sábado, 20 de abril de 2024

FOTOGRAMAS - 3 de septiembre de 1971 - España


SARITA MONTIEL:

“YO NO ME CONSERVO…

¡SOY JOVEN!”


Una nueva Sara Montiel, rubia y mucho más delgada para las "Varietés" de Juan Antonio Bardem.

SARITA acaba de filmar la película “Varietés”, en la que ha trabajado a las órdenes de Bardem. Se siente muy satisfecha y dice estar cansada. Sus proyectos inmediatos son: primero, ir de vacaciones por Europa; después, cumplir con un contrato para trabajar en TV, en Nueva York y Los Ángeles. ¿Otros proyectos de películas en perspectiva? De momento, la actriz no responde.

He llegado a casa de Sarita, en la Plaza de España, con la prisa pisándome los talones y el sol en la cabeza. Sarita me ha dado el tiempo justo para personarme. “Estoy a punto de acostarme”, me ha dicho. Y no es que Sarita prefiera dormir de día, pero es que hoy ha finalizado la filmación de “Varietés” y todavía no se ha acostado.

-¡Huy!, perdona que te reciba así, pero es que acabo de llegar de los estudios. Imagínate, hoy ha sido el último día de filmación, algo agotador. Hemos acabado pasadas las diez de la mañana.

La niña que soñaba con ser actriz mientras envolvía naranjas en Orihuela vive hoy entre sillerías chinas, lámparas “art-nouveau”, figuritas de arroz, cerámicas mejicanas y pájaros de porcelana en un gran salón en donde yo apenas he aguardado unos minutos antes de que apareciera ella.

Un año cantó en la procesión de Semana Santa de Orihuela, gracias a lo que algunos directivos de Cifesa se fijaron en ella. Después, en 1942, a Madrid, en la posguerra del estraperlo. En 1944 Sara Montiel había llegado a las puertas del cine con “Empezó en boda”, a la que sigue “Mariona Rebull”, en el año 1946, película en la que canta por primera vez un cuplé. Este tipo de producto iba a dar sus grandes taquillazos. “El último cuplé”, en el 57, “La violetera”, en el 58. Lilian de Celis resucitaba en la radio la nostálgica moda ya olvidada de los cuplés. Sara Montiel resucitaría esta moda en el cine.

“Nena, me decías loco de pasión,

nena, que vida llenas de ilusión;

deja que ponga con embeleso

junto a tus labios la llama divina

de un beso”.

Luego vendrían “Carmen, la de Ronda”, en el 59; “Mi último tango”, “La bella Lola”, “La reina del Chantecler”, “La mujer perdida”, “Esa mujer”, “Tuset Street”, en los años 60. Y, ahora, inicia la década de los 70 con “Varietés”.

-Hábleme de “Varietés” y de Bardem.

-“Varietés”, Bardem; sí, claro. Bardem es un hombre estupendo. La película está llena de mensaje social, pero nada de política; normal. El guión ha sido todo escrito por él. Lo ha sacado de sus propias carnes. El tema, ya sabes, basado en la vida de varietés de los años 30. Los sinsabores del amor y todo eso.


Por fin han podido reunirse Vicente Parra y Sara Montiel, después del proyecto frustrado de "La guerrillera de Villa".

Durante el primer matrimonio de Sara con Anthony Mann dijo la actriz que aprendió los secretos del cine. “Estuve a su lado permanentemente en las salas de montaje y gracias a él podría dirigir una película”. Después de “Esa mujer” Sara había confesado que tenía muchos deseos de dirigir una próxima película.

-Sara, ¿qué tienes tú que ver en la película “Varietés” aparte de como actriz?

-Nada, absolutamente nada. Es una película dirigida totalmente por Bardem.

-¿Y la financiación a cargo de quién…?

-El dinero es exclusivamente su propio dinero. No hay dinero de nadie más y, además, no puedo decir que sea una película de encargo, porque sería mentira. La dirige él y la financia también él.

