la vida de
SARA
MONTIEL
en imágenes
Con su clamoroso
éxito en los escenarios madrileños, al frente del espectáculo “Sara, en
persona”, Sara Montiel inaugura una nueva etapa de su existencia. No sólo como
actriz, sino también como mujer. Porque la una repercute en la otra. Sara, la
Sara nacional, vuelve por sus fueros y demuestra que sigue siendo estrella
indiscutible. ¿Cómo ha sido, hasta ahora, su vida? Una continua escalada hacia
el triunfo, y luego, una serie de éxitos jalonados, y, entre unos y otros,
aconteceres sentimentales felices o desgraciados, pero siempre profundamente
humanos. Sara Montiel lo tiene todo. Casi todo: porque ella misma ha confesado
recientemente que le falta un hijo, que necesita un hijo para darle lo mejor de
sí misma.
SUS PELÍCULAS
Veinticinco años
en el cine. Cuarenta y cinco películas rodadas en España, en Méjico, en
Hollywood. En la primera, “Te quiero para mí”, utilizó el seudónimo de María
Alejandra. La fotografía corresponde a “La mies es mucha” (1948), y Sara es la
tercera a la izquierda.
Un fotograma de
“Aquél hombre de Tánger” (1950), con Nihls Asther.
Su primer film
en Méjico fue “Furia Roja”, con Arturo de Córdova, y se rodó en 1950. Sara
estaba muy diferente de cómo saldría en “El último cuplé”.
Otra película
rodada en la Meca del cine: “Serenade”, que en España se tituló “Dos pasiones y
un amor”, en la que trabajaban también Mario Lanza y Joan Fontaine.
Sara Montiel no
concede demasiada importancia a las películas que interpretó en Hollywood. Sin
embargo, “Veracruz” – con Gary Cooper y Burt Lancaster- es posiblemente uno de
sus mejores films. A él pertenece la fotografía.
El film que la
“relanzó” en nuestro país: “El último cuplé”. Cuando contrataron a Sara para
que lo protagonizara, nadie creía en la Montiel. La película ganó millones.
Sarita, que por
“El último cuplé” había cobrado una miseria, tomó su revancha con “La
violetera”, que siguió a aquel film y fue el segundo escalón de una serie de
interpretaciones hechas a la media de sus cualidades.
Otras dos
películas de corte semejante, aunque su éxito no fue tan espectacular: “Carmen
la de Ronda”, con Maurice Ronet –con él interpretaría también “Mi último
tango”- y “Pecado de amor”.
Sara Montiel
aparece con el recientemente fallecido Antonio Cifarello, en un plano de “La
bella Lola”.
La película es
“La reina del Chantecler”, y el galán, Alberto de Mendoza.
En 1.964
interpretó “Samba”, bajo la dirección del veterano Rafael Gil, con Marc Michel.
Giancarlo del
Duca fue su apasionado “partner” en “La mujer perdida”, un “serial” a lo
Montiel.
En 1.968 saltó
el escándalo: “Tuset Street” fue una película con mala suerte, y Sara salió
perjudicada.
Luego se resarció,
gracias a “Esa mujer”, que volvía a ser la película de siempre, con un
vestuario y una ambientación distintos.
SUS MARIDOS
En 1.955,
durante el rodaje de “Serenade”, conoció a Anthony Mann, que dirigía la
película. Poco después se casaban. Pero en 1.964, Sarita obtuvo el divorcio. Y
pudo casarse, pocos meses más tarde, con Vicente Ramírez Olalla, hombre de
negocios, al que sigue unida actualmente. En la foto, una imagen de sus tiempos
con Mann. Besando a Vicente el día de la boda, celebrada en Roma.
SU MADRE
Sara Montiel
adoraba a su madre. Esta la acompañó siempre, a lo largo de su carrera
artística, y era para ella no sólo una madre, sino también una consejera, una
amiga. Le cocinaba sus platos preferidos, la cuidaba, elegía sus vestidos. Pero
su madre falleció hace algunos meses, y Sara sólo a base de mucha resignación
ha podido sobreponerse. Una foto retrospectiva que muestra a la actriz con su
madre y Enrique Herreros. Sara aparece visitando a su progenitora cuando ya
ésta se hallaba enferma.
SU ESTILO
Desde sus
comienzos, Sara Montiel ha sido siempre una actriz bellísima, fotogénica,
luminosa. Pero su belleza de entonces es distinta a la de ahora. Más primitiva,
más rústica.
He aquí una
sugestiva imagen de Sara Montiel, ya más próxima a “Pecado de amor” que a “La
mies es mucha”.
Cabellera
leonina, labios sensuales y mirada ardiente.
Una instantánea
reciente, con la actriz tal como es en sus horas libres, cuando dedica su
tiempo simplemente a vivir, a ser ella misma.
