sábado, 8 de agosto de 2015

LA ACTUALIDAD ESPAÑOLA - 18 de Enero de 1968 - España


SARA MONTIEL
EN
“TUSET STREET”

"Yo soy Sara Montiel, ¿te parece poco?"

Esta entrevista, en rigor, es el resultado de cuatro horas de plantón y de treinta minutos de movimiento continuo con el motor a nivel de carrera contra reloj. Esta entrevista se parece a la que yo quería hacer como la Sara Montiel que yo vi podría parecerse a la Sara Montiel que iba buscando, es decir, como un huevo a una castaña. Esta entrevista está aquí por pura casualidad. No, exagero un poco; esta entrevista está aquí porque yo no podía permitirme el lujo de regresar a Madrid y decirle a mi director: “Director, he vuelto con las manos vacías, sin entrevista, asqueado, muy triste, melancólico, un poco aburrido, porque a esta mujer no hay quien la aguante”. Por eso, sólo por eso, está aquí esta entrevista. Sólo porque esos lujos no se los puede permitir ningún reportero por mucha razón que tenga.
Llegué a Barcelona con el convencimiento pleno de toparme con una Sara Montiel distinta, nueva, a estrenar, transformada por obra y gracia de las exigencias del cine en una Sara Montiel “ye-yé”, o “beat”, o “hippy”, convertida en reina coronada del barrio más “último grito” de España. Esperaba verla con su rostro espectacular desfigurado por unas cuantas pecas postizas dibujadas bajo sus ojos endemoniados. Esperaba encontrarla con su cabello azabache oculto por una peluca de rubios bucles amontonados en estudiado desorden. Me la imaginaba sentada displicentemente en una terraza de la calle Tuset, encendiendo con la punta del anterior un nuevo cigarrillo, moviendo como con desgana sus piernas cruzadas, indiferente a lo que pudieran decir o pensar quienes se pararan a mirar las horribles calcomanías pegadas sobre su piel. ¡Qué imaginación la mía! En la calle Tuset, cuando llegué, estaba rodando “Tuset Street” y, entre todos, sabían de Sara Montiel lo mismo que yo, esto es, nada. Me aseguraron que aún no había comenzado a “rodar”, me llegaron rumores de que, no obstante, ya se había enfadado más de una vez con los de la película, me dijeron que ya había despedido a un cámara, me juraron que ya había chocado con los periodistas barceloneses, llegaron a decirme que me fuera con viento fresco y que no perdiera más tiempo. Y no lo perdí. Veinte minutos después ya había concertado una entrevista con Sara Montiel para las cuatro en punto de la tarde del día siguiente. Era entonces cuando iba a perder el tiempo. Todo lo que tuve que hacer para conseguir ser recibido por la “diva” fue prometerle que iba a salir en la portada de la revista y aceptar su imposición de que fuera su propio fotógrafo el que hiciera las fotos. Como no me gusta hacer esperar a nadie, llegué al hotel a las tres y media. Una hora después llegó el fotógrafo. A las cinco, el salón era un auténtico plató, adornado con media docena de focos; a las cinco y cinco, yo estaba cansado; a las cinco y quince, yo estaba indignado; a las cinco y veinte, yo estaba dispuesto a irme; a las cinco y media, el aburrido, cansado, indignado y dispuesto a irse –de haber podido, claro- era el fotógrafo; a las seis menos veinte, empecé a temer que iba a perder el avión de regreso; a las seis menos diez, el plantón era ya de ciento diez minutos, un poco más de lo que durará la película entera; a las seis perdí el sentido de la medida y llegué a autoconvencerme de que los periodistas somos unos hombres muy duros, capaces de hacer perder su tiempo precioso a las preciosas criaturas que nos citan a las cuatro y a las seis no han dado aún señales de vida. A las seis y cinco me dispuse a pedirle perdón por teléfono. Pero no me dio tiempo. Allí, en la escalera, con una sonrisa de 360 grados en su rostro, como una diosa que bajara del Olimpo para regalar con su presencia a los pobrecitos humanos, luciendo un modelo a lo “Último cuplé”, o a lo “Violetera”, o a lo “Bella Otero”, sin nada de “ye-yé”, ni de “beat”, ni de “hippy”, rodeada de su corte de honor –un peluquero, un maquillador y una doncella-, seguida por mil miradas de admiración, admirada de sí misma, admirándose a sí misma, apareció la cabaretera de “Tuset Street”, la productora de “Tuset Street”, en una palabra, Sara Montiel, a quien yo esperaba desde hacía dos horas y pico. “Estás muy guapa, Sara”. “Lo que estoy es cansadísima”. “No se te nota nada”. “Gracias al maquillaje”. Como yo no llevaba maquillaje pensé que se me notaría mucho que yo sí que estaba cansado. Pero ya, ya… En el improvisado plató se rodó durante otras dos horas, siempre en primer plano, el rostro, bello rostro, de la “diva”. Primero un traje; luego, otro; luego, otro… Primero una peluca; luego, otra; luego, otra… Primero una sonrisa; luego, otra; luego, otra… Primero un gesto; luego, otro; luego, otro… El peluquero siempre con el peine a punto; el maquillador, siempre con el maquillaje a punto; la doncella, siempre con los trajes a punto… Los focos, siempre a punto… El fotógrafo, siempre a punto… Sara, siempre a punto… 