Sara dice que sus autores favoritos son Hemingway, a quien conoció en La Habana, Unamuno y Miguel Hernández, que lee el periódico cada día y que ahora está leyendo por segunda vez “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez.

-Me parece uno de los libros más impresionantes que he leído. Me gusta la humanidad, la sencillez y la tragedia del tema.

La llamada sucesora de Raquel Meller se casó en Los Ángeles por el rito judaico con Anthony Mann. Más tarde obtendría la anulación de su matrimonio y, también en marzo, pero del 1964, se casó de nuevo con José Vicente Ramírez Olalla en la iglesia de Montserrat de Roma. Ahora de nuevo rumores en torno a que su vida privada está en crisis. Hay quienes dicen que no se llevan bien; otros, que está separados.

-Nada, somos un matrimonio normal, no estamos separados y somos muy felices.

-¿Muy felices?

-Bueno, ya sabes; tenemos nuestras cosillas, como todos los matrimonios, pero nos llevamos bien. Yo hago mi vida de artista y él hace su vida de negocios.

-Sara, de entre las cosas que pasan actualmente en el mundo, ¿cuál te parece la peor de todas?

-Pues… sí, el hambre en la India. Es canalla, ¿no? Lo que pasa es que los hombres somos malos. Si la gente fuese menos ambiciosa, esto estaría arreglado.

Sara dice que le gusta el color blanco, las esmeraldas y las rosas. Que su personaje histórico preferido es Cristóbal Colón y que la música le gusta toda: Beethoven, Chopin, Los Beatles, Raquel Meller…

-Si pudieras pedir tres favores a una hada, ¿qué le pedirías?

-Le pediría una niña de mi madre, un poquito de su pelo y un trocito de la mantilla con que la amortajé, que supongo estará intacta.

-¿Cuántas horas al día dedicas al cuidado de tu persona?

-Rica, yo no dedico ninguna hora a esto; me arreglo en un momento y listo.

-¿Y cómo haces para conservarte tan bien?

-Habrás querido decir para estar bien, porque yo no me conservo. Soy joven, lo de conservarme ya llegará pero mientras se es joven, nada de eso. ¿Comprendes, no?

Comprendo, oigo, veo y digo: Adiós, Sarita.

 

Texto: ANNA BALLETBO

Fotos: JULIO WIZUETE



EL RECORTE CCCLIX

A tenor del éxito de "Varietés", Sara Montiel hacía estas reflexiones para la revista Semana en su número de 27 de noviembre de 1971.



EN SU PRÓXIMA PELÍCULA EN LA QUE ENCARNARÁ A EUGENIA DE MONTIJO, POSIBLEMENTE ACTÚE LIZ TAYLOR

La superguapa

SARA MONTIEL

tira con bala

“SOY LA MEJOR. MI SUCESORA NO HA NADIDO TODAVÍA”

DICE SARA:

“Los kilos que sobran pueden quitarse. Es la fealdad lo que no tiene solución”

“Cuando me retire como intérprete, dirigiré películas, porque valgo para ello”






La superguapa Sara Montiel ha vuelto a decir "aquí estoy yo" con su última película. Para que nos hablara de este éxito y de sus proyectos, nuestra manchega universal nos recibió en el piso de Vicente Parra, pues Sara ha vendido el suyo, cargado de tristes recuerdos (en él murió su madre). Sara, elegante y deslumbrante -las fotografías que les ofrecemos nos de última hora-, se mostró irónica y bromista.

He tomado café con María Antonia Abad, más, mucho más conocida por Sara Montiel en el rutilante mundo del espectáculo. Ahora bien: ¿es noticia que el periodista haya tomado café –exquisito, por cierto- con la más universal, discutida y, al mismo tiempo, indiscutible gran estrella de nuestro cine? En este caso, sí, porque Sara estuvo locuaz, comunicativa, ocurrente, intencionada… Detalle significativo y elocuente: entre el primero y el último sorbo transcurrieron… tres horas. Tres horas de “show Montiel”.

