, Sara Montiel pasó a ser
una estrella de La Meca del Cine. Una estrella indiscutible, cuya presencia de
diva, es admirada en la actualidad a donde quiera que vaya y actúe. No
obstante, estos datos que bien podrían convertir a una mujer en “estatua”, no
interfieren en ella en lo más mínimo. Sigue siendo una mujer magnífica,
sensual, seductora más allá de su consciente y un ser cuya gran humanidad salta
a primera vista. “Estoy organizando una actuación
especial en ayuda de los toxicómanos. Considero que es gente que hay que ayudar
por todos los medios. Y yo estoy dispuesta a hacerlo a pesar del esfuerzo que
me pueda representar. Lo estoy preparando para este mismo mes de julio”. No
es de extrañar que este gesto provenga de Sara,
como tampoco su preocupación por la situación de los ancianos en los asilos.
Mientras Sara Montiel ríe, nuestro periodista llena su copa. No hay nada mejor que el buen champán para concluir bien una velada.
Y llegó el momento del brindis como broche final a la amistosa comida. Sara Montiel mira la cámara, mientras Camacho no deja de contemplarla.
Terminamos el
postre y brindamos con champán. Sin que Sara
lo advirtiese, aproveché para observarla en varias ocasiones a través de las
burbujas. Quería tener la imagen de su bello rostro de mujer apareciendo en mi
copa. Porque además de todo lo que peuda contar referente a Sara Montiel, hay algo que fue más
fuerte que yo durante toda la comida. Algo que debo confesar: ¡Te envidio, Pepe Tous!
Fotos: J. L. Guerendiaín
EL RECORTE CCII
Con "Doña Sara de la Mancha" nuestra Sara se acreditaba uno de esos títulos con los que será recordada siempre y, además, daba que hablar, mucho que hablar, por hacer lo de siempre, por ser ella misma, eso sí, con un vestuario y un joyerío jamás visto en un escenario. Bueno sí, en las otras ocasiones que Sara se subió a uno. Este artículo pertenece a 1982 y es de la revista Güy.
SARA
de la Mancha
Sí, estuvimos con Sara la divina, con Sara la
multiimitada, con Sara la reina, con Sara la diosa del espectáculo… Estuvimos
con todas las saras –nunca tan orgullosas, tan seguras y confiadas de sí- y
también con la última Sara… Sara de la Mancha, que habló con simpatía y
vitalidad para todos los amigos de GÜY.
-Sara de la Mancha, ¿dónde transportas al
espectador, a la Mancha?
-No,
yo intento llevarlo al mundo de la fantasía, de las cosas bellas, del amor, de
los espectáculos de BROADWAY, con mis vestuarios, mis joyas incomparables, mis
tocados únicos, mis modelos exclusivos y mis canciones en vivo, de ayer, de hoy
y de siempre.
-¿Es tu modestia tu principal virtud?
-No,
mi gran virtud es la sinceridad.
-¿Muy cansada al final de tu nuevo espectáculo?
-Cuando
el trabajo se hace con gusto y dedicación una no se cansa. Por lo menos yo, a
pesar del doble esfuerzo diario, de las dos funciones, no me canso. Veo que el
público se lo pasa chupi y éste es el mejor premio y estímulo para seguir
luchando con ilusión.
-De todos tus espectáculos ¿cuál ha dejado más
huella en ti?
-Cada
espectáculo deja siempre alguna huella imborrable. En cada uno de ellos he
dejado parte de mí misma. Pero si debo ser sincera, creo que el actual va a ser
el de los mejores recuerdos, y ello se lo debo agradecer al público.
-Eso se lo dirás a todos.
-Claro
que se lo digo a todos, y en especial a quienes colaboran conmigo: GUARDIOLA,
CALDUCH, ONCHO, TONI ANTONIO, DANIEL CICARE, los músicos, los técnicos… todos
son excelentes artistas, muy educados, de gran sensibilidad, o sea, personas
fabulosas, y esto a la hora de hacer balance también cuenta.
-¿Y el espectador?
-Creo
que el espectador, todos mis trabajos siempre han dejado huella, trátese de
películas, de shows musicales, de recitales, de galas… Sara Montiel es siempre
Sara Montiel: nunca defraudo. Y esto, el público lo agradece, porque si hay
algo que un artista jamás debe hacer, sobre todo si se es estrella como yo, es
traicionar a su público.
-¿Qué piensas de tus imitadores?
-Me
encanta que me imiten, los adoro a todos, y a todas. Y todos saben que en mí
tienen a una verdadera admiradora de su arte y a una amiga dispuesta a echarles
una mano y a darles un consejo.
-¿Has tenido problemas con ellos en alguna ocasión?
-Jamás,
ni los tendré, con ninguno de ellos, porque ellos me adoran, me tienen como a
una diosa, y una diosa jamás puede enfadarse con quienes la idolatran. ¿O no?
¿Verdad que tengo razón, monín?
-Has traído a tu hija al teatro para ver el
espectáculo. ¿Le ha gustado?
-A
mi hija THAIS la enloquece el mundo del espectáculo, tanto es así que algunas
tardes viene al teatro y, cuando menos me lo espero, sale a escena a participar
conmigo. La tía, ya con dos años y medio, se sabe todas mis canciones y tira
claveles y besitos al público mejor que yo misma. Y no veas cómo se inclina
para saludar al público. Como siga así me temo que ya tenemos una nueva Sara
Montiel para el futuro.
-¿Compaginas bien tu vida sentimental con tu
trabajo, o te sientes más absorbida por alguno en concreto?
-Comparto
perfectamente ambas vidas, si bien tanto a mí como a mi marido, a Pepe, lo que
nos ha dado gran ilusión de vivir, como si estuviéramos empezando ahora, es la
presencia de nuestra hija Thais, que es lo mejor que nos ha sucedido en nuestras
vidas.
-¿Tu sueño preferido?
-Por
lo general no tengo sueños preferidos, si es que a esto te refieres. Desde que
tenemos a Thais sueño mucho en ella, comparto intensamente toda su existencia,
Thais es mi sueño preferido, indudablemente.
Sara de la Mancha, nos despedimos sin desearte
suerte, porque estamos seguros de que no la necesitas. Sabes ser toda una
profesional y con eso basta.
Texto y
fotografía: J.T.
LA FOTO CII
Doña Sara de la Mancha.