Los colegas de un diario barcelonés también llegaron a la hora en punto en que fueron citados y se tuvieron que ir a la hora en punto en que Sara les dijo que, con tanto trabajo, se había olvidado de que, a la hora señalada para ellos, estaba citada conmigo. “¿Esperamos a que termines?” “Imposible, tengo una cena muy importante”. “¿Podemos hablar mientras te hacen fotos?” “¡Por Dios, qué cosas decís; mientras me hacen fotos!” “Entonces, ¿mañana?”. “Eso es, mañana a las cuatro en punto”. Sara siguió posando. En el mismo día había dado calabazas a cuatro diarios distintos. “El trabajo, ¿sabes?, tengo tanto trabajo…”. A las ocho, llevaba yo cuatro horas esperando. A las ocho, ella terminó de posar. A las ocho, me atreví a decirle: “Vamos a Tuset”. Y ella: “¿A Tuset?”. Y yo: “Claro, habrá que hacer alguna foto para el reportaje”. Y ella: “Pero es que tengo una cena muy importante”. Y yo: “Pero es que yo he venido para hacerte una entrevista”. Y ella: “¿Una entrevista?” Y yo: “Claro”. Y ella: “Pero si no tenemos tiempo…” Y yo: “Pues ya me puedes ir buscando un empleo”. Y ella: “¿No queda más remedio?” Y yo: “No”. Y ella: “Pues espera que me vista de calle y me haces las preguntas en el coche”. Esperé, se vistió de calle, nos fuimos a la calle, subimos en su coche, arrancó éste, llegamos a Tuset, fundimos la instalación eléctrica de “The Pub Tuset” por querer enchufar los focos, nos fuimos a Stork, bailamos en el club, hicimos muchas fotos sin apenas luz, paseamos por Tuset, montamos en el coche, volvimos al hotel… Se dice pronto, ¿verdad? Puesto todo esto lo hicimos en el transcurso de treinta minutos de movimiento continuo con el motor a nivel de carrera contra reloj. Y la entrevista, textual, al pie de la letra, mantenida con una Sara Montiel, ahora simpatiquísima, fue ésta:


