viernes, 25 de noviembre de 2011

EL DÍA DE CIUDAD REAL - 21 de Febrero de 2009 - España


La artista manchega más universal volvió a encontrarse anoche con un auditorio más que entregado al que deleitó, acompañada por el maestro Pablo Sebastian, con su temas más conocidos. Para abrir boca se lanzó con el “Fumando espero”.
Doña Sara
conquista El Quijano


“La violetera”, “Fumando espero”, “El relicario”, “La bien pagá” o “Bésame mucho” fueron algunos de los temas que la manchega más universal, Sara Montiel, Doña Sara de la Mancha, regaló anoche a los espectadores de un Teatro Quijano muy entregado.
La artista de Campo de Criptana ofrecía anoche el octavo de los 14 conciertos que ha programado en esta gira que inició en su pueblo natal y en la que está acompañada por el maestro Pablo Sebastian.
La Consejería de Cultura, Turismo y Artesanía, a través de la Sociedad Don Quijote de Conmemoraciones Culturales, organizó esta gira como homenaje a la recientemente galardonada con la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha.
El concierto, de más de dos horas de duración, se dividió de tres bloques, con una línea diferente de canciones. En la primera parte Sara apareció vestida con un abrigo de plumas y pedrería blanco y un vestido de noche. Como no podía ser de otra manera pidió a alguien del público un cigarro para poder interpretar la que es, sin lugar a dudas, su canción más universal: “Fumando espero”.
Durante el segundo bloque, dedicado a los tangos, la cantante se decantó por el color rojo, con unos guantes bordados de lentejuelas y brillantes, y en la cabeza unas tiras de brillantes.
En el último bloque la manchega apareció vestida de terciopelo en color azabache, con un vestido de mangas por debajo del hombro, de gasa y seda naturales, y bordado con brillantes y flecos.
Sara Montiel ha reconocido que está teniendo muy buena acogida en Castilla-La Mancha. 


EL RECORTE XLIV
"Doña Sara de la Mancha", "Saritísima", "Sara Montiel en persona", "Taxi.....vamos al Victoria".... Muchos han sido los espectáculos que nuestra gran estrella ha paseado a lo largo y ancho de todo el continente. La revista Lecturas el 17 de Diciembre de 1976, recogía una entrevista de Sara Montiel, donde anunciaba su inminente regreso a los escenarios: "Su Majestad Sara Montiel". Una entrevista curiosa acompañada por unas fotografías deliciosas. Para disfrutar. 



Con muchos abrigos de pieles, cincuenta kilos exactos y un nuevo espectáculo
SARA MONTIEL
REAPARECERÁ CON
“SU MAJESTAD SARA MONTIEL”

De “Saritísima” no habíamos tenido prácticamente noticias desde sus tan comentados kilos de menos, esos muchos kilos perdidos que la han dejado con una silueta estilizada y en una forma física como jamás habíamos visto a la Montiel. Desde entonces parecía como si a Sara Montiel se la hubiese tragado la Tierra, pero no ignorábamos que la famosa manchega guardaba silencio preparando su “rentrée” al mundo del espectáculo.
Localizamos a Sara rodeada de pieles costosas y de lo más variadas. Llegamos hasta ella cuando el creador de alta costura en pieles, Amado, le probaba algunos de los modelos que va a lucir en su próximo espectáculo. 



-¿Por qué tantos meses de silencio, Sara?
-Primero porque me dediqué a ponerme en forma, siguiendo los tratamientos del doctor Fábregas, que me ha dejado en cincuenta kilos; segundo, porque una también tiene derecho a disfrutar de algunas vacaciones y de la intimidad y la paz de nuestra casa. Llevo ya cerca de tres años con el chalé de Mallorca y en todo ese tiempo aún no había podido estar más de dos semanas seguidas en él. Quería disfrutar de mi casa, de mis gentes queridas, de mis perros, de mi jardín. ¡Y así lo he hecho!
-¿Es cierto que te aprestas a volver al trabajo cara al público, que muy pronto te presentarás en Madrid y posteriormente debutarás en Barcelona con un importante musical?
-Eso es, ya estoy de nuevo “al pie del cañón” y los días 27, 28 y 29 de este mes ofreceré tres galas en Madrid, interpretando canciones de grandes éxitos míos de cine y temas de discos que cantaré personalmente por primera vez cara al público.
-Y de tu debut en Barcelona, ¿qué puedes adelantar?
-En el espectáculo que estoy preparando para debutar el próximo febrero en el Teatro Español, de la Ciudad Condal, se dan cita tres géneros: lo musical, la comedia y el tipo recital. Como ves, estoy dispuesta a dar guerra también en teatro, ya que algunos y algunas van diciendo por ahí que si patatín que si patatán, sobre “la Sara”; pues ahora les voy a dar motivo para que sigan hablando durante una temporada más, para que no se aburran.
-¿Será un espectáculo convencional o de esos “muy frescos”?
-Dentro de la línea actual, será un musical muy aperturista, que no se trata de ninguna obra extranjera adaptada. Pero que conste que no es una obra de libro.
-¿Optimista y con mucha fe ante tu inminente regreso?
-Será un éxito seguro. A mí me encanta que estas famosas comedias musicales del extranjero las estrenen en España y que la Montiel ¡siga siendo la Montiel! Hace mucho tiempo que vengo hablando sobre mi deseo de montar un musical diferente a tal punto que el título ya es famoso: “S.M. Sara Montiel”, y mucho antes de estrenarse.
Hace una pausa y prosigue:
-Además, tengo que terminar de grabar unas pocas canciones que me faltan para completar mi último LP y por si ello fuera poco estoy haciendo lectura de un guión cada cuatro días, a ver si hay suerte y alguno de los que me mandan me convence para ser llevado a la pantalla…



Sara Montiel nos muestra cuatro de los abrigos que lucirá en su  nuevo espectáculo, que presentará muy pronto. Además, Saritísima está terminando de grabar algunas canciones para un LP y también está leyendo guiones cinematográficos para interpretar una nueva película. 

LA VIDA PRIVADA DE SARA MONTIEL

-Aunque seamos artistas, nuestra vida privada es o debería ser respetada y eso ¡tan privada! como la de cualquier hijo de vecino.
-Perdona, pero al menos quisiera saber, ¿qué pasa con la nulidad de tu matrimonio?
-Pues no pasa nada, simplemente que sigue su curso normal… Esto es asunto de los abogados.
-Personalmente, ¿piensas que te concederán la nulidad?
-Pienso que sí, que la Iglesia es muy justa y nos concederá, tanto a mi marido –del que llevo más de nueve años prácticamente separada-, como a mí, esta libertad a la que aspiramos para poder rehacer nuestras vidas respectivas.
-¿Llevas gastado mucho dinero en el proceso de nulidad?
-Los gastos propios que puede haber cuando le encargas algo legal a un abogado, los gastos de los procuradores, etc. Pero que quede bien claro, porque ya veo hacia dónde se dirige tu pregunta, que ni nadie me ha pedido dinero, ni directa ni solapadamente; ni a nadie he dado dinero jamás en la creencia de que así podría conseguir alcanzar mis deseos.