EL RECORTE CCLXXXIX
La vida continuó después de ese 1.970. Vinieron nuevos discos, espectáculos, bodas, muertes, hijos, nuevos amores, giras.... Este era el estado de la estrella en 1.994: recuerdos, nuevo amor, espectáculo. Lo contaba a la revista Interviú en su número de 7 al 13 de Febrero.
RECUPERA A UN ANTIGUO AMANTE Y LLEVA SUS CUPLÉS A
BUENOS AIRES
“El de ahora es un amor relajado, dulce, de amistad”
A sus ya cumplidos sesenta y cinco años, Sara
Montiel acaba de recuperar un viejo amor y pronto volverá a casarse. Acaba de
llegar de Miami, donde cantó en televisión para más de cien millones de
espectadores, y ahora cruzará de nuevo el Atlántico para actuar en la capital
argentina. El público le sigue pidiendo “Fumando espero” y “El relicario”.
Antes de partir a Buenos Aires, Sara hace un rápido repaso de su vida
sentimental.
-¿Está cansada?
-Bueno,
voy de aquí para allá.
-¿Ha estado
estos días con Giancarlo?
-Sí.
-¿Qué repertorio
lleva?
-La
canción mía de toda la vida: cuplés, tangos…
-¿Cuál es su
canción más característica, la que le reclaman?
-Lo
que el público me pide, desde luego, es “La violetera”.
-¿”Fumando
espero”?
-“Fumando
espero”, “El relicario”, y de las canciones últimas que he grabado, les gusta
mucho el “Bolero triste”, de Joaquín Sabina, que tuvo mucho impacto en el nuevo
disco.
-Sara, de sus
cuatro hombres, ¿cuál es la nota más definitoria de cada uno de ellos? Por
ejemplo, empezando por orden cronológico, de Anthony Mann.
-Tony
era un hombre muy sincero, muy amoroso. También un buen padre. Tenía dos hijas.
A la mayor le llevo dos años. Y era un hombre que estaba en mi mundo.
-¿Le recuerda
mucho?
-Sí.
Le tengo un gran afecto, y le guardo un gran recuerdo.
-¿Le enseñó
mucho, profesionalmente?
-Fue
muy bueno conmigo. Era un buen hombre.
-El segundo es…
-Un
fracaso…
-¿Luís García
Berlanga?
-Sí,
una persona maravillosa, pero se juntó el aceite con el agua. No hubo mezcla. Y
lo sentí, porque verdaderamente es un hombre fuera de serie.
-Fue muy breve
esta relación.
-Brevísima.
Dos meses.
-¿Cuál es el
recuerdo más sobresaliente de su relación con Pepe Tous?
-Es
muy difícil hablar de él porque lo ha significado todo en mi vida.
-Y en ese
momento, aparece Giancarlo Viola.
-Sí.
-¿Qué puede
decir de Viola, cómo lo define?
-Es
un hombre muy sensible, muy educado, muy buen padre también. Con un gran
sentido de la responsabilidad. Se enamoró de España en seguida y empezó a
estudiar a García Lorca y a Rafael Alberti, porque le gusta mucho la poesía. Ha
sido y es un hombre muy sencillo, muy sincero y muy trabajador.
-Dicen de Sara
Montiel que ha sido seguramente la actriz española que más papel de prensa ha
consumido. ¿Cuál es su mérito?
-Pues
llevar muchos años de carrera… El otro día estuve en Miami. Fui a hacer un
programa importante, con una audiencia de no sé cuántos millones, yo creo que
ciento y pico. Es el programa de Cristina, muy famosa en Estados Unidos, y qué
te voy a decir.
-¿Sara, para el
extranjero, es igual que para España?
-Salgo
en todas las revistas; todas mis películas se siguen proyectando. Estando en
Miami se dio “Noches de Casablanca”, que allí se llama “Bésame mucho”. También
he recibido hace poco una llamada de unos amigos míos que viven en Australia,
que se habían enterado de mi vuelta con Gianca, al que ellos ya conocían porque
son viejos y grandes amigos míos. O sea, que figúrate.
-¿Se puede una
enamorar a los sesenta y cinco años?
-Bueno,
no es un enamoramiento. Es un amor viejo, un amor…
-¿Una
recuperación?
-El
destino lo ha deparado así, sin buscarlo ninguno de los dos, y nos encontramos,
como he dicho, aquí, en un programa de televisión. Él se llevó un susto de
miedo porque creía que yo me había muerto, porque le dijeron que siempre hacían
un programa a la persona que desaparece y juntan a todos los que han tenido
algo que ver en su vida.
-¿Y él creyó que
venía?
-Cuanto
lo llamaron creyó que había muerto. Y le dijeron que yo no era la que había
muerto, que quien había muerto era Pepe…
-¿Y este amor a
los sesenta y cinco años es un amor con sexo o sin sexo?
