entrevista diez
Por Rosa Villacastín
Fotos: Fernando
Roi
Sara Montiel
“Tony me hace el amor porque le gusta; lo siento, lo
palpo”
ESTRICTAMENTE PERSONAL
Datos personales: María Antonia Abad Fernández
nació en Campo de Criptana, Ciudad Real, el 10 de marzo de 1928.
Su familia: Ha tenido tres maridos: Anthony Mann,
Vicente Ramírez y Pepe Tous, con el que adoptó dos hijos: Thais y Zeus.
Sus comienzos: Con 15 años ganó un concurso de
nuevas actrices. Inició su carrera en 1944 y en los 50 se fue a México, donde
el éxito le abrió las puertas de América.
Sus éxitos: Triunfó con “El último cuplé”, “La
violetera”, “Mi último tango” y “La bella Lola”.
Sara y Tony
forman una pareja atípica por la diferencia de edad y por la condición de
cubano de él. Pero no más atípica que la de algunos prohombres que se han
enamorado de mujeres a las que doblan la edad. Lo que ocurre es que mientras a
los primeros se les envidia a Sara se le critica como si hubiera cometido el
peor de los crímenes. Y lo hace gente que ella consideraba amigos, gente a la
que, según dice, ayudó en momentos difíciles de su vida, amigas que odian todo
lo que huele a la Cuba de Castro. Hablé con la actriz en su casa y tengo que
decir que la encontré más preocupada por la repercusión que todas estas cosas
puedan tener en el entorno de Tony, en Cuba, que por ella, que está
acostumbrada a ponerse el mundo por montera.
-Antonia, ¿si
fuera hombre se la criticaría por haberse enamorado de uno mucho más joven?
-No,
porque hay muchos hombres mayores que yo que están casados con mujeres muy
jóvenes y no se les critica para nada. Si fuese hombre sería más fácil.
-¿Está realmente
enamorada de Tony?
-Claro;
si no, no estaría con él.
-¿Qué es lo que
le gusta de él?
-Su
manera de ser, su franqueza, que es muy puro, educado, muy trabajador y tiene
mucho sentido de la responsabilidad porque mantiene a su hija y a su madre. La
familia está con él como loca porque para ellos es lo más; sus amigos, que
tiene muchos, también lo quieren. Y yo lo quiero porque me ha gustado como
persona y me ha conquistado como hombre.
-¿No le preocupa
la diferencia de edad?
-No
tengo ningún complejo de años ni de nada. Paso de eso. Lo que no quiero es
morirme porque me gustaría estar un poquito más de tiempo en la tierra para ver
a mis hijos colocados y disfrutar un poco más del amor. Pero no tengo complejo
de tener 74 años y que él tenga 39.
-¿Y si Tony
estuviera enamorado del mito y no de la mujer?
-Antes
de conocernos le decía por teléfono que yo era Antonia (él siempre me llamaba
Sarita y de usted), y que él estaba enamorado de Sara Montiel. Él me decía que
estaba enamorado de Sara porque no conocía a otra pero que el día que me
conociese sería para él Antonia. Yo le decía que cuando me conociese debía
pensar que era Sara Montiel, pero también Antonia y que tenía 73 años, que no
era la mujer de 30 años que veía en las películas.
-¿Qué pasó
cuando se vieron la primera vez?
-Al
día siguiente de conocernos fuimos de excursión a Segovia y a Campo de
Criptana, a conocer a mi prima y el molino en el que está mi museo. Lo pasamos
muy bien y, cuando volvíamos, me puso su mano en la pierna y yo en la suya; así
fuimos todo el viaje. Luego me fui a Nueva York con mi hija y él me esperó
hasta que regresé. Dos días antes de que él se fuera para Cuba mi amiga Cari
Antón nos dejó su apartamento y ahí empezó el amor.
-Cuando se
enteró su hija de lo que estaba pasando, ¿qué le dijo?
-Se
lo conté cuando nos fuimos a Nueva York. Pensó que estaba loca, porque era más
joven que yo, pero que era algo temporal.