“UNA VEZ LIBRE, ME UNIRÉ A MI QUERIDO EMPRESARIO: PEPE TOUS”
-¿Una vez libre te casarás con Pepe Tous?
-Una vez libre, me uniré a mi querido empresario, Pepe Tous, si él desea unirse a mí, pero te aseguro que no me casaré, porque no creo en este tipo de ataduras, creo que si dos personas se aman depende de ellas el estar unidas sin necesidad de más papeleo ni de más ceremonias. En esto y en otras cosas yo soy muy liberal…
-¿Liberal y… socialista?
-Sí, deseo que se respeten los derechos de la persona y que impere una mayor justicia social; no me gusta que alguien, para subsistir, tenga que hacer pluriempleo, que algunas personas cobren menos de lo establecido como salario mínimo o que éste no alcance para cubrir las necesidades de un hogar.
Más adelante Sara agregó:
-A los ocho años me apunté al partido de los que trabajan y desde entonces no he parado. De niña tenía que trabajar para ayudar a mi familia y lo hacía en una edad en que se suponía estaba prohibido hacerlo. Pero no quedaba más remedio y en vez de estar en un colegio, pues estaba, con mis ocho añitos, en una fábrica liando naranjas con mis manos y a los diez años hacía suelas para alpargatas… ¡Lo que oyes! En Orihuela. ¿Qué más quieres que te cuente? Lo que tengo lo gané con mi trabajo y mi partido es el de los trabajadores… Y deseo de todo corazón que, los que no tienen suerte, como la tuve yo, no se las pasen canutas por no decir otra cosa, toda la vida. ¿Está claro?



El espectáculo “Su Majestad Sara Montiel”, al que Pepe Tous quiere incluir el subtítulo de “Increíble Sara”, será ofrecido en Barcelona y posteriormente en Palma de Mallorca, Zaragoza, Valencia y Madrid:
-Después dependerá de la cuestión fechas, pero mi deseo –puntualizó la Montiel- sería recorrer toda España en etapas, es decir: entre la película, entre una próxima gira por América y la grabación de mi nuevo disco.
-¿Cómo ves tu futuro artístico?
-Perfectamente bien porque soy consciente de mis fuerzas físicas y espirituales. El futuro te lo marca el público y aún no sé lo que es tener un local vacío, una película que no recaude buenas cifras o un disco que no pegue…
-¿Y tu futuro particular?
-También, perfectamente bien, porque amo a los seres que ahora me rodean.
-¿Cómo ves el futuro de España?
-No lo veo del todo mal; hubo un momento en que lo vi francamente mal, pero ahora pienso que a la postre a a imperar el buen sentido por parte de todos, sean cuales fueren las ideologías, para que logremos llevar el barco a buen puerto. Y que podamos disfrutar todos de esta democracia a la que tanto derecho tenemos… A ver si algún día es cierto eso de que “el campo sea de quien lo trabaje”. Mi padre era gañán y desde pequeñita he oído hablar de “amos”; creo que esta palabra tendría que desaparecer de nuestro vocabulario.
Por lo visto Sara Montiel sigue “pensando” en muchos aspectos, aunque físicamente se haya quedado en cincuenta kilos.

JULIO BONAMINO


LA FOTO XLIV



La foto de Sara Montiel que aparece en esta portada de la revista Lecturas. De la misma sesión que las fotos interiores. 

viernes, 18 de noviembre de 2011

ANTENA SEMANAL - 15 de Mayo de 1988 - España


La popular actriz habla por primera vez de cómo consiguió ser madre
SARA MONTIEL
“Adoptar a mis hijos me ha costado 30.000 pesetas”

Éxitos, aplausos y homenajes… Una vida dedicada por entero a los cuplés y al cine. De Sara Montiel, de Saritísima, que acaba de cumplir sesenta años, se ha dicho y se sabe todo. Acaba de presentar su último disco: “Purísimo Sara”, en el que canta junto a Montserrat Caballé y Javier Gurruchaga. Sin embargo, es la primera vez que la diva, madre amantísima, habla de la adopción de sus dos hijos, Thais y Zeus. Un camino que han seguido muchas familias españolas que por una u otra razón no han podido tener descendencia y que Sara asegura que no cuesta más de 30.000 pesetas. 




Sara Montiel responde a la pequeña Thais: “No, cariño, nunca, jamás”, cuando ésta le pregunta: “¿De verdad que no me vais a dejar nunca papá y tú?”.
Sara Montiel y su marido, el empresario Pepe Tous, intentaron tener hijos. La popular actriz y cantante estuvo embarazada en varias ocasiones pero en ninguna llegó a hacerse realidad, incluso llegó a sufrir un aborto de seis meses. Su gran deseo de ser madre la llevó a plantearse la adopción, y así fue cómo Thais, la hija mayor del popular matrimonio, llegó al hogar de los Tous. Más tarde fue Zeus quien completó una familia que, como tantas otras en España y en el mundo tienen, gracias a la adopción, el derecho a ser padres que la Naturaleza les había negado. Acaba de cumplir sesenta años y Sara sigue manteniendo ese brillo especial que conservan las grandes estrellas.
Sara se describe a sí misma como una madre responsable y con ganas de luchar por sus hijos. Pepe Tous no tiene más que palabras de admiración para ella:
-Sara es la madre ideal porque no es una madre de circunstancias ni una madre como consecuencia de algo que ha llegado sin desearlo, sino que es una madre consecuente con un deseo muy grande de ser madre, como en mi caso el de querer ser padre. 

Trabajador infatigable, Pepe tiene poco tiempo para estar en casa, y de hecho, al poco de comenzar la entrevista tuvo que marcharse precipitadamente para atender unos asuntos. Lo que no se considera es un padre severo:
-No –dice sin pensárselo Pepe Tous-, quizá mi mujer sabe aplicar mejor la disciplina que yo. Yo soy más blando y dicen que, por lo regular, suele ocurrir en todos los matrimonios. La mujer siempre se sabe imponer más con los hijos, y sobre todo en mi caso que, más que ser padre, soy un abuelo prematuro.
Pero Pepe Tous, ya con un pie en la calle, no quiere marcharse sin hablar de la adopción: “Ya que la entrevista trata de ese tema, me gustaría hacer un llamamiento para decir que el mejor sistema para solucionar el problema de tantos niños sin lhogar es darles un padre y una madre, más que estas campañas que se hacen para recaudar dineros, cosa que yo respeto porque hay que cubrir las necesidades. A mi modo de ver, la mejor forma de actuar es dando ejemplo más que dando limosna”.
Las preguntas de Thais

Por su parte, Sara quiere explicar cómo ha sido la crianza de sus hijos:
-Les he dado cada biberón y cada baño…, procuro pasar el mayor tiempo posible con ellos. Cuando he ido de gira a América siempre me los he llevado conmigo. Ahora no hago tantos viajes porque ya van al colegio y no puedo sacar a Thais de su clase.
Todos los niños hacen preguntas a cierta edad, algunas de ellas acaloran a cualquier padre y otras terminan en un tierno beso, Thais ya se las hace a su madre.
-Mi hijo es muy pequeñín todavía, todas las noches antes de dormirse le leo un cuento, luego voy al cuarto de Thais, donde ella está leyendo sus libros y entonces me dice: “Mamá, ráscame la espaldita y dime cuánto me quieres”. “Yo te quiero mucho, cariño” –le digo- y le rasco la espaldita. “¿De verdad que no me vais a dejar nunca papá y tú?” “No, cariño –le contesto- nunca jamás”.




