sábado, 5 de agosto de 2017

AMA - Febrero / primera quincena de 1.961 - España


Un descubrimiento
SARA 1961: 
PINTORA
Su obra la componen cincuenta cuadros pequeños
Empezó a pintar la tarde que murió Lupe Sino
Desde hace dos años, la artista famosa se pasa las tardes pintando

Sara y Quevedo. El cuplé junto al clásico. Puro contraste. Bonito. Son dos épocas. 


La armadura de gala del Conde Duque de Olivares asusta a la famosa artista. 


"El agua que pinta Velázquez se puede beber!, dijo la pintora Sara Montiel.

Sara 1.961. Pintora. A los dos años de su primera pincelada, la artista confiesa:
-Pinto, pero en broma. No vale la pena hablar de ello.
-Por favor, Sara, si no la importa…
-Sí me importa, porque son muy malos…
-Por favor, Sara…
Tercia Enrique Herreros, padre. El sí que pinta.
-No digas eso. Tienes un sentido del color formidable…
Poco a poco, Sara, todo amabilidad, va cediendo. De una estantería saca su obra. Muchos dibujos. En efecto, el color es espléndido. Todos sus pequeños cuadros son copias. Su primera obra, alargada, minúscula, es un paisaje. El original lo firma Van Gogh. La copia la firma “Sara 59”. Se puso a pintarlo la tarde que murió Lupe Sino. Después pintó otro Van Gogh. También paisaje. Luego pasó a copiar los “monos” de Herreros.
-Los hago muy parecidos; sólo que les pongo más cara de bestias…


La "estrella" es una enamorada del arte de Velázquez. 

Se pasa las horas muertas encerrada en el despacho. Pintando. Sobre la misma mesa en que firmó el contrato de “El último cuplé”, de su viaje triunfal por Cuba y de “Mi último tango”. La mesa está en un rincón. Junto a la ventana. Y el rincón tiene su nombre. Sara lo llama el “rincón de la suerte”.
Sara 1.961. Un poco más delgada. Un poco pálida. Cada vez más guapa. Está un poco pálida porque acaba de salir de una pulmonía. Sara no puede ponerse penicilina. Es alérgica. Y ha vencido a la pulmonía como en los tiempos del cuplé. A golpe de aspirina y vasos de leche. Ahora se va todos los días a Navacerrada. Todos los días que no está nublado, claro. Prescripción facultativa. Y amor al campo. Los dos Herreros, padre e hijo, la suelen acompañar. Sara tiene un Lancia gris. Penúltimo modelo. Matrícula de Roma. La sierra al alcance de la mano.
Sara pintora ha ido a ver la exposición de Velázquez. Se entusiasma con todos los cuadros.
-Me gustaría que me hubiese pintado Velázquez, pero no naciendo yo en su época, sino que él hubiera nacido en la mía y después me hubiese pintado…-dice.
Los cuadros de Velázquez la siguen entusiasmando. La gustaría tenerlos todos en su casa. Como a cada hijo de vecino.
-Me tengo que conformar con los míos…


Sara y Velázquez. A ella le hubiera gustado que la pintara él. 


El Conde Duque de Olivares. Sara da los últimos toques al retrato. 

Los suyos son cincuenta. A mí me ha enseñado menos, porque se los van llevando los amigos. Enrique Herreros la dice:
-Si ahora hicieses una exposición, venderías todos…
Sara se ríe. Pero luego se queda pensándolo. Puede ser una idea. Algún día, tal vez no muy tarde, tropecemos con un cartel que ponga: “Exposición de Sara Montiel”. Ocurrirá el día que dé el salto sobre el vacío. Y pase de la acuarela al óleo.
-Con el pincel tiene una gran soltura –dice Herreros-; no en balde hace una cosa más difícil que pintar, que es maquillarse…
Sara se maquilla sola. Quizá mirándose al espejo aprendió a pintar bien. Su cara era un paisaje bonito. Y lo mejoró. Lo de después ya lo saben. Una tarde se murió Lupe Sino. Y Sara se quedó en casa triste. Cogió un pincel. Luego tomó en sus manos un libro de Van Gogh. Se fijó en un paisaje. Lo empezó a copiar. Pasaron los minutos, tal vez las horas. Al final había pintado un cuadro.
-Mi cuadro preferido, aunque sea malo.
Aquella tarde, la tarde se quedó acurrucada en las calles de Madrid. Como siempre. Como todos los días. Junto a una ventana había nacido una pintora. En broma o en serio, la pintora había nacido.
Dos años después lo ha dicho.

G. LOPEZARÍAS
(Reportaje gráfico de Alejandro)


EL RECORTE CCLIV
Sara siempre profesó su admiración por la pintura como observadora, como coleccionista, como hobby. Diez Minutos, en su número de 8 de Febrero de 1.975, nos contaba como la artista se refugió en la pintura estando embarazada. 

SARA MONTIEL
DESCONSOLADA
HA PERDIDO EL HIJO QUE ESPERABA, PERO NO LAS ESPERANZAS

La Montiel había decidido dedicarse a la pintura para reposar...