-“Sara Montiel y Lola Flores son más populares que yo, pero las gano en prestigio”.
-¿Qué dices?
-No, yo no lo digo; lo ha dicho Nati Mistral.
-¡Ah!, Nati Mistral. Nati es maravillosa. Ha llevado el cine español fuera de nuestras fronteras. Como “Currito de la Cruz”, ¿sabes?; pero “Currito de la Cruz” el antiguo, no el moderno, ¿sabes?
-¿Es la mejor, Sara?
-¿Quién? ¿Nati? No, la mejor, no; es la más maravillosa y la que ha hecho más por el cine español, aunque yo creo que es la única película que ha hecho.
-No te ha sentado muy bien, me parece, que haya dicho eso.
-¿Qué haya dicho qué y quién? Pero si yo me acabo de enterar… Pero si yo lo sé porque me lo has dicho tú…
-¿Y te importa que Nati Mistral haya dicho eso?
-¿El qué?
-Eso, lo del prestigio y la popularidad.
-La gente puede decir lo que quiera. La gente, ¿sabes? La gente puede decir lo que le dé la real gana, porque para eso vivimos en un país libre.
-¿Tú también puedes decir lo que quieres?
-Yo, sí; yo también puedo decir lo que quiera; yo no tengo pelos en la lengua y tampoco tengo padrastros en los dedos cuando trabajo.
-¿Qué tienes tú: prestigio o popularidad en el cine español?
-¿Yo…? El cine español me tiene a mí.
-Y tú, ¿quién eres para el cine?
-¿Yo…? Sara Montiel. ¿Te parece poco?
-Eso depende de lo que se quiera ser.
-Yo siempre he querido ser más, mucho más; cuando empezaba, sobre todo. Ahora, la realidad ha venido a demostrarme que he llegado mucho más lejos de lo que nunca me atreví a soñar. Ahora, por ejemplo, tengo toda Rusia a mis pies, cosa que no tiene mucha gente.
-¿Te importa mucho la gente?
-A mí, muchísimo. ¿Cómo no? Tengo mucho respeto por la Humanidad.
-¿Y por ti misma?
-Hombre, también, porque también soy humanidad. ¡Pobrecita!
-¿Y además de humana?
-¿Yo…? Monísima; soy una monada, hijo.
-¿Eso es muy importante?
-Hombre, una mujer que sea una monadita, pues es muy rica.
-¿Y tú has llegado a ser algo en el cine español y a tener a tus pies a Rusia por ser mona, por ser una monada, por ser rica, por ser simplemente guapa, por tener una voz cálida, por tener unos ojos ardientes, o por ser una buena actriz?
-Mézclalo todo, anda. Pon un poquito de cada cosa y ya está. Porque de lo que estoy segura es de que, si llego a ser bizca, por muy buena actriz que hubiera sido, no habría llegado ni a la mitad; y de que sin o llego a saber cantar, por muy mona que hubiera sido, no habría llegado a nada; y de que… Bueno, etcétera…
-¿Y estás contenta con el resultado de esa mezcla?
-Muy contenta, contentísima. Y más contenta que yo, mi madre.
-¿Y por qué ella?
-Porque mi madre dice que está muy contenta conmigo.
-¿Has conseguido hacerla feliz?
-Yo le he dado todo lo que podía. La quiero mucho y la respeto. Pero no sé si es feliz, porque la felicidad es una cosa muy difícil de conseguir. Yo, eso sí, he hecho lo posible para que lo sea.


"Por la mañana soy sincera; por la tarde, sensata; por la noche, sensacional"

-¿Y para serlo tú?
-Eso es mucho más difícil todavía. Los humanos nos podemos hacer felices unos a otros, pero uno mismo es muy difícil que se haga feliz. Además, aunque no lo parezca, aunque no me lo creas, yo soy una mujer prudente y le pido muy poco a la vida. Me conformo en seguida y he logrado más de lo que quería. A veces he sido feliz; lo que no sé es si algún día llegaré a ser feliz completamente.
-¿Qué le pides ahora a la vida?
-¿Yo? Que me dure mi madre muchos años, todos los que pueda. Eso es lo único que de verdad le pido a la vida, y eso es lo único que quiero.
-¿Eres sincera, Sara?
-Depende de la hora; por la mañana mucho.
-Y ahora es de noche.
-Pues adivina si soy sincera o no. Anda, adivínalo. Pero no te preocupes: todo lo que estoy diciendo es verdad.
-¿A qué hora te toca ser sensata?
-¡Ay!, por la tarde.
-¿Por qué esos cambios tan raros?
-No sé, chico; debe ser cosa del horóscopo que me hace ser de una forma por las mañanas y de otra forma por las tardes; aunque yo me encuentro mucho mejor por la noche.
-¿Cómo eres por la noche?
-Sensacional.
-Modestia aparte, ¿no?
-Tonto, pero si todo es broma…
-¿Todo?
-Bueno, lo de sensacional, hombre.
-¿Es que no lo eres?
-¿El qué?
-Sensacional.
-Mírame. ¿Qué te parece a ti?
-Que si te miro, no puedo seguir escribiendo. No tenemos tiempo.
-Es verdad. Yo tengo una cena muy importante.
-¿Qué hay para ti más importante que una cena importante?
-Un hombre.
-¿El de la cena, por ejemplo?
-Por ejemplo. Es mi cuñado, Ricardito. Tuvo un accidente hace tres años y está recuperándose en un sanatorio. Me está esperando, ¿sabes? Por eso es tan importante para mí esa cenca con un hombre que sólo tiene diecisiete años.
-Ahora has cambiado.
-Es que soy muy rica en facetas y reacciono según el momento. No hay más que tocarme la fibra, y ya está.
-Pero a veces finges.
-Porque en la vida hay que hacerlo. Todo el mundo finge. Es natural.
-¿Tú has fingido durante esta entrevista?
-No; no podría hacerlo. Estoy cansadísima, y cuando uno está cansado no puede fingir. Yo, para fingir, tengo que estar muy descansada, tengo que estar muy tranquila. Te he dicho todo igual que lo siento y, por supuesto, no me arrepiento de nada de lo que te he dicho. ¿Sabes que me ha gustado mucho esta entrevista?
-Bueno.