“Es mejor decirles que son adoptados”

La adopción de niños siempre ha estado ligada a matrimonios con una posición económica elevada. Sara está de acuerdo que en la mayoría de los casos es así, aunque cree que esto no es justo para muchas familias.
-Yo no creo que eso deba ser así. Lo más importante –dice Sara- es que los padres sean buenas personas y que tengan un pasado y un presente dignos. Que sea gente decente, buena y honrada, aunque sea gente humilde.
Pero en ocasiones cuesta mucho dinero adoptar un niño:
-No cuesta más que los sellos y los documentos de adopción del Juzgado y del notario. Es una cantidad que cualquier familia puede pagar; en total unas treinta mil pesetas; eso es lo que me ha costado adoptar a mis hijos.
Pero Sara añade que, a pesar de todo, tuvo algunos pequeños problemas a la hora de adoptar a sus hijos:
-El único problema con que nos hemos enfrentado ha sido con la prensa, con un periodista que descubrió de dónde procedía nuestro hijo Zeus. Eso ha hecho mucho daño al niño, sobre todo para el día de mañana. Ahora procuramos educarles en un buen colegio, dándoles cariño y explicándoles, desde muy temprano, que ellos tuvieron una madre que está muerta y que nosotros somos sus padres verdaderos porque los hemos elegido. Es mucho mejor decirles a los niños que son adoptados, siempre hay que decírselo, en todos los casos. Los niños son muy crueles en el colegio y basta que yo sea tan famosa para que vaya por ahí un alma caritativa, como yo las llamo, y se lo diga. Por eso es mucho mejor que lo sepan.

 Los Tous, un hogar feliz

Con una vida repleta de éxitos y triunfos, Sara Montiel ha conseguido el mejor premio de todos: sus hijos y un hogar feliz.
-Sara, ¿qué sintió cuando la llamaron para decirle que tenían a su hija esperándola?
-Una felicidad muy grande que no se puede explicar. Hay gente que me pregunta si se quiere igual a un hijo adoptado que a un hijo de tu vientre. Yo siempre respondo que sí, que mis hijos son de mi vientre, que son hijos deseados.
-¿Y ha pensado en la posibilidad de aumentar su familia y dar un tercer hermanito a sus hijos?
-No, ya no. Nosotros somos muy mayores y tenemos una responsabilidad muy grande para con ellos. Quisimos tener otro hijo para que Thais no estuviese sola porque, por ley de vida, nosotros somos ya gente mayor y no queríamos que ella estuviese sola.
Sara es una madre consecuente consigo misma y con los suyos, y el paso de los años le interesa por una razón muy especial: “Sí nos preocupa. Es lo único que me preocupa de la edad, el tiempo que me queda de estar con mis hijos”.
La vida familiar de los Tous es como la de cualquier otro hogar, se preocupan por la educación de sus hijos. Thais ya toca muy bien el piano con sólo nueve años, sus padres la escuchan embelesados, y Zeus con cinco, también tiene muy buen oído musical.
Los dos forman una buena pareja de hermanos. –Se adoran, se quieren mucho- dice Sara-. Estadísticamente está demostrado que los hermanos adoptados se quieren mucho y que permanecen muy ligados en la vida, aunque tengas sus peleas. Sara se siente feliz, y por eso apuesta por la vida, no da consejos a las madres adoptivas porque: “Yo sé muy bien lo que cualquier madre adoptiva siente y hace por su hijo, y por eso no hay nada que decir”.


Elena CARRERA


EL RECORTE XLIII
A finales de los 80 Sara Montiel tuvo que enfrentar uno de los momentos más cruentos en su vida. Envuelta en todo un escándalo de adopción, tuvo incluso que acudir a los tribunales, en la que fue una visita histórica retransmitida por todos los telediarios. Al margen de todo había una pequeña personita, Zeus, que sería la víctima inocente de todo esto. Después de adquirir la sentencia del juez, los Tous decidieron mandar esta nota de prensa a todos los medios de comunicación. Así aparecía en la revista Diez Minutos el 14 de Marzo de 1989.

SARA MONTIEL
Y PEPE TOUS: “NUESTROS HIJOS NO HAN SIDO NI ADQUIRIDOS, NI COMPRADOS, NI NEGOCIADOS. HAN SIDO ADOPTADOS LEGALMENTE”


Con fecha 24 del pasado mes de febrero, Sara Montiel y José Tous, su marido, dirigieron una carta a diversos medios informativos, con el ruego de su publicación. La carta dice textualmente:
“Señor director:
Le rogamos y agradecemos la publicación de esta carta que resume nuestra postura como ciudadanos y como padres. Esperamos y deseamos con ello dejar definitivamente zanjado un asunto que tanto perjudica el buen nombre de nuestro hijo Zeus, como ha reconocido el Tribunal Supremo de la nación, en sentencia a nuestro favor, cuyo contenido nos ha proporcionado una inmensa satisfacción moral, ratificándonos, una vez más, en la fe y confianza que siempre hemos mantenido en la Justicia.
Apelamos a todos vosotros –medios de comunicación- para que respetéis la intimidad y la inocencia de un niño de cinco años, del que nosotros, sus legítimos padres, nos sentimos muy orgullosos de que lleve nuestros apellidos y cuyo honor seguiremos defendiendo cuantas veces consideremos que haya sido pisoteado.
Nuestros hijos no han sido ni adquiridos, ni comprados, ni negociados. Han sido adoptados legalmente.
En nuestra condición –nos referimos básicamente a Sara Montiel en su calidad de artista- de personajes públicos, siempre hemos tenido abiertas las puertas, como os consta perfectamente, a todos los medios de información. Jamás hemos puesto precio, como también os consta, a ningún tipo de noticia relacionada con nosotros. Nunca hemos puesto obstáculos ni reparos a vuestra labor, ni hemos mercantilizado con ello. Siempre hemos respetado y facilitado vuestro trabajo. Y también consideramos que tienen que ser respetados los límites de la intimidad que deben proteger a una criatura indefensa, más tratándose de un caso de adopción plena.
Nosotros solamente hemos perseguido, con absoluta convicción, dos objetivos fundamentales que estimamos deben presidir la vida de todo ciudadano civilizado en el que se da además la condición de padre adoptivo, independientemente de la notoriedad pública de nuestra persona: elevar a Justicia la resolución de un conflicto que nosotros entendemos ser totalmente vejatorio para la honra de nuestro hijo (y aún podríamos decir de nuestros hijos, pues en estos hechos también se ha visto envuelta de rechazo nuestra pequeña Thais) y, en segundo lugar, hacer lo que haría cualquier padre normalmente constituido, como es defender con todas nuestras fuerzas, y, sobre todo, con todo nuestro amor, el buen nombre de Zeus, hasta donde sea necesario, pues, por su edad, él, que no ha ofendido a nadie, no puede por sí mismo defenderse de los que le ofenden despiadadamente.
¿Es mucho pedir que se deje de mencionar en titulares de la sección de sucesos, en reportajes y entrevistas sensacionalistas y, al parecer, en exclusivas pagadas por cierta prensa amarilla, el nombre de nuestro hijo?
¿Por qué este afán de marcar una vida que se inicia, por supuesto no surgida por generación espontánea, enturbiándola con un lastre del que es totalmente ajeno nuestro hijo?
¿Qué pecado ha cometido él naciendo y nosotros adoptándolo?
Por favor, un mínimo de respeto por él. Es sólo un niño con un futuro por delante, que por nuestra parte sólo pretendemos, dándole amor, cariño, educación y protección, que sea lo mejor posible.
Es lo único que pedimos.
En la confianza de ver atendida nuestra petición, reciba nuestro más atento y agradecido saludo”.
Firmado: Antonia Abad (Sara Montiel) y José Tous.