-¿En algún
momento se le pasó por la cabeza que se estuviera aprovechando de usted?
-No,
porque inmediatamente fui a una persona muy allegada a mí y le pedí que se
enterase de quién era porque lo conocía muy poco, sólo de las llamadas de
teléfono y de los pocos días que había estado en España. A los pocos días llamé
y me dijo que era un chico intachable, un hombre muy majo, muy tranquilo, que
llevaba 14 años en la escuela de cine y que en La Habana lo conocía por el
teatro universitario que él hacía. Entonces me quedé tranquila.
-¿Lo hizo por la
mala fama que tienen los cubanos?
-Lo
hice porque no lo conocía bien. Por desgracia, lo han metido en el mismo saco.
Yo no hablo de Dinio ni de nadie porque no los conozco. A mí ni me han hecho
nada. Pero Tony no tiene nada que ver con ningún Dinio, ni con ningún Pepe, ni
con ningún Luís.
-Se dijo que se
habían casado en secreto.
-Eso
fue culpa de la prensa; no fue nuestro.
-Su hija hizo
unas declaraciones muy fuertes en Canal Sur. ¿No le dolió?
-Me
disgusté muchísimo. Me tuvieron que ingresar en el sanatorio por una subida de
tensión. Entonces mis hijos ya tenían amueblado su apartamento y se iban a
mudar el mismo día que Thais cumplía años.
-¿La mudanza fue
por culpa de Tony?
-Ellos
no querían estar en la casa con él. No es normal que yo haya vivido cuatro años
con Giancarlo y que tuviera que irme a un hotel a acostarme con él. Tengo una
casa, que es mía, y me tenía que ir con Giancarlo a un hotel.
-Muchas mujeres
se preguntarán al oírla que por qué no se sacrificó por sus hijos.
-Hay
mujeres que pensarán eso, pero no me importa. Yo viví nueve años con el padre
de mis hijos y todos los mallorquines me dieron la espalda. Si yo hubiera hecho
caso de eso no hubiera estado viviendo tan felizmente con mi marido; pero tuve
que esperar nueve años para que me anularan el matrimonio, poder casarme, ser
feliz 22 años y poder adoptar a mis hijos. ¿Por qué tengo que renunciar ahora a
este amor? No tiene nada que ver este amor con el amor de mis hijos. Yo a mis
hijos no los voy a dejar en la calle. Viven mejor que yo. Yo les pago el
apartamento, la comida, el vestuario, los estudios. Mis hijos me salen por
600.000 pesetas al mes.
-¿Habla con
ellos?
-¡Sí,
claro que sí! Ellos, mientras esté aquí Tony, no vienen, pero yo voy a su casa
y hablamos mucho por teléfono.
-¿Cuántos amigos
le han dejado por Tony?
-Mis
amigos entrañables están a mi lado.
-¿Ninguno le ha
dicho que se ha vuelto loca?
-No.
Han conocido a Tony y me conocen a mí y saben que yo no estoy loca ni he
perdido los papeles. Tengo la cabeza muy bien puesta. He cumplido diez años de
viuda. Sólo voy a vivir una vez y quiero aprovechar la vida. Tengo un
matrimonio fracasado que me duró un mes pero el primero me duró siete años y el
último 22 años. ¿Por qué voy a renunciar al amor?
-¿Le duelen las
cosas que se dicen de ustedes?
-No
me duelen las cosas que se dicen de mí. No me importa que me digan que estoy
loca, que a mi edad no debería hacer esas cosas. Yo soy una persona con una
mentalidad abiertísima y si viviese en Estados Unidos no pasaría nada. Me duele
lo que se dice de Tony porque no es verdad. Él venía con muchas ganas de
conocerme a mí y la tierra de sus abuelos, porque todos eran canarios, y se ha
encontrado con muchas críticas.
-De Tony se ha
dicho que es homosexual.
-Sí,
le han llamado homosexual, chulo, ladrón, que es espía. Han dicho de todo.
-¿Es cierto que
se estaba poniendo las camisas de Pepe Tous?
