sábado, 31 de octubre de 2020

LECTURAS - 17 de Mayo de 1.967 - España


SARA MONTIEL…

PUNTUALIZA

“Los veinticuatro millones de mi demanda corresponden a daños y perjuicios por la inactividad a que me he visto sometida por la exclusiva que tenía firmada.”

“Ni Carmen Sevilla ni yo tenemos motivos para no seguir siendo amigas y espero que en mi inmediato viaje a Méjico tengamos ocasión de vernos.”


Hace calor, mucho calor, en el salón-comedor donde me ha recibido Sara Montiel. Una amplia cristalera que da a poniente, por donde entra el sol a raudales; suelo de moqueta, y los radiadores a pleno rendimiento. Sin embargo, este calor no se manifiesta en la voz, los gestos, las palabras, de la famosa estrella, que habla sin apasionamiento, casi fríamente, de todo lo sucedido.

Lo sucedido –la gente ya sabe, más o menos, todo- con la película que tenía que rodar Sara Montiel y que, finalmente, “se ha llevado” Carmen Sevilla, originó su revuelo. Sobre esto vamos a hablar. Pero Sara me hace una advertencia en la que no le falta la razón:

-Por favor, nada de mencionar el título de la película ni de la productora. Porque va a resultar que se van a hacer una publicidad fenomenal, que valdría un millón de pesetas, a mi costa.

Seguimos la charla, a lo largo de la cual Sara va a puntualizar algunas cosas.

-Naturalmente, tengo presentada una demanda judicial contra la productora, por rescinsión de contrato.

-¿Indemnización?

-Veinticuatro millones de pesetas.

No tengo más remedio que soltar una exclamación más o menos sonora.

-Corresponde a la parte del contrato –de tres películas, de las cuales sólo se realizó una, “La mujer perdida”, y daños y perjuicios por la inactividad a que me he tenido que ver sometida durante este tiempo por la exclusiva que tenía firmada.

-Concretamente.

-Concretamente, tengo que rodar en Checoslovaquia una película, y otra en Rusia, sobre “La gitanilla”, de Cervantes. Además, me he visto imposibilitada de actuar en teatro, cosa que tengo pensada hace tiempo y que según muchas referencias, el público me está pidiendo. Así que estar todo este tiempo sin hacer nada, para acabar las cosas así, me ha supuesto muchísima pérdida.

-¿Ama usted mucho el dinero, Sara?

-No. Al cabo de los años de profesionalidad, lo que quiero es mi profesión, mi vocación de artista. Pero hay que buscar, de todas formas, una compensación, precisamente a ese tiempo que he perdido en mis actividades artísticas. 



Una curiosa foto retrospectiva, obtenida algunos años atrás, cuando Carmen y Sara, a juzgar por la expresión, estaban en el pináculo de una fama compartida... Juntas, muy juntas, las dos "grandes del cine español".

-Entre usted y Carmen Sevilla habrá ahora una tirantez, quizá una enemistad…

-En absoluto. Cuando y me negué a hacer la película, la productora buscó a una artista que estuviera sin trabajar en ese momento, y encontró a Carmen. Ni más ni menos. Ni ella ni yo tenemos motivos para no seguir siendo amigas, y espero que en mi inmediato viaje a Méjico, dentro de unos días, para actuar en teatro y televisión, tengamos ocasión de vernos y charlar como buenas amigas.

-Con todo esto y por todo esto, ¿de quién ha recibido usted mayores pruebas de afecto o solidaridad?

-La Prensa se ha portado estupendamente. Y en lo que respecta a los admiradores, se han volcado, materialmente, con una correspondencia extraordinaria.

Está frente a mí. Guapa, rotundamente guapa. Uno piensa en lo que siempre se ha dicho en torno a la que indiscutiblemente es la más internacional de nuestras estrellas: que si gorda, que si flaca, que si cutis, que si operaciones de cirugía estética. Hay que verla así, a pocos centímetros de distancia, para darse cuenta de que su cutis es terso, sus ojos impresionantemente bellos, su figura casi perfecta. Y que siempre, o casi siempre, en torno a figuras famosas se teje una malla de maledicencias promovidas por… digamos celillos artísticos.

-Sara, me han dicho que está usted protagonizando “fumettis” o fotonovelas.

