Un
descubrimiento
SARA 1961:
PINTORA
Su obra la
componen cincuenta cuadros pequeños
Empezó a
pintar la tarde que murió Lupe Sino
Desde hace dos
años, la artista famosa se pasa las tardes pintando
Sara y Quevedo. El cuplé junto al clásico. Puro contraste. Bonito. Son dos épocas.
La armadura de gala del Conde Duque de Olivares asusta a la famosa artista.
"El agua que pinta Velázquez se puede beber!, dijo la pintora Sara Montiel.
Sara 1.961. Pintora. A los dos años de su primera pincelada,
la artista confiesa:
-Pinto, pero en broma. No vale la pena
hablar de ello.
-Por favor, Sara, si no la importa…
-Sí me importa, porque son muy malos…
-Por favor, Sara…
Tercia Enrique Herreros, padre. El sí que pinta.
-No
digas eso. Tienes un sentido del color formidable…
Poco a poco, Sara, todo amabilidad, va cediendo. De
una estantería saca su obra. Muchos dibujos. En efecto, el color es espléndido.
Todos sus pequeños cuadros son copias. Su primera obra, alargada, minúscula, es
un paisaje. El original lo firma Van Gogh. La copia la firma “Sara 59”. Se puso
a pintarlo la tarde que murió Lupe Sino. Después pintó otro Van Gogh. También
paisaje. Luego pasó a copiar los “monos” de Herreros.
-Los hago muy parecidos; sólo que les
pongo más cara de bestias…
La "estrella" es una enamorada del arte de Velázquez.
Se pasa las horas muertas encerrada en el despacho.
Pintando. Sobre la misma mesa en que firmó el contrato de “El último cuplé”, de
su viaje triunfal por Cuba y de “Mi último tango”. La mesa está en un rincón.
Junto a la ventana. Y el rincón tiene su nombre. Sara lo llama el “rincón de la
suerte”.
Sara 1.961. Un poco más delgada. Un poco pálida.
Cada vez más guapa. Está un poco pálida porque acaba de salir de una pulmonía.
Sara no puede ponerse penicilina. Es alérgica. Y ha vencido a la pulmonía como
en los tiempos del cuplé. A golpe de aspirina y vasos de leche. Ahora se va
todos los días a Navacerrada. Todos los días que no está nublado, claro.
Prescripción facultativa. Y amor al campo. Los dos Herreros, padre e hijo, la
suelen acompañar. Sara tiene un Lancia gris. Penúltimo modelo. Matrícula de
Roma. La sierra al alcance de la mano.
Sara pintora ha ido a ver la exposición de
Velázquez. Se entusiasma con todos los cuadros.
-Me gustaría que me hubiese pintado
Velázquez, pero no naciendo yo en su época, sino que él hubiera nacido en la
mía y después me hubiese pintado…-dice.
Los cuadros de Velázquez la siguen entusiasmando. La
gustaría tenerlos todos en su casa. Como a cada hijo de vecino.
-Me tengo que conformar con los míos…
Sara y Velázquez. A ella le hubiera gustado que la pintara él.
El Conde Duque de Olivares. Sara da los últimos toques al retrato.
Los suyos son cincuenta. A mí me ha enseñado menos,
porque se los van llevando los amigos. Enrique Herreros la dice:
-Si
ahora hicieses una exposición, venderías todos…
Sara se ríe. Pero luego se queda pensándolo. Puede
ser una idea. Algún día, tal vez no muy tarde, tropecemos con un cartel que
ponga: “Exposición de Sara Montiel”. Ocurrirá el día que dé el salto sobre el
vacío. Y pase de la acuarela al óleo.
-Con
el pincel tiene una gran soltura –dice
Herreros-; no en balde hace una cosa más difícil que pintar, que es maquillarse…
Sara se maquilla sola. Quizá mirándose al espejo
aprendió a pintar bien. Su cara era un paisaje bonito. Y lo mejoró. Lo de
después ya lo saben. Una tarde se murió Lupe Sino. Y Sara se quedó en casa
triste. Cogió un pincel. Luego tomó en sus manos un libro de Van Gogh. Se fijó
en un paisaje. Lo empezó a copiar. Pasaron los minutos, tal vez las horas. Al
final había pintado un cuadro.
-Mi cuadro preferido, aunque sea malo.
Aquella tarde, la tarde se quedó acurrucada en las
calles de Madrid. Como siempre. Como todos los días. Junto a una ventana había
nacido una pintora. En broma o en serio, la pintora había nacido.
Dos años después lo ha dicho.
G. LOPEZARÍAS
(Reportaje
gráfico de Alejandro)
EL RECORTE CCLIV
Sara siempre profesó su admiración por la pintura como observadora, como coleccionista, como hobby. Diez Minutos, en su número de 8 de Febrero de 1.975, nos contaba como la artista se refugió en la pintura estando embarazada.
SARA MONTIEL
DESCONSOLADA
HA PERDIDO EL
HIJO QUE ESPERABA, PERO NO LAS ESPERANZAS
La Montiel había decidido dedicarse a la pintura para reposar...