J.M.C.
(Fotos: SIMÓN LÓPEZ)


EL RECORTE CCXXVI
Este reportaje de la revista Ondas, de Enero de 1968, no sólo hace un avance de lo que es el próximo rodaje de "Tuset Street" sino que, además, apunta un romance de nuestra diva con el protagonista: Patrick Bauchau. 

TODOS LA CREIAN ACABADA, TODOS CREIAN QUE ERA UNA FIGURA DEL CINE DE AYER Y LOS HA SORPRENDIDO AL CONSEGUIR FIGURAR COMO “VEDETTE” EN UNA PELÍCULA DE VANGUARDIA
SARITA MONTIEL
INICIA UN NUEVO CAPÍTULO DE SU VIDA AL SER LA INTÉRPRETE DE UN FILM DE LA NUEVA OLA:
“TUSET STREET”


Sarita está más cordial que nunca. Trata de "hijos" a los reporteros gráficos y les da consejos sobre el ángulo de su rostro que según ella, es mejor. Pero aunque se la pille de frente, de costado o de tres cuartos, Sarita es siempre sensacional. 


Sarita Montiel ha iniciado un nuevo capítulo de su vida que podría titularse “Sarita y los ‘hippies’”. No es que Sarita se haya hecho “hippie” propiamente hablando, pero sí pasa el día rodeada de esa nueva fauna que se extiende por Europa como una mancha de aceite.
Sarita ha encontrado a esos importantes personajes en el enclave “hippie” de Barcelona, que es esa calle Tuset, que hoy inspira a todo el mundillo artístico de la ciudad. Los ha encontrado para rodar con ellos “Tuset Street”, un film de vanguardia dirigido por Jorge Grau, el más lírico de los realizadores del nuevo cine catalán.
Todo el mundo se ha sorprendido de ver a Sarita metida en un film de vanguardia, ella que era uno de los más firmes pilares del cine convencional, que ha cimentado su fama a base de cantar tangos y cuplés consagrados por el tiempo y transmitidos de boca a oído de padres a hijos. Para dar ese importante paso, Sarita ha tenido dos razones.
La primera es de origen profesional. Cuando Cesáreo González canceló su contrato con ella, hizo valer varios motivos de orden legal: Sarita había  retrasado el rodaje al no presentarse el día en que estaba convocada, había engordado y los vestidos previstos para el film no le entraban, pretendía introducir cambios inadmisibles en el guión. Todos esos argumentos eran válidos para pleitear, pero la verdadera razón era que Cesáreo consideraba que Sarita se había agotado.


Sarita y Patrick patrocinan los primeros pasos en el cine de Emma, una muchacha que promete ser la B.B. nacional de nuestro cine de vanguardia. 


Todos creían que Sarita era una mujer acabada, pero ha aparecido ante nosotros como una auténtica "ye-yé". Una "ye-yé", es lo que será en el film de Jorge Grau, "Tuset Street", que se dispone a empezar. 