-Tiene
que ser un amor relajado, un amor como es: dulce, con cariño, de amistad. Él ha
querido recuperarme. Lo dejé queriéndome, y como es un hombre muy cariñoso, muy
dedicado, pues se ha hecho conmigo. Por el momento psíquico en que estoy, él
lleva todo esto con mucho cuidado, mucho tacto.
-¿Cabe la pasión
es estas circunstancias?
-Me
imagino que más adelante, a lo mejor, olvidaré más y estaré más relajada, más
serena.
-Tengo una
curiosidad personal: ¿por qué ese respeto tan impresionante que tienen los
homosexuales hacia Sara Montiel? ¿De dónde arranca?
-Pues
no lo sé. Pero donde yo me presento, allí están todos mis amigos. Me acuerdo
que debuté en San Francisco, fui para una semana y tuve que estar tres porque
se quedaba la gente en la calle y la mayoría eran gays, que me adoran. Y en Los
Ángeles igual; también me pasa lo mismo cuando me presento en el Lincoln Center
de Nueva York.
-¿Y no sabe por
qué, ni lo adivina? Alguna razón habrá…
-No
sé. Es así. El gay me adora. Conozco a varios de ellos que tienen más
fotografías mías que yo no he visto nunca. Y las tienen guardadas. Uno de
Murcia me mandó una foto en la que se veía todo su dormitorio, el techo y las
paredes, llenos de fotografías mías.
-¿Y no se
explica por qué?
-No
se explica. Es muy agradable sentirme querida por ellos, porque yo también los
quiero y los respeto. Y si les gusto, pues me agrada muchísimo.
-¿Sara sigue
fumando puros?
-Sí.
Fumo habanos.
-¿El mismo
siempre, o varía?
-Varío.
Me los mandan de Santo Domingo, y también de Miami.
-¿Cuántos
consume, un par de ellos al día?
-Sí.
Uno después de comer y otro después de cenar. No trago el humo jamás. El
fumador de puros nunca traga el humo, como sabes.
-¿Tiene mucho
vestuario?
-Pues
sí, tengo mucho. En el programa “Ven al Paralelo”, donde he estado cincuenta y
tantas semanas, sacaba cada vez de tres a cinco vestidos diferentes.
-¿Todos los
elige Sara?
-Más
o menos. También me dejo aconsejar por gente que entiende y que tiene buen
gusto.
-¿Y los repite?
-Casi
nunca. Hoy sí. Llevo esta chaqueta porque me la regaló Pepe y le tengo mucho
cariño.
-¿Joyas también
tiene muchas?
-Como
cualquier mujer a la que le gusten, y la verdad es que yo no creo que haya
ninguna que diga que no a las joyas y a las pieles. Si es mujer y es femenina,
claro.
-¿Qué le parece
esa campaña de “no a las pieles?
-Soy
partidaria de que no maten a los animales, pero si los tienen que matar… El
pollo, la gallina, el conejo, por ejemplo.
-¿Y de paso el
visón?
-Ir
en contra de las pieles me parece bien. No estoy en eso pero respeto las ideas
de los que sí están.
-¿Va a seguir
pidiendo el voto para los socialistas?
-Yo
soy solidaria con el Partido Socialista, porque mis padres, mis tíos, toda mi
familia lo han sido.
-¿No ha
cambiado, no tiene causas suficientes para cambiar?
-No,
no…
-O sea, que no
le ha defraudado Felipe González.
-No.
Al contrario.
-¿Qué es para
usted el destino? ¿En qué consiste?
-Pues
de pronto, preguntarme cómo puede ser que un hombre al que yo dejé, Pepe me lo
haya devuelto.
-¿Cree que se lo
ha devuelto Pepe?
-Bueno,
yo tengo una carta suya en la que decía que rehiciera mi vida con un hombre
bueno para mis hijos, que siguiera trabajando, que procurase seguir viviendo.
-Él, hasta el
final, no se enteró de que estaba muy enfermo, ¿no?
-Hasta
tres meses y medio antes. No, tres meses y medio, no. Faltaban tres días para
que se cumpliera el plazo. O sea, que los médicos se equivocaron. Dijeron:
Antonia, sólo va a durar tres meses y medio.
-¿Tiene claro
cuándo es Sara y cuándo es Antonia?
-No.
Soy las dos cosas. Me creo una persona muy normal, muy trabajadora, pero muchas
veces no puedo olvidar que soy Sara Montiel.
-¿Pesa eso?
-A
veces sí. Me gustaría pasar inadvertida, pero no puedo. Tampoco he hecho nada
para esconderme. Al contrario: trabajar, seguir viviendo, seguir con la vida
adelante….
GUILLERMO FUERTES
Fotos: PACO LLATA
LA FOTO CCLXXXIX
Impresionante abandonando la década de los '60.
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