-De eso no hay nada, en absoluto. Esta debe ser una de tantas historias como se inventa la gente, especialmente los compañeros, los profesionales, de los que va siendo hora que diga que he recibido muy pocas atenciones y sí, por el contrario, numerosos motivos de queja. Claro que lo importante es que hablen de una, “aunque sea bien”-añade, remedando a Víctor Hugo.

-¿En qué términos legales está basada su querella judicial?

-A eso sería mucho mejor que le contestara mi abogado, porque yo puedo colarme con alguna expresión que no nos interese.

-Se dice que usted impuso, para la tan cacareada película…

-…película que… en fin, me callo…

-…que usted impuso el galán, el cámara, los modistas…

-Yo tengo, o tenía, un contrato, en el que se me reconocían deberes y derechos, como a cualquier productor.

-En definitiva, ¿qué opina de todo lo sucedido?

-Que ha sido una experiencia más, que voy a trabajar ahora, totalmente libre, más que antes, y que no me arrepiento de nada, absolutamente.

La charla, al margen ya un poco de la cuestión principal que me ha llevado a casa de Sara Montiel, se prolonga en una amigable sobremesa que se va extendiendo hacia el ocaso de la tarde. Sara Montiel, de cuya carrera recuerda con mayor ilusión “La violetera” –porque cuando hizo “El último cuplé” nadie creía en ella-, sólo siente la añoranza de una cosa que nunca le llegó: los hijos.

-Hubo un momento en que –justo es reconocerlo- llegué a pensar que podían ser un obstáculo para mi carrera. Ahora, ya un poco a la vuelta de las cosas, pienso que quizás hubiera sido más feliz si esos hijos me hubiesen llegado.

-Se ha quejado usted de los profesionales. ¿Y de la gente en general?

-La gente en general, el público, jamás se ha metido conmigo, porque yo no me he metido con los demás. He hecho siempre lo que he podido, con mi mayor ilusión y mi mejor voluntad, y he llegado a ser, digamos, un poco importante en el cine español.

-Lo más importante que hace usted ahora.

-Viajar a Roma cada ocho o diez días para supervisar el guión que me está preparando Rafael Alberti para “La gitanilla”. Quiere que lea y comente con él página por página, y ésta es una deferencia no habitual y muy de agradecer.

-“La gitanilla” va a ser, posiblemente, un film importante.

-De seguro. Va a tener auténtica proyección internacional.

-Por fin, ¿siente usted lo ocurrido con esta película que va a hacer Carmen Sevilla?

-No siento nada, porque yo tenía perfecto derecho a rechazar un guión que consideraba no me iba. Porque estoy en un punto en que prefiero hacer películas importantes artísticamente, más que meramente comerciales.

-¿Va a hacer las paces con el productor?

-Personalmente, no tengo nada con él. Como productor, sí, naturalmente, y las cosas van a seguir hasta el final.

Uno cuenta lo que le cuentan. Uno es amigo de ambas partes. Hoy ha hablado una. Cuando vuelva de América hablará –esperamos- la otra…

 

CAMPOS TEJÓN

 

24 millones en el aire

DESPUÉS DEL ACTO DE CONCILIACIÓN ENTRE SARA Y LA PARTE DEMANDADA EL PLEITO PASARÁ A LA MAGISTRATURA DEL TRABAJO Y CONTRA EL FALLO DE ESTA SE PODRÁ RECURRIR AL TRIBUNAL SUPREMO


Sara Montiel junto a su esposo, José Vicente Ramírez Olalla. 

Puestos en contacto telefónico con Sara Montiel ésta nos citó en el despacho de su esposo, don José Vicente Ramírez Olalla.

La famosa estrella lucía un elegante modelo italiano de lana a cuadros parecido al arco iris. Sus zapatos eran de charol color rojo.

En sus manos tres impresionantes brillantes engarzados en platino, la piedra preferida de Sara junto con las esmeraldas.

Sara Montiel, aunque preocupada, conserva en estos momentos la serenidad, serenidad necesaria para hacer frente a sus problemas profesionales puestos por vez primera en litigio en los que tanto Sara como Cesáreo se juegan una buena baza no tanto económica como moral, aunque por medio estén veinticuatro millones de pesetas.