LA FOTO XLIII


CELEBRANDO LOS 50 AÑOS DE PECADO DE AMOR


viernes, 11 de noviembre de 2011

LECTURAS - 1 de Abril de 1994 - España


SE ACABÓ EL ROMANCE DEL AÑO
SARA MONTIEL:
“He abandonado a Giancarlo porque no es digno de mí”



Sara Montiel ha roto con Giancarlo:
-Todo se ha ido al traste. Cuando, ilusionada, dije que pensaba casarme con Gianca, me sentía otra vez feliz tras el dolor tremendo de la pérdida de mi marido, Pepe Tous. No mentía, era verdad: quería casarme. Aquel “me caso”, una vez publicado, ha levantado tal expectación y tal interés por conocer al hombre venido de Italia, que yo misma me he encontrado sorpresas y ¡nada gratas! Porque, en cosa de pocas semanas, me di cuenta de que Giancarlo, mi amor, no jugaba limpio. Y ante esa conclusión, no me quedaba otra opción que cortar por lo sano. Adiós, amore, y que cada cual siga su camino.
-¿Qué ha pasado?
-Cuando en mayo último vino a “Esta es su vida”, el programa que me dedicó TVE, Giancarlo, con quien yo había vivido un romance de ocho años en los sesenta, me confesó que aún me llevaba en su corazón y que, por ser yo viuda, podíamos volver a empezar, pero para contraer matrimonio lo antes posible. Y entusiasmado, me contó: “Yo estoy separado, no divorciado, de mi esposa, pero pronto obtendré el divorcio”.
Más adelante, en Navidad, estuvo en mi casa, aquí en Palma, y no dudó en anunciar a mis hijos que pronto, al casarse conmigo, podrían contar con él si no como otro padre sí al menos como un amigo de absoluta confianza que les mimaría y les protegería. Bien, de lo dicho, nada. Mentía. No está separado legalmente, no ha pedido la separación, menos aún el divorcio.
Sara, emocionada, recalca:
-Me duele decirlo, pero Giancarlo Viola ha engañado a mis hijos, no sólo a mí, y eso jamás se lo perdonaré.
-Así que lo dejas.
-Sí, lo abandono porque no es digno ni de mí ni de mis hijos. Le falta talla moral para convertirse en el futuro, ya con papeles legales, ya sin ellos, en el segundo padre de Thais y Zeus que han tenido uno tal fabuloso y excepcional como Pepe Tous. 

-¿No había iniciado Giancarlo trámite alguno para separarse de su esposa, Ana María Quaranta?
-Al hilo de las informaciones que aparecían sobre el matrimonio, sobre el estado civil de Gianca, sobre su vida última, yo empecé a dudar de su sinceridad y recurrí a dos personas de absoluta confianza que, además, tenían acceso legal a la documentación personal del señor Viola como ciudadano de Italia. El informe me abrió los ojos, pues descubrí la falsedad de sus repetidas afirmaciones de que su divorcio estaba al caer. ¿Cómo podría estar cercano si nunca lo ha demandado en el juzgado? Por si aún no me fiara de una información oficial rigurosa, pude ver a Ana María Quaranta, su esposa ante la ley, en Tele 5: aseguró que Giancarlo nunca le pidió ni la separación ni el divorcio.
-Recientemente, el propio Viola, en Madrid, declaraba, a preguntas sobre su estado civil, estar separado.
-Sí, pero siempre lo decía con la boca pequeña. Y lo que es peor: mentía.
-¿Por qué ese comportamiento, Sara?
-¡Ah! Soy la primera sorprendida. Y me sorprende aún más que una mujer de mi experiencia no haya advertido antes el engaño. De hombres algo sé ¿verdad? Por los que he conocido en el cine y por haber tenido tres maridos. Pues bien, de nada me ha servido lo vivido. 

-¿Cómo estás de ánimo en este trance?
-Decepcionada, pero serena.
-¿Decepcionada?
-Sí, porque la ilusión que en mí había despertado el renacer de una vieja historia de amor apasionada de los años sesenta fue muy grande.
-Sin embargo, no te desesperas.
-No, no, qué va. Tengo capacidad de aguante. Estoy muy serena porque miro un poco atrás y se viene a mi memoria la grave enfermedad y la muerte de Pepe Tous. Eso sí que fue algo fuerte, algo gordo. Lo de ahora es nada si pienso en la pérdida de Pepe.
-Te queda el corazón herido, ¿verdad?
-Sí, porque he querido mucho a Gianca. Cuando nos conocimos y enamoramos por vez primera, mientras duró aquel idilio (ocho años) y, por descontado, desde que tropecé con él de nuevo hace poco menos de un año. Le he querido y ¡aún le quiero, cuidado! Pero, descubierta su falsedad en lo que se refiere a su vida familiar, lo que procede es cortar de raíz este amor. Aún es tiempo de evitar males peores, ¿no? Aunque me duela decirlo, estoy segura de que Gianca no es bueno para mí, menos aún para mis hijos.
-Alguien puede sospechar, Sara, tratándose de una estrella de cine, que tu enamoramiento no era real y que, tal vez, has jugado la baza del romance en busca de portadas.
-Estoy tranquila: con Gianca he actuado, bien lo sabe él, llevada de mis sentimientos, en modo alguno de mi vanidad de actriz.
Y tras un silencio, recalca:
-Me ha engañado como madre y como mujer. Contemplando ahora a mis hijos, Thais y Zeus, me asombre: ¿cómo no habré advertido antes el engaño? Incluso en edad madura es válido el dicho de que el amor es ciego, no hay otra explicación. 

