viernes, 31 de mayo de 2024

O CRUZEIRO INTERNACIONAL - 1 de noviembre de 1960 - Brasil


SARITA

AHORA UNA MUÑECA

Texto de HORACIO A. FRASCA

Fotos de EDUARDO COLOMBO Y HORACIO A. FRASCA




Sarita, incansable, viaja constantemente repartiendo sonrisas y violetas. En Buenos Aires posó, ora con gesto triste, ora sonriendo, ante el escultor Santiago José Chierico, quien tuvo a su cargo la tarea de modelar el bello rostro de Sarita, para hacer, de ese molde, un inmenso ramillete de muñecas "Violeteras". 


SARITA Montiel llegó a Buenos Aires en alas de la fama. Dos de sus recientes creaciones: “El último cuplé” y “La Violetera”, aún estaban en cartel en los cines porteños y éstos no quisieron perder la oportunidad de ver, en persona, a la graciosa actriz española que llegaba para actuar durante algunos días es escenarios porteños. Pero no sólo iba a actuar; ella iba casi a desafiar a los nativos intérpretes del tango criollo en su propio terreno. Sarita se presentaba ante el público argentino para interpretar canciones españolas y tangos. Esto, para ella, no suponía una necesidad, era más bien un acto de desprendida gratitud a quienes tanto la habían aclamado a través de sus películas. La belleza y gracia de la “castiza madrileña de 1920” y los viejos cuplés, tan magistralmente arrancados por ella de la garganta de la Raquel Meller, le abrieron de par en par a Sarita Montiel los corazones del pueblo argentino. Y el recibimiento que le hicieron no fue el que generalmente es brindado a una celebridad; a Sarita, los argentinos la recibieron con un cariño especial, con la inmensa alegría de ver entre ellos a tan maravillosa criatura, a esa hermosa mujer que, a pesar de ser belleza madura y hasta provocativa, atrae más por su simpatía y donaire, tan hispanos y tan queridos en este Nuevo Mundo, que ahora la aplaude.




Las cámaras de la TV argentina captaron a un nuevo intérprete del tango, de unos tangos diferentes que sembraron el arrabal porteño con notas tristes, perfumadas con aroma de violetas y aires taurinos. 


Como prueba elocuente de ello, queda el hecho sin precedente en la historia de una “cupletista”, artista y famosa, de que esos mismos argentinos hayan querido afianzar más la perdurabilidad del paso por las pantallas, salas y calles porteñas, de la triste y querida “Violetera de Madrid”, reflejando su imagen en las líneas puras e infantiles de una sutil muñeca. Y Sarita posó ante el escultor que tuvo el honor de modelar en barro su fisonomía. A la vez que homenaje, era el mejor recuerdo que los argentinos podían guardar de la criatura querida que breve tiempo después se marcharía hacia un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…


Más que una interpretación era un desafío a los buenos tiempos de "aquel Buenos Aires querido".



Resguardándose del frío, y disimulando sus líneas. Sarita salió a pasear por las calles porteñas. 


Sarita cumplió, como siempre cumple: cantando y agradando con su simpatía y con su arte. Y estableció nuevos records de taquilla. Los tangos fluyeron de su garganta con la misma facilidad con que entona sus aterciopelados cuplés; y los ocho días que estuvo en Buenos Aires se convirtieron en ochocientas manifestaciones de simpatía. Las cámaras de la TV argentina la enfocaron para introducir su figura y su éxito en los hogares porteños. Hasta que tuvo que partir. Y Sarita partió, pero los argentinos retuvieron con ellos algo que les servirá para tener si no a Sarita en persona, por lo menos a su imagen: ellos la podrán admirar permanentemente en la figura diminuta y graciosa de una muñeca, de una perfumada “Violetera”.



EL RECORTE CCCLXI

La trascendencia de Sara Montiel desde "El último cuplé" siempre se nos escapará. En cualquier caso desde entonces su presencia siempre estuvo rodeada de expectación y multitudes. Sus giras por los países latinoamericanos y Estados Unidos fueron memorables. Prueba de ello es este recorte de la revista Pronto de 1975.


ENTREVISTA EXCLUSIVA

SARA MONTIEL

*“NO ME DEJARON SALIR DE MÉJICO”

*VOLVIÓ CON UNA GRIPE PESCADA EN PARÍS


-Cuando estoy fuera de mi país no hablo de política. Soy una artista, no una embajadora.