-Es
una falta de respeto por parte de Mariñas, porque Jesús fue un gran amigo de
Pepe y es muy amigo mío. Menos mal que mis hijos saben que yo no tengo ropa de
su padre. La repartimos entre sus amigos en cuanto se murió. Lo que tengo son
sus cenizas.
-Hablemos de su
futuro.
-Al
futuro sólo le pido salud. A mí no me gusta molestar a nadie.
-¿Es cierto que
se van a casar en la catedral de La Habana?
-En
enero, pero todavía no tenemos fecha. No sabemos si será el 15, el 22, 24 o el
3. Lo que sí sabemos es que vamos a casarnos por la Iglesia, porque va a ser
por la Iglesia.
-Y después de la
boda ¿vivirán en Madrid o en Cuba?
-Yo
soy como las soldaderas mejicanas en la época de la revolución, que iban detrás
de sus hombres llevándoles la comida y las balas para que cambiaran la
cartuchera. Yo voy a ser la soldadera; iré detrás del hombre.
-O sea, que les
veremos menos en España.
-Pues
sí, sí.
-¿Invitará a sus
hijos?
-No
es que los invite; es que quiero que vayan, pero eso lo tienen que decidir
ellos.
-Siempre ha sido
una mujer muy adelantada a su tiempo. ¿Le abrieron los ojos en América?
-Pues
imagínese lo que fue con un León Felipe abriéndome los ojos y un Severo Ochoa
también. Sé que han dicho que lo de Seve es mentira pero me da igual. No se
divorció de su mujer por mi madre, porque ella dijo que nuestra relación era
imposible.
-¿Por qué lo ha
dicho después de tanto tiempo?
-Lo
íbamos a contar los dos, pero Seve no se atrevió. Lo llevamos muy en silencio
pero los amigos de Madrid sí lo sabían.
-¿No le ha
traicionado al hacer público algo que el Nobel quería mantener en secreto?
-No.
Él, en vida, no quería que se contara pero teníamos amigos que lo sabían.
Cuando nos conocimos él no era conocido ni yo tampoco; no éramos nadie. Pero,
claro, a los nueve años le dan el premio Nobel y se convierte en lo que fue y
yo hago “El último cuplé” y me convierto en “premio Nobel” también.
-¿Pepe fue el
hombre que más feliz la hizo?
-Sí,
aunque son historias diferentes. El otro día le regalé a Tony un reloj Cartier
con brillantes que era de Tony Mann. Él me dejó muchas cosas en el testamento.
-O sea, que se
llevaba bien con él.
-Muy
bien. Nosotros salimos de divorciarnos y de ahí nos fuimos a casa y estuvimos
viviendo juntos un año más.
-¿Por qué se
divorció?
-Él
no quería salir nunca de noche, ya lo habían hecho todo, y yo empezaba.
-¿Por qué no se
casó con Giancarlo?
-Porque
su mujer no le dio el divorcio.
-¿A estas
alturas usted necesita casarse?
-Yo
no me iba a ir a vivir a un hotel con él. Además tengo a mis hijos.
-En esta
relación, ¿cuál de los dos está más enamorado?
-Él,
porque yo lo quiero de muchas maneras y él me quiere de dos.
-Explíquese.
-Yo
lo quiero de muchas maneras y él está enamorado de mí como Antonia y como Sara.
Me aporta serenidad. La convivencia es fácil con él. Mis hermanas están
enloquecidas con él y ya llevamos cuatro meses conviviendo.
-¿E ilusión?
-Sí,
porque yo no tengo futuro; tengo presente. Me da mucha ilusión como mujer y a
mí también me gusta que el hombre me halague y que el hombre, cuando me hace el
amor, me lo haga porque le gusta. Y yo lo palpo, lo siento, sé cómo me hace el
amor. A estas alturas, con 74 años y la experiencia que tengo de hombres,
tendría que estar borracha para que me dieran gato por liebre.
INTIMÍSIMO
Sara Montiel
¿Blanca y
radiante irá la novia?
No,
aunque yo voy de blanco todo el verano. Soy una enamorada del blanco y negro.
¿Usted renueva
alguna vez el vestuario?
