(Agradecemos a Violeta Riscal el envío de esta revista)
FIN DE SEMANA EN PALMA CON
SARA MONTIEL
Carta de
JAVIER DURAN
SARITA MONTIEL
Hola, amigos de
“C-R”, siempre, en casi todos mis viajes, escribía las impresiones, que después
de publicaban en estas páginas. Bueno, en las otras; porque la revista cambió
su presentación, y desde entonces yo no había podido escribir ni una sola
carta. Hoy vuelvo, con gran placer y emoción por mi parte, porque además de
celebrar la nueva vida de nuestra “vieja Correo de la Radio”, he de narrar uno
de los fines de semana más emocionantes e inolvidables, sino el que más, de mi
vida privada:
VIERNES, 2 de
Julio. –Llego al aeropuerto de Prat de Llobregat, para marchar a las 5,40 a
Palma de Mallorca. Pero, vaya, el vuelo se suspende y se suspende, iniciándose
una serie de retrasos que llegan a durar media hora.
A los primeros
que encuentro son a AUGUSTO ALGUERO, su hermana Rosa, y JOSE GUARDIOLA. El que
va a viajar es Augusto.
-¿Dónde marchas?
-A
Holanda, con mi esposa… Vamos a actuar en un programa extraordinario de
televisión, en color.
-¿Y tus proyectos?
–le pregunto a Guardiola.
-He
interrumpido la gira que estaba haciendo con mi espectáculo “J. G. 65”, para
cumplir con una serie de galas que tengo firmadas para este verano… En otoño lo
reanudaré.
Por el hall del
aeropuerto está BAHAMONTES. Busca la cabina telefónica, o la tabacalera, o el
bar, o algo.
Llega DOMENICO
MODUGNO, en compañía de su pianista y de su acordeonista:
-¿A dónde
marcháis?
-A
Alicante… Tenemos dos galas en “El Gallo Rojo”.
-¿Qué es lo
último que has hecho en Italia?
-Un
tele-film que va a competir en un Certámen: “Scaramouche”, que he rodado con
Carla Gravina, Raffaela Carrara… y una española muy guapa y saladísima.
-¿Es…?
-Encarnita
Polo.
Por fin llega el
momento del despegue, y después de una hora de vuelo, aterrizamos en Palma de
Mallorca.
Voy
inmediatamente a “Jartan’s” es una nueva sala de fiestas, que permanecerá
abierta en verano y en invierno. Los preparativos para la inauguración de
mañana son realmente apremiantes, que si la iluminación, que si el aire
acondicionado… Mientras tanto se realizan los ensayos…
SARITA MONTIEL
SARITA MONTIEL está más que superguapa,
superguapísima; con ella ha venido también su esposo, Sr. Ramírez Olalla; el
Sr. Garea, director de Ediciones Hispavox, su peluquera, Esther Martín, cuyo
nombre hemos visto en tantos films, y el Mtro. Solano, inseparable compañero,
en las jiras por América, de Sara, y autor de éxitos tan resonantes
mundialmente como “Sortija de oro”, “El porompompero”, “A tu vera”, “Yo llevo
luto por ti”, etc.
SABADO, 3. –
Hace calor… bastante calor… Menos mal que en la piscina del Hotel Cristina…
Palma se está así de bien… Encuentro a ALBERTO CORTEZ, acompañado de su esposa
y unos familiares. A Alberto, ya le llaman por estas tierras “the King”, (el
rey).
-Voy
a hacer cine a Portugal –me
explica.
-Sí, ya lo había
leído en la prensa francesa… Se trata de “Lisboa antigua”, ¿no es así?
-En
efecto. El film cuyo reparto encabezan Aznavour, Sylvie Vartan y Rita Pavone…
Mi cometido en la cinta es exclusivamente como cantante.
-¿Cuándo piensas
volver a tierras africanas?
-Posiblemente
después de la filmación en Lisboa.
También veo al
Sr. ALFONSO, director general de discos Belter, con su esposa, y su encantadora
hijita María Teresa.
Por la noche
llegamos a la sala de fiestas alrededor de la una. Allí se había operado un
milagro, es pocas horas todo funcionaba a la perfección, y el night club era
realmente atractivo, muy decorado, personal, elegante… Después del “show” de
atracciones hubo un ligero descanso; tras del cual un locutor salió a la pista
a anunciar la atracción máxima, pero he aquí que en nuestra misma mesa se
encontraba el magnífico locutor de televisión JOSE LUIS URIBARRI, al
descubrirlo el locutor de la sala le cedió gentilmente el micrófono, y José
Luís, rodeado de aplausos subió al escenario, con pocas y elegantes palabras
presentó a Sarita…
Con los compases
de orquesta de “La violetera”, apareció “La bella Sara” con un modelo “Dior”
rojo, bordado en oro, obsequio de la esposa del secretario del rey Hussein de
Jordania (mientras Sarita rodaba en Beyrouth los exteriores de “La dama de
Beyrouth”, ahora con un nuevo título: “Cada noche, un amor”). Cantó en primer
lugar “Es mi hombre”; después se disculpó por el calor que hacía en el
escenario, y se secó un lagrimón negro que le caía a causa de la sinceridad que
había puesto en la interpretación. El público se encontraba realmente subyugado
por sus palabras:
-¿Por
qué nos pondremos las mujeres “rimmel”? –dijo con su gracia proverbial, y
añadió: Las pestañas son mías.