-¿Habías fijado en algún momento posible fecha para celebrar vuestro matrimonio civil?
-No habíamos acordado fecha alguna, pero Gianca, por su cuenta y riesgo, daba por hecho que podríamos estar en disposición de casarnos a la vuelta del verano. Ten en cuenta que, con ocasión de “Esta es su vida”, vuelve a mi vida, pero no me llega, al menos que yo supiera, de su casa en Civitavecchia en donde vive Ana María Quaranta y los hijos solteros. Me viene de otra mujer con quien ha pasado, al parecer, diez años. Me enamora de nuevo, me conquista. En Navidad, llegó a mi casa, aquí en Palma, el 27 de diciembre y se quedó hasta el 4 o 5 de enero, creo. Celebramos la Nochevieja con mis hijos y con mis amigos. Gianca, feliz, anunció a todos: “Sara y yo nos casaremos este año, mi divorcio está a punto”. Y añadió: “Calculo que lo obtendré para mayo/junio, como muy tarde, para septiembre”. Mi amiga Mercedes Arroni bromeó: “Por favor, no vayas a casarte el 17 de septiembre, porque ese día contraerá matrimonio mi hijo en Barcelona y Sara será, debe ser, la madrina”. Se rió Gianca: “Bueno, estaremos en la boda de tu hijo, no te preocupes. Buscaremos Sara y yo otra fecha”. También tuvo palabras solemnes para Thais y Zeus. Les dijo: “Quiero que sepáis que, de ahora en adelante, mamá no estará sola, me tendrá a mí a su lado, y vosotros, por descontado, contáis conmigo para cuanto necesitéis, haré las veces de padre lo mejor posible”. Thais advirtió riendo: “De acuerdo en que os caséis, pero yo no viviré en Roma, ¿verdad, mama? Os dejo que celebréis vuestra boda si no me lleváis a vivir a Italia”. Estaba convenido: Yo dejaría Palma, pero me instalaría en mi casa de Madrid, con mis hijos. Y Gianca, por su trabajo, pasaría semanas en Roma y en Cerdeña, tratando de encontrar días para la vida familiar en España.
-Y ahora, Sara, ¿sigues con el proyecto de mudarte a Madrid?
-Sí, claro. En cuanto tenga mi casa lista, allí nos instalaremos mis hijos y yo.
-¿Cuándo has estado la última vez con Giancarlo Viola?
-Cuando vino a verme a Madrid. Le esperé en Barajas, ¿te acuerdas? Y fuiste testigo de lo que declaró ante las cámaras de TV: “Tengo una familia en Italia, una esposa y unos hijos, pero ésta es la mujer de mi vida”. Y me estrechó contra su cuerpo, la mar de cariñoso y enamorado. De todos modos, en los días que me acompañó, en casa de mi amigo Vicente Parra, observé en Gianca reacciones que me infundieron dudas sobre la sinceridad de sus sentimientos. Pasamos momentos muy felices, inolvidables, pero en ocasiones rehuía hablar de nuestro amor con periodistas o en público. Vamos le sentaba mal que una y otra vez le preguntaran si estaba separado o divorciado.
-Aún creías sus palabras de amor.
-Confieso que sí. Es que yo, insisto, he querido tanto a Gianca que besaba por donde él pisaba. A ver si ahora me resultaba fácil arrancarme esa pasión. ¡Ojalá!
-Se ha dicho a veces que Giancarlo Viola había vuelto a ti por tu dinero.
-No me lo creo, no es verdad. Me propuso meter dinero en una sociedad con él y con Mino Tedde. Para cosas de publicidad que es lo que él domina en Italia. No puedo decir si se constituyó esa sociedad, pero ahí todo va por lo legal. En nada he podido adivinar que Gianca buscara mi dinero.
-Se ha dicho más: que Giancarlo Viola te había explotado no poco cuando os enamorasteis en el cine, hace treinta años poco más o menos.
-Mentira, es incierto. Jamás me sacó Gianca un duro. Ni lo intentó. Cuando yo dejé a este hombre por Pepe Tous, no es que tuviera reproche alguno de derroches a mi costa ni cosas por el estilo. Lo dejé porque se había cruzado en mi camino Pepe Tous. Elegí a Pepe y no me equivoqué, porque me dio veintitrés años de felicidad y yo le di los mismos de dicha. Y aquí, ante tantas fotos de Pepe y ante sus cenizas, siento rabia de que Viola me haya estado mintiendo, repito que ni Pepe ni mis hijos ni yo nos merecíamos el engaño de Gianca.
-¿Has hablado con él por teléfono para romper?
-No. Me llamó hace pocos días y como yo había visto anunciar la presencia de Ana María Quaranta en “Lá máquina de la verdad”, se lo comenté. Me dijo: “Es libre de ir a TV o de no ir, no puedo evitar que vaya. Se acompaña de su abogado. No sé qué dirá, pero donde ella diga blanco yo podré decir negro, después. Recuerda que estamos separados y que va a su aire”. Seguro que Ana María venía, lo dijo, además, muy claro, con el consentimiento de Gianca. Y fue tajante al asegurar que el marido nunca le había pedido ni la separación ni el divorcio.
-¿Qué pasa si se presenta aquí con los papeles en regla para ir al registro civil, Sara?
-Aunque venga con todos los papeles del mundo, lo nuestro es historia de amor acabada y sin posible arreglo.
-¿No te deprimirá otra vez la soledad?
-Tengo a mis hijos. Y muchos amigos sinceros.
-Vuelves a ser “la viuda de Pepe Tous”.
-Sí, siempre Sara Montiel. O Antonia Abad para los íntimos. Por mi último matrimonio, encantada de volver a ser “la viuda de Pepe Tous” o “la señora de Tous” si alguien prefiere llamarme así. 

Giancarlo supo jugar el papel de hombre enamorado
Las imágenes son bien explícitas. Como un nuevo Don Juan, Giancarlo Viola jugó a la perfección el papel de hombre enamorado. Encontró a una mujer sensible, sola, necesitada de cariño y comenzó a aparecer al lado de Sara Montiel como su futuro marido, sabiendo que eso era imposible. De todo ha habido en la historia, juramento por escrito de amor eterno, la promesa de un inminente divorcio y la seguridad de que entre él y Ana María Quaranta no había ya nada y existía una sepración legal. Desde que en enero se anunció la boda, Giancarlo ha mantenido la ilusión de un amor que Sara aceptó de buen grado. Juntos viajaron a Cerdeña, donde él tiene una casa, donde ella vivió unos días el sueño de una enamorada. Como dos novios enamorados recordaron hace algunas semanas el intenso idilio vivido treinta años atrás... Ahora, su ilusión se ha derrumbado y Sara Montiel ha despertado a la realidad. 



"Sara y yo nos casaremos este año: mi divorcio está a punto". Las palabras de Giancarlo Viola fueron así de claras y Sara las creyó. 


Juntos visitaron lugares donde, hace años, vivieron su amor. 

Todo era romántico... "Incluso en edad madura vale aquello de que el amor es ciego"
En la casa de Giancarlo, en Sásari, fue donde pusieron por escrito su amor eterno. 


Como dos enamorados pasearon por la localidad sarda de Alguer, cerca de Sásari, donde Gianca tiene su casa. 

"Thais ya sabe todo lo que ha pasado"


Más preocupada por sus hijos que por sí misma, Sara ha tratado de explicarles qué ha pasado. "A Thais ya le he dicho que había terminado todo por razones que dentro de unos años entendería", dice Sara, pero una vez más la niña, de 15 años, ha dado pruebas de su madurez. "No hace falta que digas nada, mama -le dijo- ya lo sé". Zeus, de 10 años, aún es pequeño para comprender el alcance de este revés. 

TEXTO: J. MONTINI
FOTOS: Félix Gómez y Chelo G. Cortés



EL RECORTE XLII
Idas y venidas en este romance del que se sabe el principio pero nunca se supo el final. La cosa es que después de esta trágica ruptura, según cuenta la propia estrella, los enamorados regresaron a finales de los 90 y prolongaron sus encuentros hasta entrados los 2000. El artículo de esta entrada es testigo de cómo Sara va a recoger a su eterno enamorado para pasar unos días. Pertenece a la revista Qué me dices y data de finales del 2000. 

SARA MONTIEL
Recibió a su amor, Giancarlo, en Madrid
La manchega universal disfrutará unos días en Madrid de su novio italiano, el actor Giancarlo Viola, a quien fue a recoger al aeropuerto



La actriz española acudió con su hijo Zeus al madrileño aeropuerto de Barajas para recoger a su eterno amor, el actor italiano Giancarlo Viola.
Si en septiembre del año pasado fue Sara la que cuidó de Giancarlo en Italia cuando éste sufrió una salmonelosis, ahora es él quien le devuelve la visita.
-Sara, ¿cómo es tu relación con Giancarlo?
-Nos queremos de muchas maneras. Somos amigos, amantes, marido y mujer… pero no creo que me case con él.
-¿Cómo le conociste?
-No era un talento, pero le encontré leyendo las obras de Lorca. Luego, se leyó todo lo de Alberti. Estuvimos muchos años juntos mientras yo estaba casada con Chente. Y nadie se enteró de lo nuestro.
-¿Quiénes han sido tus grandes amores?
-Pepe Tous, cuando tenía yo 43 años, y Severo Ochoa cuando tenía 23. Pepe fue un partidazo. Era el soltero de oro cuando se fue a vivir conmigo a Palma. Éramos carne y uña…
-¿Has tenido algún otro amor importante que no conozcamos?
-Sí, y no voy a contarlo. Hay dos hombres vivos, uno de ellos muy importante, que han sido amores míos, pero no lo digo por respeto.
-¿Cuál ha sido tu placer más grande?
-Hacer el amor con el tío que me gusta. Otro placer es conseguir emocionar el público. Eso lo logré cuando me colocaron una silla en el cine Rialto para que viese el éxito de El último cuplé.



Mucho más guapa sin su maquillaje habitual, Sara no faltó a su cita con los periodistas de la peña 'Primera Plana', con los que comió en el hotel Miguel Ángel de Madrid. Tras la comida, la artista no pudo reprimir sus ganas de fumarse un puro, arte del que ella es una abanderada. 