Una nueva generación ha irrumpido con fuerza en las taquillas cinematográficas y pide otra cosa que el cuplé, el tango y demás que constituían la especialización de Sarita. Es preciso hacer un cine nuevo y Cesáreo consideraba que Sarita no podría adaptarse a ese cine de la “nueva ola”. Por eso aprovechó el pretexto para romper su contrato con ella.
Sarita quiere ahora demostrar a Cesáreo que estaba equivocado. Y ha conseguido ya una gran victoria con sólo participar como “vedette” en “Tuset Street”, ya que es bien sabido que los de la “nueva ola” no hacen concesiones.
Son puros y van a su arte sin miramientos. Si Jorge Grau ha escogido a Sarita para su film, es porque cree en ella, cree que puede dar un rostro nuevo a esa nueva expresión cinematográfica.
“Tuset Street” representa pues una especie de resurrección para Sarita, es su Pascua Florida. Todos tenían tendencia a considerar a Sarita como una mujer que entra a marchas forzadas en la madurez, cuando en realidad tiene los mismos años que Brigitte Bardot. Tiene treinta y tres años, que es la edad de las grandes cosas, sobre todo si se tiene en cuenta que los “monstruos sagrados” del cine, Greta Garbo y demás, llegaron a la cumbre de su popularidad a los cuarenta años.



Sarita ha renunciado a un contrato que tenía firmado con los rusos para poder estar al lado de Patrick Bauchau. En la rueda de Prensa que tuvo lugar el otro día, ambos aparecían como dos enamorados. 

La otra razón es de orden privado. A estas alturas, Sarita no debía encontrarse en Barcelona. Debería encontrarse exactamente en Moscú, donde Sarita goza de una inmensa popularidad, rodando un film ruso basado en la vida de Catalina la Grande.
Pero si Sarita ha preferido las dulzuras de la Costa Brava a las brumas del Kremlin, no ha sido por el clima, puesto que tiene ya doce maletas llenas de pieles, capaces de hacerle soportar el más riguroso frío. Ha renunciado a su aventura rusa por un hombre.
Él se llama Patrick Bauchau. Es francés y ha protagonizado “La coleccionista”. Es bello como un Adonis y cuando Sarita lo vio en foto quedó prendada de él. Nunca en su vida había visto un hombre tan guapo (…) se pone a lanzar gritos estridentes, “¡Patrick! ¡Patrick!”, hasta que él viene.
Ambos se han ido a la Costa Brava para dar la primera vuelta de manivela del film y, a pesar del frío, ambos han nadado sin experimentarlo, uno al lado del otro, como dos enamorados.
Patrick parece ser el gran amor de su vida, el que hasta ahora Sarita ha perseguido en vano, de modo que ese film que se inicia ahora constituirá para ella el principio de una brillante segunda carrera y el principio de una nueva vida sentimental.
Sarita ha cambiado mucho en estos últimos meses. Come muy poco y ha suprimido por completo el chorizo que, como muy bien saben sus admiradores, fue el culpable de esa ofensiva que dio su peso en el momento de iniciar el rodaje de  “La guerrillera de Villa”, película que acabó rodando Carmen Sevilla.


Sarita no da un paso sin su Patrick, el cual la aconseja sobre su vestuario y demás. Se nota a legua que Sarita es una mujer enamorada que se está transformando. 


Cuando termine el rodaje de “Tuset Street”, Sarita Montiel saldrá probablemente con dirección a Rusia. Pero no está aún decidida. Ella querría también dedicarse a escribir. Desde hace tiempo empezó a escribir sus Memorias, pero sus contratos no le permitieron proseguirlas. Y ella quisiera pararse algún tiempo para dar cima a esta obra. Pero cuando se tienen los sentimientos revueltos por un loco amor, no se hilvanan muy bien las ideas.
Al final, acabará haciendo lo que diga Patrick, porque ella, cuando está enamorada, es muy mujer y le gusta verse dominada por un hombre.


FELIPE LUIS COLLADO
(Fotos: López Lacalle)
Agencia PRERA


LA FOTO CCXXVI


La diva da vida a Violeta Riscal en el film "Tuset Street". 

1 comentario:

  1. Estoy en un proyecto muy importante. Un libro que quiero sacar de sara montiel cuento con muchas fotos originales de la actriz. Quiero y deseo ponerme en contacto con usted. Le doy mi numero 654900940. Llameme o escribame es importante y necesito su ayuda. Gracias

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