Con estas palabras se sacó de encima a los informadores mexicanos que fueron tras ella. La respuesta de Sara fue igual para todos. Y tampoco era nueva ya que semanas antes, en Nueva York, manifestó algo parecido cuando intentaron ver un trasfondo político en el hecho de que lanzase claveles rojos al interpretar “La violetera”. Allí puntualizó claramente:

-Lanzo claveles, de todos los colores porque no es época de violetas. Hace muchos años que recurro a los claveles. Mi gesto no tiene que ver con el abril portugués, aunque algunos quieren ver más allá de lo que hay.

En Méjico le cogió de plano el gesto de Echevarría. Sara abarrotaba El Patio y le pidieron que se definiera. Ella únicamente respondió lo ya sabido: “Siento la misma tristeza que el Papa.”

-¿Y qué hiciste con la prensa?

-Mantener mi postura apolítica.


Sara agradece al alcalde de Miami la distinción de que le han hecho objeto el Ayuntamiento, bajo el nombre de "Saritísima" con las banderas de España y de EE. UU.

-Pero seguiste en el país…

-A la fuerza. Cuando llegas a una nación extranjera, el empresario se queda con el visado. Es algo muy corriente para evitar incumplimiento de contratos. Al conocer las palabras del presidente, intenté abandonar México. No me dejaron. “Las entradas están vendidas para los ocho días y causaría un grave perjuicio” Dije que bien, que lo entendía, que cumpliría el contrato… siempre que no se metieran con España. Y así lo hice. El público se portó de maravilla. Y es que los mexicanos no entienden la pataleta de su presidente. Acabé de actuar a las dos de la mañana y a las once estaba en el aeropuerto. Dejé México tan pronto me lo permitieron. Estaba deseando volver a España. Aunque conozco bien aquel país –viví cinco años en 1950-, llegaron a intranquilizarme. Los periódicos hablaban de otra guerra civil, de que había barricadas en la Gran Vía, de que Barcelona estaba en poder de los militares. Volé de México a París. Allí me puse al corriente. Porque desde México tampoco podíamos telefonear. Estuve incomunicada todos esos días. Aunque me ofrecieron prorrogar la actuación diez días y una gira por Monterrey, Tijuana y Acapulco, dije que “nanay”. Pero si estaba deseando marchar…

A cada cual lo suyo. Sara no tiene pelos en la lengua y lo dice todo.

-Del público sólo puedo contar maravillas. Se portó con una corrección extraordinaria. Comprendía mi postura. La prensa iba por mí. Cumplían con su obligación. Ya ves, el comportamiento de Echevarría ha echado por tierra –o al menos pospuesto- un proyecto en el que trabajábamos hace un par de años. En México estudiábamos una co-producción hispano-mexicano-venezolana para hacer “Doña Bárbara”. México aportaba el capital y los cámaras, España a Sara Montiel y Venezuela los escenarios. Claro que no ha sido el único proyecto fallido. Allí también estaba Eduardo Fajardo que, en nombre del Sindicato del Espectáculo, trabajaba en un proyecto conjunto para un filme sobre la conquista de Hernán Cortés.


Sara visitó en Miami a diversas personas que ante la imposibilidad física de poder desplazarse hasta el teatro llamaron a Sara por teléfono, a través de la TV., por Radio, etc. Sara dedicó parte de sus horas de descanso a visitar a sus "fans" imposibilitados. Un humanitario gesto de Sara que caló en el corazón de todo Miami. 

La experiencia mexicana son gajes del oficio. Pruebas necesarias en una figura como la Montiel. Ya está en Mallorca. Allí se repone de una gripe pescada en París:

-Como llevaba dos meses fuera de España y trabajando en países cálidos, sólo llevaba rompa de verano. Al llegar a París estaban a cinco grados. Tuve que comprarme varias cosas. Pero no pude escaparme de la gripe. He tenido una otitis tremenda.

Regresa satisfecha, con sus laureles reverdecidos. Ella no esperaba recibimientos y homenajes como los protagonizados en Nueva York y Miami.

-Tras la Llave de Nueva York, me ofrecieron la de Miami. Además, me nombraron “Ciudadana Adoptiva”, en un acto al que asistieron Blanquita Amaro y Shelly Winters. Shelly acababa de actuar en el teatro donde debuté. Somos muy amigas de cuando yo estaba casada con Tony Mann. La experiencia de Miami ha sido inolvidable. 


Ahora le toca descansar hasta que, el 28, reanude sus contaros americanos.

-Los aplacé para tomar conciencia de lo que pasaba en mi patria. Aún me queda hacer Brasil, Puerto Rico, Santo Domingo y Los Ángeles.

 

Jesús MARIÑAS



LA FOTO CCCLXI


Sara es recibida en Buenos Aires en 1960.

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