El pasado día 25 de enero, Sara Montiel perdió en
circunstancias imprevistas el hijo que esperaba, tras sufrir una tremenda
hemorragia. El triste hecho ocurrió cuando la popular estrella se encontraba
como espectadora viendo la obra “Ellas los prefieren un poquito locas”, que en
un teatro madrileño protagonizan Amparo Baró, Manuel Galiana y Clara Súñer. Al
parecer, Sara sintió unos vómitos, que la obligaron a dirigirse hacia el
servicio, acompañada por su empresario, José Tous, donde fue asistida (al complicarse
esos vómitos con una hemorragia) por las actrices Paquita Villalba y Lolita
Losada. Al comprobar la gravedad del asunto, Tous se dirigió a la taquilla del
teatro para telefonear al doctor Paredes, que, como ginecólogo, se encargaba
del embarazo de la actriz; como éste se encontraba en esos momentos operando en
la clínica Covessa, envió una ambulancia al teatro mientras preparaba un
quirófano para atender a la Montiel a su llegada a la clínica. Su único consejo
para el traslado fue que la mantuvieran en posición horizontal.
Fue allí, en el teatro, donde Sara Montiel perdió el
hijo que esperaba, en su cuarto mes de embarazo. Posteriormente, en el
quirófano de la clínica, se la intervino para cortar la hemorragia y para
efectuarla una operación de limpieza, trasladándose a continuación a la
habitación 608, donde pasó la noche adormilada por los efectos de la anestesia.
Al día siguiente, nada más conocer la noticia,
corrimos hacia la clínica para enterarnos “in situ” por el estado de la
Montiel. En la puerta de la habitación rezaba un letrero con la absoluta
prohibición de recibir visitas por orden facultativa, estando sólo exentos de
esta orden Pepe Tous y Angelines, una de las sobrinas de Sara, aunque la noche
anterior habían visitado a la estrella Conchita Márquez Piquer, Vicente Parra y
Rocío Dúrcal. En la tarde del domingo también permitió la entrada a Carmen
Sevilla y a unos amigos íntimos. Pepe Tous, al que acompañamos durante toda la
tarde, almorzó sin apetito un puré de patatas y una rodaja de merluza. De vez
en cuando, un pañuelo evitaba que las lágrimas afloraran a sus ojos. Sara,
según nos dijo, también lloraba cuando recordaba su frustrada maternidad o
cuando la visitaba algún amigo. ¡Tenía tanta ilusión por tener esa hija!...
Esta es la puerta donde Sara estuvo internada los dos primeros días (608) en la clínica Covesa, con el consiguiente letrero prohibiendo las visitas.
Dos días más tarde hemos podido ver y charlar con la
Montiel en la habitación 501 de la misma clínica, a la que se la había
trasladado. Con ella, cuando llegamos, están Pepe Tous y Maruja García Nicolau
(la primera “Miss Europa” que tuvo España), que es su mejor amiga en Mallorca y
que no se separa del lecho de Sara desde que se enteró de la noticia. Un poco
más tarde llegarían la actriz Paquita Villalba, Ester (la peluquera de la
actriz) y otros amigos íntimos. El aspecto de Sara es bueno, dentro de su
convalecencia, aunque se la nota el “schock” moral que ha sufrido:
-Espero que poco a poco me iré
haciendo a la idea de lo que ha pasado y me recuperaré… No pierdo por esto la
esperanza de ser madre… Ahora deseo descansar, descansar, descansar…
Sara lleva puesto un camisón rosa con encajes
blancos, muy tapadito, y desvía siempre la conversación hacia derroteros que la
distraigan de su tragedia. Y nos cuenta que el “estafilococo dorado” la produjo
en Quito una sinusitis crónica; también nos dijo que no sabe aún dónde se irá a
descansar, y que espera el resultado de unos análisis que la han hecho para
saber cuándo y cómo la dan el alta…
Sara nos enseña la cerámica que estaba pintando un par de días antes del triste suceso.
Sobre la mesa del saloncito anterior al dormitorio,
unas cuartillas tienen anotados los nombres de las personas que han llamado
interesándose por su salud: La Casa Civil de Su Excelencia, la Columbia
Pictures (desde Hollywood), Josephine Baker, Rita Pavone, la viuda de Vittorio
de Sica, varios canales de televisión de Méjico, Venezuela, Puerto Rico, Miami,
Argentina, etcétera, y la casi totalidad de los actores, actrices y cantantes
españoles, así como un sinfín de llamadas de admiradores de todas partes del
mundo. También anda por allí un LP de Sara Montiel editado en la URSS, envío de
Dolores Ibarruri (“La Pasionaria”), que es una gran admiradora de la
Sara-actriz-y-cantante.
Desde aquí, nuestro pesar por lo ocurrido a Sara,
tan querida en nuestra revista, cuyo interés por su salud hacemos extensivo en
nombre de todos los lectores.
Texto y fotos:
TRIALASOS
LA FOTO CCLIV
En infinitud de ocasiones Sara fue fuente de inspiración para pintores y artistas.
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