El pasado día 25 de enero, Sara Montiel perdió en circunstancias imprevistas el hijo que esperaba, tras sufrir una tremenda hemorragia. El triste hecho ocurrió cuando la popular estrella se encontraba como espectadora viendo la obra “Ellas los prefieren un poquito locas”, que en un teatro madrileño protagonizan Amparo Baró, Manuel Galiana y Clara Súñer. Al parecer, Sara sintió unos vómitos, que la obligaron a dirigirse hacia el servicio, acompañada por su empresario, José Tous, donde fue asistida (al complicarse esos vómitos con una hemorragia) por las actrices Paquita Villalba y Lolita Losada. Al comprobar la gravedad del asunto, Tous se dirigió a la taquilla del teatro para telefonear al doctor Paredes, que, como ginecólogo, se encargaba del embarazo de la actriz; como éste se encontraba en esos momentos operando en la clínica Covessa, envió una ambulancia al teatro mientras preparaba un quirófano para atender a la Montiel a su llegada a la clínica. Su único consejo para el traslado fue que la mantuvieran en posición horizontal.
Fue allí, en el teatro, donde Sara Montiel perdió el hijo que esperaba, en su cuarto mes de embarazo. Posteriormente, en el quirófano de la clínica, se la intervino para cortar la hemorragia y para efectuarla una operación de limpieza, trasladándose a continuación a la habitación 608, donde pasó la noche adormilada por los efectos de la anestesia.
Al día siguiente, nada más conocer la noticia, corrimos hacia la clínica para enterarnos “in situ” por el estado de la Montiel. En la puerta de la habitación rezaba un letrero con la absoluta prohibición de recibir visitas por orden facultativa, estando sólo exentos de esta orden Pepe Tous y Angelines, una de las sobrinas de Sara, aunque la noche anterior habían visitado a la estrella Conchita Márquez Piquer, Vicente Parra y Rocío Dúrcal. En la tarde del domingo también permitió la entrada a Carmen Sevilla y a unos amigos íntimos. Pepe Tous, al que acompañamos durante toda la tarde, almorzó sin apetito un puré de patatas y una rodaja de merluza. De vez en cuando, un pañuelo evitaba que las lágrimas afloraran a sus ojos. Sara, según nos dijo, también lloraba cuando recordaba su frustrada maternidad o cuando la visitaba algún amigo. ¡Tenía tanta ilusión por tener esa hija!...


Esta es la puerta donde Sara estuvo internada los dos primeros días (608) en la clínica Covesa, con el consiguiente letrero prohibiendo las visitas. 

Dos días más tarde hemos podido ver y charlar con la Montiel en la habitación 501 de la misma clínica, a la que se la había trasladado. Con ella, cuando llegamos, están Pepe Tous y Maruja García Nicolau (la primera “Miss Europa” que tuvo España), que es su mejor amiga en Mallorca y que no se separa del lecho de Sara desde que se enteró de la noticia. Un poco más tarde llegarían la actriz Paquita Villalba, Ester (la peluquera de la actriz) y otros amigos íntimos. El aspecto de Sara es bueno, dentro de su convalecencia, aunque se la nota el “schock” moral que ha sufrido:
-Espero que poco a poco me iré haciendo a la idea de lo que ha pasado y me recuperaré… No pierdo por esto la esperanza de ser madre… Ahora deseo descansar, descansar, descansar…
Sara lleva puesto un camisón rosa con encajes blancos, muy tapadito, y desvía siempre la conversación hacia derroteros que la distraigan de su tragedia. Y nos cuenta que el “estafilococo dorado” la produjo en Quito una sinusitis crónica; también nos dijo que no sabe aún dónde se irá a descansar, y que espera el resultado de unos análisis que la han hecho para saber cuándo y cómo la dan el alta…


Sara nos enseña la cerámica que estaba pintando un par de días antes del triste suceso. 

Sobre la mesa del saloncito anterior al dormitorio, unas cuartillas tienen anotados los nombres de las personas que han llamado interesándose por su salud: La Casa Civil de Su Excelencia, la Columbia Pictures (desde Hollywood), Josephine Baker, Rita Pavone, la viuda de Vittorio de Sica, varios canales de televisión de Méjico, Venezuela, Puerto Rico, Miami, Argentina, etcétera, y la casi totalidad de los actores, actrices y cantantes españoles, así como un sinfín de llamadas de admiradores de todas partes del mundo. También anda por allí un LP de Sara Montiel editado en la URSS, envío de Dolores Ibarruri (“La Pasionaria”), que es una gran admiradora de la Sara-actriz-y-cantante.
Desde aquí, nuestro pesar por lo ocurrido a Sara, tan querida en nuestra revista, cuyo interés por su salud hacemos extensivo en nombre de todos los lectores.

Texto y fotos: TRIALASOS


LA FOTO CCLIV


En infinitud de ocasiones Sara fue fuente de inspiración para pintores y artistas. 

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