-Mi pleito no es de tipo económico, sino artístico. Aun con ser el dinero algo muy importante, lo que yo intento es salvar mi carrera artística congelada por un contrato cuyas cláusulas no se han cumplido. Eso es todo.

Precisamente el pasado día 8 se celebró el primer acto de conciliación laboral en el Sindicato del Espectáculo, entre la demandante y el demandado. Como era de esperar, no hubo avenencia por ninguna de las partes.

Por consiguiente el pleito pasará a la Magistratura del Trabajo, que será quien falle.

Contra ese fallo se podrá recurrir a la Sala 6.ª del Tribunal Supremo cuyo fallo, como ustedes saben, será inapelable.

-Mientras tanto, ¿qué hará Sara Montiel? –pregunté.

-Trabajar y trabajar –nos respondió ella-. Precisamente en estos días estoy ultimando los detalles de mis contratos para actuar en una gira en Méjico en televisión y teatro cobrando unos cinco mil dólares diarios. 


En el despacho de su esposo, Sara atiende al teléfono. Los problemas surgidos entre la actriz y su productor se iniciaron al negarse la actriz a rodar una película alegando "carencia de valores artísticos en el guión". 

La visita de Sara Montiel a Méjico, país en el que vivió cinco años y al que no ha vuelto desde hace doce, coincidirá con el rodaje de la película que ella se ha negado a rodar y en la que interviene en su lugar Carmen Sevilla y Vicente Parra.

-¿Qué supone para usted toda esta serie de problemas?

-Todo ello es el resultado de una cosa: lo duro y lo difícil que es ser Sara Montiel en España. La mayoría de las veces la gente no  perdona que hayas triunfado.

Eso puede que sea una minoría. Porque sobre la mesa de su marido se amontonan las cartas por centenares, cartas de admiradores de toda España, pueblos y ciudades de América, de países del otro lado del telón de acero, cartas en las que la gente sencilla y modesta, su público, sólo le pide una foto con su autógrafo o se preocupa por la marcha de su pleito, un asunto jurídico de enorme impacto popular por la sencilla razón de que Sara Montiel es un fruto de las masas que no entienden ni de pleitos ni de juicios, sino de lo que ve y siente y, por tanto, sencillamente admira.

 

JAIME PEÑAFIEL



EL RECORTE CCCLXIV

¿Por qué Sara dejó México para hacer 'Veracruz' y no volvió hasta 1968? Es una de las preguntas, como casi toda su etapa en el país azteca, que casi nunca se le hizo a la estrella. Lo cierto es que cuando regresó fue recibida como la súper-estrella que era y todo el país se puso a sus pies. La revista Semana recogía así su regreso en uno de sus números del '68. 


VESTIDA CON MINIFALDA Y MÁS JUVENIL QUE NUNCA

REGRESÓ

SARA MONTIEL

Ha permanecido cinco meses en Méjico

“TENGO 35 AÑOS Y MUCHAS GANAS DE VIVIR”


Procedente de Méjico regresó a España Sara Montiel, después de haber permanecido en el país azteca cinco meses, actuando ininterrumpidamente y con gran éxito.

Sara descendió del avión con parsimonia, posando para los fotógrafos que acudieron a recibirla. Vestía un modelo minifalda de color verde. Su aspecto era muy juvenil.

-¿Has tenido en Méjico el mismo recibimiento que hace algunos años, cuando se estrenó allí “El último cuplé”?

-Naturalmente. Yo sigo siendo la misma y el público me requiere del mismo modo.


-Sin embargo, Sara Montiel viste hoy minifalda…

-Hay que rejuvenecerse y yo me siento siempre joven, con muchas ganas de vivir.

-Se dijo desde Méjico que una señorita española aseguraba ser tu hija…

-La mencionada señorita resulta que tiene treinta y un años. ¡Me asusta saber que puede ser hija mía! Yo cuento ahora treinta y cinco primaveras. 


Al aeropuerto había acudido a recibirla su esposo, José Vicente Ramírez Olaya. Los dos se fundieron en un largo abrazo. Cinco meses eran demasiados y ambos se echaban mucho de menos.



LA FOTO CCCLXIV 



Guapísima a su regreso de México en el '68.

 

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