Trataré de resumirlo –difícil empeño- en el breve espacio de una entrevista periodística. Todo empezó cuando felicité a la estrella por su último y resonante éxito: “Varietés”.

-Muchas gracias, hermoso. Pues supongo que este éxito no les habrá sentado muy bien a algunos… y a algunas.

-¿Tan mal se lleva con su colegas?

-No es eso. Yo me llevo bien con todos, o, al menos, eso es lo que quiero. Pero una no es dura de oído… Hay por ahí “camaradas” que llevan muchos años esperando que me dé la “torta”… Y, claro, como nunca me la doy, sufren mucho, se excitan… ¡Qué pena!

Viste pantalones y jersey de cuello alto. Es claro que está resfriada. Sara convalece de una gripe. Pero pocas veces la he visto tan animada y habladora como hoy. La Montiel está sobrada de nervio y temperamento, sobre todo cuando juega con cartas seguras: su último éxito.

“NO ME PERDONAN QUE SEA GUAPA”

-Lo que pasa conmigo es muy curioso –prosigue, tras pulsar el efecto de sus últimas palabras-. Algunos no me perdonan que sea una mujer guapa, que tiene lo que hay que tener… Se ha llegado a decir que llevo grapas debajo del pelo para estirarme la frente. Y que me han puesto imperdibles detrás de las orejas para tirar de la cara… ¿Es o no es gracioso? ¿Sabe lo que pienso de todo esto? Que hay colegas que están “negros” porque llevan varios años diciendo que Sara Montiel está terminada… Y disfrutan cuando me ven con algunos kilitos de más… No saben, tal vez, que los kilos se quitan… ¡Lo que no tiene solución es la fealdad!

Y se queda tan tranquila y orgullosa tras sus últimas palabras, que, reconozcámoslo, no están huérfanas de razón. Me refiero a los kilos y a la fealdad… Luego, de pronto, se pone en pie y, accionando “a la italiana”, prosigue su pintoresca y sugestiva conferencia:

-Todas mis colegas pueden hacer lo mismo que yo. Es más: las hay que me aventajan en años, porque tienen diez o doce menos que yo. Pues bien, si pueden hacer lo mismo que yo, y no lo hacen, cabe preguntarse: ¿por qué? Habría que interrogar a las interesadas… Otra cuestión: está poniéndose de moda entre nuestras artistas salir en la pantalla ligeritas de ropa. Como si descubrieran ahora el Mediterráneo… ¡Pero si yo ya salía así hace nueve años, cuando me “buscaba la pulga” en “La reina de Chantecler”!... Ya le digo: es para morirse de risa…

-Por cierto, Sara, usted que es experta en la materia podrá satisfacer mi curiosidad: ¿hasta qué edad es aconsejable que una estrella aparezca ligerita de ropa en el cine?

La respuesta no se hace esperar:

-Eso no depende de los años, sino del “estado” de la interesada.


Primer plano de Sara Montiel en el que luce toda su espléndida fotogenia.

LA SUCESORA DE SARA

Sara, con ese gracejo más o menos desgarrado que le caracteriza, pasa a analizar el “estado” de algunas de nuestras estrellas… Su diagnóstico me lo callo porque no quiero dar origen a un conflicto peligroso…

-¿Hay sucesora de la superestrella Sara Montiel?

Me mira. Pone cara de no haber roto un plato en su vida, y, con voz compungida, responde con otra pregunta:

-Pero, hijo, ¿cómo va a haber una sucesora de Sara Montiel si en España no hay estrellas? Y no las hay porque no puede haberlas. Nuestra industria cinematográfica o no puede o no sabe crearlas y, mucho menos, promocionarlas en el mundo entero… Yo me hice estrella a fuerza de mucho trabajo, de mucho empeño… Bueno…, ¡y porque soy Sara Montiel! Nadie sabe lo que tiene que bregar en este país una actriz de categoría, en el terreno que sea, para supervivir… En cuanto pasas de los treinta o consideran que ya estás muy vista, quieren jubilarte. En Francia, sus grandes estrellas son ídolos intocables, admirados y mimados por todos. ¡Ah, la envidia, ese defecto tan ibérico!