Depende;
me encariño mucho con las prendas.
¿Qué tendría su
fondo de armario?
No
lo sé; lo tengo todo mezclado. Soy muy loca en el vestir.
¿Le gusta
provocar?
No,
pero me gustan las prendas que les abren la mente a las personas porque muchos
viven en la antigüedad.
Sin duda, es
usted una mujer valiente y llena de proyectos porque está preparando un libro
sobre el sexo.
Sí,
sobre el sexo en las décadas de los 40 o 50. En esa época no sabían lo que era
el sexo. Hacían “chun-chun” y ya está. Los hombres estaban “acojonados” porque
era todo tabú.
¿Y las mujeres?
Todavía
peor. Las mujeres se ponían un camisón con dos agujeros arriba y un agujero
abajo y aquí estoy para lo que usted quiera.
¿Si en la cama
funcionan es más fácil la convivencia?
Sí;
puede que en la cama sean más fuerte que tú y ahí tienes una compensación.
Pero, por regla general, he tenido suerte con los hombres. Al segundo marido lo
borro, pero luego conocí a Giancarlo y viví siete años con él.
Con Tony, ¿cama
grande o separada?
Ahora
dormimos en camas separadas porque así, cuando se va, duerme mi hermana en la
misma habitación, pero en Cuba en cama grande. Con Tony me he acostumbrado a
dormir sin luz porque antes siempre dormía con la luz encendida.
Dicen que en las
relaciones hay uno que ama y otro que se deja querer.
Es
verdad, pero sólo en algunos momentos. A veces uno de los dos tiene más
carácter; a veces el hombre no manda en la casa pero sí en la cama, y eso es
muy importante.
¿Ha amado más de
lo que la han amado?
He
amado mucho y he sido amada mucho. He tenido suerte.
Tony Hernández:
“Si yo fuera maricón no me casaría con Sara”
El novio de Sara Montiel es cubano, tiene 39 años y
una hija de once. Trabaja como operador de vídeo en la escuela de cine de San
Antonio de Baños, Cuba y, aunque gane mucho o poco dinero, está cansado de que
lo insulten y le echen en cara que su amor por la artista es interesado.
Tony Hernández
saltó a la fama hace 18 meses, cuando se dio a conocer como el novio de Sara
Montiel, un mito con el que soñó desde niño y que hoy bebe los vientos por él,
pese a la diferencia de edad -35 años- y de estatus social. El próximo enero,
Tony y Sara se casarán en la catedral de La Habana, pero hasta entonces su vida
será un continuo vía crucis.
-Tony, ¿por qué
cree que se ha criticado su relación con Sara?
-Por envidia.
-¿Sólo por eso?
-A veces he querido echármelo todo a
la espalda, pero es muy duro, pues la mayor ofensa que le pueden hacer a un
hombre es llamarle maricón. Eso no sólo lo dicen en televisión, sino en
Internet, gente como Karmele Marchante. Internet llega al mundo entero y me
está perjudicando a mí, a mi hija y a mi familia. Me da vergüenza porque no es
verdad. Si lo fuera no me casaría con esta mujer porque… ¿para qué?
-Sabiendo que le
iban a insultar, aceptó ir al programa “Abierto al anochecer”, donde tuvo una
trifulca con Karmele Marchante.
-Porque quiero que el público me vea
como soy. Por donde voy, la gente se queda alucinada conmigo porque tengo
encanto personal y ve mi sinceridad. Todas las amistades de Sara me tienen un
cariño enorme. ¡Hasta la familia de Pepe Tous! Yo pensé que la familia de Pepe
no me querría ver, pero me recibió con una cena. Yo nunca he dado un escándalo,
no he salido desnudo en una revista. En un año y pico se deberían dar cuenta de
que no soy lo que dicen por ahí.
-Con el corazón
en la mano, ¿se casa por interés o por amor?
-Por amor. Yo no vine a conocerla
por ningún interés, sino porque la adoraba. Quiero que todos lo tengan claro.
Sus hijos también. Yo no vengo aquí por su fortuna. Nunca he tenido nada, pero
tampoco me ha faltado nada.
