viernes, 14 de febrero de 2020

LA FAMILIA - 1 de Julio de 1.963 - México


Nuestra Portada
La preciosa actriz del cine hispano Sarita Montiel luce esplendorosa en una de sus última películas. 

SARA MONTIEL
La hermosa estrella de voz dulce, es uno de los pilares más fuertes en que descansa el Cine Español. 

En su larga carrera en el cine ha protagonizado más de treinta películas. Sin embargo su éxito empezó realmente cuando volvió a España después de haber trabajado para el cine mexicano y para Hollywood en muchas cintas. “El último cuplé”, que filmó en 1957 con Armando Calvo y bajo la dirección de Juan de Orduña, fue la película que marcó el inicio de la etapa brillante de su carrera. A partir de entonces sus triunfos se han eslabonado en forma consecutiva y asombrosa. Los temas de sus filmes varían muy poco. Pero lo esencial en ellos es la voz y el rostro de Sarita. Además canta precisamente las canciones que el público desea oír y que en su voz adquieren un encanto especial, sobre todo las melodías de antaño. Se podría afirmar que Sarita Montiel es el prototipo de la mujer de principios de siglo. El atuendo de esos tiempos realza su belleza en mayor grado que la moda moderna. El mérito de los productores españoles es haber descubierto en ella esa personalidad y ubicar la mayor parte de sus cintas en esa época.
Sara Montiel, como casi todas las grandes estrellas, tuvo un origen humilde. Sus padres fueron modestos labradores, gente de campo sencilla y honesta. Sara nació en Campo de Criptana, un pueblecillo de La Mancha. Allí vivió cuando aún se llamaba María Antonia Fernández Abad.
Campo de Criptana queda lejos en el recuerdo. También se han desvanecido los sueños de María Antonia en los viñedos de La Mancha. En ese entonces soñaba en la gloria, en la fama. Pero sólo soñaba. Nadie imaginaba ver en aquella chiquilla a la estrella más popular y de mayor personalidad del cine español.


MAURICE RONET, galán de la guapa actriz española, en una escena de su más reciente película: "Bésame". Han formado pareja en dos anteriores: "Mi último tango" y "Carmen la de Ronda". 

Pero un hombre tuvo fe en ella: Enrique Herreros. Fue una corazonada. Enrique Herreros preparaba la filmación de “Comenzó la Boda” y le dio la oportunidad. Él mismo fue quien le cambió el nombre. Sara le pareció más interesante que María Antonia. En cuanto Montiel, es un homenaje a los campos de su patria chica.
Tuvo que luchar duro en sus comienzos. Pasó varios años con más ilusiones que trabajo. Le ofrecían papeles en los que no tenía oportunidad de lucimiento. Todo eran promesas. Sara empezó a desmoralizarse y se sintió tentada a olvidar sus sueños de gloria.
Pero un día conoció a Juan de Orduña. No sabía que ese hombre haría cambiar su destino. Era el año de 1040, y Orduña iba a iniciar la película “Locura de Amor”. Tuvo fe en aquella jovencita de grandes ojos y sonrisa contagiosa, encomendándole un papel estelar. Era una cinta que habría de ayudarla mucho.
La cinta se convirtió no sólo en el primer gran paso en la carrera de Sarita, sino un gran paso del cine español. “Locura de Amor” es considerada una cinta clásica de la cinematografía de su país.
Sara filmó otras películas más, pero no obtuvieron ni remotamente el éxito de “Locura de Amor”. Decidió entonces abandonar España. Marchó a América en busca de más amplios horizontes. No le importaba empezar de nuevo.


EL MÉRITO de los productores españoles es haber descubierto en ella esa personalidad: la mujer de principios de siglo.