El lector no debe suponer que Sara Montiel estaba contrariada, harta, fuera de sí… No, no. Al contrario. La vi más segura de sí misma y más optimista que nunca. Lo que ocurre es que Sara, fuera de los estudios –donde sólo, piensa en su trabajo-, es así: castiza, sarcástica, sutil, irónica, orgullosa (quizá porque puede)…

-En cualquier caso, Sara, ¿le molesta el “qué dirán”?

-Pueden decir lo que quieran. Me trae sin cuidado.

Da otro paseo alrededor del sofá de tres plazas, y vuelve a sentarse, satisfecha. Hay cigarrillos sobre la mesita. Quiere fumar, pero se contiene, siguiendo las recomendaciones del doctor. Quizá este “querer y no poder” pone al rojo vivo su proverbial temperamento… Y entonces, Sara echa chispas…


La gran estrella con Vicente Parra en una escena de "Varietés", su última película.

QUIERE DIRIGIR CINE

-¿Qué hará cuando se retire?

-Dentro de quince o veinte años…

-Eso es. ¿Qué hará?

-Lo más seguro es que dirija películas. Me siento capacitada para ello. Lo que no haré, desde luego, es dedicarme a vegetar. No encaja con mi forma de ser. Siempre he sido una mujer muy activa.

Y muy sentimental, justo es consignarlo, aunque algunos –los que apenas la conocen- lo duden. He aquí un detalle definitivo: esta entrevista se celebra en el piso de Vicente Parra, ubicado en la misma casa donde Sara posee el suyo. Bueno, donde lo poseía. Porque lo ha vendido.

-En él murió mi madre. En él vivimos juntas muchos años. Era un piso lleno de recuerdos, amables, unos; amargos, otros… Sobre todo, el de mi madre… Además, ¿qué hacía yo sola en un piso tan grande? Por eso lo he vendido. Y hasta que viva en el chalé que pienso hacerme en Somosaguas, Vicente me ha dado hospedaje. Somos excelentes amigos.

Parece inevitable hablar con Sara Montiel del dinero, pues siguen diciendo que es la estrella española que más cobra. Pero también parece inevitable que Sara eluda este tema. Me dijo en cierta ocasión: “Eso de la evaluación global no me gusta. El Fisco y yo nos llevamos mal.” Por lo visto los acontecimientos no han variado… Y no es que Sarita se haga la pobre (sería excesivo), pero tampoco presume, como en otros tiempos, de joyas y riquezas. Ahora se cuida…

-Sólo gano un sueldo por mi trabajo. Soy una jornalera. De los millones y millones que producen mis películas, se beneficia el productor, de lo cual me alegro, pues para algo arriesga su dinero.

Ya sólo faltaba interesarme por Sara-mujer. El rostro de Sara-mujer se iluminó al revelar:

-A Sara-mujer le van las cosas fe-no-me-nal-men-te –y recalcó la última palabra.

-¿Sigue creyendo en el amor?

-Naturalmente. Soy una mujer… Pero también creo que el amor entre dos personas puede morir algún día. Todo tiene un principio y un fin.


***

No descansa, se niega a descansar. Ya piensa en sus próximas películas: una, en Rusia; otra, en Méjico, coproducida por Richard Burton, en la que Sara encarnará a Eugenia de Montijo. ¿Posibilidades de que Liz Taylor también actúe en ella? Las hay. Me gustaría ver a Liz y Sara, en un descanso del rodaje, hablando de sus cosas… Todo puede llegar, todo puede llegar…, porque tratándose de nuestra inconmensurable Sara Montiel, todo es posible. Todo.

 

Hebreo SAN MARTÍN


LA FOTO CCCLIX


Sara Montiel y Juan Antonio Bardem en un momento del rodaje de "Varietés" (España, 1971).

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