A continuación
interpretó del film “Noches de Casablanca”: “María Dolores”, después “Sus
pícaros ojos”, y a continuación explicó:
-De
la película que nadie quería que interpretara, la canción que nadie quería que
cantase; la escogí yo misma, porque me gustó mucho, y sigue siendo mi preferida:
“Nena”.
Tras su
grandiosa interpretación hizo ademán de retirarse, aquello parecía Troya,
aplausos a rabiar (si a su salida habían estado cerca de veinte minutos
aplaudiendo con frenesí, ahora no parecía que la cosa iba para menos), gritos
de “¡guapa!”, de “¡viva!”, de “¡bravo!”, de “¡otra!”… Sarita volvió a salir al
escenario y declaró que se cambiaba de vestido y volvía con el público. Todos
se sintieron felices.
Actuó un
“ballet” argentino. Y de nuevo apareció Sarita, todavía mucho más guapa (aunque
parezca imposible), con un modelo, también ceñido, negro, bordado en
“pailletes” y pedrería, de Balenciaga. Interpretó en primer lugar el tango
“Yira, yira”; después “A media luz”, seguidamente “Fumando espero”, y para
cerrar la segunda parte de su actuación, un número del film “Samba”
interpretado en portugués, “La noche de mi amor”, que realmente llegó a
superentusiasmar.
Al salir por
tercera vez, llevaba un traje también ceñido, azul, bordado en blanco, modelo
Dior. Cantó como nadie y como nunca, un número moderno, del que explicó:
-Es
de los que más me gustan, y jamás me lo han dejado interpretar en el cine… “Mil
besos”.
Después dio
vida, de nuevo, a “La violetera”, una violetera que repartía claveles (no se
había encontrado ni un ramillete de violetas en toda Palma), bajando a la
pista, cerca del público, que la contemplaba embelesado, atónito, entusiasmado…
Iba interrumpiendo el número para dirigirse personalmente a quienes cogían
agradecidos los claveles que ella obsequiaba.
-“Je
suis francais” –dijo
un señor.
-Lo
siento –aclaró
Sarita, muy simpática, después de darle su clavel-, pero
“je ne parle le francais”; solamente “le” spagnol, y “per un miracle”.
-Todavía
se me ha quedado algo de mi estancia en Méjico –dijo a un señor mejicano-. Es la palabra “ahorita”… y “ahorita” mismo le doy su
clavel.
Fue la violetera
más bella, de ojos más cautivadores, la más escultural, inteligente y
maravillosa que haya conocido jamás la melodía del maestro Padilla.
Apenas se podía
retirar, los aplausos no la dejaban hablar, el público se puso en pie, nadie se
cansaba de aplaudir más y más; los extranjeros gritaban “¡olé!”, y los
españoles “¡bravo!”, mientras Sarita, agradecida, repetía en palabras mudas; “¡gracias, gracias, gracias!”.
Después el
espectáculo fue su camerino; un espectáculo realmente digno de verse,
completamente inundado; Sarita había cobrado 420.000 pesetas por su actuación,
y la entrada al local equivalía a unas mil pesetas, había unas chicas, por
autógrafos que para poder ver de cerca a su ídolo, se habían gastado los
ahorros de una buena temporada, pero eran bien felices…
La salida a la
calle fue de apoteosis, más de dos mil personas esperando, a pesar de ser las
tres de la madrugada; más de media hora para llegar junto al “Mercedes” que
tenía que conducirla de nuevo al hotel; y teniendo en cuenta que se contaba con
la escolta de la policía…
Al llegar al
hotel hubo una cena fría; Sarita no estaba cansada, siguió explicando curiosas
anécdotas de su vida artística, de “El último cuplé”, de los discos…
DOMINGO, 4.- Por
la mañana estuvimos en la playa, Sarita tuvo sesión de fotografías, pues eran
varias agencias europeas que se habían desplazado hasta el hotel para recoger
sus impresiones y su incomparable fotogenia… A todo esto, la puerta del hotel
tenía que estar constantemente vigilada, puesto que la multitud reunida
constantemente allí, deseaba en todo momento colarse por si se podían acercar a
nuestra primerísima estrella.
Al finalizar el
almuerzo le fue ofrecida a Sarita una tarta con una caracola de oro, como
agradecimiento de la ciudad por el honor dispensado.