-¿Tienes previsto escribir la segunda parte de tus memorias?
-Ni pensarlo. Aunque voy por la quinta edición de Vivir es un placer, ya ha habido bastante.
-¿Has pensado en retirarte algún día?
-Yo me retiraré cuando se me caigan las carnes, la cara, el cuello y pese 90 kilos. Entonces, seré yo quien diga: Antonia, ya vale. Me dedicaré a viajar, a descubrir platos y ollas de las civilizaciones antiguas.
-¿Qué te gustaría que se dijese de ti cuando desaparezcas?
-Que no he sido una mala persona. Me gustaría que me recordasen como una estrella, que es una verdad como una casa.


Carmen Hornillos
Fotos: I. Heras/Agencias


LA FOTO XLII

CELEBRANDO LOS 50 AÑOS DE PECADO DE AMOR


viernes, 4 de noviembre de 2011

PRONTO - 29 de Enero de 1994 - España


TODO SOBRE LA TORMENTOSA
HISTORIA DE AMOR DE
SARA MONTIEL
Y GIANCARLO VIOLA
La actriz ha anunciado que va a casarse con este actor italiano con el que mantuvo un intenso romance durante ocho años y que terminó cuando ella conoció a Pepe Tous.


La genial Sara Montiel ha sorprendido a todos al anunciar esta pasada semana su próxima boda con el italiano Giancarlo Viola, el hombre que ya ocupó su corazón durante ocho largos años antes de que ella conociera a Pepe Tous, el gran amor de su vida.                         
Desde que Tous falleciera, el 25 de agosto de 1992, Sara no había logrado superar esta gran pérdida, a pesar de sus esfuerzos para evitarles aún más dolor a sus hijos, Thais y Zeus, de 14 y 10 años respectivamente, los cuales también se vieron muy afectados por la muerte de su padre. Volcada por entero en ellos y en su trabajo, Sara intentó durante muchos meses esconder su gran pena en lo más profundo de su corazón, pero, sin duda, la soledad hacía mella en su estado de ánimo, como lo confirman muchas personas que a lo largo de este tiempo estuvieron en contacto con la artista.
Sin embargo, el pasado verano, un programa de televisión, “Esta es su vida”, presentado por Ricardo Fernández Deu, trajo de nuevo al lado de Sara a uno de los hombres más significativos en su vida: Giancarlo Viola. Y allí comenzó a renacer aquel antiguo amor, que hizo vibrar a la actriz durante ocho años y que se inició en 1965, cuando ambos interpretaron “La dama de Beirut”. El romance, calificado de ‘tumultuoso’ por la propia Sara, terminó cuando Pepe Tous irrumpió en su vida y le ofreció la estabilidad sentimental que ella estaba buscando. Tous fue el tercer marido de Sara, que anteriormente estuvo casada con el director cinematográfico Anthony Mann y con el productor José Vicente Ramírez Olalla. Ahora, después de todos estos años, la inacabada historia de amor entre Sara y Giancarlo, Gianca, como ella le llama en la intimidad, va a tener un final feliz y la boda, aunque todavía no hay fecha fijada, será, a buen seguro, una de las más sonadas del año. 




Sara, rodeada de sus seres más queridos, en el programa de Televisión Española 'Esta es su vida', donde se produjo el reencuentro con Giancarlo -con americana clara a la izquierda de la actriz-.

Para gran parte del público, incluso para bastantes de los más fieles seguidores de Sara, el nombre de Giancarlo Viola resulta prácticamente desconocido. Indudablemente, la bella e intensa historia de amor vivida junto a Pepe Tous, con quien se casó después de varios años de convivencia y con quien adoptó a sus dos hijos, y con quien a todas luces era plenamente feliz, eclipsó incluso sus matrimonios anteriores y, por supuesto, también sus antiguos romances. Por ello, la figura de este actor italiano, que cuenta ahora 57 años –siete menos que Sara- pasó bastante desapercibida aunque la propia Sara, en sus memorias, publicadas hace algunos años, ya explicaba detalladamente todo cuanto concernió a este romance que, según sus propias palabras, fue muy importante en su vida y en el que vivió instantes de inmensa felicidad junto a momentos de pena y desesperación, como por ejemplo cuando perdió al hijo que esperaba, o cuando intentó suicidarse a causa del rechazo del actor que, unido en matrimonio con otra mujer, decidió seguir al lado de su legítima esposa con la que tenía una hija de corta edad.

El idilio surgió, como decíamos, en el año 1965, cuando el ya fallecido director cinematográfico Ladislao Vadja, eligió a Sara Montiel para protagonizar la película “La dama de Beirut”. Vadja le dio a la actriz varias fotografías de actores entre los que eligió a Gianca. Le explicaron que el elegido no era actor de profesión y que en realidad era experto en explosivos –su familia tenía una fábrica de los mismos en Italia-, en fotografías, y en obras maestras de los museos. También la pusieron al corriente de sus datos personales, aclarándole que se llamaba Giancarlo Viola y que medía caso dos metros de altura. 



Una escena de la película 'La dama de Beirut', en la que se conocieron y enamoraron Sara y Giancarlo Viola. 

Una afección pulmonar retrasó la incorporación de Sara al rodaje de “La dama de Beirut”, pero, cuando ya restablecida acudió al rodaje, se sintió vivamente impresionada por aquel hombre que tenía el cabello canoso, aparentaba unos 40 años, era elegante de porte, melodioso en el hablar”, al que Sara no duda en describir de este contundente modo: “Era de un guapísimo de morirse”.
Sin embargo, a pesar del impacto, todavía no surgió el amor entre ellos. Sara, por aquel entonces, estaba casada con José Vicente Ramírez Olalla, al que ella llamaba familiarmente Chente, aunque su matrimonio había naufragado desde muy poco tiempo después de la boda. El carácter celoso del productor hizo que le montara un número en el plató de rodaje cuando ella tuvo que repetir numerosas veces una escena de amor con Viola, aunque en aquellos momentos aún no había surgido el idilio entre ambos.
Sin embargo, poco tiempo después, el amor brotó impetuoso e imparable en sus corazones. Fue precisamente tras la muerte de Vadja, acaecida en pleno rodaje a causa de una crisis cardíaca. Esta inesperada desaparición afectó mucho a Sara y a Giancarlo, que también acababa de perder a su padre.
El actor invitó a Sara para intentar levantarse los ánimos mutuamente, puesto que el rodaje de la película tenía que continuar.
“Entre Giancarlo Viola y yo –explica Sara en sus memorias- todo empezó con unos espaguetis. Los cocinó él”.
Aquel fue el primer paso, el gesto que les acercó.
“Luego, sabría de su vida. Estaba casado. Tenía una hija de pocos meses. Era hijo de una familia muy bien situada”.
Entre ambos se estableció inmediatamente una corriente de entendimiento y simpatía. Cuenta Sara lo siguiente:
“Fue la muerte de Vadja lo que nos unió. Fue el no ser felices con nuestros matrimonios respectivos lo que nos llevó a hacer el amor por primera vez, una noche de domingo, en un montículo próximo a Sitges”.
Había surgido entre ellos, impetuoso e imparable, un gran amor.