Llegó a México y su belleza atrajo la atención de los productores. Fue elegida “Reina de la Primavera”. Inmediatamente después trabajó al lado del entonces primer galán mexicano Arturo de Córdova, en “Furia Roja”. Enseguida la contrataron para dos películas más: “Ahí viene Martín Corona” y “El Enamorado”, ambas con Pedro Infante. En esa época, Pedro se había colocado como el charro-cantante más querido del público. Ambos formaron una pareja que llenó de oro las taquillas. Sin embargo, Sara Montiel no había logrado colocarse como primerísima figura. Era una artista conocida, popular y admirada por el público, pero nada más. No había logrado escalar el lugar de los consagrados.
Hollywood, adivinando en ella los perfiles de una gran estrella, la contrató para filmar al lado de dos figuras internacionales: Burt Lancaster y Gary Cooper. Fue una prueba difícil para ella, pero salió airosa. “Veracruz” logró el éxito que sus productores esperaban. A raíz de ello, Sara fue conocida en muchos países. Después intervino en “Serenata” y en “El vuelo de la Flecha”. Eran los años de 1955-56. En “Serenata” la dirigió Anthony Mann, con quien contrajo matrimonio dos años más tarde (1957). Entonces regresó a España. Pero más que actriz española era un producto de Hollywood. Y no fueron pocos los que pensaron que Sarita Montiel no tenía nada que hacer en el cine español.
Pero el regreso a su país no pudo traerle mejores consecuencias. Juan de Orduña pensó rápidamente en ella para “El último cuplé”. Orduña sabía que Sara cantaba y quería explotar esa faceta en la que ningún productor había reparado. Ante el escepticismo de todos, Sara grabó las canciones de la película. “La verdad es que todos pensábamos que Juan de Orduña estaba loco y se exponía al ridículo al hacer cantar a Sara Montiel”, dice un técnico que presenció el rodaje.
Pero se produjo el milagro. Un milagro que sólo Orduña esperaba. Sara causó impacto. Todos coincidían en que su voz era distinta, con un matiz nuevo, cálido, sensual.
El día que se estrenó en Madrid “El último cuplé”, el éxito no tuvo precedentes. Había llegado por fin el triunfo definitivo para aquella joven que tan ansiosamente lo había buscado. Nadie le discutía ya su primacía. Sara era la primera figura femenina del cine español. La mejor. Su cinta se eternizaba en las carteleras. El público le rendía el más grande homenaje a que puede aspirar una estrella. Y el Círculo de Bellas Artes le otorgó la Medalla de Oro como la actriz más destacada de ese año (1957).
Esa cinta había de ser el principio de una serie de éxitos impresionantes en los que ella jamás había soñado.


SARA MONTIEL y Reginald Kernan, uno de sus galanes en "Pecado de Amor", que como todas sus cintas anteriores, obtuvo un gran éxito. 

“La Violetera” volvió a conmocionar a sus admiradores. Durante año y medio un cine madrileño (El Rialto) exhibió consecutivamente ambas películas.
En 1959 se apuntó otro triunfo con “Carmen la de Ronda”. Aunque, si hay que ser sinceros, no era igual a los anteriores. Sin embargo, en esa ocasión le fue entregado “El Disco de Oro” por los récords de venta de los discos de sus canciones.
En 1960 Luís César Amadori –que ya entonces se había convertido en su director de cabecera-, la dirigió en “Mi último tango”. Con el mismo director filmó el año siguiente “Pecado de Amor”. Ambas producciones fueron las más costosas realizadas hasta entonces por el cine español. Jamás productor alguno se había aventurado a invertir veinte millones de pesetas en un filme. Sin embargo, el nombre de Sara Montiel fue garantía suficiente para que los productores se embarcaran en tal aventura con la seguridad de ver duplicado lo invertido.
En 1962 Sara filmó dos películas: “La Bella Lola” y “La Reina del Chantecler”. Su última cinta “Bésame” (1963) se estrenará pronto. El público la espera con impaciencia. Sus admiradores se han multiplicado y seguirán aumentando mientras su belleza y su arte permanezcan a la altura que ha sabido alcanzar. Muchos triunfos le esperan aún. Porque Sarita Montiel, aquella chiquilla que soñaba con la gloria, la ha alcanzado convirtiéndose en la estrella más deslumbrante de la cinematografía española.


EL RECORTE CCCXXXVI
Aquí una breve nota de la revista Lecturas, 1.964, donde se apunta  la repercusión de "Noches de Casablanca" .



Ha obtenido un gran éxito en el pabellón español de la Feria de Nueva York la película de Sara Montiel “Noches de Casablanca”. Todas las mujeres imitan la forma de peinarse, se arreglarse y el gesto de Sarita.


LA FOTO CCCXXXVI


Una escena de "Noches de Casablanca". En México "Bésame". 

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