Los primeros en
despedirse fueron los Sres. Alonso, que tenían que estar esa misma noche en
Barcelona.
Alrededor de las
once de la noche comenzaban a bajar todos los equipajes; todavía encontré en el
comedor a QUIQUE ROCA, con su esposa y el matrimonio CORTEZ, con el pianista y
compositor WILLY RUBIO. Quique prepara sorpresas para finales de año… El Mtro.
SOLANO es ahora el encargado de presentar
a PAQUITA RICO en los escenarios madrileños… Todavía quedaba la última
sonrisa de SARITA… Y el adiós a Palma, a este fin de semana, sin duda el más
feliz para mí, de estos últimos años…
JULIO 1965, JAVIER DURAN
EL RECORTE CCXXVII
"La Dama de Beirut" este año cumple 50 años. En esta entrevista de la revista Ondas de 1965, la propia estrella nos hace una síntesis del film.
SARA
NO SE SEPARA UN SOLO MOMENTO DE SU MARIDO: “NOS
HEMOS PROMETIDO VIAJAR Y ESTAR JUNTOS SIEMPRE”
Sara Montiel no se separa de su esposo, a pesar de que ha de rodar muchas secuencias con un nuevo y apuesto galán.
El protagonista
masculino es Giancarlo Deluca, que tiene un extraordinario parecido con Marcelo
Mastronianni, y que puede convertirse en su sucesor.
-¿Cómo es el
argumento, Sarita?
-Un
día en Barcelona, un hombre, que parece un empresario, ofrece trabajo a Isabel,
una muchacha que trabaja en un cabaret. Las promesas son brillantes y la joven
ni siquiera lo piensa. Poco después parte Isabel con varias chicas más, en
barco, para Beiruth, donde les han prometido que harán de ellas grandes
actrices. Las ilusiones de las muchachas se van reflejando a lo largo de la
travesía. Isabel –que soy yo- destaca sobre todas.
Surge
entonces el galán, interpretado por Giancarlo, que a primera vista, se enamora
de Sarita, digo de Isabel. Al llegar a Beiruth descienden del barco y las
chicas tienen un día de asueto. Jean Claude –que este es el nombre de Giancarlo
que utiliza en la película- e Isabel lo pasan juntos. Después se alejan.
-Comienza
entonces –sigue
Sara- la congoja y el drama. El empresario que
llegó a Barcelona no era tal empresario, sino un traficante de carne humana.
Por medio de convencimientos y cuando no amenazas, obligan a las chicas a
recluirse en una casa de “diversiones”, donde tienen a su cargo “complacer” a
los grandes e importantes clientes. Isabel –yo- se niega, lucha por rebelarse,
sintiéndose engañada, pero al fin, a fuerza de golpes y más duras amenazas,
hacen de ella una chica más.
Así,
humillada, la joven Isabel, con ilusiones de estrella, comienza a vivir una nueva vida. Surge el primer “cliente”, un
hombre sexagenario, que se enamora locamente de la chiquilla. Ella le cuenta su
caso, y él se propone ayudarla, pidiéndole a cambio su amor. Sarita se lo
niega. Pero al fin… como era de esperar, surge de nuevo el galán, que resulta
ser hijo de este primer “cliente” sexagenario. Termina claudicando el padre y
dando el espaldarazo a su hijo, cuando comprende que los dos jóvenes se
quieren. Con el valor del joven y el dinero del viejo, consiguen librar a
Isabel del traficante de blancas, para que el film termine en un largo beso de
felicidad.
-Me
ha gustado mucho el guión. Comprendo que es algo meloso, pero yo soy así,
sencilla y sentimental. Isabel, en la película, es una muchacha encantadora.
La última película de Sara Montiel ha tenido un marco evocador: París y la Torre Eiffel.
-¿Y en la
realidad?
-¡Oh!...
Cambia todo.
-¿Preferiría
entonces, ser Isabel?
-No,
no, yo siempre he querido ser Sarita, para después, sobre el celuloide, no ser
sólo Isabel, sino muchas más, todo cuanto a los guionistas se les ocurra.
Sarita es feliz.
La película es de su entero agrado y lo habrá hecho como siempre, suponemos.
-Y Chente, ¿qué
opina, cómo no se ha separado de ella?
Y el marido,
orgulloso de permanecer al lado de su esposa, por respuesta sonríe.
-Nos
hemos prometido no separarnos nunca. Iremos juntos a todos los sitios…
Naturalmente,
cuando el rodaje termina y con él la ficción, Sarita vuelve a ser sólo de
Chente y Giancarlo Deluca se vuelve a su Italia, a protagonizar otro film, a
ser nuevamente el amante de otra gran mujer, que poco después le abandonará
para marchar con su verdadero marido.
Cosas del cine…
JOSE ANTONIO VALVERDE
LA FOTO CCXXVII
Espectacular en "La dama de Beirut"
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