-Sara le dobla
la edad.
-Nunca me ha importado; tampoco me
había enamorado hasta ahora de una mujer mayor; aunque desde niño sabía que las
mujeres maduras se enamoraban de mí. A mí nunca me han gustado las mujeres
mayores, pero ella es un caso excepcional. Lo nuestro es un cuento de hadas
hecho realidad.
-¿Qué es lo que
más le gusta de ella y lo que menos?
-Lo que menos es que no me deja
dormir por la noche porque enciende la luz y pone la radio muy alta. Pero,
realmente, es muy dulce conmigo.
-¿Habrá boda en
enero?
-Nosotros no hemos negado nunca que
nos casábamos por la Iglesia. Pero quiero dejar claro que la decisión de
casarnos la tomó Sara.
-Después de la
boda, ¿se vendrá a vivir a España?
-Podría venirme, pero nunca he
querido dejar Cuba porque mi familia, mis costumbres y mi casa, que es mía,
están allí. Si algún día surge algo relacionado con mi trabajo, que yo venga y
vaya, entonces podría estar un tiempo aquí y un tiempo allá.
-¿No quiere
depender económicamente de Sara?
-A mí me gusta ganar mi dinero y
tengo mi trabajo, gane poco o mucho. Pero nunca he pasado ese hambre que dicen
que los cubanos pasamos. Todo el que trabaja come. Allí sin comer no se acuesta
nadie.
-Su vida, desde
que la conoció, ha dado un giro de 180 grados.
-¡Sí! Y estoy pagando un precio muy
alto por estar con esta mujer, por quererla.
-¿Usted de quién
está enamorado, de Sara o de Antonia?
-De Sara y de Antonia. La quiero de muchas maneras. La amo como mujer y la sigo admirando y respetando como Sara Montiel.
EL RECORTE CCCXLIX
La primera Navidad de Sara con Tony trajo muy buenos deseos para el 2002. Así aparece en este pequeño reportaje de la revista Hola de enero de 2002. Lo que vino después.... todos lo sabemos.
Entrar en casa
de Sara Montiel es hacerlo en un lugar lleno de armonía. Todo gira en torno a
ella y, sin embargo, es la mujer que se oculta detrás de la artista, Antonia,
quien está pendiente de todo y de todos. Recibe las visitas, atiende a su
hermana, Elpidia; intercambia gestos y palabras de amor con Tony y sonríe al
ver a su ahijada jugar con sus estuches de maquillaje.
No hay nervios
en el ático situado en pleno corazón de Madrid, a pesar de que ese día se
celebra un acontecimiento muy especial. Apenas quedan cuarenta y ocho horas
para que Tony abandone nuestro país y regrese a su Cuba natal, pero no ha
querido marcharse sin dejar constancia del amor que siente por ella. Acaban de
estrenar el nuevo año y los dos se sienten ilusionados ante el porvenir. Y es
que tanto el uno como el otro esperan mucho de este 2002 recién estrenado.
UNA PEQUEÑA SORPRESA
Tony ha
organizado una pequeña gran sorpresa para su novia. Elpidia, la hermana de
Sara, se ha arreglado para la ocasión, y también Estrella, la madre de él.
Ambas han sido sus cómplices y le han ayudado a guardar el secreto de esta
sencilla pero importante reunión familiar. Sara llega al salón y se encuentra
con Tony. Recibe de sus manos un ramo de rosas rojas y después la invita a
brindar en copas de plata con una botella de champán.
Entonces, la
artista recibe de manos de Tony una pequeña caja en forma de corazón que hace
sonar una melodía al abrirse. Dentro hay una alianza, el anillo de casado que
Tony, hoy divorciado, que se lo regalaba a Sara.
“Es un anillo –dice Tony- como símbolo
del profundo amor que siento por ti. No quería marcharme a Cuba sin dejar
sellada nuestra relación de esta manera, porque quiero que sepas que me siento
totalmente comprometido contigo”.
LA FOTO CCCXLIX
No hay comentarios:
Publicar un comentario