“Nos enamoramos. Mucho. Hasta conocer a Pepe Tous, Gianca fue el hombre de mi vida a lo largo de unos años de amores con oscilaciones pasionales tremendas”.
Sí, porque aquel romance que acababa de comenzar trajo a Sara muchas horas de felicidad, pero también otros momentos de intenso dolor.
Sara se separó de Chente –sólo de hecho, él no se lo puso fácil en el terreno legal- y tal vez creyó que podría vivir para siempre junto a Viola, pero él seguía casado y esto complicaba las cosas.
La actriz iba a protagonizar entonces su nuevo film, “La mujer perdida” y aunque Giancarlo no quería repetir su experiencia cinematográfica, ella le convenció para que aceptara el papel de galán y poder así estar juntos de nuevo.
“Le insistí para que aceptase: Yo te ayudaré. Así podremos volver a estar juntos, que es lo importante. Dijo que sí. Volvimos a amarnos. Quedé en estado. Volví a perder el hijo que esperaba –Sara había sufrido ya anteriormente otros abortos- y aquello fue el origen de una crisis: achaqué a Gianca el haberlo sentido mucho menos que yo porque ya tenía una hija. Creo que fui injusta. Una se da cuenta de que ha sido injusta cuando el paso de los años serena las emociones”.
Tenían, quizá, demasiadas cosas en contra para ser felices. Trataron de llevar su romance con discreción, pero alguien que no sentía demasiada simpatía hacia Sara por antiguos motivos que no vienen al caso, el productor cinematográfico Cesáreo González, supo del idilio e intentó ponerle punto final.
“Cesáreo, siempre con su técnica ratrera, me gastó una mala jugada. La esposa de Gianca recibió en Roma un telegrama que parecía escrito por su marido, invitándola a viajar hasta Madrid para pasar con él unos días. Se presentó sin avisar, creyendo que Gianca la esperaba. Yo estaba en el dormitorio del apartamento que él había alquilado cuando sonó el timbre de la puerta. Gianca se levantó de la cama y fue a abrir. A través de la puerta cerrada del dormitorio escuché la conversación de los dos, cargadas las palabras de ambos de mutua sorpresa. En él porque no esperaba abrir la puerta y encontrarse con su esposa. En ella, porque no imaginaba que él le diría que tenía que marcharse de allí y buscar un hotel porque estaba con una mujer”.

La esposa de Viola, según Sara, se comportó civilizadamente y se marchó, acompañada de Giancarlo, en busca de un hotel.
Sara, en sus memorias, describía a su rival del siguiente modo: “De pequeña estatura y bellas facciones”, alcarando que “su matrimonio con Gianca había sido un fracaso porque su origen había estado en las típicas relaciones familiares que quieren entroncar a sus hijos respectivos”.
Explicaba también la actriz que “su matrimonio estaba en crisis mucho antes de que su esposa llegase al apartamento y descubriese su infidelidad”.
Pero, a pesar de todos los inconvenientes, la pasión que los unía era indestructible y cuenta Sara que en el plano erótico, aquel hombre que llegó a su vida a finales de año 1964 “era especial. Le gustaba verme tanto con el cuerpo desnudo como con ropa interior de encaje negro con ligas rojas”. Añadía también que “A Gianca le gustaba en ocasiones que fuese distinta a la hora de hacer el amor: Pajarota: no quiero conocerte –me decía-. Siempre me llamaba Pajarota. Le gustaba llamarme así. Y cuando no quería conocerme, me maquillaba y me vestía de forma distinta a la habitual. Unas veces era una mujer mulata, otras una gitana, a veces una mujer vulgar en su aspecto externo”.
Y aquella pasión marcó a Sara profundamente, incluso algunas de sus costumbres variaron por él. “Mis gustos en ropa interior, que siempre había sido en colores rosa ciclamen, blanco o negro, variaron con Gianca, que sentía pasión por el fetichismo. También varió con él mi forma de dormir. Dejé de usar el camisón corto y pasé a estar en la cama desnuda y con sábanas de raso”.
Sin embargo, la situación familiar del actor era siempre motivo de distanciamiento entre ambos y de un profundo pesar para Sara, que llegó incluso al borde del suicidio.
Fue, según cuenta la propia Sara en sus memorias, en la playa de Ostia, una localidad cercana a Roma tuvo lugar una escena tremenda para ella.
Estando ambos en Madrid, llegó la noticia de que la fábrica de explosivos de su familia se había incendiado y Giancarlo volvió de inmediato a Roma. Sara también viajó al cabo de unos días a la capital italiana y allí se encontró con la noticia, facilitada por la hermana del actor, de que éste había vuelto a convivir con su mujer, de la que se había alejado tres años antes.
Iba a celebrarse un juicio por el asunto del incendio y la hermana de Giancarlo le advirtió a la actriz que no era conveniente que fuera por el juzgado, ya que la esposa de él iba a acompañarle. 

Desesperada por estos acontecimientos, Sara logró una cita con el actor que tuvo lugar en un merendero de la playa de Ostia. Allí él le confirmó que no quería seguir a su lado. La discusión surgió espontánea y mientras ella dio rienda suelta a sus emociones, él se mantuvo sereno, frío, lo cual aún exaltó más a Sara. Aquello terminó cuando Giancarlo se levantó y la dejó plantada en la mesa, sola.
Aunque Sara es una mujer acostumbrada a luchar, en aquellos momentos la tierra debió hundirse bajo sus pies y por su mente pasó una terrible idea: “Pedí una tila y empecé a regocijarme con la idea del suicidio. Busqué en el bolso. Llevaba el frasco con las pastillas que usaba como tranquilizante cuando tenía que viajar en avión. Cogí el frasco entre mis manos. Extraje unas pastillas. Las ingerí de golpe. Creo que debieron ser más de media docena la primera vez. Otras tantas poco después”.
Esos dramáticos instanes, Sara los relataba detalladamente en sus memorias: “Paulatinamente me fui sintiendo obnubilada. Noté como la lengua se me trataba y la boca se me volvía pastosa”.
Más adelante, Sara afirma: “Logré levantarme de la silla, pero ya no dominaba mis movimientos; mi cerebro era incapaz de coordinar una idea. Perdí toda la noción de tiempo y espacio”.
Según su relato, unos policías la encontraron tendida sobre un montón de hojarasca en un bosque cercano ya de madrugada y la llevaron a un centro médico, donde le fue practicado un lavado de estómago.
Cuando recuperó la consciencia, Sara pidió que avisaran a la hermana de Giancarlo y ambos acudieron a recogerla.
Dice Sara en sus memorias que el médico les advirtió a Giancarlo y a su hermana que “si se toma dos más, muere”.
La actriz reconoce en este relato de sus vivencias que aquel “ha sido el único intento de suicidio realmente serio en mi vida”.



Desde que enviudó, Sara ha contado con el apoyo de sus amigos, como Vicente Parra, con el que aparece en la foto durante un reciente viaje a Nueva York. 

Sacando fuerzas de flaqueza, Sara decidió poner punto final a una historia que la llenaba de amargura al saber que el hombre al que amaba no le pertenecía por completo y le planteó la ruptura.
Tuvieron una fuerte discusión y Sara marchó a Caracas. Giancarlo, enamorado de ella, a pesar de todo, la siguió y le pidió tiempo para dejar a su mujer. Enamorada, al fin y al cabo, accedió a esta petición, aunque sabía que aquello sólo serviría para prolongar la agonía en la que estaba viviendo.
De regreso a España, Sara se incorporó al rodaje de la película “Tuset Street” y, aprovechando unos días de descanso, viajó a Roma para ver a su amor. Allí tuvo que enfrentarse con una nueva realidad: la casa estaba cerrada. Acudió entonces a la hermana del actor y ésta le explicó que había intentado ocultarle que él había vuelto con su esposa para no herirla, aclarándole que la madre de ambos había sido la que había insistido hasta lograr la reconciliación.
Pero Sara no se dio por vencida y decidió coger al toro por los cuernos, tal como ella misma relata: “Me presenté en la casa del matrimonio, en Civitavecchia, y les hice subir a los dos en mi automóvil para aclarar de una vez por todas la situación. Yo estaba hecha una fiera. Elige: o ella o yo –le dije a Gianca-. La eligió a ella y yo regresé a España después de recoger todas mis pertenencias”.
Como ya era costumbre en él, después de esta pelea se plantó en Madrid, donde se presentó en una reunión de trabajo en la que se hallaban abogados, técnicos cinematográficos y también Chente, el todavía marido legal de Sara.
Una vez más, Sara le planteó que entre ambos todo había terminado, pero Giancarlo no se conformó con esas palabras, según cuenta Sara: “Me amenazó: ‘No puedo vivir sin ti. Soy capaz de cualquier cosa’, me dijo antes de regresar a Roma”.
Poco más tarde en el corazón de Sara entró otro hombre, el actor Alejandro Ulloa, pero la sombra de Giancarlo evitó que aquel amor llegara a cuajar, a pesar de que Sara le insistía en que entre el italiano y ella todo había terminado.
Sin embargo, la actriz estuvo a punto de convencerle de que se reuniera con ella en México, pero Ulloa no pudo viajar “en su lugar apareció Gianca y, una vez más, una constante del amor tumultuoso con aquel hombre a lo largo de varios años, entre Gianca y yo se produjo una reconciliación”.
El amor era más fuerte que la razón y se imponía al sentido común. Dice Sara en sus memorias: “Sabía que era una reconciliación montada sobre unas bases precarias. Era consciente de que Gianca me daba una de pares y una de nones, pero quería demasiado a aquel hombre para no creer en sus palabras de amor. Le creía porque sabía que él era sincero y que vivía una fuerte lucha interior. Gianca se debatía entre su familia y el amor por mí”.
Pero tras aquella reconciliación surgió una nueva pelea y así siempre, repitiéndose aquel círculo vicioso que Sara no aceraba a romper. La actriz cuenta incluso que un día pidió ayuda a una amiga íntima “después de haber sostenido con Gianca una fuerte discusión en el transcurso de la cual me abofeteó (la única vez que me ha pegado un hombre) cuando me puse histérica al enterarme de que había vuelto a reconciliarse con su esposa. El golpe me produjo una hemorragia nasal”.
Y la historia, siempre con esos altibajos, prosiguió hasta que Sara conoció en Palma de Mallorca a un apuesto empresario, Pepe Tous, director y propietario de un periódico y relacionado con el mundo del espectáculo. La actriz había acudido a la capital balear acompañada de Giancarlo Viola, con el que llevaba ya siete largos años. Explica Sara en sus memorias que la suya fue una “tormentosa relación tan llena de altibajos y sublimaciones en las que sin orden ni concierto pasábamos de la depresión más absoluta a la exaltación amorosa”.



Thais y Zeus han animado a su madre para que intente rehacer su vida al lado de Giancarlo Viola. 

Pero Pepe Tous, sin saberlo, iba a convertirse en el más temible rival de Giancarlo. Poco a poco, delicadamente, fue manteniendo con Sara una relación que fructificó en un profundo amor por parte de ambos.  Un día, después de varios meses de relación amistosa, Tous se presentó en Sevilla, donde se encontraba Sara y le dijo: “Quiero vivir contigo”. No podía ser de otra forma, puesto que la situación legal de ella con Chente, su segundo marido, seguía impidiéndole contraer un nuevo matrimonio.
Sara lo aceptó. Reconoció que Pepe Tous era el hombre de su vida y no quiso dejarle escapar, aunque resultó duro para ella explicarle la situación a Giancarlo: “Fue amargo para mí tener que explicarle a Gianca que lo nuestro había terminado, esta vez definitivamente. Se lo dije en una ciudad de Castilla. Pepe Tous estaba delante. A decir verdad, yo sigo pensando que tenía ganas de que se lo tragase la tierra, pero aguantó mi confesión de amor por él y aguantó también el llanto de Gianca”.
A partir del momento en que Tous entró en su vida, el pasado de Sara se desvaneció. Para ella ya todo lo anteriormente vivido carecía de importancia y durante todos estos años de felicidad conyugal al lado de Tous así ha seguido siendo.
Sin embargo, precisamente en los dolorosos momentos de soledad de Sara, el reencuentro con Giancarlo Viola ha sido como un bálsamo para una herida que parecía no curar. El tiempo ha pasado y las pasiones han dejado paso a un amor sereno por parte de ambos. Junto al maduro italiano, que ya le ha regalado el tradicional anillo de compromiso, Sara espera reencontrar también la felicidad perdida y un nuevo amigo para Thais y Zeus, sus dos hijos que contemplan confiados y satisfechos como el amor ha logrado iluminar con una sonrisa el rostro de Sara, llenando su hogar con una nueva esperanza.

TEXTO: MARIA JOSE PLANAS
FOTOS: ARCHIVO ONDAS, TVE Y EFE

EL RECORTE XLI
Seguramente no sabremos nunca quien ha sido el gran amor de Sara. ¿Giancarlo, quizá? En cualquier caso los amoríos con el galán italiano han sido tórdidos en décadas diferentes. Tras el reencuentro en 1994 y cuando todo el mundo daba por realizada su cuarta boda, la pareja de enamorados terminó tórdidamente. Un nuevo reencuentro se produjo a finales de los 90 y en los 2000 terminaron otra vez como el rosario de la aurora. Sea como fuere la relación de la estrella con Giancarlo ha originado, durante muchos años, ríos y ríos de tinta y horas de televisión. Entre otros, este artículo de la revista Hola de Diciembre de 1998 donde la actriz confiesa estar entre dos amores, de los cuales, le gusta más su 'pajaroto'. 

SARA MONTIEL
ENTRE DOS AMORES
“Hay dos hombres en mi vida: el austríaco Nicolás Slamezka y el italiano Giancarlo Viola, que será quien finalmente se lleve el gato al agua”




-Cuando no pueda presentarme ante el público como yo quiero, entonces me diré: ‘Antonia, a viajar, a estar con tus hijos, a echarte otro amante y a seguir para adelante’. Aunque confieso que me gustaría morir creando, como Picasso o Miró.
-¿Cuál es, según su experiencia, la clave para atraer a los hombres?
-Es la eterna preocupación de todas las jovencitas. Lo único que les recomiendo es que se pase de los hombres en el momento. Si no se les hace caso, vienen detrás como perrillos falderos.
-Sara, ¿en estos momentos está enamorada?
-Sí, estoy enamorada, y mucho –su rostro se ilumina.
-¿Quién es el afortunado?
-Hay dos hombres en mi vida que todos conocéis. El austríaco Nicolás Slamezka y el italiano Giancarlo Viola. Lo que ocurre es que me decanto más por Giancarlo, que será al final el que se lleve el gato al agua. El es el que está haciendo más méritos para volver y yo me dejo querer.
-¿Pero habrá boda?
-De momento sólo pienso disfrutar del presente. Él que lo siga intentando y ya se verá.
-Sara, ¿cree que con el tiempo ha conseguido superar la muerte de Pepe Tous?
-Para mí, Pepe será siempre el hombre de mi vida. Cuando murió, estuve cuatro años muerta. Lo pasé muy mal.
Por otra parte, aunque le han ofrecido muchísimo dinero y guiones, se mantiene alejada del cine desde 1976, “porque era la época del destape”. Pedro Almodóvar, de quien dijo ser admiradora, le ha ofrecido dos veces trabajar en sus películas: “Me negué, y mi marido se enfadó muchísimo”. Sara no sabe, sin embargo, si aceptar una tercera propuesta, “porque nunca se puede decir de esta agua no beberé y luego te encharcas”.
-Por último, Sara. ¿Tiene algún proyecto especial?
-Voy a grabar un disco en México. 


FOTOS: ALBERTO MATEY


LA FOTO XLI




Maravillosa Sara Montiel en esta escena de la película 'La dama de Beirut'. Fue durante el rodaje de este film cuando nuestra estrella no sólo conoció, sino que comenzó sus tórdidos romances con Giancarlo Viola.